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Censo
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Creado por Shintai Jue Dic 10, 2015 12:49 am
- Música de ambiente:
Un día de tormenta, donde sólo resplandecían los rayos que de vez en cuando se dejaban caer sobre el suelo, atraídos por su magnetismo natural. La lluvia, incesante, se podía escuchar por toda la isla y si hubiera sido lo suficientemente alto o hubiera podido alejarse de la misma, vería cómo una gran nube la estaba cubriendo casi por completo; por encima del árbol no parecía caer ni una sola gota, pero la nube tampoco podía llegar tan lejos cargada de aquél preciado elemento. Unos rápidos y estruendosos pasos no hicieron que los pájaros, ocultos de la misma lluvia de la que el gigante quería escapar, alzaran el vuelo como habitualmente lo hacían. Los animales, en muchos aspectos, eran mejores que las personas, al menos en cuanto a supervivencia se refiere.
No tenía un lugar al que refugiarse, pues si tamaño le impedía resguardarse en uno de aquellos árboles, más pequeños que él Mediría sobre los ocho metros y el gigante lo sobrepasaba con creces. Así que su única salida era correr hacia delante como si fuera a encontrar algún lugar de su tamaño. Y aunque no era probable, al menos no estaría quieto mientras se calaba hasta los huesos. Sin darle cuenta estaba justo delante del gigantesco árbol; ya no había más lugares por donde buscar, ni tampoco podía continuar recto. Pero se dio cuenta de una cosa: no podía seguir hacia delante, pero el agua, por aquella parte, no caía. Tal vez una rama del árbol impedía que el agua penetrara hacia el suelo o bien el viento hacía que golpeara la otra parte del árbol. Como fuera, pensó que no encontraría un lugar mejor y se sentó allí.
Su ropa, más jirones que otra cosa, sin armas y sin ningún tipo de calzado, le daba un aspecto de naufrago, pero eso era realmente lo que, por el momento, había sido. Las grandes desgracias le pasan a la gente grande, suponía. Pero no todo había sido malo; había aprendido algunas cosas, no demasiado útiles en el mundo civilizado, pero que le habían ayudado a mantenerse con vida en aquella isla apartada y dejada de la mano de dios. Quería irse de allí lo más rápido posible, aunque no se estaba del todo mal. No es que añorara la compañía de las personas, ni tan siquiera de los de su propia especie. Era difícil de explicar, como una mezcla de aburrimiento, resentimiento, odio y cansancio de estar allí.
Comenzó a hacer marcar en el suelo con el dedo de su diestra; zanjas en el suelo a su derecha, como pasar el rato. Cada diez minutos, o al menos lo que él entendía como diez minutos, hacía una nueva marca. Miraba al horizonte sin ver demasiado, pues los árboles, ahora, le llegaban a la altura de la cara. Por suerte, en un rodal de, al menos, veinte metros no habían árboles y podía ver de forma limitada lo que le rodeaba. Ya llevaba tres zanjas, lo que suponía que eran treinta minutos esperando a que terminara aquella incesante lluvia. O tal vez sólo habían pasado tres minutos. O el aburrimiento había hecho demasiada mella en él y no había pasado ni uno. Como fuera, era simple entretenimiento.
No tenía un lugar al que refugiarse, pues si tamaño le impedía resguardarse en uno de aquellos árboles, más pequeños que él Mediría sobre los ocho metros y el gigante lo sobrepasaba con creces. Así que su única salida era correr hacia delante como si fuera a encontrar algún lugar de su tamaño. Y aunque no era probable, al menos no estaría quieto mientras se calaba hasta los huesos. Sin darle cuenta estaba justo delante del gigantesco árbol; ya no había más lugares por donde buscar, ni tampoco podía continuar recto. Pero se dio cuenta de una cosa: no podía seguir hacia delante, pero el agua, por aquella parte, no caía. Tal vez una rama del árbol impedía que el agua penetrara hacia el suelo o bien el viento hacía que golpeara la otra parte del árbol. Como fuera, pensó que no encontraría un lugar mejor y se sentó allí.
Su ropa, más jirones que otra cosa, sin armas y sin ningún tipo de calzado, le daba un aspecto de naufrago, pero eso era realmente lo que, por el momento, había sido. Las grandes desgracias le pasan a la gente grande, suponía. Pero no todo había sido malo; había aprendido algunas cosas, no demasiado útiles en el mundo civilizado, pero que le habían ayudado a mantenerse con vida en aquella isla apartada y dejada de la mano de dios. Quería irse de allí lo más rápido posible, aunque no se estaba del todo mal. No es que añorara la compañía de las personas, ni tan siquiera de los de su propia especie. Era difícil de explicar, como una mezcla de aburrimiento, resentimiento, odio y cansancio de estar allí.
Comenzó a hacer marcar en el suelo con el dedo de su diestra; zanjas en el suelo a su derecha, como pasar el rato. Cada diez minutos, o al menos lo que él entendía como diez minutos, hacía una nueva marca. Miraba al horizonte sin ver demasiado, pues los árboles, ahora, le llegaban a la altura de la cara. Por suerte, en un rodal de, al menos, veinte metros no habían árboles y podía ver de forma limitada lo que le rodeaba. Ya llevaba tres zanjas, lo que suponía que eran treinta minutos esperando a que terminara aquella incesante lluvia. O tal vez sólo habían pasado tres minutos. O el aburrimiento había hecho demasiada mella en él y no había pasado ni uno. Como fuera, era simple entretenimiento.
- Ambientación sobre la cronología de Shintai:
- Está ambientado un día antes de la partida de Torino, según mi historia. Por tanto, todavía no soy de la Marina ni sé prácticamente nada de cómo se ha desarrollado el mundo en los últimos años. Para más información, consultad mi ficha.
Shintai
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Evan Stadler Jue Dic 10, 2015 6:41 pm
Ya hacia unos dias que me habia quedado sin provisiones, todas las que consegui robar de la anterior isla se habian terminado por completo, aquello se habia convertido en un auentico problema, pues estaba claro que sin comida no podria llegar mucho mas lejos, debia de encontrar algo de comer cuanto antes, pero la cosa no seria tan sencilla, debia de llegar a encontrar primeramente una isla, pues en estos momentos me encontraba en el interior de mi navio, habia estado navegando por dias y sin mas no habia podido encontrar nada de nada con lo que poder llegar a tener para que pudiese mantenerme un tiempo mas, pero no hubo suerte, y las cosas se estaban poniendo realmente feas, por lo que no me quedo mas remedio que tener que buscar una isla para desembarcar y recoger mas viveres con los que poder continuar el viaje sin problema alguno, ya que desde luego no sabria a ciencia cierta cuanto tiempo me quedaria y esperaba que no fuese a quedarme poco y que tuviese el suficiente como para poder llegar a encontrar la siguiente isla, pues una tormenta se estaba formando y no tenia mucha pinta de que fuese a minorar, por lo que despues de todo tambien correria el peligro de que encayara o me hundiese en el fondo del mar
Finalmente gracias a la diosa fortuna, encontre una isla en la que poder desembarcar. Como pude eche el ancla, pero estuvo relativamente dificil el poder atracar en el puerto de aquel lugar con la que estaba cayendo, pero gracias a dios pude llegar a conseguirlo sin problema alguno. El viento soplaba con fuerza, por lo que me puse mi capucha blanca para taparme de aquel viento y de paso evitar coger un resfriado, por si las moscas nada mas, y despues de todo eso intentar encontrar un sitio donde hubiese comida. De lo fuerte que era la lluvia no podia ver nada de nada por los alrededores, era algo que la verdad resultaba un problema, a duras penas habia podido leer el cartel de entrada en la isla, creo que por lo que se ve era el Reino de Torino, o algo asi me resulto leer. Intentaba buscar algun establecimiento en el que resguardarme de la lluvia pero todos estaban cerrados, la gente ya se habia puesto a salvo y no tenian las intenciones de abrir las puertas para que alguien mas entrase a ponerse a salvo con ellos Mierda... debo de buscar un lugar donde ponerme a salvo... Dije mientras corria en la primera direccion que escogi para intentar encontrar un sitio donde ponerme a salvo
Mis pasos me terminaron por llevar hasta lo que parecia ser un gigantesco arbol, aquello llegaba a ser algo que pocas veces se podia llegar a ver, resultaba algo imponente pero que a la vez de todo aquello era algo bastante beneficioso pues seria el lugar ideal para resguardarme. Comence a escalar por todo aquel gran arbol con la intencion de alcanzar una de las ramas tan enormes que tenia y de ese modo poder alcanzar a ponerme a salvo de aquella pedazo de tormenta que estaba cayendo, habia tenido mucha suerte, pues ahora mismo simplemente tendria que limitarme a esperar a que todo pasara. Una vez estuve sobre una de las ramas mas altas que se encontraban sobre auel arbol, comence a moverme por las que habian a su alrededor para buscar si aquel arbol daba frutos. Fue mi sorpresa el encontrarme con algo bastante mas grande que un simple fruto, habia un hombre o mas bien un gigante, era un humano de dimensiones deproporcionadas, aquellas personas que llegaban a medir el doble o el cuadruple que un humano normal, siempre escuche historias, pero nunca vi uno real ¿Que haria aqui? Su ropa estaba hecha jirones, parecia que el tambien habia sufrido la tormenta igual que yo Vaya, ¿Que haces tu aqui solo grandullon? Pregunte de forma directa a aquel gigante, la verdad es que despues de aquello me fije de que habia estado haciendo unos surcos en la tierra, cosa que me llamo bastante la atencion pues era una clara señal de que se habia estado aburriendo mucho desde que habia llegado aqui, solamente esperaba que fuese amigable y que no se pusiera de un modo agresivo, de lo contrario no me apeteceria enzarzarme en una batalla y menos contra un giganton
Finalmente gracias a la diosa fortuna, encontre una isla en la que poder desembarcar. Como pude eche el ancla, pero estuvo relativamente dificil el poder atracar en el puerto de aquel lugar con la que estaba cayendo, pero gracias a dios pude llegar a conseguirlo sin problema alguno. El viento soplaba con fuerza, por lo que me puse mi capucha blanca para taparme de aquel viento y de paso evitar coger un resfriado, por si las moscas nada mas, y despues de todo eso intentar encontrar un sitio donde hubiese comida. De lo fuerte que era la lluvia no podia ver nada de nada por los alrededores, era algo que la verdad resultaba un problema, a duras penas habia podido leer el cartel de entrada en la isla, creo que por lo que se ve era el Reino de Torino, o algo asi me resulto leer. Intentaba buscar algun establecimiento en el que resguardarme de la lluvia pero todos estaban cerrados, la gente ya se habia puesto a salvo y no tenian las intenciones de abrir las puertas para que alguien mas entrase a ponerse a salvo con ellos Mierda... debo de buscar un lugar donde ponerme a salvo... Dije mientras corria en la primera direccion que escogi para intentar encontrar un sitio donde ponerme a salvo
Mis pasos me terminaron por llevar hasta lo que parecia ser un gigantesco arbol, aquello llegaba a ser algo que pocas veces se podia llegar a ver, resultaba algo imponente pero que a la vez de todo aquello era algo bastante beneficioso pues seria el lugar ideal para resguardarme. Comence a escalar por todo aquel gran arbol con la intencion de alcanzar una de las ramas tan enormes que tenia y de ese modo poder alcanzar a ponerme a salvo de aquella pedazo de tormenta que estaba cayendo, habia tenido mucha suerte, pues ahora mismo simplemente tendria que limitarme a esperar a que todo pasara. Una vez estuve sobre una de las ramas mas altas que se encontraban sobre auel arbol, comence a moverme por las que habian a su alrededor para buscar si aquel arbol daba frutos. Fue mi sorpresa el encontrarme con algo bastante mas grande que un simple fruto, habia un hombre o mas bien un gigante, era un humano de dimensiones deproporcionadas, aquellas personas que llegaban a medir el doble o el cuadruple que un humano normal, siempre escuche historias, pero nunca vi uno real ¿Que haria aqui? Su ropa estaba hecha jirones, parecia que el tambien habia sufrido la tormenta igual que yo Vaya, ¿Que haces tu aqui solo grandullon? Pregunte de forma directa a aquel gigante, la verdad es que despues de aquello me fije de que habia estado haciendo unos surcos en la tierra, cosa que me llamo bastante la atencion pues era una clara señal de que se habia estado aburriendo mucho desde que habia llegado aqui, solamente esperaba que fuese amigable y que no se pusiera de un modo agresivo, de lo contrario no me apeteceria enzarzarme en una batalla y menos contra un giganton
Evan Stadler
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Shintai Dom Dic 13, 2015 3:17 am
Shintai seguía haciendo círculos en la tierra, mirando cómo las gotas de agua caían sin cesar en la superficie terrestre mientras él seguía mirando hacia un vacío que sólo el gigante parecía ver. El sonido de las gotas se le había metido ya en cabeza y parecía que comenzaba a dolerle y chirriarle incluso el más mínimo goteo. Menos mal que no sentía la llamada de la naturaleza, porque ya se sabe lo que dicen sobre "echar un meo" y escuchar el sonido del agua. Tan ensimismado estaba con aquello que no paró en la pequeña figura que se acercaba hacia él buscando refugio en aquella enorme rama de árbol. En realidad no fue hasta que el recién llegado habló que no cayó en la cuenta de que se encontraba a su lado; a saber cuántos minutos había estado allí ya.
Cuando aquél humano le habló, giró su cabeza y al no ver nada a los lados, instintivamente la agachó, pudiendo ver a otra persona que, como él, se había calado hasta los huesos. Siempre con aquella tétrica sonrisa y esos ojos fijos en el cuerpo de la persona, no hacían más que darle un aspecto todavía más amenazante, si cabe. — Esperar que pare la lluvia — comentó tranquilamente, como si ambos supieran ya la respuesta que iba a dar. No era muy dado al sacarnos, ni tan siquiera llegaba a entenderlo bien. Tal vez fuera por pasar tanto tiempo solo o bien, desde un principio, no podía entenderlo. Aún así, quería mantener cierta conversación con el nuevo: no siempre se podía hablar con alguien en esa isla. Además, tenía que matar el tiempo hasta que la lluvia amainara.
— ¿Cómo has llegado hasta aquí, pequeño? — la pregunta no estuvo bien formulada del todo pero, ¿cuánto tiempo había pasado desde que pudo entablar una conversación? ¿Meses? ¿Años? Había perdido muchas de sus facultades sociales y con ella, de forma parcial, el habla. Imitó en cierta manera la forma de dirigirse al otro que el de pequeña estatura había usado para referirse al gigante, por lo que no esperaba que le molestar en absoluto y si lo hacía, bueno... Ya se apañaría como pudiera. Aun así esperaba que el pequeño ser mantuviera cierta conversación con él. Todavía tardaría en despejarse el cielo y dejar el camino libre sin que pillaran una pulmonía en el intento, bien lo sabía él.
Cuando aquél humano le habló, giró su cabeza y al no ver nada a los lados, instintivamente la agachó, pudiendo ver a otra persona que, como él, se había calado hasta los huesos. Siempre con aquella tétrica sonrisa y esos ojos fijos en el cuerpo de la persona, no hacían más que darle un aspecto todavía más amenazante, si cabe. — Esperar que pare la lluvia — comentó tranquilamente, como si ambos supieran ya la respuesta que iba a dar. No era muy dado al sacarnos, ni tan siquiera llegaba a entenderlo bien. Tal vez fuera por pasar tanto tiempo solo o bien, desde un principio, no podía entenderlo. Aún así, quería mantener cierta conversación con el nuevo: no siempre se podía hablar con alguien en esa isla. Además, tenía que matar el tiempo hasta que la lluvia amainara.
— ¿Cómo has llegado hasta aquí, pequeño? — la pregunta no estuvo bien formulada del todo pero, ¿cuánto tiempo había pasado desde que pudo entablar una conversación? ¿Meses? ¿Años? Había perdido muchas de sus facultades sociales y con ella, de forma parcial, el habla. Imitó en cierta manera la forma de dirigirse al otro que el de pequeña estatura había usado para referirse al gigante, por lo que no esperaba que le molestar en absoluto y si lo hacía, bueno... Ya se apañaría como pudiera. Aun así esperaba que el pequeño ser mantuviera cierta conversación con él. Todavía tardaría en despejarse el cielo y dejar el camino libre sin que pillaran una pulmonía en el intento, bien lo sabía él.
Shintai
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Evan Stadler Lun Dic 14, 2015 5:39 am
Aquella lluvia que estaba cayendo sobre la isla del reino torino, el lugar donde me encontraba, era una lluvia de alivio, pues el agua que caia habia comenzado a formar pequeño riachuelos por las calles de la isla, algo que no seria muy beneficioso para los habitantes de esta isla siempre y cuando tuviesemos en cuenta de que corrian el peligro de que con una lluvia asi podria inhundarse toda la zona residencial y no poder llegar a salir de alli, almenos no con vida. Pero por ese mismo motivo fue por el que me movi hasta otro lado de la isla, ademas de que nadie abria la puerta para poder resguardarme, ahora mismo en plena naturaleza tampoco seria algo tan peligroso como estar en una casa en la cual podria entrar el agua por cualquier lado y comenzar a hacer un tremendo estropicio en el interior, aqui por lo menos estaria a salvo de ese tipo de catastrofes, aunque tampoco me salvaba de tener que sufrir la desgracia de pillar un resfriado o algo por el estilo con la humedad que estaba habiendo en el exterior
El arbol en el que me habia subido habia resultado bastante beneficioso para poder encontrar un sitio donde resguardarme, ademas de que como dije anteriormente, si se formaba algun rio de agua con la lluvia, este arbol resultaria de lo mas resistente para evitar ser arrastrado. Pero no fue lo unico curioso en toda aquella situacion, pues estaba claro que alli no estaba solo, dado que cuando me percate de la presencia de una persona de alli, que tambien se estaba resguardando de la lluvia, pude darme cuenta de quien se estaba resguardando alli era un gigante, una criatura (o almenos asi era como lo llamaba yo) que pocas veces se habian podido llegar a ver, almenos a mi parecer no era muy normal el tener que visualizar algo como aquello, pero la verdad es que el que comenzase a entablar una conversacion con aquel giganton fue algo que me llamo bastante la atencion, pues me picaba la curiosidad el poder llegar a saber como era que se habia metido en un follon como este acabando resguardado debajo de un arbol de este calibre
A primera vista resultaba bastante sociable, cuando le pregunte que estaba haciendo alli me respondio lo obvio, que al igual que yo estaba esperando a que se parase la lluvia, aunque para matar el rato aquel gigante estaba formando circulos en el suelo con sus enormes dedos para no aburrirse y estar entretenido mientras aquel chubasco estaba cayendo por todo el lugar donde nos encontrabamos. Lo siguiente que aquel gigante pregunto es que como habia llegado hasta aqui, la verdad es que primeramente no dije nada, simplemente se tumbe en la rama del arbol, la cual era de una longitud y extension bastante amplia, lo cual me hizo llegar a adquirir una postura bastante comoda para situarme alli, lo que me hizo que me llevase ambas manos a apoyarse por debajo de mi nuca y mis piernas cruzadas Simplemente soy un viajero que se quedo sin provisiones, estaba callendo toda esta lluvia y decidi atracar en esta isla para evitar terminar en la deriba ¿Y tu? ¿Como has llegado hasta aqui? Decia mientras sacaba de uno de mis bolsillos de la chaqueta una petaca para darle un trago mientras le miraba de reojo aun estando tumbado en aquella rama, esperando una respuesta por parte de aquel gigante, seguro que seria algo interesante lo que le llevo hasta aqui
El arbol en el que me habia subido habia resultado bastante beneficioso para poder encontrar un sitio donde resguardarme, ademas de que como dije anteriormente, si se formaba algun rio de agua con la lluvia, este arbol resultaria de lo mas resistente para evitar ser arrastrado. Pero no fue lo unico curioso en toda aquella situacion, pues estaba claro que alli no estaba solo, dado que cuando me percate de la presencia de una persona de alli, que tambien se estaba resguardando de la lluvia, pude darme cuenta de quien se estaba resguardando alli era un gigante, una criatura (o almenos asi era como lo llamaba yo) que pocas veces se habian podido llegar a ver, almenos a mi parecer no era muy normal el tener que visualizar algo como aquello, pero la verdad es que el que comenzase a entablar una conversacion con aquel giganton fue algo que me llamo bastante la atencion, pues me picaba la curiosidad el poder llegar a saber como era que se habia metido en un follon como este acabando resguardado debajo de un arbol de este calibre
A primera vista resultaba bastante sociable, cuando le pregunte que estaba haciendo alli me respondio lo obvio, que al igual que yo estaba esperando a que se parase la lluvia, aunque para matar el rato aquel gigante estaba formando circulos en el suelo con sus enormes dedos para no aburrirse y estar entretenido mientras aquel chubasco estaba cayendo por todo el lugar donde nos encontrabamos. Lo siguiente que aquel gigante pregunto es que como habia llegado hasta aqui, la verdad es que primeramente no dije nada, simplemente se tumbe en la rama del arbol, la cual era de una longitud y extension bastante amplia, lo cual me hizo llegar a adquirir una postura bastante comoda para situarme alli, lo que me hizo que me llevase ambas manos a apoyarse por debajo de mi nuca y mis piernas cruzadas Simplemente soy un viajero que se quedo sin provisiones, estaba callendo toda esta lluvia y decidi atracar en esta isla para evitar terminar en la deriba ¿Y tu? ¿Como has llegado hasta aqui? Decia mientras sacaba de uno de mis bolsillos de la chaqueta una petaca para darle un trago mientras le miraba de reojo aun estando tumbado en aquella rama, esperando una respuesta por parte de aquel gigante, seguro que seria algo interesante lo que le llevo hasta aqui
Evan Stadler
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