Ohara, sitio donde aun podían observarse ciertos vestigios de una guerra que se había dado allí tiempos atrás. Aunque algunos rumores decían que aquello no había sido como tal lo cuenta, porque en la guerra algunos de los dos bandos tienen la posibilidad de ganar, pero allí solo fue una aplastante victoria de aquellos que vestían con la Gaviota y decían llevar la Justicia a donde los rayos solares tocasen. Pero aquello no era algo de suma importancia para aquel caballero que caminaba con pasos lentos y calmados, girando su cabeza y dejando que sus orbes se deleitaran con aquellos enormes hoyos productos de los cañones y como algunas maderas, de lo que parecían ser casas de los antiguos pobladores, aun luchaban contra las clemencias del tiempo para no ceder. Cierta historia interesante podría encontrarse para aquellos que fuesen paciente y les interesa el misterio que rodea el basto mar, aunque aquello no era de suma importancia para el arquero que se daría cuenta que no era el único con vida caminando por esas tierras. Algunos sujetos de portes intimidatorios y enormes se trasladaban de un sitio al otro buscando algunos tesoros, joyas o cualquier artilugio que pudiese venderse al mercado a un buen precio. Algo que desagrada aquel semblante serio pero tampoco debía actuar para no llamar más la atención, tan solo se mantendría al margen continuando con su búsqueda. Así es señores, aquel caballero estaba en busca de alguien que aprovecho aquella deshabitada isla para esconderse y donde su cabeza tenía cierta recompensa.

Se ve que la información dada es real. En esta isla aún permanece gente. -Murmuro para sí mismo, moviendo apenas el paño que ocultaba la parte inferior de su rostro dejando al descubierto aquellos orbes carmesís. Para su sorpresa, incluso se podían encontrar a pequeños infantes correteando a los alrededores sin preocuparse por las bombas sin detonar que habían dejado aquellos insulsos seres. Sus pasos lo llevaron hacia una improvisada taberna y esto era así porque le faltaba el techo, las ventanas y puertas habían sido completamente destruidas, para que la pared trasera se encontrara a punto de desplomarse con el mínimo viento. Algunas permanecen permanecían esparcidas de forma aleatoria allí, confirmando sus dudas que ese sitio seria el único lugar donde podía conseguir saber algunas cosas del pasado de Ohara como también del sujeto a quien estaba buscando.-

Ohara, un lugar deshabitado, o así se supone que tendría que hacer, al menos eso es lo que se sabe de dicho lugar, no hay realmente información de esa isla, su historia había sido prácticamente borrada de los libros, no obstante se sabía el “cuento” por parte de aquel hombre que le había cambiado la vida desde pequeña, ¿quién se imaginaría que distintos relatos de parte de un vago podrían hacerle dar un vuelco de 180° a una pequeña niña?, para empezar, alguien del preciso lugar de donde la pelirosa venía no era precisamente el sitio donde a un vagabundo se lo pudiera siquiera voltear a ver, aunque tampoco es como que a ella en su momento le hubiera importado mucho aquello. Como sea, ahora se encontraba caminando en aquella isla que desde su punto de vista, era “mítica”, por fin podía corroborar por sus propios ojos los estragos que eran capaces de causar una bola de individuos que se hacían llamar la “justicia”. -Vaya… si esto es justicia… creo que prefiero seguir los pasos de él…- Murmuró para sí misma mientras seguía avanzando mirando los grandes escombros y huecos que habían en el piso de aquel lugar, sentía una especie de repelús al ver todo aquello, no obstante podía notar como aún habían niños corriendo y jugando despreocupados de la vida en aquel lugar. -Al menos no hicieron “justicia” con la inocencia y despreocupación infantil.- No había sido nunca precisamente el tipo de mujer que odiase a la marina, sabía que de algún modo cumplían con su trabajo, pero también había escuchado tantas cosas de parte de aquel vagabundo, relatos que eran objetivos y no aderezando los hechos, cosas como esas hacían que ella dudara un poco de los marines.

En sus orbes rosadas se veía el reflejo de lo que tenía enfrente, una especie de taberna muy derrumbada y prácticamente al aire libre, aquel peculiar lugar había llamado su atención así como ella llamaba la atención de los que le rodeaban, por lo visto no era algo muy “común” ver a una chica de cabello rosa y ropas entre elegantes orientales por aquellos lugares, aunque eso no era algo que le importase mucho, aunque no parecían pensar así aquellos bandidos que estaban en busca de joyas de todo tipo y por la supuesta “elegancia” que la pelirosa desprendía, aquellos tipos juraban que la chica podría tener cosas de valor. -Vaya, vaya… no todos los días se ven ratitas de alcurnia por estos lares…- -Seguramente tendrás lo que hemos venido a buscar, la pregunta es… ¿dónde?… ¿será bajo esa elegante falda?- Claras eran las intenciones de quedar dejar sin prenda alguna a aquella chica la cual de modo rápido reaccionaria alejándose de un brinco de aquellos hombres a los cuales terminaría dando una patada que les haría retroceder un poco. -Pues conociéndolos ahora comprendo, si yo soy una ratita de alcurnia, entonces ustedes han de ser unas ratas callejeras.- Sonreía burlona, sus palabras parecían molestar a aquellos tipos que estaban dispuesto a arremeter contra la chica, mientras los niños que se encontraban cerca comenzaban a hacer alboroto anunciando aquel encuentro que se daba frente a aquella taberna del lugar.

Antes de siquiera preguntar al tabernero en donde podría conseguir información o el paradero del sujeto a quien estaba buscando, se tomó la molestia de tomar una "mesa" o eso aparentaba ser aquel enorme escombro a medio inclinarse con algunas sillas a su alrededor. El chirrido de su asiento llamaría la atención de unos con unas expresiones de pocos amigos pero la entrada de una fémina a la taberna, opaco su entrada para que todas las miradas se dirigiesen a su peculiar fisionomía. Con elegante pasos y un aire que denotaba que no era por estos alrededores era inevitable llamar la atención de unos indeseados, que rápidamente la acecharon como leones a una "indefensa" gacela. Por un momento su brazo siniestro se dirigió hacia su espalda, en una clara intención de intervenir pero ... podría utilizarla para su propósito, pues si era igual que la escoria con las hormonas alteradas más temprano que tarde haría acto de presencia para la gracia del arquero. Por lo cual tan solo se recostaría en la silla subiendo sus pies a la improvisada mesa mientras sus brazos se cruzaban a la altura de su pecho, teniendo una perfecta vista del próximo espectáculo a realizarse.

La "entrada" estaría repleta de curiosos que habían venido a presenciar la pelea y algún que otro aprovechador, no perdía la oportunidad de levantar apuesta a ver cuál de todos salían victoriosos: "la noble y delicada femenina" o "los musculosos, feos y horribles grupo de hombres". A simple vista quien se llevaba gran parte del botín seria los últimos y no era para menos, porque incluso para Aaron aquella mujer no tendría ninguna oportunidad contra ellos aunque que tan equivocado estaba porque una patada lo suficiente potente para alejarlos y hacerle recapacitar de su decisión, provino por parte de la peli-rosa. Todos quedaron boqui-abiertos aunque la expresión por parte del encapuchado solo fue levantar sus cejas en una clara manifestación de sorpresa.- Parece que a fin de cuenta, ella me ayudara en mi propósito de traerlo para acá. -Murmuro nuevamente para si mismo para mover un poco su espalda y encontrar la posición más perfecta y cómoda. Ahora tan solo sus orbes carmesí se mantendrían en un constante movimiento hacia todos lados, intentando buscar el sujeto de aquella fotografía. Necesitaba respuesta, dinero pero sobre todo respuesta.-

Una mirada que denotaba superioridad aunada a una sonrisa burlona e inclusive algo arrogante y divertida, aquella expresión que la pelirosa demostraba tener solamente incrementaban el coraje de aquel par de hombres que sentían comenzar a hervir su sangre, estaban desconcertados, seguramente no habían conocido a una mujer que de una patada les hiciera retroceder y que los presentes comenzasen a cuchichear respecto a la situación “bochornosa” que ambos sujetos tenían, no les hacía en lo absoluto la menor gracia. -Vaya… parece que la ratita de alcurnia se cree mucho ahora solo por haber tenido un bonito golpe de suerte…- -Sí, pero no creo que sea bueno que se le suba mucho a la cabeza o su vista de roedor se verá muy afectada, sobre todo… ¡por esto!- De un modo ágil y rápido, aquel segundo sujeto mal encarado y de ojos rojos se aproximó a la pelirosa con un cuchillo dirigido al ojo izquierdo de la misma la cual por acto reflejo y sin que nadie se diera cuenta por la rapidez en su actuar, terminó deteniendo aquel cuchillo con una de sus dos tonfas mientras que con la otra golpeaba en la costilla izquierda de aquel sujeto dejando oír un gran “crack” ante el impacto, seguramente una o dos costillas se le habían fracturado. -Oh… ¡perdón!, ¿no te dolió mucho?- No solía ser precisamente del tipo de chica burlona ante desgracia ajena, no obstante sentía que esta vez era bien merecido aquello sobre todo porque había sido atacada sin previo aviso y sin buscarlo.

En el fondo la gente seguía asombrada por lo que veía y las apuestas comenzaban a cambiar, de pasar a ser la mayoría a favor de aquel par de hombres, ahora los números corrían a favor de la chica de ropas elegantes. -Tu… pequeñaja… ni creas que esto se quedará así… ¡ahora Jonny!- Aquel sujeto parecía molesto y no dejó pasar la oportunidad para jugar sucio, lanzó un tarro al rostro de la chica, cosa que solo era una distracción mientras aquel otro sujeto, todo adolorido hacía el intento de levantarse de modo rápido y lanzar una cuchillada de modo ascendente completamente vertical, la ropa de la joven no salió bien librada, de parte de sus piernas quedaron al descubierto y una pequeña cortada en el brazo izquierdo se pudo notar; había sido veloz en esquivar el tarro, mejor dicho, haciéndolo añicos con una de sus tonfas que bajó un poco la guardia como para que el otro tipo le cortara. -¡Oye!, ¿te crees que tengo mucha ropa?- Infló las mejillas molesta y frunciendo notoriamente el ceño, aquello solo parecía divertir a aquellos tipos aunque al mismo tiempo sintieron algo de pavor al ver el rosto molesto de la pelirosa la cual comenzaba a lanzar golpe tras golpe con sus tonfas creando distintos tipos de combos y permitiendo a los espectadores ver como distintos dientes volaban por el aire, aunque parecía que la cosa no terminaba ahí y que refuerzos para aquellos tipos llegarían dentro de poco.