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Creado por Daoko Mar Abr 05, 2016 1:18 am
Le costaba mantenerse de pie mas no sucumbiría ante el cansancio… O era muy fuerte o era demasiado terca para hacerlo. Rápidamente observó con detenimiento al joven rubio frente a ella, viendo como primer detalle su cabello, sus orbes y por último las alas de aquel ser. - Pájaro. - fueron las primeras palabras que salieron de sus labios para referirse a quien fuese aquel ángel, jamás había visto uno y lo único que conocía con alas era a las aves, así que sería más que lógico pensar que los relacionaría con algo así. Giró un poco su cabeza para ver más a detalle el barco… No había alguna bandera negra ni ninguna calavera que los identificara como meros piratas, tampoco tenían cajas de carga, no podían ser comerciantes… Y su poca habilidad para pescar los delataba, tampoco pescadores. - Entonces… - Susurró pensativa para sí misma, era más que obvio no era la marina.
Parpadeó un par de veces apenas escuchó el nombre que el pájaro le había nombrado. - ¿William? - Cuestionó girándose para ver al del cabello negro y casi como si se le fuese el aliento dejó salir este girando para ver al pelirrojo. - Ray. - De manera firme nombró también al pelirrojo… Y no era para más. Entre mares había escuchado que ambos se encontraban en el mismo barco y miembros de la revolución, gracias a su buena memoria no podría evitar saber sus nombres y algunos rasgos característicos de ellos como su cabello o cicatrices. - ¿Entonces tú eres?.. - Cuestionó volteando a ver al rubio… Quizá más tranquila agachó sui cabeza dejándose caer de rodillas en el barco, no corría pelinegro alguno así que no había necesidad de estar tan a la defensiva en ese momento. - Yo había escuchado de alguien con alas, pero creí que hablaban de un pájaro. - Murmuró haciendo un poco de presión en su hombro y girando su cabeza para ver a Will. - Sí, me duele un poco. - Respondió, su voz pareció más dulce y como si quisiera sonreír su semblante más tranquilo se notaba distinto al que tenía hacía unos instantes. - No he comido en días… - Agregó agachando un poco su cabeza quedándose en silencio, sabía que ellos comenzarían a hacer preguntas mas no tenía la cabeza suficiente para explicas las cosas en ese momento.
Parpadeó un par de veces apenas escuchó el nombre que el pájaro le había nombrado. - ¿William? - Cuestionó girándose para ver al del cabello negro y casi como si se le fuese el aliento dejó salir este girando para ver al pelirrojo. - Ray. - De manera firme nombró también al pelirrojo… Y no era para más. Entre mares había escuchado que ambos se encontraban en el mismo barco y miembros de la revolución, gracias a su buena memoria no podría evitar saber sus nombres y algunos rasgos característicos de ellos como su cabello o cicatrices. - ¿Entonces tú eres?.. - Cuestionó volteando a ver al rubio… Quizá más tranquila agachó sui cabeza dejándose caer de rodillas en el barco, no corría pelinegro alguno así que no había necesidad de estar tan a la defensiva en ese momento. - Yo había escuchado de alguien con alas, pero creí que hablaban de un pájaro. - Murmuró haciendo un poco de presión en su hombro y girando su cabeza para ver a Will. - Sí, me duele un poco. - Respondió, su voz pareció más dulce y como si quisiera sonreír su semblante más tranquilo se notaba distinto al que tenía hacía unos instantes. - No he comido en días… - Agregó agachando un poco su cabeza quedándose en silencio, sabía que ellos comenzarían a hacer preguntas mas no tenía la cabeza suficiente para explicas las cosas en ese momento.
Daoko
Hoja de personaje
Nivel:
(6/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por William J. Blazkowicz Jue Abr 07, 2016 4:02 am
Le había sorprendido que supiera los nombres de Ray, si bien es cierto que ambos tenían una cantidad de recompensa un poco por encima de la media, no esperaba que la notoriedad de ambos fuese al punto de que alguien del mar los pudiera reconocer. Esto ultimo significaba que debían tener mas cuidado con las cosas que hacían, llamar innecesariamente la atención podría traerles mas problemas que beneficios mas adelante – ¿te encuentras bien? – pregunto agachándose rápidamente al verla caer de rodillas en el barco, aunque la manera en que hablaba no daba indicios de alguna herida interna, pero su tono de voz podría mostrar algún signo de agotamiento – Jonathan no es ningún pájaro, el proviene de una isla en las nubes, a los que son como él se les llama Skypiean – le aclara a la sirena. La examina un poco con la vista para ver alguna herida, nuevamente no tenia ninguna, así que su agotamiento aparente no provendría de ese tipo de cosas. Los otros 2 compañeros habían comenzado a bajar a la cubierta inferior, William simplemente había dado un suspiro, pero quien podría culparles.
Se levanto y le extendió la mano a la sirena – sabes nuestros nombres pero aun no nos dices el tuyo – en ese momento la escucha quejarse del dolor en su hombro, el tono de voz que tenia ciertos cambios, y su expresión denotaba que al menos de momento no los percibía como enemigos, al menos habían progresado en algo – seguramente es por el golpe que te diste al intentar atacarme, en la cubierta inferior tengo todos mis implementos y creo tener algo para bajarte la inflamación – se mantenía tranquilo en todo momento, incluso había estado dejando de mantener tenso el cuerpo en caso de que ella quisiera atacar, le daba cierto voto de confianza – nosotros tampoco hemos comido, creo que luego de tratarte el hombro podríamos comer, después de todo hay suficiente para los cuatro – espero a que la Sirena se levantase y fue a la red tomando los pescados que había – abajo esta mas fresco que aquí arriba con el sol, aparte ahí también tenemos las cosas para poder cocinar, no somos ninguno grandes cocineros pero como quien dice, el hambre es el mejor aderezo
Se levanto y le extendió la mano a la sirena – sabes nuestros nombres pero aun no nos dices el tuyo – en ese momento la escucha quejarse del dolor en su hombro, el tono de voz que tenia ciertos cambios, y su expresión denotaba que al menos de momento no los percibía como enemigos, al menos habían progresado en algo – seguramente es por el golpe que te diste al intentar atacarme, en la cubierta inferior tengo todos mis implementos y creo tener algo para bajarte la inflamación – se mantenía tranquilo en todo momento, incluso había estado dejando de mantener tenso el cuerpo en caso de que ella quisiera atacar, le daba cierto voto de confianza – nosotros tampoco hemos comido, creo que luego de tratarte el hombro podríamos comer, después de todo hay suficiente para los cuatro – espero a que la Sirena se levantase y fue a la red tomando los pescados que había – abajo esta mas fresco que aquí arriba con el sol, aparte ahí también tenemos las cosas para poder cocinar, no somos ninguno grandes cocineros pero como quien dice, el hambre es el mejor aderezo
William J. Blazkowicz
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Jonathan Wayland Mar Abr 12, 2016 9:59 pm
La pena de haber estado frente a semejante espécimen le había hecho subir la sangre a la cabeza, llegando al punto de hacerlo sonrojar en gran medida, lo que terminó por hacer que el ángel se fuera corriendo de aquel lugar, en dirección a su habitación personal, un humilde cubículo donde entraba sus prendas, una cama y varios libros y papeles que se encontraban aceptablemente ordenados y con cierto orden específico. Su respiración agitada indicaba cierta fatiga que su cuerpo estaba experimentando, incluso aquel sudor que resbalaba desde su cabeza, marcando un paso por su pálida piel desnuda… -¿Eh- El joven miró hacia abajo, notando que su torso estaba desnudo, y solo llevaba un pantalón negro, desgastado, que usaba para dormir.
Extremadamente sonrojado, comenzó a buscar entre sus prendas algo para ponerse. Finalmente dio con una remera simple y roja, la que usaba generalmente para pasear. Agradecido de que se encontraba limpia, se la colocó encima y, justo cuando estaba por echarse a su cama, su estómago comenzó a rugir vorazmente. –Mierda.- Musitó por lo bajo, suspirando resignado. La falta de comida alguna le estaba pasando factura a su cuerpo angelical, y la única comida disponible que tenían se encontraba arriba, con William y la mujer pescado. –Oh… Genial.-
Su vuelta hacía donde los dos presentes estaban fue lenta, en lo que trataba de contener aquellos deseos básicos que su cuerpo generaba naturalmente. Al mismo tiempo, se debatía si el resto habían visto sus alas o no. No es como si le importara que supieran de su existencia como un no humano, pero le producía cierto pudor el que vieran aquellas alas que sobresalían de su espalda, ligeramente destrozadas. Hasta ese día seguían siendo un motivo de vergüenza, una mancha en su historia.
Justo llegó cuando William atendía a la mujer del océano y le preguntaba acerca de su nombre. No quiso emitir comentario alguno, tanto por la vergüenza que estaba experimentando como para la poca necesidad que veía de tratar de integrarse a esa conversación. Encogido de hombros, se recargó contra la pared de brazos cruzados, a la espera de averiguar más de aquella creatura de fantasías.
Extremadamente sonrojado, comenzó a buscar entre sus prendas algo para ponerse. Finalmente dio con una remera simple y roja, la que usaba generalmente para pasear. Agradecido de que se encontraba limpia, se la colocó encima y, justo cuando estaba por echarse a su cama, su estómago comenzó a rugir vorazmente. –Mierda.- Musitó por lo bajo, suspirando resignado. La falta de comida alguna le estaba pasando factura a su cuerpo angelical, y la única comida disponible que tenían se encontraba arriba, con William y la mujer pescado. –Oh… Genial.-
Su vuelta hacía donde los dos presentes estaban fue lenta, en lo que trataba de contener aquellos deseos básicos que su cuerpo generaba naturalmente. Al mismo tiempo, se debatía si el resto habían visto sus alas o no. No es como si le importara que supieran de su existencia como un no humano, pero le producía cierto pudor el que vieran aquellas alas que sobresalían de su espalda, ligeramente destrozadas. Hasta ese día seguían siendo un motivo de vergüenza, una mancha en su historia.
Justo llegó cuando William atendía a la mujer del océano y le preguntaba acerca de su nombre. No quiso emitir comentario alguno, tanto por la vergüenza que estaba experimentando como para la poca necesidad que veía de tratar de integrarse a esa conversación. Encogido de hombros, se recargó contra la pared de brazos cruzados, a la espera de averiguar más de aquella creatura de fantasías.
Jonathan Wayland
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Daoko Miér Abr 13, 2016 1:47 pm
Ver cómo aquel rubio había salido casi despavorido por culpa de ella y cómo el contrario bien había respondido a sus preguntas un deje de tranquilidad la inundó, escuchando con atención las palabras de él se limitó a negar. - Cómanlo todos ustedes, yo podré cazar más luego.- Respondió con tranquilidad rechazando su mano para ponerse de pie, ésta con dificultad logró sostenerse, más que nada por el cansancio. - Llevó unos cuantos días vagando, escapé de un par de vascos pesqueros, piratas y marines… Incluso creí ver un barco de gobierno. - Explicó comenzando a caminar hacían donde se encontraba el rubio para poder verlo a los ojos sólo con el mero fin de grabarse el rostro del contrario en la memoria. - No creí encontrar a nadie de la armada tan pronto. - Arrugó un poco su nariz tras decir aquello. - Tan relativamente pronto… - Seguía con su mirada clavada en el ángel aunque sus palabras fuesen para quienes estaban presentes. - Yo repararé el barco, pero lo haré luego. - Por mera curiosidad llevó su dedo al abdomen del rubio, picando este con suavidad sólo para saber si era humano tal cual parecía, fijándose que había ocultado sus alas no hizo más por preguntar por ellas pues quizá era como ella que ocultaba sus escamas a los extraños por comodidad y vergüenza.
Se encaminó a la parte inferior del barco con pasos cortos mientras observaba a detalle el lugar. - Son… demasiado descuidados...- Un suave reclamo por parte de ella al ver cómo algunas de las maderas estaban sueltas, otras agrietadas e incluso malos parches para que impidieran que las tablas se rompieran. - Seguro que su navegante no tiene ni la más mínima idea de andar en las aguas como para dejar que el barco se maltrate así… O eso o ustedes son demasiado trogloditas como para tratarlo bien. - Agregó sin dejar de caminar abriendo una a una las puertas sin permiso hasta dar donde se encontraba Ray. - … - Frunció el ceño, parecía molesta, afiló la mirada y arrugó la nariz apretando la mandíbula. - Esto… Es insoportable… - Bufó viendo al pelirrojo, parecía que en cualquier momento le saltaría encima para sacarle los ojos y los diente de un golpe, mas volvió a mover otro poco la puerta. - Rechina. - Se giró para ver las bisagras más a detalle siendo esa la razón de su enfado inicial al entrar a la habitación. - Descuidados… - Repitió nuevamente. - ¿De dónde sacaron el barco? ¿De una bolsa de frituras? - Suspiró con pesadez… Su instinto artesano comenzaba a salirle, brotarle por la piel… Era imposible no regañarlos en ese instante.
Se encaminó a la parte inferior del barco con pasos cortos mientras observaba a detalle el lugar. - Son… demasiado descuidados...- Un suave reclamo por parte de ella al ver cómo algunas de las maderas estaban sueltas, otras agrietadas e incluso malos parches para que impidieran que las tablas se rompieran. - Seguro que su navegante no tiene ni la más mínima idea de andar en las aguas como para dejar que el barco se maltrate así… O eso o ustedes son demasiado trogloditas como para tratarlo bien. - Agregó sin dejar de caminar abriendo una a una las puertas sin permiso hasta dar donde se encontraba Ray. - … - Frunció el ceño, parecía molesta, afiló la mirada y arrugó la nariz apretando la mandíbula. - Esto… Es insoportable… - Bufó viendo al pelirrojo, parecía que en cualquier momento le saltaría encima para sacarle los ojos y los diente de un golpe, mas volvió a mover otro poco la puerta. - Rechina. - Se giró para ver las bisagras más a detalle siendo esa la razón de su enfado inicial al entrar a la habitación. - Descuidados… - Repitió nuevamente. - ¿De dónde sacaron el barco? ¿De una bolsa de frituras? - Suspiró con pesadez… Su instinto artesano comenzaba a salirle, brotarle por la piel… Era imposible no regañarlos en ese instante.
Daoko
Hoja de personaje
Nivel:
(6/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Ray Kazaragi Miér Abr 20, 2016 12:15 am
El viaje en el barco entregado por los revolucionarios había sido normal dentro de lo que podía ofrecer aquel barco en malas condiciones, el pelirrojo no conocía los detalles en los cuales se lo entregaban a William y quizás luego de ver que un funcionaba le dieran una revisión a bastantes desperfectos que poseía por el momento. La tranquilidad que estaban teniendo en el barco se vio interrumpida en el momento que llego aquella Ningyo al barco, la cual a ojos de Ray parecía rara, cuando le hablaban no respondía como si hablara un idioma diferente y se comportaba de manera extraña como si no entendiera lo que sucedía a su alrededor. A diferencia de como la trataba el capitán del barco el espadachín la tendría custodiada preguntándole quien era y si se trataba de alguien que trabajara para el Gobierno Mundial las cosas no saldrían nada bien para ella, confiaba en poca gente y se preocupaba por aun menos personas, todo aquel que saliera de esas pocas personas mantendría la distancia con ellas hasta que pudiera reconocerlas.
Luego de los acontecimientos vividos en la cubierta principal el pelirrojo prefirió irse a su cuarto a descansar un poco. Preferiría estar en el cuarto de navegación donde mantenía algunos mapas sobre las corrientes de los blues principalmente, con líneas de posibles rutas entre isla e isla para llegar en menor tiempo de una a otra evitando algunos puntos donde posiblemente la marina estuviera vigilando, se mantenía lejos del cuarto ya que aquel golpe de la Ningyo trato de darle a William dio en la pared de haciendo un agujero en la pared donde seguramente más de uno de los mapas se había caído y prefería entrar cuando el agujero estuviera reparado para ordenar todo tal cual como esta antes.
Se mantuvo en su cuarto recostado en la cama con sus espadas a la orilla de esta para un fácil alcance en caso de requerirlas por si algo sucedía. No estaba haciendo nada en especial salvo mirando el techo de madera el cual no poseía detalle alguno en el momento que alguien abrió su puerta miro para ver quién era encontrándose con la Ningyo. Al verla un deseo de matarla abarco el cuerpo del pelirrojo, tomo sus Katanas acomodándolas mientras se ponía de pie quedando frente a ella — ¿Qué haces aquí? — con un tono de pocos amigos se dirigía hacia la sirena. Comenzó a revisar la puerta frente al pelirrojo como si lo estuviera ignorando, las ganas de matarla eran cada vez más grandes — No es de tu incumbencia de donde sacamos el barco —, asomo la cabeza por el pasillo a ver si es que William se encontraba cerca, que estuviera suelta era responsabilidad de él-
Luego de los acontecimientos vividos en la cubierta principal el pelirrojo prefirió irse a su cuarto a descansar un poco. Preferiría estar en el cuarto de navegación donde mantenía algunos mapas sobre las corrientes de los blues principalmente, con líneas de posibles rutas entre isla e isla para llegar en menor tiempo de una a otra evitando algunos puntos donde posiblemente la marina estuviera vigilando, se mantenía lejos del cuarto ya que aquel golpe de la Ningyo trato de darle a William dio en la pared de haciendo un agujero en la pared donde seguramente más de uno de los mapas se había caído y prefería entrar cuando el agujero estuviera reparado para ordenar todo tal cual como esta antes.
Se mantuvo en su cuarto recostado en la cama con sus espadas a la orilla de esta para un fácil alcance en caso de requerirlas por si algo sucedía. No estaba haciendo nada en especial salvo mirando el techo de madera el cual no poseía detalle alguno en el momento que alguien abrió su puerta miro para ver quién era encontrándose con la Ningyo. Al verla un deseo de matarla abarco el cuerpo del pelirrojo, tomo sus Katanas acomodándolas mientras se ponía de pie quedando frente a ella — ¿Qué haces aquí? — con un tono de pocos amigos se dirigía hacia la sirena. Comenzó a revisar la puerta frente al pelirrojo como si lo estuviera ignorando, las ganas de matarla eran cada vez más grandes — No es de tu incumbencia de donde sacamos el barco —, asomo la cabeza por el pasillo a ver si es que William se encontraba cerca, que estuviera suelta era responsabilidad de él-
Ray Kazaragi
Hoja de personaje
Nivel:
(30/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Daoko Mar Mayo 24, 2016 1:42 pm
- Vine a ver el barco. - Acotó respondiendo la primer pregunta del contrario, arrugando suavemente su nariz bajó la mirada un poco al ver cómo al estilo de pelea de él se ponía en guardia… O al menos eso parecía. Una suave sensación de coraje inundó a la sirena y es que no era para tanto que un crío se pusiera así de agresivo contra ella. Tomó con fuerza la puerta alzando su ceja derecha comenzando a tirar de esta suavemente con toda la intención de arrancarla y dejarlo sin puerta… Sí… Había ella misma comenzado por culpa del pelirrojo una absurda pelea territorial, si él osaba retarla ella también lo haría, también sabía jugar ese peligroso juego ¿Miedo? No, no le tenía miedo, quizá moría en el intento pero vamos, era como si poco le importara ese pequeño detalle.
- Este lugar está lleno de humedad, a este paso terminarás viviendo entre algas. - Con algo de cierta maldad tierna buscaba ponerlo en una situación incómoda, quizá la necesidad de molestarle por mero gusto e incluso aquella sensación poco infantil para ver la reacción de quien sería su futuro compañero. Podría llegar al punto de ganarse su desprecio pero era lo de menos, sería buena excusa para poder seguir con su viaje por el mar, sola, sin preocupación alguna.
- Tu cabello… - Susurró bajito, curiosa, mantenía su vista sobre él. En específico sobre aquellos hilos carmesí que adornaban su cabeza - Pareces… -Calló unos instantes antes de sonreírle con ternura - Un tomate… - Terminando la oración le murmuró por lo bajo con cierta curiosidad y una pizca de inocencia, no lo hacía con ánimos de molestarlo, fastidiarlo ni mucho menos ofenderle pero sí, por lógica seguramente terminaría teniendo un resultado totalmente distinto al que ella había pensado
- Este lugar está lleno de humedad, a este paso terminarás viviendo entre algas. - Con algo de cierta maldad tierna buscaba ponerlo en una situación incómoda, quizá la necesidad de molestarle por mero gusto e incluso aquella sensación poco infantil para ver la reacción de quien sería su futuro compañero. Podría llegar al punto de ganarse su desprecio pero era lo de menos, sería buena excusa para poder seguir con su viaje por el mar, sola, sin preocupación alguna.
- Tu cabello… - Susurró bajito, curiosa, mantenía su vista sobre él. En específico sobre aquellos hilos carmesí que adornaban su cabeza - Pareces… -Calló unos instantes antes de sonreírle con ternura - Un tomate… - Terminando la oración le murmuró por lo bajo con cierta curiosidad y una pizca de inocencia, no lo hacía con ánimos de molestarlo, fastidiarlo ni mucho menos ofenderle pero sí, por lógica seguramente terminaría teniendo un resultado totalmente distinto al que ella había pensado
Daoko
Hoja de personaje
Nivel:
(6/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Jonathan Wayland Mar Mayo 24, 2016 4:02 pm
Aun lado de la conversación, decidió escuchar lo que la mujer pez tenía para decir, recargado contra una pared. Sus orbes esmeraldas recorrerían aquella figura con mucho interés, como un niño que descubre algo nuevo y no puede disimular su emoción. Por el contrario, también sentía cierta intimidación por ser el objeto de atención de la misma. El interés ajeno parecía ser igual de grande que el propio, y el hecho de que la ajena fuese del sexo opuesto no ayudaba en nada como para poder controlar el carmesí que iba adquiriendo sus mejillas. Claro estaba que el color se hizo más presente ante el contacto directo sobre su propio abdomen, dejando escapar un suave suspiro. –¿Era necesario? Podrías… Haber pedido permiso.- Musitó por lo bajo, desviando ligeramente la mirada. Su apariencia le haría pensar a muchos que este, más que enojado, parecía estar enamorado.
Sin ánimos de responder o acotar algo más, Jonathan se encaminó detrás de la dama por el interior del barco, pasando por alto todos y cada uno de sus comentarios, asintiendo ante todas sus palabras. De hecho, hasta ellos mismos se habían cuestionado el deplorable estado del navío que estaban ocupando y tomando momentáneamente como un hogar. Sin embargo, era de todo lo que podrían disponer por el momento, por lo que conformarse era lo único que podrían hacer hasta poder costearse algo mejor.
Finalmente llegaron hasta la habitación del navegante de su tripulación, el espadachín de rojizos cabellos que parecía no estar de mucho humor como para hablar. –No creo que debamos molestar…lo.- Se sintió ignorado cuando la mujer pez finalmente se adentró dentro del territorio ajeno, recibiendo una respuesta poco agradable por parte de su propietario. Claro estaba que la lengua sagaz de Daoko no se detendría, diciendo lo primero que se le ocurriría, tomando como ejemplo principal la comparación del cabello de Ray con un tomate.
Suspiró pesadamente desde donde se encontraba, negando con su cabeza repetidas veces. El rugir de su estómago solo acrecentaba sus ganas de acogotar a alguien, aunque eso fuese muy impropio de su parte. -¿Aunque sea podríamos almorzar?-
Sin ánimos de responder o acotar algo más, Jonathan se encaminó detrás de la dama por el interior del barco, pasando por alto todos y cada uno de sus comentarios, asintiendo ante todas sus palabras. De hecho, hasta ellos mismos se habían cuestionado el deplorable estado del navío que estaban ocupando y tomando momentáneamente como un hogar. Sin embargo, era de todo lo que podrían disponer por el momento, por lo que conformarse era lo único que podrían hacer hasta poder costearse algo mejor.
Finalmente llegaron hasta la habitación del navegante de su tripulación, el espadachín de rojizos cabellos que parecía no estar de mucho humor como para hablar. –No creo que debamos molestar…lo.- Se sintió ignorado cuando la mujer pez finalmente se adentró dentro del territorio ajeno, recibiendo una respuesta poco agradable por parte de su propietario. Claro estaba que la lengua sagaz de Daoko no se detendría, diciendo lo primero que se le ocurriría, tomando como ejemplo principal la comparación del cabello de Ray con un tomate.
Suspiró pesadamente desde donde se encontraba, negando con su cabeza repetidas veces. El rugir de su estómago solo acrecentaba sus ganas de acogotar a alguien, aunque eso fuese muy impropio de su parte. -¿Aunque sea podríamos almorzar?-
Jonathan Wayland
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Ray Kazaragi Mar Mayo 24, 2016 11:52 pm
Ninguno de sus dos compañeros revolucionarios pareciera que se encontraba cerca de su cuarto en ese momento, en cambio la Ningyo si lo estaba. ¿Ir a ver el barco? ¿Quién era ella para decir algo como eso? Eran dos preguntas que en ese momento Ray no se podía contestar. Vio como quien lo había ido a molestar tiraba de la puerta como si tratara de arrancarla. — Ahora la puerta va a rechinar más con lo que estás haciendo. — Miraba molesto lo que estaba haciendo pero aun así no la detuvo, notaba que no podría sacar la puerta. — ¿Nosotros éramos los descuidados? No veo que hagas cosas diferentes a lo que provocaron que las cosas se encuentren como están ahora en el barco. — Si fuera por él tendría que estar amarrada en la cubierta principal donde todo el mundo pudiera verla y no libre como lo estaba haciendo.
La situación desde el momento en que la capturaron que era extraño, parecía una situación sacada de un manga o algo similar pero lamentablemente no lo era. De una manera u otra ella estaba arriba del barco porque se lo permitieron, sin embargo criticar el barco donde estabas además donde pudiste conseguir algo de comida era algo que a Ray no le gustaba para nada. — Seguro que las algas son mejores compañeras que tú. — Se había transformado en una discusión de un momento a otro que no pareciera detenerse, algo que le gustaba el espadachín ya que no tenía porque no hacerlo contra ella. Noto como Jonathan estaba afuera como un espectador de un espectáculo que estaban haciendo.
Se quedó unos segundos intrigado por lo que ultimo comentario que hizo ¿Tomate? No era la primera y suponía que no sería la última vez que le dirían que su cabello tiene un color similar con aquella fruta. La miraba con cara entre sorpresa y confusión, algo difícil de explicar e imaginar. — ¿De verdad? ¿Un tomate? Pensé que me podrías decir algo más ingenioso que eso. — Por cómo se estaban dando las cosas esperaba un poco más. Miro hacia Jonathan luego de procesar todo lo que había ocurrido. — ¿Queda algún pescado de los que capturaste? Si es así hay que meterlos al fuego, dudo que alguno de nosotros sepa cocinar un gran platillo. — Con todo lo que estaba sucediendo se le olvido que llevaban tiempo sin comer.
La situación desde el momento en que la capturaron que era extraño, parecía una situación sacada de un manga o algo similar pero lamentablemente no lo era. De una manera u otra ella estaba arriba del barco porque se lo permitieron, sin embargo criticar el barco donde estabas además donde pudiste conseguir algo de comida era algo que a Ray no le gustaba para nada. — Seguro que las algas son mejores compañeras que tú. — Se había transformado en una discusión de un momento a otro que no pareciera detenerse, algo que le gustaba el espadachín ya que no tenía porque no hacerlo contra ella. Noto como Jonathan estaba afuera como un espectador de un espectáculo que estaban haciendo.
Se quedó unos segundos intrigado por lo que ultimo comentario que hizo ¿Tomate? No era la primera y suponía que no sería la última vez que le dirían que su cabello tiene un color similar con aquella fruta. La miraba con cara entre sorpresa y confusión, algo difícil de explicar e imaginar. — ¿De verdad? ¿Un tomate? Pensé que me podrías decir algo más ingenioso que eso. — Por cómo se estaban dando las cosas esperaba un poco más. Miro hacia Jonathan luego de procesar todo lo que había ocurrido. — ¿Queda algún pescado de los que capturaste? Si es así hay que meterlos al fuego, dudo que alguno de nosotros sepa cocinar un gran platillo. — Con todo lo que estaba sucediendo se le olvido que llevaban tiempo sin comer.
Ray Kazaragi
Hoja de personaje
Nivel:
(30/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Daoko Mar Mayo 31, 2016 5:53 pm
Parecía que la entrada inoportuna de la joven sirena sería en cierta forma castigada por aquel de rojizos cabellos, y no era para menos, hasta ella se molestaría si le hicieran algo así… Pero una de las cosas que más se debían tomar en cuenta era el hecho de que ahora su compañero ángel que en cierta forma le había advertido de las cosas terminara por evitar una batalla campal fuese literalmente hecho a un lado por la sirena ella lo pagaría caro. En el cuarto de aquel hombre con una mueca seria y clavando sus orbes en él escuchaba atentamente lo que le decía, incluso, arrugando suavemente la nariz negó por lo bajo empuñando suavemente sus manos. - No hables así de las algas. - Acotó en un suave murmuro para sacar suavemente su lengua a modo de reproche, aunque la mayor por ley tuviese que ser más madura llegaba a parecer que era todo menos eso en algunas ocasiones.
La afirmación ante el parecido a un fruto simplemente la hizo enojar un poco más ¿Original? Pues ella no tenía la culpa, simplemente había dicho lo que se le venía a la cabeza en ese instante. - Eres como un cangrejo gruñón que sólo regaña y regaña. - Acotó saliendo un poco al pasillo para encontrarse con el ángel, tomándolo de la mano y haciéndolo entrar a la fuerza a la habitación el otro revolucionario apuntando con cierto descaro el cabello de él. - Dime ¿Verdad que es un gruñón? - Afirmó desafiando con su mirada a Ray - Los cangrejos gruñones mueren rápido y de manera lenta y dolorosa devorados por las gaviotas. - Sonrió a sus adentros tirando suavemente de Jonathan. - Y él parece una paloma ¿A dónde van? ¿De dónde vienen? - Cuestionó serena sin soltar la muñeca del rubio. - ¿De verdad me puedo quedar? - Claro… Lo preguntaba como si por alguna razón del mundo su “hermosa” manera de hacerse notar sería bien vista por ellos
La afirmación ante el parecido a un fruto simplemente la hizo enojar un poco más ¿Original? Pues ella no tenía la culpa, simplemente había dicho lo que se le venía a la cabeza en ese instante. - Eres como un cangrejo gruñón que sólo regaña y regaña. - Acotó saliendo un poco al pasillo para encontrarse con el ángel, tomándolo de la mano y haciéndolo entrar a la fuerza a la habitación el otro revolucionario apuntando con cierto descaro el cabello de él. - Dime ¿Verdad que es un gruñón? - Afirmó desafiando con su mirada a Ray - Los cangrejos gruñones mueren rápido y de manera lenta y dolorosa devorados por las gaviotas. - Sonrió a sus adentros tirando suavemente de Jonathan. - Y él parece una paloma ¿A dónde van? ¿De dónde vienen? - Cuestionó serena sin soltar la muñeca del rubio. - ¿De verdad me puedo quedar? - Claro… Lo preguntaba como si por alguna razón del mundo su “hermosa” manera de hacerse notar sería bien vista por ellos
Daoko
Hoja de personaje
Nivel:
(6/100)
Haki:
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Creado por Jonathan Wayland Miér Jun 22, 2016 11:06 pm
La escena delante de sus orbes esmeraldas no podía ser procesada del todo por su portador. El ángel de rubios cabellos observaba, incrédulo por la actuación de ambos individuos que parecían ser niños pequeños en lugar de adultos responsables. Por un momento, en el que se vio tentado a reír enérgicamente, había considerado a ambos como una pareja, y todo lo que estaba ocurriendo era una clásica discusión de momento, la típica escena de tira y afloje que ocurría en toda relación de ese tipo. ¿Peleaban por algo importante? ¡Claro que no! Solo era una disputa de un solo lado que decía apodos ridículos mientras que el otro no hacía más que seguir el juego, furioso como el color de su propio cabello.
De no ser porque quería evitar futuros problemas, se estaría riendo a más no poder, revolcado en el suelo hecho bolita, únicamente para que no le doliera su abdomen. Una chispa en su interior se encendió cuando se le pasó un pensamiento por su cerebro: Ese, a costa de todo, podría ser el inicio de una hermosa amistad. Claro estaba que tendrían que haber ciertos retoques, mejores tratos, incluso cambios completos de humor pero, ¿Quién sabe? Valía la pena soñar en ese tipo de situaciones.
Aunque intentó calmar la situación, solo se vio arrastrado al mismo, como si un agujero negro lo hubiese succionado… O, en este caso, una mujer pez. La misma lo había arrastrado con cierta fuerza, tomándolo por sorpresa para llevarlo frente a Ray y hacerle preguntas que carecían de toda madurez posible. -¿Gruñón? ¿Paloma?- Preguntó, patidifuso por todo lo que estaba ocurriendo sin que pudiera terminar de procesar todo. Insultó por lo bajo antes de lograr zafarse del agarre con cierta delicadeza, pues no quería lastimar a la dama. -¿Saben qué? Terminen esto por ustedes mismos, yo tengo un estómago que saciar.-
Recuperando la seriedad que lo caracterizaba, aun acosta del rugir de su estómago, Jonathan salió hecho una furia del camarote que no le era propio, yendo derecho a la cubierta del barco, donde lo esperaban los peces que habían logrado capturar. No pensaba aguantar un minuto más sin ingerir algo, aunque no supiera que cocinar.
De no ser porque quería evitar futuros problemas, se estaría riendo a más no poder, revolcado en el suelo hecho bolita, únicamente para que no le doliera su abdomen. Una chispa en su interior se encendió cuando se le pasó un pensamiento por su cerebro: Ese, a costa de todo, podría ser el inicio de una hermosa amistad. Claro estaba que tendrían que haber ciertos retoques, mejores tratos, incluso cambios completos de humor pero, ¿Quién sabe? Valía la pena soñar en ese tipo de situaciones.
Aunque intentó calmar la situación, solo se vio arrastrado al mismo, como si un agujero negro lo hubiese succionado… O, en este caso, una mujer pez. La misma lo había arrastrado con cierta fuerza, tomándolo por sorpresa para llevarlo frente a Ray y hacerle preguntas que carecían de toda madurez posible. -¿Gruñón? ¿Paloma?- Preguntó, patidifuso por todo lo que estaba ocurriendo sin que pudiera terminar de procesar todo. Insultó por lo bajo antes de lograr zafarse del agarre con cierta delicadeza, pues no quería lastimar a la dama. -¿Saben qué? Terminen esto por ustedes mismos, yo tengo un estómago que saciar.-
Recuperando la seriedad que lo caracterizaba, aun acosta del rugir de su estómago, Jonathan salió hecho una furia del camarote que no le era propio, yendo derecho a la cubierta del barco, donde lo esperaban los peces que habían logrado capturar. No pensaba aguantar un minuto más sin ingerir algo, aunque no supiera que cocinar.
Jonathan Wayland
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
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