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Creado por Milla Maxwell Vie Mar 25, 2016 8:33 pm
El estado sombrío aún perduraba en el semblante de la rubia quien aún caminaría cuesta arriba hacía el cuartel de la isla, mientras que su doble sombra había sido perdida en algún sitio, Arlene ya no se encontraba tras ella, algo realmente extraño si nos poníamos a pensar los comentarios que la contraría había efectuado al descender del navío, sin embargo, todo parecía estar tranquilo en el área por el momento, salvo aquellos equipos médicos que aún corrían hacia el interior de la base militar en ayuda de los heridos, la mayoría, los había realizado la rubia con sus explosivos mal utilizados, sin embargo, podía haber terminado peor si esta no ejecutaba tales movimientos para poder finalizar con el andar del enemigo.
Llevando aún aferrado a su espalda iría el Puente el cual permanecía abierto con un merecido descanso tras la agobiante batalla, una hoja de papel permanecía en la diestra de la rubia, esta había sido la entregada al desembarcar, sin leerla aún permanecería en la mano hasta llegar a la habitación de la fémina, donde trataría de recomponer su mirada nuevamente, tratando de olvidar aquellas memorias que comenzaban a atormentarla poco a poco, su mirada sería desviada de un lado hacía otro como si de una persona paranoica se tratase. El andar de la fémina hizo que en poco tiempo se encuentre ya dentro de la base militar, la cual permanecía un poco desordenada, pero a fin de cuentas esta se encontraba activa, ahora la Cyborg simplemente se iría a recluir en el cubículo donde se le había asignado, dejando su puente junto a su pequeña cama, su cuerpo cayo rendido sobre esta, mientras que su zurda taparía su ojo izquierdo y la diestra ascendería tapando en parte el foco de luz que permanecía en lo alto de la habitación, el tinte carmesí de sus manos aún no se borraba, seguía en aquel sitio, tomando un color más oscuro producto de la iluminación que tenía. La puerta entreabierta del cuarto de la fémina era todo lo externo que se podía ver, una pequeña franja del pasillo.
Llevando aún aferrado a su espalda iría el Puente el cual permanecía abierto con un merecido descanso tras la agobiante batalla, una hoja de papel permanecía en la diestra de la rubia, esta había sido la entregada al desembarcar, sin leerla aún permanecería en la mano hasta llegar a la habitación de la fémina, donde trataría de recomponer su mirada nuevamente, tratando de olvidar aquellas memorias que comenzaban a atormentarla poco a poco, su mirada sería desviada de un lado hacía otro como si de una persona paranoica se tratase. El andar de la fémina hizo que en poco tiempo se encuentre ya dentro de la base militar, la cual permanecía un poco desordenada, pero a fin de cuentas esta se encontraba activa, ahora la Cyborg simplemente se iría a recluir en el cubículo donde se le había asignado, dejando su puente junto a su pequeña cama, su cuerpo cayo rendido sobre esta, mientras que su zurda taparía su ojo izquierdo y la diestra ascendería tapando en parte el foco de luz que permanecía en lo alto de la habitación, el tinte carmesí de sus manos aún no se borraba, seguía en aquel sitio, tomando un color más oscuro producto de la iluminación que tenía. La puerta entreabierta del cuarto de la fémina era todo lo externo que se podía ver, una pequeña franja del pasillo.
Milla Maxwell
Hoja de personaje
Nivel:
(26/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Mei Haiba Dom Mar 27, 2016 3:39 pm
Las botas de la Sargento repiqueteaban sobre las baldosas del cuartel de Shelltown a medida que su portadora avanzaba con largas zancadas por su interior. Había tardado poco tiempo en recorrer el espacio que separaba el puerto de las comandancias de la Marina, el centro neurálgico de toda la isla. Ya había cumplido su parte en los muelles, asegurándose de la discreción de aquel hombre máquina y encargándose de que las notas fueran entregadas a las personas correspondientes. Ahora sólo tenía que llegar hasta la sala en la que la había citado para proceder a tomar en primera persona las riendas de todo ese asunto. Simple protocolo al fin y al cabo. Y es que, pese a que sus órdenes eran claras, todo aquello a Deka le importaba poco. Investigaría aquel incidente del navío con el mismo interés con el que había tratado de vigilar a Aidan Lutz en su día... ninguno. Cómo siempre se encargaría de que eso no fuera perceptible para nadie salvo ella, actuando de forma minuciosa y siguiendo todos los estándares requeridos en una operación de esas características. Con la única diferencia de que los resultados no estarían, ni por asomo, tan contrastados cómo debería. Tampoco es que importara, seguramente el documento que entregaría terminaría en la papelera del despacho del oficial de turno.
Finalmente llegó hasta su destino, un pequeño despacho situado en el ala este del edificio. No le pertenecía, pero estaba vacío y le habían dado el visto bueno para usarlo en ese momento. El mobiliario era escaso, algunas estanterías repletas de libros y una mesa bastante grande con sillas colocadas a en los lados opuestos. Un espacio perfecto para lo que ella quería. - Ahora toca esperar... - musitó en voz baja la rubia, mientras se recostaba con brusquedad en una de las sillas, la situada al otro lado de la mesa, permitiéndole una visión perfecta de la puerta y de quien pudiera entrar por ella. Tratando de matar un poco el tiempo, tomó su gorra y la dejó sobre la mesa para, acto seguido, meter la mano en los bolsillos de la chaqueta y sacar un cigarillo y un encendedor que usó para prender el tabaco. La Sargento cerró los ojos, dio una larga calada y dejó salir el humo lentamente. Iba a aprovechar el tiempo que su "invitada" tardara en aparecer para mentalizarse. Mantener en pie una tapadera cómo la que quería iba a requerir de un gran esfuerzo y agilidad mental y toda preparación iba a ser poca.
Finalmente llegó hasta su destino, un pequeño despacho situado en el ala este del edificio. No le pertenecía, pero estaba vacío y le habían dado el visto bueno para usarlo en ese momento. El mobiliario era escaso, algunas estanterías repletas de libros y una mesa bastante grande con sillas colocadas a en los lados opuestos. Un espacio perfecto para lo que ella quería. - Ahora toca esperar... - musitó en voz baja la rubia, mientras se recostaba con brusquedad en una de las sillas, la situada al otro lado de la mesa, permitiéndole una visión perfecta de la puerta y de quien pudiera entrar por ella. Tratando de matar un poco el tiempo, tomó su gorra y la dejó sobre la mesa para, acto seguido, meter la mano en los bolsillos de la chaqueta y sacar un cigarillo y un encendedor que usó para prender el tabaco. La Sargento cerró los ojos, dio una larga calada y dejó salir el humo lentamente. Iba a aprovechar el tiempo que su "invitada" tardara en aparecer para mentalizarse. Mantener en pie una tapadera cómo la que quería iba a requerir de un gran esfuerzo y agilidad mental y toda preparación iba a ser poca.
Mei Haiba
Hoja de personaje
Nivel:
(41/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Milla Maxwell Dom Mar 27, 2016 8:36 pm
La mentalidad de la fémina aún no se recuperaba, sin embargo, debería de seguir adelante, seguir con sus acciones como siempre lo hizo, luego de cada combate esta faceta sería mostrada por la rubia, rara vez era algo que obviaba. Su vestimenta pasada se encontraba completamente alejada de ella, toda revuelta junto al puente el cual debería de ser atendido rápidamente posterior a la "cita" en la que debería hablar con alguien. O al menos, así lo indicaba el papel que se le había sido entregado, solo mencionaba un lugar "Ala Este", ese sería el sitio de la reunión, el Ala este del cuartel, seguramente, allí estaría esperando la figura que la convoco, o simplemente un intermediario. La vestimenta que portaba ahora era la misma que la anterior, con algunas variaciones, sin embargo, las prendas que vestía eran otras, el duplicado en la ropa de la fémina parecía ser algo que tenía. La camisa blanca sería algo que desentonaría con el resto de las prendas, sus manos habían sido limpiadas y yacían sin guantes, mientras que ahora la fémina portaría sus gafas y ya no traería el aditamento en su cabeza, el marco rojo de los lentes llamarían bastante la atención en su cara.
Su rumbo se puso fijo, en unos cuantos minutos, su semblante serio y amargado estaría frente a uno de los marines que parecían estar a cargo del área, indicando el despacho en el cual la estarían esperando. Fue así como posterior a unos pasos la fémina se encontraría frente a la puerta, su diestra se coloco sobre la misma, mientras que un gran suspiro fue expulsado, ahora esta abriría la entrada al despacho, en el cual simplemente se pudo ver una cara un tanto familiar, una figura de cabellera rubia con un cigarrillo en su posesión, su cara le parecía familiar, sin embargo, esta podía ser una simple cara más que vio pasar en sus casi interminables viajes. Esta entro junto al silencio que portaba la sala ahumada, tomando una de las sillas frente a quien se encargaría de llevar la charla con ella, su mirada parecía decidida, sin embargo, aún tenía aquel haz de amargura que arrastraba por el combate, este era tal que se podía notar, o quizá, era simple vergüenza por sus acciones, sin una presentación adecuada signa de un marine hacía otro había tomado asiento. Pero después de todo, aquella persona que tenía frente a ella la conocía, si no no la hubiese llamado, por lo menos poseía el nombre de la Cyborg.
Su rumbo se puso fijo, en unos cuantos minutos, su semblante serio y amargado estaría frente a uno de los marines que parecían estar a cargo del área, indicando el despacho en el cual la estarían esperando. Fue así como posterior a unos pasos la fémina se encontraría frente a la puerta, su diestra se coloco sobre la misma, mientras que un gran suspiro fue expulsado, ahora esta abriría la entrada al despacho, en el cual simplemente se pudo ver una cara un tanto familiar, una figura de cabellera rubia con un cigarrillo en su posesión, su cara le parecía familiar, sin embargo, esta podía ser una simple cara más que vio pasar en sus casi interminables viajes. Esta entro junto al silencio que portaba la sala ahumada, tomando una de las sillas frente a quien se encargaría de llevar la charla con ella, su mirada parecía decidida, sin embargo, aún tenía aquel haz de amargura que arrastraba por el combate, este era tal que se podía notar, o quizá, era simple vergüenza por sus acciones, sin una presentación adecuada signa de un marine hacía otro había tomado asiento. Pero después de todo, aquella persona que tenía frente a ella la conocía, si no no la hubiese llamado, por lo menos poseía el nombre de la Cyborg.
Milla Maxwell
Hoja de personaje
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(26/100)
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Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Mei Haiba Miér Mar 30, 2016 3:01 am
A los pocos minutos de tomar sitio en el despacho la persona en cuestión hizo acto de presencia. La Sargento pudo verla desde la distancia, a medida que recorría el pasillo que llevaba hasta el despacho. La reconoció en seguida, y si hubiera tenido la ocasión de verla en el puerto, seguramente también lo hubiera hecho. En cierto modo, el nombre ya le había resultado familiar. Alexandra H. Fenrir era el nombre de la marine que debía investigar. Y ahora que la veía por primera vez en mucho tiempo, se daba cuenta de que se trataba de la misma muchacha que había conocido en Baterilla tiempo atrás. Su encuentro había sido relativamente reciente pues Deka ya estaba en la Marina por entonces, pero parecía haber pasado una eternidad entre ambos momentos. Ella y las circunstancias habían cambiado enormemente y dudaba mucho que su visita pudiera apenas reconocerla tanto físicamente cómo en su forma de ser. Su estilo de vestimenta era distinto e, incluso su aspecto físico, con el pelo mucho más largo, distaba bastante del que Alexandra quizás recordara.
Cuando la joven ya estuvo muy cerca de la puerta, la Sargento apagó el cigarillo utilizando un pequeño cenicero que había sobre la mesa. Fumar en un despacho con compañía era de mala educación, aunque por la enorme cantidad de colillas allí apagadas, podía ser que el propietario original de ese espacio no tuviera tan claro ese principio. De buenas a primeras no dijo nada, esperando que la otra marine se presentase a sí misma, algo que no ocurrió. Ni un simple saludo, ni una palabra ni nada... simplemente un silencio amargo acompañado de un rostro taciturno. - No me habían comentado que además de insubordinada fueras muda... - comentó de forma sarcástica, casi hiriente, la rubia mientras hacía cómo si volviera a leer el informe del Teniente Hansen en busca de una señal de la aparente mudez de su interlocutora. - Visto que su eminencia no está muy dada a las presentaciones, empezaré yo. - su tono era hiriente y su lengua viperina. Si Alexandra en algún momento había albergado ver a alguien similar a la Deka que había conocido en Baterilla eso debería haber sido suficiente para dejarlo claro que no sería así. - Soy la Sargento Mayor Deka Kozlov. - se presentó, dejando de nuevo los papeles sobre la mesa. En sus planes iniciales estaba el dar un nombre falso para tratar de confundir a su objetivo real, no a la muchacha que la acompañaba en ese momento, pero rápidamente cayó en la cuenta de que si esa persona estaba por encima suya en la cadena de mando esa tapadera caería rápidamente y llevándose consigo todas sus posibilidades de conseguir su objetivo. - Y tú eres Alexandra Fenrir, la muñequita mecánica favorita de la Marina ¿cierto? - la rubia clavó su mirada en la otra, tratando de buscar alguna reacción que indicara que la estaba escuchando. - ¿Sabes por qué estás aquí conmigo? - concluyó, mientras colocaba los codos sobre la mesa, entrecruzaba los dedos y apoyaba la barbilla sobre ellos. Estaba siendo dura, excesivamente dura, pero no tenía otra opción. Necesitaba que se hablara de su investigación para evitar sospechas y que mejor manera que empezar con dureza e ir poco a poco suavizando los tratos hasta llegar a un punto más... ¿cordial?
Cuando la joven ya estuvo muy cerca de la puerta, la Sargento apagó el cigarillo utilizando un pequeño cenicero que había sobre la mesa. Fumar en un despacho con compañía era de mala educación, aunque por la enorme cantidad de colillas allí apagadas, podía ser que el propietario original de ese espacio no tuviera tan claro ese principio. De buenas a primeras no dijo nada, esperando que la otra marine se presentase a sí misma, algo que no ocurrió. Ni un simple saludo, ni una palabra ni nada... simplemente un silencio amargo acompañado de un rostro taciturno. - No me habían comentado que además de insubordinada fueras muda... - comentó de forma sarcástica, casi hiriente, la rubia mientras hacía cómo si volviera a leer el informe del Teniente Hansen en busca de una señal de la aparente mudez de su interlocutora. - Visto que su eminencia no está muy dada a las presentaciones, empezaré yo. - su tono era hiriente y su lengua viperina. Si Alexandra en algún momento había albergado ver a alguien similar a la Deka que había conocido en Baterilla eso debería haber sido suficiente para dejarlo claro que no sería así. - Soy la Sargento Mayor Deka Kozlov. - se presentó, dejando de nuevo los papeles sobre la mesa. En sus planes iniciales estaba el dar un nombre falso para tratar de confundir a su objetivo real, no a la muchacha que la acompañaba en ese momento, pero rápidamente cayó en la cuenta de que si esa persona estaba por encima suya en la cadena de mando esa tapadera caería rápidamente y llevándose consigo todas sus posibilidades de conseguir su objetivo. - Y tú eres Alexandra Fenrir, la muñequita mecánica favorita de la Marina ¿cierto? - la rubia clavó su mirada en la otra, tratando de buscar alguna reacción que indicara que la estaba escuchando. - ¿Sabes por qué estás aquí conmigo? - concluyó, mientras colocaba los codos sobre la mesa, entrecruzaba los dedos y apoyaba la barbilla sobre ellos. Estaba siendo dura, excesivamente dura, pero no tenía otra opción. Necesitaba que se hablara de su investigación para evitar sospechas y que mejor manera que empezar con dureza e ir poco a poco suavizando los tratos hasta llegar a un punto más... ¿cordial?
Mei Haiba
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Creado por Milla Maxwell Miér Mar 30, 2016 4:48 pm
La personalidad caída de la fémina mostraría diferentes facetas, percibiendo la tensión que el momento le propinaba su cuerpo al igual que a su sistemas, aquella faceta más callada y sin sentimiento alguno quizá logre tomar el control una vez más en aquel estado, algo que la fémina no podría permitir, aunque, al no tener armamento alguno, no podría hacer grandes cosas. Al parecer la contraría empezaría con fuerza desde el principio, siendo hiriente con cada palabra que pronunciaría, algo que no le haría demasiado bien a la rubia en tal estado, algo que, rápidamente desencadeno en aquella faceta. Las palabras de la contraría habían sido escuchadas por la tiradora quien aún yacía con las manos bajas, al igual que su mirada. El sonido del pequeño impacto de los codos contra la mesa al igual que la pose de la contraría la hizo reaccionar, aunque no de una forma demasiado grata. - Al parecer el hecho de que sea Sargento no significa que sepa leer, Sargento. - Indicaría de forma tajante en contestación al no presentarse de la fémina, la contraría tenía la información al igual que el nombre de la rubia, algo que no tenía importancia a esta altura.
- Soldado Alexandra H. Fenrir a su disposición. - Diría con una picara sonrisa mientras sus orbes desafiantes le harían frente a la contraría, la personalidad que había demostrado en el anterior encuentro con la rubia sería totalmente opuesta al a que ahora tendría, aunque, esta no hubiese reconocido a Deka, era algo que poco le importaba ante este estado, por otra parte, la identificación con su nombre real tarde o temprano haría recordar a la Cyborg sobre quien era su investigadora. - Supongo que si, aunque, al parecer no la querían cerca al venir a este encuentro con la "muñequita". - Expulso con el mismo tono desafiante de antes, esta no soportaba tal comentario, esta no era una muñeca, quizá, la contraría lo era, sus facciones daban más a ese estilo, además, a esta no le habían dado orden alguna como ir a hacer una tarea tan inútil de investigar a una persona por realizar sus servicios. - Desconozco el motivo, Sargento. - Expulsaría haciendo una pequeña pausa entre su habla, sus brazos aún estarían por debajo de la mesa, sin embargo su espalda recta dejaba su rostro en alto, el cual constantemente desafiaba a la fémina que tenía de frente.
- Soldado Alexandra H. Fenrir a su disposición. - Diría con una picara sonrisa mientras sus orbes desafiantes le harían frente a la contraría, la personalidad que había demostrado en el anterior encuentro con la rubia sería totalmente opuesta al a que ahora tendría, aunque, esta no hubiese reconocido a Deka, era algo que poco le importaba ante este estado, por otra parte, la identificación con su nombre real tarde o temprano haría recordar a la Cyborg sobre quien era su investigadora. - Supongo que si, aunque, al parecer no la querían cerca al venir a este encuentro con la "muñequita". - Expulso con el mismo tono desafiante de antes, esta no soportaba tal comentario, esta no era una muñeca, quizá, la contraría lo era, sus facciones daban más a ese estilo, además, a esta no le habían dado orden alguna como ir a hacer una tarea tan inútil de investigar a una persona por realizar sus servicios. - Desconozco el motivo, Sargento. - Expulsaría haciendo una pequeña pausa entre su habla, sus brazos aún estarían por debajo de la mesa, sin embargo su espalda recta dejaba su rostro en alto, el cual constantemente desafiaba a la fémina que tenía de frente.
Milla Maxwell
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Creado por Mei Haiba Jue Mar 31, 2016 11:57 am
La Sargento Mayor esbozó una sonrisa pícara que rozaba la malicia cuando vio cómo sus palabras provocaban el efecto deseado en la joven. No sobrereaccionó físicamente, no hizo ningún gesto brusco, pero su cuerpo se puso en tensión y su simple presencia pasó de tener una tonalidad sumisa a otra totalmente distinta, mucho más desafiante. Y cuando la soldado empezó a hablar le quedó más que claro que su objetivo había quedado ampliamente satisfecho. Las palabras de la joven muchacha trataban de ser hirientes, cómo lo habían sido las de la Sargento. Pero no surgieron, ni por asomo, el mismo efecto. Lo único que Alexandra pudo ver en su interlocutora era puro vacío. Ni un sólo gesto de rabia, ni de tensión, tan siquiera molestia. Una sonrisa más propia de quien se está burlando de alguien que de alguien de quien, teóricamente, lo están haciendo era la única reacción que el "contraataque" de la fémina había provocado. Para la Sargento, ahora que ya había conseguido mosquear a su interlocutora lo suficiente cómo para que la base en general se diera cuenta de ello, Alexandra ya le era completamente inútil. Sus palabras carecían de significado y su presencia, de importancia. La cyborg no era para Deka nada más que una herramienta que después de haber sido usada perdía cualquier tipo de interés hasta ser requerida de nuevo en un futuro. Seguramente aquel hecho le había salvado la carrera militar a la enfadada muchacha que, seguramente sin darse cuenta, había roto las reglas más sagradas del código interno de la Marina al enfrentarse directa y verbalmente a un oficial de rango mayor al suyo.
Tras las palabras de la rubia hubo varios segundos de tenso silencio durante los cuales los ojos de la Sargento no rehuyeron nunca la mirada desafiante de la soldado hasta que los desvió hacia su mano para revisar el estado de sus uñas. - Eres una "muñequita" con suerte. ¿Lo sabías? - la pregunta fue extraña, de sopetón, tuteando por primera vez en la conversación y, aparentemente, sin venir a cuento. Nada más alejado de la realidad. Había repetido la palabra muñequita con el exacto mismo tono de voz que Alexandra había utilizado segundos atrás. Pero había intenciones ocultas tampoco. Simplemente era una confesión sincera. Seguramente aquella muchacha no era consciente de que si no fuera Deka quien estuviera frente a ella, a estas alturas ya estaría encerrada en un calabozo disfrutando de la agradable experiencia de ser un agente de la ley en un lugar habitado por la gente que tú y los tuyos han encarcelado. - Además de valiente, por supuesto, o estúpida... o ambas... - continuó, nunca abandonando aquel tono tan peculiar, tan formal y políticamente correcto, utilizado de tal forma que su trasfondo estaba tan cargado de menosprecio que lo hacía incluso peor que la burla en sí misma. - Permítame informarle, señorita Fenrir, de que en estos momentos la Marina está investigando los motivos que la llevaron a prácticamente arrasar un buque aliado además de provocar daños en otros miembros de su tripulación allí presentes para considerar si sus acciones pueden haber ido en contra del reglamento del cuerpo. - la Sargento no estaba segura de hasta que punta la otra joven era consciente del marrón en el que podría haberse metido con sus acciones durante la captura de los piratas, llegando incluso a acabar con la vida de uno de ellos. - Y cómo espero que ya haya conseguido deducir... soy yo, la misma oficial superiora a la que acaba de faltar al respeto deliberadamente, quien está al cargo de investigar su caso y determinar si debe ser sometida a un consejo de guerra o no. - la joven había soltado ya la bomba. Visto desde la perspectiva oficial, gran parte del futuro de Alexandra pasaba por sus manos. - Obviamente, nuestra conversación actual será tomada en cuenta llegado el momento. - prosiguió, mientras su sonrisa se ensanchaba todavía un poco más y superaba ya holgadamente la línea que separaba la picardía de la malicia. En aquellos momentos la Sargento ya se estaba divirtiendo a costa de su interlocutora hasta un nivel que rozaba la crueldad. - ¿Tiene alguna pregunta? - culminó, reservando la última puñalada para el final. - ¿Algo que añadir a sus anteriores declaraciones? - aquella pregunta era crueldad pura. Especialmente siendo conscientes de lo que la propia Deka llevaba insinuando desde hacía un tiempo. En realidad no era más que un juego, pues no tenía la más mínima intención de reportar a sus superiores la insubordinación de Alexandra, pero eso era algo que esta desconocía.
Tras las palabras de la rubia hubo varios segundos de tenso silencio durante los cuales los ojos de la Sargento no rehuyeron nunca la mirada desafiante de la soldado hasta que los desvió hacia su mano para revisar el estado de sus uñas. - Eres una "muñequita" con suerte. ¿Lo sabías? - la pregunta fue extraña, de sopetón, tuteando por primera vez en la conversación y, aparentemente, sin venir a cuento. Nada más alejado de la realidad. Había repetido la palabra muñequita con el exacto mismo tono de voz que Alexandra había utilizado segundos atrás. Pero había intenciones ocultas tampoco. Simplemente era una confesión sincera. Seguramente aquella muchacha no era consciente de que si no fuera Deka quien estuviera frente a ella, a estas alturas ya estaría encerrada en un calabozo disfrutando de la agradable experiencia de ser un agente de la ley en un lugar habitado por la gente que tú y los tuyos han encarcelado. - Además de valiente, por supuesto, o estúpida... o ambas... - continuó, nunca abandonando aquel tono tan peculiar, tan formal y políticamente correcto, utilizado de tal forma que su trasfondo estaba tan cargado de menosprecio que lo hacía incluso peor que la burla en sí misma. - Permítame informarle, señorita Fenrir, de que en estos momentos la Marina está investigando los motivos que la llevaron a prácticamente arrasar un buque aliado además de provocar daños en otros miembros de su tripulación allí presentes para considerar si sus acciones pueden haber ido en contra del reglamento del cuerpo. - la Sargento no estaba segura de hasta que punta la otra joven era consciente del marrón en el que podría haberse metido con sus acciones durante la captura de los piratas, llegando incluso a acabar con la vida de uno de ellos. - Y cómo espero que ya haya conseguido deducir... soy yo, la misma oficial superiora a la que acaba de faltar al respeto deliberadamente, quien está al cargo de investigar su caso y determinar si debe ser sometida a un consejo de guerra o no. - la joven había soltado ya la bomba. Visto desde la perspectiva oficial, gran parte del futuro de Alexandra pasaba por sus manos. - Obviamente, nuestra conversación actual será tomada en cuenta llegado el momento. - prosiguió, mientras su sonrisa se ensanchaba todavía un poco más y superaba ya holgadamente la línea que separaba la picardía de la malicia. En aquellos momentos la Sargento ya se estaba divirtiendo a costa de su interlocutora hasta un nivel que rozaba la crueldad. - ¿Tiene alguna pregunta? - culminó, reservando la última puñalada para el final. - ¿Algo que añadir a sus anteriores declaraciones? - aquella pregunta era crueldad pura. Especialmente siendo conscientes de lo que la propia Deka llevaba insinuando desde hacía un tiempo. En realidad no era más que un juego, pues no tenía la más mínima intención de reportar a sus superiores la insubordinación de Alexandra, pero eso era algo que esta desconocía.
Mei Haiba
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Creado por Milla Maxwell Jue Mar 31, 2016 10:43 pm
Las palabras usadas por la contraría parecían intentar molestar a la fémina que yacía del lado acusado, algo que no lograba, aunque aquella personalidad un tanto siniestra que la Cyborg portaba en tal momento era un poco dudosa, su diestra comenzaría a elevarse hasta la altura de su rostro, retirando el par de lentes de marco rojizo y poniéndolos sobre la mesa, escuchando atentamente a cada palabra que la contraría hacía, al igual que a cada movimiento que esta realizaba. Las palabras que la contra´ria usaba al parecer simplemente expresaban lo que era necesario, aunque, aquellas tonalidades que la contraría usaban era claramente para afectar el estado de la fémina, algo que no lograba, la personalidad de la fémina comenzaría a tornarse cada vez más blanda, Alex volvería a ser ella misma dentro de poco, no obstante, aquella personalidad desafiante aún dominaría su cuerpo para hacerle frente a la rubia que permanecía frente a ella, por más que esta era una superior, y era aquella que llevaba a cabo su investigación, poco le importaba, lo que el cuerpo de la rubia podía sufrir, esto no era problema suyo, además, al entrar en un estado así, esta tendría ventaja y podría entrar en acción para dominar el cuerpo de su usuaria una vez más, como si se tratase de un espíritu.
- Mis acciones realizadas en el buque fueron las necesarias para acabar con el enemigo. - Expulso mientras esbozaría una sonrisa y continuaría su contestación. - Si no hubiese realizado tales acciones posiblemente más de uno de mis compañeros hubiese perecido en aquel enfrentamiento, algo en lo cual podría incluirme. - Afirmo mientras cerraría sus orbes y ladearía su rostro. - Y con respecto al ser o no una "muñequita", como dice usted... No es algo que a le tenga que interesar ¿No? - Comentaría de forma tajante nuevamente, evitando un confrontamiento visual nuevamente, esto no llegaría a ningún lado más que al mismo sitio donde se encontraban ahora misma. - Esta invitada a supervisar mis acciones si así lo requiere la situación. - Comentó mientras plantaría su cara en dirección a la rubia, reafirmando sus palabras con su mirada y su picara sonrisa, los orbes de la fémina aún permanecían intactos con aquel haz de desafío que le marcaba a su superior. Sin embargo, de un momento a otro la mirada de la rubia comenzaría a perderse, el efecto que portaba aquella personalidad se iría desquebrajando hasta el final, perdiendo total valor ante el cuerpo de la rubia quien comenzaría a tomar posesión de su habla nuevamente, ahora esta debería seguir el juego, quizá, si volvía a ser aquella persona común y corriente que había conocido la contraría tiempo atrás no le creería al presenciar tal actuación de la Cyborg.
- Mis acciones realizadas en el buque fueron las necesarias para acabar con el enemigo. - Expulso mientras esbozaría una sonrisa y continuaría su contestación. - Si no hubiese realizado tales acciones posiblemente más de uno de mis compañeros hubiese perecido en aquel enfrentamiento, algo en lo cual podría incluirme. - Afirmo mientras cerraría sus orbes y ladearía su rostro. - Y con respecto al ser o no una "muñequita", como dice usted... No es algo que a le tenga que interesar ¿No? - Comentaría de forma tajante nuevamente, evitando un confrontamiento visual nuevamente, esto no llegaría a ningún lado más que al mismo sitio donde se encontraban ahora misma. - Esta invitada a supervisar mis acciones si así lo requiere la situación. - Comentó mientras plantaría su cara en dirección a la rubia, reafirmando sus palabras con su mirada y su picara sonrisa, los orbes de la fémina aún permanecían intactos con aquel haz de desafío que le marcaba a su superior. Sin embargo, de un momento a otro la mirada de la rubia comenzaría a perderse, el efecto que portaba aquella personalidad se iría desquebrajando hasta el final, perdiendo total valor ante el cuerpo de la rubia quien comenzaría a tomar posesión de su habla nuevamente, ahora esta debería seguir el juego, quizá, si volvía a ser aquella persona común y corriente que había conocido la contraría tiempo atrás no le creería al presenciar tal actuación de la Cyborg.
Milla Maxwell
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Creado por Mei Haiba Sáb Abr 02, 2016 8:58 am
Tras la reprimenda de la superiora, la soldado se dispuso a responder a las preguntas que la Sargento le había lanzado al final de su última intervención. Cuando lo había hecho no tenía la certeza de si la soldado caería en el error de tratar de justificarse inútilmente, pero cuando vio la expresión de la joven y cómo esbozaba una sonrisa fue consciente de que realmente había picado en el anzuelo. Era tan fácil que apenas divertía. Seguramente debido al hecho de que su pequeña muñequita desconocía el verdadero funcionamiento de los protocolos internos de la Marina. A diferencia de ella, Alexandra no era más que un simple peón, tuviera el cargo que tuviera, pues no parecía tener ningún interés en el complicado juego logístico de rangos y sillones que existía en el cuerpo. Todo ello no hacía sino hacer que la situación fuera todavía más esperpéntica, pues no cabía duda de que la marine más problemática de las que estaban en aquella sala no era precisamente a la que se estaba investigando.
Las palabras de la soldado provocaron que la Sargento no pudiera evitar escapar una carcajada ahogada. Pese a sus esfuerzos en mantener una formalidad consistente a lo largo de toda la conversación, había terminado cediendo y rompiendo un poco el protocolo. La risa había sido sincera, provocada por el cúmulo de absurdidad que rodeaba a toda aquella situación. De principio a fin. ¿Qué hacía una persona cómo ella investigando asuntos cómo aquel? ¿A quien le había parecido una buena idea? ¿Cómo podía ser aquella muchacha un ser tan ingenuo que se creía capaz de justificarse ante alguien que no le había prestado atención en ningún momento? Había ciertos momentos en los que casi prefería creer que todo aquello no era más que una broma de mal gusto. Le costaba creer que dos personas que supuestamente compartían una vocación y lugar de trabajo pudieran tener maneras tan distintas de ver el mundo y actuar en consecuencia. Un lobo y un cordero encerrados en el mismo equipo. De locos.
Trató de ocultar ligeramente su carcajada colocando la palma de su mano derecha sobre el rostro durante unos segundos, para posteriormente devolverla a su sitio y mirar de nuevo a su interlocutora. Tras su justificación había dicho algo más, pero lo cierto era que ni siquiera se había molestado en escucharla. Mejor. - Voy a hacerle una pregunta sincera, soldado. ¿Sinceramente cree que a nadie le importa lo más mínimo si usted cree que hizo lo necesario? - la pregunta fue directa, pero a diferencia de los comentarios anteriores no estaba motivada por la malicia. En aquella ocasión la Sargento simplemente estaba tratando de que su compañera comprendiera la situación en la que estaba, lo diferente que era la realidad de lo que ella creía. - Si estuviera en sus manos el decir si sus acciones fueron las necesarias yo no estaría aquí, ¿no cree? - sentenció la rubia, resoplando inmediatamente después. Su papel en aquella función ya estaba prácticamente terminado. - ¿Algo más que añadir o puedo proceder a explicarle una serie de normas que deberá cumplir hasta nuevo aviso? - preguntó, si la joven no tenía nada más que aclarar Deka le explicaría el "protocolo" que seguirían para fingir la investigación y tras darle las instrucciones le mandaría que se marchase.
Las palabras de la soldado provocaron que la Sargento no pudiera evitar escapar una carcajada ahogada. Pese a sus esfuerzos en mantener una formalidad consistente a lo largo de toda la conversación, había terminado cediendo y rompiendo un poco el protocolo. La risa había sido sincera, provocada por el cúmulo de absurdidad que rodeaba a toda aquella situación. De principio a fin. ¿Qué hacía una persona cómo ella investigando asuntos cómo aquel? ¿A quien le había parecido una buena idea? ¿Cómo podía ser aquella muchacha un ser tan ingenuo que se creía capaz de justificarse ante alguien que no le había prestado atención en ningún momento? Había ciertos momentos en los que casi prefería creer que todo aquello no era más que una broma de mal gusto. Le costaba creer que dos personas que supuestamente compartían una vocación y lugar de trabajo pudieran tener maneras tan distintas de ver el mundo y actuar en consecuencia. Un lobo y un cordero encerrados en el mismo equipo. De locos.
Trató de ocultar ligeramente su carcajada colocando la palma de su mano derecha sobre el rostro durante unos segundos, para posteriormente devolverla a su sitio y mirar de nuevo a su interlocutora. Tras su justificación había dicho algo más, pero lo cierto era que ni siquiera se había molestado en escucharla. Mejor. - Voy a hacerle una pregunta sincera, soldado. ¿Sinceramente cree que a nadie le importa lo más mínimo si usted cree que hizo lo necesario? - la pregunta fue directa, pero a diferencia de los comentarios anteriores no estaba motivada por la malicia. En aquella ocasión la Sargento simplemente estaba tratando de que su compañera comprendiera la situación en la que estaba, lo diferente que era la realidad de lo que ella creía. - Si estuviera en sus manos el decir si sus acciones fueron las necesarias yo no estaría aquí, ¿no cree? - sentenció la rubia, resoplando inmediatamente después. Su papel en aquella función ya estaba prácticamente terminado. - ¿Algo más que añadir o puedo proceder a explicarle una serie de normas que deberá cumplir hasta nuevo aviso? - preguntó, si la joven no tenía nada más que aclarar Deka le explicaría el "protocolo" que seguirían para fingir la investigación y tras darle las instrucciones le mandaría que se marchase.
Mei Haiba
Hoja de personaje
Nivel:
(41/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Milla Maxwell Sáb Abr 02, 2016 3:34 pm
La situación parecía tener varias fases, a pesar de que esta era en un contexto completamente serio y formal, algunos dichos y acciones se encontraban fuera de lugar, cambiando el contexto de toda la situación, la figura de la Cyborg parecía tranquila, en exceso, las palabras que anteriormente había expulsado, eran meramente por comentar algo y no parecer aquella muñeca que la contraría había comentado. Sin embargo, está compartía un pensamiento con aquella fase completamente opuesta que poseía. Al parecer no querían que la contraría se meta en asuntos de importancia, allí se encontraba el inicio de la "investigación" que comenzarían a realizar.
Algo que no pasaría de un juego para la rubia, las acciones que la contraría realizaría eran algo que se jugaba el futuro de la tiradora, sin embargo, aquel futuro era bastante frágil, pudiendo cambiar el tablero de un momento al otro. La nueva pregunta que la contraría había realizado genero una respuesta por parte de la fémina, sin embargo, esta no emitió sonido alguno. De cualquier modo estarías aquí, después de todo, eres un perro más... Los pensamientos de la fémina eran los de aquella personalidad completamente alegre, los recuerdos vagos de la segunda faceta comenzarían a ser oprimidos por los dichos de la contraría, algo que poco le importaba el hecho de realizar tal comentario hacía el exterior, pero con el fin de terminar aquella conversación de mal gusto procedió a callarse, dando una pequeña sonrisa para que la rubia continué su explicación.
Algo que no pasaría de un juego para la rubia, las acciones que la contraría realizaría eran algo que se jugaba el futuro de la tiradora, sin embargo, aquel futuro era bastante frágil, pudiendo cambiar el tablero de un momento al otro. La nueva pregunta que la contraría había realizado genero una respuesta por parte de la fémina, sin embargo, esta no emitió sonido alguno. De cualquier modo estarías aquí, después de todo, eres un perro más... Los pensamientos de la fémina eran los de aquella personalidad completamente alegre, los recuerdos vagos de la segunda faceta comenzarían a ser oprimidos por los dichos de la contraría, algo que poco le importaba el hecho de realizar tal comentario hacía el exterior, pero con el fin de terminar aquella conversación de mal gusto procedió a callarse, dando una pequeña sonrisa para que la rubia continué su explicación.
Milla Maxwell
Hoja de personaje
Nivel:
(26/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Mei Haiba Mar Abr 05, 2016 4:25 pm
Su última pregunta no encontró respuesta. Ni un simple "nada que añadir", la soldado permaneció en el más absoluto de los silencios durante unos cuantos segundos que la Sargento Mayor le dio de margen para iniciar un posible último comentario. No es que nada que la joven fuera a decir pudiera cambiar nada, pero la cortesía dictaba que no podía dar por finiquitada aquella pequeña reunión sin permitirle a la muchacha hacer un último comentario. - Perfecto, veo que no tiene nada que añadir, señorita Fenrir. - dijo la marine con el tono más alegre y bienintencionado de toda la conversación. Quizás el hecho de que le aliviara la idea de haber terminado de alzar su tapadera la reconfortara por dentro, quien sabe. Habiendo terminado de hablar, sus manos se apresuraron a alcanzar de nuevo los papeles que había dejado sobre la mesa unos minutos atrás, cuando el cruce de palabras entre ambas féminas había alcanzado su punto álgido. En una de esas hojas de papel se encontraba un listado de las nuevas normativas a las que tenía que someterse Alexandra debido a su condición de investigada. Para Deka no suponían sino una molestia, pero se veía obligada a hacerlas cumplir para evitar posibles sospechas sobre sus verdaderas intenciones.
Cuando hubo agarrado de nuevo los papeles, los ojeó rápidamente hasta dar con la sección deseada. Sin perder un segundo, dio un breve repaso y alzó la mirada de nuevo para dirigirse a su interlocutora. - Me temo que debido a su condición actual tendrá que cumplir una serie de protocolos hasta que esto termine. - le comentó, tratando de hacer notar lo importante que era aquello. - Principalmente debo destacarle de que todos los traslados y misiones oficiales que le sean asignados deberá realizarlos bajo mi supervisión. - la Sargento le extendió el papel a Alexandra, para que esta lo tomara si lo deseaba. Allí se detallaba de forma más extensa y confusa lo que Deka acababa de decirle. - Su vida privada queda fuera de la investigación, obviamente. - aclaró, cómo último punto de su explicación, ya terminada. Entonces la marine se levantó, tomando su gorra y colocándola bajo su axila. - Nuestro encuentro termina aquí, señorita. Nos veremos pronto. - se despidió, haciendo una cortés reverencia inclinando ligeramente los hombros y la cabeza. Sin esperar un solo segundo, la oficial salió por la puerta y se colocó la gorra, acelerando el paso para llegar a su habitación y empezar a preparar su verdadero trabajo a partir de entonces.
Cuando hubo agarrado de nuevo los papeles, los ojeó rápidamente hasta dar con la sección deseada. Sin perder un segundo, dio un breve repaso y alzó la mirada de nuevo para dirigirse a su interlocutora. - Me temo que debido a su condición actual tendrá que cumplir una serie de protocolos hasta que esto termine. - le comentó, tratando de hacer notar lo importante que era aquello. - Principalmente debo destacarle de que todos los traslados y misiones oficiales que le sean asignados deberá realizarlos bajo mi supervisión. - la Sargento le extendió el papel a Alexandra, para que esta lo tomara si lo deseaba. Allí se detallaba de forma más extensa y confusa lo que Deka acababa de decirle. - Su vida privada queda fuera de la investigación, obviamente. - aclaró, cómo último punto de su explicación, ya terminada. Entonces la marine se levantó, tomando su gorra y colocándola bajo su axila. - Nuestro encuentro termina aquí, señorita. Nos veremos pronto. - se despidió, haciendo una cortés reverencia inclinando ligeramente los hombros y la cabeza. Sin esperar un solo segundo, la oficial salió por la puerta y se colocó la gorra, acelerando el paso para llegar a su habitación y empezar a preparar su verdadero trabajo a partir de entonces.
Mei Haiba
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