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Creado por Rida Sarwick Sáb Jun 25, 2016 12:30 pm
Esos días me había ido particularmente mal. Estuve un tiempo navegando en un bote de remos por el North Blue, sin destino fijo, cuando me recogió un navío mercante con destino a Flevance. Aparentemente había un buen negocio para ellos en aquel emporio del lujo. Como no tenían un buen cocinero, me dejaron quedarme a bordo durante el resto del viaje y fui un nakama temporal. Esperaba que no descubrieran mi Wanted, o seguramente tendría que apalearlos a todos y largarme en mi bote. No es que me importara dar palizas, pero tenían una cocina realmente agradable y al menos tenía comida asegurada.
Hacía un buen día la mañana que llegamos al puerto de Flevance. No éramos el único barco mercante; muchos otros habían anclado en la isla llevando mercancía. Cuando pregunté, me dijeron que se avecinaba una fiesta de ricachones y por eso había venido un gentío a vender. Si tuviera buenos nakamas piratas, probablemente nos aventuraríamos a atracar la fiesta, pero... Yo estaba solo, y así había sido durante un buen tiempo. Estaba más que acostumbrado. Y como tampoco era mercader, me quedé a bordo del barco mientras todos iban a encargarse de sus asuntos.
La mañana era soleada y el bamboleo del barco me provocaba sueño, así que me quedé en el puesto de vigía del mástil principal echando una siesta a pleno ronquido.
Me despertó de golpe un gran ajetreo formándose en la cubierta de la embarcación. Tan cómodo que estaba yo, reposando con los brazos tras la nuca, y tienen que regresar estos tipos así de sopetón... Alcé la vista y contemplé el cielo, de inmediato dándome cuenta que era muy pronto para que volvieran todos, ya que habían especificado que pasarían todo el día hasta la noche ofreciendo su mercancía.
— ¿Eh? ¿Pero qué coñ...? —empecé a decir, desorientado y con los ojos entrecerrados por haber despertado recién unos segundos atrás.
Me asomé fuera del puesto de vigía, mirando hacia abajo. Lo que observé me dejó petrificado: ¡marines! No eran los comerciantes, era todo un pelotón de marines que habían llegado de la nada y estaban invadiendo el navío. Me escondí de inmediato, quedándome muy quieto ahí arriba, tratando de oír lo que hablaban los oficiales uniformados. Cuando hube escuchado los gritos de "¡No hay nadie a bordo, capitán!", y "¡Los contrabandistas deben haber desembarcado ya!", me quedé de piedra. ¡¿Aquel en realidad era un barco de contrabando?!
— Tsk, en la que me metí — susurré, pensando cómo salir de ahí en una pieza.
Hacía un buen día la mañana que llegamos al puerto de Flevance. No éramos el único barco mercante; muchos otros habían anclado en la isla llevando mercancía. Cuando pregunté, me dijeron que se avecinaba una fiesta de ricachones y por eso había venido un gentío a vender. Si tuviera buenos nakamas piratas, probablemente nos aventuraríamos a atracar la fiesta, pero... Yo estaba solo, y así había sido durante un buen tiempo. Estaba más que acostumbrado. Y como tampoco era mercader, me quedé a bordo del barco mientras todos iban a encargarse de sus asuntos.
La mañana era soleada y el bamboleo del barco me provocaba sueño, así que me quedé en el puesto de vigía del mástil principal echando una siesta a pleno ronquido.
Me despertó de golpe un gran ajetreo formándose en la cubierta de la embarcación. Tan cómodo que estaba yo, reposando con los brazos tras la nuca, y tienen que regresar estos tipos así de sopetón... Alcé la vista y contemplé el cielo, de inmediato dándome cuenta que era muy pronto para que volvieran todos, ya que habían especificado que pasarían todo el día hasta la noche ofreciendo su mercancía.
— ¿Eh? ¿Pero qué coñ...? —empecé a decir, desorientado y con los ojos entrecerrados por haber despertado recién unos segundos atrás.
Me asomé fuera del puesto de vigía, mirando hacia abajo. Lo que observé me dejó petrificado: ¡marines! No eran los comerciantes, era todo un pelotón de marines que habían llegado de la nada y estaban invadiendo el navío. Me escondí de inmediato, quedándome muy quieto ahí arriba, tratando de oír lo que hablaban los oficiales uniformados. Cuando hube escuchado los gritos de "¡No hay nadie a bordo, capitán!", y "¡Los contrabandistas deben haber desembarcado ya!", me quedé de piedra. ¡¿Aquel en realidad era un barco de contrabando?!
— Tsk, en la que me metí — susurré, pensando cómo salir de ahí en una pieza.
Rida Sarwick
Hoja de personaje
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(12/100)
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Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Rena Dom Jun 26, 2016 8:56 pm
Desde hacía ya varios días su grupo se encontraba buscando y rastreando un barco con finta de mercante ya que después de algunas islas el giro real de este había sido más que descubierto, era una tripulación contrabandista que apenas si había dejado un gran cargamento en una isla anterior y que gracias a un par de infiltrados se había encontrado. Rena era la encargada de revisar hasta el último rincón del barco apenas si llegasen hacia él lo cual no tardó mucho tiempo. La brigada llegó y rodeó el navío, unos cuantos bajaron a este y comenzando a revisarlo de pies a cabeza lograron encontrar algunas de las cosas que vendían que seguramente serían para entregar, sin embargo tras revisar toda la parte inferior y superior estaban totalmente seguros de que se encontraba vacío, siendo como última orden a los soldados retirarse y revisar el puerto y todo lo que hubiese en él.
Sin embargo Rena se quedó en el barco para cuidar cuando estos vinieran y dar aviso a los demás, y como era lo planeado todos se dispersaron en grupos pequeños quedando la joven vulpina en el lugar. Con suma curiosidad comenzó a revisar nuevamente todo el barco, usando su instinto animal y con ello todas sus virtudes olfateaba lo que podía con la esperanza de encontrar algo más y así como lo imaginó se dio por hecho. Logró captar un aroma algo peculiar entre toda la ropa y más que ello parecía estar presente aún, observando todo el lugar logró darse cuenta que faltaba un lugar en el barco por revisar, solo uno. Ayudándose de sus fuertes patas saltó hacia el puesto de vigía en el mástil, sentándose ahí meneaba con singular elegancia aquella esponjosa cola que poseía y seguido cruzó sus patas entrecerrando su mirada apenas notó al hombre de plateados cabellos. - ¿Y hasta cuando pretendes esconderte. - Firme y recia se dirigió al contrario agachando suavemente su cabeza para verle totalmente. - Debiste saltar, hubiera sido mejor a esperar a que alguien te encontrara. - Terminó por decir esperando las respuestas del humano.
Sin embargo Rena se quedó en el barco para cuidar cuando estos vinieran y dar aviso a los demás, y como era lo planeado todos se dispersaron en grupos pequeños quedando la joven vulpina en el lugar. Con suma curiosidad comenzó a revisar nuevamente todo el barco, usando su instinto animal y con ello todas sus virtudes olfateaba lo que podía con la esperanza de encontrar algo más y así como lo imaginó se dio por hecho. Logró captar un aroma algo peculiar entre toda la ropa y más que ello parecía estar presente aún, observando todo el lugar logró darse cuenta que faltaba un lugar en el barco por revisar, solo uno. Ayudándose de sus fuertes patas saltó hacia el puesto de vigía en el mástil, sentándose ahí meneaba con singular elegancia aquella esponjosa cola que poseía y seguido cruzó sus patas entrecerrando su mirada apenas notó al hombre de plateados cabellos. - ¿Y hasta cuando pretendes esconderte. - Firme y recia se dirigió al contrario agachando suavemente su cabeza para verle totalmente. - Debiste saltar, hubiera sido mejor a esperar a que alguien te encontrara. - Terminó por decir esperando las respuestas del humano.
Rena
Hoja de personaje
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(1/100)
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Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Rida Sarwick Lun Jun 27, 2016 9:30 pm
— A ver, a ver, a ver... —susurré con precaución, al tiempo que empezaba a asomarme cuidadosamente. Había esperado hasta estar prácticamente seguro de que no se escuchaba el menor sonido en cubierta, indicador de que los marines se habían retirado a buscar a los contrabandistas en el interior de Flevance— ¡Ajá! Fiuuu, pensaba se iban a quedar más tiempo, pero parece que decidie-¡¿PERO QUÉ COÑ...?! —una voz hizo acto de presencia a mis espaldas, preguntándome por cuánto tiempo más pensaba esconderme. Me pudo haber dado un infarto. De hecho, estuve a punto de caerme del mástil, pero recuperé el equilibrio a tiempo, girándome con brusquedad.
La criatura que ahora reposaba con tranquilidad, sentada en el borde del puesto de vigía, meneando su esponjosa cola y cruzando las patas, era un mink, uno que se asemejaba a un zorro. Ya había visto antes a esas criaturas, aunque nunca a uno de ese modelo, encima con un pelaje tan llamativo. Por la voz se dejaba ver que era una hembra, y tenía toda la pinta de estar con los marines.
La sorpresa desapareció con prontitud de mi rostro, componiendo un gesto de divertida resignación.
— No tenía la intención de escapar. Por eso no he saltado, zorrita —si la mink se tomaría ese calificativo como insulto o no, en ningún momento había sido mi genuina intención, ¡si eso era lo que veían mis ojos!— Estaba durmiendo y el alboroto que formaron me despertó. Ojalá todos fueran tan sigilosos como tú, pero así es la vida —saqué un cigarrillo del bolsillo trasero y un encendedor para relajarme tras el susto, y lo encendí, no sin antes ofrecer uno a la chica; lo aceptase o no, tomé una calada antes de continuar dialogando— En fin, a mí no me veas, que me acabo de enterar que ando navegando con contrabandistas. Me recogieron de un bote hace días y acepté ser su cocinero de a bordo. ¿Te gusta la pasta a la marinera? Sobró de hoy, sírvete en las cocinas —tras aquel despreocupado y aleatorio comentario, me quedé allí mirando con una gran sonrisa a la mink, mientras me recostaba con las manos en la nuca y sujetaba el cigarrillo con la comisura de los labios, permitiéndome hablar con tranquilidad.
La criatura que ahora reposaba con tranquilidad, sentada en el borde del puesto de vigía, meneando su esponjosa cola y cruzando las patas, era un mink, uno que se asemejaba a un zorro. Ya había visto antes a esas criaturas, aunque nunca a uno de ese modelo, encima con un pelaje tan llamativo. Por la voz se dejaba ver que era una hembra, y tenía toda la pinta de estar con los marines.
La sorpresa desapareció con prontitud de mi rostro, componiendo un gesto de divertida resignación.
— No tenía la intención de escapar. Por eso no he saltado, zorrita —si la mink se tomaría ese calificativo como insulto o no, en ningún momento había sido mi genuina intención, ¡si eso era lo que veían mis ojos!— Estaba durmiendo y el alboroto que formaron me despertó. Ojalá todos fueran tan sigilosos como tú, pero así es la vida —saqué un cigarrillo del bolsillo trasero y un encendedor para relajarme tras el susto, y lo encendí, no sin antes ofrecer uno a la chica; lo aceptase o no, tomé una calada antes de continuar dialogando— En fin, a mí no me veas, que me acabo de enterar que ando navegando con contrabandistas. Me recogieron de un bote hace días y acepté ser su cocinero de a bordo. ¿Te gusta la pasta a la marinera? Sobró de hoy, sírvete en las cocinas —tras aquel despreocupado y aleatorio comentario, me quedé allí mirando con una gran sonrisa a la mink, mientras me recostaba con las manos en la nuca y sujetaba el cigarrillo con la comisura de los labios, permitiéndome hablar con tranquilidad.
Rida Sarwick
Hoja de personaje
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(12/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Rena Miér Jun 29, 2016 1:49 am
Frunció suavemente su ceño al ver cómo aquel humano de la nada comenzaba a dirigirse a ella como si de su igual se tratase ¿Le incomodaba? Para nada. ¿Le molestaba? No le era en lo más mínimo relevante pero al menos este humano no se había exaltado y había comenzado a llamarla demonio o algo parecido. Movió suavemente su cola en un dulce vaivén mientras contemplaba al de ropas ajustadas. - Pues no deberías dormir y mucho menos en un lugar peligroso. - Ladeó suavemente su cabeza levantando delicadamente sus orejas tomando aquello como un cumplido más no respondió a este, cerró sus párpados y tomó un poco de aire disponiéndose seguir escuchando al ahora sospechoso.
Negó, no fumaba y no aceptaría aquel taco de tabaco que él con cierta amabilidad ofrecía. - ¿Te acabas de enterando? - Un poco incrédula cuestionó mientras ladeaba suavemente su cabeza tratando de aspirar el aroma del cigarro y con ello ver hacia abajo del barco para saber si alguien más se encontraba en él pero no, ambos estaban solos ahora. - ¿Qué es la pasta a la marinera? - Una simple e inocente pregunta que hasta cierto punto dejaba ver a la mink un tanto tierna. - Disculpa pero no te quitaré los ojos de encima, eres sospechoso hasta demostrar lo contrario, de hecho debería obligarte a bajar y llevarte con los demás para que te capturen. - Encogiéndose de hombres llevó su mano con cuidado para buscar tomar el cigarro y de haberlo logrado lo aventaría hacia el mar. - Como médico te puedo decir que teniendo eso en la boca te matará. - No era como que le importara pero… Era médico, era algo que hacía ya por inercia.
Negó, no fumaba y no aceptaría aquel taco de tabaco que él con cierta amabilidad ofrecía. - ¿Te acabas de enterando? - Un poco incrédula cuestionó mientras ladeaba suavemente su cabeza tratando de aspirar el aroma del cigarro y con ello ver hacia abajo del barco para saber si alguien más se encontraba en él pero no, ambos estaban solos ahora. - ¿Qué es la pasta a la marinera? - Una simple e inocente pregunta que hasta cierto punto dejaba ver a la mink un tanto tierna. - Disculpa pero no te quitaré los ojos de encima, eres sospechoso hasta demostrar lo contrario, de hecho debería obligarte a bajar y llevarte con los demás para que te capturen. - Encogiéndose de hombres llevó su mano con cuidado para buscar tomar el cigarro y de haberlo logrado lo aventaría hacia el mar. - Como médico te puedo decir que teniendo eso en la boca te matará. - No era como que le importara pero… Era médico, era algo que hacía ya por inercia.
Rena
Hoja de personaje
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(1/100)
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Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Rida Sarwick Jue Jun 30, 2016 7:14 am
Ignoraba todo acerca de aquella mink, pero no parecía especialmente violenta. Intuía que mientras jugara mis cartas tranquilamente, aquel encuentro fortuito transcurriría en paz. Con la pereza que tenía en aquel momento, no se me venía en gana armar un lío. No obstante, si tenía que luchar para escapar de los marines, lo haría sin dudar. No estaba listo para ir a prisión; tenía muchas cosas pendientes todavía.
No pude evitar soltar una risa suave ante la pregunta de mi interlocutora. ¿Qué marino no sabía lo que era una pasta a la marinera? Si era un plato más que común en cualquier lugar de altamar.
— A ver, a ver, a ver, ¿cómo que no sabes lo que es? ¿Eres nueva en el mar? —inquirí con una sonrisa burlona en el rostro, pero con un tono más bien juguetón— Pasta, esos largos fideos. "A la marinera" significa acompañada con ingredientes que provienen del mar, como el pescado, los mariscos o los moluscos. Es muy común en los barcos, zorrita, ya que a veces se come lo que se puede pescar —expliqué con paciencia y todo, cerrando los ojos con mucha amabilidad.
Di una larga calada al cigarrillo mientras ella abordaba otra vez el tema de nuestra situación actual, sopesando si debería capturarme y llevarme con el resto de marines. Ojalá que no llegáramos a eso, me había caído bien la pequeña "zorrita", como ya le había llamado dos veces. Me parecía un apodo cariñoso y lo seguiría usando.
— ¿Quieres pruebas de lo contrario? Soy el único que se quedó aquí durmiendo, detective. Si fuera contrabandista, ¿no crees que habría ido con los demás a ganarme el pan de cada día? —lo que hizo luego la chica me impresionó un poco; de haber sido algún otro, probablemente le habría atestado un porrazo en la cabeza con mi sansetsukon, pero el hecho de que fuera ella y encima revelara que era médico me hizo volver a reír a carcajadas. La mink acababa de quitarme el cigarrillo y tirarlo por la borda— Oye, oye, que de algo se tiene que morir uno. ¿Sabes? Técnicamente acabas de robarme; a la gente la matan todo el tiempo por menos —sonreí maliciosamente, pero luego me puse en pie y me aferré a la cuerda de la vela junto al puesto de vigía que usaría a continuación para descender rápidamente a cubierta. Una vez abajo, miré hacia arriba y grité— ¡Pero me pusiste de buen humor, zorrita! ¿Por qué no bajas y me sigues a la cocina? Vas a probar la mejor pasta a la marinera del North Blue y podrás seguir vigilándome y todo el rollo aburrido de marine —entonces me dirigí al interior del barco, en dirección a las cocinas, sabiendo que me seguiría.
No pude evitar soltar una risa suave ante la pregunta de mi interlocutora. ¿Qué marino no sabía lo que era una pasta a la marinera? Si era un plato más que común en cualquier lugar de altamar.
— A ver, a ver, a ver, ¿cómo que no sabes lo que es? ¿Eres nueva en el mar? —inquirí con una sonrisa burlona en el rostro, pero con un tono más bien juguetón— Pasta, esos largos fideos. "A la marinera" significa acompañada con ingredientes que provienen del mar, como el pescado, los mariscos o los moluscos. Es muy común en los barcos, zorrita, ya que a veces se come lo que se puede pescar —expliqué con paciencia y todo, cerrando los ojos con mucha amabilidad.
Di una larga calada al cigarrillo mientras ella abordaba otra vez el tema de nuestra situación actual, sopesando si debería capturarme y llevarme con el resto de marines. Ojalá que no llegáramos a eso, me había caído bien la pequeña "zorrita", como ya le había llamado dos veces. Me parecía un apodo cariñoso y lo seguiría usando.
— ¿Quieres pruebas de lo contrario? Soy el único que se quedó aquí durmiendo, detective. Si fuera contrabandista, ¿no crees que habría ido con los demás a ganarme el pan de cada día? —lo que hizo luego la chica me impresionó un poco; de haber sido algún otro, probablemente le habría atestado un porrazo en la cabeza con mi sansetsukon, pero el hecho de que fuera ella y encima revelara que era médico me hizo volver a reír a carcajadas. La mink acababa de quitarme el cigarrillo y tirarlo por la borda— Oye, oye, que de algo se tiene que morir uno. ¿Sabes? Técnicamente acabas de robarme; a la gente la matan todo el tiempo por menos —sonreí maliciosamente, pero luego me puse en pie y me aferré a la cuerda de la vela junto al puesto de vigía que usaría a continuación para descender rápidamente a cubierta. Una vez abajo, miré hacia arriba y grité— ¡Pero me pusiste de buen humor, zorrita! ¿Por qué no bajas y me sigues a la cocina? Vas a probar la mejor pasta a la marinera del North Blue y podrás seguir vigilándome y todo el rollo aburrido de marine —entonces me dirigí al interior del barco, en dirección a las cocinas, sabiendo que me seguiría.
Rida Sarwick
Hoja de personaje
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(12/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Rena Dom Jul 03, 2016 2:53 pm
- No, no sé lo que es y relativamente sí, soy nueva en el mar, me limito a obedecer, salir y buscar, andar y merodear, no es como que me preocupe mucho por la gastronomía de los humanos, ustedes son bastante peculiares pero no son lo suficiente como para que me interese totalmente. - Respondió mientras frunciendo suave el ceño contemplaba aquella sonrisa burlona que el otro dibujaba en sus labios. Y después de ello atenta comenzó a escuchar aquella explicación, levantó sus orejas tratando lo que él trataba de explicarle que, pese a quizá ser un contrabandista lo hacía de una manera bastante agradable y amable, cosa que a la vulpina agradó al instante. - Comprendo. - Susurró tras escuchar la explicación y levantó un poco su mirada. - Es como si pusieras un montón de pescados con fideos, suena lógico el nombre pero prefiero la comida fresca poco cocinada. - Agregó meneando con cierta elegancia su cola de izquierda a derecha ladeando un poco su cabeza.
Pero después de acusarle intentaba nuevamente defenderse. - Es una excusa tonta. - Reclamó por lo bajo. - Quizá eres de los compañeros tontos y perezosos que siempre caen primero para que los fuertes puedan sobrevivir, no descarto la posibilidad de que estuvieses todo ebrio y por eso, borracho, te quedaras aquí. - Se bajó de donde se encontraba sentada sólo para quedar de pie caminando un par de pasos para quedar frente a él y con cuidado se acercó a olfatearle por el abdomen y junto a su pecho. - A parte de tabaco no tienes aroma a alcohol, así que descarto inmediatamente aquella posibilidad.- Sonrió con cierta burla mostrando su colmillito derecho en una suave risilla - Eso quiere decir que eres tonto. -
Y como era de esperar el reclamo ante lo hecho por su cigarro se hizo presente, por lo que encogiéndose de hombros se alejó un par de pasos - No te he robado nada, no lo tengo. - Musitó viendo cómo él en un burdo intento de escapar tomó una cuerda buscando bajar ¿Qué hizo la mink? Literalmente se aventó cayendo en sus cuatro patas, sentada, ambos habían llegado al suelo casi al mismo tiempo, obvio ella había sido más rápida, su esencia animal entre ambos era algo que determinaba por mucho la ventaja entre los dos. - No quiero tu comida. - Entrecerró su mirada siguiéndole con la mirada viendo cómo este se acercaba a la cocina, ella sabía que él no escaparía, ya habían revisado el barco y no existían posibles rutas para llegar al mar. - A parte no confío en los delincuentes. - Acotó meneando su cola y volviéndose a ponerse de pie mientras veía la puerta. No quería ni pensaba entrar… Al menos no por ahora.
Pero después de acusarle intentaba nuevamente defenderse. - Es una excusa tonta. - Reclamó por lo bajo. - Quizá eres de los compañeros tontos y perezosos que siempre caen primero para que los fuertes puedan sobrevivir, no descarto la posibilidad de que estuvieses todo ebrio y por eso, borracho, te quedaras aquí. - Se bajó de donde se encontraba sentada sólo para quedar de pie caminando un par de pasos para quedar frente a él y con cuidado se acercó a olfatearle por el abdomen y junto a su pecho. - A parte de tabaco no tienes aroma a alcohol, así que descarto inmediatamente aquella posibilidad.- Sonrió con cierta burla mostrando su colmillito derecho en una suave risilla - Eso quiere decir que eres tonto. -
Y como era de esperar el reclamo ante lo hecho por su cigarro se hizo presente, por lo que encogiéndose de hombros se alejó un par de pasos - No te he robado nada, no lo tengo. - Musitó viendo cómo él en un burdo intento de escapar tomó una cuerda buscando bajar ¿Qué hizo la mink? Literalmente se aventó cayendo en sus cuatro patas, sentada, ambos habían llegado al suelo casi al mismo tiempo, obvio ella había sido más rápida, su esencia animal entre ambos era algo que determinaba por mucho la ventaja entre los dos. - No quiero tu comida. - Entrecerró su mirada siguiéndole con la mirada viendo cómo este se acercaba a la cocina, ella sabía que él no escaparía, ya habían revisado el barco y no existían posibles rutas para llegar al mar. - A parte no confío en los delincuentes. - Acotó meneando su cola y volviéndose a ponerse de pie mientras veía la puerta. No quería ni pensaba entrar… Al menos no por ahora.
Rena
Hoja de personaje
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Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Rida Sarwick Lun Jul 04, 2016 8:58 am
La mink no solo era sigilosa, era una centella. Mucho más rápida que yo. Jamás podría escapar de ella huyendo; menos mal que, de todas formas, no era esa mi intención. No me apetecía estar enemistado con aquella chica, me parecía una marine fuera del montón y me había caído bien. Así que tenía un plan para darle un giro a mi situación.
— Aún tienes pocos argumentos para llamarme delincuente —dije, aunque con mi característica sonrisa burlona en el rostro, a la vez que miraba de reojo a la marine sin voltearme, ya que estaba caminando hacia el interior del navío— ¿No quieres mi comida, dices? Zorrita-chan... aún no nace el ser viviente que me diga eso —mi voz de pronto se había vuelto extremadamente seria, en contraste al tono de cachondeo que había tenido hasta entonces. Mis ojos llamearon con fervor, mirando nuevamente de perfil a la mink.
Me daba igual que viniera conmigo o no. ¡Era hora de preparar algo! La clave con cualquier comensal era prestar atención a los pequeños detalles, y la zorrita había dado uno enorme. Había declarado abiertamente que prefería la comida fresca poco cocinada, así que la decisión del chef era lógica. Una vez llegué a las cocinas del barco, tomé mi delantal y me lo puse. Tardaría menos de cinco minutos en preparar aquello que tenía en mente...
Y me puse manos a la obra.
Efectivamente, cuatro minutos después salía de nuevo a la cubierta, sonriendo de par en par, haciendo rodar un pequeño mesón con bandeja.
— ¡A comer! —removí la tapa y revelé un hermoso y abundante platillo de sushi fresco— Venga, que es de mala educación rechazar la comida que un chef hace especialmente para uno, Zorrita-chan. La probaré primero yo si aún no confías en mí. De todas formas, si tu teoría de que soy un tonto resulta ser correcta, puede que ni se me haya ocurrido envenenarte —la sonrisa burlona había vuelto.
Caminé y me acerqué a ella con andar desgarbado, hundiendo las manos en los bolsillos del delantal inmaculado y la observé detenidamente.
— ¿Sabes? La verdad empiezo a sentirme un poco cabreado de haber sido engañado por estos malditos contrabandistas —manifesté, ampliando la sonrisa, pareciendo ya un niño pequeño a punto de empezar un juego muy divertido— Así que, si no te importa, cuando hayas terminado de comer, iré a patearles el trasero yo mismo. Hasta los marines necesitan ayuda de vez en cuando, ¿no crees? —al terminar de decir esto, volví a darme la vuelta mirándola de reojo, de muy buen humor.
— Aún tienes pocos argumentos para llamarme delincuente —dije, aunque con mi característica sonrisa burlona en el rostro, a la vez que miraba de reojo a la marine sin voltearme, ya que estaba caminando hacia el interior del navío— ¿No quieres mi comida, dices? Zorrita-chan... aún no nace el ser viviente que me diga eso —mi voz de pronto se había vuelto extremadamente seria, en contraste al tono de cachondeo que había tenido hasta entonces. Mis ojos llamearon con fervor, mirando nuevamente de perfil a la mink.
Me daba igual que viniera conmigo o no. ¡Era hora de preparar algo! La clave con cualquier comensal era prestar atención a los pequeños detalles, y la zorrita había dado uno enorme. Había declarado abiertamente que prefería la comida fresca poco cocinada, así que la decisión del chef era lógica. Una vez llegué a las cocinas del barco, tomé mi delantal y me lo puse. Tardaría menos de cinco minutos en preparar aquello que tenía en mente...
Y me puse manos a la obra.
Efectivamente, cuatro minutos después salía de nuevo a la cubierta, sonriendo de par en par, haciendo rodar un pequeño mesón con bandeja.
— ¡A comer! —removí la tapa y revelé un hermoso y abundante platillo de sushi fresco— Venga, que es de mala educación rechazar la comida que un chef hace especialmente para uno, Zorrita-chan. La probaré primero yo si aún no confías en mí. De todas formas, si tu teoría de que soy un tonto resulta ser correcta, puede que ni se me haya ocurrido envenenarte —la sonrisa burlona había vuelto.
Caminé y me acerqué a ella con andar desgarbado, hundiendo las manos en los bolsillos del delantal inmaculado y la observé detenidamente.
— ¿Sabes? La verdad empiezo a sentirme un poco cabreado de haber sido engañado por estos malditos contrabandistas —manifesté, ampliando la sonrisa, pareciendo ya un niño pequeño a punto de empezar un juego muy divertido— Así que, si no te importa, cuando hayas terminado de comer, iré a patearles el trasero yo mismo. Hasta los marines necesitan ayuda de vez en cuando, ¿no crees? —al terminar de decir esto, volví a darme la vuelta mirándola de reojo, de muy buen humor.
- Spoiler:
Rida Sarwick
Hoja de personaje
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Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Rena Miér Jul 06, 2016 3:31 pm
Siguió en todo momento con su mirada a aquel hombre, entrecerrando esta sólo caminó unos cuantos metros quedando parada al costado de la puerta al ver que él terminaba por entrar a la cocina, no hizo más que esperar en silencio e incluso cruzándose de brazos recargando su espalda con el oído bien atento a lo que llegara a hacer él mantenía el rostro bajo y en un suave meneo de su cola esperaba paciente a que el de cabellos plateados terminara de hacer lo que hacía mas no quería parecer una metiche o algo parecido, al contrario, prefería darle su espacio.
Tras unos minutos escuchó que él se acercaba, saliendo de ahí le esperó afuera viendo atenta lo que él amablemente había preparado y a la vulpina había ofrecido. Entrecerrando su mirada se acercó a él quedando frente a frente, olfateando un poco en silencio siempre mantenía su mirada en la comida pero atendiendo sus palabras, suspiró y al final terminó accediendo tomando uno de aquellos bocadillos por educación ya que como médico no percibía ningún tipo de aroma que le hiciera dudar. Con su mano derecha llevó uno de aquellos roles que parecían tener arroz y sin más lo comenzó a comer. Entrecerró su mirada, su pelaje se esponjó suavemente como si en un humano aquello se tradujera como rubor y meneando un poco su cola degustó con cierta fascinación aquella comida, y tomó otro más y otro más de lo que le ofrecía, sonriendo un poco agradecida - Está bueno. - Susurró bajo tomando otro más, su pelaje ya no podía esponjarse más y como si de una mascota se tratase, mansa mantenía siempre su cola baja ya sin sentir al otro como amenaza.
Escuchándole tras tragar lo último negó suavemente - Deja que la marina haga lo suyo o terminará capturarte, de hecho deberías comenzar a correr de una vez. - Advirtió - Te agradezco la comida, de verdad es muy buena, pero si no te apresuras yo misma te capturaré. - advirtió pasando sus patas delanteras que tenían la función de manos por su pelaje de la cabeza para tratar de calmar aquellos motes de pelo que la delataban - No quiero lastimarte, no te conviene estar aquí. -
Tras unos minutos escuchó que él se acercaba, saliendo de ahí le esperó afuera viendo atenta lo que él amablemente había preparado y a la vulpina había ofrecido. Entrecerrando su mirada se acercó a él quedando frente a frente, olfateando un poco en silencio siempre mantenía su mirada en la comida pero atendiendo sus palabras, suspiró y al final terminó accediendo tomando uno de aquellos bocadillos por educación ya que como médico no percibía ningún tipo de aroma que le hiciera dudar. Con su mano derecha llevó uno de aquellos roles que parecían tener arroz y sin más lo comenzó a comer. Entrecerró su mirada, su pelaje se esponjó suavemente como si en un humano aquello se tradujera como rubor y meneando un poco su cola degustó con cierta fascinación aquella comida, y tomó otro más y otro más de lo que le ofrecía, sonriendo un poco agradecida - Está bueno. - Susurró bajo tomando otro más, su pelaje ya no podía esponjarse más y como si de una mascota se tratase, mansa mantenía siempre su cola baja ya sin sentir al otro como amenaza.
Escuchándole tras tragar lo último negó suavemente - Deja que la marina haga lo suyo o terminará capturarte, de hecho deberías comenzar a correr de una vez. - Advirtió - Te agradezco la comida, de verdad es muy buena, pero si no te apresuras yo misma te capturaré. - advirtió pasando sus patas delanteras que tenían la función de manos por su pelaje de la cabeza para tratar de calmar aquellos motes de pelo que la delataban - No quiero lastimarte, no te conviene estar aquí. -
Rena
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Creado por Rida Sarwick Miér Jul 06, 2016 8:09 pm
A simple vista se podía apreciar lo que opinaba la mink sobre el platillo que le había preparado. Como siempre, mis dotes culinarias estaban a la altura. La sonrisa en mi rostro se volvió más prominente. Todo chef disfrutaba de ver a los demás deleitándose con su comida. La chica terminó por sonreír y admitir que lo que comía estaba bueno. Lo que fue mejor, no se andó con reservas, cogió otro bocadillo y bajó la guardia.
— Claro que está bueno, lo hice yo, pero gracias por decirlo, Zorrita-chan —respondí con un gesto bastante cariñoso.
Mi intención genuina era ayudar a los marines a capturar a aquellos contrabandistas con los que había viajado. Era un hombre muy impulsivo, que funcionaba por instinto, y si me daba la gana hacer algo lo hacía y luego me preocupaba por las consecuencias que hubiera generado. Sin embargo, aquella mink me advirtió que no me cruzara en medio de la Marina, o acabaría tras las rejas, y probablemente tuviera razón. La mink podía aparentar ser algo inocente, pero tenía fuertes principios inculcados por su facción para actuar de esa manera, tan correcta y taimada, y a la vez con buen corazón, tanto como para dejarme ir al ver que no era peligroso, ni mala persona como tal. Aprecié ese gesto.
— ¿Me capturarás tu misma? Jo, y yo que pensaba que ya éramos amigos y todo —dije, colocando los brazos tras la nuca y mirándola muy divertido, con mi sonrisa burlona estampada en la cara— Qué se le va a hacer, creo que te haré caso y escurriré el bulto, solo porque realmente no quiero tener que pelear contigo. Pero antes... —extraje una moneda de 1 Berrie del bolsillo de los pantalones— Finalicemos nuestro espontáneo encuentro con una inofensiva apuesta. Si sale cara, me tendrás que decir tu nombre, Zorrita-chan, y si sale cruz yo tendré que decirte el mío, ¿a que es una gran idea? Lista o no, allá voy —todo eso lo dije tan rápido que no dejé chance a que ella dijera nada más antes de aventar la moneda con el pulgar.
Aquella moneda ascendió, girando y girando, antes de empezar a descender...
— Claro que está bueno, lo hice yo, pero gracias por decirlo, Zorrita-chan —respondí con un gesto bastante cariñoso.
Mi intención genuina era ayudar a los marines a capturar a aquellos contrabandistas con los que había viajado. Era un hombre muy impulsivo, que funcionaba por instinto, y si me daba la gana hacer algo lo hacía y luego me preocupaba por las consecuencias que hubiera generado. Sin embargo, aquella mink me advirtió que no me cruzara en medio de la Marina, o acabaría tras las rejas, y probablemente tuviera razón. La mink podía aparentar ser algo inocente, pero tenía fuertes principios inculcados por su facción para actuar de esa manera, tan correcta y taimada, y a la vez con buen corazón, tanto como para dejarme ir al ver que no era peligroso, ni mala persona como tal. Aprecié ese gesto.
— ¿Me capturarás tu misma? Jo, y yo que pensaba que ya éramos amigos y todo —dije, colocando los brazos tras la nuca y mirándola muy divertido, con mi sonrisa burlona estampada en la cara— Qué se le va a hacer, creo que te haré caso y escurriré el bulto, solo porque realmente no quiero tener que pelear contigo. Pero antes... —extraje una moneda de 1 Berrie del bolsillo de los pantalones— Finalicemos nuestro espontáneo encuentro con una inofensiva apuesta. Si sale cara, me tendrás que decir tu nombre, Zorrita-chan, y si sale cruz yo tendré que decirte el mío, ¿a que es una gran idea? Lista o no, allá voy —todo eso lo dije tan rápido que no dejé chance a que ella dijera nada más antes de aventar la moneda con el pulgar.
Aquella moneda ascendió, girando y girando, antes de empezar a descender...
Rida Sarwick
Hoja de personaje
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Creado por Rena Vie Jul 08, 2016 1:35 am
Apenas si terminó de comer todo lo que el de pelos plata le había ofrecido y tras decir aquella advertencia terminó de peinar su pelaje, incluso tomó su cola con la pata delantera derecha y con la izquierda lentamente peinaba para aplacar su rebelde pelo, levantando nuevamente sus orejas ante la negativa de él y sólo suspiró. - Ustedes los humanos creen que se puede ser amigo apenas se le conoce, están mal, eso no es así. - Renegó suave más no hizo de aquel vaso de agua una súbita tormenta. - Entonces vete ya. - Respondió más, sus últimas palabras le hicieron pensar que algo más vendría y así fue pero ¿Una apuesta? Odiaba eso, siempre perdía, cualquiera que la conociera podría decir que había nacido bajo la estrella de la mala suerte.
Ni se inmutó en aceptar la apuesta pues este ni tiempo le había dado de hacerlo, levantó su cabeza y con ella su hocico dejando ver la pequeña boca que se escondía bajo este, abriendo un poco se podían notar sus finos pero tiernos colmillos algo que quizá desentonaría con la joven mink. - No, no es una gran idea. - Musitó apenas vio caer la moneda y, efectivamente… Ella había perdido. Resignada sólo mantenía su ceño fruncido, su oreja derecha gacha y algo de molestia que ya se volvía costumbre al perder. - Me llamo Rena. - Susurró retrocediendo un par de pasos dándole la espalda para comenzar a caminar - Y si vuelvo en cinco minutos y no te has largado te capturaré. - Musitó a modo de ultimátum dando un salto que la llevaría a la barandilla del barco, poniéndose en cuclillas dispuesta a dar otro salto más grande se giró un poco para verle por última vez. - Y gracias por la comida, humano. - Realmente no le interesaba saber el nombre de aquel ser, si llegaba a decirlo sería bien recordado, si no… Bueno… algún día quizá se volverían a encontrar, terminó por irse del lugar y sí, cumpliría su advertencia al pie de la letra si él no se largaba.
Ni se inmutó en aceptar la apuesta pues este ni tiempo le había dado de hacerlo, levantó su cabeza y con ella su hocico dejando ver la pequeña boca que se escondía bajo este, abriendo un poco se podían notar sus finos pero tiernos colmillos algo que quizá desentonaría con la joven mink. - No, no es una gran idea. - Musitó apenas vio caer la moneda y, efectivamente… Ella había perdido. Resignada sólo mantenía su ceño fruncido, su oreja derecha gacha y algo de molestia que ya se volvía costumbre al perder. - Me llamo Rena. - Susurró retrocediendo un par de pasos dándole la espalda para comenzar a caminar - Y si vuelvo en cinco minutos y no te has largado te capturaré. - Musitó a modo de ultimátum dando un salto que la llevaría a la barandilla del barco, poniéndose en cuclillas dispuesta a dar otro salto más grande se giró un poco para verle por última vez. - Y gracias por la comida, humano. - Realmente no le interesaba saber el nombre de aquel ser, si llegaba a decirlo sería bien recordado, si no… Bueno… algún día quizá se volverían a encontrar, terminó por irse del lugar y sí, cumpliría su advertencia al pie de la letra si él no se largaba.
Rena
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