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Creado por Roderick Molten Dom Mar 13, 2016 5:22 pm
La historia se remonta hace aproximadamente dos años desde que Zed se alisto a la marina, en ese entonces se encontraba conviviendo en el hogar de su abuelo adoptivo, justamente con esta persona, el cual lo entrenaba para a futuro convertirlo en un hombre que se supiera defender por sí mismo y además para que le ayudara a hacer el aseo de una casa de tanta antigüedad como el propietario. En fin, se trataba de una vida normal en la cual estaba presente el proyecto de formar parte de la armada naval como un recluta prometedor bajo la tutela de un ex soldado perteneciente a este mismo servicio.
Era un bonito día en la recurrida ciudad del principio y el fin, el sol iluminaba cada rincón de la isla, los pájaros cantaban una bonita melodía, el viento soplaba refrescantemente en grandes cantidades, todo esto se podía ver y sentir desde la ventana de mi pieza, apenas me estaba despertando y sabía que era un día para aprovechar y salir a dar una vuelta, a no ser que el viejo hubiera planeado una pesada rutina de ejercicios o que tuviera algún mandato. Me estire mientras estaba acostado, luego di un salto levantándome de golpe de la cama, me cambie de ropa, librándome del acogedor pijama y acto seguido, haciendo uso de mis habilidades de sigilo para abandonar la casa, baje las escaleras del segundo piso para dirigirme a la puerta de salida que daba justo con la ansiada libertad, o al menos unos cuantos escalones pude avanzar, esto debido a que un zapato golpeo mi cabeza y me hizo rodar el resto de escalera que me quedaba por recorrer.
Tirado en el suelo del primer piso, me sobe la cabeza con un repetido movimiento de mano y posteriormente me pare del suelo para mirar un tanto avergonzado al viejo, aunque en realidad no le mire a los ojos si no que me limite a mirar su barbilla y casi a la altura de su boca para ver qué es lo que expresaba su rostro a partir de unos pequeños gestos y la situación no pintaba para nada bien, ya que se notaba que estaba enrabiado aun sin mirar mas arriba de su rostro.
Era un bonito día en la recurrida ciudad del principio y el fin, el sol iluminaba cada rincón de la isla, los pájaros cantaban una bonita melodía, el viento soplaba refrescantemente en grandes cantidades, todo esto se podía ver y sentir desde la ventana de mi pieza, apenas me estaba despertando y sabía que era un día para aprovechar y salir a dar una vuelta, a no ser que el viejo hubiera planeado una pesada rutina de ejercicios o que tuviera algún mandato. Me estire mientras estaba acostado, luego di un salto levantándome de golpe de la cama, me cambie de ropa, librándome del acogedor pijama y acto seguido, haciendo uso de mis habilidades de sigilo para abandonar la casa, baje las escaleras del segundo piso para dirigirme a la puerta de salida que daba justo con la ansiada libertad, o al menos unos cuantos escalones pude avanzar, esto debido a que un zapato golpeo mi cabeza y me hizo rodar el resto de escalera que me quedaba por recorrer.
Tirado en el suelo del primer piso, me sobe la cabeza con un repetido movimiento de mano y posteriormente me pare del suelo para mirar un tanto avergonzado al viejo, aunque en realidad no le mire a los ojos si no que me limite a mirar su barbilla y casi a la altura de su boca para ver qué es lo que expresaba su rostro a partir de unos pequeños gestos y la situación no pintaba para nada bien, ya que se notaba que estaba enrabiado aun sin mirar mas arriba de su rostro.
Roderick Molten
Hoja de personaje
Nivel:
(33/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Roderick Molten Dom Mar 13, 2016 5:23 pm
Mi abuelo me pidió el zapato de vuelta con los dientes apretados y contando hasta tres segundos, de lo contrario, me haría trotar alrededor de la isla por aproximadamente dos horas seguidas. No lo pensé ni un solo segundo y hasta le había hecho calzar el zapato, colocando el pie en su interior. Devuelto el zapato, me coloque en posición de militar frente a su superior, esperando un regaño de aquellos o un tipo de entrenamiento intensivo como castigo.
Mientras estaba paralizado en la posición ya descrita y pensando en lo que me haría, no me había percatado de que el caballero estaba roncando apoyado en una muralla del salón de estar. Aguante la risa y el nerviosismo y esta vez planeaba escapar, ya que sería más fácil, solo bastaba con acercarme a la puerta, abrirla y correr en caso de que me descubriera. Me despedí burlescamente haciendo un gesto con la mano y trate de abandonar la casa, pero milésimas de segundo más tarde, pude sentir como de nuevo me lanzaba un proyectil dirigido hacia mi cabeza, por lo que me agache y luego me di vuelta para sacarle la lengua, en clara señal de mofarme por su mala puntería y falta de ingenio, a lo que el respondió con el lanzamiento de su otro zapato, dándome de frente en la cara y dejándome fuera de combate en el instante, sin chances de escapar esta vez.
De hecho, justamente no tendría otra chance, ya que cuando desperté del estado de inconsciencia, sentía como si estuviera en un tren subterráneo en horario punta, aplastado como sardina enlatada. Llame a mi abuelo alzando la voz, enfurecido por este juego que ya se había escapado de las manos.
Mientras estaba paralizado en la posición ya descrita y pensando en lo que me haría, no me había percatado de que el caballero estaba roncando apoyado en una muralla del salón de estar. Aguante la risa y el nerviosismo y esta vez planeaba escapar, ya que sería más fácil, solo bastaba con acercarme a la puerta, abrirla y correr en caso de que me descubriera. Me despedí burlescamente haciendo un gesto con la mano y trate de abandonar la casa, pero milésimas de segundo más tarde, pude sentir como de nuevo me lanzaba un proyectil dirigido hacia mi cabeza, por lo que me agache y luego me di vuelta para sacarle la lengua, en clara señal de mofarme por su mala puntería y falta de ingenio, a lo que el respondió con el lanzamiento de su otro zapato, dándome de frente en la cara y dejándome fuera de combate en el instante, sin chances de escapar esta vez.
De hecho, justamente no tendría otra chance, ya que cuando desperté del estado de inconsciencia, sentía como si estuviera en un tren subterráneo en horario punta, aplastado como sardina enlatada. Llame a mi abuelo alzando la voz, enfurecido por este juego que ya se había escapado de las manos.
Roderick Molten
Hoja de personaje
Nivel:
(33/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Roderick Molten Dom Mar 13, 2016 5:24 pm
Me encontraba en posición horizontal, acostado en un sofá, amarrado hasta el cuello con cuerdas, el viejo había puesto en acción sus conocimientos de marine retirado en ese movimiento para inmovilizarme a tal punto de que solo pudiese mirarle a la cara.
Este se sentó en un sillón frente a mí y me cuestiono, diciéndome que carecía de disciplina y que aún me seguía comportando como un mocoso inexperimentado que solo quería mamar del pezón de mi mamá lactante, chiste cruel debido a que no conocía a mi madre, pero bueno ese no era el punto, se estaba burlando de mi mas que sermoneándome. Le recrimine que nunca dejaba que saliera al exterior a hacer otras actividades que no fueran entrenamiento o labores de la casa, que se comportaba de mala manera y que otros padres dejaban a sus hijos salir mas seguido porque al fin y al cabo eran muchachos de temprana edad, que tenían que aprovechar su juventud. El viejo estalló y accidentalmente me dijo que el no era mi padre y que simplemente me criaba para que fuera un hombre fuerte y no para formar a un vagabundo que viviera para robar oxigeno gratis.
Mi mirada se nubló y con mucho esfuerzo, intente ponerme de pie, cayéndome al primer intento pero en el segundo pude caminar o dar pequeños brincos para abandonar el lugar e ir a mi habitación a encerrarme, ya no tenía ganas de nada, aquello que me dijo me cayo como una puñalada al corazón, recordando mi misterioso pasado como bebé y mi llegada a esta isla cuando solo tenia alrededor de 1 año de vida, contra todo pronóstico de sobrevivencia.
Este se sentó en un sillón frente a mí y me cuestiono, diciéndome que carecía de disciplina y que aún me seguía comportando como un mocoso inexperimentado que solo quería mamar del pezón de mi mamá lactante, chiste cruel debido a que no conocía a mi madre, pero bueno ese no era el punto, se estaba burlando de mi mas que sermoneándome. Le recrimine que nunca dejaba que saliera al exterior a hacer otras actividades que no fueran entrenamiento o labores de la casa, que se comportaba de mala manera y que otros padres dejaban a sus hijos salir mas seguido porque al fin y al cabo eran muchachos de temprana edad, que tenían que aprovechar su juventud. El viejo estalló y accidentalmente me dijo que el no era mi padre y que simplemente me criaba para que fuera un hombre fuerte y no para formar a un vagabundo que viviera para robar oxigeno gratis.
Mi mirada se nubló y con mucho esfuerzo, intente ponerme de pie, cayéndome al primer intento pero en el segundo pude caminar o dar pequeños brincos para abandonar el lugar e ir a mi habitación a encerrarme, ya no tenía ganas de nada, aquello que me dijo me cayo como una puñalada al corazón, recordando mi misterioso pasado como bebé y mi llegada a esta isla cuando solo tenia alrededor de 1 año de vida, contra todo pronóstico de sobrevivencia.
Roderick Molten
Hoja de personaje
Nivel:
(33/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Roderick Molten Dom Mar 13, 2016 5:25 pm
Mientras estaba recostado sobre mi cama pensando depresivamente en mi realidad, como todo adolescente alborotado por sus hormonas, llegó el viejo a la puerta dando unos suaves toques preguntando si podía entrar a mi pieza. Si bien estaba algo dolido, no podía no reconocer toda su buena voluntad acogiéndome cuando no tenía noción alguna de la situación en la que me encontraba, así que siendo lo suficientemente maduro, le permití que entrara para que conversáramos un rato acerca del problema por el que estábamos pasando.
El hombre entro con un gran machete, bastante afilado y brillante como el solo. Ver eso fue espeluznante y lo único que acudí a hacer fue a gritar por ayuda. El viejo se acercó y me pego un palmetazo en la cabeza, acto seguido se deshizo de las cuerdas que me ataban de un solo corte. Me sobe la cabeza y le sonreí disculpándome por dudar de sus intenciones, y bueno, si estábamos distanciados, qué iría a pensar al verlo llegar a mi metro cuadrado con un arma blanca, lo peor claramente.
El viejo se sentó en la cama y me hablo acerca del pasado, disculpándose por lo grosero de lo que mencionó hace instantes atrás. Era algo sorprendente, de todo el tiempo que llevaba viviendo con el abuelo, casi nunca había presenciado esa actitud viniendo de el, despojándose de su orgullo solo para que yo me sintiera mejor. Acepte las disculpas del viejo y le dije que volviéramos al entrenamiento, después de todo, me diera el día libre o no, la fachada de la jornada no iría a cambiar, a no ser que el cambio climático hiciera de las suyas en cualquier momento.
El hombre entro con un gran machete, bastante afilado y brillante como el solo. Ver eso fue espeluznante y lo único que acudí a hacer fue a gritar por ayuda. El viejo se acercó y me pego un palmetazo en la cabeza, acto seguido se deshizo de las cuerdas que me ataban de un solo corte. Me sobe la cabeza y le sonreí disculpándome por dudar de sus intenciones, y bueno, si estábamos distanciados, qué iría a pensar al verlo llegar a mi metro cuadrado con un arma blanca, lo peor claramente.
El viejo se sentó en la cama y me hablo acerca del pasado, disculpándose por lo grosero de lo que mencionó hace instantes atrás. Era algo sorprendente, de todo el tiempo que llevaba viviendo con el abuelo, casi nunca había presenciado esa actitud viniendo de el, despojándose de su orgullo solo para que yo me sintiera mejor. Acepte las disculpas del viejo y le dije que volviéramos al entrenamiento, después de todo, me diera el día libre o no, la fachada de la jornada no iría a cambiar, a no ser que el cambio climático hiciera de las suyas en cualquier momento.
Roderick Molten
Hoja de personaje
Nivel:
(33/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Roderick Molten Dom Mar 13, 2016 5:26 pm
El anciano soltó una fuerte risa que duro un buen momento, interrumpida solo por un ataque de tos que le dio, momento en el cual fui por un vaso de agua para que tomara antes de que se fuera al otro mundo. Un poco extrañado pero a la vez acostumbrado al extraño comportamiento del viejo, le pregunté cuál era el chiste, como habitualmente se dice cuando alguien se ríe por una desconocida razón, a lo que él respondió de una curiosa manera, sin decir ninguna palabra y entregándome una nota, de las que acostumbraba a pasarme para que fuera a comprar las cosas para la comida, a lo que me negué rotundamente porque sin leer con atención me pude dar cuenta de que eran muchas cosas. Él me dijo que leyera y que luego le fuera a dar la opinión acerca de cualquiera fuese el mensaje escrito en el papel. Dicho eso, bajo al primer piso a probablemente tomar desayuno.
Con una ceja arqueada me pregunté que tendría que ver este pedazo de papel con todo lo que estábamos hablando, asi que sin darse mas vueltas, leí el contenido de la nota. A medida mis ojos procesaban cada palabra, más me aburría. Se trataban de cuatro actividades a realizar y de cumplirlas todas tendría el equivalente a siete días de descanso, justamente una semana. No era tan bueno, pero peor era nada, ahora lo extraño eran las tareas que me adjudicaba el viejo, no eran del estilo de cosas que acostumbraba a hacer día a día. Sin perder más tiempo, bajé las escaleras y me acerqué al viejo para darle a conocer la decisión que había escogido en relación a la nota.
Con una ceja arqueada me pregunté que tendría que ver este pedazo de papel con todo lo que estábamos hablando, asi que sin darse mas vueltas, leí el contenido de la nota. A medida mis ojos procesaban cada palabra, más me aburría. Se trataban de cuatro actividades a realizar y de cumplirlas todas tendría el equivalente a siete días de descanso, justamente una semana. No era tan bueno, pero peor era nada, ahora lo extraño eran las tareas que me adjudicaba el viejo, no eran del estilo de cosas que acostumbraba a hacer día a día. Sin perder más tiempo, bajé las escaleras y me acerqué al viejo para darle a conocer la decisión que había escogido en relación a la nota.
Roderick Molten
Hoja de personaje
Nivel:
(33/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Roderick Molten Dom Mar 13, 2016 5:27 pm
Le extendí la mano para aceptar el negocio, pero el me ignoro por completo. Ya me estaba empezando a enojar nuevamente, ahora no entendía su desprecio, ese viejo estaba totalmente loco, el mismo me ofreció este trato y el mismo lo rechaza al parecer. En medio de mi enojo, el viejo me entrega un lápiz pasta negro para que firme en un improvisado contrato que él había confeccionado con sus propias manos, de hecho, pude apreciar que el también había firmado.
Le quité la hoja de sus manos, mirándole con los ojos entrecerrados, desconfiando de él, pensando que se trataba de una broma o trampa para trabajar más que de costumbre, es un antiguo lobo de mar y estrategias de seguro no le faltaban. Leí las condiciones y términos, todas las pillerías habidas y por haber, buscando la letra chica y en el reverso de las hojas por si alguna trampa se ocultaba. Al parecer el viejo jugaba limpio, después de todo pertenecía a una gran generación de marines, pero como dicen, uno no se puede fiar ni de su lengua.
Firmé el contrato y con nota en mano me dispuse a abandonar la casa para comenzar con los quehaceres escritos allí. El viejo me detuvo antes de que me fuera y me recordó que debía llegar con cada una de las evidencias descritas en el papel para asegurarse de que había finalizado con mi trabajo satisfactoriamente y que no se tratase de un engaño, de hecho, si intentaba engañarlo no tendría vacaciones hasta que cumpliese la edad del veterano, dijo riéndose con malicia en sus ojos. No se a que se podía deber tanta maldad, quizás aún no se libera del rencor que tomo hacia mi cuando oculte su placa dental en el tanque del escusado.
Le quité la hoja de sus manos, mirándole con los ojos entrecerrados, desconfiando de él, pensando que se trataba de una broma o trampa para trabajar más que de costumbre, es un antiguo lobo de mar y estrategias de seguro no le faltaban. Leí las condiciones y términos, todas las pillerías habidas y por haber, buscando la letra chica y en el reverso de las hojas por si alguna trampa se ocultaba. Al parecer el viejo jugaba limpio, después de todo pertenecía a una gran generación de marines, pero como dicen, uno no se puede fiar ni de su lengua.
Firmé el contrato y con nota en mano me dispuse a abandonar la casa para comenzar con los quehaceres escritos allí. El viejo me detuvo antes de que me fuera y me recordó que debía llegar con cada una de las evidencias descritas en el papel para asegurarse de que había finalizado con mi trabajo satisfactoriamente y que no se tratase de un engaño, de hecho, si intentaba engañarlo no tendría vacaciones hasta que cumpliese la edad del veterano, dijo riéndose con malicia en sus ojos. No se a que se podía deber tanta maldad, quizás aún no se libera del rencor que tomo hacia mi cuando oculte su placa dental en el tanque del escusado.
Roderick Molten
Hoja de personaje
Nivel:
(33/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Roderick Molten Dom Mar 13, 2016 5:27 pm
Ya en las calles de Loguetown, salude a los habitantes mas cercanos y busque el primer objetivo y el lugar mas próximo posible para llevarlo a cabo. La primera actividad decía “Ayuda al pescador Willy a trasladar la carga fresca a su restaurante” y la forma de comprobar que había cumplido con mi trabajo era llevar una especie propia del local a la casa, era una forma refinada de mandarme a comprar el almuerzo, bien pensado viejo, bien pensado.
La verdad era que no conocía ese restaurante y tenía que preguntar a la gente que transitaba a esa hora como llegar a destino. No me decidía a parar a alguna persona, ya que todos se veían muy apurados, o distraídos, o bien estaban muy lejos de donde yo estaba, pero de pronto, vi pasar a un hombre de mediana edad, unos cuarenta y dos años aproximadamente. Le pedí que se detuviera y le pregunte por el tal Willy y su local. -¡ Ahhh ¡ tú te refieres al local de William, allá se cocina muy delicioso, te lo recomiendo. Dirígete a la costa, unos metros más hacia el puerto se encuentra la cadena de restaurantes marinos- le di las gracias y me fui siguiendo las instrucciones del caballero, esperando no perderme.
Di con el lugar, era una instalación bastante bonita, se llamaba “La Cocina de Poseidón” y juzgando por el nombre, pensaba que se trataba de grandes cocineros o de originales charlatanes tratando de llamar la atención. Entre al lugar y pregunté por Willy en voz alta, uno de los trabajadores me dijo que lo fuera a buscar al puerto, se encontraba en pleno trabajo, pescando la mercadería directamente del mar, lo que daba bastante buen aspecto para el cliente.
La verdad era que no conocía ese restaurante y tenía que preguntar a la gente que transitaba a esa hora como llegar a destino. No me decidía a parar a alguna persona, ya que todos se veían muy apurados, o distraídos, o bien estaban muy lejos de donde yo estaba, pero de pronto, vi pasar a un hombre de mediana edad, unos cuarenta y dos años aproximadamente. Le pedí que se detuviera y le pregunte por el tal Willy y su local. -¡ Ahhh ¡ tú te refieres al local de William, allá se cocina muy delicioso, te lo recomiendo. Dirígete a la costa, unos metros más hacia el puerto se encuentra la cadena de restaurantes marinos- le di las gracias y me fui siguiendo las instrucciones del caballero, esperando no perderme.
Di con el lugar, era una instalación bastante bonita, se llamaba “La Cocina de Poseidón” y juzgando por el nombre, pensaba que se trataba de grandes cocineros o de originales charlatanes tratando de llamar la atención. Entre al lugar y pregunté por Willy en voz alta, uno de los trabajadores me dijo que lo fuera a buscar al puerto, se encontraba en pleno trabajo, pescando la mercadería directamente del mar, lo que daba bastante buen aspecto para el cliente.
Roderick Molten
Hoja de personaje
Nivel:
(33/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Roderick Molten Dom Mar 13, 2016 5:28 pm
Agradecí al trabajador y fui a buscar al reconocido Willy, el cual era difícil de ubicar debido a que habían muchas personas laburando en este momento del dia. Y yo pensaba que era tarea fácil, esto implicaba un gasto psicológico tanto o mayor que el físico. Me acerque a un pescador y le pedí que me indicara donde estaba mi objetivo, el me apunto al fondo del muelle, donde podía ver a un tipo de gorra roja con un vadeador de pesca y su caña de pescar, la única manera de diferenciarlo, aparte de que me lo indicara el otro pescador, era su gorra de un fuerte color rojo.
Me acerque al hombre y me presenté, dije que venía enviado por mi abuelo y le pregunte si le podía ayudar con algo. El hombre amistosamente me dijo que trasladara todo el cargamento de peces que había atrapado en una red y lo llevara al restaurante por la puerta trasera, para no espantar a los clientes. Le dije que no se trataría de algo muy difícil y le ofrecí mi ayuda, pero al ver la cantidad de animales que había pescado, trague saliva y me cuestioné a mí mismo, ¿Podré llevar esas tres redes plagadas de peces hacia allá?. Me puse a pensar durante un pequeño instante y luego recapacite, quería obtener esas vacaciones y mas aún darle una lección a ese viejo.
Agarre las redes, una por una, yendo y devolviéndome con el cargamento, hasta que ya no quedaba ni un solo pez de los que el hombre había recolectado. Willy, como se apodaba, me felicitó y como agradecimiento me pidió que escogiera un plato del menú. Este era mi momento de suerte, en lugar de eso le pedí que enviara a uno de sus trabajadores a que le entregara una muestra del pez rojizo de cola dorada a la casa del viejo. Willy pensó y finalmente aceptó, solo por tratarse de mi abuelo, o al menos eso decía él.
Me acerque al hombre y me presenté, dije que venía enviado por mi abuelo y le pregunte si le podía ayudar con algo. El hombre amistosamente me dijo que trasladara todo el cargamento de peces que había atrapado en una red y lo llevara al restaurante por la puerta trasera, para no espantar a los clientes. Le dije que no se trataría de algo muy difícil y le ofrecí mi ayuda, pero al ver la cantidad de animales que había pescado, trague saliva y me cuestioné a mí mismo, ¿Podré llevar esas tres redes plagadas de peces hacia allá?. Me puse a pensar durante un pequeño instante y luego recapacite, quería obtener esas vacaciones y mas aún darle una lección a ese viejo.
Agarre las redes, una por una, yendo y devolviéndome con el cargamento, hasta que ya no quedaba ni un solo pez de los que el hombre había recolectado. Willy, como se apodaba, me felicitó y como agradecimiento me pidió que escogiera un plato del menú. Este era mi momento de suerte, en lugar de eso le pedí que enviara a uno de sus trabajadores a que le entregara una muestra del pez rojizo de cola dorada a la casa del viejo. Willy pensó y finalmente aceptó, solo por tratarse de mi abuelo, o al menos eso decía él.
Roderick Molten
Hoja de personaje
Nivel:
(33/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Roderick Molten Dom Mar 13, 2016 5:29 pm
Bien, ya había logrado completar el primer objetivo de la lista, faltaban tres y ya me podía despreocupar del pescado que de seguro llegaría sano y salvo. Saque nuevamente la nota de mi bolsillo y leí la siguiente actividad, la cual constaba en “Ganarle en una competencia de gallito a Pete el Oloroso”. Lo bueno de esta misión era que ya sabía quién era ese tal Pete, habíamos coincidido en la secundaria, en segundo año, era un muchacho de malas costumbres, que quería seguir la ideología de los piratas y ser uno de ellos. Hace tiempo que no lo veía, ahora solo pasa su tiempo en la cantina, emulando la actitud de los verdaderos piratas que anclan en Loguetown solo para embriagarse hasta perder la razón, era probable que lo encontrara en esas fachas. La prueba que tenía que entregarle al anciano, la llevaría conmigo mismo, ya que, al chocar mano a mano con ese hombre en el enfrentamiento de fuerzas, de seguro transmitiría su olor a mi mano, por algo el muy desagradable apodo que le adjudicaron desde que tengo uso de razón.
Caminando por la ciudad, di con el lugar, “La cantina de los machos” asi se llamaba. Entre y la música estaba moderada y la mayoría de los piratas y civiles desahuciados estaban deprimidos, todos menos una esquina del local, donde se encontraba Pete y el resto de la mala junta que tenía a su alrededor. Me acerque a la mesa donde estaba el compartiendo, emborrachado junto a otros muchachos igual de jóvenes que él y que yo. Sin titubear le ofrecí medir nuestras fuerzas en una competencia de brazos. -Ohhh… pero si no es Zed, enclenque ve a tomarte la leche acá no eres más que un mocoso perdido. Ya verás, terminaras pidiendo auxilio y nadie te ayudará-. Me senté frente a él y puse mi codo firme sobre la mesa viendo que mi adversario también imitaba mi actuar. Su nauseabundo olor hacia efecto en mi nariz y me debilitaba a medida que ejercíamos fuerza. Pero de pronto, se me vino a la mente que ridiculizándolo frente a toda esta gente, quizás su vida tomaría un rumbo distinto, quizás, posiblemente, pudiera ayudarle de algún modo, y eso fue lo que hice, doblegue totalmente su fuerza y le derrote en el enfrentamiento.
Caminando por la ciudad, di con el lugar, “La cantina de los machos” asi se llamaba. Entre y la música estaba moderada y la mayoría de los piratas y civiles desahuciados estaban deprimidos, todos menos una esquina del local, donde se encontraba Pete y el resto de la mala junta que tenía a su alrededor. Me acerque a la mesa donde estaba el compartiendo, emborrachado junto a otros muchachos igual de jóvenes que él y que yo. Sin titubear le ofrecí medir nuestras fuerzas en una competencia de brazos. -Ohhh… pero si no es Zed, enclenque ve a tomarte la leche acá no eres más que un mocoso perdido. Ya verás, terminaras pidiendo auxilio y nadie te ayudará-. Me senté frente a él y puse mi codo firme sobre la mesa viendo que mi adversario también imitaba mi actuar. Su nauseabundo olor hacia efecto en mi nariz y me debilitaba a medida que ejercíamos fuerza. Pero de pronto, se me vino a la mente que ridiculizándolo frente a toda esta gente, quizás su vida tomaría un rumbo distinto, quizás, posiblemente, pudiera ayudarle de algún modo, y eso fue lo que hice, doblegue totalmente su fuerza y le derrote en el enfrentamiento.
Roderick Molten
Hoja de personaje
Nivel:
(33/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Roderick Molten Dom Mar 13, 2016 5:29 pm
En silencio abandone la sala, ya solo quedaban dos tareas por realizar, el olor que me perseguía era bastante molesto y no esperaba la hora para volver a casa y darme una ducha. La siguiente labor a realizar según la nota, trataba de “Recuperar el dinero que un hombre me robó en la salida de la panadería del frente”. Esto me resulto algo gracioso ya que no podía pensar que aquel hombre que obtuvo un rango de alto prestigio en la marina, le robara un pelafustán a la salida de la panadería.
Volví a la cercanía de mi hogar y me dirigí hacia la panadería, no pude ver a nadie, de momento el lugar no estaba siendo visitado, situación a la cuál podía sacarle provecho. Me sente en una orilla del local, me hice el dormido y deje a la vista de la gente unos cuantos berries tirados en el piso, eran mas o menos una buena cantidad.
Mi paciencia comenzaba a agotarse, ya llevaba aproximadamente diez minutos fingiendo el sueño y nadie sospechoso llegaba a la escena. Estuve a punto de irme, pero sorpresivamente, llegan dos sujetos que caminan muy pegados los unos a los otros, ambos con la mano en los bolsillos y se acercaban a mi. De pronto, abrí los ojos y les miré fijamente - ¿Qué es lo que buscan? ¿Dinero verdad? - de un salto me lancé sobre los hombres y les di un buen puñetazo, acto seguido, mientras estaban indefensos en el suelo, les pedí que me devolvieran el dinero de mi abuelo. Ellos me dijeron que ya lo habían gastado, pero no les creí nada y registre sus bolsillos, hallando una gran cantidad de efectivo entre los dos criminales. Me pidieron que por favor tuviera piedad, pero les dije que ellos le habían robado a un hombre de edad a la salida de este lugar completamente impensado que sería blanco de robos, por lo cual les deje 10 berries a cada uno, para que se compren algunos dulces, para quitar el amargor de la derrota.
Volví a la cercanía de mi hogar y me dirigí hacia la panadería, no pude ver a nadie, de momento el lugar no estaba siendo visitado, situación a la cuál podía sacarle provecho. Me sente en una orilla del local, me hice el dormido y deje a la vista de la gente unos cuantos berries tirados en el piso, eran mas o menos una buena cantidad.
Mi paciencia comenzaba a agotarse, ya llevaba aproximadamente diez minutos fingiendo el sueño y nadie sospechoso llegaba a la escena. Estuve a punto de irme, pero sorpresivamente, llegan dos sujetos que caminan muy pegados los unos a los otros, ambos con la mano en los bolsillos y se acercaban a mi. De pronto, abrí los ojos y les miré fijamente - ¿Qué es lo que buscan? ¿Dinero verdad? - de un salto me lancé sobre los hombres y les di un buen puñetazo, acto seguido, mientras estaban indefensos en el suelo, les pedí que me devolvieran el dinero de mi abuelo. Ellos me dijeron que ya lo habían gastado, pero no les creí nada y registre sus bolsillos, hallando una gran cantidad de efectivo entre los dos criminales. Me pidieron que por favor tuviera piedad, pero les dije que ellos le habían robado a un hombre de edad a la salida de este lugar completamente impensado que sería blanco de robos, por lo cual les deje 10 berries a cada uno, para que se compren algunos dulces, para quitar el amargor de la derrota.
Roderick Molten
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