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Creado por TR-3.5H Miér Abr 27, 2016 5:41 pm
La última misión en la cual participo la tripulación de los Jörmundgander había acabado con un completo fracaso, varios de los aliados que habían llevado cayeron inconscientes de un golpe, la Voz de la serpiente, Lyn Giran había salido gravemente herida y el capitán de la tripulación, la unidad TR-3.5H había dejado de funcionar en medio de la misión de forma espontánea sin razón aparente, tan pronto como salió la luz del sol mientras que el barco llamado "La cría de la serpiente" estaba regresando a Micqueot para recibir ayuda aliada el pacifista volvió a funcionar para darse cuenta que a lo largo del tiempo las unidades de almacenamiento de energía que tenía repartidas en su cuerpo se habían deteriorado por el reiterado uso de las mismas.
Ya en condiciones de funcionar mediante la energía que obtenida del calor del sol y tras echar una abundante cantidad de combustible a sus calderas para mantenerse en funcionamiento una vez que la luz del sol se fuera, el reporte que recibio se resumía como un desastre que no estaba dispuesto a repetir.
Tras contactar con la central de la armada revolucionaria solicito que asignaran un medico abordo de su nave para ayudar a los orgánicos dentro del mismo además de recibir una fuerte reprimenda por el fracaso en la misión, sin embargo recibió un positivo a que le asignara un nuevo integrante.
Dentro de un disque astillero oculto en una cueva, que se mantenía oculta y en poder de la armada en micqueot el pacifista ayudo a bajar a sus camaradas para que recibieran tratamiento mientras que se ponía a reparar las propias unidades de almacenamiento de energía que había en su cuerpo, los daños no eran demasiado graves pero el problema es que eran suficientes para que la energía no llegara correctamente desde las unidades de almacenamiento al núcleo de la unidad.
Dejo la linterna caldera junto a una pila de leños que había pedido que trajeran junto a la mesa donde empezaría sus reparaciones, no demasiado lejos de la camilla donde habían dejado a la revolucionaria de dorados cabellos. -Lyn, aguanta un poco, la armada acepto enviar un médico para que te revisaran y ya tengo aquí lo que necesito para mis propias reparaciones, Bolt es un hueso duro de roer así que imagino que estará bien... en fin, procederé a comenzar con mi mantenimiento- Dijo con una única voz masculina, no deseaba incordiar a los otros revolucionarios que deambulaban por allí, mucho menos después de su ultimo fracaso.
Ya en condiciones de funcionar mediante la energía que obtenida del calor del sol y tras echar una abundante cantidad de combustible a sus calderas para mantenerse en funcionamiento una vez que la luz del sol se fuera, el reporte que recibio se resumía como un desastre que no estaba dispuesto a repetir.
Tras contactar con la central de la armada revolucionaria solicito que asignaran un medico abordo de su nave para ayudar a los orgánicos dentro del mismo además de recibir una fuerte reprimenda por el fracaso en la misión, sin embargo recibió un positivo a que le asignara un nuevo integrante.
Dentro de un disque astillero oculto en una cueva, que se mantenía oculta y en poder de la armada en micqueot el pacifista ayudo a bajar a sus camaradas para que recibieran tratamiento mientras que se ponía a reparar las propias unidades de almacenamiento de energía que había en su cuerpo, los daños no eran demasiado graves pero el problema es que eran suficientes para que la energía no llegara correctamente desde las unidades de almacenamiento al núcleo de la unidad.
Dejo la linterna caldera junto a una pila de leños que había pedido que trajeran junto a la mesa donde empezaría sus reparaciones, no demasiado lejos de la camilla donde habían dejado a la revolucionaria de dorados cabellos. -Lyn, aguanta un poco, la armada acepto enviar un médico para que te revisaran y ya tengo aquí lo que necesito para mis propias reparaciones, Bolt es un hueso duro de roer así que imagino que estará bien... en fin, procederé a comenzar con mi mantenimiento- Dijo con una única voz masculina, no deseaba incordiar a los otros revolucionarios que deambulaban por allí, mucho menos después de su ultimo fracaso.
Última edición por TR-3.5H el Jue Mayo 12, 2016 1:04 pm, editado 1 vez
TR-3.5H
Hoja de personaje
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Creado por Valeska Quisling Dom Mayo 01, 2016 9:22 am
Hacía relativamente poco que había ingresado a la Armada Revolucionaria, y con poco se refería a tan solo un año, quizás este era el motivo por el cual aún no había sido asignada a ninguna de las tripulaciones, ni tan siquiera a alguna de las más pequeñas, motivo por el cual su participación solo era espontánea y de una sola participación o misión por tripulación y vez, tras esto acababa regresando a la sede o era revotada a otro lado, algo aburrido porque con lo que le gustaba a la pelirroja hablar empezaba ha hacerlo hasta con los peces o las gaviotas y estos no le respondían nunca.
Esta vez llevaba casi dos semanas en calma, de nuevo aburrida y solo comiendo caramelos para apartar su creciente frustración cuando fue informada de que, efectivamente y por suerte, se le había asignado a una tripulación, aunque también era cierto que esto dependería de su desempeño dentro de la misma, por lo cual más le valía ponerse las pilas y ser de utilidad o le darían la patada. Y tras un año deseando esto no se iba a dar por vencida. Con las coordenadas, cerca de donde se encontraba a penas a unas islas de distancia, se puse en marcha para poder llegar lo antes posible, según le habían comentado en el informe la situación de la tripulación no es que llegase a ser la más adecuada.
Una vez que había logrado llegar a la Isla de Micqueot, se dispuso a buscar al resto de los revolucionarios de aquella Isla, aunque por desgracia no había pedido información de la ubicación exacta de esto, junto con el pequeño inconveniente de no tener un mapa, lo cual podría incluso llegar a complicar su búsqueda - ¡Y encima me quedé sin caramelos en el viaje! - Empezaba a quejarse una vez dejada la playa y el pequeño bote que había usado para llegar, más le valía cuidar a este por otra parte. Decidió subir a lo más alto de la Isla, o al menos a alguna montaña o precipicio, de esta forma podría ver si había algo extraño que le indicase la ubicación de sus futuros compañeros.
Una vez localizada la mejor montaña, o eso pensaba, comenzó a subir por uno de los lados de forma tranquila mientras tarareaba una canción de forma distraída. Justo cuando estaba alcanzando uno buen punto para mirar y ver si encontraba a los revolucionarios, creyó ver un caramelo, motivo por el cual se despistó y acabó rodando de forma asimétrica, cayendo más de unos metros rodeando a la montaña y acabando en la entrada de una cueva -... Me quedé sin caramelo - Sollozó intentando contener el enfado para adentrarse en la cueva a modo curioso - ¿Hola? Busco a gente que ha llegado a esta Isla, pero si hay gente con caramelos también me sirve de momento - Comentó como si fuera una niña pequeña mientras comenzaba a adentrarse en la cueva.
Esta vez llevaba casi dos semanas en calma, de nuevo aburrida y solo comiendo caramelos para apartar su creciente frustración cuando fue informada de que, efectivamente y por suerte, se le había asignado a una tripulación, aunque también era cierto que esto dependería de su desempeño dentro de la misma, por lo cual más le valía ponerse las pilas y ser de utilidad o le darían la patada. Y tras un año deseando esto no se iba a dar por vencida. Con las coordenadas, cerca de donde se encontraba a penas a unas islas de distancia, se puse en marcha para poder llegar lo antes posible, según le habían comentado en el informe la situación de la tripulación no es que llegase a ser la más adecuada.
Una vez que había logrado llegar a la Isla de Micqueot, se dispuso a buscar al resto de los revolucionarios de aquella Isla, aunque por desgracia no había pedido información de la ubicación exacta de esto, junto con el pequeño inconveniente de no tener un mapa, lo cual podría incluso llegar a complicar su búsqueda - ¡Y encima me quedé sin caramelos en el viaje! - Empezaba a quejarse una vez dejada la playa y el pequeño bote que había usado para llegar, más le valía cuidar a este por otra parte. Decidió subir a lo más alto de la Isla, o al menos a alguna montaña o precipicio, de esta forma podría ver si había algo extraño que le indicase la ubicación de sus futuros compañeros.
Una vez localizada la mejor montaña, o eso pensaba, comenzó a subir por uno de los lados de forma tranquila mientras tarareaba una canción de forma distraída. Justo cuando estaba alcanzando uno buen punto para mirar y ver si encontraba a los revolucionarios, creyó ver un caramelo, motivo por el cual se despistó y acabó rodando de forma asimétrica, cayendo más de unos metros rodeando a la montaña y acabando en la entrada de una cueva -... Me quedé sin caramelo - Sollozó intentando contener el enfado para adentrarse en la cueva a modo curioso - ¿Hola? Busco a gente que ha llegado a esta Isla, pero si hay gente con caramelos también me sirve de momento - Comentó como si fuera una niña pequeña mientras comenzaba a adentrarse en la cueva.
Valeska Quisling
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Creado por TR-3.5H Lun Mayo 02, 2016 5:20 pm
Los sensores auditivos del pacifista detectaron un ruido no correspondiente a la cantidad de ínvidos dentro de aquella base de paso así que rápidamente se encamino al exterior para revisar que o quien era, su cuerpo seguía emanando gran calor por estar utilizando combustible para mantenerse en funcionamiento, en un santiamén la figura demoniaca del pacifista estuvo en la entrada de la cueva para toparse con una figura que no portaba los colores de los marines ni la mascara del CP, así que o era alguien intentando infiltrarse o una pobre niña perdida.
Sin importar cuál de las opciones fuera el pacifista ya estaba allí, identificando a la joven que había cometido la locura de meterse en una cueva sin tener idea de su contenido, para fortuna del maquiavélico ser de cruel mentalidad además era una chica preciosa sin lugar a dudas tendría una voz que haría divertirse al psicópata cuya mente estaba formada por el patrón de decenas de malvivientes capturados y utilizados para dar forma a esa extraña imitación de psique que poseía el autómata.
Decidió comenzar por lo bajo, prolongar sus acciones y solo si intentaba escapar atacaría a la muchacha, no a matar por supuesto, primero debía de averiguar que estaba haciendo por allí -Buenos días pequeña ¿Qué te trae a un lugar tan apartado y peculiar como este sin compañía?.- La voz proveniente de aquella carcaza llameante que era el cuerpo de la unidad TR-3.5H parecía pertenecer a un hombre adulto, cordial y bastante cándido, si no fuera posible ver su aspecto lo primero que vendría a la mente con aquella voz sería la imagen de un agradable abogado sonriendo a un cliente al cual sabe que puede ayudar a resolver su caso, cosa que no encajaba para nada con el metálico cuerpo de más de dos metros veinte que tenía el pacifista.
Sin importar cuál de las opciones fuera el pacifista ya estaba allí, identificando a la joven que había cometido la locura de meterse en una cueva sin tener idea de su contenido, para fortuna del maquiavélico ser de cruel mentalidad además era una chica preciosa sin lugar a dudas tendría una voz que haría divertirse al psicópata cuya mente estaba formada por el patrón de decenas de malvivientes capturados y utilizados para dar forma a esa extraña imitación de psique que poseía el autómata.
Decidió comenzar por lo bajo, prolongar sus acciones y solo si intentaba escapar atacaría a la muchacha, no a matar por supuesto, primero debía de averiguar que estaba haciendo por allí -Buenos días pequeña ¿Qué te trae a un lugar tan apartado y peculiar como este sin compañía?.- La voz proveniente de aquella carcaza llameante que era el cuerpo de la unidad TR-3.5H parecía pertenecer a un hombre adulto, cordial y bastante cándido, si no fuera posible ver su aspecto lo primero que vendría a la mente con aquella voz sería la imagen de un agradable abogado sonriendo a un cliente al cual sabe que puede ayudar a resolver su caso, cosa que no encajaba para nada con el metálico cuerpo de más de dos metros veinte que tenía el pacifista.
TR-3.5H
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Creado por Valeska Quisling Mar Mayo 03, 2016 6:28 pm
La cueva estaba oscura, y yo por mi parte no había traído, así como tampoco había encontrado en mi camino hacía aquí, ningún tipo de linterna o algo parecido como para poder alumbrar el lugar, pero claro tampoco sabía que iba a existir un sitio así en donde iba a meterme. Avancé un poco hasta que escuché un ruido algo extraño a lo lejos, aquellos me alteró poniéndome ligeramente a la defensiva, pero enseguida recordé mi entrenamiento y una nueva sonrisa se instaló en mi cara esperando a que fuera lo que fuera comenzase a salir, dejaría una distancia prudencial, al fin y al cabo deseaba saber que era aquello que se acercaba pero si lo hacía demasiado msi habilidades no me servirían de mucho, al menos en la lucha.
-... ¡Un bicho de metal que habla!... ¿Te puedo hacer mi mascota? Yo quiero una mascota pero el jefe dice que no es conveniente, no se porque dice que no es conveniente, si yo trataría a mi mascota muy bien, porque las mascotas son muy lindas y a mi me gustan las mascotas... Pero claro, soy una trotamundos y los trotamundos están mejor solos porque a saber donde acaban... ¿Entonces no puedes ser mi mascota? Que feo - Había echo todo un monologo hablando rápido y es que esto era lo que pasaba cada vez que la pelirroja se emocionaba demasiado como era el caso de aquella situación, casi se olvidaba de lo que estaba haciendo y actuaba del todo como una niña de cinco años, cuando se dio cuenta negó con la cabeza - Que despite que me has echo una pregunta, pues busco caramelos, los piratas siempre esconden los mejores botines en sitios raras, así que seguro que por aquí hay de los mejores caramelos... Aunque - Se sonrojó voluntariamente un poco mirando distraidamente hacía abajo - También... También busco a mi familia ¿Sabes mascota que no eres mascota? No la conozco, pero según me han dicho ahora están en esta Isla, nunca los he visto, pero espero poder reconocerlos, ¡No! se que cuando lso vea a todos juntos los voy a reconocer -
-... ¡Un bicho de metal que habla!... ¿Te puedo hacer mi mascota? Yo quiero una mascota pero el jefe dice que no es conveniente, no se porque dice que no es conveniente, si yo trataría a mi mascota muy bien, porque las mascotas son muy lindas y a mi me gustan las mascotas... Pero claro, soy una trotamundos y los trotamundos están mejor solos porque a saber donde acaban... ¿Entonces no puedes ser mi mascota? Que feo - Había echo todo un monologo hablando rápido y es que esto era lo que pasaba cada vez que la pelirroja se emocionaba demasiado como era el caso de aquella situación, casi se olvidaba de lo que estaba haciendo y actuaba del todo como una niña de cinco años, cuando se dio cuenta negó con la cabeza - Que despite que me has echo una pregunta, pues busco caramelos, los piratas siempre esconden los mejores botines en sitios raras, así que seguro que por aquí hay de los mejores caramelos... Aunque - Se sonrojó voluntariamente un poco mirando distraidamente hacía abajo - También... También busco a mi familia ¿Sabes mascota que no eres mascota? No la conozco, pero según me han dicho ahora están en esta Isla, nunca los he visto, pero espero poder reconocerlos, ¡No! se que cuando lso vea a todos juntos los voy a reconocer -
Valeska Quisling
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Creado por TR-3.5H Vie Mayo 06, 2016 7:08 am
"Bicho de metal que habla" aquella frase era realmente cómica cuando una mujer lo decía en aquel tono tan infantil, "mascota" aquella lunática estaba planteándose convertir a un monstruo de más de dos metros, metálico al cual le sale fuego de la cabeza y algunas articulaciones, o era una completa idiota o estaba completamente loca, cualquiera de los casos que fuera sin lugar a dudas caiga en gracia al destructivo ser autodenominado como TR-3.5H el pacifista con emociones casi completamente humanas.
Una niña habladora atrapada en el cuerpo de una adulta buscando caramelos, hasta ahora parecía ser el caso directamente opuesto a "La Voz de la Serpiente", cosa que solo hizo que le gustará más al pacifista, tenía muchas ganas de jugar con aquella niña, tal vez colgarla como adorno en su propia nave como un lindo adorno, pero primero lo primero, hay que jugar y luego pensar en el final, todavía le quedaba algo de tiempo antes de que el combustible de las calderas empezaran a causarle algún problema, así que jugaría un poco con ella, al menos hasta que llegara el doctor al cual esperaban.
-Oh, pequeña, no puedo ser tu mascota puesto a que soy un padre esperando a los hijos que desconoce y empleados retrasados- Dijo con aquella voz masculina que tanto contrastaba con su apariencia física, había usado un tono que imitaba ligeramente a un poeta para que pareciera más un acertijo que una afirmación -Sin embargo soy un juguetero que sabe muchas cosas, dime a quienes buscas mi niña y seguramente te pueda ayudar.-
Le encantaba mentir y juguetear, era en momentos como aquellos que adoraba ser poseedor de esa inmutable cara endiablada que era incapaz de expresar otro pensar además de las ansias de batalla, sangre o muerte, puesto a que un rostro delataría la amplia sonrisa de un mentiroso descarado -No te preocupes pequeña, yo no le contaré a nadie lo que me digas, así que no te meterás en ningún problema y si se acercan espantare a esos malvados hombres del gobierno que tanto gustan de maltratar a lindas chicas como tu- Más mentiras dichas con una amable y cordial voz, un paso hacia adelante para acercarse ligeramente a su presa, la única forma en que no haría daño a una humana daba con ese lugar era reclutarla, pero no era la clase de actividades que realizaba normalmente el pacifista no tan pacifico.
Una niña habladora atrapada en el cuerpo de una adulta buscando caramelos, hasta ahora parecía ser el caso directamente opuesto a "La Voz de la Serpiente", cosa que solo hizo que le gustará más al pacifista, tenía muchas ganas de jugar con aquella niña, tal vez colgarla como adorno en su propia nave como un lindo adorno, pero primero lo primero, hay que jugar y luego pensar en el final, todavía le quedaba algo de tiempo antes de que el combustible de las calderas empezaran a causarle algún problema, así que jugaría un poco con ella, al menos hasta que llegara el doctor al cual esperaban.
-Oh, pequeña, no puedo ser tu mascota puesto a que soy un padre esperando a los hijos que desconoce y empleados retrasados- Dijo con aquella voz masculina que tanto contrastaba con su apariencia física, había usado un tono que imitaba ligeramente a un poeta para que pareciera más un acertijo que una afirmación -Sin embargo soy un juguetero que sabe muchas cosas, dime a quienes buscas mi niña y seguramente te pueda ayudar.-
Le encantaba mentir y juguetear, era en momentos como aquellos que adoraba ser poseedor de esa inmutable cara endiablada que era incapaz de expresar otro pensar además de las ansias de batalla, sangre o muerte, puesto a que un rostro delataría la amplia sonrisa de un mentiroso descarado -No te preocupes pequeña, yo no le contaré a nadie lo que me digas, así que no te meterás en ningún problema y si se acercan espantare a esos malvados hombres del gobierno que tanto gustan de maltratar a lindas chicas como tu- Más mentiras dichas con una amable y cordial voz, un paso hacia adelante para acercarse ligeramente a su presa, la única forma en que no haría daño a una humana daba con ese lugar era reclutarla, pero no era la clase de actividades que realizaba normalmente el pacifista no tan pacifico.
TR-3.5H
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Creado por Valeska Quisling Dom Mayo 08, 2016 9:13 am
Aunque ella misma había dicho que aquella unidad no podría ser su mascota, escucharlo directamente de los ''labios'' ajenos había sido más duro de lo que pensaba pues era la confirmación a una realidad la cual no le gustaba, y como niña infantil que podía ser enseguida comenzó ha hacer pucheros, intentando claro estaba, que esto se notase lo menos posible ¿Qué clase de revolucionara sería si actuase así todo el rato? ... Pues ella, de echo este era el motivo por el cual no había sido asignada aún a ninguna tripulación de forma fija. Negando de forma más que evidente con su cabeza, algo que el pacifista con quien estaba hablando debía de notar, para eliminar esos pensamientos volvió a poner atención a sus palabras ya que en algo se parecían sus situaciones.
-¡Pues nos toca esperar a los dos! No se porque la gente se despista tanto... Con lo fácil que es quedar en un lugar a una hora... Claro - Se puso a pensar- Que yo vengo de otra Isla, y cuando navegas no sabes exactamente cuando vas a llegar a tu destino, o bueno si eres navegante si... Pero yo no soy navegante, yo creo que no soy navegante porque no tengo paciencia para ver cuando cambia la flechita esa... Y tener que estar pendiente del tiempo tampoco es lo mío - Reconoció mientras que seguía haciendo su propia reflexión.
Cuando la unidad siguió hablando, y mencionó lo de matar a los hombres del gobierno, dándose cuenta de que, efectivamente no era uno de ellos, su rostro se transformó por completo. Ya no había rastro de la dulce niña que buscaba caramelos, cualquier rastro de inocencia había quedado oculto por una mascara algo sádica, las comisuras de sus labios se habían elevado de forma ligera hacía arriba y hacía atrás, sus ojos se habían achinado un poco, mientras que las lineas de expresión de sus mejillas se atenuaban pero la de los ojos y frente se habían echo más marcadas, así como cualquier brillo de inocencia en su mirada se había esfumado -Si se acercasen esas perras acabarían con una flecha en la garganta y colgados del árbol más alto - Tras unos segundos aquella fase pasó y recuperó la apariencia inocente - Pero aquí no hay marines, eso ya lo he comprobado nada más llegar - Dijo con una sonrisa amable y de niña pequeña.
Justo cuando el pacifista se acercaba recordó que tenía un caramelo en un compartimento secreto y muy seguro según ella, de uno de los adornos de su pierna, así que se agachó para sacarlo y cogerlo recordando sus palabras - Si pidiera ayuda para buscarlos seguro que se cabrean, y no está bien cabrear a alguien con quien deseas pasar mucho tiempo, aunque no lo conozcas y solo seas un pasajero momentáneo -
-¡Pues nos toca esperar a los dos! No se porque la gente se despista tanto... Con lo fácil que es quedar en un lugar a una hora... Claro - Se puso a pensar- Que yo vengo de otra Isla, y cuando navegas no sabes exactamente cuando vas a llegar a tu destino, o bueno si eres navegante si... Pero yo no soy navegante, yo creo que no soy navegante porque no tengo paciencia para ver cuando cambia la flechita esa... Y tener que estar pendiente del tiempo tampoco es lo mío - Reconoció mientras que seguía haciendo su propia reflexión.
Cuando la unidad siguió hablando, y mencionó lo de matar a los hombres del gobierno, dándose cuenta de que, efectivamente no era uno de ellos, su rostro se transformó por completo. Ya no había rastro de la dulce niña que buscaba caramelos, cualquier rastro de inocencia había quedado oculto por una mascara algo sádica, las comisuras de sus labios se habían elevado de forma ligera hacía arriba y hacía atrás, sus ojos se habían achinado un poco, mientras que las lineas de expresión de sus mejillas se atenuaban pero la de los ojos y frente se habían echo más marcadas, así como cualquier brillo de inocencia en su mirada se había esfumado -Si se acercasen esas perras acabarían con una flecha en la garganta y colgados del árbol más alto - Tras unos segundos aquella fase pasó y recuperó la apariencia inocente - Pero aquí no hay marines, eso ya lo he comprobado nada más llegar - Dijo con una sonrisa amable y de niña pequeña.
Justo cuando el pacifista se acercaba recordó que tenía un caramelo en un compartimento secreto y muy seguro según ella, de uno de los adornos de su pierna, así que se agachó para sacarlo y cogerlo recordando sus palabras - Si pidiera ayuda para buscarlos seguro que se cabrean, y no está bien cabrear a alguien con quien deseas pasar mucho tiempo, aunque no lo conozcas y solo seas un pasajero momentáneo -
Valeska Quisling
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Creado por TR-3.5H Lun Mayo 09, 2016 9:15 am
Un cambio bastante repentino y drástico se produjo tanto en la expresión como el actuar de la fémina una vez que se hizo mención a los protectores de la ley y el orden al servicio del gobierno, aquello hubiera hecho sonreír al pacifista de tener expresiones faciales, en ella lo vio, se vio a sí mismo una vez más, una hermana en la demencia y la sed de sangre, aquello era hermoso, entre el centenar de mentes de componían la personalidad de TR-3.5H se contaban también mujeres suficientemente peligrosas como para ser elegidas para ello y todas empalizaron rápidamente con la niña de cambiante personalidad.
No pudo evitarlo, así es como era él, empezó a reír a gran volumen -JAJAJAJAJAJA- aquellas carcajadas eran distintas de la voz que había utilizado hasta ahora, un remolino de voces provenientes de las profundidades del mundo de los muertos parecían hacerse presentes en aquella cueva solo para reír a carcajadas en sincronía con un movimiento de hombros y cabeza de parte del autómata que desvelaba ser el mismo quien reía de aquella forma.
-Niña, ven, deberías unirte a La Armada Revolucionaria, podrás matar muchas de esas "perras" si vienes conmigo, pasa, pasa y siéntete como en tu casa, estoy seguro de que podré conseguirte algunos dulces fácilmente así que ven, entra en confianza, tengo que reparar algunas cosas así que no podemos simplemente charlar aquí afuera- El coro de tétricas voces de inframundo invitaba con amabilidad a la humana para que se adentrara en las profundidades de aquella cueva iluminada por las rojas llamas que el pacifista emitía desde su cuerpo y la linterna en su cintura, fuego rojo como la sangre.
Los sensores del pacifista estuvieron atentos a ver cómo reaccionaba la jovencita ante aquella invitación tan peculiar, dentro de la cueva cada pisada dada por el pacifista resonaba de forma clara, no hacía falta realmente alejarse mucho de la entrada de la cueva para llegar al lugar donde los revolucionarios se ocultaban, una vez allí el pacifista reviso en una caja donde sabía que tenía algunos suministros, había comprado dulces para Lyn Giran así que simplemente le daría la mitad a aquella muchacha, tomo el puñado de dulces y lo mostro cual faro de pez rape.
No pudo evitarlo, así es como era él, empezó a reír a gran volumen -JAJAJAJAJAJA- aquellas carcajadas eran distintas de la voz que había utilizado hasta ahora, un remolino de voces provenientes de las profundidades del mundo de los muertos parecían hacerse presentes en aquella cueva solo para reír a carcajadas en sincronía con un movimiento de hombros y cabeza de parte del autómata que desvelaba ser el mismo quien reía de aquella forma.
-Niña, ven, deberías unirte a La Armada Revolucionaria, podrás matar muchas de esas "perras" si vienes conmigo, pasa, pasa y siéntete como en tu casa, estoy seguro de que podré conseguirte algunos dulces fácilmente así que ven, entra en confianza, tengo que reparar algunas cosas así que no podemos simplemente charlar aquí afuera- El coro de tétricas voces de inframundo invitaba con amabilidad a la humana para que se adentrara en las profundidades de aquella cueva iluminada por las rojas llamas que el pacifista emitía desde su cuerpo y la linterna en su cintura, fuego rojo como la sangre.
Los sensores del pacifista estuvieron atentos a ver cómo reaccionaba la jovencita ante aquella invitación tan peculiar, dentro de la cueva cada pisada dada por el pacifista resonaba de forma clara, no hacía falta realmente alejarse mucho de la entrada de la cueva para llegar al lugar donde los revolucionarios se ocultaban, una vez allí el pacifista reviso en una caja donde sabía que tenía algunos suministros, había comprado dulces para Lyn Giran así que simplemente le daría la mitad a aquella muchacha, tomo el puñado de dulces y lo mostro cual faro de pez rape.
TR-3.5H
Hoja de personaje
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Creado por Valeska Quisling Jue Mayo 12, 2016 12:49 pm
Una vez que aquella extraña máquina había comenzado a reir de aquella forma tan drástica incluso desconcertante, la joven solo ladeó su cabeza hacía un lado parpadeando un par de veces confundida pues no entendía el buen humor repentino de su acompañante... Era más lo acababa de confundir - ¿Te has atragantado? - volvió a parpadear - Pero si estas lleno de fuego ¿No quemarías entonces la comida? ¿Eso quiere decir que no comes? ¿Y entonces como te alimentas? Jolín que cosas más raras pasan en esta Isla - Acabó por quejarse hinchando los mofeltes, aunque no tenía nada de lógica aquello lo cual estaba diciendo, al menos en general que para ella tenía toda la lógica del mundo.
Las siguientes palabras la habían puesto en tensión, pero como buena infiltrada que era,s e había sabido adaptar a este tipo de sitaciones, de tal forma que había aprendido a ''controlar'' sus reacciones fisiológicas, estando en un estado de aparente alteración continuamente, motivo pro el cual si su corazón daba un latido de más a nadie le extrañaba. Se dejó guiar con cautela hasta el interior de la cueva, revisando cualquier posible alteración o algo que estuviera fuera de lugar, pero siempre con aquella actitud de niña pequeña, incluso andando dando pequeños saltos, aunque claro... esto también era producto de una sobredosis de azúcar que siempre tenía encima, un día de estos le daría diabetes. Tras que el pacifista se alejase para ir a darle los dulces comenzó a revisar la cueva, pero antes de que su mirada en verdad pudiese apartarse de este le había enseñado unos dulces. No pasaron más de unos tres segundos cuando estos estaban ya en posesión de la joven, para obtenerlos apenas había usado una de sus dagas, atadas con una cuerda, en verdad el lazo largo que usaba para el cuello y así había obtenido la bolsita con el jugoso premio, pero antes de poder ilusionarse vio lo que tenía a su alrededor. Enseguida sus ojos volvieron a achinarse y se acercó a donde estaba la revolucionara herida - ¡Los del cuartel son idiotas! ¿Mandan a un tirador en vez de a un médico y no me pagan con caramelos?! - La indignación de la chica era palpable, acaba de darse cuenta que, efectivamente, las personas con las cuales estaban era la tripulación revolucionara a la cual le habían mandado ayudar como agente de apoyo y posible nuevo miembro, esto dependería de ellos.
Tomó aire para calmarse, de nuevo había tenido una especie de cambio de personalidad, aunque en este caso se había quedado en medio de dos, y una que, lógicamente pro el poco tiempo que conocía al pacifista, no había tenido oportunidad de ver y aquella infantil que siempre dominaba. Tras lograr un punto medio miró seria al pacifista acercandose - Valeska Quisling, y ahora entiendo porque no puede ser mi mascota en verdad... Pero sigo diciendo que desde la central deberían haber enviado a un médico antes aunque sea un personal de apoyo como lo soy yo, en fin... - Resignandose, sacó su ballesta y comenzó a ir hacía la entrada de la cueva, los revors estaban bastante lastimados, así que alguien más podría llegar a acercarse, lo cual daría como resultado una confrontación... Solo quedaba abatirlos antes de que se acercasen a la cueva. - Mataré... a todas las cosas de los alrededores - Con estas palabras, en un susurro y una sonrisa nada inocente comenzó a alejarse sin más, haciendo gala de la independencia de las mujeres de su Isla.
Las siguientes palabras la habían puesto en tensión, pero como buena infiltrada que era,s e había sabido adaptar a este tipo de sitaciones, de tal forma que había aprendido a ''controlar'' sus reacciones fisiológicas, estando en un estado de aparente alteración continuamente, motivo pro el cual si su corazón daba un latido de más a nadie le extrañaba. Se dejó guiar con cautela hasta el interior de la cueva, revisando cualquier posible alteración o algo que estuviera fuera de lugar, pero siempre con aquella actitud de niña pequeña, incluso andando dando pequeños saltos, aunque claro... esto también era producto de una sobredosis de azúcar que siempre tenía encima, un día de estos le daría diabetes. Tras que el pacifista se alejase para ir a darle los dulces comenzó a revisar la cueva, pero antes de que su mirada en verdad pudiese apartarse de este le había enseñado unos dulces. No pasaron más de unos tres segundos cuando estos estaban ya en posesión de la joven, para obtenerlos apenas había usado una de sus dagas, atadas con una cuerda, en verdad el lazo largo que usaba para el cuello y así había obtenido la bolsita con el jugoso premio, pero antes de poder ilusionarse vio lo que tenía a su alrededor. Enseguida sus ojos volvieron a achinarse y se acercó a donde estaba la revolucionara herida - ¡Los del cuartel son idiotas! ¿Mandan a un tirador en vez de a un médico y no me pagan con caramelos?! - La indignación de la chica era palpable, acaba de darse cuenta que, efectivamente, las personas con las cuales estaban era la tripulación revolucionara a la cual le habían mandado ayudar como agente de apoyo y posible nuevo miembro, esto dependería de ellos.
Tomó aire para calmarse, de nuevo había tenido una especie de cambio de personalidad, aunque en este caso se había quedado en medio de dos, y una que, lógicamente pro el poco tiempo que conocía al pacifista, no había tenido oportunidad de ver y aquella infantil que siempre dominaba. Tras lograr un punto medio miró seria al pacifista acercandose - Valeska Quisling, y ahora entiendo porque no puede ser mi mascota en verdad... Pero sigo diciendo que desde la central deberían haber enviado a un médico antes aunque sea un personal de apoyo como lo soy yo, en fin... - Resignandose, sacó su ballesta y comenzó a ir hacía la entrada de la cueva, los revors estaban bastante lastimados, así que alguien más podría llegar a acercarse, lo cual daría como resultado una confrontación... Solo quedaba abatirlos antes de que se acercasen a la cueva. - Mataré... a todas las cosas de los alrededores - Con estas palabras, en un susurro y una sonrisa nada inocente comenzó a alejarse sin más, haciendo gala de la independencia de las mujeres de su Isla.
Valeska Quisling
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por TR-3.5H Jue Mayo 12, 2016 1:32 pm
El pacifista escucho decidió responder a la queja inicial de su "invitada" -Pequeña, déjame decirte que desde cierta perspectiva sí que me "alimento" usando carne, huesos, madera y metales que derrito e incorporo a mi cuerpo o uso como combustible para las calderas que me dan energía en este momento- dijo con voz compuesta por el eco de varias otras personas que parecieran hablar de forma simultánea.
Una vez que estuvieron dentro de la cueva y aquella muchacha vio la verdad tuvo un pequeño cambio, no muy importante desde la perspectiva del pacifista que al escuchar su presentación hizo un gesto con la mano -Valeska Quisling, Te habla la unidad TR-3.5H, capitán del navío "Cría de serpiente" y líder de la tripulación Jörmungander, toma un den den mushi y hablemos mientras montas guardia en la entrada para que yo pueda continuar con mis reparaciones ¿Esta bien?- El pacifista reviso otra de las cajas y saco un den den mushi que puso junto a los dulces destinados a Valeska y se acercó para entregárselos.
[color=darkred]-Me agrada tu entusiasmo por matar, pero a veces hay que esperar un poco, cerciórate de que no sean más refuerzos de la armada antes de disparar con esa cosas ¿de acuerdo Valeska?- El pacifista regreso a su mesa de trabajo y empezó de una vez por todas con el mantenimiento, reemplazar componentes tanto y fabricar nuevas baterías para reemplazar las dañadas en su cuerpo, un proceso simple pero que por el momento solo él conocía, aprovechando de los materiales que la armada dejo a su disposición también se aseguró de reforzar el sistema de alimentación y reparar los daños acumulados a lo largo de los meses por sus constantes refriegas, normalmente no tenía que repararse porque los daños eran menores, sin embargo tantos daños menores acabaría acumulándose para convertirse en algo grave si no actuaba en ese mismo momento.
Mientras trabajaba abrió el canal de comunicación de su den den mushi -Eh, Valeska, cuéntame un poco de ti, dime que deseas y cuáles son tus objetivos, porque si has terminado en Jörmungander mi trabajo como capitán es también ayudarte a concretar esos sueños, al estilo serpiente del mar por supuesto jajaja- Hablaba en un tono que era bastante fácil tanto de escuchar como entender.
Una vez que estuvieron dentro de la cueva y aquella muchacha vio la verdad tuvo un pequeño cambio, no muy importante desde la perspectiva del pacifista que al escuchar su presentación hizo un gesto con la mano -Valeska Quisling, Te habla la unidad TR-3.5H, capitán del navío "Cría de serpiente" y líder de la tripulación Jörmungander, toma un den den mushi y hablemos mientras montas guardia en la entrada para que yo pueda continuar con mis reparaciones ¿Esta bien?- El pacifista reviso otra de las cajas y saco un den den mushi que puso junto a los dulces destinados a Valeska y se acercó para entregárselos.
[color=darkred]-Me agrada tu entusiasmo por matar, pero a veces hay que esperar un poco, cerciórate de que no sean más refuerzos de la armada antes de disparar con esa cosas ¿de acuerdo Valeska?- El pacifista regreso a su mesa de trabajo y empezó de una vez por todas con el mantenimiento, reemplazar componentes tanto y fabricar nuevas baterías para reemplazar las dañadas en su cuerpo, un proceso simple pero que por el momento solo él conocía, aprovechando de los materiales que la armada dejo a su disposición también se aseguró de reforzar el sistema de alimentación y reparar los daños acumulados a lo largo de los meses por sus constantes refriegas, normalmente no tenía que repararse porque los daños eran menores, sin embargo tantos daños menores acabaría acumulándose para convertirse en algo grave si no actuaba en ese mismo momento.
Mientras trabajaba abrió el canal de comunicación de su den den mushi -Eh, Valeska, cuéntame un poco de ti, dime que deseas y cuáles son tus objetivos, porque si has terminado en Jörmungander mi trabajo como capitán es también ayudarte a concretar esos sueños, al estilo serpiente del mar por supuesto jajaja- Hablaba en un tono que era bastante fácil tanto de escuchar como entender.
TR-3.5H
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Valeska Quisling Lun Mayo 16, 2016 1:04 pm
-Pero eso no es lo mismo que comer, que te lo digo yo, porque no coges un "empacho de comida" y que luego no te puedes mover, pero sabes que lo has hecho bien, aún así sigues comiendo más mientras que lo disfrutas - Definitivamente era como una niña pequeña, puesto que sus explicaciones carecían de lógica ni en verdad se podrían llegar a considerar unas explicaciones certeras pues dejaban en la estacada a muchos, por no decir a la mayoría de los organismos vivos del planeta, y estaba claro que su acompañante era sin lugar a dudas un organismo vivo, a su modo, pero vivo al fin y al cabo.
- Tu sabes que el nombre de la tripulación no lo voy a poder decir ¿Verdad? - Ni hablar, aquello había sonado demasiado raro e sus oídos, ni tatuándoselo y repitiéndolo todas las mañanas podría decirlo, así que ni lo iba a intentar… O bueno, no lo intentaría de momento, que no era tan cerrada de mente. Tomó el nuevo den mushi, pero con pensamiento de llamar a la central y quejarse por no enviar primeramente a un médico. - Me alegra haberos encontrado, de lo contrario solo habría podido robar y a ver como me libraba luego de quien fueras, la mayoría de mis flechas son de madera y se que contra ti harían poco… Claro que todo es cuestión de buscar el punto débil, o eso decía mamá - Había sido entrenada en las artes de combate por su propia madre, así que era normal, al menos para ella, que sus pensamientos fluctúan de un episodio maniaco a otro, o como en verdad se le llamaba a esto ''Una fuga de ideas corta" al menso así lo habían diagnosticado varios médicos de la arma: La chica no era mentalmente sana ni estable, pero al menos podía controlarse. Acabó saliendo de la cueva sin responder al último comentario, sabía que tenía razón, pero como cualquier niño pequeño nunca reconocería enfrente de un superior, en este caso alguien con más rango que ella, que en verdad se podría equivocar, que no… Que eso era como renunciar a sus caramelos y no le gustaba esa idea.
-Um… No hay nada que contar, soy una revolucionaria como otra cualquiera, solo que yo no he sido entrenada por vosotros sino por mi madre y el resto de mujeres de mi Isla, de echo jamás pensé que acabaría aquí sino sirviendo a la emperatriz de mi país… Pero las cosas se torcieron cuando era pequeña, hasta tal punto que vi como asesinaban a mi hermana delante de mí - En su voz apenas había emoción, con el trascurso de los años, y su posterior entrenamiento como infiltrada, había sido capaz de suprimir la mayoría de sus sentimientos cuando era necesario, como era este momento, y nunca dejar ver algo que pudiera lastimarle en un futuro, no permitiría que nadie le hiciera volver a pasar por aquello… Nunca - Así que decidí acabar con esas ratas de los nobles mundiales, más concretamente de los dragones… No puedo descansar hasta ver sus cabezas en lo alto de una estaca - De nuevo aquí venía uno de sus peculiares cambios de humor o personalidad, fluctuaban demasiado en ella - Por eso cuando cumplí los 16 años dejé mi Isla y deserté de la misma, no creo que me quieran volver a ver por allí, no es por nada pero nadie deja la Isla y menos a la emperatriz y menos como yo lo hice… Pero no importa, yo soy feliz - Su tono había subido dos cuartas, al no estar viendola en directo el pacifista y con sus conexiones, podría asegurar que era cierto, pero el oscurecimiento que apareció en su mirada tras las últimas frases podría echar por tierra demasiado de lo que mostraba,
- Tu sabes que el nombre de la tripulación no lo voy a poder decir ¿Verdad? - Ni hablar, aquello había sonado demasiado raro e sus oídos, ni tatuándoselo y repitiéndolo todas las mañanas podría decirlo, así que ni lo iba a intentar… O bueno, no lo intentaría de momento, que no era tan cerrada de mente. Tomó el nuevo den mushi, pero con pensamiento de llamar a la central y quejarse por no enviar primeramente a un médico. - Me alegra haberos encontrado, de lo contrario solo habría podido robar y a ver como me libraba luego de quien fueras, la mayoría de mis flechas son de madera y se que contra ti harían poco… Claro que todo es cuestión de buscar el punto débil, o eso decía mamá - Había sido entrenada en las artes de combate por su propia madre, así que era normal, al menos para ella, que sus pensamientos fluctúan de un episodio maniaco a otro, o como en verdad se le llamaba a esto ''Una fuga de ideas corta" al menso así lo habían diagnosticado varios médicos de la arma: La chica no era mentalmente sana ni estable, pero al menos podía controlarse. Acabó saliendo de la cueva sin responder al último comentario, sabía que tenía razón, pero como cualquier niño pequeño nunca reconocería enfrente de un superior, en este caso alguien con más rango que ella, que en verdad se podría equivocar, que no… Que eso era como renunciar a sus caramelos y no le gustaba esa idea.
-Um… No hay nada que contar, soy una revolucionaria como otra cualquiera, solo que yo no he sido entrenada por vosotros sino por mi madre y el resto de mujeres de mi Isla, de echo jamás pensé que acabaría aquí sino sirviendo a la emperatriz de mi país… Pero las cosas se torcieron cuando era pequeña, hasta tal punto que vi como asesinaban a mi hermana delante de mí - En su voz apenas había emoción, con el trascurso de los años, y su posterior entrenamiento como infiltrada, había sido capaz de suprimir la mayoría de sus sentimientos cuando era necesario, como era este momento, y nunca dejar ver algo que pudiera lastimarle en un futuro, no permitiría que nadie le hiciera volver a pasar por aquello… Nunca - Así que decidí acabar con esas ratas de los nobles mundiales, más concretamente de los dragones… No puedo descansar hasta ver sus cabezas en lo alto de una estaca - De nuevo aquí venía uno de sus peculiares cambios de humor o personalidad, fluctuaban demasiado en ella - Por eso cuando cumplí los 16 años dejé mi Isla y deserté de la misma, no creo que me quieran volver a ver por allí, no es por nada pero nadie deja la Isla y menos a la emperatriz y menos como yo lo hice… Pero no importa, yo soy feliz - Su tono había subido dos cuartas, al no estar viendola en directo el pacifista y con sus conexiones, podría asegurar que era cierto, pero el oscurecimiento que apareció en su mirada tras las últimas frases podría echar por tierra demasiado de lo que mostraba,
Valeska Quisling
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