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Creado por Mitsuki Urushiba Miér Ene 20, 2016 7:43 pm
La isla donde los mejores vinos se producían, una isla cuya fama era destacable solo por ello. Como había llegado yo a aquella isla es algo complejo de explicar puesto que en mi búsqueda de LogueTown me llevo hasta allí. Pero bueno, cuando uno depende de barcos pagados o mercantiles poco se sabe a dónde se puede llegar. Para mi entrar a la isla fue una desilusión al saber que no era la que yo quería pero el saber que estaba en una de las islas mas interesantes de los mares cardinales me hizo desear el probar el vino de aquella zona. Después de todo su fama por los vinos no era menor.
El sol de la tarde daba un tinte anaranjado al mar y la isla en sí. Los hombres soltaban piropos y baboseadas varias que poco le importaban a Mitsuki y el viento parecía silbar en armonía con el clima perfecto que se encontraba en aquella isla. El olor a vinos estaba por todas partes y era interesantemente hermoso puesto que no podía dejar de preguntarme cual de todos seria el correcto. Cual bebedora experta gire en la primera calle que vi y me deje llevar por el instinto con mucha seguridad entrando en un bar del cual poco interés mostré por el nombre aunque podía ser legible algo como "La caldera llameante". Abrí la puerta de par y entre de manera tranquila, tal como se me caracterizaba.
Como era de esperarse todas las miradas se centraron en mi, aunque de seguro por mi porte serio y agresivo, al igual que lo extraño de mi traje. Entre a paso lento esperando que me dejaran el camino abierto para pasar como si se tratara de una reina o algún persona con uno de esos títulos ostentosos y molestos. Tome asiento en una de las mesas libres de mi camino y cruzándome de piernas espere por el mesero para poder hacer su pedido mientras que el bar poco a poco comenzaba a acostumbrarse a mi presencia -Me gustaría pedirle una botella de su mejor vino- Sin gracia ni pedidos especiales, no iba a utilizar modales, solo quiera probar un vino de los muchos que presentaban.
El sol de la tarde daba un tinte anaranjado al mar y la isla en sí. Los hombres soltaban piropos y baboseadas varias que poco le importaban a Mitsuki y el viento parecía silbar en armonía con el clima perfecto que se encontraba en aquella isla. El olor a vinos estaba por todas partes y era interesantemente hermoso puesto que no podía dejar de preguntarme cual de todos seria el correcto. Cual bebedora experta gire en la primera calle que vi y me deje llevar por el instinto con mucha seguridad entrando en un bar del cual poco interés mostré por el nombre aunque podía ser legible algo como "La caldera llameante". Abrí la puerta de par y entre de manera tranquila, tal como se me caracterizaba.
Como era de esperarse todas las miradas se centraron en mi, aunque de seguro por mi porte serio y agresivo, al igual que lo extraño de mi traje. Entre a paso lento esperando que me dejaran el camino abierto para pasar como si se tratara de una reina o algún persona con uno de esos títulos ostentosos y molestos. Tome asiento en una de las mesas libres de mi camino y cruzándome de piernas espere por el mesero para poder hacer su pedido mientras que el bar poco a poco comenzaba a acostumbrarse a mi presencia -Me gustaría pedirle una botella de su mejor vino- Sin gracia ni pedidos especiales, no iba a utilizar modales, solo quiera probar un vino de los muchos que presentaban.
Mitsuki Urushiba
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 | 1 |
Creado por Elizabeth Hitze Jue Ene 21, 2016 2:03 pm
¿Y qué pretendía? Salir así sin más como siempre sin que nadie se diera cuenta obviamente… Siempre era el dilema, la pelea y discusión que tenía la albina que tenía bajo su mando la mayoría de varones en su barco. Hombres decididos, fuertes y sin miramientos que pese a todo darían si era necesario la vida por su capitán… Pero… A veces la trataban como una niña pequeña. Odiaba que la estuvieran vigilando, que no la dejaran disfrutar de la poca libertad que tenía y, aunque torpe, tenía esa tonta necesidad de conocer más allá de la simple pared de su barco. Por ende, todas y cada una de las noches que tocaban puerto, ella sin decir nada escaparía sin más buscando un buen lugar para relajarse, para sentirse libre y por sobre todas las cosas, beber un poco sin miedo a que le reprochen los modales.
La tarde comenzaba a caer, llegaba a su fin para que en un fino manto las estrellas pudieran comenzar a tomar posesión del cielo, hermoso escenario para el escape perfecto ¿No? Apenas si sus tripulantes se habían distraído un poco, Elizabeth escapó de su habitación con vil descaro, dejando un par de almohadas como impostoras tomando su lugar en la cama… Tonto e infantil pues su hombre más fiel terminaría descubriéndola y echándole en cara aquello, no importaba. Vestida con sus botas más allá de sus rodillas, falda corta y su abrigo azul dándole aquel porte de elegancia la pirata comenzó a caminar entre los callejones y calles buscando un buen lugar, un bar que solía visitar cada vez que llegaba a la isla, ciertamente que era común y constante el verla a ella vagar por el lugar y no era un secreto para nadie que adoraba el vino del lugar.
Terminó por llegar a “La caldera llameante” lugar donde si bien no sabían el nombre de la capitana, reconocían bien su rostro. Terminó sentándose en una de las mesas del lugar, haciendo una suave mueca al barman para que sirviera a la joven una buena copa de vino sólo para pasar el rato. Sin demorar mucho aquel delicioso néctar le fue entregado, dando un suave sorbo disfrutó de la dulzura de este… Pero de entre los borlotes, peleas de hombres algo ebrios y murmullos comunes del lugar el silencio se hizo presente… Una mujer de negros cabellos había entrado al lugar. Curioso… Siempre que había venido era la única mujer ¿Qué hacía ella ahí?
Afortunada fue Elizabeth al ver de reojo como ella terminaba sentándose en la mesa contigua a ella quedando ambas de espaldas. - Qué valor para venir a mandar así a un lugar repleto de hombres. - Murmuró la de ojos carmesí cerrando lentamente sus párpados. Como la contraria estaba a sus espaldas no era como que le importara mucho buscar verla a los ojos. - Ten cuidado de qué y cómo dices las cosas, que si no les caes bien pueden echarle porquerías a lo que pidas, te lo digo yo, que lo he visto con mis propios ojos. - Acotó terminando por dar otro suave sorbo a su copa. No se le daba bien el trato con otras mujeres, pero bueno… Estaba sola, necesitaba alguien a quien molestar.
La tarde comenzaba a caer, llegaba a su fin para que en un fino manto las estrellas pudieran comenzar a tomar posesión del cielo, hermoso escenario para el escape perfecto ¿No? Apenas si sus tripulantes se habían distraído un poco, Elizabeth escapó de su habitación con vil descaro, dejando un par de almohadas como impostoras tomando su lugar en la cama… Tonto e infantil pues su hombre más fiel terminaría descubriéndola y echándole en cara aquello, no importaba. Vestida con sus botas más allá de sus rodillas, falda corta y su abrigo azul dándole aquel porte de elegancia la pirata comenzó a caminar entre los callejones y calles buscando un buen lugar, un bar que solía visitar cada vez que llegaba a la isla, ciertamente que era común y constante el verla a ella vagar por el lugar y no era un secreto para nadie que adoraba el vino del lugar.
Terminó por llegar a “La caldera llameante” lugar donde si bien no sabían el nombre de la capitana, reconocían bien su rostro. Terminó sentándose en una de las mesas del lugar, haciendo una suave mueca al barman para que sirviera a la joven una buena copa de vino sólo para pasar el rato. Sin demorar mucho aquel delicioso néctar le fue entregado, dando un suave sorbo disfrutó de la dulzura de este… Pero de entre los borlotes, peleas de hombres algo ebrios y murmullos comunes del lugar el silencio se hizo presente… Una mujer de negros cabellos había entrado al lugar. Curioso… Siempre que había venido era la única mujer ¿Qué hacía ella ahí?
Afortunada fue Elizabeth al ver de reojo como ella terminaba sentándose en la mesa contigua a ella quedando ambas de espaldas. - Qué valor para venir a mandar así a un lugar repleto de hombres. - Murmuró la de ojos carmesí cerrando lentamente sus párpados. Como la contraria estaba a sus espaldas no era como que le importara mucho buscar verla a los ojos. - Ten cuidado de qué y cómo dices las cosas, que si no les caes bien pueden echarle porquerías a lo que pidas, te lo digo yo, que lo he visto con mis propios ojos. - Acotó terminando por dar otro suave sorbo a su copa. No se le daba bien el trato con otras mujeres, pero bueno… Estaba sola, necesitaba alguien a quien molestar.
Elizabeth Hitze
Hoja de personaje
Nivel:
(26/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 | 1 |
Creado por Mitsuki Urushiba Vie Ene 22, 2016 2:06 pm
Una voz a mis espaldas se dedico a darse el lujo de hablarme intentando bufarse, o eso comprendía yo con sus palabras, sobre mi manera tan altanera de hablar. Le hubiese respondido de alguna manera un tanto brusca si no hubiera notado que se trataba claramente de una mujer, por ende era mucho mejor el solo ignorarla y esperar queme hicieran caso con lo que había pedido. Por desgracia eso no fue lo que logre obtener y a cambio aquella mujer se tomo el atrevimiento de continuar hablando como si mi silencio y desinterés presentado no le importaran para nada. Esta vez fue una advertencia, o mas bien un intento de una, al indicarme como era que mis palabras y actitud podían afectar a mis pedidos. Deje escapar un suspiro y pase completamente de ella, no me importaba para nada lo que alguien podía decir de espaldas y, por mi parte, era mejor no confiar en una desconocida. Aunque claro, no había nadie mas con quien hablar y no tenia nada mejor que hacer ademas de esperar a que me sirvieran el trago que había solicitado por lo cual simplemente gire ligeramente mi rostro para ver de lado la extensa cabellera blanquecina que tenia aquella mujer.
-Por suerte no hice mas que pedir un trago, no hay mucha mierda que puedan echarle- Y aunque realmente si había muchísimas cosas que pudieran arruinar un buen vino, no seria lo que yo había pedido y por ende me iba a negar a pagarlo, así de simple eran las soluciones para mi -¿Que hace una mujer como tu en un lugar como este?- Por su ton o de voz y aquella manera de esconder su rostro tras su espalda solo podía confiar en mi instinto, y el mismo no hacia otra cosa que hablarme sobre alguna mujer de buen vestir y con un gusto bastante agudo por los buenos tragos, algo que la isla misma ofrecía aunque no en aquel bar tan apartado del resto.
Eventualmente el mesero dejaría reposar una copa vacía en la mesa para luego abrir una de las tantas botellas de vino que presentaba el local, sirviendo no mas de la mita de la copa y retirándose con un ligero movimiento de cabeza. No pude hacer mas que dejar escapar una ligera risa muy poco audible por la cantidad de modales y movimientos galantes que se efectuaban en aquel sitio, algo que realmente no veía desde que había abandonado mi hogar natal. Estire mi mano y acerque la copa a mi nariz notando del mismo un aroma bastante bueno, agradable por sobre todo, con eso en mente y sin muchas mas pausas le di un ligero sorbo a aquella copa notando el exquisito sabor de la uva -Parece que tuve algo de suerte, mis ordenes no fueron tan despreciadas. Aunque imagino este debe de ser un vino estándar para una isla con una fama como la que posee- Posiblemente me hubieran entregado uno de los vinos mas baratos del bar como venganza por mi forma tan altanera de hablar, pero no me importaba realmente, el sabor era bueno y el aroma agradable.
-Por suerte no hice mas que pedir un trago, no hay mucha mierda que puedan echarle- Y aunque realmente si había muchísimas cosas que pudieran arruinar un buen vino, no seria lo que yo había pedido y por ende me iba a negar a pagarlo, así de simple eran las soluciones para mi -¿Que hace una mujer como tu en un lugar como este?- Por su ton o de voz y aquella manera de esconder su rostro tras su espalda solo podía confiar en mi instinto, y el mismo no hacia otra cosa que hablarme sobre alguna mujer de buen vestir y con un gusto bastante agudo por los buenos tragos, algo que la isla misma ofrecía aunque no en aquel bar tan apartado del resto.
Eventualmente el mesero dejaría reposar una copa vacía en la mesa para luego abrir una de las tantas botellas de vino que presentaba el local, sirviendo no mas de la mita de la copa y retirándose con un ligero movimiento de cabeza. No pude hacer mas que dejar escapar una ligera risa muy poco audible por la cantidad de modales y movimientos galantes que se efectuaban en aquel sitio, algo que realmente no veía desde que había abandonado mi hogar natal. Estire mi mano y acerque la copa a mi nariz notando del mismo un aroma bastante bueno, agradable por sobre todo, con eso en mente y sin muchas mas pausas le di un ligero sorbo a aquella copa notando el exquisito sabor de la uva -Parece que tuve algo de suerte, mis ordenes no fueron tan despreciadas. Aunque imagino este debe de ser un vino estándar para una isla con una fama como la que posee- Posiblemente me hubieran entregado uno de los vinos mas baratos del bar como venganza por mi forma tan altanera de hablar, pero no me importaba realmente, el sabor era bueno y el aroma agradable.
Mitsuki Urushiba
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 | 1 |
Creado por Elizabeth Hitze Mar Ene 26, 2016 5:38 pm
Curioso… Ambas eran las únicas mujeres en aquel lugar y si bien se diferenciaban en demasía de entre todos los masculinos, ambas de un momento a otro se volvieron en centro de atención del lugar. El aroma a alcohol y tabaco comenzaban a apoderarse del ambiente… Murmullos de quienes platicaban sin hacer ninguna referencia a las captaban se volvían el único sonido a parte de las palabras de aquella dulce voz que emitía la de cabellos azabache. Elizabeth sonreía con cierta gracia y disimulo pues, al tener poco trato con las mujeres el entablar conversación con una se convertía a veces en algo bastante incómodo mas no imposible, si tenía que aguantar eso para de menos no verse como una ebria solitaria quizá lo valía.
Aquella frase la hizo soltar una suave risilla. - ¿Segura que eres mujer? Cuestionó dando un último sorbo a su vino dejando la copa en medio de la mesa y con un suave movimiento de su mano pidió se le sirviese por poco de Ron para no perder la costumbre. - Esa frase es muy bien usada por aquellos que quieren conquistar a una mujer o sacar algún tipo de plática. Pero pensándolo bien…- Calló… Afiló su mirada levantando su vista al frente observó una de las ventanas del lugar tratando de ver hacia afuera… - Yo debería hacer la misma pregunta. - Musitó tajante tomando el ahora tarro de ron dando un profundo trago sintiendo como este raspaba su garganta bajando y refrescando a la pirata. - Ni la suerte ni el destino existe, niña, solamente los tontos e ingenuos creen en ello… Lo inevitable pasa porque debe pasar. Susurró abrazando con su brazo derecho aquel delgado cuerpo que tanto la caracterizaba haciéndola ver frágil, terminó tomando su codo de la mano izquierda para poder apoyarlo y mantener una posición cómoda. Con la yema de su dedo índice comenzó a dar vueltas lentas vueltas en la boquilla del tarro remarcando este como si buscara pulir la forma que este ya poseía y con una sonrisa dibujada en aquellos finos y rosados labios, algo nostálgica, terminó por cruzar sus piernas por debajo de la mesa. - Y no deberías tentar a lo que llamas suerte, menos en este tipo de lugares. - Terminó por agregar cerrando sus párpados pensando en las palabras que ella misma debería de dar… Curioso… ¿Dando consejos a extraños sobre lo que ella hace? Vaya ironía…
Aquella frase la hizo soltar una suave risilla. - ¿Segura que eres mujer? Cuestionó dando un último sorbo a su vino dejando la copa en medio de la mesa y con un suave movimiento de su mano pidió se le sirviese por poco de Ron para no perder la costumbre. - Esa frase es muy bien usada por aquellos que quieren conquistar a una mujer o sacar algún tipo de plática. Pero pensándolo bien…- Calló… Afiló su mirada levantando su vista al frente observó una de las ventanas del lugar tratando de ver hacia afuera… - Yo debería hacer la misma pregunta. - Musitó tajante tomando el ahora tarro de ron dando un profundo trago sintiendo como este raspaba su garganta bajando y refrescando a la pirata. - Ni la suerte ni el destino existe, niña, solamente los tontos e ingenuos creen en ello… Lo inevitable pasa porque debe pasar. Susurró abrazando con su brazo derecho aquel delgado cuerpo que tanto la caracterizaba haciéndola ver frágil, terminó tomando su codo de la mano izquierda para poder apoyarlo y mantener una posición cómoda. Con la yema de su dedo índice comenzó a dar vueltas lentas vueltas en la boquilla del tarro remarcando este como si buscara pulir la forma que este ya poseía y con una sonrisa dibujada en aquellos finos y rosados labios, algo nostálgica, terminó por cruzar sus piernas por debajo de la mesa. - Y no deberías tentar a lo que llamas suerte, menos en este tipo de lugares. - Terminó por agregar cerrando sus párpados pensando en las palabras que ella misma debería de dar… Curioso… ¿Dando consejos a extraños sobre lo que ella hace? Vaya ironía…
Elizabeth Hitze
Hoja de personaje
Nivel:
(26/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 | 1 |
Creado por Mitsuki Urushiba Miér Ene 27, 2016 5:27 pm
Hasta donde yo recordaba nada me colgaba de entre mis piernas y mis pechos, aunque pequeños, se encontraban ahí, por debajo de mi ropa, molestando en muchos casos; sinceramente no podía entender a aquella mujer de enormes senos que se movían a grandes velocidad, como si no les molestara cuando a mi me molestaba lo sensible que eran de por si -Puedo ser algo brusca, pero soy una mujer- Obviamente no iba a decir todo lo que estaba pasando por mi mente puesto que tenia una fachada seria que mantener y, ademas, no sabría como expresarlo en palabras sin que sonara demasiado burdo, no tenia una sola pizca de cómico en mi tono y no sabia siquiera crearla aunque lo intentara seriamente -¿Acaso una mujer no puede cortejar a otra?- Al terminar de decir eso solté una pequeña risa amarga a la cual le continuo un fuerte silencio puesto que no podía creer que realmente hubiera dicho algo como ello, me había dejado llevar por la situación optando por liberar mis labios, esa clase de preguntas tenia que reservarlas mas para mi misma, aunque bueno, al menos no era Aoi quien me escuchaba hablar en aquellos momentos.
La frase que le siguió me hizo soltar una ligera risa puesto que me estaba tratando como una niña, algo de lo que carecía completamente puesto que tenia suficiente experiencia y muy poca inocencia en mi ser como para ser comparada como tal, al menos claro que la definición de niña no fuera igual para ambas. Sin tomarme el tiempo o la delicadeza de responder tome la copa entre mis dedos e hice girar el vino entre la misma antes de darle otro sorbo delicado para volver a degustar el buen sabor de aquella bebida de tintes morados. Ni bien la copa volvió a reposar en la mesa levante mi vista al techo, suspirando de manera ligera antes de responderle a aquella misteriosa mujer que tenia detrás mio -La suerte nunca estuvo de mi lado- Y era la verdad, esa cosa llamada suerte no era algo que fuera a ayudarme, nunca había estado presente, ¿se le puede llamar suerte a ser la única superviviente de tu familia?
-Y déjame decirte algo importante, la suerte existe puesto que existen personas afortunadas que nacieron el día correcto- Me tome una pequeña pausa para recordar a mi familia, para recortar todo lo que mi falta de suerte me había quitado -Al igual que el destino, todas las personas nacen y viven con un objetivo, la vida los forja a su manera y les enseña cual es su verdadera tarea en este mundo- Para mi, al menos, no había otra manera de explicarse lo que me había ocurrido, todo lo malo que me había pasado, a mi punto de vista era algo bueno, una manera en la que mi camino se iba abriendo entre la espesura de la oscuridad y aunque fuera de una manera demasiado radical, allí estaba haciéndose presente -Recuerda esas cosas, niña- Termine mi oración usando la misma palabra que ella, si bien no la había visto aun podía deducir que no era una niña, no por nada me había llamado así, pero era una manera de burlarme de sus palabras.
La frase que le siguió me hizo soltar una ligera risa puesto que me estaba tratando como una niña, algo de lo que carecía completamente puesto que tenia suficiente experiencia y muy poca inocencia en mi ser como para ser comparada como tal, al menos claro que la definición de niña no fuera igual para ambas. Sin tomarme el tiempo o la delicadeza de responder tome la copa entre mis dedos e hice girar el vino entre la misma antes de darle otro sorbo delicado para volver a degustar el buen sabor de aquella bebida de tintes morados. Ni bien la copa volvió a reposar en la mesa levante mi vista al techo, suspirando de manera ligera antes de responderle a aquella misteriosa mujer que tenia detrás mio -La suerte nunca estuvo de mi lado- Y era la verdad, esa cosa llamada suerte no era algo que fuera a ayudarme, nunca había estado presente, ¿se le puede llamar suerte a ser la única superviviente de tu familia?
-Y déjame decirte algo importante, la suerte existe puesto que existen personas afortunadas que nacieron el día correcto- Me tome una pequeña pausa para recordar a mi familia, para recortar todo lo que mi falta de suerte me había quitado -Al igual que el destino, todas las personas nacen y viven con un objetivo, la vida los forja a su manera y les enseña cual es su verdadera tarea en este mundo- Para mi, al menos, no había otra manera de explicarse lo que me había ocurrido, todo lo malo que me había pasado, a mi punto de vista era algo bueno, una manera en la que mi camino se iba abriendo entre la espesura de la oscuridad y aunque fuera de una manera demasiado radical, allí estaba haciéndose presente -Recuerda esas cosas, niña- Termine mi oración usando la misma palabra que ella, si bien no la había visto aun podía deducir que no era una niña, no por nada me había llamado así, pero era una manera de burlarme de sus palabras.
Mitsuki Urushiba
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 | 1 |
Creado por Elizabeth Hitze Dom Ene 31, 2016 6:02 pm
- ¿Ah?..- ¿Una mujer no podía cortejar a otra?.. Esa simple frase hizo que la sonrisa de Elizabeth se volviese mucho más marcada e incluso logró mostrar un poco de aquella blanca dentadura que poseía. Sus párpados se entrecerraron al punto de que estos ocultaron gran parte de sus hermosos orbes y la piel se le erizó sin siquiera verse venir.. ¿Por qué? Fácil, no se esperó tal respuesta por parte de la contraria. Al no tenerla de frente era algo que si bien era un punto para ella con aires de misterio le incomodaba, era propio de ella ver a las demás personas a los ojos y el no hacerlo truncaba un poco el poder “analizar” al otro. Suspirando con cierta tranquilidad agachó un poco su cabeza para observar la mesa frente a la que tranquilamente estaba sentada, disponiéndose a escuchar a la contraria sin siquiera decir una sola palabra.
- Las cosas pasan exactamente en el momento en que deben pasar. El destino es el que ya tiene bien definido qué y cómo pasara, si alguien debe morir tiene sus días contados, si alguien debe nacer tiene exactamente el día y hora bien definidos. Todo, absolutamente todo está predispuesto por sea lo que sea que rige el mundo actual. No hay dioses que se dediquen a apuntar a un individuo y con una sonrisa otorgarle lo que ustedes llaman suerte. Ni escriben en un libro con una pluma de la más hermosa ave a tinta fresca qué es lo que pasará cada día a todas horas, mucho menos lo harán con cada uno de los seres que habitan este lugar. - Musitó con tanta tranquilidad y seguridad que incluso de era un poco incómodo para ella pues, hasta cierto punto la misma capitán se estaba contradiciendo en lo antes dicho. - Solo los tontos e ingenuos creen en la suerte porque no quieren atribuir sus desgracias o buenas cosas y hechos a algo ya predestinado. - Tras sus palabras cerró totalmente sus párpados. Analizaba y guardaba en su memoria nuevamente las palabras que acababa de decir hasta que las últimas palabras de la contraria la hicieron estremecer e incluso en su interior un suave nudo en la garganta se formó, un prolongado silencio se hizo presente…
Tras unos segundos la albina se puso de pie. Tomó con su mano derecha el respaldo de su silla donde se encontraba sentada y con mucho cuidado comenzó a llevar esta hacia su lugar arrastrándola hacia el frente para dejarla totalmente bajo la mesa. Comenzó a caminar dando cortos pero firmes pasos rodeando la mesa donde la de negros cabellos se encontraba sentada. Sin pedir permiso u esperar la invitación de la contraria tomó el respaldo de la silla frente a ella y la retiró poara acto seguido sentarse con suma delicadeza, posando su mirada en la contraria teniendo sus párpados entreabiertos ladeó su rostro hacia la izquierda viendo atenta las facciones de la contraria - ¿Me dices niña tú a mi?.. - Cuestionó en un suave susurro… Y es que a simple vista era más que obvio que la otra capitán era más joven pues, no tenía el rostro tan marcado con alguna cicatriz como la albina, sus facciones eran más unas e incluso se le notaba en la mirada que, pese a perder basta inocencia no se comparaba a la triste poseída por Elizabeth.
- En eso te doy basta razón. Sí, todos naces con algún propósito, cada quien vive su vida como lo desea cuando la persona es libre para hacerlo y con el paso del tiempo irán descubriendo y elegirán qué es lo que les da sentido a su vida… ¿Pero qué pasa si al ser que ha nacido fue concebido sin ser deseado? - Dejó su codo de la mano derecha sobre la mesa y descansó su mención sobre su puño viendo de manera penetrante a la otra. - ¿Qué pasa cuando la libertad de elegir qué ser o qué camino tomar es totalmente trabada al volverse esclava de otros seres truncándole totalmente cualquier elección propia? - Sonrió e inclinó más su cuerpo acercando su rostro más a la contraria. - Y eso me encantaría ser, desearía con toda mi fuerza volver a ser una niña, una que aprendiese a leer y escribir, una que jugara con una pelota y muñecas en vez de tener un collar como un perro todo el tiempo, una que a su adolescencia se enamorara y tuviese su primera vez con el que pensara que sería el amor de su vida y no haber conocido el sexo de la peor manera posible. - Hablaba de aquello de una manera tan natural que a cualquiera le helaría la sangre, pero aún ante eso ella era consiente que no era la única por haber vivido una infancia y adolescencia asquerosa… - Todos tienen recuerdos que al contarlos se vuelven historias interesantes de escuchar, nadie es el más desgraciado del mundo, siempre habrá alguien con un problema o recuerdo peor que el que se posee. Eso es lo divertido de conocer las personas y escuchar sus historias. - Sonrió más y con cierto cinismo la observó. - Vamos, cortéjame. Me encantan las mujeres de cabello negro y poco busto. -
- Las cosas pasan exactamente en el momento en que deben pasar. El destino es el que ya tiene bien definido qué y cómo pasara, si alguien debe morir tiene sus días contados, si alguien debe nacer tiene exactamente el día y hora bien definidos. Todo, absolutamente todo está predispuesto por sea lo que sea que rige el mundo actual. No hay dioses que se dediquen a apuntar a un individuo y con una sonrisa otorgarle lo que ustedes llaman suerte. Ni escriben en un libro con una pluma de la más hermosa ave a tinta fresca qué es lo que pasará cada día a todas horas, mucho menos lo harán con cada uno de los seres que habitan este lugar. - Musitó con tanta tranquilidad y seguridad que incluso de era un poco incómodo para ella pues, hasta cierto punto la misma capitán se estaba contradiciendo en lo antes dicho. - Solo los tontos e ingenuos creen en la suerte porque no quieren atribuir sus desgracias o buenas cosas y hechos a algo ya predestinado. - Tras sus palabras cerró totalmente sus párpados. Analizaba y guardaba en su memoria nuevamente las palabras que acababa de decir hasta que las últimas palabras de la contraria la hicieron estremecer e incluso en su interior un suave nudo en la garganta se formó, un prolongado silencio se hizo presente…
Tras unos segundos la albina se puso de pie. Tomó con su mano derecha el respaldo de su silla donde se encontraba sentada y con mucho cuidado comenzó a llevar esta hacia su lugar arrastrándola hacia el frente para dejarla totalmente bajo la mesa. Comenzó a caminar dando cortos pero firmes pasos rodeando la mesa donde la de negros cabellos se encontraba sentada. Sin pedir permiso u esperar la invitación de la contraria tomó el respaldo de la silla frente a ella y la retiró poara acto seguido sentarse con suma delicadeza, posando su mirada en la contraria teniendo sus párpados entreabiertos ladeó su rostro hacia la izquierda viendo atenta las facciones de la contraria - ¿Me dices niña tú a mi?.. - Cuestionó en un suave susurro… Y es que a simple vista era más que obvio que la otra capitán era más joven pues, no tenía el rostro tan marcado con alguna cicatriz como la albina, sus facciones eran más unas e incluso se le notaba en la mirada que, pese a perder basta inocencia no se comparaba a la triste poseída por Elizabeth.
- En eso te doy basta razón. Sí, todos naces con algún propósito, cada quien vive su vida como lo desea cuando la persona es libre para hacerlo y con el paso del tiempo irán descubriendo y elegirán qué es lo que les da sentido a su vida… ¿Pero qué pasa si al ser que ha nacido fue concebido sin ser deseado? - Dejó su codo de la mano derecha sobre la mesa y descansó su mención sobre su puño viendo de manera penetrante a la otra. - ¿Qué pasa cuando la libertad de elegir qué ser o qué camino tomar es totalmente trabada al volverse esclava de otros seres truncándole totalmente cualquier elección propia? - Sonrió e inclinó más su cuerpo acercando su rostro más a la contraria. - Y eso me encantaría ser, desearía con toda mi fuerza volver a ser una niña, una que aprendiese a leer y escribir, una que jugara con una pelota y muñecas en vez de tener un collar como un perro todo el tiempo, una que a su adolescencia se enamorara y tuviese su primera vez con el que pensara que sería el amor de su vida y no haber conocido el sexo de la peor manera posible. - Hablaba de aquello de una manera tan natural que a cualquiera le helaría la sangre, pero aún ante eso ella era consiente que no era la única por haber vivido una infancia y adolescencia asquerosa… - Todos tienen recuerdos que al contarlos se vuelven historias interesantes de escuchar, nadie es el más desgraciado del mundo, siempre habrá alguien con un problema o recuerdo peor que el que se posee. Eso es lo divertido de conocer las personas y escuchar sus historias. - Sonrió más y con cierto cinismo la observó. - Vamos, cortéjame. Me encantan las mujeres de cabello negro y poco busto. -
Elizabeth Hitze
Hoja de personaje
Nivel:
(26/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 | 1 |
Creado por Mitsuki Urushiba Lun Feb 01, 2016 5:57 pm
Las palabras de la contraria eran una completa contradicción a lo dicho anteriormente por ella misma lo cual me hizo soltar una ligera risa entre dientes, una que solo se vio truncada cuando comprendo que parecía estarse burlando de mi pobre explicación sobre la suerte, lo cual sinceramente no me molestaba para nada puesto que cada uno podía llevar sus propias creencias en este mundo tan desorganizado. Tome algo de aire inflando mi pecho y al momento de exhalar tenia pensado responderle a la contraria, mas no llegue a pronunciar una palabra siendo el ruido de una silla moviéndose justo a mi espalda lo que me hizo callar, al parecer aquella mujer se estaba dando por vencida y me iba a dejar completamente sola en aquel sitio sin escuchar una respuesta, una manera algo decepcionante de retirarse... Claro esta eso no era para nada cierto y para mi sorpresa la contraria se termino por sentar delante de mi.
Una bonita y extensa cabellera blanca fue lo primero que llamo mi atención y acto seguido aquel par de zafiros de tono rojo que eran completamente lo opuesto a los míos, bastante expresivos y llamativos, con seguridad todo lo que podía ver de mi parte era un enorme vació y desinterés que incluso se demostraba en mi nula sonrisa o poca reacción ante el movimiento de la ahora invitada -Si, te llame niña, ¿algún problema?- No era una manera agresiva de responder, mas bien una manera desinteresada, no me importaba demasiado si lo tomaba a mal o no. Para mi sorpresa la contraria no respondió y no aparentaba estar ofendida, incluso se había tomado la tarea de continuar respondiendo el mismo tema de antes de una manera tan enredada e interesante que logro robarme una ligera sonrisa que solo se notaba por la curvatura de mis labios, un arco tan pequeño hacia arriba que era casi imperceptible.
-¡JAJAJAJAJA!- En cuanto termino de hablar y sin mucha espera largue una enorme carcajada, una real, de esas que no había soltado desde el momento que había usado por primera vez un arma de manera real; obviamente algunas cuantas personas dentro del bar se voltearon para ver en dirección a la mesa donde ambas mujeres se encontraban, pero no era que me importara realmente. La manera de expresarse y de darme a entender su vida no había hecho mas que causarme gracia. No iba a meterme con el aprendizaje o los juegos de una niña, mi vida hasta ese punto había sido perfecta, pero por el resto tenia muchas cosas que decir y no pensaba callarme cuando alguien intentaba darme combate de esa manera -¿Amor? ¿Una primera vez? Es gracioso escuchar esas palabras. Si tu vida fue una basura desde el primer momento no puedes desear algo como ello, yo tenia todo, una familia, una vida armada y un increíble amor por mi amiga- No despegue mis oscuros orbes de los de la contraria a la par que mi sonrisa, sin que lo notara, se había ensanchado por la mera diversión de hablar con alguien de aquella manera -Tengo muy bien entendido que mi vida puede ser considera un paraíso por muchos, pero para mi no es mas que un infierno, de ser una persona con un increíble futuro llegue a ser comparada con alguien como tu... Una pobre ladrona sin futuro- ¿Quería jugar duro? Yo podía hacerlo, no tenia ningún problema en ello -¿Para que gastaría mi saliva contigo? Siquiera eres mi tipo- Desinterés por sobre todo, no era de esas personas que por un mero reto se lanzaban al intento de cortejar a una persona(eso y que no tenia condenadas ideas de respuesta con un personaje tan cutre).
Una bonita y extensa cabellera blanca fue lo primero que llamo mi atención y acto seguido aquel par de zafiros de tono rojo que eran completamente lo opuesto a los míos, bastante expresivos y llamativos, con seguridad todo lo que podía ver de mi parte era un enorme vació y desinterés que incluso se demostraba en mi nula sonrisa o poca reacción ante el movimiento de la ahora invitada -Si, te llame niña, ¿algún problema?- No era una manera agresiva de responder, mas bien una manera desinteresada, no me importaba demasiado si lo tomaba a mal o no. Para mi sorpresa la contraria no respondió y no aparentaba estar ofendida, incluso se había tomado la tarea de continuar respondiendo el mismo tema de antes de una manera tan enredada e interesante que logro robarme una ligera sonrisa que solo se notaba por la curvatura de mis labios, un arco tan pequeño hacia arriba que era casi imperceptible.
-¡JAJAJAJAJA!- En cuanto termino de hablar y sin mucha espera largue una enorme carcajada, una real, de esas que no había soltado desde el momento que había usado por primera vez un arma de manera real; obviamente algunas cuantas personas dentro del bar se voltearon para ver en dirección a la mesa donde ambas mujeres se encontraban, pero no era que me importara realmente. La manera de expresarse y de darme a entender su vida no había hecho mas que causarme gracia. No iba a meterme con el aprendizaje o los juegos de una niña, mi vida hasta ese punto había sido perfecta, pero por el resto tenia muchas cosas que decir y no pensaba callarme cuando alguien intentaba darme combate de esa manera -¿Amor? ¿Una primera vez? Es gracioso escuchar esas palabras. Si tu vida fue una basura desde el primer momento no puedes desear algo como ello, yo tenia todo, una familia, una vida armada y un increíble amor por mi amiga- No despegue mis oscuros orbes de los de la contraria a la par que mi sonrisa, sin que lo notara, se había ensanchado por la mera diversión de hablar con alguien de aquella manera -Tengo muy bien entendido que mi vida puede ser considera un paraíso por muchos, pero para mi no es mas que un infierno, de ser una persona con un increíble futuro llegue a ser comparada con alguien como tu... Una pobre ladrona sin futuro- ¿Quería jugar duro? Yo podía hacerlo, no tenia ningún problema en ello -¿Para que gastaría mi saliva contigo? Siquiera eres mi tipo- Desinterés por sobre todo, no era de esas personas que por un mero reto se lanzaban al intento de cortejar a una persona
Mitsuki Urushiba
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 | 1 |
Creado por Elizabeth Hitze Lun Feb 08, 2016 10:03 pm
Cerró sus párpados manteniéndose en aquella tranquila posición escuchando como la contraria comenzaba a reírse como una maldita loca retrasada. Existían las risas normales, las extrañas, las desquiciadas y luego… Las de esta hermosa mujer… Mordió su propio labio inferior entreabriendo lentamente su mirada mientras posaba sus hermosos orbes en los ajenos buscando hacer un contacto más directo. La sonrisa que se dibujaba en aquellos dulces y finos labios se mantenía estática y una a una de las preguntas de la contraria acorde a lo que la albina había mencionado hicieron que cada parte de su cuerpo se tensara un poco. - No existe el paraíso, niña. - Rió bajo ladeando un poco su rostro tras enternecer su mirada. - No, no es gracioso escuchar lo que te he dicho, es natural, es bonito. Todos tenemos derecho de imaginar y vivir en nuestro propio mundo creado en nuestra mente la mejor historia que podamos inventar. - Masculló con tranquilidad antes de acercar más su rostro al de la contraria sin alejar su mirada de la ajena. - Uno mismo decide su propio futuro, uno puede cambiar el destino y con un poco de voluntad se puede salir de la mierda en la que se le ha sumergido de manera voluntaria o involuntaria.- Acotó con cierta tranquilidad bajando un poco su mirada, un instante, viendo de manera coqueta los labios de la fémina. - Llámame sucia, llámame ladrona, pero puedo jurar por mi vida que en este mismo instante soy más feliz que tú. -
Una suave mueca de decepción se dibujó en su rostro y sonriendo se alejó de la de cabellos azabache para volver a tomar su asiento, cruzándose de brazos nuevamente hizo lo mismo con sus piernas descansando la derecha sobre la izquierda moviendo lentamente su pierna en un dulce vaivén sonriendo de una manera más marcada y más burlona. - ¿Pero qué dices? Creí que eras más ruda, más… ¿Dominante? Incoherencias, hablas por hablar. - Mofándose de la contraria ladeó su rostro viéndola de soslayo por el robadillo del ojo con cierta decepción. - Y yo que comenzaba a imaginarte sin ropa ya. Qué cruel, primero me ilusionas y después me botas sin más… - Susurró cerrando sus párpados un instante. - Eres como los hombres. - Rió de manera tranquila y mordió su propio labio inferior. - Comenzaba a saborear aquel par de aceitunas entre mis labios, lamiendo y mordiendo como si de mi última cena tratase ¿Lo imaginas? - Murmuraba agachando un poco su cabeza aguantándose las ganas de soltar en carcajada. - Bocona. - Fue lo último en decir antes de volver a verla. - ¿Y por qué la dulce princesita que tenía todo se volvió una sucia ladrona como yo, ah? .- Susurró con sarcasmo acusándola con sus palabras. - ¿A quién mataste?¿Te escapaste?¿Amenazaste a alguien con cortejar? Qué malota. - Agregó esperando la respuesta ras verla fijamente.
Una suave mueca de decepción se dibujó en su rostro y sonriendo se alejó de la de cabellos azabache para volver a tomar su asiento, cruzándose de brazos nuevamente hizo lo mismo con sus piernas descansando la derecha sobre la izquierda moviendo lentamente su pierna en un dulce vaivén sonriendo de una manera más marcada y más burlona. - ¿Pero qué dices? Creí que eras más ruda, más… ¿Dominante? Incoherencias, hablas por hablar. - Mofándose de la contraria ladeó su rostro viéndola de soslayo por el robadillo del ojo con cierta decepción. - Y yo que comenzaba a imaginarte sin ropa ya. Qué cruel, primero me ilusionas y después me botas sin más… - Susurró cerrando sus párpados un instante. - Eres como los hombres. - Rió de manera tranquila y mordió su propio labio inferior. - Comenzaba a saborear aquel par de aceitunas entre mis labios, lamiendo y mordiendo como si de mi última cena tratase ¿Lo imaginas? - Murmuraba agachando un poco su cabeza aguantándose las ganas de soltar en carcajada. - Bocona. - Fue lo último en decir antes de volver a verla. - ¿Y por qué la dulce princesita que tenía todo se volvió una sucia ladrona como yo, ah? .- Susurró con sarcasmo acusándola con sus palabras. - ¿A quién mataste?¿Te escapaste?¿Amenazaste a alguien con cortejar? Qué malota. - Agregó esperando la respuesta ras verla fijamente.
- Off:
- Se me olvidó xDDDD Recuérdame!! Perdóooooon!!
Elizabeth Hitze
Hoja de personaje
Nivel:
(26/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 | 1 |
Creado por Mitsuki Urushiba Miér Feb 10, 2016 10:45 am
Escuchar la respuesta ajena era algo similar a tener una mosca rondando cerca de mis oídos de manera persistente y molesta, algo que realmente no me importaba para nada escuchar. Aun mas molesta se volvía aquella escena que estaba presenciando cuando la contraria acercara mas de lo debido su rostro, como si intentara no hacer mas que buscar mi reacción, como si esperara que fuera a soltar mis ataduras. Lamentablemente estaba sola y no tenia mayores ganas de iniciar una pelea por lo que suspire y escuche, no hice mas que dejar que la molesta mosca diera vueltas a mi alrededor hasta que finalmente se quedara del todo callada. Todas las expresiones que se dibujaron en el rostro de la albina, todos los tonos de voz empleados así como cada una de las palabras estaba bien grabada dentro de mi mente y con todo ello no iba a hacer otra cosa mas que responderle puesto que desgraciadamente era mi turno de mover las fichas y aunque no tuviera mayores ganas de continuar, no iba a dejarme aplastar por una completa desconocida como aquella.
-Ser mas feliz que yo no es algo de lo que debas enorgullecerte, cualquiera puede superarme en ese aspecto sin siquiera tener que esforzarse- Simple y aplastante sinceridad. Mi felicidad no era mas que un montón de recuerdos vagos y sin sentido de mi arruinada niñez. Volví a suspirar antes de retomar el habla, realmente tenia muchas cosas que decir, demasiadas respuestas que dar y eso mismo volvía pesado la situación en la que me había enredado sin pensarlo -Lamento ser una decepción para ti y si quieres compararme con un hombre, adelante, tienes todo el derecho de hacerlo. Pero no soy una persona que abandona fácilmente a quienes aprecia... Lamentablemente no lo soy- Había terminado por matar a toda mi familia del aprecio que les tenia y de las pocas ganas que tenia de verlos sufrir, de verlos morir de una manera tan lenta y horrible como la que les habría tocado de no ser por que había optado por darles un fin digno.
Esta vez en lugar de suspirar tome un trago de la copa sintiendo un amargo sabor en la garganta al terminar de pasar aquella bebida, el amargo sabor de los recuerdos. Esboce una ligera mueca de disgusto antes de continuar hablando -Eres la primera y posiblemente ultima persona que amenace con cortejar, lamentablemente no había medido mis palabras al hacerlo- Sin decir mucho mas me puse en pie como si pretendiera ignorarla, como si mis intenciones fueran retirarme, aunque la verdad era que solo iba a acercarme mas de la cuenta. Como si de una infante me tratara use una de mis manos de manera delicada para obligarla a bajar una de sus piernas sentándome posteriormente en ellas quedando de esa manera nuestras miradas cruzadas sin posibilidad de ver mas alla. Con una ligera sonrisa de lado deje pasar la vista de ambas y me continué acercando hasta que finalmente mis labios estaban cerca de su oído derecho en donde comencé a hablar en un ligero susurro -Simplemente mate a toda mi familia- Los detalles del porque lo había hecho no hacían falta alguna para el caso, posterior a ello y como si de un reto se tratara llegue a morderle el labio inferior de manera algo atrevida y suave -Y bien querida, ¿alguna pregunta mas que desees que resuelva por ti?- Tal vez me estaba propasando, tal vez debería de haber cortado aquella manera de actuar, pero no tenia mayores intenciones de dejarme aplastar por una mujer que no conocía de nada.
-Ser mas feliz que yo no es algo de lo que debas enorgullecerte, cualquiera puede superarme en ese aspecto sin siquiera tener que esforzarse- Simple y aplastante sinceridad. Mi felicidad no era mas que un montón de recuerdos vagos y sin sentido de mi arruinada niñez. Volví a suspirar antes de retomar el habla, realmente tenia muchas cosas que decir, demasiadas respuestas que dar y eso mismo volvía pesado la situación en la que me había enredado sin pensarlo -Lamento ser una decepción para ti y si quieres compararme con un hombre, adelante, tienes todo el derecho de hacerlo. Pero no soy una persona que abandona fácilmente a quienes aprecia... Lamentablemente no lo soy- Había terminado por matar a toda mi familia del aprecio que les tenia y de las pocas ganas que tenia de verlos sufrir, de verlos morir de una manera tan lenta y horrible como la que les habría tocado de no ser por que había optado por darles un fin digno.
Esta vez en lugar de suspirar tome un trago de la copa sintiendo un amargo sabor en la garganta al terminar de pasar aquella bebida, el amargo sabor de los recuerdos. Esboce una ligera mueca de disgusto antes de continuar hablando -Eres la primera y posiblemente ultima persona que amenace con cortejar, lamentablemente no había medido mis palabras al hacerlo- Sin decir mucho mas me puse en pie como si pretendiera ignorarla, como si mis intenciones fueran retirarme, aunque la verdad era que solo iba a acercarme mas de la cuenta. Como si de una infante me tratara use una de mis manos de manera delicada para obligarla a bajar una de sus piernas sentándome posteriormente en ellas quedando de esa manera nuestras miradas cruzadas sin posibilidad de ver mas alla. Con una ligera sonrisa de lado deje pasar la vista de ambas y me continué acercando hasta que finalmente mis labios estaban cerca de su oído derecho en donde comencé a hablar en un ligero susurro -Simplemente mate a toda mi familia- Los detalles del porque lo había hecho no hacían falta alguna para el caso, posterior a ello y como si de un reto se tratara llegue a morderle el labio inferior de manera algo atrevida y suave -Y bien querida, ¿alguna pregunta mas que desees que resuelva por ti?- Tal vez me estaba propasando, tal vez debería de haber cortado aquella manera de actuar, pero no tenia mayores intenciones de dejarme aplastar por una mujer que no conocía de nada.
Mitsuki Urushiba
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 | 1 |
Creado por Elizabeth Hitze Miér Feb 17, 2016 11:11 am
Algo.. Algo no andaba bien, algo no cuadraba en todo lo que estaba pasando en aquel momento… Aquel ambiente comenzó a tensarse cuando la mirada de propios y extraños volteaba de manera repentina y se mantenía por unos segundos sólo con el fin de ver y tratar de comprender qué era lo que pasaba en ese lugar. Algunos fetichistas deleitaban su pupila al mero hecho de ver dos mujeres retarse teniendo una mesa de pormedio, otros impacientes ya ebrios preferían que lo que en su momento fuese una amena plática los golpes se hicieran presentes y entre estos hasta desgarres mismos de las ropas de las féminas. ¿Extraño, no? Extraño e interesante era la mente del ser humano, mientras los hombres deseaban aquello en la mente de la albina una súplica por que todo esto terminara resonaba en lo más profundo de su mente. ¿La razón? Ella. Simplemente, ella. Por más que intentara provocarla pese a intentos de caer no lograba…. Sacaba algo que terminaría evadiendo las preguntas más sus respuestas no convencían a la capitana. - Tché... -
Pero qué… - Ow~ Vaya… Realmente me alaga saber que seré la primera y posiblemente la única. - Murmuró entrecerrando su mirada respondiendo ante aquella pequeña confesión acompañada de una declaración - Aunque me duele un poco que me rechaces de esa manera ¿Sabes? - susurró entrecerrando su mirada apenas notó como la de cabellos azabache se ponía de pie de una manera tan lenta que cualquiera podría jurar estaba dispuesta a irse, más no era así. Apenas sintió los fios dedos de aquella delicada mano bajó su pierna volviéndose una especie de posadera para la contraria. ¿Se sentó?.. Sí, lo había hecho… Aquel delgado y bien formado cuerpo ahora yacía sobre su regazo. ¿Pesaba? Para nada, sólo se sentía más no pesaba ni incomodaba. En el rostro propio se le notó un poco la sorpresa mas una sonrisa ladina formada por sus finos y rozados labios adornaba aquel rostro que acompañado de una mirada un tanto felina denotaba su poca o nula molestia ante el acto.
Poco a poco sus orbes se posaron en los contrarios terminando por chocar aquellas firmes y recias miradas propias de cada capitán mostrando en ellas aquella determinación propia de cada una… Sin embargo el repentino corte de distancia entre rostros la hizo tensarse un poco mas no fue hasta que sin moverse ella la otra poco a poco se acercó a su oído. Entrecerrando su mirada escuchó atenta la confesión de la otra… ¿Matarla?.. - ¿A toda?.. - Cuestiono antes de soltar una sonora carcajada se hizo presente. Cualquiera que no la conociera podía tratarla de desquiciada y loca. - ¿Otra pregunta? - Oh sí.. Claro que la tenía… sin medirse o siquiera pedir permiso con sus manos tomó los muslos de la contraria levantándose de golpe y a ella consigo. La dejó caer de espaldas a la mesa y con su mano derecha tomó firme la nalga ajena mientras con su mano izquierda buscó tomar una de las muñecas de la contraria para inmovilizarla. De ser aquello posible la tendría frente a frente acercando su rostro al ajeno de tal manera que al caer de su cabello este cubriera parte de los costados de ambas dando cierta… Privacidad. - Me importa una mierda por qué los mataste. Así como me importa una mierda quién o qué coño eres. - Musitó en un suave susurro para que sólo entre ellas aquella conversación se volviese privada… Mas el escándalo que provocaría Elizabeth alteraría a todos en el lugar. Su cuerpo se arquearía hacia el frente haciendo que ambos bustos chocasen haciendo un roce entre ellos mas ahora Elizabeth sería quien se acercaría al oído ajeno. - ¿Y pretendes que haga algo porque la princesita se deshiciera de los suyos, ah? ¿Les llevo flores? ¿Quieres que pula sus tumbas? Si fuiste tan mierda para hacer eso entonces aquí hay una cuestión… - Apretaría más la nalga ajena e incluso buscaría enterrarle las uñas. - Debes ser un pirata ¿No? Los sucios ladrones y los asquerosos asesinos pertenecemos a este bando. - Haría su pecho más al frente haciendo que entre sus senos hubiese un roce más notorio e incluso para deleite de la albina sentir aquellos pequeños montes exquisitos terminarían por hacerla perder el pudor de las miradas ajenas. - Me encantas. Quizá la que deba cortejarte sea yo. - Acotando aquello su rostro quedaría frente al de ella acercándolo de tal manera que sus cálidos alientos chocaran de tal manera que la piel de ella se erizara. - Mi nombre es Elizabeth, soy capitán de los Tidehunter. - Murmuraría bajo para rozar sus labios con los contrarios haciendo su cuerpo más al frente haciendo que los senos de ambas terminaran totalmente aprisionados. - ¿Y dime… con quién tengo el gusto y exquisito placer?.. -
Pero qué… - Ow~ Vaya… Realmente me alaga saber que seré la primera y posiblemente la única. - Murmuró entrecerrando su mirada respondiendo ante aquella pequeña confesión acompañada de una declaración - Aunque me duele un poco que me rechaces de esa manera ¿Sabes? - susurró entrecerrando su mirada apenas notó como la de cabellos azabache se ponía de pie de una manera tan lenta que cualquiera podría jurar estaba dispuesta a irse, más no era así. Apenas sintió los fios dedos de aquella delicada mano bajó su pierna volviéndose una especie de posadera para la contraria. ¿Se sentó?.. Sí, lo había hecho… Aquel delgado y bien formado cuerpo ahora yacía sobre su regazo. ¿Pesaba? Para nada, sólo se sentía más no pesaba ni incomodaba. En el rostro propio se le notó un poco la sorpresa mas una sonrisa ladina formada por sus finos y rozados labios adornaba aquel rostro que acompañado de una mirada un tanto felina denotaba su poca o nula molestia ante el acto.
Poco a poco sus orbes se posaron en los contrarios terminando por chocar aquellas firmes y recias miradas propias de cada capitán mostrando en ellas aquella determinación propia de cada una… Sin embargo el repentino corte de distancia entre rostros la hizo tensarse un poco mas no fue hasta que sin moverse ella la otra poco a poco se acercó a su oído. Entrecerrando su mirada escuchó atenta la confesión de la otra… ¿Matarla?.. - ¿A toda?.. - Cuestiono antes de soltar una sonora carcajada se hizo presente. Cualquiera que no la conociera podía tratarla de desquiciada y loca. - ¿Otra pregunta? - Oh sí.. Claro que la tenía… sin medirse o siquiera pedir permiso con sus manos tomó los muslos de la contraria levantándose de golpe y a ella consigo. La dejó caer de espaldas a la mesa y con su mano derecha tomó firme la nalga ajena mientras con su mano izquierda buscó tomar una de las muñecas de la contraria para inmovilizarla. De ser aquello posible la tendría frente a frente acercando su rostro al ajeno de tal manera que al caer de su cabello este cubriera parte de los costados de ambas dando cierta… Privacidad. - Me importa una mierda por qué los mataste. Así como me importa una mierda quién o qué coño eres. - Musitó en un suave susurro para que sólo entre ellas aquella conversación se volviese privada… Mas el escándalo que provocaría Elizabeth alteraría a todos en el lugar. Su cuerpo se arquearía hacia el frente haciendo que ambos bustos chocasen haciendo un roce entre ellos mas ahora Elizabeth sería quien se acercaría al oído ajeno. - ¿Y pretendes que haga algo porque la princesita se deshiciera de los suyos, ah? ¿Les llevo flores? ¿Quieres que pula sus tumbas? Si fuiste tan mierda para hacer eso entonces aquí hay una cuestión… - Apretaría más la nalga ajena e incluso buscaría enterrarle las uñas. - Debes ser un pirata ¿No? Los sucios ladrones y los asquerosos asesinos pertenecemos a este bando. - Haría su pecho más al frente haciendo que entre sus senos hubiese un roce más notorio e incluso para deleite de la albina sentir aquellos pequeños montes exquisitos terminarían por hacerla perder el pudor de las miradas ajenas. - Me encantas. Quizá la que deba cortejarte sea yo. - Acotando aquello su rostro quedaría frente al de ella acercándolo de tal manera que sus cálidos alientos chocaran de tal manera que la piel de ella se erizara. - Mi nombre es Elizabeth, soy capitán de los Tidehunter. - Murmuraría bajo para rozar sus labios con los contrarios haciendo su cuerpo más al frente haciendo que los senos de ambas terminaran totalmente aprisionados. - ¿Y dime… con quién tengo el gusto y exquisito placer?.. -
Elizabeth Hitze
Hoja de personaje
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