Hacía horas que las siluetas de las ruinas de Ohara habían empezado a ser visibles en el horizonte. Los restos del gran árbol que gobernaba la Isla del Conocimiento todavía eran visibles pese al esfuerzo notable que la Marina había hecho para que la isla fuera reducida a poco más que cenizas. Una de las Buster Call más recientes y una de las más cruentas que se recuerdan. Las ruinas de aquella isla eran el ejemplo perfecto para enseñar al mundo lo que ocurría cuando te metías en asuntos que el Gobierno Mundial prefería tener a escondidas. Mucho se había especulado sobre los motivos del ataque pero no se había sacado nada en claro. Las teorías aparecían y desaparecían, cada cual más descabellada que la anterior. La Sargento había llegado a oír cómo unos soldados discutían sobre si en Ohara habían logrado descifrar la fuente de la Vida Eterna...

El encargado de dirigirles hacia la isla no había sido otro que Kain, que había dado buena fe de sus habilidades cómo navegante. Unas capacidades de las que Deka estaba al tanto, pues había leído en su expediente que el joven había sido timonel en varios barcos, pero que pese a todo le habían tomado algo por sorpresa. Aquel muchacho callado había sabido manejar el barco con sorprendente habilidad, utilizando los distintos vientos y mareas para hacer del viaje hacia la isla un trayecto agradable y rápido. Por su parte la contribución de la Sargento a las tareas del barco había sido... inexistente. La joven se había pasado casi todo el trayecto sentada en la silla que se había empeñado en sacar a cubierta para poder tomar el Sol. Durante aquel tiempo "muerto" había aprovechado para leer y preparar informes poco contrastados sobre el buen hacer de su joven vigilada a la que no le pegaba el ojo ni por casualidad. Su atención estaba centrado en los libros de ocio que leía por simple entretenimiento y en los distintos papeles de carácter más serio en los cuales buscaba cualquier evidencia que pudiera darle una pista sobre la identidad del individuo a la caza de quien iba. También había tenido tiempo para informarse sobre la misión actual. Al parecer la Marina había logrado interceptar a un escuadrón revolucionario que planeaba causar problemas en Campamento Las. Las fuerzas del Gobierno los derrotaron con facilidad gracias a su superioridad numérica, pero un reducido grupo de ellos logró escapar. Tras unas semanas se había descubierto que se habían escondido en las ruinas de Ohara esperando una evacuación que cuando llegara, sería demasiado tarde. El grupo de Deka se había puesto en marcha mucho antes.

Cuando el desembarco era ya más que inminente, la tripulación al completo se reunió en la cubierta del barco. A diferencia de otros, Deka no había hecho absolutamente nada. Por no hacer ni siquiera se había levantado de la silla. Seguía allí, con su mirada fija en un libro, dando caladas a un cigarro a medio fumar. Finalmente, fue la gyojin la que, para variar, tomó la palabra cómo oficial al mando. La Sargento escuchó sus palabras con atención, aunque pudiera parecer lo contrario, y estas le tomaron por sorpresa tanto positiva cómo negativamente. Por una parte se alegraba de que aquella individua fuera capaz de mostrar una faceta más seria llegado el momento. Pero por otro lado, había cometido un fallo claro en su discurso. - Permitidme corregir a la Oficial Rossweisse muchachos. - dijo, alzando la voz lo suficiente para que todos la oyeran una vez la mujer pez hubo terminado. - Los revolucionarios deben estar vivos. Repito. D-E-B-E-N. - la joven remarcó letra por letra la última palabra, haciendo notar la importancia de aquello y mirando directamente a Alexandra. Que los criminales estuvieran vivos era una orden, no una opción. ¿La habían dado desde arriba? No. La daba ella. Pero eso no lo sabía nadie salvo, quizás, Arlene. - Quien se cargue a uno de ellos os juro que hago que lo abandonen en esta jodida isla. Cualquiera de los miembros de esa pandilla puede darnos información mucho más que interesante. - finalizó sin haber levantado todavía siquiera la mirada de las páginas de su libro. Deka era consciente de lo importante que podía ser aquello para su carrera. Volver a Campamento Las con un escuadrón de revolucionarios vivo podía ser su billete para un buen ascenso y, quizás, poder ir a la Grand Line. Si alguno de aquellos pajaritos cantaba, se iban a hacer de oro.

El viaje había sido bastante tranquilo para ser sinceros. Habían zarpado de Shellstown hacía ya unas cuantas lunas, dejando atrás las controladas y seguras aguas del East Blue para adentrarse en un terreno mucho menos controlado por la Marina, el West Blue. No era la primer vez que Kain navegaba por aquellos mares ni tampoco la primera que iba de Este a Oeste, por lo que no hubo ningún percance en lo que a navegación se refería. Ambos mares eran de aguas calmadas y las tormentas, ya de por sí escasas, tampoco habían hecho acto de presencia en ningún momento. Así, todo había ido rodado. Con las velas ondeando al viento y aprovechando las distintas corrientes, el barco de los marines se había plantado rápida y cómodamente en su destino, Ohara. El joven soldado ya había podido apreciar las ruinas de la Isla del Conocimiento en algunos de sus viajes, pero aún así seguía entristeciéndose al verlas. Su padre había participado en aquella Buster Call, a bordo de uno de los barcos marines que habían arrasado por completo la isla, llevándose consigo las vidas de criminales, inocentes, ancianos y niños por igual.

Cuando estuvieron suficientemente cerca de la isla, todos los tripulantes empezaron a aparecer por la cubierta. Por su parte, Kain llevaba desde el primer día pegado al timón, descansando en su litera únicamente algunas horas por la noche, cuando el barco echaba anclas para detener su marcha. Había podido disfrutar de la "compañía" de la Sargento Mayor Kozlov, que había estado sentada muy cerca suyo durante todo el viaje. Aunque lo cierto era que le había prestado poca atención al muchacho, este si que se había sorprendido a sí mismo mirándola de vez en cuando. Siempre parecían tan absorta en sus cosas que el soldado no podía evitar preguntarse que diantres le rondaba por la cabeza.

Cuando el barco estuvo ya casi en la orilla de la isla, Kain se encargó él mismo de replegar las velas, al tiempo que todos los demás marines empezaban a reunirse en cubierta para preparar la captura de unos revolucionarios que el propio joven ya se había encargado de poner de cara al dirigir el barco a la zona más al Norte de la isla, dónde se extendía una arboleda bastante profunda que escondería el barco de la vista de alguien del interior de la isla siempre que no estuvieran en una posición sumamente elevada. - No hay de qué, Oficial Rossweisse. - respondió a la mujer que le había agradecido su trabajo para llevarlos hasta allí. - No creo que sea tan importante el motivo por el que están aquí. - respondió a la soldado rubia que había actuado de forma tan antipática en su primer encuentro. - Si el asunto fuera más delicado o confidencial aquí estaría el CP, no nosotros. Y respecto al plan... - el joven calló durante unos segundos, mientras se acariciaba la barbilla en busca de una buena manera de expresar su idea. - Quizás nuestra mejor baza sea separarnos en grupos e ir en su búsqueda para capturarlos. - sentenció, terminando la que había sido su intervención más larga, y por mucho, desde que había pasado a formar parte del grupo.

Tras su intervención, Deka volvió a bajar su mirad en dirección a sus papeles, evitando cualquier contacto visual con el resto de los tripulantes. La apariencia era bien clara, era cómo si los estuviera ignorando. Y aunque lo cierto era que lo que aquella panda tuviera que decir le importaba bien poco, si tenía el oído agudizado para escuchar todo lo que tuvieran que decir. Lo que debía ser una conversación crucial para preparar el asalto derivó de buenas a primeras en una discusión para saber los motivos de la estancia de los revolucionarios en aquella isla. Una pregunta estúpida y que los soldados no tenían porqué conocer. Ella no se lo hubiera contado, los subordinados sólo obedecían, aunque al parecer Arlene no tenía la misma forma de afrontar aquello. Tampoco es que le molestara, realmente no cambiaba en nada el desarrollo del trabajo, pero le daba la sensación que haciendo aquello se destruía la jerarquía interna de los cargos de un grupo. Un soldado tenía el derecho a preguntar, pero no a recibir respuesta ya ni mucho menos que esta fuera de su agrado. Por su parte, la intervención de su joven navegante le había parecido la más interesante hasta el momento. Dentro del pragmatismo que siempre parecía rodear su forma de ser y actuar, había realizado una sugerencia interesante, cazar en grupo.

Sin embargo, la intervención de Alexandra sí que le hizo arrugar una ceja y agarrar con más fuerza el papel que estaba leyendo, hasta el punto de que le faltó poco para que terminara rompiendo la hoja. Que Arlene repitiera su comentario, apoyándolo, no hizo más que enervarla todavía más. No era por el hecho de que no compartiera que alguien pensara de forma distinta a ella, sino por el tono de orden y superioridad moral que había percibido en aquellas palabras. Con gran esfuerzo psicológico, la Sargento se mordió los labios tanto literal cómo figuradamente para dejar pasar una contestación demasiado mordaz e hiriente cómo para ser pronunciada en un momento cómo aquel, en el que se suponía que debía primar la camaradería ante todo. La Oficial podía marcarlo cómo una orden tantas veces cómo quisiera, aquello no cambiaría la forma de actuar de la rubia. - No tengo ninguna preferencia en lo que a pareja respecta. - respondió a la pregunta de la gyojin, que preguntaba cómo querían organizarse las parejas. - Aunque comprendo que, quizás, por falta de confianza en ambos, creáis que es más conveniente que el Soldado Kreuz y yo formemos juntos. - no era un petición, a ella le era absolutamente igual ir con unos u otros, pero si era consciente de que la tripulación tenía recelos de ella. Y el sentimiento no iba a ir a mejor si Deka empezaba a considerar a alguno de ellos cómo "desechable" durante la batalla.

El joven se mantuvo en silencio, evitando intervenir e interrumpir la conversación que se desarrollaba a su alrededor. Por su parte, él ya había hecho su intervención en todo aquel asunto. Había expresado su forma de ver la situación en la que se encontraba y, a diferencia de la inmensa mayoría de la gente con la que había coincidido en la Marina, no se veía en una posición de superioridad moral que le permitiera tratar de imponer su visión a los demás. Así que, por su parte, evitaría entrar en aquella pequeña discusión sobre si la Oficial debía haber dado toda la información que tenía sobre los revolucionarios de buenas a primeras o si, por el contrario, no debía dar explicaciones ante nadie. Kain agradecía toda la información que pudiera recibir, pero era consciente de que su posición cómo un simple soldado raso le impedía poder pedirle explicaciones a una superior. Quizás fuera su rigidez en lo que al protocolo respecta lo que hacía que hasta cierto punto le irritara el hecho de que la soldado de pelo rubio a la que habían presentado como Resha, pues ella no se había presentado a sí misma en su momento, fuera tan descarada ante su oficial al mando. Él no era nadie para abrir boca y corregirla, pero le costaba entender el porqué de sus acciones.

Poco tiempo después, Arlene procedió a dar más información sobre los motivos de que hubiera presencia revolucionaria en las ruinas de Ohara. Pese a que él mismo había especulado en algún momento con la posibilidad de que fuera algo más complejo, todo al final se resumía en un grupo de fugitivos que tras salir con vida de un ataque de las fuerzas gubernamentales a su barco, se habían refugiado en la isla a la espera de que un transporte aliado viniera a rescatarlos. Una última opción desesperada para salvar la piel. Por otra parte, su sugerencia de agruparse en parejas pareció llegar a buen puerto. El resto de tripulantes comprendieron los motivos por los que él había considerado esa opción, creyéndola igualmente la manera más efectiva y segura de recorrer el terreno en busca de sus objetivos. - No tengo preferencias a la hora del grupo, Oficial Rossweisse. - respondió, cordialmente, a la oferta de formar ellos mismos los grupos que la gyojin había planteado. Realmente a Kain le daba bastante igual quien fuera su acompañante. Si era la Sargento Kozlov, bien, pues ya se conocían de anterioridad. Si se trataba de otro, pues sería una oportunidad de oro para forjar una buena relación de compañerismo.