Online
Conectarse
En total hay 15 usuarios en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 15 Invitados :: 1 Motor de búsqueda
Ninguno
El record de usuarios en línea fue de 166 durante el Dom Nov 13, 2016 9:10 pm
Last Post
Censo
Staff
Página 1 de 2.
Página 1 de 2. • 1, 2
Creado por Eberhard Schwarzschild Sáb Ene 30, 2016 3:34 am
Días han pasado desde que los compañeros de celda lograron engañar a los carceleros, estos luego de la paliza que le rompió algunos huesos al joven no practicaron mas la tortura, parece que tenían otras cosas de las que estar pendientes. Ellos venían a la celda de vez en cuando para ver si habían muerto ambos, pero siempre los encontraban tirados en el suelo, arrimados en una esquina cubierta con paja presuntamente para mantener el calor, seguro pensarían que estaban muy débiles y que se mantenían vivos bebiendo algo de condensación de la nieve que caía por la ventana. No podrían estar mas equivocados. Eberhard llevaba desde la noche en que casi lo dejan lisiado escabulléndose del calabozo, entrando a la cocina, robando comida y regresando para compartirla con su compañera de celda, la chica poco a poco iba recuperándose de su estado inicial siendo ahora mas propio de una mujer y menos de un esqueleto con piel.
No era muy difícil hacer todo eso para el joven, se había memorizado las rutinas de todos los guardias de la prisión, incluso cuando cambiaban de turnos en un intento por despistar no podían ocultar sus hábitos, eso era una ventaja. Pese a su gran memoria, no podía descuidarse, un error y los carceleros se darían cuenta. Esa noche sin embargo mientras estaba en la cocina, tomando un poco de carne y algunas verduras, no pudo evitar escuchar algo un poco inquietante. Habían traído un prisionero muy importante a la misma torre, pero lo habían dejado en el calabozo contiguo al de la pareja. Eso explicaba los cambios y la ausencia de torturas, no iba a quejarse, si alguien mas estaba siendo apaleado la pareja tendría tiempo para recuperarse. Regreso a la celda, tenia pocas cosas encima, no podía cargar demasiado porque le entorpecerían el regreso.
Traía lo que parecía una espada amarrada a la espalda, abre la celda y la cierra, dejando el collar incrustado dentro de la cerradura de esa manera no se sellaría, ese truco lo venían usando desde aquella vez – traje menos cena hoy – dice mientras deja las provisiones en frente a la chica – pase primero por el arsenal – se podía notar como Eberhard tenia unos guantes de metal en sus manos, eran un poco extraños, parecían armas por las garras y los pinchos que tenían. Antes de comenzar a comer se quita los guantes ocultándolos en el fardo de paja – seria mejor mantenerlas ocultas, así cuando llegue el momento los tomaremos por sorpresa – en ese momento se sienta junto a la chica. Hacia bastante frío como de costumbre en la celda, pero aun así tomo un trozo de pan y comenzó a comerlo – buen provecho – le dice con un tono algo mas alegre, desde hacia poco no se mantenía tan serio, era mas propenso a hacer chistes y cosas similares, mantener la moral alta y el ánimo eran tan importantes como la nutrición si querían escapar.
No era muy difícil hacer todo eso para el joven, se había memorizado las rutinas de todos los guardias de la prisión, incluso cuando cambiaban de turnos en un intento por despistar no podían ocultar sus hábitos, eso era una ventaja. Pese a su gran memoria, no podía descuidarse, un error y los carceleros se darían cuenta. Esa noche sin embargo mientras estaba en la cocina, tomando un poco de carne y algunas verduras, no pudo evitar escuchar algo un poco inquietante. Habían traído un prisionero muy importante a la misma torre, pero lo habían dejado en el calabozo contiguo al de la pareja. Eso explicaba los cambios y la ausencia de torturas, no iba a quejarse, si alguien mas estaba siendo apaleado la pareja tendría tiempo para recuperarse. Regreso a la celda, tenia pocas cosas encima, no podía cargar demasiado porque le entorpecerían el regreso.
Traía lo que parecía una espada amarrada a la espalda, abre la celda y la cierra, dejando el collar incrustado dentro de la cerradura de esa manera no se sellaría, ese truco lo venían usando desde aquella vez – traje menos cena hoy – dice mientras deja las provisiones en frente a la chica – pase primero por el arsenal – se podía notar como Eberhard tenia unos guantes de metal en sus manos, eran un poco extraños, parecían armas por las garras y los pinchos que tenían. Antes de comenzar a comer se quita los guantes ocultándolos en el fardo de paja – seria mejor mantenerlas ocultas, así cuando llegue el momento los tomaremos por sorpresa – en ese momento se sienta junto a la chica. Hacia bastante frío como de costumbre en la celda, pero aun así tomo un trozo de pan y comenzó a comerlo – buen provecho – le dice con un tono algo mas alegre, desde hacia poco no se mantenía tan serio, era mas propenso a hacer chistes y cosas similares, mantener la moral alta y el ánimo eran tan importantes como la nutrición si querían escapar.
Eberhard Schwarzschild
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Elizabeth Hitze Dom Ene 31, 2016 6:09 pm
Por fin las cosas comenzaban a pintar algo bien, gracias a su compañero ella comenzaba a comer como era debido.. O al menos mejor de cómo lo hacía, su cuerpo no era un montón de huesos, por fin tenía algo de carne encima, ya estaba mejor formado y proporcionado dejando de ser cualquier niña mostrando su verdadero cuerpo de mujer, estaba algo inquieta esperando a Eber mientras escondía mejor las cosas que tenían entre ellas un trozo de tela que utilizaba para cubrirse en la madrugada y así no morir por tanto frío. Cuando vio a Eber entrar lo primero que observó fueron aquellas guanteletas e metal, extrañada las observaba algo incómoda - ¿Qué es eso?..- Cuestionó extrañada. - Si comienzan a notar que faltan cosas sospecharán y estarán más alerta, ten mucho cuidado por favor, esto es algo que no puedes esconder mucho.- Suspiró y sentada junto al montón de paja le sonrió, su trato a él había cambiado demasiado, sus palabras eran más cálidas y sus sonrisas más sinceras dejando de llorar totalmente y dejando aquellos sentimientos suicidad de manera temporal.
Cuando él se sentó y ofreció la comida ella sin pensarlo se sentó en sus piernas buscando resguardo entre los brazos de él, era más que evidente que era el único lugar donde de verdad se sentía segura, comenzando a comer también su parte sus mejillas por fin tomaban un suave carmesí culpa de su compañero. - Desde que la persona de la celda en la que estaba yo los guardias dejaron de venir… – susurró como si de un secreto se tratara, suspiró y tras terminar de comer su pan abrazó a Eber escondiéndose en su cuello, rozó con delicadeza la punta de su nariz y le regaló un beso en el mismo cuello. - Sácame de aquí… – Pidió en un susurro, su voz cambiaba cada vez que se dirigía a él de esa manera, se volvía más dulce y hasta cierto punto sugerente, aunque era algo que la peli blanca no controlaba mucho, sí, se había vuelto totalmente dependiente del pirata.
Mordió un poco el cuello del luchador apegando sus senos al pecho de él siendo solamente la delgada tela que ella portaba lo único que separaba el contacto directo. - Escuché que planean sacar al hombre de alado…- susurró y sonrió un poco besando más arriba de su cuello y atrapando el lóbulo de la oreja del pirata con sus labios tirando un poco de este. - Quizá sea cierto el rumor, de ser así podemos aprovechar para escapar, no?..-
Cuando él se sentó y ofreció la comida ella sin pensarlo se sentó en sus piernas buscando resguardo entre los brazos de él, era más que evidente que era el único lugar donde de verdad se sentía segura, comenzando a comer también su parte sus mejillas por fin tomaban un suave carmesí culpa de su compañero. - Desde que la persona de la celda en la que estaba yo los guardias dejaron de venir… – susurró como si de un secreto se tratara, suspiró y tras terminar de comer su pan abrazó a Eber escondiéndose en su cuello, rozó con delicadeza la punta de su nariz y le regaló un beso en el mismo cuello. - Sácame de aquí… – Pidió en un susurro, su voz cambiaba cada vez que se dirigía a él de esa manera, se volvía más dulce y hasta cierto punto sugerente, aunque era algo que la peli blanca no controlaba mucho, sí, se había vuelto totalmente dependiente del pirata.
Mordió un poco el cuello del luchador apegando sus senos al pecho de él siendo solamente la delgada tela que ella portaba lo único que separaba el contacto directo. - Escuché que planean sacar al hombre de alado…- susurró y sonrió un poco besando más arriba de su cuello y atrapando el lóbulo de la oreja del pirata con sus labios tirando un poco de este. - Quizá sea cierto el rumor, de ser así podemos aprovechar para escapar, no?..-
Elizabeth Hitze
Hoja de personaje
Nivel:
(26/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 | 1 |
Creado por Eberhard Schwarzschild Dom Ene 31, 2016 7:13 pm
El luchador arqueo un poco la ceja cuando la pirata se le sentó en las piernas, de costado cercana al pecho del pirata, en ese momento el cruza sus brazos por sobre ella cuando toma la comida, como si le estuviese dando un abrazo, también deseaba tenerla cerca. Comenzó a hablar sobre el prisionero importante en el calabozo cercano – es verdad, supongo que ese tipo debe ser muy importante, porque ni si quiera han venido a ver si seguimos respirando – continuando con su comida, ahora abrazado a la pirata, en ese momento sintió un ligero beso en el cuello seguido de una petición en calidad de susurro – tienes mi palabra, saldremos de aquí – aunque quizás la palabra de un ladrón no tuviese mucho valor, el joven en ese momento la cumpliría aun si se le fuese la vida en ello, no la iba a dejar en esa fosa.
Por momentos comenzó a entrar una ráfaga fría dentro de la celda, el cuerpo de Eberhard comenzó a temblar un poco por el escalofrío, no era tan notorio pues compartía calor con Elizabeth pero aun así hacia bastante frío – mmm…si pueden estar considerando moverlo, pero no se a donde lo llevarían, cuesta mucho dinero trasladar a un prisionero así que si lo van a mover tiene que ser muy importante – piensa el joven, maquinando en su mente todo posible escenario – había escuchado de una prisión en medio del mar, si el tipo es tan importante seguro lo llevaran ahí, podríamos colarnos en el barco y escapar cuando tengan que cargar provisiones – era una estrategia arriesgada pero podría funcionar, lo otro es que podrían robar un barco pero la situación en ese caso ameritaba una distracción muy grande – creo que su traslado es en una semana, así que tenemos tiempo para relajarnos un poco – apoyo su cabeza encima de la ajena – te ves bastante bien, cuando entraste al calabozo parecías un saco de huesos y ahora se te nota mejor en todos los aspectos, incluyendo tu apariencia, eres bastante bella ¿sabias? – probablemente lo tomaran a mal, pero lo cierto es que el pirata no había pensado nada de sus palabras, simplemente había surgido.
Tomo un trozo de queso y con los guanteletes extraños que tenia corto un trozo usando una de sus manos, abriendo otro trozo de pan al medio y colocando el queso en el interior, acto seguido se lo ofreció a la pirata – creo que así el pan tendría mas sabor – le dice con un tono bastante alegre.
Por momentos comenzó a entrar una ráfaga fría dentro de la celda, el cuerpo de Eberhard comenzó a temblar un poco por el escalofrío, no era tan notorio pues compartía calor con Elizabeth pero aun así hacia bastante frío – mmm…si pueden estar considerando moverlo, pero no se a donde lo llevarían, cuesta mucho dinero trasladar a un prisionero así que si lo van a mover tiene que ser muy importante – piensa el joven, maquinando en su mente todo posible escenario – había escuchado de una prisión en medio del mar, si el tipo es tan importante seguro lo llevaran ahí, podríamos colarnos en el barco y escapar cuando tengan que cargar provisiones – era una estrategia arriesgada pero podría funcionar, lo otro es que podrían robar un barco pero la situación en ese caso ameritaba una distracción muy grande – creo que su traslado es en una semana, así que tenemos tiempo para relajarnos un poco – apoyo su cabeza encima de la ajena – te ves bastante bien, cuando entraste al calabozo parecías un saco de huesos y ahora se te nota mejor en todos los aspectos, incluyendo tu apariencia, eres bastante bella ¿sabias? – probablemente lo tomaran a mal, pero lo cierto es que el pirata no había pensado nada de sus palabras, simplemente había surgido.
Tomo un trozo de queso y con los guanteletes extraños que tenia corto un trozo usando una de sus manos, abriendo otro trozo de pan al medio y colocando el queso en el interior, acto seguido se lo ofreció a la pirata – creo que así el pan tendría mas sabor – le dice con un tono bastante alegre.
Eberhard Schwarzschild
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Elizabeth Hitze Miér Feb 03, 2016 10:18 pm
Escuchó las palabras del moreno levantando un poco su mirada sintiendo su cabeza la cual dejó apoyarse sin problema alguno. El rubor de sus mejillas se hizo notable ante el comentario y ella solamente atinó a juntar más sus rodillas y algo avergonzada dar el último bocado del trozo de pan que había tomado. - Entonces… ¿Te gusta mi cuerpo?...- Cuestionó en un dulce susurro mientras extendía un poco sus brazos para con delicadeza tomar lo que se le era ofrecido. Era la primera vez que sin morbo elogiaban así su “belleza” algo que la pirada no tenía muy presente o bien no le era relevante. Las palabras que provenían de él la hicieron estremecer acompañadas de ese sutil abrazo. Se acurrucó más escondiéndose en el pecho de él y con cuidado deshizo el suave agarre de sus harapos los cuales cayeron por su dorso quedando en su cadera dejando su pecho al descubierto. Dejó a un lado su improvisado emparedado y apegó sus senos al dorso de él, le abrazó rodeándole con sus brazos acariciando su espalda y teniendo cuidado con las cicatrices de su espalda. Comenzó a besar lentamente su cuello intercalándolo con delicadas y suaves mordidas sin marcar su piel. - Eberhard…- Murmuró en un tenue hilo de voz, moviendo un poco su cuerpo obligaba a sus pieles tener un contacto más directo. Cerró suavemente sus párpados y acompañada de suaves gimoteos aquellas atenciones al luchador se volvían un poco más intensas, ella se sentía en deuda con él y cautivada y agradecida, no conocía otra manera de “pagar” todo lo que el hombre hacía por ella. - Déjeme atender su cuerpo… - musitó tras dejar un suave jadeo en el cuello del masculino. - Sólo… Sólo disfrute de la comida, yo me encargaré de lo demás ¿si?..- Agregó.
La sensación en el ambiente al menos para ella era agradable, el no sentirse obligada por los actos que hacía y la seguridad de la presencia del otro volvía prácticamente a la prisionera en una mansa criatura.
La sensación en el ambiente al menos para ella era agradable, el no sentirse obligada por los actos que hacía y la seguridad de la presencia del otro volvía prácticamente a la prisionera en una mansa criatura.
Elizabeth Hitze
Hoja de personaje
Nivel:
(26/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 | 1 |
Creado por Eberhard Schwarzschild Miér Feb 03, 2016 10:25 pm
Estaba comiendo del pan cuando de repente la chica se puso demasiado sugerente, tanto que Ebeherd ni si quiera pudo masticar lo que estaba comiendo – ¿eh? – su mente estaba en blanco durante unos momentos, no pudo hacer ningún movimiento y cuando la chica se desvistió abrazándolo, se inclino hacia atrás apoyándose con su brazo derecho. De todas las cosas que podían pasar eso lo había agarrado completamente con la guardia baja, en ningún momento se esperaba algo como eso – pues…la verdad…no se que decir… - tartamudeaba un poco por el nerviosismo. Aunque al final viendo que ella no parecía con las cosas que hacia aceptar un no por respuesta, el joven respiro hondo y se inclino hacia adelante, retomando el abrazo con sus dos brazos - ¿segura que estas bien con esto? – se inclino hacia su rostro, besándola en los labios – perdóname si soy algo torpe, pero nunca he estado con una mujer – mentira no era. Tanto tiempo estuvo pensando en su propia supervivencia, que nunca paso por su mente en ese tipo de situaciones.
Se dejo llevar en la situación mientras entre besos y caricias la pareja consumo el acto. No sabe a ciencia cierta cuanto duro, pero ambos terminaron completamente dormidos luego de hacerlo. Los primeros rayos del sol despertaron al luchador, quien al abrir los ojos lo primero que vio fue el rostro de la joven muy cerca del suyo, inclinándose hacia ella y dándole un corto beso – ya amaneció – quizás la velada no fue en el lugar mas acogedor, pero al menos para el luchador fue de lo mejor que le paso hasta ese momento. Se había acomodado de nuevo su pantalón y se puso ha hacer algunos ejercicios dentro de la celda, como unas flexiones verticales, obviamente no cargaba los guanteletes puestos – esta noche te conseguiré una ropa mas cálida – estaba bastante mas motivado ahora que antes, la chica había logrado encender en el una chispa que pensaba se había apagado varios años atrás.
Se dejo llevar en la situación mientras entre besos y caricias la pareja consumo el acto. No sabe a ciencia cierta cuanto duro, pero ambos terminaron completamente dormidos luego de hacerlo. Los primeros rayos del sol despertaron al luchador, quien al abrir los ojos lo primero que vio fue el rostro de la joven muy cerca del suyo, inclinándose hacia ella y dándole un corto beso – ya amaneció – quizás la velada no fue en el lugar mas acogedor, pero al menos para el luchador fue de lo mejor que le paso hasta ese momento. Se había acomodado de nuevo su pantalón y se puso ha hacer algunos ejercicios dentro de la celda, como unas flexiones verticales, obviamente no cargaba los guanteletes puestos – esta noche te conseguiré una ropa mas cálida – estaba bastante mas motivado ahora que antes, la chica había logrado encender en el una chispa que pensaba se había apagado varios años atrás.
Eberhard Schwarzschild
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Elizabeth Hitze Lun Feb 08, 2016 10:11 pm
Se quedó tan profundamente dormida que los movimientos del contrario no hicieron por despertarla, extrañamente una sutil sonrisa adornaba sus finos labios mientras celosamente juntaba sus rodillas y abrazaba su cuerpo buscando abrigarse. Abrió lentamente sus párpados al sentir el contacto de los labios ajenos siendo lo primero al despertar ver al luchador. Su mirada se iluminó y lentamente se hincó como si buscara recibirle mientras él se ponía de pie y comenzaba a hacer los ejercicios, ella acariciaba solamente su vientre avergonzada de verle a los ojos, simplemente agachaba la cabeza esperando palabras de él.
Levantó un poco la mirada cuando escuchó aquello, el rubor de sus mejillas se había vuelto más marcado y comenzó a gatear hacia él a medida que se ponía de pie aún sin tener alguna prenda encima, le abrazó y se acurrucó en su pecho buscando refugio en los brazos de su ahora hombre. - Eberhard.. No vayas… Quédate conmigo… -Murmuró algo insistente dándole un beso en el abdomen. Su mirada se mantenía posada en él sin perder esa necesidad de sentirlo cerca, no fue hasta que comenzaron a escuchar como suaves pasos se acercaban por el pasillo a lo que Elizabeth rápidamente tomó sus harapos cubriendo su cuerpo escondiéndose en una de las esquinas en silencio. Parecía que habían traído algo de comida al prisionero de al lado y a la pareja, unas cuantas piezas de pan y agua era el “manjar” de ese día. Sin embargo se logró escuchar como entre susurros explicaban a aquel importante hombre que hoy sería el día. Sin entender mucho volteó a ver a Eber algo extrañada mientras volvía a caminar a sus brazos abrazándolo. - ¿Crees que intenten sacarlo hoy?.. - Cuestionó levantando su mirada al moreno. - Quiero salir de aquí… - Insistía la joven tras ponerse de puntitas tomando las mejillas de él besando profundamente sus labios. - Prometo servirte y obedecer cada una de tus órdenes si me sacas de aquí…- Aunque aquello parecía un trato, una manera de pago, Elizabeth ofrecía aquello buscando quedarse a su lado en todo momento, jamás se había sentido tan segura en brazos de un hombre.
Levantó un poco la mirada cuando escuchó aquello, el rubor de sus mejillas se había vuelto más marcado y comenzó a gatear hacia él a medida que se ponía de pie aún sin tener alguna prenda encima, le abrazó y se acurrucó en su pecho buscando refugio en los brazos de su ahora hombre. - Eberhard.. No vayas… Quédate conmigo… -Murmuró algo insistente dándole un beso en el abdomen. Su mirada se mantenía posada en él sin perder esa necesidad de sentirlo cerca, no fue hasta que comenzaron a escuchar como suaves pasos se acercaban por el pasillo a lo que Elizabeth rápidamente tomó sus harapos cubriendo su cuerpo escondiéndose en una de las esquinas en silencio. Parecía que habían traído algo de comida al prisionero de al lado y a la pareja, unas cuantas piezas de pan y agua era el “manjar” de ese día. Sin embargo se logró escuchar como entre susurros explicaban a aquel importante hombre que hoy sería el día. Sin entender mucho volteó a ver a Eber algo extrañada mientras volvía a caminar a sus brazos abrazándolo. - ¿Crees que intenten sacarlo hoy?.. - Cuestionó levantando su mirada al moreno. - Quiero salir de aquí… - Insistía la joven tras ponerse de puntitas tomando las mejillas de él besando profundamente sus labios. - Prometo servirte y obedecer cada una de tus órdenes si me sacas de aquí…- Aunque aquello parecía un trato, una manera de pago, Elizabeth ofrecía aquello buscando quedarse a su lado en todo momento, jamás se había sentido tan segura en brazos de un hombre.
Elizabeth Hitze
Hoja de personaje
Nivel:
(26/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 | 1 |
Creado por Eberhard Schwarzschild Miér Feb 10, 2016 1:36 am
Mientras estaba haciendo las flexiones Elizabeth se le aproximo sin ningún atuendo encima, dándole un abrazo en la cintura. Menos mal que pasaron dos cosas, la primera es que tenia buen equilibrio y la segunda era que pudo apoyarse en los barrotes a sus espaldas, sino lamentablemente el empuje provocado por la albina. Termino sus ejercicios, y se reincorporo comenzando a hacer ahora unos abdominales – Sabes que solo saldré un momento, no planeo dejarte sola – continuaba cuando de repente comenzó a escuchar a través de la pared de piedra personas hablando, según Elizabeth se trataban de los guardias, probablemente entregándole el almuerzo a su prisionero especial – no creo que intenten sacarlo hoy, lleva mucho trabajo y dinero transportar a un prisionero importante, tendrán que hacer sus preparativos y demás cosas - explica que no siempre es fácil transportar personas – te prometí que te sacaría de este lugar, y eso haré – cuando ella hizo esa afirmación final, Eberhard quedo realmente extrañado por esas palabras.
Dejo de hacer sus ejercicios y se le aproximo, tomando la camisa de tela y la sabana, poniéndoselas encima tanto su ropa como lo que usaba de abrigo – No quiero que te sientas en deuda o algo así, quiero que seas libre y que busques la vida que anhelas – dice mientras se le aproxima y le da un abrazo – ya veras que pronto todas las cosas horribles que te hicieron aquí serán solo un mal sueño – le da unas palabras de animo a la chica, realmente quería que ella viviera como quisiera, no que se sintiera en deuda o algo similar con Eberhard y que terminara sirviéndole por ello.
Había sonado la alarma en la isla, Eberhard entro en alerta en ese momento. Soltó por unos instantes a Elizabeth y se trepo como pudo por la pared, mirando hacia el exterior por la ventana del calabozo. Parecía que habían muchas personas corriendo, entre ellos guardias y en poco tiempo comenzaron a haber explosiones – creo que es hora de que nos vayamos – se reincorpora, se coloca sus guanteletes nuevos y abre la puerta de la celda, haciéndole señas a la chica para que le siga – no te separes de mi – ambos comienzan a caminar por la escalera llegando a la entrada del calabozo, cuando otra explosión ocurrió, esta vez fue muy cerca, fue al otro lado del muro de piedra, en el otro calabozo donde se suponía que estaba el prisionero importante. Eberhard había abrazado de nuevo a la chica, esperando a que bajara la nube de polvo y en eso poco a poco abrió la puerta de la estancia – creo que los guardias tienen mejores cosas que hacer, aprovechemos esta oportunidad.
Se movían por los pasillos de la torre con mucho cuidado, el luchador recordaba cada vuelta que tenían que hacer para salir, aunque pasaron junto a los vestidores de los guardias – ven un momento – le indico a la chica. Entraron ambos en ese cuarto y cerro la puerta – te dará algo si sales vestida así con el frío que hace, toma alguna de esas ropas, seguro encuentras algo que te quede, yo vigilare la entrada – el luchador se encontraba preparado para cualquier eventualidad, si entraba algún guardia le haría morder el polvo.
Dejo de hacer sus ejercicios y se le aproximo, tomando la camisa de tela y la sabana, poniéndoselas encima tanto su ropa como lo que usaba de abrigo – No quiero que te sientas en deuda o algo así, quiero que seas libre y que busques la vida que anhelas – dice mientras se le aproxima y le da un abrazo – ya veras que pronto todas las cosas horribles que te hicieron aquí serán solo un mal sueño – le da unas palabras de animo a la chica, realmente quería que ella viviera como quisiera, no que se sintiera en deuda o algo similar con Eberhard y que terminara sirviéndole por ello.
Había sonado la alarma en la isla, Eberhard entro en alerta en ese momento. Soltó por unos instantes a Elizabeth y se trepo como pudo por la pared, mirando hacia el exterior por la ventana del calabozo. Parecía que habían muchas personas corriendo, entre ellos guardias y en poco tiempo comenzaron a haber explosiones – creo que es hora de que nos vayamos – se reincorpora, se coloca sus guanteletes nuevos y abre la puerta de la celda, haciéndole señas a la chica para que le siga – no te separes de mi – ambos comienzan a caminar por la escalera llegando a la entrada del calabozo, cuando otra explosión ocurrió, esta vez fue muy cerca, fue al otro lado del muro de piedra, en el otro calabozo donde se suponía que estaba el prisionero importante. Eberhard había abrazado de nuevo a la chica, esperando a que bajara la nube de polvo y en eso poco a poco abrió la puerta de la estancia – creo que los guardias tienen mejores cosas que hacer, aprovechemos esta oportunidad.
Se movían por los pasillos de la torre con mucho cuidado, el luchador recordaba cada vuelta que tenían que hacer para salir, aunque pasaron junto a los vestidores de los guardias – ven un momento – le indico a la chica. Entraron ambos en ese cuarto y cerro la puerta – te dará algo si sales vestida así con el frío que hace, toma alguna de esas ropas, seguro encuentras algo que te quede, yo vigilare la entrada – el luchador se encontraba preparado para cualquier eventualidad, si entraba algún guardia le haría morder el polvo.
Eberhard Schwarzschild
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Elizabeth Hitze Sáb Feb 13, 2016 4:27 pm
- Eber… - Las palabras de él solamente la volvían a enmalezar en totalidad, cada sílaba obligaba a la peliblanca a verlo como si fuese un príncipe de aquellos libros que tuvo la oportunidad de hojear y ver de los dibujos pues en lectura… No conocía muchas letras como para poder leer un libro a perfección pero lo poco que se llegó a imaginar era suficiente para ella. En cuanto sonó la alarma ella se cubrió bien con lo poco que traía encima. Asintió a la orden, no se separaría de él en ningún momento. Lo siguió tomándole con cuidado de la presilla de su pantalón hasta que un suave chillido salió de ella por la explosión, sin embargo el moreno se puso frente a ella abrazándola y protegiéndola, ruborizándose se escondió en su pecho hasta que la tierra bajó por completo. Tosió un poco levantando la mirada para verle. Entró a la estancia en cuanto él abrió la puerta escapando del polvo. Esperó a que él entrara para seguirlo nuevamente sin alejarse mucho, a paso corto sus pies descalzos resonaban en los muros de aquellos pasillos de la torre.
Se detuvo en seco cuando él le ordenó entrara a lo que parecían vestidores, hacía tanto que no veía tanta ropa junta que su mirada se iluminó, sin embargo volteó a todos lados dejando caer la única prenda que le cubría corriendo a las regaderas, abrió estas de golpe, el agua era tibia, sonriendo comenzó a tallar todo su cuerpo para limpiarlo, claro, lo hizo de manera rápida, no tenía tiempo para disfrutar de la ducha como tal. , salió empapada dejando la regadera abierta y tomando una toalla secó su cuerpo y cabello. Hurgó entre la ropa buscando cualquier cosa, lo que fuera, pero o todo era demasiado grande o bastante tosco para ella. No tardó mucho en encontrar un morral con ropa limpia tanto interior como exterior, sonriendo parecía que la mujer a la que pertenecía todo eso era de su talla. Un conjunto de bragas y sostén de color negro adornaron su delgado cuerpo, una falda bien entallada que bajo ella tenía una licra perfecto para correr sin andar incómoda, una blusa blanca la cual se puso y abotonó con rapidez. Con sus dedos peinó su cabello mientras con la vista buscaba algo de calzado. No tardó mucho en encontrar unos zapatos de piso perfectos para ella. - Estoy lista. - Susurró mientras seguía hurgando entre la ropa esperando las órdenes del contrario. No tardó mucho antes de que gente corriera en los pasillos fuera de los vestidores, nerviosa, Elizabeth se apresuraba, quizá habría algo que les ayudaría a escapar y sí, había encontrado una pequeña daga la cual no dudó en tomar. Se quedó en silencio acercándose a la puerta, parecía que no se escuchaba nada de ruido, sin ver a Eber ni tener mucho cuidado abrió la puerta lentamente, lo primero que vio ahí fue un guardia de espaldas algo distraído. Tragó en seco y vio de reojo a Eber, sin previo aviso apuñaló por la espalda a dicho guardia encajándole la daga por la espalda a la altura del corazón, este calló inmediatamente cual costal desangrándose en el acto. La joven nerviosa dio un par de pasos hacia atrás algo temblorosa. – V-Vámonos.. No hay nadie afuera… - Titubeó buscando a Eber con la mirada, tras haber matado a un hombre sin su consentimiento o permiso quizá él la regañaría. Sin perder tiempo se abalanzó sobre el hombre registrándolo buscando algo que podrían utilizar. Lo primero que encontró fueron unas llaves, quizá serían de alguna entrada o salida y con él cargaba una espada, ella sin dudarlo la tomó, un buen recuerdo de su primer asesinato ¿no?
Se detuvo en seco cuando él le ordenó entrara a lo que parecían vestidores, hacía tanto que no veía tanta ropa junta que su mirada se iluminó, sin embargo volteó a todos lados dejando caer la única prenda que le cubría corriendo a las regaderas, abrió estas de golpe, el agua era tibia, sonriendo comenzó a tallar todo su cuerpo para limpiarlo, claro, lo hizo de manera rápida, no tenía tiempo para disfrutar de la ducha como tal. , salió empapada dejando la regadera abierta y tomando una toalla secó su cuerpo y cabello. Hurgó entre la ropa buscando cualquier cosa, lo que fuera, pero o todo era demasiado grande o bastante tosco para ella. No tardó mucho en encontrar un morral con ropa limpia tanto interior como exterior, sonriendo parecía que la mujer a la que pertenecía todo eso era de su talla. Un conjunto de bragas y sostén de color negro adornaron su delgado cuerpo, una falda bien entallada que bajo ella tenía una licra perfecto para correr sin andar incómoda, una blusa blanca la cual se puso y abotonó con rapidez. Con sus dedos peinó su cabello mientras con la vista buscaba algo de calzado. No tardó mucho en encontrar unos zapatos de piso perfectos para ella. - Estoy lista. - Susurró mientras seguía hurgando entre la ropa esperando las órdenes del contrario. No tardó mucho antes de que gente corriera en los pasillos fuera de los vestidores, nerviosa, Elizabeth se apresuraba, quizá habría algo que les ayudaría a escapar y sí, había encontrado una pequeña daga la cual no dudó en tomar. Se quedó en silencio acercándose a la puerta, parecía que no se escuchaba nada de ruido, sin ver a Eber ni tener mucho cuidado abrió la puerta lentamente, lo primero que vio ahí fue un guardia de espaldas algo distraído. Tragó en seco y vio de reojo a Eber, sin previo aviso apuñaló por la espalda a dicho guardia encajándole la daga por la espalda a la altura del corazón, este calló inmediatamente cual costal desangrándose en el acto. La joven nerviosa dio un par de pasos hacia atrás algo temblorosa. – V-Vámonos.. No hay nadie afuera… - Titubeó buscando a Eber con la mirada, tras haber matado a un hombre sin su consentimiento o permiso quizá él la regañaría. Sin perder tiempo se abalanzó sobre el hombre registrándolo buscando algo que podrían utilizar. Lo primero que encontró fueron unas llaves, quizá serían de alguna entrada o salida y con él cargaba una espada, ella sin dudarlo la tomó, un buen recuerdo de su primer asesinato ¿no?
Elizabeth Hitze
Hoja de personaje
Nivel:
(26/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 | 1 |
Creado por Eberhard Schwarzschild Miér Feb 17, 2016 10:23 am
La situación era contra el reloj, tenían hasta los segundos contados, pero la albina en lugar de ponerse rápidamente una ropa nueva, decidió darse un baño. El luchador no pudo evitar darse unos cabezazos contra la pared, menos mal que no tardo ni cinco minutos en el agua, una ducha exprés como quien dice. Pensándolo bien eso quizás le viniese mejor, pues así subiría un poco su moral, cosa que aumentaría su desempeño y determinación, así que no le dijo nada cuando salió del baño. Aparta la mirada cuando ella comienza a cambiarse, vale que lo hicieron la noche anterior, pero aun así el joven no se sentía con la suficiente confianza como para verla con naturalidad sin nada encima. Se asoma un momento por la rendija de la puerta y ve que un guarda se aproxima, sin decir nada cierra la puerta y se oculta en un montón de ropa colgada a su lado, se queda quieto esperando a que pase el guardia.
Comenzó a escuchar como se abria la puerta, estaba apunto de saltarle al cuello cuando se dio cuenta de que era Elizabeth. Estaba por detenerla cuando se vio que apuñalo al guardia por la espalda, probablemente con una daga que robo de las ropas. Salio y la observo tomar la espada del guardia como recuerdo. Parecía muy nerviosa, pero no la regaño ni nada por el estilo, simplemente camino pasando a su lado, sacando la daga de la espalda del guardia y regreso con ella – ten, olvidaste tu daga – le dice dándole unas palmaditas en la cabeza - ¿vez que eres fuerte? Solo tente mas confianza Elizabeth – vuelve a mirar el pasillo – continuemos – el tiempo apremiaba y tenían que salir de ahí.
Llegaron al exterior y se toparon con lo que parecía una guerra, había disparos y cuerpos por doquier. Un soldado venia corriendo hacia la pareja cuando de repente recibió un tiro en la cabeza, el proyectil provino desde la lejanía, probablemente por un fusil de largo alcance. El pobre tipo aun agonizaba, parece que la bala no le dio de lleno, tan solo logro articular una palabra “revolucionarios” luego se cayo – parece que no somos los únicos con asuntos en esta isla – toma a la chica de la mano para que no se alejara y comienza a moverse al poblado. Alcanzaron hasta estar detrás de una casa, la puerta posterior estaba abierta y aprovecharon para entrar. En el interior solo había sacos de harina, comenzó a escucharse un forcejeo con la puerta, parecían soldados queriendo entrar.
Seguramente habían mas soldados viniendo, así que no podría con todos a menos que pensara en un plan – tu tranquila, tengo todo bajo control – y una mierda bajo control, estaba con el pulso acelerado y tenia que pensar rápido. Recordó que hace años escucho que la harina siempre debía mantenerse en sitios sin viento, y sin ninguna fuente de ignición cerca. Se preguntaba porque y recordó que en las afueras de las casas siempre iluminan el trecho con antorchas. Comenzó a abrir todas las ventanas altas que podía, y rompió los sacos de harina. La brisa entro en la casa alzando el polvo de los sacos, y salieron ambos por la puerta de enfrente, taponeándola con una barra de madera – por aquí debería de estar – miro a todos lados hasta que consiguió la dichosa antorcha. La tomo y la arrojo por una de las ventanas, echando a correr.
No paso mucho tiempo antes que la casa volara en pedazos, quizás fuese por casualidad, pero Eberhard ahora sabia porque no debías dejar que se ventilara la harina. Con una fuente de ignición cerca, se transformaba en una bomba, un fenómeno conocido como explosiones de polvo. Seguramente habían captado la atención de los guardias, así que si se dirigían a esa casa ellos podrían ocultarse en los callejones.
Comenzó a escuchar como se abria la puerta, estaba apunto de saltarle al cuello cuando se dio cuenta de que era Elizabeth. Estaba por detenerla cuando se vio que apuñalo al guardia por la espalda, probablemente con una daga que robo de las ropas. Salio y la observo tomar la espada del guardia como recuerdo. Parecía muy nerviosa, pero no la regaño ni nada por el estilo, simplemente camino pasando a su lado, sacando la daga de la espalda del guardia y regreso con ella – ten, olvidaste tu daga – le dice dándole unas palmaditas en la cabeza - ¿vez que eres fuerte? Solo tente mas confianza Elizabeth – vuelve a mirar el pasillo – continuemos – el tiempo apremiaba y tenían que salir de ahí.
Llegaron al exterior y se toparon con lo que parecía una guerra, había disparos y cuerpos por doquier. Un soldado venia corriendo hacia la pareja cuando de repente recibió un tiro en la cabeza, el proyectil provino desde la lejanía, probablemente por un fusil de largo alcance. El pobre tipo aun agonizaba, parece que la bala no le dio de lleno, tan solo logro articular una palabra “revolucionarios” luego se cayo – parece que no somos los únicos con asuntos en esta isla – toma a la chica de la mano para que no se alejara y comienza a moverse al poblado. Alcanzaron hasta estar detrás de una casa, la puerta posterior estaba abierta y aprovecharon para entrar. En el interior solo había sacos de harina, comenzó a escucharse un forcejeo con la puerta, parecían soldados queriendo entrar.
Seguramente habían mas soldados viniendo, así que no podría con todos a menos que pensara en un plan – tu tranquila, tengo todo bajo control – y una mierda bajo control, estaba con el pulso acelerado y tenia que pensar rápido. Recordó que hace años escucho que la harina siempre debía mantenerse en sitios sin viento, y sin ninguna fuente de ignición cerca. Se preguntaba porque y recordó que en las afueras de las casas siempre iluminan el trecho con antorchas. Comenzó a abrir todas las ventanas altas que podía, y rompió los sacos de harina. La brisa entro en la casa alzando el polvo de los sacos, y salieron ambos por la puerta de enfrente, taponeándola con una barra de madera – por aquí debería de estar – miro a todos lados hasta que consiguió la dichosa antorcha. La tomo y la arrojo por una de las ventanas, echando a correr.
No paso mucho tiempo antes que la casa volara en pedazos, quizás fuese por casualidad, pero Eberhard ahora sabia porque no debías dejar que se ventilara la harina. Con una fuente de ignición cerca, se transformaba en una bomba, un fenómeno conocido como explosiones de polvo. Seguramente habían captado la atención de los guardias, así que si se dirigían a esa casa ellos podrían ocultarse en los callejones.
Eberhard Schwarzschild
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Elizabeth Hitze Vie Feb 19, 2016 7:43 pm
Quedó sorprendida por las palabras de Eber. Extendió su mano tomando la daga llena de sangre la cual limpió en las ropas del ahora difunto. Tomó con fuerza la espada y se la colgó en la espalda sin dejar de seguir a Eber, aún estaba nerviosa y que el pirata la animara a hacer tal cosa de verdad la ponía algo nerviosa. No pudo evitar sonreír en cuanto tocó el exterior, la luz del sol le caló un poco pero no importaba, nada iba a detenerla, retrocedió un paso en cuanto vio a que alguien se les acercaba corriendo y apenas si parpadeo el hombre tenía un certero tiro el cual lo había matado. Tragó en seco nerviosa y tomó la mano del luchador sin siquiera pensarlo, estaba aterrada ya por todo el movimiento que comenzó a verse en el exterior.
- ¿Cómo pretendes que saldremos de aquí?.. - Susurró al escuchar los soldados viniendo hacia donde ellos. Aunque él le pidiera que se tranquilizara su expresión decía totalmente otra cosa, a ella no la timaría con eso, él también estaba nervioso y asustado. - ¿Qué se supone que estás haciendo?..- preguntó la pirata a su compañero mientras le seguía con la mirada. Curiosa y nerviosa conocía la actitud del moreno y cuando tramaba algo tenía esa mirada tan penetrante. Cuando él aventó la antorcha ella se fue corriendo tras él. Tras unos metros alejarse no sabe como carajo pasó pero comenzó a arder aquella bodega, corría sin detenerse tomando nuevamente la mano de su hombre, y con un par de lágrimas llevaba su cuerpo al límite para no ser capturada, juraba ya sentir su libertad.
Llegaron al puerto, escondidos tras unos barriles de lo que parecía ron se encontraban ambos prófugos. - Conozco a esos hombres…- Susurró viendo un grupo de ebrios que custodiaban una barcaza. Elizabeth le entregó su espada al moreno tomándole de las mejillas. - Yo los distraigo ¿si? Trata de encontrar algo para poder escapar.- Cerró sus párpados dándole un profundo beso en los labios, sin querer que terminara se separó un poco pegando su frente a la de él. - Perdóname por lo que haré… - Se puso de pie y comenzó a caminar hacia aquellos hombres, ella comenzó a desabotonarse la camisa viéndolos. - ¡Hola! Ya llegué, es hora de la diversión.- Los hombres rápidamente la identificaron, morbosos se pararon mientras la observaban. Ella temblaba mas la mirada tierna y la sonrisa no desaparecía de sus labios, en total eran cuatro hombres bien gordos. Uno de ellos se acercó y la tomó del cabello oliéndole el cuello, Elizabeth asqueada observaba de reojo a Eber esperando alguna señal para poder librarse de ellos y poder salir de ese embrollo. - No toquen, no toquen, hoy me toca hacer que disfruten sin mover un solo pelo.- fue lo único que se le ocurrió decir para que la soltaran, suspiró y comenzó a desabotonarse el sostén muy lentamente, no quería que verán ya su cuerpo y que el pirata la viera haciendo eso le hacía un hueco en el estómago, se sentía una traidora.
- ¿Cómo pretendes que saldremos de aquí?.. - Susurró al escuchar los soldados viniendo hacia donde ellos. Aunque él le pidiera que se tranquilizara su expresión decía totalmente otra cosa, a ella no la timaría con eso, él también estaba nervioso y asustado. - ¿Qué se supone que estás haciendo?..- preguntó la pirata a su compañero mientras le seguía con la mirada. Curiosa y nerviosa conocía la actitud del moreno y cuando tramaba algo tenía esa mirada tan penetrante. Cuando él aventó la antorcha ella se fue corriendo tras él. Tras unos metros alejarse no sabe como carajo pasó pero comenzó a arder aquella bodega, corría sin detenerse tomando nuevamente la mano de su hombre, y con un par de lágrimas llevaba su cuerpo al límite para no ser capturada, juraba ya sentir su libertad.
Llegaron al puerto, escondidos tras unos barriles de lo que parecía ron se encontraban ambos prófugos. - Conozco a esos hombres…- Susurró viendo un grupo de ebrios que custodiaban una barcaza. Elizabeth le entregó su espada al moreno tomándole de las mejillas. - Yo los distraigo ¿si? Trata de encontrar algo para poder escapar.- Cerró sus párpados dándole un profundo beso en los labios, sin querer que terminara se separó un poco pegando su frente a la de él. - Perdóname por lo que haré… - Se puso de pie y comenzó a caminar hacia aquellos hombres, ella comenzó a desabotonarse la camisa viéndolos. - ¡Hola! Ya llegué, es hora de la diversión.- Los hombres rápidamente la identificaron, morbosos se pararon mientras la observaban. Ella temblaba mas la mirada tierna y la sonrisa no desaparecía de sus labios, en total eran cuatro hombres bien gordos. Uno de ellos se acercó y la tomó del cabello oliéndole el cuello, Elizabeth asqueada observaba de reojo a Eber esperando alguna señal para poder librarse de ellos y poder salir de ese embrollo. - No toquen, no toquen, hoy me toca hacer que disfruten sin mover un solo pelo.- fue lo único que se le ocurrió decir para que la soltaran, suspiró y comenzó a desabotonarse el sostén muy lentamente, no quería que verán ya su cuerpo y que el pirata la viera haciendo eso le hacía un hueco en el estómago, se sentía una traidora.
Elizabeth Hitze
Hoja de personaje
Nivel:
(26/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 | 1 |
Página 1 de 2. • 1, 2
Temas similares
» En la celda de hielo (Priv)
» Union, Escape and Gift
» Escape de Lnveel (Kouba & Wolf)
» De cacería en el desierto [Priv]
» De cacería en las nieves [Priv]
» Union, Escape and Gift
» Escape de Lnveel (Kouba & Wolf)
» De cacería en el desierto [Priv]
» De cacería en las nieves [Priv]
Página 1 de 2.
|
|