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Creado por Guren Ichinose Sáb Jun 04, 2016 11:27 pm
La infancia de Saitou. Hagamos un recuerdo de cuando tenía diez años hasta el momento de que fue tomado por el gobierno para unirse a los Cipher Pol. Todo comenzó en la isla de Wano, aquella zona del globo terráqueo era conocida por sus enormes guerreros de estirpe y de clase, todos unos muy buenos combatientes con las espadas e igual había un montón de herreros, de esos que saben para que son las armas y han vivido rodeado de legendarios espadachines a los que han servido. Ahí nació Saitou, en una familia algo extraña si me lo permites decir, ahora te diré por que.
Saitou es el primer hijo del primer matrimonio de su padre. Si bien el padre era un espadachín calificado y bastante hombre, fue infiel en una de sus aventuras dando como fruto de ese amor una niña, de unos años menor que su primer hijo. Para suerte del primer primogénito con la mujer que estaba casado, no tuvo problemas en relacionarse con su hermana, de hecho se trataban como tal, no convivían juntos pero si las madres traían una disputa evidente. Ese lío tan extraño que pasa en raras ocasiones. Para los menores eso no tenía importancia no había porque hacerles sufrir el problema de los adultos, así que todos los dejaron criarse como los hermanos que son.
Saitou por su parte desde temprano despertó una habilidad innata para usar la espada, su padre pensó inmediato que tenía que entrenarse. De hecho era de esos niños que nace una vez cada no-se-cuantos años. Su padre le miraba como sostenía la espada, le enseño cosas básicas que cualquiera podía aprender, su hermana por otro lado era bien capaz de hacer lo mismo pero quizás sin muchas ganas. Las mamás de ambos eran totalmente diferentes, la de Saitou era una dama que había sido entrenada en el arte del sigilo, mientras que la madre de su hermana desconocía a ciencia cierta de que era capas.
El chico a temprana edad ingresó a la academia, si bien como el jefe era un gran amigo de su padre fue aceptado, eran pocos los niños de su edad que entraban ahí. No iba a realizar actividades hasta que cumpliera los seis años. Sí, la historia que te cuento trata de los diez años pero estamos un poco antes para poder referirte mejor en su vida.
El dojo era enorme, tenía tantos salones como puedes imaginar las mujeres tenían su propio sector y los hombres el propio pero claro habían clases mixtas algunas veces. Por otro lado los menores entrenaban con las mujeres
Saitou es el primer hijo del primer matrimonio de su padre. Si bien el padre era un espadachín calificado y bastante hombre, fue infiel en una de sus aventuras dando como fruto de ese amor una niña, de unos años menor que su primer hijo. Para suerte del primer primogénito con la mujer que estaba casado, no tuvo problemas en relacionarse con su hermana, de hecho se trataban como tal, no convivían juntos pero si las madres traían una disputa evidente. Ese lío tan extraño que pasa en raras ocasiones. Para los menores eso no tenía importancia no había porque hacerles sufrir el problema de los adultos, así que todos los dejaron criarse como los hermanos que son.
Saitou por su parte desde temprano despertó una habilidad innata para usar la espada, su padre pensó inmediato que tenía que entrenarse. De hecho era de esos niños que nace una vez cada no-se-cuantos años. Su padre le miraba como sostenía la espada, le enseño cosas básicas que cualquiera podía aprender, su hermana por otro lado era bien capaz de hacer lo mismo pero quizás sin muchas ganas. Las mamás de ambos eran totalmente diferentes, la de Saitou era una dama que había sido entrenada en el arte del sigilo, mientras que la madre de su hermana desconocía a ciencia cierta de que era capas.
El chico a temprana edad ingresó a la academia, si bien como el jefe era un gran amigo de su padre fue aceptado, eran pocos los niños de su edad que entraban ahí. No iba a realizar actividades hasta que cumpliera los seis años. Sí, la historia que te cuento trata de los diez años pero estamos un poco antes para poder referirte mejor en su vida.
El dojo era enorme, tenía tantos salones como puedes imaginar las mujeres tenían su propio sector y los hombres el propio pero claro habían clases mixtas algunas veces. Por otro lado los menores entrenaban con las mujeres
Guren Ichinose
Hoja de personaje
Nivel:
(26/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Guren Ichinose Sáb Jun 04, 2016 11:28 pm
El primer año de entrenamiento fue pacifico tanto así que el pequeño aprendió todas las técnicas básicas, como levantar una espada correctamente, como poder hacer un corte diagonal e incluso movimientos con sus piernas. Todo lo que un novato de edad mayor aprendía, de hecho el mismo maestro decía que entrenara con los más avanzados, no porque fuera un sobresaliente sino porque ya tenía conocimiento previo. Las técnicas del estilo le complicaban un poco ya que son algo más difícil de aprender pero el chico no se rendía era muy consiente de sus habilidades. Todos los días perfeccionaba un poco, un poco bastante.
Así hasta los diez años, en que nos situaremos ahora. El chico esta en la edad donde conocen el amor. Su hermana menor, no era pretendida por muchos, era pequeña pero él igual andaba pendiente por si alguno intentaba coquetearle, porque sí en esa isla los niños se ponen en ese plan antes, las bodas son premeditadas en algunas familias para conservar guerreros de estirpe superior, lo que se hacia antiguamente. Si bien Saitou portaba espadas acorde a su estatura ya conocía el hecho de que habían espadas de mejor calidad, las tan llamadas Meitou. Muchos artesanos de por ahí cerca, hasta su tío, habían hecho un par, quizás de la calidad más baja pero al final por algo de comienza.
Saitou igual iba a la escuela por las mañanas, hasta medio día. Pero iba a unas clases especiales que comenzaban a las seis de la mañana para poder congeniar su tiempo en el entrenamiento. Si bien sus calificaciones eran decentes, no las destacadas pero tampoco se podía decir que era un flojo. Podía mantener ambas cosas bien y así hacer feliz a sus padres. Por la tarde noche disponía de tiempo para hacer lo que quisiera, hacer las tareas o pasar tiempo con su querida media hermana.
A su hermana le contaba historia de los ancestros de la familia, de guerreros legendarios que portaban armas mucho más legendarias. Algunas historias que aprendía en el colegio, estudiando. Otras veces le comentaba que deseaba tener una vida normal, quizás casarse con una mujer hermosa, de esas perlas que hay en el mundo. Le daba lo mismo si era por que sus padres convenían el matrimonio pero solo pedía una mujer buena. Era tan pequeño y ya tenía decidido su destino desde el inicio, era extraño de pensar para un infante como él.
Así hasta los diez años, en que nos situaremos ahora. El chico esta en la edad donde conocen el amor. Su hermana menor, no era pretendida por muchos, era pequeña pero él igual andaba pendiente por si alguno intentaba coquetearle, porque sí en esa isla los niños se ponen en ese plan antes, las bodas son premeditadas en algunas familias para conservar guerreros de estirpe superior, lo que se hacia antiguamente. Si bien Saitou portaba espadas acorde a su estatura ya conocía el hecho de que habían espadas de mejor calidad, las tan llamadas Meitou. Muchos artesanos de por ahí cerca, hasta su tío, habían hecho un par, quizás de la calidad más baja pero al final por algo de comienza.
Saitou igual iba a la escuela por las mañanas, hasta medio día. Pero iba a unas clases especiales que comenzaban a las seis de la mañana para poder congeniar su tiempo en el entrenamiento. Si bien sus calificaciones eran decentes, no las destacadas pero tampoco se podía decir que era un flojo. Podía mantener ambas cosas bien y así hacer feliz a sus padres. Por la tarde noche disponía de tiempo para hacer lo que quisiera, hacer las tareas o pasar tiempo con su querida media hermana.
A su hermana le contaba historia de los ancestros de la familia, de guerreros legendarios que portaban armas mucho más legendarias. Algunas historias que aprendía en el colegio, estudiando. Otras veces le comentaba que deseaba tener una vida normal, quizás casarse con una mujer hermosa, de esas perlas que hay en el mundo. Le daba lo mismo si era por que sus padres convenían el matrimonio pero solo pedía una mujer buena. Era tan pequeño y ya tenía decidido su destino desde el inicio, era extraño de pensar para un infante como él.
Guren Ichinose
Hoja de personaje
Nivel:
(26/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Guren Ichinose Sáb Jun 04, 2016 11:28 pm
En la clase de Saitou había una niña que igual participaba en entrenamientos pero era del dojo afiliado. La chica siempre conversaba con el mini espadachín, ambos discutían sobre técnicas y demás. La verdad es que el joven siempre salía con una sonrisa por sus diálogos y disputas. Nunca peleaban con armas de verdad, a veces con armas creadas con ramas de árboles secos. Si bien Saitou sabía que ella era una compañera, ella no lo veía tan así. Digamos que fue el primer amor que ambos tuvieron en la vida, una chica de cabello oscuro, orbes grandes y pestañas preciosas, podría haber sido considerada una princesa en cualquier isla con facilidad.
Los chicos salían a diario juntos, sus casas quedaban casi al frente. Sus padres se conocían, de hecho eran grandes amigos que se generaron por las guerras de años atrás. Si bien eran estilos diferentes era claro de que se estimaban. La chica siempre miraba a Saitou y él a ella. Un día al ir del colegio ambos chicos iban hablando de un día normal de entrenamiento pero ella decidió ir un poco más a fondo, le tomó la mano en un hecho casi inesperado. Saitou no hizo mucho más que aceptar ese gesto, entrelazaron los dedos, eran niños. Todos miraban con ternura el gesto que tenían para con el otro.
El dialogo seguía como siempre, ambos algo ruborizados evidentemente. El niño hablaba sobre que quería vivir una aventura donde pudiera demostrar a todos que era muy capas, ella solo decía que esperaría ese día para luego esperarle con un gran plato de comida. Sí eran una especie de pareja típica, sacada de un animé. La chica peleaba muy bien pero no era tan interesada en vivir una vida solo de aquello. Por su parte el chico siguió comentando, le decía que su hermana era hábil, también le confesó que no eran iguales en rostro por ser de madres distintas, a la infante no le importó, de hecho la encontraba una niña muy mona.
El día se les hacía tarde a ambos, iban a un paso tan lento que las tortugas parecían ir en jet al lado. El sol se escondía, las manos de ambos sudaban pero era claro, unos niños no están acostumbrados a eso. Si bien la cercanía comenzó a aumentar, el latido de corazones de los dos era más fuerte. Ella era linda, el chico tenía un cabello corto, no como en la actualidad. No eran como los demás de la escuela que por ahora vivían en su burbuja como meros estudiantes ya que sus padres por lo general eran artesanos o guerreros que no imponían el estilo en sus hijos. Para ellos era fácil ese dialogo y de tanto pasar juntos, los corazones de apoco se estrecharon más.
Los chicos salían a diario juntos, sus casas quedaban casi al frente. Sus padres se conocían, de hecho eran grandes amigos que se generaron por las guerras de años atrás. Si bien eran estilos diferentes era claro de que se estimaban. La chica siempre miraba a Saitou y él a ella. Un día al ir del colegio ambos chicos iban hablando de un día normal de entrenamiento pero ella decidió ir un poco más a fondo, le tomó la mano en un hecho casi inesperado. Saitou no hizo mucho más que aceptar ese gesto, entrelazaron los dedos, eran niños. Todos miraban con ternura el gesto que tenían para con el otro.
El dialogo seguía como siempre, ambos algo ruborizados evidentemente. El niño hablaba sobre que quería vivir una aventura donde pudiera demostrar a todos que era muy capas, ella solo decía que esperaría ese día para luego esperarle con un gran plato de comida. Sí eran una especie de pareja típica, sacada de un animé. La chica peleaba muy bien pero no era tan interesada en vivir una vida solo de aquello. Por su parte el chico siguió comentando, le decía que su hermana era hábil, también le confesó que no eran iguales en rostro por ser de madres distintas, a la infante no le importó, de hecho la encontraba una niña muy mona.
El día se les hacía tarde a ambos, iban a un paso tan lento que las tortugas parecían ir en jet al lado. El sol se escondía, las manos de ambos sudaban pero era claro, unos niños no están acostumbrados a eso. Si bien la cercanía comenzó a aumentar, el latido de corazones de los dos era más fuerte. Ella era linda, el chico tenía un cabello corto, no como en la actualidad. No eran como los demás de la escuela que por ahora vivían en su burbuja como meros estudiantes ya que sus padres por lo general eran artesanos o guerreros que no imponían el estilo en sus hijos. Para ellos era fácil ese dialogo y de tanto pasar juntos, los corazones de apoco se estrecharon más.
Guren Ichinose
Hoja de personaje
Nivel:
(26/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Guren Ichinose Sáb Jun 04, 2016 11:29 pm
Ese día llegaron tarde los dos, sus madres los esperaron en el camino que unía las dos casas. Era de tierra, extenso y con vegetación. Cuando estas los vieron llegar de las manos se miraron, el instinto de madre era muy evidente. La hermana por su lado les miró e incluso bufó un poco. Los chicos se despidieron, como todo barón él solo lo hizo con un gesto de manos pero ella le arrebató un beso en esos mofletes que tenía, casi en el inicio de sus labios. Era muy osada para la corta edad que tenía. La chica se despidió y la mamá comenzó a decirle cosas, lo típico que le agradaba un niño muy bueno. A Saitou su madre solo le dijo que ella sería una gran esposa, lo decía su instinto. Él no entendía del todo.
Al llegar y tras luego cenar el pequeño se acercó a su hermana que estaba de brazos cruzados. Le preguntó que quien era esa niña. Él respondió que la vecina y una compañera. Claro ella no le creía nada, había visto más de lo que pensaba. Saitou se puso serio y le comentó como se sentía. Primero comenzó diciendo que era de las pocas niñas aparte de su hermana con la que podía hablar tranquilo y de todo, no sabía con exactitud como expresar todo pero su estómago hacia vuelta como si lo hubieran noqueado. Su cabeza a ratos se nublaba, se rascaba la cabeza a medida que comentaba tantas cosas juntas. Era un simple niño sintiendo cosas de adolescente.
Su hermana entendía poco la situación pero como chica y leía de esas cosas en revistas le comentó que las niñas de esa edad siempre se fijaban en muchachos con gustos similares, como siempre en verdad, nunca en niños muy diferentes que las cosas ahí se guiaban más por el trato que por la apariencia, en principios. Sí era una niña madura para ser tan pequeña. Le abrazó un poco y ambos simplemente decidieron reír, eran pequeños para andar preocupados por semejantes cosas tan absurdas y para viejos. Eran muy alegres ambos como para andar pensando en tanta cosas que no influirían mucho en su vida por el momento. Ella quería a alguien decente para su hermano así como él un hombre, a futuro, que le hiciera sentir bien a ella.
Al llegar y tras luego cenar el pequeño se acercó a su hermana que estaba de brazos cruzados. Le preguntó que quien era esa niña. Él respondió que la vecina y una compañera. Claro ella no le creía nada, había visto más de lo que pensaba. Saitou se puso serio y le comentó como se sentía. Primero comenzó diciendo que era de las pocas niñas aparte de su hermana con la que podía hablar tranquilo y de todo, no sabía con exactitud como expresar todo pero su estómago hacia vuelta como si lo hubieran noqueado. Su cabeza a ratos se nublaba, se rascaba la cabeza a medida que comentaba tantas cosas juntas. Era un simple niño sintiendo cosas de adolescente.
Su hermana entendía poco la situación pero como chica y leía de esas cosas en revistas le comentó que las niñas de esa edad siempre se fijaban en muchachos con gustos similares, como siempre en verdad, nunca en niños muy diferentes que las cosas ahí se guiaban más por el trato que por la apariencia, en principios. Sí era una niña madura para ser tan pequeña. Le abrazó un poco y ambos simplemente decidieron reír, eran pequeños para andar preocupados por semejantes cosas tan absurdas y para viejos. Eran muy alegres ambos como para andar pensando en tanta cosas que no influirían mucho en su vida por el momento. Ella quería a alguien decente para su hermano así como él un hombre, a futuro, que le hiciera sentir bien a ella.
Guren Ichinose
Hoja de personaje
Nivel:
(26/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Guren Ichinose Sáb Jun 04, 2016 11:29 pm
Esa noche acabó con ambos dormidos sobre los edredones. Si bien las madres no se llevaban bien ambas estaban ahí y no había problema, el padre ya no tenía relación con ninguna pero para protegerlas estaba ahí. El chico por su parte estaba acostumbrado tanto con su hermana, la casa era espaciosa para tan pocos. Sus abuelos igual vivían ahí, al menos los paternos. Eran viejos que en su tiempo actuaron en muchas peleas, incluso enseñaron. El abuelo enseño en el dojo, mientras que la abuela fue una profesora muy prestigiosa que educó a muchos niños que luego fueron grandes jefes. La familia era prestigiosa y claro, tenía buenos genes. A pesar de que nunca había salido un guerrero legendario de ahí.
El abuelo es un hombre vigoroso, ambidiestro como todos en la familia y no por nacimiento sino que forzados. Su habilidad con la espada es tal que a pesar de sus viejos músculos aún se mueven como los de un jovial hombre. Era tratado por algunos como uno de los grandes espadachines vivos en la isla, quizás no legendario pero si muy destacado. Su bastón era una espada, sí algo muy cliché una espada oculta en un bastón. Pero era así. Tenía varios nietos, hijos e hijas. De todos sus nietos quizás la pequeña era la más querida por él, los hombres siempre tienen como favoritas a las chicas, es algo muy evidente.
Por su parte la abuela. Era una mujer distinguida a pesar de sus arrugar y su evidente pelo canoso. Usaba gafas, su lucidez era demasiado notable conocía las cosas como la palma de su mano. La historia de Wano la relataba con normalidad, podía reconocer un sinfín de arboles, plantas y toda la flora que había en las islas aledañas. Ella al contrario no usaba bastón ni nada, pero su vista estaba empeorando un poco con el pasar de los días. Para ella los nietos varones eran los más importantes, les tenía afecto pero claro no tenía un favorito no era como el abuelo que podía separar a sus nietos de tal magnitud. Ella ama a toda la familia por igual, y su cocina es la más espectacular como olvidar ese detalle.
El abuelo es un hombre vigoroso, ambidiestro como todos en la familia y no por nacimiento sino que forzados. Su habilidad con la espada es tal que a pesar de sus viejos músculos aún se mueven como los de un jovial hombre. Era tratado por algunos como uno de los grandes espadachines vivos en la isla, quizás no legendario pero si muy destacado. Su bastón era una espada, sí algo muy cliché una espada oculta en un bastón. Pero era así. Tenía varios nietos, hijos e hijas. De todos sus nietos quizás la pequeña era la más querida por él, los hombres siempre tienen como favoritas a las chicas, es algo muy evidente.
Por su parte la abuela. Era una mujer distinguida a pesar de sus arrugar y su evidente pelo canoso. Usaba gafas, su lucidez era demasiado notable conocía las cosas como la palma de su mano. La historia de Wano la relataba con normalidad, podía reconocer un sinfín de arboles, plantas y toda la flora que había en las islas aledañas. Ella al contrario no usaba bastón ni nada, pero su vista estaba empeorando un poco con el pasar de los días. Para ella los nietos varones eran los más importantes, les tenía afecto pero claro no tenía un favorito no era como el abuelo que podía separar a sus nietos de tal magnitud. Ella ama a toda la familia por igual, y su cocina es la más espectacular como olvidar ese detalle.
Guren Ichinose
Hoja de personaje
Nivel:
(26/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Guren Ichinose Sáb Jun 04, 2016 11:30 pm
En la redonda no vivia nadie más de la familia ya que los tíos estaban esparcidos en la enorme isla, algunos vivían para el sector más central otros mucho más alejados de otros, pero la familia en sí era muy enorme. Los abuelos tenían tantos nietos, algunos mayores de edad que estaban apunto de contraer nupcias y otros mucho menores que Saitou con su hermana. Todos eran guerreros espléndidos salidos de la misma escuela de enseñanza de la espada. Muchos de ellos habían salido con habilidades destacadas pero pocos entraron a la academia a tan corta edad como el chico de pelos morados. Era el primero en años que entraba tan temprano y era motivo de honor para todos. Honestamente sus abuelos se enorgullecían por eso.
Dejando de lado eso, volviendo al tema del romance con aquella chica vecina o mejor decirlo enamoramiento ya que son pequeños. Los días de ellos siempre fueron normales, otros un poco más abruptos por los entrenamientos a pesar de ir en escuelas diferentes se entendían a la perfección. Sus escuelas eran rivales pero aliadas, y en el año de hoy iba a existir un torneo para los ingresados hace poco, los menores de edad. Saitou por reglamento no podía participar por llevar mucho tiempo, todos conocían la condición del menor. El chico solamente asistía para observar a sus similares pelear, claro esta vez iría para verle a ella.
El primer día de ese torneo, que se situaba en el tiempo a los ocho meses tras la declaración de “amor”. En ese día peleaba ella contra un chico de tez morena con cabello casi rapado. Usaban espadas de bambú y no se permitía dañar de gravedad, era con puntuación. Todo el pueblo y los sectores aledaño sumado a los grandes maestros se encontraban observando como sus pupilos se enfrentaban. Por supuesto Saitou estaba al lado del gran jefe del dojo y los similares de él. El chico era un prodigio incluso entre los demás. Cuando miraba la pelea de la chica y los pasos que daba, la verdad se sentía sorprendido. Ella demostraba una clase y belleza en el arte indescriptible, tanto que se quedó pegado mirando sus ataques.
Dejando de lado eso, volviendo al tema del romance con aquella chica vecina o mejor decirlo enamoramiento ya que son pequeños. Los días de ellos siempre fueron normales, otros un poco más abruptos por los entrenamientos a pesar de ir en escuelas diferentes se entendían a la perfección. Sus escuelas eran rivales pero aliadas, y en el año de hoy iba a existir un torneo para los ingresados hace poco, los menores de edad. Saitou por reglamento no podía participar por llevar mucho tiempo, todos conocían la condición del menor. El chico solamente asistía para observar a sus similares pelear, claro esta vez iría para verle a ella.
El primer día de ese torneo, que se situaba en el tiempo a los ocho meses tras la declaración de “amor”. En ese día peleaba ella contra un chico de tez morena con cabello casi rapado. Usaban espadas de bambú y no se permitía dañar de gravedad, era con puntuación. Todo el pueblo y los sectores aledaño sumado a los grandes maestros se encontraban observando como sus pupilos se enfrentaban. Por supuesto Saitou estaba al lado del gran jefe del dojo y los similares de él. El chico era un prodigio incluso entre los demás. Cuando miraba la pelea de la chica y los pasos que daba, la verdad se sentía sorprendido. Ella demostraba una clase y belleza en el arte indescriptible, tanto que se quedó pegado mirando sus ataques.
Guren Ichinose
Hoja de personaje
Nivel:
(26/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Guren Ichinose Sáb Jun 04, 2016 11:30 pm
Ese día ella gano, avanzando una ronda. Todos los que se decía que ganarían lo hicieron a excepción de una pelea que el resultado fue lo opuesto. Era un chico de cabello albino, provenía de una escuela de la espada algo oscura. Todos sabían de antemano que sus métodos o los de su maestro eran algo violentos y como no si el rival de ese niño salió con la mano roja de tan fuerte que estuvo el choque. Saitou solo lo miró, no estaba interesado en alguien tan violento pero para un encuentro tan puro no se debería utilizar la fuerza de semejante manera, era solo para verse la técnica no la fuerza. Saitou estando entre todos los maestros solo dijo que existían estilos de pelea que le daban asco, lo decía por el albino. El primer día había culminado.
Al segundo día. Los peleadores eran muchos menos, de hecho algunos estaban ahí sin muchas más ansias debido a que los favoritos eran claros. La chica le tocaba pelear contra su similar, de su mismo estilo. La pelea fue trabada, Saitou pensaba que ambas tenían un nivel similar si es que no el mismo pero había diferencias. Su amiga podía mover mejor la cadera al contrario de la otra chica. Si bien no era una diferencia fatal iba a hacer la clave. El movimiento final se terminó como dijo el enano. La chica lanzó un ataque empleando la fuerza de su cadera para de esa manera tumbar a su contrincante. Ganó muchos puntos por esa acción, no fue la más hermosa pero si era digna de ser observada más de una vez. Ahora quedaba la pelea del albino. No era muy limpio para pelear como ya saben y le tocaba contra uno de los chicos más honestos al pelear, ese estilo era tan reconocido por sus gestores que era imposible pensar que el pelo blanco saliese herido si quiera.
La pelea entre dos niños de diez años tampoco es muy impresionante de ver. Los movimientos aún son demasiado burdos, simples y carecen de un patrón pero si tenían la esencia del dojo al que participaban. Si bien el albino era agresivo al punto de llevar casi al limite a su rival, este no era sucio en sus movimientos sino al contrario, era suave y limpio, atacaba de una manera muy bien. Saitou fijó sus orbes en la pelea, la cual seguro iba a terminar pronto y no porque el lo pensara sino por como andaban las cosas. La distancia que tuvieron los dos enanos fue tal que en el siguiente encontrón de espadas gano el albino, este torció su hombro para utilizar más fuerza, una maniobra algo sucia si se lo preguntan a Saitou. Lo tumbó dando victoria a quien todos no apostaban nada, todos se sorprendieron pero el chico de cabellos morados no. Estaba más bien molesto por como pudo llegar tan lejos un sucio como él. La chica por su parte solo miraba a Saitou desde la distancia, le conocía y la mirada que realizaba para el participante era claramente de desagrado total.
Al segundo día. Los peleadores eran muchos menos, de hecho algunos estaban ahí sin muchas más ansias debido a que los favoritos eran claros. La chica le tocaba pelear contra su similar, de su mismo estilo. La pelea fue trabada, Saitou pensaba que ambas tenían un nivel similar si es que no el mismo pero había diferencias. Su amiga podía mover mejor la cadera al contrario de la otra chica. Si bien no era una diferencia fatal iba a hacer la clave. El movimiento final se terminó como dijo el enano. La chica lanzó un ataque empleando la fuerza de su cadera para de esa manera tumbar a su contrincante. Ganó muchos puntos por esa acción, no fue la más hermosa pero si era digna de ser observada más de una vez. Ahora quedaba la pelea del albino. No era muy limpio para pelear como ya saben y le tocaba contra uno de los chicos más honestos al pelear, ese estilo era tan reconocido por sus gestores que era imposible pensar que el pelo blanco saliese herido si quiera.
La pelea entre dos niños de diez años tampoco es muy impresionante de ver. Los movimientos aún son demasiado burdos, simples y carecen de un patrón pero si tenían la esencia del dojo al que participaban. Si bien el albino era agresivo al punto de llevar casi al limite a su rival, este no era sucio en sus movimientos sino al contrario, era suave y limpio, atacaba de una manera muy bien. Saitou fijó sus orbes en la pelea, la cual seguro iba a terminar pronto y no porque el lo pensara sino por como andaban las cosas. La distancia que tuvieron los dos enanos fue tal que en el siguiente encontrón de espadas gano el albino, este torció su hombro para utilizar más fuerza, una maniobra algo sucia si se lo preguntan a Saitou. Lo tumbó dando victoria a quien todos no apostaban nada, todos se sorprendieron pero el chico de cabellos morados no. Estaba más bien molesto por como pudo llegar tan lejos un sucio como él. La chica por su parte solo miraba a Saitou desde la distancia, le conocía y la mirada que realizaba para el participante era claramente de desagrado total.
Guren Ichinose
Hoja de personaje
Nivel:
(26/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Guren Ichinose Sáb Jun 04, 2016 11:31 pm
El día de las semifinales. A su amiga le tocaba contra el tipo albino. No pensaba que iba a salir nada bien de ese combate y horas antes habló con ella. Le comentó que tuviese cuidado, que los movimientos bruscos de él no eran para nada buenos, si se podía lesionar lo mejor es que decidiera salirse y rendirse, un premio como este no vale la pena si es que luego no vas a poder pelear nunca más. Ella solo sonreía, le besó la mejilla por aquel aviso pero ya pueden ver, salió al combate. Si bien todo iba normal en los primeros minutos. Se podía decir que hasta ella ganaba pero al round final, cuando todos piensan que ya no puede haber nada peor iba a suceder un acontecimiento que era de lleno para probar a Saitou.
En el último asalto las cosas se tornaron mucho peores para la chica, primero el albino lanzó ráfagas de ataques, todas dirigidas al hombro de ella. No eran con intención de ganar puntos sino que de dañar. Saitou se intentó levantar de su asiento pero fue detenido por su maestro y la maestra de ella. Se mordió los labios y se sentó a seguir observando. Ella hacia lo que podía para evadir, lo lograba en ocasiones pero luego fue lastimada, se podía notar como le quedó un malestar. Para finalizar en la siguiente acción él le golpeo en el estomago para finalizar con un sablazo de madera en el brazo cual lo hizo caer, la iba a terminar pero él salió en defensa. Llegó como pudo, tomó la espada de uno de los otros semifinalistas y le defendió. Claramente había perdido ya pero a Saitou no le importaba, estaba dañando a su amiga, era imperdonable.
Las orbes violentas del espadachín de cabellos morados se enfrentaron contra las del albino. De un rápido movimiento el chico realizó una de las técnicas de su estilo, le golpeó en el mentón para levantarlo con solo fuerza. El ataque fue horrible, para nada digno de un maestro pero sirvió para tumbarlo. Si bien él era uno de los más buenos de su edad su enemigo era uno de los más brutos. Al caer el publico se levantó y pidió que esto acabara. Los maestros llegaron a separar y claro unos paramédicos atendieron a la chica la cual la tomó por suerte, tenía lesiones que le costaría un mes recuperarse. Saitou salió con ella y los demás, ya el torneo no tenía sentido en lo absoluto la final era evidente que la ganaría él. Fue así como dijo Saitou pero tenía esa espina clavada de vengar a su pequeño amor, le habían dañado enfrente de él, que sensación más horrible hasta su hermana podía sentir la rabia recorrer sus venas cada vez que le escuchaba hablar de ese maldito torneo.
En el último asalto las cosas se tornaron mucho peores para la chica, primero el albino lanzó ráfagas de ataques, todas dirigidas al hombro de ella. No eran con intención de ganar puntos sino que de dañar. Saitou se intentó levantar de su asiento pero fue detenido por su maestro y la maestra de ella. Se mordió los labios y se sentó a seguir observando. Ella hacia lo que podía para evadir, lo lograba en ocasiones pero luego fue lastimada, se podía notar como le quedó un malestar. Para finalizar en la siguiente acción él le golpeo en el estomago para finalizar con un sablazo de madera en el brazo cual lo hizo caer, la iba a terminar pero él salió en defensa. Llegó como pudo, tomó la espada de uno de los otros semifinalistas y le defendió. Claramente había perdido ya pero a Saitou no le importaba, estaba dañando a su amiga, era imperdonable.
Las orbes violentas del espadachín de cabellos morados se enfrentaron contra las del albino. De un rápido movimiento el chico realizó una de las técnicas de su estilo, le golpeó en el mentón para levantarlo con solo fuerza. El ataque fue horrible, para nada digno de un maestro pero sirvió para tumbarlo. Si bien él era uno de los más buenos de su edad su enemigo era uno de los más brutos. Al caer el publico se levantó y pidió que esto acabara. Los maestros llegaron a separar y claro unos paramédicos atendieron a la chica la cual la tomó por suerte, tenía lesiones que le costaría un mes recuperarse. Saitou salió con ella y los demás, ya el torneo no tenía sentido en lo absoluto la final era evidente que la ganaría él. Fue así como dijo Saitou pero tenía esa espina clavada de vengar a su pequeño amor, le habían dañado enfrente de él, que sensación más horrible hasta su hermana podía sentir la rabia recorrer sus venas cada vez que le escuchaba hablar de ese maldito torneo.
Guren Ichinose
Hoja de personaje
Nivel:
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Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Guren Ichinose Sáb Jun 04, 2016 11:31 pm
A los días de haber finalizado y la chica con el brazo inmovilizado. Salieron a caminar, con la hermana de Saitou igual, quien no los dejaba solos, estaba bien celosa. Llegaron a una pequeña laguna artificial. El chico apenado por la situación de ella, la verdad es que se sentía culpable por no haber participado. Ambas le decían que eso no era cierto que no podía haber hecho nada porque él no podía pelear pero por otra parte él se sentía igual de mal por la lesión. Lanzó un par de piedras al agua las cuales ni rebotaban carecían de la fuerza suficiente para hacer esto. De todos modos le felicitó a ella por su papel, había peleado fenomenal. La habilidad que demostraba a medida que avanzaba sorprendía al peli morado e incluso a su hermana. Ambos siempre le animaban a pesar de esa maldita lesión. Por otra parte Saitou estaba algo preocupado ya que en varias ocaciones unos tipos del gobierno se le habían acercado y por ahora no les había dicho ni a sus padres, no lo veía importante. Seguro era algo sin importancia alguna, sí seguro era eso.
Seís años después. El joven espadachín ya era un adolescente y su amiga igual. Ambos no tenían una relación como tal pero se frecuentaban mucho más que antes. El chico ya había sido informado que era requerido para los CP pero a nadie le había dicho. Esos seis años siendo insistido a diario habían dado resultados. Pero ya el día de mañana iba a ser sacado de la academia para poder irse a entrenar con los del gobierno. Saitou ese día andaba algo extraño, no decaído sino que más bien extrañado de no haber comentado nada a nadie, al menos a su hermana y a su amiga, sus padres ya sabían la noticia claro que el maestro igual. Por eso ese mismo día en la mañana Saitou cortó una flor para esperar a su vecina, quien de verdad le gustaba.
Cuando se reunieron con una tierna tomada de mano y la entrega de la flor le comenzó a contar todo. Desde que los diez años había sido abordado por unos CP que lo querían para integrarse. Al inicio él no lo vio bien ni nada pero a lo largo de los años fue tomando más peso. Hasta que llegó el momento de admitir que hoy era su último día aquí. Estaba todo programado para que hoy tuviese que partir. El chico no dijo más que eso, era la despedida de ambos dentro de un par de horas. Le apretó la mano fuerte a ella, sintió ya sabia que por ultima vez el tacto tan delicado de la piel contraria. Ella no lloró pero quería, él por su parte memorizaba todos los ademanes que le entregaba en la caminata, su aroma lo memorizaba, sus palabras, su tono de voz hasta sus curvas femeninas para la edad. No quería olvidarle por eso tomaba medidas preventivas para con eso.
Seís años después. El joven espadachín ya era un adolescente y su amiga igual. Ambos no tenían una relación como tal pero se frecuentaban mucho más que antes. El chico ya había sido informado que era requerido para los CP pero a nadie le había dicho. Esos seis años siendo insistido a diario habían dado resultados. Pero ya el día de mañana iba a ser sacado de la academia para poder irse a entrenar con los del gobierno. Saitou ese día andaba algo extraño, no decaído sino que más bien extrañado de no haber comentado nada a nadie, al menos a su hermana y a su amiga, sus padres ya sabían la noticia claro que el maestro igual. Por eso ese mismo día en la mañana Saitou cortó una flor para esperar a su vecina, quien de verdad le gustaba.
Cuando se reunieron con una tierna tomada de mano y la entrega de la flor le comenzó a contar todo. Desde que los diez años había sido abordado por unos CP que lo querían para integrarse. Al inicio él no lo vio bien ni nada pero a lo largo de los años fue tomando más peso. Hasta que llegó el momento de admitir que hoy era su último día aquí. Estaba todo programado para que hoy tuviese que partir. El chico no dijo más que eso, era la despedida de ambos dentro de un par de horas. Le apretó la mano fuerte a ella, sintió ya sabia que por ultima vez el tacto tan delicado de la piel contraria. Ella no lloró pero quería, él por su parte memorizaba todos los ademanes que le entregaba en la caminata, su aroma lo memorizaba, sus palabras, su tono de voz hasta sus curvas femeninas para la edad. No quería olvidarle por eso tomaba medidas preventivas para con eso.
Guren Ichinose
Hoja de personaje
Nivel:
(26/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Guren Ichinose Sáb Jun 04, 2016 11:32 pm
Ese dia no fueron al colegio, sino que pasaron todo el momento juntos, riendo y hablando de lo último que podían. Sabía que en un plazo extendido se verían otra vez pero este le hizo una promesa a ella, que cuando volviera no sería para una misión sino que para tomar su mano. Sí, estaba tomando riendas en el asunto. Ella se sonrojó y preguntó si era verdad lo que comentaba. Saitou siempre lo aceptó, estaba enamorado de ella y se lo demostró con un tierno beso en los labios carnosos que ella poseía. El tiempo volaba estando a su lado, pero tenía que ir a la academia en un par de horas más para poder ser recibido y tomar las riendas de su nueva vida. Ese beso pareció eterno bajo la luz de ese sol, las flores bailaban como si se tratase de un encuentro de amor eterno, los pájaros tocaban melodías preciosas, el aroma era más intenso, ese aroma del perfume de ella y del cabello largo de él. Los ojos cerrados de los enamorados siguieron ese beso, húmedo, con manos bastante locas y como siempre joviales. Cuando se separaron este fue a su dojo pero no sin antes decirle al odio cuanto le amaba, que le esperase para hacer una vida normal.
Cuando llegó al dojo su familia estaba ahí como se esperaba su hermana se lanzó a los brazos de Saitou llorando al saber la noticia pero estando orgulloso de él. Todos ahí estaban muy orgullosos de que se iría a trabajar con el gobierno a la facción más reconocida y más importante. Todos comenzaron a felicitarle pero para él no era más que un tramite para poder hacer a todos más reconocidos en el mundo exterior. Ahora estaba lo suficientemente más grande como para poder afrontar lo que se le venía. Su padre le entregó nuevas katanas no eran la novena maravilla pero servían para que las usara. Su madre le entregó una especie de bufanda de color blanca, sus abuelos un traje negro y al final llegó ella, quien le prometió amor eterno. Ella había tejido una especie de manta de color azulada con terminaciones blancas, lo hizo pensando en el futuro ni sabía que se iría pero se la vino a dejar. Todos esos regalos serían para que siempre estuvieran en su mente. El chico no lloraba con nada, era una piedra pero eso no le quitaba la tristeza en su corazón.
Guren Ichinose
Hoja de personaje
Nivel:
(26/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
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