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Creado por Eberhard Schwarzschild Dom Ene 31, 2016 7:18 pm
El pirata se encontraba pasando por la isla de ilusia debido a un encargo que recibió de su capitana, que no le hacia mucha ilusión dejarla sola pues podía hacer algo que la pusiese en peligro, pero nunca pudo hacer el encargo porque tenia que esperar a Sho, y viendo lo que tardaba en tuvo que ir a buscarlo, no quería un regaño por no cuidar al retrasado del grupo. Resignado nuevamente porque debía ir a buscar al retrasado del grupo, comenzó a recorrer la isla. Eran piratas, así que no podía simplemente ponerse a gritar el nombre del pelirrojo al aire. No tenían un punto de encuentro fijo así que ni sabia por donde empezar a buscar, nada mas se limito a caminar mientras observaba de un lado a otro.
Mientras se movía de un lado a otro vio un desastre montado en un callejón, el espacio entre dos edificios. Sintió curiosidad por la escena y se acerco a inspeccionar. Estaba todo hecho un desastre pero lo que mas le llamo la atención fueron las marcas de sangre en el suelo, se inclino un poco para ver si era un rastro y la sangre se movía en dos direcciones diferentes. Una línea salía por el mismo lugar que había ingresado el pirata, así que estaba descartado que el dueño de dicha marca fuese el pelirrojo o ya lo hubiese visto. Así que salió por el otro extremo siguiendo la línea que debajo la otra. Le llevo un rato a paso ligero, hasta que la característica caballera roja del espadachín le indico que era Sho, sino lo era podría ser alguien que se baño en salsa de tomate pero era otro asunto – ¡Sho! – le dice cuando esta lo bastante cerca - ¡¿Se puede saber en donde rayos te habías metido?! – se fija que la marca era nada mas y nada menos, que la propia espada del pirata,realmente su nivel de genialidad era impresionante - ¿Qué coño te fumaste para apuñalarte con tu propia espada? pensaba que eras tonto pero nunca pensé que eras retrasado
Mientras se movía de un lado a otro vio un desastre montado en un callejón, el espacio entre dos edificios. Sintió curiosidad por la escena y se acerco a inspeccionar. Estaba todo hecho un desastre pero lo que mas le llamo la atención fueron las marcas de sangre en el suelo, se inclino un poco para ver si era un rastro y la sangre se movía en dos direcciones diferentes. Una línea salía por el mismo lugar que había ingresado el pirata, así que estaba descartado que el dueño de dicha marca fuese el pelirrojo o ya lo hubiese visto. Así que salió por el otro extremo siguiendo la línea que debajo la otra. Le llevo un rato a paso ligero, hasta que la característica caballera roja del espadachín le indico que era Sho, sino lo era podría ser alguien que se baño en salsa de tomate pero era otro asunto – ¡Sho! – le dice cuando esta lo bastante cerca - ¡¿Se puede saber en donde rayos te habías metido?! – se fija que la marca era nada mas y nada menos, que la propia espada del pirata,realmente su nivel de genialidad era impresionante - ¿Qué coño te fumaste para apuñalarte con tu propia espada? pensaba que eras tonto pero nunca pensé que eras retrasado
Eberhard Schwarzschild
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Sho Minazuki Dom Ene 31, 2016 10:16 pm
Muchas estupideces había cometido Sho en su vida, muchas de las cuales prefería no recordar por cuestiones de orgullo. En efecto, el pirata de rojizos cabellos eran orgulloso hasta la médula, por lo que era considerado por muchos como un “primitivo cabeza hueca”, siendo incapaz de rechazar un reto o un combate que se le presentara. La prueba de ese orgullo eran las numerosas marcas que adornaban su piel, cicatrices de peleas pasadas, trofeos que el joven exhibía con orgullo, como prueba irrefutable de su camino como espadachín y también como un idiota sin dos dedos de frente… La última cicatriz que estaba por formarse era prueba de lo segundo, pues el origen de la misma no era por acción de filo ajeno sino del propio joven que, en un intento absurdo de terminar un combate sin desear acabar con su vida, se había atravesado a sí mismo para herir a su oponente. Un movimiento bastante idiota, hasta para él.
El pelirrojo se encontraba en la fuente del centro de un parque. El agua de la misma caía sobre su hombro, limpiando la espada que aún descansaba a través de su hombro, mientras la sangre y la mugre sobre su filo era completamente limpiadas por acción del líquido transparente. Lamentablemente, las manchas de su ropa tomarían más que solo agua para poder ser removidas, necesitaría de jabón y otras cosas que no vendrían al caso nombrarlas ahora, pues ni el propio joven de ojos celestes lo recordaba. –Si esto lo llega a ver la capitana, las cosas se pondrán feas.- Tragó su propia al pensar en cierta albina de explosivo carácter que causaría problemas si lo viera en ese estado deplorable. Se imaginaba como volaban cosas por los aires, mientras recibía golpes e insultos por parte de la joven quién, con lágrimas, le reclamaría por cometer esa y otras estupideces que nada tendrían que ver unas con otras.
Cuando pensó que todo podría salir bien si lograba encontrar a alguien que lo ayude, una voz familiar lo sacó de aquella falsa sensación de bienestar. Para su mala fortuna, no era su capitana quién lo había encontrado, sino el lamebotas y posible amante de esta, Eberhard de apellido impronunciable. Como era de esperarse, el pirata de cabeza tan dura como sus nudillos le preguntaría por la escasa capacidad mental del pelirrojo. –Es una… Larga historia.- En otras circunstancias, Sho le habría buscado pelea, por lo menos un intercambio furioso de palabras e insultos, pero esta vez no sería así… Necesitaba ayuda. –Dame una mano con esto, solo tú puedes ayudarme.- Se mordía su propio labio al decir esas palabras y desviaba la mirada hacia otro lado. Su orgullo no le permitiría sostenerle la mirada a su compañero de armas, a sabiendas de que quedaría como un debilucho e idiota ante los ojos de este.
El pelirrojo se encontraba en la fuente del centro de un parque. El agua de la misma caía sobre su hombro, limpiando la espada que aún descansaba a través de su hombro, mientras la sangre y la mugre sobre su filo era completamente limpiadas por acción del líquido transparente. Lamentablemente, las manchas de su ropa tomarían más que solo agua para poder ser removidas, necesitaría de jabón y otras cosas que no vendrían al caso nombrarlas ahora, pues ni el propio joven de ojos celestes lo recordaba. –Si esto lo llega a ver la capitana, las cosas se pondrán feas.- Tragó su propia al pensar en cierta albina de explosivo carácter que causaría problemas si lo viera en ese estado deplorable. Se imaginaba como volaban cosas por los aires, mientras recibía golpes e insultos por parte de la joven quién, con lágrimas, le reclamaría por cometer esa y otras estupideces que nada tendrían que ver unas con otras.
Cuando pensó que todo podría salir bien si lograba encontrar a alguien que lo ayude, una voz familiar lo sacó de aquella falsa sensación de bienestar. Para su mala fortuna, no era su capitana quién lo había encontrado, sino el lamebotas y posible amante de esta, Eberhard de apellido impronunciable. Como era de esperarse, el pirata de cabeza tan dura como sus nudillos le preguntaría por la escasa capacidad mental del pelirrojo. –Es una… Larga historia.- En otras circunstancias, Sho le habría buscado pelea, por lo menos un intercambio furioso de palabras e insultos, pero esta vez no sería así… Necesitaba ayuda. –Dame una mano con esto, solo tú puedes ayudarme.- Se mordía su propio labio al decir esas palabras y desviaba la mirada hacia otro lado. Su orgullo no le permitiría sostenerle la mirada a su compañero de armas, a sabiendas de que quedaría como un debilucho e idiota ante los ojos de este.
Sho Minazuki
Hoja de personaje
Nivel:
(24/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Eberhard Schwarzschild Sáb Feb 13, 2016 12:35 pm
El luchador arqueo una ceja ante las palabras del pelirrojo, por alguna razón se comportaba de manera amable, demasiado a decir verdad – veamos que se puede hacer, harás lo que te diga sin rechistar a menos que quieras que esa cosa te termine de rebanar el brazo – se coloco en frente del guerrero haciendo una ojeada rápida al arma que tenia incrustada en el hombro – en serio hasta que punto no piensas las cosas que haces, al menos te hubieses clavado la espada con el filo apuntando hacia arriba, es casi un milagro que por moverte con esa cosa la herida no se hubiese hecho mas grande – Eberhard no tenia a mano sus utensilios habituales, si iban al barco todavía con la espada clavada todavía al hombro del tonto seguramente perdería el brazo. Tendrían que improvisar – te vas a quedar aquí un momento – afortunadamente había una tienda justo al lado de ambos.
El luchador ingresa y se revisa los bolsillos para ver si tenia el suficiente dinero, al comprobarlo salió con una bolsa llena de cosas – quédate quieto – saco de la bolsa un trozo largo de tela e hizo un nudo cerca de la base de la herida en el frente, paso la tela por encima del hombro e hizo lo mismo con el lado posterior – esto evitara que se mueva mucho, ahora sígueme – no podía tratarlo en medio de la calle, ocupaba un lugar menos concurrido y lo mejor seria entrar a una taberna, todas tenían algunas habitaciones para clientes. Así que al ingresar en una lo primero que hizo fue pagar una habitación, aunque la mirada de los demás clientes era rara - ¿Qué? ¿nunca vieron a un retrasado apuñándose con su propia arma? – luego de eso las caras de asombro parecieron algunas cambiar a burla y otras a pena.
Ambos caminaron por el pasillo hasta llegar a una habitación donde solo había una silla y una mesa, parece que ese sitio normalmente no era para dormir sino para que la gente se sentara a beber o jugar a las cartas – bien, toma asiento – coloca la bolsa en la mesa y saca una botella de ron – creo que esto va a arder un poco – despatapa la botella y echa el ron encima de la herida. El alcohol incluso de las bebidas tenia propiedades antisépticas, que mataban cualquier microbio en una herida – te recomiendo que muerdas esto – le pasa un trapo enrollado – a menos que no te moleste gritar – tomo la espada por el mango y con un pulso digno de un habilidoso cirujano, la saco completamente de su anterior hogar.
El luchador ingresa y se revisa los bolsillos para ver si tenia el suficiente dinero, al comprobarlo salió con una bolsa llena de cosas – quédate quieto – saco de la bolsa un trozo largo de tela e hizo un nudo cerca de la base de la herida en el frente, paso la tela por encima del hombro e hizo lo mismo con el lado posterior – esto evitara que se mueva mucho, ahora sígueme – no podía tratarlo en medio de la calle, ocupaba un lugar menos concurrido y lo mejor seria entrar a una taberna, todas tenían algunas habitaciones para clientes. Así que al ingresar en una lo primero que hizo fue pagar una habitación, aunque la mirada de los demás clientes era rara - ¿Qué? ¿nunca vieron a un retrasado apuñándose con su propia arma? – luego de eso las caras de asombro parecieron algunas cambiar a burla y otras a pena.
Ambos caminaron por el pasillo hasta llegar a una habitación donde solo había una silla y una mesa, parece que ese sitio normalmente no era para dormir sino para que la gente se sentara a beber o jugar a las cartas – bien, toma asiento – coloca la bolsa en la mesa y saca una botella de ron – creo que esto va a arder un poco – despatapa la botella y echa el ron encima de la herida. El alcohol incluso de las bebidas tenia propiedades antisépticas, que mataban cualquier microbio en una herida – te recomiendo que muerdas esto – le pasa un trapo enrollado – a menos que no te moleste gritar – tomo la espada por el mango y con un pulso digno de un habilidoso cirujano, la saco completamente de su anterior hogar.
Eberhard Schwarzschild
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Sho Minazuki Dom Feb 14, 2016 10:20 pm
La relación entre Eberhard y Sho había sido, prácticamente desde el principio, conflictiva. La personalidad de ambos era lo suficientemente diferente como para intercambiar palabras de tono elevado que desembocarían en una serie de golpes y cortes, conflictos con cero sentido que generalmente llegaban a su fin con la intervención de quién sería su capitán, Elizabeth. La joven siempre se ponía de mal humor ante los roces y peleas que tenían los dos miembros de su tripulación, por lo que siempre intervenía entre ambos, lo que tenía como resultado el cese momentáneo de ese conflicto sin fin. ¿Qué es lo que inició este tipo de relación? Sho no tenía respuesta a eso. Por momentos creía que el sub capitán de la tripulación lo odiaba o le caía mal, mientras que por momentos creía que podrían tener una buena relación, como si fuesen hermanos de armas. Sea cual fuese el motivo, el joven no estaba dispuesto a darle tregua…
Y eso lleva a la situación actual. Resignado y con su orgullo destrozado, el pelirrojo finalmente decidió tragarse su esencia misma y pedirle ayuda a su “compañero”. Odiaba el hecho de verse débil, y más aún contra tipos como Eber, que usarían eso para molestarlo una y otra vez. –Hubiese sido mejor morir desangrado.- Sus pasos eran largos, tratando de no perder el ritmo que marcaba el pirata delante de él. Se sorprendía de no haberse desmayado horas atrás, en aquel mugroso callejón en el que se había encontrado con cierta pelirroja de mal carácter. Recordar ese momento era mucho peor que pedirle ayuda al luchador con cerebro de mono que estaba curarlo.
En cuestión de minutos llegaron a una taberna donde los presentes prácticamente violaban con la mirada al joven de la espada. De no ser porque seguía empalado con su propia espada ya habría saldo sobre estos, enseñándole una o dos lecciones. Sin embargo, el estar así era por su propia estupidez, no había nada que podría hacer, salvo seguir nuevamente al doctor de la tripulación.
-Terminemos con esto.- Apenas llegaron a la habitación, el joven se acomodó sobre uno de los asientos que se encontraba alrededor de la mesa, listo para recibir atención. Sin embargo, no estaba para nada preparado cuando recibió el ron directo en su herida. ¿Tanto le costaba avisar antes de tiempo? –Debes resistir Sho, no le des ninguna satisfacción.- Entre bajos quejidos tomó la botella de Ron y le dio un largo trago a la bebida alcohólica antes de tomar el trapo enrollado y colocarlo en su boca, comenzando a morderlo con mucha fuerza. Al mismo tiempo, sus manos se acomodaron sobre el borde de la mesa de madera. Ni siquiera todo el alcohol del mundo le ahorrarían el dolor que estaba por experimentar.
Y eso lleva a la situación actual. Resignado y con su orgullo destrozado, el pelirrojo finalmente decidió tragarse su esencia misma y pedirle ayuda a su “compañero”. Odiaba el hecho de verse débil, y más aún contra tipos como Eber, que usarían eso para molestarlo una y otra vez. –Hubiese sido mejor morir desangrado.- Sus pasos eran largos, tratando de no perder el ritmo que marcaba el pirata delante de él. Se sorprendía de no haberse desmayado horas atrás, en aquel mugroso callejón en el que se había encontrado con cierta pelirroja de mal carácter. Recordar ese momento era mucho peor que pedirle ayuda al luchador con cerebro de mono que estaba curarlo.
En cuestión de minutos llegaron a una taberna donde los presentes prácticamente violaban con la mirada al joven de la espada. De no ser porque seguía empalado con su propia espada ya habría saldo sobre estos, enseñándole una o dos lecciones. Sin embargo, el estar así era por su propia estupidez, no había nada que podría hacer, salvo seguir nuevamente al doctor de la tripulación.
-Terminemos con esto.- Apenas llegaron a la habitación, el joven se acomodó sobre uno de los asientos que se encontraba alrededor de la mesa, listo para recibir atención. Sin embargo, no estaba para nada preparado cuando recibió el ron directo en su herida. ¿Tanto le costaba avisar antes de tiempo? –Debes resistir Sho, no le des ninguna satisfacción.- Entre bajos quejidos tomó la botella de Ron y le dio un largo trago a la bebida alcohólica antes de tomar el trapo enrollado y colocarlo en su boca, comenzando a morderlo con mucha fuerza. Al mismo tiempo, sus manos se acomodaron sobre el borde de la mesa de madera. Ni siquiera todo el alcohol del mundo le ahorrarían el dolor que estaba por experimentar.
Sho Minazuki
Hoja de personaje
Nivel:
(24/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Eberhard Schwarzschild Jue Feb 25, 2016 2:59 pm
Tras haber sacado la espada del hombro del pirata, ahora tocaba suturar la herida que estaba sangrando. Eberhard saco de la bolsa, un gancho de pesca y con una lima que también compro, le quito el borde contra puesto para no hacer mas grande la herida – A la próxima lastímate mas cerca del barco, así podre ir por mis cosas, entre ellas anestesia, porque esto te va a doler un poco – le amarra al otro extremo un hilo transparente, usado también en la pesca. No era la mejor opción, pero era la única disponible – comencemos – se echo del ron en las manos y se las froto para desinfectarse la herida. La aguja con un mechero la calentó para esterilizarla y el hilo también le dio un pequeño baño en ron.
Junto con los dedos de la mano izquierda los extremos de la herida, y con la diestra uso el gancho de pesca para atravesar uno de los extremos de la herida, la forma curva del gancho facilitaba la incisión. La herida era bastante profunda, no por nada salía del otro lado, así que la sutura fue hecha desde lo mas profundo que permitía el gancho, en una espiral hasta llegar a la parte mas externa de la herida. Terminando por hacer un nudo con el hilo y cortar un extremo con los dientes – Listo este lado – le dice al pelirrojo – oye Retrasín, no tienes idea de la suerte que has tenido, casi te rebanas la arteria de tu brazo, un poco mas hacia abajo y te habrías desangrado hasta la muerte en menos de 30 segundos – era algo de lo que se había dado cuenta mientras hacia la sutura, toma de la bolsa un puñado de algodón y luego de mojarlo en ron, se lo pone en la herida – mantén esto firme con tu mano – espera a que el pelirrojo siga las instrucciones – ahora date la vuelta, para poder coserte del otro lado
Junto con los dedos de la mano izquierda los extremos de la herida, y con la diestra uso el gancho de pesca para atravesar uno de los extremos de la herida, la forma curva del gancho facilitaba la incisión. La herida era bastante profunda, no por nada salía del otro lado, así que la sutura fue hecha desde lo mas profundo que permitía el gancho, en una espiral hasta llegar a la parte mas externa de la herida. Terminando por hacer un nudo con el hilo y cortar un extremo con los dientes – Listo este lado – le dice al pelirrojo – oye Retrasín, no tienes idea de la suerte que has tenido, casi te rebanas la arteria de tu brazo, un poco mas hacia abajo y te habrías desangrado hasta la muerte en menos de 30 segundos – era algo de lo que se había dado cuenta mientras hacia la sutura, toma de la bolsa un puñado de algodón y luego de mojarlo en ron, se lo pone en la herida – mantén esto firme con tu mano – espera a que el pelirrojo siga las instrucciones – ahora date la vuelta, para poder coserte del otro lado
Eberhard Schwarzschild
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Sho Minazuki Mar Mar 01, 2016 3:56 pm
En silencio observaba los procedimientos que Eberhard hacía, tomando un gancho de pesca y el hilo que se usaba en las cañas de pescar, viendo también como los desinfectaba con ron. –Espero que sepas lo que haces.- Comentó aún con el trapo enrollado por lo bajo, en lo que desviaba la mirada hacia otro lado. No importaba lo mucho que estuviera a ser empalado, incluso por su propia espada, pero una de las cosas que más odiaba eran las agujas, o cualquier intento de objetos que tengan la misma función. Sabía que no eran precisamente la misma cosa, pero eso poco importaba: Ya tenía pavor por lo que estaba por ocurrir.
Sus parpados se cerraron y sus uñas, un tanto sucias por su encuentro en aquel sucio callejón, comenzaron a rasgar los bordes de madera de la mesa redonda que se encontraba frente a él. Lentamente empezó a sentir como su carne era atravesada de nuevo, aunque esta vez de forma más lenta. Una sensación de pánico se apoderó del pelirrojo, mientras comenzaba a sudar casi instantáneamente, al mismo tiempo que mordía con más fuerza el trapo en su boca. Para su pura fortuna, sus quejidos fueron disimulados, mas no sus sutiles movimientos involuntarios que se producían al sentir como el gancho terminaba de salir de su piel, dándole paso al hilo que estaba unido a este.
Respiró, aliviado, una vez que el pirata terminó de suturar ese lado de la herida. Su felicidad era tal que ni siquiera emitió queja alguna al sentir el algodón con ron que ahora reposaba sobre aquella horrible futura cicatriz. –Si, si… Puedes llamarme Sho “Suertes locas” si así lo deseas.- Sin dudarlo, el tono engreído había vuelto al cuerpo del joven, pero poco le duró: Volvió a perder el color de su piel cuando escuchó que el tratamiento no había terminado. Suspiró con desgano antes de dejar caer levemente su camisa verde oscuro, dejando expuesto el extremo por el cual su espada había salido. No podía verlo, pero podía suponer que quedaría otra fea herida en su lugar.
-Entonces… ¿El capitán estaba preocupado?- Dejando lo que estaba por ocurrir de lado, el nerviosismo que recorría por su cuerpo era palpable. Aquella pregunta la hizo con cierto temor por la respuesta que iba a recibir, pues sabía las consecuencias de sus actos y el castigo que le esperaba. –No le menciones ni una palabra de esto… Y mucho menos que la causante fue una mujer.-
Sus parpados se cerraron y sus uñas, un tanto sucias por su encuentro en aquel sucio callejón, comenzaron a rasgar los bordes de madera de la mesa redonda que se encontraba frente a él. Lentamente empezó a sentir como su carne era atravesada de nuevo, aunque esta vez de forma más lenta. Una sensación de pánico se apoderó del pelirrojo, mientras comenzaba a sudar casi instantáneamente, al mismo tiempo que mordía con más fuerza el trapo en su boca. Para su pura fortuna, sus quejidos fueron disimulados, mas no sus sutiles movimientos involuntarios que se producían al sentir como el gancho terminaba de salir de su piel, dándole paso al hilo que estaba unido a este.
Respiró, aliviado, una vez que el pirata terminó de suturar ese lado de la herida. Su felicidad era tal que ni siquiera emitió queja alguna al sentir el algodón con ron que ahora reposaba sobre aquella horrible futura cicatriz. –Si, si… Puedes llamarme Sho “Suertes locas” si así lo deseas.- Sin dudarlo, el tono engreído había vuelto al cuerpo del joven, pero poco le duró: Volvió a perder el color de su piel cuando escuchó que el tratamiento no había terminado. Suspiró con desgano antes de dejar caer levemente su camisa verde oscuro, dejando expuesto el extremo por el cual su espada había salido. No podía verlo, pero podía suponer que quedaría otra fea herida en su lugar.
-Entonces… ¿El capitán estaba preocupado?- Dejando lo que estaba por ocurrir de lado, el nerviosismo que recorría por su cuerpo era palpable. Aquella pregunta la hizo con cierto temor por la respuesta que iba a recibir, pues sabía las consecuencias de sus actos y el castigo que le esperaba. –No le menciones ni una palabra de esto… Y mucho menos que la causante fue una mujer.-
Sho Minazuki
Hoja de personaje
Nivel:
(24/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Eberhard Schwarzschild Lun Mar 07, 2016 1:28 am
El pirata no podría mas que reírse ante los comentarios del otro – si tienes suficiente energía para quejarte seguro que andas bien – hecho del ron en la herida, para asegurarse de que estuviese bien. Posteriormente con un paño medio restregó la zona y comenzó a cocer la herida por la espalda. Había tenido que sacar otro trozo de hilo y prepararlo bien para que fuese medianamente estéril, y de ese modo evitarle una infección a futuro al pequeño retrasado que estaba curando. La aguja desde la espalda no era algo demasiado difícil a decir verdad, pero tenia su grado de complejidad pues si hacia la perforación demasiado profunda tontamente, podría tocar un nervio de la espalda y bueno, los gritos del enclenque se oirían a varias decenas de metros. El proceso fue una espiral de adentro hacia afuera, algo que ya había hecho con la herida frontal.
No tardo mas de lo que había hecho la otra herida, pero ahora tocaba vendar las suturas para asegurarse de que el pobre pelirrojo no se desangrara como un cerdo – a ver retrasin, ocupo que te levantes para poder vendarte – dice luego de terminar de hacer el nudo con el hilo. Había comprado varios trozos de tela bastante largos en esa tienda, y con ello fue que le hizo un vendaje un poco improvisado al guerrero. Le cambio el trozo de trapo con el que se cubría la primera entrada de la herida, y coloco otro nuevo, un par de giros de arriba hacia abajo, luego le alzo el brazo hara hacer otras vueltas de izquierda a derecha. Esto ultimo para que se mantuviese estable y no se moviera el remango que había hecho – por cierto, como has sido un niño bueno te tengo un regalito – saca de la bolsa otra botella de ron y se la entrega al otro pirata en las manos – como el dolor en tu hombro durara al menos un par de días, eso te ayudara a olvidarlo
No tardo mas de lo que había hecho la otra herida, pero ahora tocaba vendar las suturas para asegurarse de que el pobre pelirrojo no se desangrara como un cerdo – a ver retrasin, ocupo que te levantes para poder vendarte – dice luego de terminar de hacer el nudo con el hilo. Había comprado varios trozos de tela bastante largos en esa tienda, y con ello fue que le hizo un vendaje un poco improvisado al guerrero. Le cambio el trozo de trapo con el que se cubría la primera entrada de la herida, y coloco otro nuevo, un par de giros de arriba hacia abajo, luego le alzo el brazo hara hacer otras vueltas de izquierda a derecha. Esto ultimo para que se mantuviese estable y no se moviera el remango que había hecho – por cierto, como has sido un niño bueno te tengo un regalito – saca de la bolsa otra botella de ron y se la entrega al otro pirata en las manos – como el dolor en tu hombro durara al menos un par de días, eso te ayudara a olvidarlo
Eberhard Schwarzschild
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Sho Minazuki Mar Mar 08, 2016 5:25 pm
Esta vez más relajado sintió como el gancho pasaba a través de su piel, dándole paso al hilo que suturaría la herida, mientras escuchaba la molesta risa de su compañero y sus comentarios. Conocía sus propios límites acerca de su trato con Eberhard en particular, sabía perfectamente que estaba por estallar en mil pedazos su poca paciencia. Sin embargo, poco podría hacer con una herida a medio cocer. De hecho, no temería afirmar que empeoraría mucho más las cosas. –Juro que me vengaré, lo juro.- Mordería un poco más fuerte el trapo que tenía entre sus dientes, no para soportar dolor físico, sino más bien dolor psicológico y emocional. Tratar de prolongar su paciencia era una de las peores torturas que había experimentado en su vida.
En silencio, y haciendo a un lado el hecho de que lo llamara “retrasin”, se puso de pie, dejando que el médico de turno lo vendara de forma apropiada, notando que no le dolía en extremo al mover su brazo. Por un momento se había ilusionado, pensando que la capitana no se preocuparía y, mejor aún, no le haría pasar ningún mal rato, regañándolo como una madre mandona. Sin embargo, luego calló en la cuenta que su falta de sensación en la zona vendada podría ser efecto de tanto ron, y no tardaría mucho en que las cosas empeoraran. –Gracias, supongo.- Comentó con cierto desagradado mientras se acomodaba su camisa nuevamente y la abotonaba, para evitar futuras miradas morbosas e interesadas, principalmente la de su capitán, que grandes problemas le traería de no poder evitarla. –Te debo una.-
Una vez listo, y tomando el regalo que Eberhard le había hecho por ser “un niño bueno”, se acomodó su ropa y sus espadas, preparándose para volver al barco, donde su mártir lo esperaba. –Entonces, por favor, ninguna palabra.- Dijo casi en una súplica, abriendo la puerta para retirarse. –Ella sería capaz de abrir las heridas de nuevo.-
En silencio, y haciendo a un lado el hecho de que lo llamara “retrasin”, se puso de pie, dejando que el médico de turno lo vendara de forma apropiada, notando que no le dolía en extremo al mover su brazo. Por un momento se había ilusionado, pensando que la capitana no se preocuparía y, mejor aún, no le haría pasar ningún mal rato, regañándolo como una madre mandona. Sin embargo, luego calló en la cuenta que su falta de sensación en la zona vendada podría ser efecto de tanto ron, y no tardaría mucho en que las cosas empeoraran. –Gracias, supongo.- Comentó con cierto desagradado mientras se acomodaba su camisa nuevamente y la abotonaba, para evitar futuras miradas morbosas e interesadas, principalmente la de su capitán, que grandes problemas le traería de no poder evitarla. –Te debo una.-
Una vez listo, y tomando el regalo que Eberhard le había hecho por ser “un niño bueno”, se acomodó su ropa y sus espadas, preparándose para volver al barco, donde su mártir lo esperaba. –Entonces, por favor, ninguna palabra.- Dijo casi en una súplica, abriendo la puerta para retirarse. –Ella sería capaz de abrir las heridas de nuevo.-
Sho Minazuki
Hoja de personaje
Nivel:
(24/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Eberhard Schwarzschild Lun Mar 14, 2016 2:53 am
Estando ya todo en orden, el pequeño retrasin se acomodo la ropa, de momento parece que no le estaría sangrando – De todos modos tendré que revisarte un vez cada 3 días para saber si anda cicatrizando bien, al menos si me toca cocerte de nuevo estaríamos cerca del barco y tendré las herramientas apropiadas – se truena los dedos para relajarlos un poco y comienza a recoger las cosas. No se había montado un desastre muy grande y al menos el sitio seguía relativamente limpio, a pesar de algo de sangre en el suelo. Las preocupaciones del pelirrojo se estaban haciendo algo pesadas, sobre todo referente a que Elizabeth seria tan tonta como para abrirle las heridas de nuevo – Nuestro intrépido capitán podrá ser muchas cosas, pero pendejo no, no te abrirá las heridas a menos que le hagas algo tan malo como para que te quiera ver desangrar como un cerdo – le dice antes.
Salieron de la habitación y tras pagar la debida cuenta, un extra porque tenían también que limpiar la sangre del suelo. Salieron a la calle y se alejaban de la taberna – no hagas movimientos bruscos durante un rato, a menos que quieras que se salgan los puntos y tenga que cocerte de nuevo – iban en dirección al puerto, donde se encontraba el barco de la tripulación. Una fortuna que no fuesen famosos innecesariamente y que si mantenían cierta discreción podían quedarse en un muelle civil – Te recomiendo también darte un baño, así nuestro capitán no te preguntara porque tienes ese olor tan intenso a alcohol – era un cómico efecto secundario de desinfectar con Ron, que al ser una bebida de un olor en particular algo fuerte, este se mantuviese en el pirata hasta que se quitara los remanentes de encima.
Salieron de la habitación y tras pagar la debida cuenta, un extra porque tenían también que limpiar la sangre del suelo. Salieron a la calle y se alejaban de la taberna – no hagas movimientos bruscos durante un rato, a menos que quieras que se salgan los puntos y tenga que cocerte de nuevo – iban en dirección al puerto, donde se encontraba el barco de la tripulación. Una fortuna que no fuesen famosos innecesariamente y que si mantenían cierta discreción podían quedarse en un muelle civil – Te recomiendo también darte un baño, así nuestro capitán no te preguntara porque tienes ese olor tan intenso a alcohol – era un cómico efecto secundario de desinfectar con Ron, que al ser una bebida de un olor en particular algo fuerte, este se mantuviese en el pirata hasta que se quitara los remanentes de encima.
Eberhard Schwarzschild
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Sho Minazuki Mar Mar 15, 2016 5:33 pm
-Si, si, como quieras.- Agitó su mano izquierda en el aire luego de soltar la puerta una vez abierta, ya le resultaba algo molesto escuchar la voz de su compañero de tripulación. Para esas alturas, no le resultaría raro pensar que la mala relación que tienen ambos piratas era algo natural, incluso genético. Si había animales que se odiaban por puro instinto, ¿Por qué los humanos habrían de ser distintos, cuando también se trataban de animales con un poco más de cerebro? Como sea, ese tipo de pensamientos y lógicas poco le importaban al joven pelirrojo quién, justo cuando estaba a punto de retirarse, terminó escuchando el comentario acerca de su capitán.
Ya sea por como lo había pronunciado, o por las palabras que había utilizado para referirse a ella. Tal vez fuera por el simple hecho que esas palabras vinieran del médico del equipo, fue lo único necesario para terminar de cabrear al joven pirata, deteniéndose en seco y volteándose para ver cara a cara al peleador. -¿Intrépido capitán?- Con su voz trató de imitar al presente, con gran acentuación en la incredulidad de las palabras que había pronunciado. -¿Acaso estamos hablando de la misma persona?- Se preguntaba si valía la pena volver a abrirse los puntos con tal de enseñarle una lección al lame botas frente a él. Sho Minazuki odiaba a los lame botas desde lo más profundo de su corazón. –Olvídalo.- Bufó por lo bajo, antes de retirarse sin mediar palabra alguna.
El resto del viaje fue en silencio. A lo que sea que comentara Eberhard, Sho simplemente le respondería “Si, si”, esperando que no le preguntara por su opinión acerca de algo. Finalmente, y tras unos largos y silenciosos minutos, llegaron al barco, sin pasar por algún peligro considerable. Quizá tenía razón el comentario de “Eber~‘lame botas’~Hard” acerca del poco reconocimiento que tenían, y lo poco buscados que eran. Quizá sería buena idea que nadie supiera del altercado en aquel callejón. Se despidió con su mano surda y, sin emitir sonido alguno, se retiró a su cuarto en el barco, cayendo en los brazos de Morfeo apenas entró en contacto con su cama.
Ya sea por como lo había pronunciado, o por las palabras que había utilizado para referirse a ella. Tal vez fuera por el simple hecho que esas palabras vinieran del médico del equipo, fue lo único necesario para terminar de cabrear al joven pirata, deteniéndose en seco y volteándose para ver cara a cara al peleador. -¿Intrépido capitán?- Con su voz trató de imitar al presente, con gran acentuación en la incredulidad de las palabras que había pronunciado. -¿Acaso estamos hablando de la misma persona?- Se preguntaba si valía la pena volver a abrirse los puntos con tal de enseñarle una lección al lame botas frente a él. Sho Minazuki odiaba a los lame botas desde lo más profundo de su corazón. –Olvídalo.- Bufó por lo bajo, antes de retirarse sin mediar palabra alguna.
El resto del viaje fue en silencio. A lo que sea que comentara Eberhard, Sho simplemente le respondería “Si, si”, esperando que no le preguntara por su opinión acerca de algo. Finalmente, y tras unos largos y silenciosos minutos, llegaron al barco, sin pasar por algún peligro considerable. Quizá tenía razón el comentario de “Eber~‘lame botas’~Hard” acerca del poco reconocimiento que tenían, y lo poco buscados que eran. Quizá sería buena idea que nadie supiera del altercado en aquel callejón. Se despidió con su mano surda y, sin emitir sonido alguno, se retiró a su cuarto en el barco, cayendo en los brazos de Morfeo apenas entró en contacto con su cama.
Sho Minazuki
Hoja de personaje
Nivel:
(24/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
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