Online
Conectarse
En total hay 13 usuarios en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 13 Invitados
Ninguno
El record de usuarios en línea fue de 166 durante el Dom Nov 13, 2016 9:10 pm
Last Post
Censo
Staff
Página 2 de 2.
Página 2 de 2. • 1, 2
Creado por Haine Van Gogh. Dom Mayo 29, 2016 7:21 am
Recuerdo del primer mensaje :
El sonido de las aves era distante, bajando como eco por aquellas escaleras y resonando en el interior del almacén de aquel barco. Mi cuerpo estaba completamente frio, a pesar de que estaba envuelto en aquel ropaje y sudaba como un minero bajo presión. La verdad es que aun podía sentir el frio invernal de la anterior isla, el mismo que tuve que aguantar por más de cinco días, hasta que por fin pude salir de ahí con la ayuda de unos mercantes. Abrí los ojos con lentitud, observando a aquel niño de voz chillona que me hablaba, pues no eran aves las que había escuchado antes, sino este crio que no paraba de hacerme preguntas desde que subí al barco. El niño tenía un juego muy extraño con mis cosas, lograba escurrir sus manos en mí y quitarme mis pertenencias mientras dormía para luego esconderlas, siendo este día uno igual al de hace tres. Tal vez no quise frenar este juego desde el primer día, ya que en realidad no tenía nada más de interés que hacer que charlar desenfrenadamente con el mismo.
El rostro medio asustado del niño intentaba decirme algo que no entendía, hasta que se pudo calmar y decirme a detalle lo que había hecho según su juego y el resultado del mismo. Además de chillón, era muy tonto el chico, quien había ocultado mi preciada espada en uno de los barriles de mercancía los cuales ya no estaban en el barco. Hace dos horas o más que habían desembarcado y todos los barriles han de encontrarse camino a distintos locales de la isla. Así fue que desembarque a toda marcha del barco, despidiéndome casi en un parpado con palabras inentendibles, mas no podía parar de imaginar a mi padre reprochándome tal descuido y dándome un sermón reprobatorio de mi descarada confianza. Ante todo los demás no paraba de pensar en donde habrá parado mi espada, y si ya la había tomado alguien más, esa era la cuestión.
Ya saliendo de la bahía y logrado escuchar masomenos la dirección que tomo cada distribución de cargas, pues iría de izquierda a derecha, siendo la más cercana la de la izquierda ya que habían salido hace tan solo diez minutos. Vestía entonces con aquella extravagante túnica roja con capucha, cubriendo mi cabeza con la capucha para así quedar irreconocible. Algo estúpido, ya que si existía una wanted con mi nombre seguro el detalle más grande que ha de tener es mi vestimenta, en especial la gran prenda roja que me distinguía. Aunque por los momentos no era de esperarse gran sorpresa por el resto de habitantes, hasta podría decir que mi presencia era ignorada como un extranjero más para la isla.
Logrando alcanzar a los hombres que cargaban los barriles de frutas, legumbres y hasta algún que otro pescado no dude en detenerles, explicándoles la situación y estos al acceder el abrir los barriles pude ver que en ninguno de ellos estaba mi espada. Cosa más desesperante, como cuando una madre pierde de vista a su hijo. Entre dientes dije alguna que otra maldición, pues no creí parar en esta situación. Otra vez tendría que salir corriendo hacia la otra dirección en la que fue el grupo restante, así mismo me indicaron que camino tomar y a diferencia del anterior grupo este ya había llegado al local donde debían entregar la mercancía. Cese mi paso para tomar algo de aire, comenzando a caminar de forma serena y lenta para no levantar sospechas o que creyesen lo peor.
Acomode aquella túnica rojiza, para no parecer un desquiciado en busca de algo indeseado. Simultáneamente que los hombres de aquel mercader entraban con los barriles al restaurant, igual lo hacía yo esta vez dirigiéndome hacia la zona que entraba a la cocina, caminando con naturalidad como si trabajase con estos últimos. Más cuando vi que aquel hombre fornido que resguardaba con recelo la cocina empezó a mirarme dudoso, solo di por arruinado el plan y decidí sentarme en una mesa cercana. Aguardando el momento perfecto cuando alguien dentro dijese “¿Y esta espada dentro del barril de…?” y entraría como un loco dando patadas, tomando así lo que es mío y huyendo del lugar como alma que lleva el diablo. Lo único que obstaculizaba mi impulsivo plan era qué el hombre fornido parecía vigilarme y custodiar la puerta sin intención de marcharse, entonces podría necesitar un poco de ayuda o recurrir realmente a la fuerza.
Ahí estaba, aguardando el momento perfecto, mientras ocultaba mi rostro bajo la sombra de mi capucha. Entonces… ¿El momento cuando seria?
El sonido de las aves era distante, bajando como eco por aquellas escaleras y resonando en el interior del almacén de aquel barco. Mi cuerpo estaba completamente frio, a pesar de que estaba envuelto en aquel ropaje y sudaba como un minero bajo presión. La verdad es que aun podía sentir el frio invernal de la anterior isla, el mismo que tuve que aguantar por más de cinco días, hasta que por fin pude salir de ahí con la ayuda de unos mercantes. Abrí los ojos con lentitud, observando a aquel niño de voz chillona que me hablaba, pues no eran aves las que había escuchado antes, sino este crio que no paraba de hacerme preguntas desde que subí al barco. El niño tenía un juego muy extraño con mis cosas, lograba escurrir sus manos en mí y quitarme mis pertenencias mientras dormía para luego esconderlas, siendo este día uno igual al de hace tres. Tal vez no quise frenar este juego desde el primer día, ya que en realidad no tenía nada más de interés que hacer que charlar desenfrenadamente con el mismo.
El rostro medio asustado del niño intentaba decirme algo que no entendía, hasta que se pudo calmar y decirme a detalle lo que había hecho según su juego y el resultado del mismo. Además de chillón, era muy tonto el chico, quien había ocultado mi preciada espada en uno de los barriles de mercancía los cuales ya no estaban en el barco. Hace dos horas o más que habían desembarcado y todos los barriles han de encontrarse camino a distintos locales de la isla. Así fue que desembarque a toda marcha del barco, despidiéndome casi en un parpado con palabras inentendibles, mas no podía parar de imaginar a mi padre reprochándome tal descuido y dándome un sermón reprobatorio de mi descarada confianza. Ante todo los demás no paraba de pensar en donde habrá parado mi espada, y si ya la había tomado alguien más, esa era la cuestión.
Ya saliendo de la bahía y logrado escuchar masomenos la dirección que tomo cada distribución de cargas, pues iría de izquierda a derecha, siendo la más cercana la de la izquierda ya que habían salido hace tan solo diez minutos. Vestía entonces con aquella extravagante túnica roja con capucha, cubriendo mi cabeza con la capucha para así quedar irreconocible. Algo estúpido, ya que si existía una wanted con mi nombre seguro el detalle más grande que ha de tener es mi vestimenta, en especial la gran prenda roja que me distinguía. Aunque por los momentos no era de esperarse gran sorpresa por el resto de habitantes, hasta podría decir que mi presencia era ignorada como un extranjero más para la isla.
Logrando alcanzar a los hombres que cargaban los barriles de frutas, legumbres y hasta algún que otro pescado no dude en detenerles, explicándoles la situación y estos al acceder el abrir los barriles pude ver que en ninguno de ellos estaba mi espada. Cosa más desesperante, como cuando una madre pierde de vista a su hijo. Entre dientes dije alguna que otra maldición, pues no creí parar en esta situación. Otra vez tendría que salir corriendo hacia la otra dirección en la que fue el grupo restante, así mismo me indicaron que camino tomar y a diferencia del anterior grupo este ya había llegado al local donde debían entregar la mercancía. Cese mi paso para tomar algo de aire, comenzando a caminar de forma serena y lenta para no levantar sospechas o que creyesen lo peor.
Acomode aquella túnica rojiza, para no parecer un desquiciado en busca de algo indeseado. Simultáneamente que los hombres de aquel mercader entraban con los barriles al restaurant, igual lo hacía yo esta vez dirigiéndome hacia la zona que entraba a la cocina, caminando con naturalidad como si trabajase con estos últimos. Más cuando vi que aquel hombre fornido que resguardaba con recelo la cocina empezó a mirarme dudoso, solo di por arruinado el plan y decidí sentarme en una mesa cercana. Aguardando el momento perfecto cuando alguien dentro dijese “¿Y esta espada dentro del barril de…?” y entraría como un loco dando patadas, tomando así lo que es mío y huyendo del lugar como alma que lleva el diablo. Lo único que obstaculizaba mi impulsivo plan era qué el hombre fornido parecía vigilarme y custodiar la puerta sin intención de marcharse, entonces podría necesitar un poco de ayuda o recurrir realmente a la fuerza.
Ahí estaba, aguardando el momento perfecto, mientras ocultaba mi rostro bajo la sombra de mi capucha. Entonces… ¿El momento cuando seria?
Haine Van Gogh.
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Haine Van Gogh. Dom Jun 05, 2016 8:45 pm
El corazon empezo a latirme cada vez mas rápido, viendo al otro detenerse y girarse hacia mi me hizo dar a entender que me escucho. Mi sorpresa fue cuando lo alcance y el hombre parecia sufrir de un dolor agobiante, tanto para contraerse un poco y sujetar su cabeza con firmeza. Capitán Harlock, el hombre mas peligroso que conocio en su inicio de pirateria. Siendo este la unica persona a la cual respetaba como rival de una forma muy interesante, cuya forma de ser y expresar era fruto de mi continuo interes. Cuando le conoci era un sujeto muy dificil de deducir, cosa que me mantuvo junto a el en su tripulacion, mas por actos del destino fuimos emboscados... Pero, yo se la verdadera razon de la caida de dicha tripulacion.
La voz del castaño estaba quebrada pero firme, como una estructura totalmente agrietada pero firme, aunque dependiendo de un hilo para venirse abajo. Alzo entonces aquel reloj de bolsillo al aire para que yo pudiese verlo, sin lugar a dudas habia logrado su cometido. - Si. Es mio. - Le dije justo al detenerme en frente a él, apenas viendose desde el exterior el reflejo de mis ojos. Los mismos que se encontraban afilados juzgando la presencia del otro, habia llegado mas rapido de lo esperado y de una forma poco convencional, como si el destino le hubiese traido hasta mí lo mas pronto posible. El destino tiende a jugar con mis planes de una forma la cual no me causa gracia, queria mas tiempo para ganar fuerzas, mas tiempo para no cometer el mismo error que antes.
Tome con delicadeza aquel reloj de bolsillo plateado, cubriendolo de la lluvia dentro de mi capa mientras lo secaba. - Este reloj me lo regalo alguien muy especial para mi... - Hice una pausa para abrirlo y ver que aun funcionaba ala perfección, marcando la hora puntual y sin retraso que supiese. - Agradezco que lo hayas cuidado Cap.... Harlock. - Sin completar la penultima frase y cortando la oracion con el nombre del otro, seguidamente alce el rostro para ver al otro directamente al rostro mientras ajustaba aquel reloj a una oreja de mi pantalon y la guardaba en un bolsillo. - ¿Quien soy?... ¿Por que hice todo aquello?... - Repeti las preguntas al inclinar un poco mi rostro y sonreir amablemente. - Porque necesitaba ver si estabas apto. -
El pasado de harlock lo tenia en mi memoria archivado como un caso muy interesante, aunque revelar toda aquella información el dia de hoy no haria nada que diese fruto. Entonces solo me quedo planear la cura perfecta para este hombre enfermo, idear las palabras perfectas para que el mismo regenere su dolor y este apto para mis deseos. Siendo otra persona no me importaria que pasaria, pero en el caso de Harlock era muy diferente la situacion y verle en tal estado no me causara placer alguno. - Harlock... Ese es tu nombre. Quizas ya lo sepas, olvide lo que anote en aquella notas... Mas no olvido una linea que escribi para ti. -
Baje la capucha hacia atras sin importa que me mojase por la intensa lluvia, solo para que el otro me viese a los ojos y pudiese responder la siguiente pregunta con conviccion. - Yo te contare tu vida pero... ¡¿Eres apto para vivir?! - Exclame con emocion aquellas palabras mostrando los dientes como una hiena riendo, pero no reia por gracias sino de excitacion ante el momento. Cuyo primer rival en la vida estaba ahora perdido, debil y desorientado, hecho mismo que me causaba gran emocion, y má al saber cuanta firmeza obtendra poco a poco para ser una gran torre en este juego de ajedrez. Capitán harlock, mejor dicho; Harlock, ahora pronto formaria parte de mi aventura con la simple respuesta que diria...
La voz del castaño estaba quebrada pero firme, como una estructura totalmente agrietada pero firme, aunque dependiendo de un hilo para venirse abajo. Alzo entonces aquel reloj de bolsillo al aire para que yo pudiese verlo, sin lugar a dudas habia logrado su cometido. - Si. Es mio. - Le dije justo al detenerme en frente a él, apenas viendose desde el exterior el reflejo de mis ojos. Los mismos que se encontraban afilados juzgando la presencia del otro, habia llegado mas rapido de lo esperado y de una forma poco convencional, como si el destino le hubiese traido hasta mí lo mas pronto posible. El destino tiende a jugar con mis planes de una forma la cual no me causa gracia, queria mas tiempo para ganar fuerzas, mas tiempo para no cometer el mismo error que antes.
Tome con delicadeza aquel reloj de bolsillo plateado, cubriendolo de la lluvia dentro de mi capa mientras lo secaba. - Este reloj me lo regalo alguien muy especial para mi... - Hice una pausa para abrirlo y ver que aun funcionaba ala perfección, marcando la hora puntual y sin retraso que supiese. - Agradezco que lo hayas cuidado Cap.... Harlock. - Sin completar la penultima frase y cortando la oracion con el nombre del otro, seguidamente alce el rostro para ver al otro directamente al rostro mientras ajustaba aquel reloj a una oreja de mi pantalon y la guardaba en un bolsillo. - ¿Quien soy?... ¿Por que hice todo aquello?... - Repeti las preguntas al inclinar un poco mi rostro y sonreir amablemente. - Porque necesitaba ver si estabas apto. -
El pasado de harlock lo tenia en mi memoria archivado como un caso muy interesante, aunque revelar toda aquella información el dia de hoy no haria nada que diese fruto. Entonces solo me quedo planear la cura perfecta para este hombre enfermo, idear las palabras perfectas para que el mismo regenere su dolor y este apto para mis deseos. Siendo otra persona no me importaria que pasaria, pero en el caso de Harlock era muy diferente la situacion y verle en tal estado no me causara placer alguno. - Harlock... Ese es tu nombre. Quizas ya lo sepas, olvide lo que anote en aquella notas... Mas no olvido una linea que escribi para ti. -
Baje la capucha hacia atras sin importa que me mojase por la intensa lluvia, solo para que el otro me viese a los ojos y pudiese responder la siguiente pregunta con conviccion. - Yo te contare tu vida pero... ¡¿Eres apto para vivir?! - Exclame con emocion aquellas palabras mostrando los dientes como una hiena riendo, pero no reia por gracias sino de excitacion ante el momento. Cuyo primer rival en la vida estaba ahora perdido, debil y desorientado, hecho mismo que me causaba gran emocion, y má al saber cuanta firmeza obtendra poco a poco para ser una gran torre en este juego de ajedrez. Capitán harlock, mejor dicho; Harlock, ahora pronto formaria parte de mi aventura con la simple respuesta que diria...
Haine Van Gogh.
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Laytov Miér Jun 08, 2016 12:56 pm
- ¿Podemos no dejar muchos testigos? Si me relacionan con esto… ya sabes… será una faena ir matando a todos los que les vayan con el cuento… -gesticulaba resignado por tener que matar a tanta gente-. Ya sabes, quiero vivir una temporada aquí y si van diciendo por ahí que robo y mato ¿Quién me va a dar trabajo? –preguntaba emocionado como si tuviera todo el sentido del mundo-. Ladeo su cabeza, se golpeó la cara con la zurda, como si no se reconociera.
- ¿Qué demonios? Acepto, me estaba cansando de esta ciudad. –era fácil de convencer y el dinero le podía-. Cuando la conversación con aquellos hombres parecía tener el mayor de los sentidos algo cambió, todo cambió ¿Cómo podía cambiar tanto? Destino, suerte o amargura junta en un mismo cuerpo. La alteración del acompañante de Sinbad rompió todo; la sorpresa en los ojos de Lay fue expuesta sin moverse, no le conocía pero tampoco iría a socorrerle sin razón ni motivo alguno. – Tu amigo es un poco raro ¿Quieres que nos lo llevemos a un burdel? Le falta un hervor… -lamenta el moreno mientras afirmaba con la mirada a su amigo allí presente-. Aquel ladrón no llegaría muy lejos, este tocó tierra con suma facilidad por la actuación de Sinbad. Lay, por el contrario, vio cómo su amigo le regalaba una joya. Que cosas más extrañas tenía la vida. – Y bueno ¿Cómo te trata la vida? –preguntó mientras tomaba asiento-. Podría hablar con su amigo mientras tomaba lo que el camarero trajera. Después de un momento de conversación, aquellos dos hombres se separaron dejando claro que se volverían a ver en el futuro.
Off-rol: Salgo del tema.
- ¿Qué demonios? Acepto, me estaba cansando de esta ciudad. –era fácil de convencer y el dinero le podía-. Cuando la conversación con aquellos hombres parecía tener el mayor de los sentidos algo cambió, todo cambió ¿Cómo podía cambiar tanto? Destino, suerte o amargura junta en un mismo cuerpo. La alteración del acompañante de Sinbad rompió todo; la sorpresa en los ojos de Lay fue expuesta sin moverse, no le conocía pero tampoco iría a socorrerle sin razón ni motivo alguno. – Tu amigo es un poco raro ¿Quieres que nos lo llevemos a un burdel? Le falta un hervor… -lamenta el moreno mientras afirmaba con la mirada a su amigo allí presente-. Aquel ladrón no llegaría muy lejos, este tocó tierra con suma facilidad por la actuación de Sinbad. Lay, por el contrario, vio cómo su amigo le regalaba una joya. Que cosas más extrañas tenía la vida. – Y bueno ¿Cómo te trata la vida? –preguntó mientras tomaba asiento-. Podría hablar con su amigo mientras tomaba lo que el camarero trajera. Después de un momento de conversación, aquellos dos hombres se separaron dejando claro que se volverían a ver en el futuro.
Off-rol: Salgo del tema.
Laytov
Hoja de personaje
Nivel:
(3/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Página 2 de 2. • 1, 2
Temas similares
» El destino lo quizo así...
» Un nuevo destino [Red de Mercado]
» Día libre, o eso se espera
» La gran decisión
» El gran robo
» Un nuevo destino [Red de Mercado]
» Día libre, o eso se espera
» La gran decisión
» El gran robo
Página 2 de 2.
|
|