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Censo
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Creado por Death Vie Ago 26, 2016 9:42 pm
Iba caminando por la calle, llevaba más de 1 hora en este negocio. Mantenía las manos dentro de mi capa, siendo que cada cierto tiempo, cuando una presa interesante aparecía. Yo me acercaba para luego de manera delicada meter mi mano en su bolsillo, para así sacar lo que tuviesen en ellos. La primera vez que tuve que "rebajarme" a esto, tenía la mitad de mi edad. Aun así, era bastante torpe. Me atraparon más de lo que puedo recordar y en diferentes ocasiones me dieron una paliza para que aprendiera a respetar la "ley". Pero ¿Que es la ley? La última vez que vi, se llamaba Gobierno Mundial. Ellos ponían las pautas del juego, siendo que los más beneficiados podían ignorarlas. Me parecía hipócrita que actualmente un Pirata común fuera cazado y perseguido como una plaga mientras que esos "Oukas" se sentaban en tronos de plata con collares de piedras preciosas. Para ser una sociedad que odia a los piratas, parece que se hacen de la vista gorda cuando les conviene.
Mi cabeza giraba de izquierda a derecha, como un ave buscando una presa. Las personas estaban bastante apretadas en esta zona, siendo que era un distrito comercial. A menudo me sorprendía lo descuidados que podían llegar a ser los civiles. Pero no me pasaba seguido el poder disfrutar de este tipo de oportunidades. Por ahora tenía en mis bolsillos unas cuantas joyas. Desde pulseras a relojes de clase. Normalmente prefería someterme a otro tipo de actividades delictivas. Un asalto común no iba con mi estilo, siendo que yo prefería algo un poco más sutil y elegante, además de añadirle algo de romanticismo. "Con la luna llena en el cielo y yo entrando sigilosamente por una ventana..." La idea dibujo una sonrisa en mi rostro, siendo que no podía verse por mi mascara.
Un hombre choco conmigo, provocando que girará mi rostro con velocidad. Moví mi mano derecha para capturarle por la muñeca, sosteniendo con fuerza. El ladrón, dado que me quito lo que con esfuerzo yo robe primero, se tensó como un árbol sorprendido que me diera cuenta. Uno no podía vivir en este tipo de negocios sin aprender a no perder el dinero. Comencé a apretar más y más, haciendo que se arrodillara ante el dolor. Su rostro de desesperación me provocaba algo de placer, siendo que era el más vivo testimonio que reconocía mi superioridad. Moviendo mi mano derecha, para acomodarle use mi zurda para golpearlo en su rostro. Repetí la acción varias veces, siendo que después de la sexta su cara chorreaba sangre... Era un debilucho. Casi no me provocaba placer el golpearlo. Casi. Pero necesitaba aprender una lección.
Moví mis manos para recuperar lo que me había robado, para seguir mi camino. Escuche detrás de mi un grito. - ¡Es un ladrón! - El hombre casi desformado por la paliza que le propine, hizo una exclamación verdadera, pero un tanto descarada, si podía acotarlo. Era obvio que un ladrón no podía acusar a otro del mismo crimen. Además de debilucho, era un cobarde. La gente inicialmente exigía mi captura, pero tras mover mis manos, exponiendo mi chaqueta. Se pudo apreciar que yo no tenía el físico de un ladrón cualquiera. Caminaba lentamente hacia mi "oponente" mientras que los dedos de mi zurda se movían alegremente. Estaban ansiosos de golpearle una vez más... Y rodeado de hombres y mujeres tan patéticos que no tenían el valor para desafiarme, parecía que me iba a salir con la mía...
Mi cabeza giraba de izquierda a derecha, como un ave buscando una presa. Las personas estaban bastante apretadas en esta zona, siendo que era un distrito comercial. A menudo me sorprendía lo descuidados que podían llegar a ser los civiles. Pero no me pasaba seguido el poder disfrutar de este tipo de oportunidades. Por ahora tenía en mis bolsillos unas cuantas joyas. Desde pulseras a relojes de clase. Normalmente prefería someterme a otro tipo de actividades delictivas. Un asalto común no iba con mi estilo, siendo que yo prefería algo un poco más sutil y elegante, además de añadirle algo de romanticismo. "Con la luna llena en el cielo y yo entrando sigilosamente por una ventana..." La idea dibujo una sonrisa en mi rostro, siendo que no podía verse por mi mascara.
Un hombre choco conmigo, provocando que girará mi rostro con velocidad. Moví mi mano derecha para capturarle por la muñeca, sosteniendo con fuerza. El ladrón, dado que me quito lo que con esfuerzo yo robe primero, se tensó como un árbol sorprendido que me diera cuenta. Uno no podía vivir en este tipo de negocios sin aprender a no perder el dinero. Comencé a apretar más y más, haciendo que se arrodillara ante el dolor. Su rostro de desesperación me provocaba algo de placer, siendo que era el más vivo testimonio que reconocía mi superioridad. Moviendo mi mano derecha, para acomodarle use mi zurda para golpearlo en su rostro. Repetí la acción varias veces, siendo que después de la sexta su cara chorreaba sangre... Era un debilucho. Casi no me provocaba placer el golpearlo. Casi. Pero necesitaba aprender una lección.
Moví mis manos para recuperar lo que me había robado, para seguir mi camino. Escuche detrás de mi un grito. - ¡Es un ladrón! - El hombre casi desformado por la paliza que le propine, hizo una exclamación verdadera, pero un tanto descarada, si podía acotarlo. Era obvio que un ladrón no podía acusar a otro del mismo crimen. Además de debilucho, era un cobarde. La gente inicialmente exigía mi captura, pero tras mover mis manos, exponiendo mi chaqueta. Se pudo apreciar que yo no tenía el físico de un ladrón cualquiera. Caminaba lentamente hacia mi "oponente" mientras que los dedos de mi zurda se movían alegremente. Estaban ansiosos de golpearle una vez más... Y rodeado de hombres y mujeres tan patéticos que no tenían el valor para desafiarme, parecía que me iba a salir con la mía...
Death
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Übel Blatt Vie Ago 26, 2016 10:13 pm
El mar que le había visto nacer y le había hecho recorrer muchos años sin rumbo en barcos mercantiles de cualquier ruta, uso y mercadería le había llevado a la famoso e importante reino de la isla de Lvneel. Las maravillas del lugar eran fascinantes para la infantil y pequeña mentalidad impresionable con los mágicos colores de la ciudad. El rubio había sido siempre un chico que prefería el bosque y la ruralidad. Sus ojos rojos escrutaban por todo el lugar, donde pisaba. Los mercaderes, las juventud, los marineros, alguno que otro noble, no tendría idea que lo eran, ignoraba muchos aspectos que componían la vida un la sociedad moderna y culta.
El pequeño espadachín vestía su característica capucha café bajo la que ocultaba sus armas además de su perfecta y rubia trenza que tanto quería. Deambulaba por la zona comercial donde atraído por los llamados de las ofertas y el cúmulo de gente, pese a que era renuente de acercarse no lo pudo evitar. Su expresión de fascinación lo delataba. Los mostradores, las joyas casi tan brillantes como su querida espada Ascherit, eran esas actitudes y necesidades del humano que no alcanzaba a comprender pese a que su edad superaba los 20 años su mentalidad era la del niño más asalvajado, típico de los que pueden verse en los alrededores de las zonas donde una casa o granja se encuentra bajo un radio de separación del vecino más cercano.
Mientras caminaba de esa forma tan aleatoria y oculto por el gorro morrón que componía parte de su vestimenta, su estatura mínima era aún más apropiada para pasar como cualquier otro. En ese momento observaría a dos adultos en medio de una trifulca no había alcanzado a ver bien la situación, solo que uno evidentemente era el perdedor, pero todo se esclarecería cuando alguien de la multitud invocaría la palabra que le evocaba recuerdos non gratos como los serían el acusamiento de ladrón sobre uno de esos tipos. El pasado que recaía en manos de los criminales sobre su familia y sobre los ancianos que le continuaron educaron luego de su transformación al ente cibernetico que es ahora, el odio puro hacía cualquier tipo de criminales y su imposición de la propia justicia era lo único en lo que podía pensar. "Por mi espada pagaran siempre". El brillo rojo se encendería, no pretendía dejar una situación como esa al aire libre.
Se abalanzaría completamente desbocado contra el tipo revoltoso que aparentaba ser tan cobarde como para no alcanzar a dar la cara. Übel no lo podía evitar, su ira era incontenible. Sacaba de su espada a Ascherit y le decía al causante de todo problema, con su voz firme y cargada de seriedad, de sangre y fuego -¡Alto bastardo!- le señalaba con su espada más grande y en la derecha mientras posaba la más pequeña en la izquierda. No dudaba ni un momento en poder acabar con el, siempre lograba detener a todos los imbéciles que se aprovechaban de su fuerza. Übel solo pensaba en que por la fuerza su fuerza se refuerza, ese era el epilogo de ese momento, en el que tenía que poner de nuevo orden a la situación e impedir más violencia que no fuese del lado de la justicia.
El pequeño espadachín vestía su característica capucha café bajo la que ocultaba sus armas además de su perfecta y rubia trenza que tanto quería. Deambulaba por la zona comercial donde atraído por los llamados de las ofertas y el cúmulo de gente, pese a que era renuente de acercarse no lo pudo evitar. Su expresión de fascinación lo delataba. Los mostradores, las joyas casi tan brillantes como su querida espada Ascherit, eran esas actitudes y necesidades del humano que no alcanzaba a comprender pese a que su edad superaba los 20 años su mentalidad era la del niño más asalvajado, típico de los que pueden verse en los alrededores de las zonas donde una casa o granja se encuentra bajo un radio de separación del vecino más cercano.
Mientras caminaba de esa forma tan aleatoria y oculto por el gorro morrón que componía parte de su vestimenta, su estatura mínima era aún más apropiada para pasar como cualquier otro. En ese momento observaría a dos adultos en medio de una trifulca no había alcanzado a ver bien la situación, solo que uno evidentemente era el perdedor, pero todo se esclarecería cuando alguien de la multitud invocaría la palabra que le evocaba recuerdos non gratos como los serían el acusamiento de ladrón sobre uno de esos tipos. El pasado que recaía en manos de los criminales sobre su familia y sobre los ancianos que le continuaron educaron luego de su transformación al ente cibernetico que es ahora, el odio puro hacía cualquier tipo de criminales y su imposición de la propia justicia era lo único en lo que podía pensar. "Por mi espada pagaran siempre". El brillo rojo se encendería, no pretendía dejar una situación como esa al aire libre.
Se abalanzaría completamente desbocado contra el tipo revoltoso que aparentaba ser tan cobarde como para no alcanzar a dar la cara. Übel no lo podía evitar, su ira era incontenible. Sacaba de su espada a Ascherit y le decía al causante de todo problema, con su voz firme y cargada de seriedad, de sangre y fuego -¡Alto bastardo!- le señalaba con su espada más grande y en la derecha mientras posaba la más pequeña en la izquierda. No dudaba ni un momento en poder acabar con el, siempre lograba detener a todos los imbéciles que se aprovechaban de su fuerza. Übel solo pensaba en que por la fuerza su fuerza se refuerza, ese era el epilogo de ese momento, en el que tenía que poner de nuevo orden a la situación e impedir más violencia que no fuese del lado de la justicia.
Übel Blatt
Hoja de personaje
Nivel:
(18/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 |
Creado por Death Vie Ago 26, 2016 10:43 pm
Incline mi rostro un poco sorprendido ante la aparición de un pequeño crío que intentaba hacer algo... Parecía llevar un par de cuchillos siendo que no comprendía que quería hacer. Apreciaba el gesto, pero no quería nada de comer. Con una sonrisa oculta por mi máscara, simplemente le ignore caminando un par de pasos para alcanzar al hombre que estaba intentando arrastrarse a la seguridad aprovechando que un niño, cabe destacar, decidió dar la cara por él. "Patético... Incluso un puberto tiene más valor que tu..." Sin decir nada, como era mi costumbre. Coloque mi pie sobre la pierna del fracaso de ladrón. Moví con fuerza la misma para provocar un pequeño crujido, siendo que la rodilla de mi juguete crujió con algo de fuerza. Parecía estar hecho de cristal, algo que era entretenido de ver. Las personas comenzaron a abuchearme mientras que todas parecían desaprobar mi actitud.
Moví mis manos para abrir mi capa oscura, siendo que comencé a incitar a las personas para que me abuchearan moviendo los dedos como si les provocará. Los insultos no se hicieron tardar, pero nuevamente. Nadie si quiera decidió interponerse en mi camino. Puede que fuera mi molestia, pero el niño ahora parecía ser un oponente digno de mi tiempo. Con una sonrisa oculta, procedí a desamarrar la capa para tirarla a un lado, con un movimiento que recordaría el de un luchador o algún tipo de artista. Puede que yo fuera arrogante, o simplemente creía interesante tener que probar que este niño no era una amenaza real. A veces las lecciones debían llegarte de la peor manera.
El muchacho tenía dos espadas, eso como siempre significaba problemas para un luchador promedio. Agraciadamente, yo no era un luchador promedio, sino que era alguien particular. Choque mis muñecas provocando que mis protecciones metálicas hiciesen un ruido particular. Terminadas mis provocaciones procedí a tomar una postura de combate natural. Mi mano derecha adelantada, al igual que mi pie derecho. El izquierdo un poco más abajo, además de en un lugar donde podía bloquear y mi pierna izquierda colocada con firmeza en el suelo. Cualquiera podía hablar... Pero la acción, eso no era para cualquiera...
Moví mis manos para abrir mi capa oscura, siendo que comencé a incitar a las personas para que me abuchearan moviendo los dedos como si les provocará. Los insultos no se hicieron tardar, pero nuevamente. Nadie si quiera decidió interponerse en mi camino. Puede que fuera mi molestia, pero el niño ahora parecía ser un oponente digno de mi tiempo. Con una sonrisa oculta, procedí a desamarrar la capa para tirarla a un lado, con un movimiento que recordaría el de un luchador o algún tipo de artista. Puede que yo fuera arrogante, o simplemente creía interesante tener que probar que este niño no era una amenaza real. A veces las lecciones debían llegarte de la peor manera.
El muchacho tenía dos espadas, eso como siempre significaba problemas para un luchador promedio. Agraciadamente, yo no era un luchador promedio, sino que era alguien particular. Choque mis muñecas provocando que mis protecciones metálicas hiciesen un ruido particular. Terminadas mis provocaciones procedí a tomar una postura de combate natural. Mi mano derecha adelantada, al igual que mi pie derecho. El izquierdo un poco más abajo, además de en un lugar donde podía bloquear y mi pierna izquierda colocada con firmeza en el suelo. Cualquiera podía hablar... Pero la acción, eso no era para cualquiera...
Death
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Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Übel Blatt Sáb Ago 27, 2016 7:07 pm
La actitud del tipo simplemente era asquerosa para el infante cazador, a los grandes ojos del pequeño el tipo solo buscaba fama reconocimiento por una estúpida actitud de demostrar superioridad, como todos los varones que tenían la necesidad de tratar de mostrar ante los demás que tenían un poder abrumador, que eran el más fuerte del pueblo, que eran solo un sueño a lo que aspiraban ser. El ego le envolvía pese a que era tan cobarde de no mostrar su rostro, tendría sus motivos pero resultarían irrelevantes de comentar. Además de que ninguno de los dos podía tener interés alguno en ello. El cyborg no pensaba en un momento en intentar razonar con el tipo, odiaba a ese tipo de personas arrogantes, lo de criminal y revoltoso le duplicaba la cuota de odio a una digna para llevarse una serie de cicatrices que le hicieran recordar que la justicia se respetaba.
El rubio luego de mirar el espectáculo del enmascarado con el invocaba abucheos y parecía disfrutar del odio, de ser el villano, le seguiría apuntando con la espada, tenía los motivos suficientes para eso, tenía las ganas para un combate. No era especial partidario de tener publico pero esto antes que ponerle nervioso le emocionaba, solo en las canciones había escuchado las historias de valientes guerreros que eran idolatrados por pueblos enteros luego de grandes hazañas. Obviamente en un reino como Lvneel lo que pasara en un mercado cualquiera entre un par de tipos cuales quiera era simplemente una nimiedad pero en su cabeza realmente se emocionaba, era infantil y fácilmente impresionable. Empezaría a avanzar en dirección al enemigo con calma y solo apuntando con su espada mientras liberaba la pequeña katana con la izquierda y la dejaba de lado.
Mientras le trataba de mirar a los ojos pensaba en como sería el rostro de ese tipo, era una motivación extra quitarle esa mascara, una paliza bastaría para que aprendiera a respetar la justicia y el transito de los demás. Tratar a los demás como había hecho era un abuso de poder detestable pero que ahora el niño que había crecido en un bosque tenía que usar. Con el ceño fruncido y la mirada roja de frente, hundiendo en en la voluntad del enemigo un aviso lo que iba hacer seguía avanzando, el sonido metálico que este había producido no le generaba la menor sensación de miedo.
Avanzaría a pasos ligeros de espadachín hasta reducir la distancia a dos metros y medio, aparentemente el oponente luchaba cuerpo a cuerpo lo que era lo optimo, para el pequeño, solo en el pasado seres tiradores habían representado problemas, este bandido no resistiría las andanadas de justicia por parte del rubio de la trenza. No pretendía decir ni una sola palabra, estaba a segundos de atacar una vez había reducido la distancia.
El rubio luego de mirar el espectáculo del enmascarado con el invocaba abucheos y parecía disfrutar del odio, de ser el villano, le seguiría apuntando con la espada, tenía los motivos suficientes para eso, tenía las ganas para un combate. No era especial partidario de tener publico pero esto antes que ponerle nervioso le emocionaba, solo en las canciones había escuchado las historias de valientes guerreros que eran idolatrados por pueblos enteros luego de grandes hazañas. Obviamente en un reino como Lvneel lo que pasara en un mercado cualquiera entre un par de tipos cuales quiera era simplemente una nimiedad pero en su cabeza realmente se emocionaba, era infantil y fácilmente impresionable. Empezaría a avanzar en dirección al enemigo con calma y solo apuntando con su espada mientras liberaba la pequeña katana con la izquierda y la dejaba de lado.
Mientras le trataba de mirar a los ojos pensaba en como sería el rostro de ese tipo, era una motivación extra quitarle esa mascara, una paliza bastaría para que aprendiera a respetar la justicia y el transito de los demás. Tratar a los demás como había hecho era un abuso de poder detestable pero que ahora el niño que había crecido en un bosque tenía que usar. Con el ceño fruncido y la mirada roja de frente, hundiendo en en la voluntad del enemigo un aviso lo que iba hacer seguía avanzando, el sonido metálico que este había producido no le generaba la menor sensación de miedo.
Avanzaría a pasos ligeros de espadachín hasta reducir la distancia a dos metros y medio, aparentemente el oponente luchaba cuerpo a cuerpo lo que era lo optimo, para el pequeño, solo en el pasado seres tiradores habían representado problemas, este bandido no resistiría las andanadas de justicia por parte del rubio de la trenza. No pretendía decir ni una sola palabra, estaba a segundos de atacar una vez había reducido la distancia.
Übel Blatt
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(18/100)
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Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 |
Creado por Death Sáb Ago 27, 2016 7:22 pm
Mente de Death...
Oponente: Un niño. Altura. Menor a 1.60.
Ventajas: Armado. Extensión de su alcance de ataque igual a 1 metro y medio.
Desventajas: Extremidades cortas. Ansioso de la batalla.
Opciones: Destrozarlo parte por parte.
Oponente: Un niño. Altura. Menor a 1.60.
Ventajas: Armado. Extensión de su alcance de ataque igual a 1 metro y medio.
Desventajas: Extremidades cortas. Ansioso de la batalla.
Opciones: Destrozarlo parte por parte.
Los niños eran tan inocentes... Me producían una ligera sonrisa. Sus huesitos eran mucho más fácil de romper mientras que sus gritos eran más agudos. Marcialmente, no existía ningún tipo de beneficio destrozando a pequeños que no servirían para entrenar mis habilidades. Sin embargo, practicar con un pedazo de madera no estaba ni cerca de ser igual a practicar con un pedazo de carne. 2 metros y medio. Sus brazos no le alcanzarían para atraparme, después de todo, yo era muy alto. Casi 2 metros. Mis piernas además de mis brazos, fácil le superaban en su alcance. Parecía enfadado. Perfecto. Las emociones entorpecían los reflejos, te hacían lento y dudabas de cada movimiento. Un niño no tiene espacio en una zona de guerra... Y cuando yo levantaba mis brazos siempre se convertía en una zona de guerra.
Mi primer movimiento fue utilizar mi pierna derecha, adelantandola con velocidad para además patear a su rostro una cantidad de polvo considerable. Una vez hecho esto, procedí a deslizarla a lo largo de la distancia que nos separaba, quedando la misma a ras del suelo. Mientras hacía eso, mi mano derecha se mantenía cerca de mi pierna, mientras que la izquierda esta alzada en el aire. Esta revelaba mi enorme flexibilidad. Ahora que había jugado con su vista, además de reducir mi tamaño en visión a un blanco, disminuía las posibilidades de ser golpeado por su espada. Si quería alcanzarme desde esa distancia, seguro recurriría a un corte abierto, pero se que tenía dos armas. El niño quería jugar en un campo que no le favorecía. Bien. Yo después de todo, era un maestro. Hora de darle una lección.
Apoyando mi peso en mi pierna izquierda, además de aplicar fuerza en mi cadera para girar, hice un barrido diseñado para marcar la distancia de mi ataque. Hecho esto, durante el barrido, mi pierna capturo la capa que anteriormente me quite siendo que con un último empujón procedí a lanzarla contra mi oponente. Por su tamaño y distancia que nos separaba, eso obstruiría parcialmente su visión. Lo que me convendría, tras completar esa distracción además de mi barrido, giraba mi rodilla para que pasara de estar extendida a una posición menos rígida, para luego impulsarme hacía adelante con ambas piernas para usar mis antebrazos como arietes para intentar golpear el rostro de aquel muchacho. Al acercarse, elimino las variables de velocidad. No importaba si podías correr a 100 metros por hora. Lo importante era la aceleración, y a veces, tener movimientos veloces, no es igual a movimientos acelerados...
- Resumen:
- Primero, pateo tierra hacia tu rostro, siendo que luego con destreza, tomo una postura de arte marcial acercando mi pierna y extendiendo mi alcance. Con un barrido de mi pierna derecha, tomo la capa para después usarlo para lanzarlo contra ti, tomando en cuenta tu reacción en respuesta a mi táctica de lanzarte tierra, luego de eso, ajustando mi peso, procedí a impulsarme hacia el frente colocando mi brazo uno sobre el otro formando algo como esto = para intentar chocar tu cabeza como un ariete.
Nota: A tener en consideración.- Diferencia de tamaño.
- Iniciativa.
- Estado del personaje (Übel parece estar fúrico mientras que Death disfruta del momento.)
- Diferencia de tamaño.
Death
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Creado por Übel Blatt Dom Ago 28, 2016 3:41 pm
El tipo prepotente y dispuesto al combate lo primero sería un rápido movimiento de pie que desencadenaría una jugada evidentemente sucia, lanzando una nube de arena con una patada que Übel bloquearía con tan solo girar su muñeca, su espada de hoja ancha le cubriría, siendo el primer paso, cargando la espada hacía el frente era fácil usarla para ese tipo de bloqueos en especial para el pequeño que contaba con una agilidad y reflejos excepcionales, su mayor virtud no era solo la velocidad y habilidad con la espada sino la destreza con que era capaz de reaccionar, digna de la maquinaria que le componía.
Seguido de eso el oponente lanzaría su capa que el pequeño cortaría con la wakizashi la capa que venía hacía él con un tajo descendente y se percataría del acercamiento del rival cuando ya era bastante tarde, estaba demasiado cerca y arremetería contra el con el golpe que sorprendería al rubio directo al rostro que por el ataque de arena previo estaba cubriendose con la espada, sin la fuerza necesaria para bloquerlo pero produciendo un sonido metálico producto del impacto de su frente con su propia espada. El peso de Übel es bastante bajo, 50 kg apenas por lo que saldría propulsado dos metros hacía atrás, por tener su espada el mismo la uso para protegerse en caso de un agarre. No caería luego del leve vuelo, trastabillaría un par de pasos para ponerse firme y se sobaría la frente levemente con el puño que empuñaba a Ascherit -Auch- soltaba.
Se emocionaba levemente al ver que su oponente no era un humano simple, tenía maestría en el combate y no era el simple bandido revoltoso que imagino. Soltó sus espadas en el aire y en un instante retrajo sus mano derecha y movió la izquierda para liberarse de la capucha que llevaba, el combate valía la pena. Tomo de nuevo las espadas en el aire, fue instantáneo el desenfunde de su cuerpo y con ambas espadas y su trenza a la vista de todos se lanzaría de nuevo contra su oponente, el golpe de su frente le había dolido y ahora tenía que hacerlo pagar con sangre.
Se lanzaría contra su rival, esta vez sin con la katana al frente de manera horizontal y Ascherit, la más grande, plegada a su pecho para dar una estocada en el momento preciso. La arma más pequeña lanzaría un corte de derecha a izquierda del cyborg, ahora pretendía ver la capacidad de reacción de su enemigo.
Seguido de eso el oponente lanzaría su capa que el pequeño cortaría con la wakizashi la capa que venía hacía él con un tajo descendente y se percataría del acercamiento del rival cuando ya era bastante tarde, estaba demasiado cerca y arremetería contra el con el golpe que sorprendería al rubio directo al rostro que por el ataque de arena previo estaba cubriendose con la espada, sin la fuerza necesaria para bloquerlo pero produciendo un sonido metálico producto del impacto de su frente con su propia espada. El peso de Übel es bastante bajo, 50 kg apenas por lo que saldría propulsado dos metros hacía atrás, por tener su espada el mismo la uso para protegerse en caso de un agarre. No caería luego del leve vuelo, trastabillaría un par de pasos para ponerse firme y se sobaría la frente levemente con el puño que empuñaba a Ascherit -Auch- soltaba.
Se emocionaba levemente al ver que su oponente no era un humano simple, tenía maestría en el combate y no era el simple bandido revoltoso que imagino. Soltó sus espadas en el aire y en un instante retrajo sus mano derecha y movió la izquierda para liberarse de la capucha que llevaba, el combate valía la pena. Tomo de nuevo las espadas en el aire, fue instantáneo el desenfunde de su cuerpo y con ambas espadas y su trenza a la vista de todos se lanzaría de nuevo contra su oponente, el golpe de su frente le había dolido y ahora tenía que hacerlo pagar con sangre.
Se lanzaría contra su rival, esta vez sin con la katana al frente de manera horizontal y Ascherit, la más grande, plegada a su pecho para dar una estocada en el momento preciso. La arma más pequeña lanzaría un corte de derecha a izquierda del cyborg, ahora pretendía ver la capacidad de reacción de su enemigo.
- OFF:
Acciones
*Ser lanzado por tu ataque
*Quitarse la capucha de manera super sexy (?)
*Lanzarse corriendo hacía el combate
*Corte horizontal (a la altura de 1.20 m)
Nota:
*La destreza no solo implica velocidad (m/s) también reflejos (tengo el doble)
*La iniciativa es mutua para el combate (?) no es como que este desprevenido, por eso avanzaba con cierta cautela, no desbocado.
*El estado furico que mencionas no es como que este frenético como para que le impida actuar con toda su habilidad
Otras consideraciones importantes
Estadísticas de Übel por la aleación que le compone
F= 2
R= 5 (3+2)
D= 4
* Bewaldung: Cubierta del bosque, recubrimiento de aleación especial de alta resistencia mecánicas de titanio, níquel y aluminio, es de peso reducido, sumamente resistente a la corrosión. No posee resistencia a esto pero tiene baja conductividad térmica (se calienta una zona pero no disipa el calor) y eléctrica (corrientes no se distribuyen).
Frente a la electricidad o el calor el daño actúa puntualmente, no se distribuye como en los metales normales, pero le afecta y daña, como si fuese un material cerámico.
Las partes no bionicas de Übel son su brazo izquierdo, unas verticales y delgadas lineas desde sus axilas hasta su cintura partes y la zona genital.
+2 de Resistencia constante y pasiva. [Arma y espacios de técnicas]
Übel Blatt
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