El joven de los pelos rojos estaba totalmente perdido, siguió a unos revolucionarios pero luego se perdieron al entrar en Gray Terminal. Enishi se cubrió con su gabardina, se puso unos bigotes falsos para poder camuflarse en el lugar. Enfrente de él menos mal había un camino único que parecía ser recto, era de una anchura de un poco más de cien metros o exactamente eso, no podía distinguirlo a simple mirada. Comenzó a caminar con su rostro cubierto pero el bigote muy visible, se notaba a leguas que era falso, era un bigote con unas gafas para disimular su rostro, camuflarle por decirlo así.

El pelirrojo comenzó a tararear una canción que trataba de un hombre que había perdido a su mujer por culpa de otro, una mujer que se prefirió quedar con un sujeto más feo y que duraba poco en la cama. Era del típico folclore del Nuevo Mundo. El chico siguió su andar lento pausado, observando todo a su alrededor, una hermosa vista repleta de chatarra, parecía que tiraban todo lo que no servía aquí. Pensó que podría encontrar alguna espada o algo así pero nada, todo era basura, no servía ni para limpiarse la nariz, mucho menos el trasero. Sus pasos eran lentos como los de un caracol, sus orbes celestes analizaban todo, hasta el momento no tenía complicación alguna para movilizarse, todo era demasiado bueno para ser verdad.

Luego de un par de minutos la paz que había se esfumó como si nada, los gritos y el sonar de las armas comenzó a aflorar como los tulipanes en primavera. El cabellos rojos se detuvo a escuchar, muchos parecían sacarse a la madre por una pelea, otros simplemente jadeaban ya cansados, el chico comenzó a reír casi halagado de la suerte que tenía de haber optado por un camino recto que no le haría perderse además de no tener quien le jodiera la vida.

Al ir caminando recordó la masacre que cobró le arrebató la vida a su familia. Apretó su mano fuerte y sus labios se apretaron, sus pasos se hicieron mucho más pesados e incluso parecía irradiar una especie de aura negativa, era falso la verdad era solo la impresión que daba. Le traía un poco de malos recuerdos eso, saber que muchas personas iban a vivir lo mismo durante un momento más, perder a sus seres amados lo único que concatena todo esto es una cadena de odio y sufrimiento, venganza y justicia, la verdad es que las personas no saben como actuar, eso era lo que pensaba Enishi.

Tras avanzar muchos minutos más a lo lejos pudo divisar una silueta, no quiso demostrarse agresivo ni nada, como tenía su disfraz casi infalible para pasar desapercibido seguro seria notado como un civil más. El chico pelirrojo avanzó haciéndose cada vez más visible, pero de su ropaje solo se notaba aquel bigote y esos anteojos falsos para ocultar su identidad. Se quedó quieto esperando a que la sombra se asomara, no hizo más. Tampoco hizo signo alguno de querer usar sus katanas. Estaba todo pacifico la verdad, bueno él es así.  

Pese a las órdenes de tener que estar en el palacio hasta que le dieran otras instrucciones no le gustaban para nada, podía sentir la tensión en el aire de que algo estaba pasando afuera y se lo estaba perdiendo, su oportunidad de encontrarse con alguien con quien tener un buen combate. Por lo mismo es que decidió saltarse las normas y salir a hacer lo que quisiera, no es como si le importara mucho lo que pudieran decirle, por lo mismo cuando tuvo la oportunidad salió del palacio a caminar por las calles a ver si es que se encontraba con algún pirata o revolucionario con el que pudiera encontrarse.

Como era de esperarse la seguridad cerca del palacio era muy fuerte, donde pudiera pasar se encontraban marines y otros agentes de la Cipher Pol así que aprovechándose de eso caminaba sin importar que le pudieran decir algo. Con las manos en los bolsillos de su pantalón daba vueltas por las afueras pero nada interesante parece que estuviera por pasar, en un punto donde se encontraban algunos marines escucho que se habían visto algunos piratas o revolucionarios en Gray Terminal, con eso tenía claro donde debía ir. Al asignarle esta misión le entregaron un mapa de la isla el cual dejo dentro del palacio, pero lo que recordaba es que se encontraba en el otro lado de donde se encontraba el palacio, para llegar hasta ese punto se tardaría unos minutos. El agente se comenzaba a impacientar, por lo mismo se colocó sus guantes que llevaba en los bolsillos de su chaqueta para estar preparados para el combate.

Tardo un par de minutos en llegar a Gray Terminal, estando en el lugar pudo notar como todo estaba lleno de basura de distintos tipo, si quisieras encontrar lo que fuera seguramente se encontrara en ese lugar. Habían algunos paredes de solamente y nada más que basura, las que formaban unas especies de calles si es que se pudieran llamar así estando limitadas por estas paredes de basura. El olor a basura se podía sentir por todos lados, aunque de momento no era algo que le molestara al agente.

Avanzo por la calle a la que había llegado sin darse cuenta, caminaba con un paso silencioso para que nadie pudiera escucharlo. No sabía si los piratas o revolucionarios se encontraban cerca de donde estaban, así que debería ser cauteloso hasta encontrarse con alguno de ellos, por eso cada pisada que daba era como si no emitiera sonido alguno, obviamente lo producía pero era muy difícil de percibirla normalmente.

Luego de unos minutos caminando sin encontrarse con nadie, ni escuchar que nadie pasara a su lado o cerca de él vio como una silueta se estaba acercando hacia donde él se encontraba. Por lo mismo se quedó de pie con las manos en los bolsillos esperando a que estuviera más cerca, no tardo mucho para poder verlo. A quien veía llevaba puestos unos lentes y unos bigotes que claramente eran falsos, no habría que ser un genio para darse cuenta de eso. — Me temo que no seguir avanzando, el paso está cerrado. — Levantaría un poco el montón sin dejar de ver a quien tenía al frente. — Deberás volver por donde venias. — Podría tratarse de una de las personas que vivía normalmente en ese lugar pero debería asegurarse que nadie se acercara a la ciudad y mucho menos al palacio.

Enishi con su disfraz humorístico era más que claro que no conseguiría nada, tan evidente que era falso pero bueno con intentar no pasa nada. La verdad es que traía pocas esperanzas de no encontrarse a nadie, de hecho hasta pensaba en que tendría que usar sus katanas para hacer más que simples círculos en casi inexistente vegetación del suelo. Delante de él se encontraba una silueta la que de apoco se hizo más visible, era un hombre de estatura proporcional y acorde a lo que esperaría de un cuidador. Sus primeras palabras para con el samurai fue de que se marchara, la verdad no tenía pensado hacerlo tampoco, quería avanzar y ver que es lo tramaba el reino, ver con sus propios ojos el sufrimiento, no porque le agrade sino que para usarlo como terapia a lo que le pasó años atrás.

Entrecerró sus ojos un poco, las palabras no fueron hostiles pero era claro el bando en el que estaban más por las palabras que por otra cosa. Uno queriendo entrar y el otro impidiéndole el paso, eso es ser enemigo natural. Bufó algo molesto, llevó su mano a la cabeza y se rascó pero al traer la gabardina esta cayó con tanto revuelto de no encontrar pelo. Su cabellera roja como el fuego de la ira quedo al descubierto, su traje por muy absurdo que fuera le daba un toque de humor absurdo. Se rascó un poco la mejilla algo nervioso pero no le quedó más que lanzar los lentes y quedarse con el vello facial.

Tras hacer esto aclaró levemente su voz con un par carrasperas en su garganta. Dirigió la mirada al sujeto que impedía su paso, le miró justo al entre cejo. Era una mirada penetrante, inquietante con aquellas orbes celestes como el cielo. Ladeó un poco la cabeza y fue como dio inicio a su hablar. — Me perderé si me devuelvo así que voy a pasar.— Aseguró el pelirrojo con mucha honestidad y sin temor alguno en sus palabras. — Pero supongo que tendré que vencerte.— Desenvainó una de sus katanas y la colocó a la altura de su cintura, se quedó observando detenidamente al contrario. Sus orbes azuladas claras le analizaban por completo, la verdad es que de por si, no quería peleas pero ir hacia el reino para observar todo ese desastre le haría bien como persona.

Su postura de pronto cambió, estaba entrando en un estado más bien natural. Todos sus músculos comenzaban a relajarse, su respiración hizo lo propio, parecía estar entrando a un punto donde se le podría observar pelear completamente acorde a sus expectativas. Exhaló e inhaló en repetitivas ocaciones. Miró el suelo por un instante para luego desviar sus ojos nuevamente a su enemigo, estaba a la espera de todo. — Bueno, me abriré paso. No es nada personal.— Dijo sosteniendo su katana con una mano en la base y la otra más arriba. No sabía de que facción trataba el contrario pero podía olerlo (mera intuición) de que era un hombre fuerte. Su instinto de pelea se lo decía pero eso no le iba a detener para no avanzar.

Lo único sobresaliente que podía ver de la persona que estaba de pie frente al agente eran aquellos lentes junto al bigote que claramente eran falsos ya que el resto se encontraba oculto tras la gabardina que estaba usando. Ante las palabras que le dijo no tuvo mayores reacciones, de hecho ni se movió Al parecer estaba hablando con un sordo porque no decía ni se movía del lugar, su primer movimiento fue llevar su mano hacia su cabeza para terminar moviendo la gabardina dejando su rostro al descubierto. Lo que más sobresalía era el color de su cabello siendo rojo como el tomate junto a los lentes y bigotes mencionados anteriormente, se sacó los lentes dejando los bigotes, el agente no sabía si los lentes también eran falsos pero estaba dudando de que fueran verdaderos al haberlos tirados de esa manera.

Aquel pelirrojo poseía una presencia distinta a la mayoría de las personas que vivían en el Reino de Goa o en Gray Terminal, así que seguramente debía tratarse de una persona ajena a la isla que estaba en el lugar, cosa extraña ya que se deberían encontrar solo agentes del Gobierno Mundial o Marines. — Dudo que te puedas perder en un camino recto como el que tienes a tu espalda. — La presencia distinta que podía notar lo hacía considerar como a alguien a tener cuidado, a pesar de que confiaba en sus habilidades para el combate el pelirrojo no se veía como alguien que fuera fácil de derrotar. — Me gustaría ver eso. — Una pequeña sonrisa se instauro en el rostro del agente, al fin se encontraba con alguien que quisiera lucha. Ante la acción de su oponente de desenfundar su arma, Grimmjow por su lado saco las manos de sus bolsillos demostrando sus guantes de mano completa levantando sus manos a la altura de su mandíbula dando unos saltos hacia adelante y hacia atrás.

El hecho de que su oponente tuviera un arma como una katana lo pondría colocar en una desventaja si es que no podía reducir las distancias, en caso de hacerlo podría conseguir causarle más de un problema al pelirrojo. — Ven e inténtalo. — No dejaría de ver a su oponente en ningún momento esperando algún movimiento de su parte.

Enishi se caracterizaba por ser buena gente pero por sobre todo era un espadachín de tomo y lomo, no iba a rechazar pelea alguna pero mucho menos si es que él la ofrece. Si bien el contrario de pelo celeste se podía notar que no era un joven común y para los ojos del hombre de Wano parecía mucho más fuerte de lo que había notado con enemigos anteriores, de pelea de otros entre más. Las ansias le recorrieron la sangre, tenía ya días sin pelea alguna y básicamente porque no encontraba con quien demostrar sus capacidades con la espada ergo ahora estaba totalmente dispuesto a dar algunos sablazos. La victoria no la tenía asegurada aun así saldría con vida, si tenía que retirarse lo haría tampoco es como si el reino de Goa fuera muy importante para él.

Las primeras palabras del contrario fueron algo sorpresivas para Enishi el cual se rascó la melena roja, ladeo la cabeza en un gesto de humor, la verdad sí podía perderse. Sí se devolvía al salir tendría muchos caminos, entre el caos le sería imposible irse así como así por muy recto que fuera, seguiría en los territorios del enemigo. Bufó un poco con aquella sonrisa de medio lado que le caracterizaba. No le molestó que se lo dijera así sino que le hizo pensar. Emitió un suave sonido que casi parecía ser una risa, sólo él lo escuchó. Al joven contrario por su actitud parecía confiado, tanto o más que el espadachín. Las orbes celestes se dirigieron a analizar por completo la anatomía del contrario.

Sus ojos se fijaron en el entre cejo y fue cuando el; “Ven e intentalo” le caló fondo, era su oportunidad para adentrarse en un combate, con un resultado seguro inesperado. Sabia por intuición de guerrero de que su enemigo no era un pusilánime que seguro están en otros caminos, no. Era un tipo con cualidades aptas para la pelea, su postura y el análisis anterior de sus músculos le hizo caer en esa conclusión. Respiró profundamente, adelantó su pie izquierdo, se relajó por completo. El relajo fue sencillo, su postura se naturalizó un poco, sus brazos estaban más agachados, parecía un animal salvaje. Con su katana a la altura de la cintura tomada por ambas manos, estaba listo.

— Sé que serás un rival más que digno.— Comentó el pelirrojo ya habiendo realizado su primera técnica, la de relajación muscular. Exhaló con fuerza y se dio un impulso con la punta de los dedos del pie, era el comienzo. Al ir avanzando, con gran velocidad y mucho más por la soltura de sus músculos, tomó la katana una por la empuñadura con cercanía de la base mientras que la otra en la unión con la espada. Miró al contrario y se avecinaba su primera ofensiva. Sus movimientos al acercarse fueron tales que iba en zigzag, en la proximidad de su rival desvió los ojos a su hombro para en ese preciso momento lanzarse mirándole al plexo solar. Lanzó un sablazo con fuerza y velocidad, era descendente de derecha a izquierda, en el momento de que iba bajando la espada, una de sus manos afloja precisamente la que toma la arma por la unión aflojó levemente y la otra subió para poder cambiar el sablazo de dirección, de izquierda a derecha. Empleó el hombro para poder efectuar con más amplitud el ataque, sus ojos subieron a los contrarios, él había comenzado. El hombre de Wano iba en serio mas no traía intenciones de matar, solo de abrirse camino.

Técnicas:

  Al parecer la ofensiva del espadachín de cabellos rojos había acertado bastante bien ante el carente movimiento del enemigo. Tras aquello decidió mirar un poco a este sabía que algo ocurría mas prefirió no hacer muchas conjeturas. Enishi tomó un poco más de distancia de su enemigo, sacudió su katana un poco para luego optar por una posición más erguida observando el cielo, al parecer todo estaba por llegar a su clímax, no comprendía bien como iría las cosas ni nada por el estilo, ni tenía conocimiento de si iba a salir todo como lo planeaban los altos mandos o algo así. Estaba algo apurado por abrirse paso así que iba a realizar lo último para aprovechar de ya irse.

No le dijo nada al contrario de hecho salió con la misma velocidad anterior gracias a esos músculos tan flexibles, relajado. Sus pasos fueron de uno en uno, rápido utilizando la punta de sus pies para aprovechar de tal manera el máximo de aceleración que pudiera llegar en un corto tiempo. Cuando se aproximó a menos de un metro del enemigo adelantó la pierna derecha así fue como dio un giro a la zurda del enemigo tras eso con la empuñadura de su espada lanzó un golpe directo a la nuca donde con toda la fuerza que iba era seguro que caería noqueado, era un sector algo sensible o al menos así fue como muchas veces noquearon a las personas que él vio. Tras esta ofensiva el revolucionario solo mascullo unas palabras.

— Lo lamento, no tengo tiempo pero a la próxima será una mejor pelea es seguro.— Dijo en un tono bajo mientras con suma velocidad comenzó a correr hacia Goa, iba contra el tiempo eso lo sabia de sobra. Sus pasos comenzaron a hacerse zanjadas de pronto. Corrió quien sabe cuantos metros hasta que pudo ver la entrada del reino pero no sin antes haber pasado por aquella zona central. Tras poder observar la entrada como cual hombre de Wano pasó apresuradamente en dirección de donde se escuchaban todas las armas chocar las unas con las otras era el momento de encontrar a alguien o al menos recolectar información sin importar el bando en el que estuvieran, para Enishi haber llegado era una obra del destino puesto que si no se hubieran dado las cosas seguro no hubiera pasado, pero ya que está aquí debe hacer lo suyo.

Al llegar se camufló entre las muchas calles que habían, ignoró las peleas de cualquiera con quien se topase, no iba a interferir por muy aliado que fuese ya que no estaba en su honor meterse en peleas ajenas. Había tal destrucción que le sorprendió hasta pensó en su familia que había muerto hace muchos años en un desastre de menos magnitud pero que seguro fue un horror de todas formas. Tomó su gabardina de esta manera se tapó el rostro para ir de incógnito por todo callejón que pudiera conectar con otro, iba a ir en dirección del palacio a ver que pasaba, aunque claro hay que recordar de que es pésimo con las ubicaciones por eso solo se guiaba por las palabras de algunos, seguía a otros pocos que eran soldados, siempre camuflado. No estaba seguro de si lograría llegar pero al menos haría el intento de no perderse.

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