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Censo
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Creado por Shintai Miér Dic 09, 2015 12:29 am
- Música de ambiente:
El sol resplandecía sobre las blancas nubes que iban y venían a merced del caprichoso viento; el mismo que traía nuevos olores a ese lugar, un aire fresco y aunque llegaba desde el propio mar era seco, árido; simplemente quemaba al tacto aun estando frío. En el puerto del Reino de Briss todo el mundo estaba ajetreado, yendo de aquí para allá, siempre con algo que hacer sin prestar atención ni siquiera a lo que pasaba por su lado. Sin embargo, cuando el puerto comenzó a eclipsarse, todos alzaron su cabeza para ver lo que jamás habían visto antes, a juzgar por sus rápidos comentarios y sus más rápidas piernas. Un gigante del tamaño de un barco estaba de pie sobre el mismo, imponente, tapando el sol, como sabiendo que su destino había llegado.
El gigante de quince metros, de piel blanquecina, pelo corto militar, con esa macabra sonrisa que invitaba a huir de él y un escudo que cubría la totalidad de su espalda, bajó del barco de un salto, casi hundiéndolo en el agua. Pudo resistente la fuerza de empuje y simplemente se movió varias veces antes de volver a estabilizarse. El gigante calculó una zona donde no hubiera nadie y aterrizó allí, provocando un pequeño temblor a su alrededor que originó que más miradas se posaran en él, mientras huían. Movió sus ojos y vió lo que había alrededor: a unos trescientos metros a su derecho habían campos y árboles de unos cuatro o cinco metros; a su zurda se extendía más puerto y terminaba bruscamente en el mar, cuya profundidad estimaba no más profunda de diez metros. Hacia delante, el pueblo, con casas no más altas de seis u ocho metros. Él destacaría por encima de todas ellas, aunque en realidad eso era lo que menos le preocupaba.
Con paso decidido, comenzó a caminar por entre las calles, causando un sordo sonido a cada paso que daba. Tenía cuidado de no pisar a nadie en un descuido, aunque las calles eran bastante amplias, con unos diez metros de anchura y largas como ellas solas. Tal vez fuera la calle principal y cruzaba la ciudad de punta a punta, no lo sabía. Como fuera, la gente se quitaba a su paso; morir aplastado no era la mejor forma de dejar el mundo y además, el caracter siniestro que rezumaba el gigante no era del gusto de muchos.Se escondían de él o simplemente se refugiaban en el edificio más cercano.
A unos sesenta o cien metros del puerto se encontraba una taberna con bastante mala pinta; allí se reuniría toda la escoria de los bajos fondos como piratas, asaltantes y maleantes varios. Era un buen lugar para tomar algo, al menos tan bueno como cualquier otro de la zona. Llegando a la puerta, se sentó, haciendo que el interior del edificio retumbara. El duro suelo asfaltado resistió el peso del enorme hombre. Se asomó por uno de los cristales, con aquella siniestra sonrisa que lo caracterizaba, junto con la cara tranquila; inspirando los peores temores de la gente del lugar. — Un barril de cerveza de cebada — exigió, más que una petición formal y amable. Sabía que tenía que hacerse respetar en el lugar y que la mayoría de allí exigían y nunca pedían permiso. Él haría lo propio, también.
Por fuera del edificio esperó que le trajeran el barril; una jarra apenas le haría nada y no duraría demasiado. Si tenía que pagar más por el barril, lo haría. A fin de cuentas tenía una buena paga, al menos lo suficiente como para permitirse algún capricho de vez en cuando. No tenía mucha paciencia, aunque suponía que tampoco le harían esperar demasiado. Casi las doce del medio día, comenzaba a tener hambre y esperaba saciarlo con un poco de bebida, si podía.
El gigante de quince metros, de piel blanquecina, pelo corto militar, con esa macabra sonrisa que invitaba a huir de él y un escudo que cubría la totalidad de su espalda, bajó del barco de un salto, casi hundiéndolo en el agua. Pudo resistente la fuerza de empuje y simplemente se movió varias veces antes de volver a estabilizarse. El gigante calculó una zona donde no hubiera nadie y aterrizó allí, provocando un pequeño temblor a su alrededor que originó que más miradas se posaran en él, mientras huían. Movió sus ojos y vió lo que había alrededor: a unos trescientos metros a su derecho habían campos y árboles de unos cuatro o cinco metros; a su zurda se extendía más puerto y terminaba bruscamente en el mar, cuya profundidad estimaba no más profunda de diez metros. Hacia delante, el pueblo, con casas no más altas de seis u ocho metros. Él destacaría por encima de todas ellas, aunque en realidad eso era lo que menos le preocupaba.
Con paso decidido, comenzó a caminar por entre las calles, causando un sordo sonido a cada paso que daba. Tenía cuidado de no pisar a nadie en un descuido, aunque las calles eran bastante amplias, con unos diez metros de anchura y largas como ellas solas. Tal vez fuera la calle principal y cruzaba la ciudad de punta a punta, no lo sabía. Como fuera, la gente se quitaba a su paso; morir aplastado no era la mejor forma de dejar el mundo y además, el caracter siniestro que rezumaba el gigante no era del gusto de muchos.Se escondían de él o simplemente se refugiaban en el edificio más cercano.
A unos sesenta o cien metros del puerto se encontraba una taberna con bastante mala pinta; allí se reuniría toda la escoria de los bajos fondos como piratas, asaltantes y maleantes varios. Era un buen lugar para tomar algo, al menos tan bueno como cualquier otro de la zona. Llegando a la puerta, se sentó, haciendo que el interior del edificio retumbara. El duro suelo asfaltado resistió el peso del enorme hombre. Se asomó por uno de los cristales, con aquella siniestra sonrisa que lo caracterizaba, junto con la cara tranquila; inspirando los peores temores de la gente del lugar. — Un barril de cerveza de cebada — exigió, más que una petición formal y amable. Sabía que tenía que hacerse respetar en el lugar y que la mayoría de allí exigían y nunca pedían permiso. Él haría lo propio, también.
Por fuera del edificio esperó que le trajeran el barril; una jarra apenas le haría nada y no duraría demasiado. Si tenía que pagar más por el barril, lo haría. A fin de cuentas tenía una buena paga, al menos lo suficiente como para permitirse algún capricho de vez en cuando. No tenía mucha paciencia, aunque suponía que tampoco le harían esperar demasiado. Casi las doce del medio día, comenzaba a tener hambre y esperaba saciarlo con un poco de bebida, si podía.
- Ambientación:
- Desde hace unos días mi personaje es Marine. Éste es el primer lugar civilizado al que va desde hace años; de ahí su comportamiento errático y asocial.
Shintai
Hoja de personaje
Nivel:
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Creado por Mikael Dimitri II Miér Dic 09, 2015 1:37 am
Despues de un paseo largo por el campo, en plena mañana decidi volver a comer y tomar algo, aunque no contaba con mucho dinero, suponía que era lo necesario para sobrevivir unos pocos días mas, antes de tener que robar algo para comer, Voltee la vista a océano y algo me dejo en verdad perplejo, una criatura de no menos de 10 metros salió del mar, no estaba seguro si era malo o bueno aquello, pero se podían escuchar algunos gritos de la gente. Mientras mas me acercaba a la ciudad, aquella criatura se hacia mucho mas grande, pero había algo extraño en el.. o eso, no parecía tener mucho interés en destruir la ciudad, ni mucho menos en causar algún desorden, lo que a mi parecer era de verdad muy raro.
Me había acercado lo suficiente para poder verlo sentado en plena calle, la verdad era muy imponente, casi abarcaba todo el espacio, apenas y se podía pasar por un lado de el, su piel era muy única, por llamarla de alguna manera, el color blanco era demasiado, incluso para mi persona que me caracterizaba aquel color de piel. Decidí pasar por un lado de el para poder entrar a la taberna por la puerta de enfrente, mientras iba pasando, mis ojos no podían distraerse de aquel inmenso cuerpo, ya que si me descuidaba podía terminar como una calcomanía en el suelo, una vez que logre pasar pude ver su rostro sin duda era muy extraño, único sin duda ya que amas había visto nada igual, mis ojos azul profundo se quedaron contemplando aquello que estaba frente a mi, la ropa que llevaba era la típica, pantalón y camisa blanca, unas botas de color negro, una capa que llegaba a las rodillas cubriendo todo mi torso de atrás a adelante del mismo color claro, con unos detalles negros en el cuello, por debajo de esta solo sobresalía la funda de mi espada, no era una katana como todos pensarían, pero aquello no se podía saber sin ver el mango de la misma.
-hace un buen clima, no es asi?..-
Dije antes de entrar en aquel lugar, deteniéndome un segundo en la puerta ya que pude ver como sacaban uno de los barriles mas grandes que seguramente tenían en aquel establecimiento, me hice un lado dejando que 3 hombres adultos pasaran con dicha carga, el barril a pesar de ser grande para un humano promedio, se veía insignificante para un gigante de aquel tamaño.
Me había acercado lo suficiente para poder verlo sentado en plena calle, la verdad era muy imponente, casi abarcaba todo el espacio, apenas y se podía pasar por un lado de el, su piel era muy única, por llamarla de alguna manera, el color blanco era demasiado, incluso para mi persona que me caracterizaba aquel color de piel. Decidí pasar por un lado de el para poder entrar a la taberna por la puerta de enfrente, mientras iba pasando, mis ojos no podían distraerse de aquel inmenso cuerpo, ya que si me descuidaba podía terminar como una calcomanía en el suelo, una vez que logre pasar pude ver su rostro sin duda era muy extraño, único sin duda ya que amas había visto nada igual, mis ojos azul profundo se quedaron contemplando aquello que estaba frente a mi, la ropa que llevaba era la típica, pantalón y camisa blanca, unas botas de color negro, una capa que llegaba a las rodillas cubriendo todo mi torso de atrás a adelante del mismo color claro, con unos detalles negros en el cuello, por debajo de esta solo sobresalía la funda de mi espada, no era una katana como todos pensarían, pero aquello no se podía saber sin ver el mango de la misma.
-hace un buen clima, no es asi?..-
Dije antes de entrar en aquel lugar, deteniéndome un segundo en la puerta ya que pude ver como sacaban uno de los barriles mas grandes que seguramente tenían en aquel establecimiento, me hice un lado dejando que 3 hombres adultos pasaran con dicha carga, el barril a pesar de ser grande para un humano promedio, se veía insignificante para un gigante de aquel tamaño.
Mikael Dimitri II
Hoja de personaje
Nivel:
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Creado por Shintai Miér Dic 09, 2015 10:46 am
El gigante de torso desnudo se encontraba delante de la puerta de la taberna. Sus enormes botas oscuras se hacían de notar, tapando buena parte del local y su escudo, a la espalda, le hacía parecer todavía más grueso. La única prenda de ropa corriente que llevaba eran los pantalones de estilo militar, sin bolsillos. En realidad, no estaba sólo en la puerta sino que se encontraba delante de toda la taberna, ocupando buena parte de la calle, dejando un pequeño pasillo de unos dos metros detrás de él. No le importaba lo que pudiera molestar y suponía que estar allí era mejor que intentar entrar por la fuerza en uno de aquellos diminutos lugares a los que los humanos llaman "casas". ¿Cómo podían vivir en un espacio tan reducido? Ni qué decir tiene que a él le resultaba prácticamente imposible entrar allí si no era rompiendo el edificio. Y como Marine que era, tenía unos principios que debía seguir... Aparentemente.
Segundos antes de que le trajeran la bebida que había pedido, un joven de cabellos rubios y ojos azules se le quedó mirando fijamente. No era extraño; la mayoría de las personas no habían visto un gigante en su vista y él era de los más altos que se podían encontrar. Agachó su cabeza bloqueando el sol que le pudiera llegar al joven. Sus ojos rodeados por aquellas oscuras y permanentes ojeras y aquella macabra sonrisa le daban un aspecto bastante tenebroso. Sonreía más si cabe cuando, después de unos segundos, se quedó mirando al joven fijamente, como él había hecho con el enorme ser. — Y mejora por momentos... — fue la única respuesta que obtuvo del gigante.
Alargó el brazo derecho y agarró al joven rubio por la larga capa, tirando hacia atrás de ella con el dedo índice y gordo. Quería hacerle retroceder más no tirarlo contra el suelo. Era la única persona que se había dirigido a él con algo de amabilidad y cortesía, aunque se le había quedado mirando desde que llegó. No podía culparle por ello, sin embargo. — Quédate aquí y charlemos; tengo bebida y tiempo de sobra — replicó el gigante mientras que con la zurda agarraba el enorme barril como si fuera una delicada copa de vino del caro. La mantuvo en el aire, a unos tres o cuatro metros del suelo.
Todavía no había movido del barril desde que lo levantó; tampoco soltado la prenda del muchacho. Parecía haberse petrificado en el sitio, sin moverse lo más minimo. La gente dentro de la taberna se apretó contra las ventanas más alejadas y contemplaba la escena mientras que algunos curiosos, desde sus balcones, también lo hacían. Prácticamente nadie estaba por la calle cerca del gigante y si algún loco pasaba, se iba rápido de allí. Su miraba, fija en su brazo, pues no veía al joven de cristalinos ojos azules debido al toldo colocado en el bar, seguía mostrando aquella inusual sonrisa. Volvió a tirar levemente de la capa en un intento de hacer retroceder al muchacho.
Segundos antes de que le trajeran la bebida que había pedido, un joven de cabellos rubios y ojos azules se le quedó mirando fijamente. No era extraño; la mayoría de las personas no habían visto un gigante en su vista y él era de los más altos que se podían encontrar. Agachó su cabeza bloqueando el sol que le pudiera llegar al joven. Sus ojos rodeados por aquellas oscuras y permanentes ojeras y aquella macabra sonrisa le daban un aspecto bastante tenebroso. Sonreía más si cabe cuando, después de unos segundos, se quedó mirando al joven fijamente, como él había hecho con el enorme ser. — Y mejora por momentos... — fue la única respuesta que obtuvo del gigante.
Alargó el brazo derecho y agarró al joven rubio por la larga capa, tirando hacia atrás de ella con el dedo índice y gordo. Quería hacerle retroceder más no tirarlo contra el suelo. Era la única persona que se había dirigido a él con algo de amabilidad y cortesía, aunque se le había quedado mirando desde que llegó. No podía culparle por ello, sin embargo. — Quédate aquí y charlemos; tengo bebida y tiempo de sobra — replicó el gigante mientras que con la zurda agarraba el enorme barril como si fuera una delicada copa de vino del caro. La mantuvo en el aire, a unos tres o cuatro metros del suelo.
Todavía no había movido del barril desde que lo levantó; tampoco soltado la prenda del muchacho. Parecía haberse petrificado en el sitio, sin moverse lo más minimo. La gente dentro de la taberna se apretó contra las ventanas más alejadas y contemplaba la escena mientras que algunos curiosos, desde sus balcones, también lo hacían. Prácticamente nadie estaba por la calle cerca del gigante y si algún loco pasaba, se iba rápido de allí. Su miraba, fija en su brazo, pues no veía al joven de cristalinos ojos azules debido al toldo colocado en el bar, seguía mostrando aquella inusual sonrisa. Volvió a tirar levemente de la capa en un intento de hacer retroceder al muchacho.
Shintai
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Creado por Mikael Dimitri II Miér Dic 09, 2015 1:25 pm
Antes de que pudiera entrar, aquel sujeto tiro de mi capa con algo de fuerza, por la inercia, me hice hacia atrás un par de pasos, escuche lo que menciono ahora mismo tenia solo dos opciones, hacer enojar a aquel monstruo o bien darle gusto y quedarme con el para hablar o quien sabe dios que era lo que quería conmigo, voltee a verlo algo molesto, se podía notar en mi gesto abiertamente, vi como levantaba aquel barril sin esfuerzo y volvia a tirar de mi capa, solte un suspiro de pesadez.
-Asi que exiges compañía?... ni siquiera me has dicho tu nombre y ya me estas halando para que no te deje solo aquí afuera, si tanto te molesta estar solo, solo tenias que pedir que me quedara contigo, debes aprender algo de modales y respeto a los demás.-
Le mencione con la tranquilidad del mundo, ya había medido su fuerza de cierta forma, aunque no sabia su resistencia o su velocidad, me quede esperando su respuesta mientras que le indicaba al tabernero que me trajera una bebida, mientras uno de los sujetos de adentro me arrojaba una silla en señal de apoyo, como si le tuvieran miedo a que hiciera enojar a aquel gigante y pudiera matar a mucha gente.
-Asi que exiges compañía?... ni siquiera me has dicho tu nombre y ya me estas halando para que no te deje solo aquí afuera, si tanto te molesta estar solo, solo tenias que pedir que me quedara contigo, debes aprender algo de modales y respeto a los demás.-
Le mencione con la tranquilidad del mundo, ya había medido su fuerza de cierta forma, aunque no sabia su resistencia o su velocidad, me quede esperando su respuesta mientras que le indicaba al tabernero que me trajera una bebida, mientras uno de los sujetos de adentro me arrojaba una silla en señal de apoyo, como si le tuvieran miedo a que hiciera enojar a aquel gigante y pudiera matar a mucha gente.
Mikael Dimitri II
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Creado por Shintai Miér Dic 09, 2015 3:04 pm
Parecía que había disgustado a su acompañante. ¿Acaso había hecho algo que no debería? No era bueno en las relaciones sociales; tampoco es que le molestara demasiado, sin embargo. Soltó su capa viendo que ya había conseguido lo que quería. Todavía con aquella macabra sonrisa, hechó un rápido vistazo a su alrededor. Se sentía demasiado observado, aunque no le incomodaba del todo. Sintió que era una atracción de feria más que una ser vivo que debía y exigía respeto. Como fuera, volvió a inclinar su cabeza y miró de nuevo al joven rubio, que parecía dispuesto a quedarse allí con él.
— Tú tampoco me has dicho tu nombre y has iniciado una conversación — mantuo aquella mirada fija, como si le fuera a atravesar de parte a parte con la mirada, con esa sonrisa mostrando parte de sus dientes. ¿Tal vez estaba contento siempre o era otra cosa distinta? Como fuera, simplemente la mantenía como símbolo, tal vez. La felicidad era un sentimiento muy preciado, más cuando pasas tanto tiempo fuera de la civilización. — Es mucho más divertido beber en compañía, ¿no te parece? — respondió mientras que abría el barril y pegaba un sorbo de la cerveza, dejándolo casi a la mitad.
Le tendió su mano diestra, justo delante de la puerta, para que se colocara encima, silla incluida si lo deseaba o él solo, de pie. Quería hablar con él más de cerca, pues le parecía frío a tanta distancia y no podía tumbarse sin destrozar el pueblo; tampoco creía que él pudiera crecer más. Al menos esperaba que si rechazaba su ofrecimiento, se quedara cerca de él. Quedó mirando al chico de ojoz azules, esperando alguna reacción positiva por su parte.
— Tú tampoco me has dicho tu nombre y has iniciado una conversación — mantuo aquella mirada fija, como si le fuera a atravesar de parte a parte con la mirada, con esa sonrisa mostrando parte de sus dientes. ¿Tal vez estaba contento siempre o era otra cosa distinta? Como fuera, simplemente la mantenía como símbolo, tal vez. La felicidad era un sentimiento muy preciado, más cuando pasas tanto tiempo fuera de la civilización. — Es mucho más divertido beber en compañía, ¿no te parece? — respondió mientras que abría el barril y pegaba un sorbo de la cerveza, dejándolo casi a la mitad.
Le tendió su mano diestra, justo delante de la puerta, para que se colocara encima, silla incluida si lo deseaba o él solo, de pie. Quería hablar con él más de cerca, pues le parecía frío a tanta distancia y no podía tumbarse sin destrozar el pueblo; tampoco creía que él pudiera crecer más. Al menos esperaba que si rechazaba su ofrecimiento, se quedara cerca de él. Quedó mirando al chico de ojoz azules, esperando alguna reacción positiva por su parte.
Shintai
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Creado por Mikael Dimitri II Mar Dic 15, 2015 12:12 pm
Aquel sujeto no habia entendido al parecer que era lo que le trataba de decir y aquello no sabia si era bueno o malo, el punto era que ya me había decidido quedar ahí con el, me preguntaba el por que no podía simplemente escapar de todo aquello como una persona normal, suponía que por que no lo era, cuando aquello recorrió mi mente una sonrisa disimulada se formo en mi rostro, para voltear a ver a mi nuevo “amigo” cuando termino de hablar.
-Tienes razón, mi nombre es dimitri y si es mejor no beber solo, dime tu que eres… digo, no eres un humano normal y jamás había visto nada igual en mi vida? De donde eres, a que te dedicas?..-
Le cuestione de una forma directa cuando aquellas palabras salieron de mi boca, todos los de adentro mostraron un rostro de miedo o terror por que suponían que debía tener tacto para tratar ese tema, pero pensaba que era mejor de forma directa que andar con rodeos y faltarle al respeto de aquella manera.
-Tienes razón, mi nombre es dimitri y si es mejor no beber solo, dime tu que eres… digo, no eres un humano normal y jamás había visto nada igual en mi vida? De donde eres, a que te dedicas?..-
Le cuestione de una forma directa cuando aquellas palabras salieron de mi boca, todos los de adentro mostraron un rostro de miedo o terror por que suponían que debía tener tacto para tratar ese tema, pero pensaba que era mejor de forma directa que andar con rodeos y faltarle al respeto de aquella manera.
Mikael Dimitri II
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Creado por Shintai Sáb Dic 19, 2015 3:29 am
El joven rubio todavía no se atrevía a ponerse sobre su mano. No le culpaba tampoco, aunque tendida la mano, esperaba un poco más de acción por su parte. Sin esperar un instante y mientras el rubio hablaba sin dejar que terminara la segunda pregunta, movió su mano hacia delante e intentó engancharlo con toda ella, apretando lo suficiente como para inmovilizarlo pero no tanto como para aplastarlo. Dada la distancia de un metro, si llega, puesto que le había ofrecido ponerse en él y la enorme zarpa que gastaba el gigante, dudaba que pudiera esquivarlo, aunque todo era posible.
Si lo conseguía, rompería la puerta en el proceso dada la velocidad que llevaba; parte del toldo también quedaría roto a causa de la misma fuerza. — Así que quieres saber qué soy, ¿verdad? — comentó al joven, acercándolo a la cara, si es que había conseguido atraparlo, aunque todavía a unos cinco metros de él, levantado en el suelo a una distancia de unos siete metros. — Soy el Alpha y el Omega. El principio y el fin — espetó mientras se colocaba de pie, alzando también a Dimitri unos quince metros del suelo, la distancia máxima que conseguía éste gigante.
Cuando se hubo puesto de pie, comenzó a caminar rápidamente hacia una zona fuera del pueblo. Tardarían unos cinco minutos a paso de gigante, lo que serían unos quince minutos a paso de un humano corriente. — No me gusta que me interroguen; tampoco que se pasen de listos, Dimitri... — le comentó, con aquella escalofriante sonrisa y esa boca tan grande como para devorar media casa entera. Todavía lo mantenía a unos cinco metros de su rostro, mirándole fijamente. Sabía el lugar al que ir: una zona abierta, despejada, sin árboles ni casas, cerca de un precipicio donde debajo había mar y muy posiblemente mortales rocas picudas. Quería tener una agradable conversación con él. A fin de cuentas era el primero que le había hablado... Y el primero que le había molestado con su viperina lengua.
Si lo conseguía, rompería la puerta en el proceso dada la velocidad que llevaba; parte del toldo también quedaría roto a causa de la misma fuerza. — Así que quieres saber qué soy, ¿verdad? — comentó al joven, acercándolo a la cara, si es que había conseguido atraparlo, aunque todavía a unos cinco metros de él, levantado en el suelo a una distancia de unos siete metros. — Soy el Alpha y el Omega. El principio y el fin — espetó mientras se colocaba de pie, alzando también a Dimitri unos quince metros del suelo, la distancia máxima que conseguía éste gigante.
Cuando se hubo puesto de pie, comenzó a caminar rápidamente hacia una zona fuera del pueblo. Tardarían unos cinco minutos a paso de gigante, lo que serían unos quince minutos a paso de un humano corriente. — No me gusta que me interroguen; tampoco que se pasen de listos, Dimitri... — le comentó, con aquella escalofriante sonrisa y esa boca tan grande como para devorar media casa entera. Todavía lo mantenía a unos cinco metros de su rostro, mirándole fijamente. Sabía el lugar al que ir: una zona abierta, despejada, sin árboles ni casas, cerca de un precipicio donde debajo había mar y muy posiblemente mortales rocas picudas. Quería tener una agradable conversación con él. A fin de cuentas era el primero que le había hablado... Y el primero que le había molestado con su viperina lengua.
Shintai
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Creado por Mikael Dimitri II Lun Dic 21, 2015 1:27 pm
Aquel gigante no parecia importarle mucho el respetar mi tamaño ni mi espacio, ya que antes de que pudiera reaccionar me tomo apretando un poco mi cuerpo lo que dejo en muy mal estado en cuanto a poder defenderme de el, sin poder hacer mucho fui llevado fuera del pueblo y aquello no me daba nada de buena espina, el se comenzó a presentar de alguna manera extraña, no me importaba mucho a decir verdad su nombre al parecer le había molestado de alguna manera, solte un suspiro pesado, aquello la verdad me estaba aburriendo aunque mi vida estaba en peligro.
-eres algo bipolar pequeño gigante, solo te pregunte tu nombre y tu me has dicho que me quede a beber contigo y me has tomado ya dos veces contra mi volutad solo por ser amable con alguien que al parecer no conoce esa misma palabra, no se en que momento te he ofendido, pero bajame y me ire sin molestar…-
Tenia miedo, pero no podía demostrarlo a decir verdad aquel gigante me podía desaparecer solo apretando su mano y yo sin tener eso muy en cuenta por querer librarme rápidamente de el había hablado sin pensarlo mucho, solo esperaba que aquel sujeto entediera mi punto para que me dejara libre.
-eres algo bipolar pequeño gigante, solo te pregunte tu nombre y tu me has dicho que me quede a beber contigo y me has tomado ya dos veces contra mi volutad solo por ser amable con alguien que al parecer no conoce esa misma palabra, no se en que momento te he ofendido, pero bajame y me ire sin molestar…-
Tenia miedo, pero no podía demostrarlo a decir verdad aquel gigante me podía desaparecer solo apretando su mano y yo sin tener eso muy en cuenta por querer librarme rápidamente de el había hablado sin pensarlo mucho, solo esperaba que aquel sujeto entediera mi punto para que me dejara libre.
Mikael Dimitri II
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Creado por Shintai Miér Dic 23, 2015 5:12 am
El gigante sonreía frente a todo lo que le había dicho el joven. Tal vez no había caído en que ahora él era su prisionero y que podía aplastarlo con el meñique, lanzarlo desde quince metros de altura o más todavía contra el suelo, chafarlo como a un simple insecto o arrojarlo desde el acantilado hacia un océano inclemente. — Creo que no entiendes la gravedad de la situación, Dimitri — le dijo, con la mano todavía a cinco metros de su cara. — No estás en disposición de pedir nada a nadie, aunque... — no terminó su frase y apretó un poco más, sin llegar a dañarle demasiado en ningún momento, aunque tampoco liberarlo. Tal vez era una advertencia de lo que podía pasar. Tal vez sólo quería divertirse un rato con el chaval, tal y como había dicho al principio. Si el rubio echaba una mirada detrás del gigante, podría ver que a unos diez metros, quedaba el acantilado. Delante de él había explanada vacía, con algún árbol o roca ocasional muy disperso entre ellos.
Alargó su brazo y se agachó para que su mano estuviera a uno dos o tres metros del suelo. Luego simplemente la abrió y liberó al joven. — Me llamo Shintai — espetó, como si la frase simplemente se le hubiera escurrido de sus labios. — Me sentía incómodo ante tantas miradas juzgadoras, así que te he traído aquí — explicó con cierto aire melancólico, aunque no esperaba que el rubio lo comprendiera a la primera. — Aunque eres un poco bocazas me caes bien. Creo que no nos diferenciamos tanto tú y yo — comentó mientras se quitaba el escudo y de un fuerte golpe lo clavaba a su lado, manteniéndolo de pie sin necesidad de agarrarlo. Dimitri podría ver perfectamente el escudo de la Marina que estaba en él, si es que no lo había visto ya.
— Soy un gigante, aunque hace más de cinco años que no hablo con alguien, por eso, a veces, notarás que me falta cierta... Delicadeza o como dices tú, "amabilidad" — continuó hablando, esta vez respondiendo la pregunta anterior del pequeño, al menos la única que recordaba. — Espero que no juzgues a los míos con demasiada severidad por mis acciones y... — iba a añadir que a él tampoco le juzgara, pero veía que para eso ya era demasiado tarde. — ...y bueno, si quieres irte, no te retendré, aunque la verdad sí me gustaría hablar con alguien — aunque mostraba aquella espeluznante sonrisa, para alguien bien versado en el lenguaje de los sentimientos se podía notar que aquél gigante que estaba de pie frente al rubio, a unos cuatro o cinco metros, no era más malo que el viento que azotaba a los árboles que, sin saberlo, los iba cortando poco a poco.
Alargó su brazo y se agachó para que su mano estuviera a uno dos o tres metros del suelo. Luego simplemente la abrió y liberó al joven. — Me llamo Shintai — espetó, como si la frase simplemente se le hubiera escurrido de sus labios. — Me sentía incómodo ante tantas miradas juzgadoras, así que te he traído aquí — explicó con cierto aire melancólico, aunque no esperaba que el rubio lo comprendiera a la primera. — Aunque eres un poco bocazas me caes bien. Creo que no nos diferenciamos tanto tú y yo — comentó mientras se quitaba el escudo y de un fuerte golpe lo clavaba a su lado, manteniéndolo de pie sin necesidad de agarrarlo. Dimitri podría ver perfectamente el escudo de la Marina que estaba en él, si es que no lo había visto ya.
— Soy un gigante, aunque hace más de cinco años que no hablo con alguien, por eso, a veces, notarás que me falta cierta... Delicadeza o como dices tú, "amabilidad" — continuó hablando, esta vez respondiendo la pregunta anterior del pequeño, al menos la única que recordaba. — Espero que no juzgues a los míos con demasiada severidad por mis acciones y... — iba a añadir que a él tampoco le juzgara, pero veía que para eso ya era demasiado tarde. — ...y bueno, si quieres irte, no te retendré, aunque la verdad sí me gustaría hablar con alguien — aunque mostraba aquella espeluznante sonrisa, para alguien bien versado en el lenguaje de los sentimientos se podía notar que aquél gigante que estaba de pie frente al rubio, a unos cuatro o cinco metros, no era más malo que el viento que azotaba a los árboles que, sin saberlo, los iba cortando poco a poco.
- OFF:
- Siento si te he asustado con mi anterior post, pero quería ver cómo reaccionas en una situación límite cuando tu personaje puede morir. Veo que sigues tu psicología y eso me gusta mucho, de verdad. No todos lo hacen, volviéndose sumisos y cobardes aunque sean "asesinos sanguinarios" o "vaciletas versión Sasuke". Esto es algo que detesto mucho y generalmente siempre sucede xD
Continuemos, pues xD
Shintai
Hoja de personaje
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Haki:
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Creado por Mikael Dimitri II Mar Dic 29, 2015 1:14 pm
Después de un rato aquel gigante se le solto la lengua un poco, solo lo miraba con cada palabra que decía para poder asimilar bien lo que intentaba decirme, a diferencia del bar ahora se podía ver un tanto mas relajado por lo que tal vez era por lo que había mencionado de las miradas juzgadoras, solte un leve suspiro después de que dijo aquello. –tu crees que será diferente si no lo cambias?, por ejemplo ahora me levantaste y me trajiste aquí contra mi voluntad, ellos podrían pensar que me querías matar y cuando regreses te temeran, si me lo hubieras pedido y habría venido sin problema..- después de que me solto dije aquello, tal ves no era lo que esperaba escuchar, peor a verdad en crudo era mejor que mentirle a alguien que lo notaria muy rápido.
Pude ver en su escudo el logo de la marina asi que no podía equivocarme al pensar que aquel sujeto enorme era un marin, me preguntaba que era lo que hacia en aquella isla, aunque tenia algo de hambre el tiempo había pasado muy rápido y ahora tenia que hacer algo importante para mi. –entiendo tu punto, por ahora debo hacer algo importante para mi, me dirigía a la taberna a comer algo para luego hacerlo, pero me has traido aquí por lo que ya he tomado mi tiempo, pero no te angusties shintai, nos veremos muy seguido, también soy un marin, espero algún dia trabajemos juntos- le dije tendiéndole mi mano para poder despedirme de una manera formal de aquel sujeto.
Pude ver en su escudo el logo de la marina asi que no podía equivocarme al pensar que aquel sujeto enorme era un marin, me preguntaba que era lo que hacia en aquella isla, aunque tenia algo de hambre el tiempo había pasado muy rápido y ahora tenia que hacer algo importante para mi. –entiendo tu punto, por ahora debo hacer algo importante para mi, me dirigía a la taberna a comer algo para luego hacerlo, pero me has traido aquí por lo que ya he tomado mi tiempo, pero no te angusties shintai, nos veremos muy seguido, también soy un marin, espero algún dia trabajemos juntos- le dije tendiéndole mi mano para poder despedirme de una manera formal de aquel sujeto.
Mikael Dimitri II
Hoja de personaje
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