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Creado por Laytov Vie Mayo 20, 2016 12:07 pm
Tiempo, eso era lo que había transcurrido desde que el joven moreno había partido de su hogar, escapado de las garras de su amada madre, del serio y estricto recuerdo de su padre que le obligaba a trabajar y a mantener firme el apellido familiar, de la hermana que no cesaba de fastidiarle con preguntas y agobios propios de una pequeña de su edad. Todo había quedado en un olvido después de encontrar a su maestro, aquella persona que haría de él un hombre, un intelectual ninja con el poder y el fin de hacer de su mente un escudo y de su voz un arma capaz de hacer perecer grandes entidades como el gobierno. El tiempo apremiaba y la visita de aquel pirata hacia un nuevo lugar parecía inminente. El pequeño apartamento que había optado por tener en aquellos tiempos no era el más costoso, la vida le había obligado a residir en la ciudad en la que trataría de encontrar información importante, buscar el paradero de su maestro. No podía levantar sospecha de los habitantes, su forma de actuar se mediría en ser buena, respetable y educada en todo momento, evadiendo los problemas, evitando así que los residentes le catalogaran o descubrieran sus intenciones ocultas.
Así fue como Lay se mantuvo activo en trabajo, un buen presente donde el descanso se reducía en mantener la vida al margen y centrarse en seguir vivo, sin amigos a los que llamar, sin nadie que le obligara a ser social. Arduo trabajo en aquellos días donde la luz solar no se podía ver, donde sus ojos solo se podían posar en la tienda en la que trabajaba como repartidor, así conseguía llegar a todas las casas. Un dato curioso pues donde pasaba lograba sacar la información que necesitaba hasta llegar al kit de la cuestión, la información acerca de su maestro, de cómo había muerto sin ser un verdadero suicidio, los pasos del mentor había pasado por aquella ciudad, muchos le había visto alguna que otra vez rondar la ciudad y quedar residido en su habitación redactando informes. Lo más extraño de todo era el joven de oscuros cabellos caminaba siempre con su espada mientras era juzgado por todo aquel le pudiera catalogar como un simple repartidor de comida. Apenas pudo hacer otra cosa que salir en un nuevo encargo, tenía que hacer entrega de numerosas cajas de fruta ¿Aquel día sería diferente al resto?
Así fue como Lay se mantuvo activo en trabajo, un buen presente donde el descanso se reducía en mantener la vida al margen y centrarse en seguir vivo, sin amigos a los que llamar, sin nadie que le obligara a ser social. Arduo trabajo en aquellos días donde la luz solar no se podía ver, donde sus ojos solo se podían posar en la tienda en la que trabajaba como repartidor, así conseguía llegar a todas las casas. Un dato curioso pues donde pasaba lograba sacar la información que necesitaba hasta llegar al kit de la cuestión, la información acerca de su maestro, de cómo había muerto sin ser un verdadero suicidio, los pasos del mentor había pasado por aquella ciudad, muchos le había visto alguna que otra vez rondar la ciudad y quedar residido en su habitación redactando informes. Lo más extraño de todo era el joven de oscuros cabellos caminaba siempre con su espada mientras era juzgado por todo aquel le pudiera catalogar como un simple repartidor de comida. Apenas pudo hacer otra cosa que salir en un nuevo encargo, tenía que hacer entrega de numerosas cajas de fruta ¿Aquel día sería diferente al resto?
Laytov
Hoja de personaje
Nivel:
(3/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Zett Vie Mayo 20, 2016 12:47 pm
Zett se encontraba en Minion, isla vecina de Swallo por lo que estas se encontraban cerca, el motivo no era una misión o algo por el estilo, si no vacaciones, si aun que parezca extraño el capitán del carguero en el que trabajo un tiempo le dio permiso para darse un respiro un par de días e ir a descansar a un clima en el que se sintiera cómodo, y justamente la climatología de la isla nevada y su geografía llena de lagos helados donde se podía pescar. Simplemente era perfecto, oportuno y encima barato, ya que para entrar al puerto solo tubo que comprar un visado falso y alquilar un barco civil para hacerse pasar por un simple viajero, por supuesto llevaba su martillo, pero este estaba camuflado como una maleta donde nadie pensaría que en vez de ropa y enseres de viaje se ocultaba tan formidable arma, si era un poco raro una maleta de un tamaño tan descomunal, pero ya que Zett media 2.60 este llamaba la mayor atención y la maleta en si no desentonaba.
Una vez llego a la posada donde se quedaría los días que tenia de permiso hablo con la dueña, una mujer de edad madura de grandes atributos que a pesar del frió bestia un simple kimono wanokunense, por algún motivo el mink sintió de inmediato afinidad hacia esta hermosa mujer de pelo negro y profundos ojos oscuros, a pesar de que era humana y el hombre oso nunca sintió ninguna sensación similar por hembras de esta especie, pero bueno, ya que estaba allí para disfrutar mejor ser atendido por una mujer bella aun que esta no fuera mink.
-Hola, llame hace un par de horas por el den den mushi, tengo una reserva a nombre de ártico frezzer- Dijo el hombre oso mientras dejaba su pesada maleta en el descansillo y se quitaba el gorro que cubría su cabeza hasta las orejas.
-Claro, le estábamos esperando, por favor deje que nuestras empleadas carguen sus cosas hasta la habitación- Dijo la hermosa mujer madura con una calidad sonrisa en los labios-
-Gracias, pero no va a ser necesario, nadie aparte de mi carga mi maleta, costumbres de mi tierra- Mintió el mink echándose la maleta al hombro.
-Muy bien, he de decir que es un honor tener a alguien de la nobleza de una tierra tan lejana como es su hogar, espero que todo este a su agrado, yo y las demás empleadas de la posada estamos a su entera disposición- comento la belleza madura mientras conducía al mink a su habitación.
-Todo es correcto, busco hospitalidad y sencillez en este viaje, es por eso que vine a pescar- Disimulo el mink, ya que para que la gente no se preocupara de sus extraña presencia anuncio y falsifico la documentación que lo acreditaba como parte de una familia noble de un país lejano.
-Bien, este es su cuarto, haga uso de las instalaciones como dese, le serviremos la cena cuando quiera.-Tras decir esto la belleza madura se marcho y dejo al mink a solas en su habitación.
La habitación era lo bastante grande como para que el mink se pudiera despatarrar en la estancia, estaba decorada con motivos florales y bambú lo que agrado a Zett, la arquitectura era evidentemente sacada de wanokuni ya que supuso que la dueña de la misma era nativa del lugar, en la publicidad del sitio decía que disponía de baños de agua caliente en cada cuarto y era verdad, lamentablemente en el de Zett solo cabria medio cuerpo de este, pero existían baños mas grandes al aire libre para el uso y disfrute de todos los huéspedes, mas tarde el mink daría buen uso de ellos, de momento era hora de salir a pescar, por lo que tomo el equipo que había alquilado y mandado dejar en la habitación antes de su llegada y se fue dirección a la puerta del establecimiento, se despidio de la belleza madura al salir y recorio unos metros en la calle nevada ataviado con la silla, las cañas y los aparejos de pesca en dirección al lago helado mas cercano.
Una vez llego a la posada donde se quedaría los días que tenia de permiso hablo con la dueña, una mujer de edad madura de grandes atributos que a pesar del frió bestia un simple kimono wanokunense, por algún motivo el mink sintió de inmediato afinidad hacia esta hermosa mujer de pelo negro y profundos ojos oscuros, a pesar de que era humana y el hombre oso nunca sintió ninguna sensación similar por hembras de esta especie, pero bueno, ya que estaba allí para disfrutar mejor ser atendido por una mujer bella aun que esta no fuera mink.
-Hola, llame hace un par de horas por el den den mushi, tengo una reserva a nombre de ártico frezzer- Dijo el hombre oso mientras dejaba su pesada maleta en el descansillo y se quitaba el gorro que cubría su cabeza hasta las orejas.
-Claro, le estábamos esperando, por favor deje que nuestras empleadas carguen sus cosas hasta la habitación- Dijo la hermosa mujer madura con una calidad sonrisa en los labios-
-Gracias, pero no va a ser necesario, nadie aparte de mi carga mi maleta, costumbres de mi tierra- Mintió el mink echándose la maleta al hombro.
-Muy bien, he de decir que es un honor tener a alguien de la nobleza de una tierra tan lejana como es su hogar, espero que todo este a su agrado, yo y las demás empleadas de la posada estamos a su entera disposición- comento la belleza madura mientras conducía al mink a su habitación.
-Todo es correcto, busco hospitalidad y sencillez en este viaje, es por eso que vine a pescar- Disimulo el mink, ya que para que la gente no se preocupara de sus extraña presencia anuncio y falsifico la documentación que lo acreditaba como parte de una familia noble de un país lejano.
-Bien, este es su cuarto, haga uso de las instalaciones como dese, le serviremos la cena cuando quiera.-Tras decir esto la belleza madura se marcho y dejo al mink a solas en su habitación.
La habitación era lo bastante grande como para que el mink se pudiera despatarrar en la estancia, estaba decorada con motivos florales y bambú lo que agrado a Zett, la arquitectura era evidentemente sacada de wanokuni ya que supuso que la dueña de la misma era nativa del lugar, en la publicidad del sitio decía que disponía de baños de agua caliente en cada cuarto y era verdad, lamentablemente en el de Zett solo cabria medio cuerpo de este, pero existían baños mas grandes al aire libre para el uso y disfrute de todos los huéspedes, mas tarde el mink daría buen uso de ellos, de momento era hora de salir a pescar, por lo que tomo el equipo que había alquilado y mandado dejar en la habitación antes de su llegada y se fue dirección a la puerta del establecimiento, se despidio de la belleza madura al salir y recorio unos metros en la calle nevada ataviado con la silla, las cañas y los aparejos de pesca en dirección al lago helado mas cercano.
Última edición por Zett el Vie Mayo 20, 2016 1:29 pm, editado 1 vez
Zett
Hoja de personaje
Nivel:
(15/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Odín Vie Mayo 20, 2016 1:20 pm
Este era probablemente uno de los ultimos viajes por el North Blue en este preciso momento tenía 63 años, justo la tres antes de los que tiene en el presente. Su gigantesca bote hecho por el mismo surcaba el mar en busca de tierra, llevaba meses en altamar solo necesitaba un poco de relajación y contacto con alguien o se volvería más loco de lo que ya estaba. Divisaría a lo lejos una isla y ansioso puso todas las pertenencias, que había en el bote de eran muchas un poco de comida, dentro de un saco y lo puso como sello el mordisco de su poderosa boca de pez diablo. Se amarró la gruesa y larguísima cuerda que se amarraba cuando bajaba a nadar en el mar en busca de comido o simplemente exploración. Se lanzó al mar con el hacha en su espalda y empezó a nadar dejando atrás el bote acompañado de una estela de agua removida y la cuerda que lo ataba hasta llegar a la Isla Minion donde empezó a atraer el bote usando la cuerda, cuando tenía prisa solía hacer ese tipo de cosas.
Llevaría su gigantesco bote hasta tierra firme y dándole la vuelta lo alejaría lo suficiente del mar, su peso era una monstruosidad probablemente no hacía falta tanta seguridad pero es lo que había aprendido con el tiempo tanto con la experiencia como por mimetismo con los marineros y corsarios que había visto, machadado a más de uno. Se empezaría a adentrar en la isla de clima frío, le gustaba bastante esa sensación de la nieve por lo que antes de ir hasta el pueblo se posaría sobre el blanco suelo que por la sal en su cuerpo se derretía rapidamente, le gustaba esa sensación de mar frío y profundo. Se quedó dormido con la posterior intención de acercarse más a la civilización.
Llevaría su gigantesco bote hasta tierra firme y dándole la vuelta lo alejaría lo suficiente del mar, su peso era una monstruosidad probablemente no hacía falta tanta seguridad pero es lo que había aprendido con el tiempo tanto con la experiencia como por mimetismo con los marineros y corsarios que había visto, machadado a más de uno. Se empezaría a adentrar en la isla de clima frío, le gustaba bastante esa sensación de la nieve por lo que antes de ir hasta el pueblo se posaría sobre el blanco suelo que por la sal en su cuerpo se derretía rapidamente, le gustaba esa sensación de mar frío y profundo. Se quedó dormido con la posterior intención de acercarse más a la civilización.
Odín
Hoja de personaje
Nivel:
(21/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Laytov Sáb Mayo 21, 2016 10:09 am
Un nuevo día se plasmó en aquel país tan bello y elegante, las personas caminaban con calma, todo era mundo disfrutaba de lo que era la felicidad y el desdén.
La nieve caía con fuerza, sin un punto de temer el tiempo pero con el frío que hacía que los civiles pudieran centrar sus mentes en disfrutar de la nevada sin temor alguno. Era perfecto cada detalle que envolvía al muchacho y su tierra llegando al punto de hacerle parecer mejor de lo que realmente era. Un nuevo día se había presentado en la ciudad, la zona en la que un pirata novicio había llegado con aires de grandeza. Su mente no olvidaba lo que aquellos seres inferiores le provocaron en la niñez, la crueldad, las cicatrices de su cuerpo y la marca visible en su rostro. Sus ojos rojos se mecían mirando todo a su alrededor, los civiles y algún que otro agente de la justicia, humanos ineptos y sin mucho que hacer en aquellos tiempos de guerra. Llegado al centro de la ciudad, Lay se encontraba recorriendo las calles, divisando a niños jugar, madres y padres trabajar, ganándose su jornal en tiendas, en tenderos donde se podía ver comida y artilugios; eran tiempos de guerra, la crisis parecía haber terminado con el nuevo gobierno, algo extraño tratándose de la situación que rodeaba el mundo en aquellos amplios días.
Este tenía que seguir con su tapadera de mensajero, una actuación para que nadie pudiera catalogarle como un pirata, un agente del mal, un diablo inmerso en deseos ¿Qué deseos? Hacerse con el control de todo, de todos mejor dicho. Tampoco se podía olvidar las personas mayores, sujetos que habían vivido la era actual y la anterior; algunos estaban a favor de los tiempos que corrían mas unos pocos insensatos agradecían al pasado por haber existido y, al mismo tiempo, lo maldecían por no protegerse de lo que llegaría después. El pequeño alojamiento que había optado por tener en aquellos tiempos donde la vida le había obligado a residir no era el más apropiado, poco iluminado, falto de limpieza y con el mal trato de unos vecinos muy ruidosos. Este se encontraba en la ciudad en la que trataba de encontrar información. No podía levantar sospecha de los habitantes, su forma de actuar se medía en ser buena, respetable y educada en todo momento, evadiendo los problemas, evitando así que los residentes le catalogaran mal o descubrieran sus intenciones ocultas, las verdaderas tras aquella sonrisa picarona.
Laytov se encontraba agotado tras aquel duro de trabajo. Es cierto que no hacer nada también agotaba, hacer el vago no se consideraba acción u ejercicio pero eso no lo sabía el joven pirata. El tiempo parecía estar acorde al estado de ánimo del moreno ya que las nubes ser aglomeraban lentamente unas con otras formando así lo que sería una futura tormenta de nieve. Antes de poder siquiera proseguir con el reparto, sus ojos divisaron algo insólito; es cierto que la nieve era latente y el suelo ya florecía con aquel amplio color blanco al aglomerarse mas eso no quería decir que los ojos pudieran llegar a tierra firme ¿Osos? En efecto, un oso caminaba sobre dos patas cargando utensilios de pesca ¿En serio? No tenía el menor sentido, no desde que el muchacho había estado fuera de su hogar. Sus casi tres metros de altura impresionaban, no se podía negar que los rojos ojos de Laytov se centraron en aquel hombre, en sus pasos, en su dirección.
- ¡Madre del amor hermoso! He visto osos pescar pero… -se detuvo mientras señalaba con su diestra al oso dejando el peso de la fruta en su zurda-. Jamás con una caña así. –alegó dejando que su rostro se viese totalmente asombrado-. No asustado como lo estaría cualquier humano ante uno de los animales más depredadores del planeta; fascinado por lo que tenía ante él, un oso caminando tan pancho. Eso hubiese llamado buena atención sino hubiese presenciado otro ser, un monstruo marino, un ser de casi nueve metros de altura durmiendo en la tierra firme. ¿Acaso estaba soñando? – Pero… -acotó confuso al no saber bien que decir-. ¡Un monstruo! –gritó intentando alertar a los civiles cercanos-. El día prometía diversión y entre el oso y el pez gigante, nada peor podía pasar.
La nieve caía con fuerza, sin un punto de temer el tiempo pero con el frío que hacía que los civiles pudieran centrar sus mentes en disfrutar de la nevada sin temor alguno. Era perfecto cada detalle que envolvía al muchacho y su tierra llegando al punto de hacerle parecer mejor de lo que realmente era. Un nuevo día se había presentado en la ciudad, la zona en la que un pirata novicio había llegado con aires de grandeza. Su mente no olvidaba lo que aquellos seres inferiores le provocaron en la niñez, la crueldad, las cicatrices de su cuerpo y la marca visible en su rostro. Sus ojos rojos se mecían mirando todo a su alrededor, los civiles y algún que otro agente de la justicia, humanos ineptos y sin mucho que hacer en aquellos tiempos de guerra. Llegado al centro de la ciudad, Lay se encontraba recorriendo las calles, divisando a niños jugar, madres y padres trabajar, ganándose su jornal en tiendas, en tenderos donde se podía ver comida y artilugios; eran tiempos de guerra, la crisis parecía haber terminado con el nuevo gobierno, algo extraño tratándose de la situación que rodeaba el mundo en aquellos amplios días.
Este tenía que seguir con su tapadera de mensajero, una actuación para que nadie pudiera catalogarle como un pirata, un agente del mal, un diablo inmerso en deseos ¿Qué deseos? Hacerse con el control de todo, de todos mejor dicho. Tampoco se podía olvidar las personas mayores, sujetos que habían vivido la era actual y la anterior; algunos estaban a favor de los tiempos que corrían mas unos pocos insensatos agradecían al pasado por haber existido y, al mismo tiempo, lo maldecían por no protegerse de lo que llegaría después. El pequeño alojamiento que había optado por tener en aquellos tiempos donde la vida le había obligado a residir no era el más apropiado, poco iluminado, falto de limpieza y con el mal trato de unos vecinos muy ruidosos. Este se encontraba en la ciudad en la que trataba de encontrar información. No podía levantar sospecha de los habitantes, su forma de actuar se medía en ser buena, respetable y educada en todo momento, evadiendo los problemas, evitando así que los residentes le catalogaran mal o descubrieran sus intenciones ocultas, las verdaderas tras aquella sonrisa picarona.
Laytov se encontraba agotado tras aquel duro de trabajo. Es cierto que no hacer nada también agotaba, hacer el vago no se consideraba acción u ejercicio pero eso no lo sabía el joven pirata. El tiempo parecía estar acorde al estado de ánimo del moreno ya que las nubes ser aglomeraban lentamente unas con otras formando así lo que sería una futura tormenta de nieve. Antes de poder siquiera proseguir con el reparto, sus ojos divisaron algo insólito; es cierto que la nieve era latente y el suelo ya florecía con aquel amplio color blanco al aglomerarse mas eso no quería decir que los ojos pudieran llegar a tierra firme ¿Osos? En efecto, un oso caminaba sobre dos patas cargando utensilios de pesca ¿En serio? No tenía el menor sentido, no desde que el muchacho había estado fuera de su hogar. Sus casi tres metros de altura impresionaban, no se podía negar que los rojos ojos de Laytov se centraron en aquel hombre, en sus pasos, en su dirección.
- ¡Madre del amor hermoso! He visto osos pescar pero… -se detuvo mientras señalaba con su diestra al oso dejando el peso de la fruta en su zurda-. Jamás con una caña así. –alegó dejando que su rostro se viese totalmente asombrado-. No asustado como lo estaría cualquier humano ante uno de los animales más depredadores del planeta; fascinado por lo que tenía ante él, un oso caminando tan pancho. Eso hubiese llamado buena atención sino hubiese presenciado otro ser, un monstruo marino, un ser de casi nueve metros de altura durmiendo en la tierra firme. ¿Acaso estaba soñando? – Pero… -acotó confuso al no saber bien que decir-. ¡Un monstruo! –gritó intentando alertar a los civiles cercanos-. El día prometía diversión y entre el oso y el pez gigante, nada peor podía pasar.
Laytov
Hoja de personaje
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Creado por Zett Lun Mayo 23, 2016 12:45 pm
Mientras caminaba tan tranquilo por la calle principal en dirección a un lago cercano al que se llegaba cruzando la ciudad, un tipo cualquiera le dio por tener la brillante idea de gritar "MONSTRUO" alertando a los pocos ciudadanos que no eran consientes de su llamativa apariencia y su singular tamaño para la zona, lo que atrajo miradas y cuchicheo por igual, a primera instancia nada molesto para el mink quien estaba acostumbrado a estos, pero esta vez por el futuro de sus vacaciones no dejaría que nadie pensara que era un tipo sospechoso, que lo era pero no tenia importancia en estos momentos, la pesca era lo primero.
Siguiendo sus primeros pensamientos su proceder fue dirigirse directo hacia la persona que lo hubo acusado, una vez le tuvo de frente le echo una mirada fría desde la altura y echando mano a los papeles en su bolsillo los desplegó en la cara de aquel tipo que curiosamente tenia los ojos rojos, entonces Zett le dijo con voz clara y firme No soy un monstruo, aquí están mis datos de identidad y mis títulos nobiliarios, pertenezco a la corte real de un país lejano donde los oso polares reinan la mitad del del territorio, es normal para mi viajar por el mundo, pero no tolerare insolencias e insultos como el que acabas de dirigirme, en el futuro te agradeceré que no vuelvas a dirigirte a mi con tales modales reprochables. culmino el enorme hombre oso polar guardando de nuevo los papeles en su bolsillo y recogiendo la caja de cebos que dejo sobre la nieve, se dio la vuelta y siguió su camino, había hablado lo bastante alto como para que todos los presentes le escucharan, al hablar un idioma humano con tanta soltura y naturalidad dejo claro que no era un simple oso polar y al hablar de que poseía un titulo nobiliario de un lejano país logro que la mayoría de los ciudadanos perdieran el interés en su persona y los pocos que mantenían este interés no se atrevieron a aguantarle la mirada, ya que los civiles normales tenían poco que hacer ante un noble, menos si este tenia una apariencia tan aterradora como la que Zett tenia en todo momento por su tamaño.
Zett prosiguió su viaje hasta que llego a un bosque donde podría llegar en pocos minutos al lago, fue en este periodo que se encontró con un montículo de nieve enorme que extrañamente olía a pescado, el mink no le dio gran importancia ya que pensó que alguna especie de depredador local habría escondido su botín bajo un montón de nieve y la nevada había cubierto las huellas de este animal, ya que no las veía cerca de la agrupación de nieve, pero por el olor sin duda dentro había pescado, o al menos olor a mar, Zett se sintió tentado de escarbar y probar las presas locales, pero el mink prefirió no hacerlo y seguir su camino.
Por fin el mink llego al lago, una basta superficie de agua helada resplandeciente de 200 metros tan pulida que parecía echa a posta para los pescadores, de echo pudo ver en la lejanía varios pescadores solitarios sentados en sus sillas y pescando, la imagen era gratamente sosegada, solo el sonido del frió viento silbando sobre el hielo. El mink encontró una zona a 20 metros en el interior del lago donde el grueso hielo no tendría problemas en sostenerle, usando la sierra que traía con el como parte de su equipo Zett perforo un circulo en el hielo y tras preparar sus aparatejos y la caña echo el sedal al agua, el mink era capaz de escuchar los peces bajo el y esto le hacia salivar.
Siguiendo sus primeros pensamientos su proceder fue dirigirse directo hacia la persona que lo hubo acusado, una vez le tuvo de frente le echo una mirada fría desde la altura y echando mano a los papeles en su bolsillo los desplegó en la cara de aquel tipo que curiosamente tenia los ojos rojos, entonces Zett le dijo con voz clara y firme No soy un monstruo, aquí están mis datos de identidad y mis títulos nobiliarios, pertenezco a la corte real de un país lejano donde los oso polares reinan la mitad del del territorio, es normal para mi viajar por el mundo, pero no tolerare insolencias e insultos como el que acabas de dirigirme, en el futuro te agradeceré que no vuelvas a dirigirte a mi con tales modales reprochables. culmino el enorme hombre oso polar guardando de nuevo los papeles en su bolsillo y recogiendo la caja de cebos que dejo sobre la nieve, se dio la vuelta y siguió su camino, había hablado lo bastante alto como para que todos los presentes le escucharan, al hablar un idioma humano con tanta soltura y naturalidad dejo claro que no era un simple oso polar y al hablar de que poseía un titulo nobiliario de un lejano país logro que la mayoría de los ciudadanos perdieran el interés en su persona y los pocos que mantenían este interés no se atrevieron a aguantarle la mirada, ya que los civiles normales tenían poco que hacer ante un noble, menos si este tenia una apariencia tan aterradora como la que Zett tenia en todo momento por su tamaño.
Zett prosiguió su viaje hasta que llego a un bosque donde podría llegar en pocos minutos al lago, fue en este periodo que se encontró con un montículo de nieve enorme que extrañamente olía a pescado, el mink no le dio gran importancia ya que pensó que alguna especie de depredador local habría escondido su botín bajo un montón de nieve y la nevada había cubierto las huellas de este animal, ya que no las veía cerca de la agrupación de nieve, pero por el olor sin duda dentro había pescado, o al menos olor a mar, Zett se sintió tentado de escarbar y probar las presas locales, pero el mink prefirió no hacerlo y seguir su camino.
Por fin el mink llego al lago, una basta superficie de agua helada resplandeciente de 200 metros tan pulida que parecía echa a posta para los pescadores, de echo pudo ver en la lejanía varios pescadores solitarios sentados en sus sillas y pescando, la imagen era gratamente sosegada, solo el sonido del frió viento silbando sobre el hielo. El mink encontró una zona a 20 metros en el interior del lago donde el grueso hielo no tendría problemas en sostenerle, usando la sierra que traía con el como parte de su equipo Zett perforo un circulo en el hielo y tras preparar sus aparatejos y la caña echo el sedal al agua, el mink era capaz de escuchar los peces bajo el y esto le hacia salivar.
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Creado por Odín Lun Mayo 23, 2016 1:33 pm
Odín en pocos horas de sueño había pasado a estar cubierto de nieve y camuflarse por completo, una cobija naturale que la madre naturaleza le proporcionaba, incluso le encantaba esa sencación de mar solido pese a no ser salado. Solo parte de su gigantesca hacha sobre salia hacía atrás revelando el impresionante filo. Al despertar y moviendo unicamente la cabeza, quitando la nieve que le rodeaba, vio como unos cinco niños jugaban donde estaba su pierna, pensó en decirles algo divertido pero no se le ocurrió nada y solo dijo -Hola pequeños- tratando de esbozar una sonrisa mientras surgía desde la nieve.
Para los niños que ese día se habían levantado temprano e ido a jugar cerca de la playa atraídos por la nueva montaña y el brillo del hacha, sin verla del todo, ese momento en que un rostro azul gigante salía de la nieve fue de las experiencias más traumaticas de sus vidas, un niño y una niña quedaron paralizados, uno huyó inmediatamente dejando atrás a sus amigos, otra ni{a trató de remolcar a los paralizados con todas sus fuerzas y el más grande gritó -¡Es otro mostruoooo!- corrió a todo lo que daba y dejaron de ser los usuarios del parque de diversión "Odín bajo nieve".
El wotan azul se levantó y estiró un poco, tomó su hacha de nuevo y se la colocó en la espalda, con su mirada verificaba que estuviera el bote, hizo un gesto positivo y empezó a adentrarse por la isla pero por el bosque, los humanos podían ser hirientes con palabras así, tal vez contacto animal le caería mejor. Mientras se adentraba veía animales como ciervos y un par de lobos, le encantaban esos animales "Como me gustaría tener uno lobos" pensaba. Al adentrarse aún más y tratando de evitar causar daños a la madre natura con su inmensidad divisaría un lago. Se acercaría alegemente todo lo que fuese agua le encantaba "ese lago debe ser agua dulce y fría" cuando al aparecer frente a el lago observaría a un oso blanco pescando como si de un marinero se tratase, pero sobre hielo. Odín quería entrar al lago pero el oso estaba sobre el en busca de comida, aparentemente -Hola señor oso, te molestaría que entre al lago- decía un poco ansioso
Para los niños que ese día se habían levantado temprano e ido a jugar cerca de la playa atraídos por la nueva montaña y el brillo del hacha, sin verla del todo, ese momento en que un rostro azul gigante salía de la nieve fue de las experiencias más traumaticas de sus vidas, un niño y una niña quedaron paralizados, uno huyó inmediatamente dejando atrás a sus amigos, otra ni{a trató de remolcar a los paralizados con todas sus fuerzas y el más grande gritó -¡Es otro mostruoooo!- corrió a todo lo que daba y dejaron de ser los usuarios del parque de diversión "Odín bajo nieve".
El wotan azul se levantó y estiró un poco, tomó su hacha de nuevo y se la colocó en la espalda, con su mirada verificaba que estuviera el bote, hizo un gesto positivo y empezó a adentrarse por la isla pero por el bosque, los humanos podían ser hirientes con palabras así, tal vez contacto animal le caería mejor. Mientras se adentraba veía animales como ciervos y un par de lobos, le encantaban esos animales "Como me gustaría tener uno lobos" pensaba. Al adentrarse aún más y tratando de evitar causar daños a la madre natura con su inmensidad divisaría un lago. Se acercaría alegemente todo lo que fuese agua le encantaba "ese lago debe ser agua dulce y fría" cuando al aparecer frente a el lago observaría a un oso blanco pescando como si de un marinero se tratase, pero sobre hielo. Odín quería entrar al lago pero el oso estaba sobre el en busca de comida, aparentemente -Hola señor oso, te molestaría que entre al lago- decía un poco ansioso
Odín
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Creado por Laytov Mar Mayo 24, 2016 12:12 pm
Un nuevo día se había plasmado ante la nevada mañana; un muchacho se negro cabello se encontraba en la plaza, asombrado por lo que veía. Un oso blanco y caminando sobre dos piernas, vestido como un humano corriente dejando muy poco a la imaginación ¿Pertenecía a un circo? Preguntas que se formulaba el moreno al son que intentaba analizarle a la mayor brevedad posible. Eso no era lo único que había llamado su atención, el oso blanco cargaba utensilios de pesca. Siempre se había visto a esos animales pescado en las orillas de los glaciales pero jamás como los humanos, con su cebo, con sus cañas, con incluso los soportes para poder descansar mientras los peces no picaban. Dejando eso a un lado, Laytov intentó centrar su mirada en la situación, un oso caminando y un hombre gigantesco descansando ¿Qué podía hacer? Dejando las cajas a un lado, sus gritos habían alertado a numerosas personas; humanos corrientes que pudieron tomar aquel llanto como un aviso; un simple grito que reflejaba la inocencia y asombro por parte de un humano que jamás había visto cosas como aquellas. Cuando el moreno intentaba analizar aquel ser de gigantesco tamaño, sus ojos divisaron como el humilde y poco llamativo oso se le acercaba; parecía ser que se había sentido ofendido por una acusación sin motivo.
Lay negó con la cabeza ante sus comentarios, no tenía motivos para explicarte todo aquello y mucho menos después de que este le explicara las razones de su grito. – Oh, hablas incluso ¿Qué eres? –pregunta directa que podía tener más o menos sentido-. Sus pasos quedaron rezagados por un momento mientras este seguía atendiendo su explicación, leyó sus papeles por encima entiendo la mayoría y quedando numerosas dudas resueltas. Asintió con el rostro ante su último comentario quedando totalmente conforme ante la explicación y mostrando una mirada de tenue arrepentimiento. – Entiendo, lamento molestarle. –expresó mientras agachaba el rostro en señal de respeto-. Sus pasos se alejaron lentamente mientras su peludo conocido hacía lo propio. Laytov no quedaría allí, su intuición le hacía creer en aquel ser pero su desconfianza natural le impedía dejar el asunto en algo tan trivial como la lectura de unos papeles. El moreno no perdió de vista al oso, siempre manteniendo las distancias, siempre dejando que el tiempo pasara entre ambos, siempre caminando bajo un manto de hojas cubriendo su olor. El ser que seguía era un oso y por muy humanizado que fuera, su olfato debía ser muy superior a la media. Con su cabello recogido en una coleta, el muchacho prosiguió con su camino; tenía que darse prisa o perdería la presa que tanto interés le había creado.
La nieve se hacía más profunda por cada metro que recorría de aquel bosque, los árboles estaban bañado con aquel material blanco que les había envuelto las copas y hecho caer algunas hojas a los más débiles de espíritu. Por otro lado quedaba el interior del bosque, la presencia de un lago prácticamente helado; el hielo formaba la firmeza con la que el tiempo había impactado en la ciudad dejando que los habitantes y el propio pirata de negro cabello estuvieran bien abrigados. Cuando cesó su paso en aquel bosque, sus ojos divisaron al oso pescando como lo hacían los humanos; eso no llamó su atención sino más bien el ser que había a su lado. Un monstruo, la palabra anteriormente lanzada pero sin el mismo fundamento que lo haría en aquellos momentos. Era grande, mucho más que un edificio, mucho más que cualquier otra cosa que hubiera visto.
Eso no era un problema hasta que el ser se movió, no era una estatua, habló, estaba vivo. - ¿Qué demonios? –preguntó retóricamente mientras el cuerpo de aquel pirata se adentraba en el lugar-. Su mano cargaba su espada con la vaina, una forma insinuante de decir que la batalla no había empezado pero estaba al filo de hacerse. – Buenos días. –mostró su mirada perfilada hacia la gran altura de aquel ser de gran tamaño-. ¿Qué hace un seño oso y un… -detuvo su pregunta mientras levantaba su rostro señalando al gran ser azul-. ¿Qué eres tú? –preguntó dejando ver una nívea sonrisa-. No era falsa, tenía que ser amable con algo que le podía aplastar con un dedo-. ¿Buscáis destruir esta ciudad? –una nueva pregunta, una más directa, una más real-.
Lay negó con la cabeza ante sus comentarios, no tenía motivos para explicarte todo aquello y mucho menos después de que este le explicara las razones de su grito. – Oh, hablas incluso ¿Qué eres? –pregunta directa que podía tener más o menos sentido-. Sus pasos quedaron rezagados por un momento mientras este seguía atendiendo su explicación, leyó sus papeles por encima entiendo la mayoría y quedando numerosas dudas resueltas. Asintió con el rostro ante su último comentario quedando totalmente conforme ante la explicación y mostrando una mirada de tenue arrepentimiento. – Entiendo, lamento molestarle. –expresó mientras agachaba el rostro en señal de respeto-. Sus pasos se alejaron lentamente mientras su peludo conocido hacía lo propio. Laytov no quedaría allí, su intuición le hacía creer en aquel ser pero su desconfianza natural le impedía dejar el asunto en algo tan trivial como la lectura de unos papeles. El moreno no perdió de vista al oso, siempre manteniendo las distancias, siempre dejando que el tiempo pasara entre ambos, siempre caminando bajo un manto de hojas cubriendo su olor. El ser que seguía era un oso y por muy humanizado que fuera, su olfato debía ser muy superior a la media. Con su cabello recogido en una coleta, el muchacho prosiguió con su camino; tenía que darse prisa o perdería la presa que tanto interés le había creado.
La nieve se hacía más profunda por cada metro que recorría de aquel bosque, los árboles estaban bañado con aquel material blanco que les había envuelto las copas y hecho caer algunas hojas a los más débiles de espíritu. Por otro lado quedaba el interior del bosque, la presencia de un lago prácticamente helado; el hielo formaba la firmeza con la que el tiempo había impactado en la ciudad dejando que los habitantes y el propio pirata de negro cabello estuvieran bien abrigados. Cuando cesó su paso en aquel bosque, sus ojos divisaron al oso pescando como lo hacían los humanos; eso no llamó su atención sino más bien el ser que había a su lado. Un monstruo, la palabra anteriormente lanzada pero sin el mismo fundamento que lo haría en aquellos momentos. Era grande, mucho más que un edificio, mucho más que cualquier otra cosa que hubiera visto.
Eso no era un problema hasta que el ser se movió, no era una estatua, habló, estaba vivo. - ¿Qué demonios? –preguntó retóricamente mientras el cuerpo de aquel pirata se adentraba en el lugar-. Su mano cargaba su espada con la vaina, una forma insinuante de decir que la batalla no había empezado pero estaba al filo de hacerse. – Buenos días. –mostró su mirada perfilada hacia la gran altura de aquel ser de gran tamaño-. ¿Qué hace un seño oso y un… -detuvo su pregunta mientras levantaba su rostro señalando al gran ser azul-. ¿Qué eres tú? –preguntó dejando ver una nívea sonrisa-. No era falsa, tenía que ser amable con algo que le podía aplastar con un dedo-. ¿Buscáis destruir esta ciudad? –una nueva pregunta, una más directa, una más real-.
Laytov
Hoja de personaje
Nivel:
(3/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Zett Jue Mayo 26, 2016 11:59 am
Por fin después de un largo tiempo Zett estaba disfrutando de sus vacaciones y de la pesca, sentado en el hielo con el sedal echado al agua, muy atrás quedaban sus preocupaciones y sus músculos ya estaban liberando estrés cuando de pronto una inmensa figura aprecio sobre los arboles y le hablo muy cordialmente, el mink no se lo podía creer, primero el impertinente ojos rojos le molesto en la ciudad y ahora una inmensa y azulada criatura marina le pedía permiso para entrar al lago helado, el mundo estaba un poco mas loco ese día o es que al destino no le interesaba que el mink pasara una tarde tranquila de pesca.
-Hola, usted mismo señor, el lago no es de mi propiedad, pero si planea meterse de verdad, le pido se mueva lo menos posible para no espantar a toda la pesca, si el estar quieto tanto rato le resulta desesperante con gusto le prestare una caña, puede ser algo pequeña para usted, pero supongo puede atar un sedal a algún árbol caído- hablo amigablemente Zett al wotan no sin algo de ironía que dejaba entre ver que le molestaba el echo de que los peces quizás se fueran, pero al ser este individuo una criatura marina quizás los peces se amontonaran a su alrededor, quien sabe podría ser una magnifica tarde de pesca si nada mas pasaba... pero de nuevo el destino es muy caprichoso y las interrupciones continuaron.
esta vez fue cosa del chico ojos rojos el interrumpir con sus preguntas, ¿que era todo eso de destruir la ciudad? aquel joven se tomaba demasiadas libertades a la hora de pre juzgar a los demás por su apariencia, el mink se sentía molesto por esto, pero por el bien de su descanso, resoplo una gran cantidad de aire, lo volvió a aspirar lentamente y contó hasta cinco, entonces muy sereno le respondió -no planeo destruir nada, solo pescar, si te mantendrás tranquilo puedes quedarte-
-Hola, usted mismo señor, el lago no es de mi propiedad, pero si planea meterse de verdad, le pido se mueva lo menos posible para no espantar a toda la pesca, si el estar quieto tanto rato le resulta desesperante con gusto le prestare una caña, puede ser algo pequeña para usted, pero supongo puede atar un sedal a algún árbol caído- hablo amigablemente Zett al wotan no sin algo de ironía que dejaba entre ver que le molestaba el echo de que los peces quizás se fueran, pero al ser este individuo una criatura marina quizás los peces se amontonaran a su alrededor, quien sabe podría ser una magnifica tarde de pesca si nada mas pasaba... pero de nuevo el destino es muy caprichoso y las interrupciones continuaron.
esta vez fue cosa del chico ojos rojos el interrumpir con sus preguntas, ¿que era todo eso de destruir la ciudad? aquel joven se tomaba demasiadas libertades a la hora de pre juzgar a los demás por su apariencia, el mink se sentía molesto por esto, pero por el bien de su descanso, resoplo una gran cantidad de aire, lo volvió a aspirar lentamente y contó hasta cinco, entonces muy sereno le respondió -no planeo destruir nada, solo pescar, si te mantendrás tranquilo puedes quedarte-
Zett
Hoja de personaje
Nivel:
(15/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Odín Jue Mayo 26, 2016 1:41 pm
El oso se había expresado bastante bien y fue muy amable le sorprendío, Odín siempre había anhelado hablar con los animales terrestres y este parecía incluso más cordial que muchos humano o gyojin que había conocido a lo largo de su vida. Pese a la amabilidad el oso le dio consejos sobre como pescar el coloso azul los acepto gratamente pero sabía que no le hacían falta y lo importante fue que le dio el visto bueno de que entrase al congelado lago, para entrar ahí solo había un forma pero antes de ejecutarla recordó los modales que su madre gyojin de ballena azul le había inculcado y enseñado bien ante la ausencia de su gigante padre de paradero desconocido. Pensó nostolgicamente un momento y dijo -Perdón por mi falta de cortesía. Mi nombre es Odín y soy un Wotan que navega sin rumbo definido, solo vivo la vida- estaba apunto de hacer su movimiento cuando una tercera pieza apareció en escena.
Era un humano bastante normal para la percepción que tenía el Wotan, de eso seres comúnmente más pequeños de los dos metros y que le costaba diferenciar uno de otro, alguna vez se habían molestado por eso y le había armado bronca, craso error. El abisal de las profundidades repetía de nuevo su linea introductoria y decía además -No pienso destruir nada de los humanos pese a que ellos siempre matan seres marinos y esclavisan a las razas marinas inteligentes. Se juzgar cuando alguien hace algo malo - en tono muy serio debido a que se había ofendido un poco, las palabras del oso le parecieron bastante correctas ya que ese humano ciertamente tenía el aire de maldad que empezaba desde un pequeño prejuicio, en más de una ocasión el wotan se equivoco y acabo peleando con alguien que era de corazón puro pero nada que un tratamiento medico adecuado no reparara.
Odín ahora si estaba listo para entrar al lago y puso su hacha sobre la nieve, clavando al menos un metro de filo y acercandose al mink. Lanzó un leve grito de felicidad para él pero resonaba como un estruendo -GROOOOO- dio un salto que se llevó por completo la capa de hielo y al silencio que había, el oso tenía un breve chance de esquivar empaparse pero parecía complicado. El wotan se diponía a darse un manjar de peses de agua dulce y darle uno cuantos al amable señor oso.
Era un humano bastante normal para la percepción que tenía el Wotan, de eso seres comúnmente más pequeños de los dos metros y que le costaba diferenciar uno de otro, alguna vez se habían molestado por eso y le había armado bronca, craso error. El abisal de las profundidades repetía de nuevo su linea introductoria y decía además -No pienso destruir nada de los humanos pese a que ellos siempre matan seres marinos y esclavisan a las razas marinas inteligentes. Se juzgar cuando alguien hace algo malo - en tono muy serio debido a que se había ofendido un poco, las palabras del oso le parecieron bastante correctas ya que ese humano ciertamente tenía el aire de maldad que empezaba desde un pequeño prejuicio, en más de una ocasión el wotan se equivoco y acabo peleando con alguien que era de corazón puro pero nada que un tratamiento medico adecuado no reparara.
Odín ahora si estaba listo para entrar al lago y puso su hacha sobre la nieve, clavando al menos un metro de filo y acercandose al mink. Lanzó un leve grito de felicidad para él pero resonaba como un estruendo -GROOOOO- dio un salto que se llevó por completo la capa de hielo y al silencio que había, el oso tenía un breve chance de esquivar empaparse pero parecía complicado. El wotan se diponía a darse un manjar de peses de agua dulce y darle uno cuantos al amable señor oso.
Odín
Hoja de personaje
Nivel:
(21/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Laytov Vie Mayo 27, 2016 7:57 am
Estar en aquel lago podía tener sentido, no el suficiente como para que nuestro pirata pudiera mantener la calma; aquellos seres no humanos habían irrumpido en aquella pacífica tierra dejando que los sentidos del joven se viesen inmersos en dudas y confusiones. Un oso hablador pescando y un monstruo marino pacífico y amable en sus palabras ¿se podía tener menos suerte? Donde Lay buscaba enemigos no había hecho otra cosa que encontrar seres pacíficos. Aburrido en su mala fortuna, el moreno atendía a las palabras ajenas con un rostro desganado, el moreno de cabello largo buscaba diversión, caos, destrucción, muerte. Una fama que le precediera, no había mejor fin que ver como una ciudad era destruida para infiltrarse en las casas y dejarse llevar, segar vidas con fines lucrativos. Robar entre todo el caos y no ser descubierto. Al ver aquel oso de pie le surgió la idea de usarlo para crear caos, cuando vio al ser marine de enorme tamaño también pensó en usarlo para sus fines. Grato error el pensar aquello sin saber que estaba ante dos buenos seres, amables y gentiles, bondadosos y aburridos, sin sangre. Lamentó su suerte, lamentó el verse con sociables seres que no buscaban el mal ajeno; una lástima que le costaría tiempo y ganas. – La verdad es que todo lo que tenéis de grande y fascinante lo tenéis de manso... –expresó el moreno mientras negaba con la cabeza-.
Poco podía hacer en aquellos momentos, esperar un milagro, esperar que la pesca de aquel hombre oso no fuese favorable, esperar que el baño de aquella bestia marina quedara en una horrible experiencia. No tenía mucho que hablar con ellos, las conversaciones entre hombres era complicada y más cuando los pensamientos entre ellos dejaban mucho que desear. Pasos, eso sintió cuando el moreno ladeó su mirada hacia el interior del bosque, pasos que englobaban aquel bosque, pasos que dejaban que los árboles se mecieran con el viento y el olor a pólvora fuese detectado por los presentes.
Quizá no para el pez gigante que habitaba en el agua pero sí para el oso que podía oler como dicho animal. Personas que habían oído el grito de Laytov en el pueblo, el grito de monstruo había alertado numerosas miradas reclamando la ayuda de personas de mayor poder, persona armadas con simples escopetas de pueblo, con hoces, con cuchillos de cocina. La situación se ponía cada vez más peligrosa hasta el punto de que el moreno se acercó a los presente dejando ver su preocupación ante lo que se avecinaba. - Parece que tenemos compañía. -expuso el muchacho al son que se acercaban pueblerinos armados y con cara de pocos amigos-.
Poco podía hacer en aquellos momentos, esperar un milagro, esperar que la pesca de aquel hombre oso no fuese favorable, esperar que el baño de aquella bestia marina quedara en una horrible experiencia. No tenía mucho que hablar con ellos, las conversaciones entre hombres era complicada y más cuando los pensamientos entre ellos dejaban mucho que desear. Pasos, eso sintió cuando el moreno ladeó su mirada hacia el interior del bosque, pasos que englobaban aquel bosque, pasos que dejaban que los árboles se mecieran con el viento y el olor a pólvora fuese detectado por los presentes.
Quizá no para el pez gigante que habitaba en el agua pero sí para el oso que podía oler como dicho animal. Personas que habían oído el grito de Laytov en el pueblo, el grito de monstruo había alertado numerosas miradas reclamando la ayuda de personas de mayor poder, persona armadas con simples escopetas de pueblo, con hoces, con cuchillos de cocina. La situación se ponía cada vez más peligrosa hasta el punto de que el moreno se acercó a los presente dejando ver su preocupación ante lo que se avecinaba. - Parece que tenemos compañía. -expuso el muchacho al son que se acercaban pueblerinos armados y con cara de pocos amigos-.
Laytov
Hoja de personaje
Nivel:
(3/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
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