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Creado por Eddard Miér Mayo 25, 2016 2:27 pm
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Última edición por Amate el Lun Jul 04, 2016 8:02 am, editado 1 vez
Eddard
Hoja de personaje
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(1/100)
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Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Nadezda Chervencova Vie Mayo 27, 2016 1:34 am
Las situaciones de la vida ciertamente son extrañas, cada uno sabe qué hace o en este caso no hace con su vida, Nadezda es de aquellas mujeres que no tienen metas ni sueños a largo plazo, gracias a su excelente educación se le enseño a enfocarse a lo inmediato, algo que agradecía con todo su corazón a aquellas dos mujeres que fueron sus madres (¿padres?). Por lo que por fin había cumplido la edad requerida para formar parte de la corporación Cp, ahora que ya había cumplido con su primera meta (y claro después del arduo entrenamiento de ingreso) tenía por fin una ¿misión?, no quizás no era algo a lo que se le podría llamar misión como tal, más bien un ligero encargo de uno de sus superiores, quien le había encargado de forma muy amable (casi a gritos) que llevara cierto objeto a un conocido suyo en el North Blue, mas específicamente en la isla de Flevance, el objeto en si era un sobre sellado con el sello oficial del Cipher Pol, lo cual daba a entender que muy probablemente ella tuviera entre sus pequeñas y curiosas manos un documento importante.
Dicen que la curiosidad mato al gato, pero en este caso la muchacha prefirió omitir su curiosidad, no podría hacer algo como revisar el contenido del sobre a contra luz, ni tampoco usar con ingenio un poco de será para replicar el sello y crear así un sello falsificado en alguna clase de metal, claro que no, aunque ciertamente lo pensó seriamente, pero bueno, no tenia el tiempo para ponerse a detallar aquel plan maquiavélico, además sin contar con que deseaba conocer aquella isla un poco más, pues casi toda su vida vivió en Dresrosa, lo cual bueno la dejaba con un sentimiento de aventura por aquello que fuese desconocido para ella, por esa misma razón decidió ser parte del cp (aunque claramente pudo haber sido pirata que eso de pillarse las cosas de sus madres se le da muy bien), una vez que llego a la dirección (después de hacer un poco de turismo) se percató de que el sitio era un restaurante, algo verdaderamente raro, un ligero suspiro escapo de la chica de flequillo blanco, antes de entregar la carta a un hombre (al cual ubico gracias a una foto) y justo después de eso, noto como un grupo de chiquillos estaban golpeando a otro que estaba completamente inmóvil, eso le llamo demasiado la curiosidad, por lo que lentamente llevo su mano hacia la parte posterior de su gabán negro, sacando de una bolsa un látigo muy raro, pues este no era de cuero si no de acero, justo cuando uno de aquello chicos trato alzar de nuevo la mano aquel látigo con la velocidad del sonido impacto contra la palma del mismo, lanzándola de forma violenta hacia el rostro del propio agresor, el cual por la fuerza imprimida en el golpe simplemente cedió, cayendo al suelo, la forma en la cual la fémina movía aquella cadena hecha látigo, era hipnótica y ciertamente peligrosa.
¿Acaso no les da vergüenza golpear a alguien que claramente no piensa defenderse?—Menciono con una sonrisa mientras que el grupo de bravucones (a los cuales nadie había tomado en cuenta, siendo ese un sitio público) retrocedía un poco, al notar como el compañero yacía en el suelo sollozando como toda una nena, retorciéndose del dolor por la segura fractura de los huesos de la mano y claro el propio golpe recibido en la cara, uno de aquellos bravucones salto al duelo, cabe mencionar que aquel chico era particularmente fornido y grueso, lástima que también era muy lento, aquel mastodonte se abalanzo a lo estúpido en contra de la mujer de menuda estatura quien lo esquivo con facilidad, dando un movimiento delicado de piernas y cadera, rodeándole fácilmente al mismo tiempo que guarda el látigo con un solo movimiento sacando de la parte trasera aquellos shakus extraños, dándole un par de vueltas antes de saltar y golpear al sujeto torpe justo en la zona que conecta la vértebra quinta con la sexta, en pocas palabras el golpe fue preciso, potente y lo suficientemente suave como para no decapitarlo por dentro, pero sí que logro su cometido, haciendo que aquel cuerpo inflado cayera al suelo inconsciente, con sus ojos en blanco, finalmente la fémina, hizo un juego con el shaku, pasándoselo por ambos brazos y tensándolo de forma amenazante —¿Alguien más quiere jugar conmigo?—Pregunto con sorna, antes de que todos corrieran en diferentes direcciones tratando de evitarla, al momento de ver aquello soltó una ligera carcajada y se fue a sentar a un lado del chico, de su gabán (el cual tenía capucha) saco un pañuelo bordado para después limpiar las gotas de sangre que tenía aquel chico de cabellos verdes—No es algo que me incumba en lo absoluto, pero, ¿por qué no te defendiste de esos bravucones?—Pregunto, más por curiosidad de saber la situación que por el hecho de salvar a aquel joven de la paliza, solo tenía curiosidad por saber los motivos del joven.
Dicen que la curiosidad mato al gato, pero en este caso la muchacha prefirió omitir su curiosidad, no podría hacer algo como revisar el contenido del sobre a contra luz, ni tampoco usar con ingenio un poco de será para replicar el sello y crear así un sello falsificado en alguna clase de metal, claro que no, aunque ciertamente lo pensó seriamente, pero bueno, no tenia el tiempo para ponerse a detallar aquel plan maquiavélico, además sin contar con que deseaba conocer aquella isla un poco más, pues casi toda su vida vivió en Dresrosa, lo cual bueno la dejaba con un sentimiento de aventura por aquello que fuese desconocido para ella, por esa misma razón decidió ser parte del cp (aunque claramente pudo haber sido pirata que eso de pillarse las cosas de sus madres se le da muy bien), una vez que llego a la dirección (después de hacer un poco de turismo) se percató de que el sitio era un restaurante, algo verdaderamente raro, un ligero suspiro escapo de la chica de flequillo blanco, antes de entregar la carta a un hombre (al cual ubico gracias a una foto) y justo después de eso, noto como un grupo de chiquillos estaban golpeando a otro que estaba completamente inmóvil, eso le llamo demasiado la curiosidad, por lo que lentamente llevo su mano hacia la parte posterior de su gabán negro, sacando de una bolsa un látigo muy raro, pues este no era de cuero si no de acero, justo cuando uno de aquello chicos trato alzar de nuevo la mano aquel látigo con la velocidad del sonido impacto contra la palma del mismo, lanzándola de forma violenta hacia el rostro del propio agresor, el cual por la fuerza imprimida en el golpe simplemente cedió, cayendo al suelo, la forma en la cual la fémina movía aquella cadena hecha látigo, era hipnótica y ciertamente peligrosa.
¿Acaso no les da vergüenza golpear a alguien que claramente no piensa defenderse?—Menciono con una sonrisa mientras que el grupo de bravucones (a los cuales nadie había tomado en cuenta, siendo ese un sitio público) retrocedía un poco, al notar como el compañero yacía en el suelo sollozando como toda una nena, retorciéndose del dolor por la segura fractura de los huesos de la mano y claro el propio golpe recibido en la cara, uno de aquellos bravucones salto al duelo, cabe mencionar que aquel chico era particularmente fornido y grueso, lástima que también era muy lento, aquel mastodonte se abalanzo a lo estúpido en contra de la mujer de menuda estatura quien lo esquivo con facilidad, dando un movimiento delicado de piernas y cadera, rodeándole fácilmente al mismo tiempo que guarda el látigo con un solo movimiento sacando de la parte trasera aquellos shakus extraños, dándole un par de vueltas antes de saltar y golpear al sujeto torpe justo en la zona que conecta la vértebra quinta con la sexta, en pocas palabras el golpe fue preciso, potente y lo suficientemente suave como para no decapitarlo por dentro, pero sí que logro su cometido, haciendo que aquel cuerpo inflado cayera al suelo inconsciente, con sus ojos en blanco, finalmente la fémina, hizo un juego con el shaku, pasándoselo por ambos brazos y tensándolo de forma amenazante —¿Alguien más quiere jugar conmigo?—Pregunto con sorna, antes de que todos corrieran en diferentes direcciones tratando de evitarla, al momento de ver aquello soltó una ligera carcajada y se fue a sentar a un lado del chico, de su gabán (el cual tenía capucha) saco un pañuelo bordado para después limpiar las gotas de sangre que tenía aquel chico de cabellos verdes—No es algo que me incumba en lo absoluto, pero, ¿por qué no te defendiste de esos bravucones?—Pregunto, más por curiosidad de saber la situación que por el hecho de salvar a aquel joven de la paliza, solo tenía curiosidad por saber los motivos del joven.
- off:
- Perdon por la demora, aqui esta el post prometido, espero sea de tu agrado y te deseo suerte con esta chica
Nadezda Chervencova
Hoja de personaje
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Creado por Eddard Vie Mayo 27, 2016 8:39 am
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Última edición por Amate el Lun Jul 04, 2016 8:02 am, editado 1 vez
Eddard
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
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Creado por Nadezda Chervencova Dom Mayo 29, 2016 4:17 pm
Atendió a las palabras del muchacho, ciertamente el chico tenía problemas de confianza y de auto control, pero aquello era injusto, verdaderamente injusto para el chico pues al prohibirle defenderse era el quien resultaba dañado, un leve chasquido se dejó escuchar, puesto que aquello iba en contra de las enseñanzas de sus madres, lentamente limpio la sangre con aquel pañuelo, pasándolo delicadamente por aquel ojo moro e inflamado, mirando el daño que tenía en el mismo, aquellos muchachos habían golpeado consecutivamente el área, suerte y solo habían dado a la zona muscular y no a la zona donde están los nervios del ojo, de haber dañado algún nervio aquel joven tendría una vida muy difícil de llevar. Finalmente cuando termino por limpiar las áreas ensangrentadas retiro el pañuelo—Cantinero, por favor tráigame unos cuantos hielos y agua tibia con un poco de sal—Pidió con un tono cortes mientras le seguía mirando por debajo de aquella capucha, la cual se retiró lentamente de su cabeza, dejando ver aquel rostro fino que poseía y ese extraño mechón de cabello blanco que se extendía por el centro de su cabeza, hasta la coleta desaliñada que poseía, de igual manera se vieron los piercings en el cartílago de la oreja izq. y el arete en que poseía en forma de una cruz invertida.
No pretendo juzgarte, ciertamente, pero no defenderse es una idiotez—Menciono con un tono de voz algo frio, pero sereno, sin tener tono de desaprobación —Para defenderte no ocupas lastimar a otros, solamente basta con evitar que te lleguen los golpes, servir de saco de boxeo tan solo les da un motivo más para molestarte—Argumento, mientras espera que el cantinero llegue con lo pedido con anterioridad—Debes de estar cansado de toda esta mierda que pasas gracias a la ignorancia de tus padres, pero no se quien sea más estúpido si ellos o tu por dejar que ellos te impidan defenderte—Aquello lo dijo con una sonrisa antes de mirarlo de pies a cabeza, llevando su mano hacia el brazo del muchacho, apretando un poco el musculo del bíceps, notando que estaba bien definido, posiblemente el chico era un poco atlético, más cuando vio las mano cubiertas con aquellas manoplas sonrió un poco—Esas son inútiles si no las usas, de nada te sirve tenerlas puestas si no piensas usar tus puños—Dicho aquello el cantinero dejo una cubeta con hielos junto a unos pañuelos de tela y un poco de agua tibia con sal en otra cubeta de metal, la morena tomo un cubo de hielo entre sus delgados dedos antes de mirarle—Esto puede doler un poco—Menciono antes de empezar a pasar el hielo frio por el ojo inflamado con cuidado, buscando que se tensaran los músculos del mismo para empezar a relajarlos con el agua tibia así podría desinflamar rápidamente la herida—Mucho gusto Amate, Soy Nadezda Metveyév, pero dejémonos de formalidades, simplemente dime Nade—Menciono dejando el cubo de hielo sobre la barra para después tomar el pañuelo y mojarlo en agua tibia, posándolo sobre el ojo afectado—En todo caso si no quieres atacar puedes defenderte, nadie te puede culpar por protegerte de unos bravucones como esos, ni tus padres, porque no siempre habrá alguien que se interese por lo que le pueda pasar a otro, en esta ocasión tuviste suerte, pudiste perder tu ojo—Asevero la fémina.
En aquella ocasión se estaba tomando la libertad de regañarle, pues sus madres les habían enseñado eso precisamente, el abrirle los ojos a otros cuando no se defienden —Si lo piensas un poco de forma lógica, el no hacer nada simplemente empeora las cosas, si te defiendes entonces cesara el ataque y si sientes que no puedes controlarte entonces simplemente retírate, golpea el suelo o grita, lo que sea con tal de que mantengas tu mente enfocada en defenderte—Dicho eso le miro, aun teniendo la mano sosteniendo el pañuelo en el rostro ajeno—Sostén el pañuelo, que se me cansa la mano—Tras decir eso se le quedo mirando esperando a que el muchacho de nombre Amate hiciera lo pedido por ella.
No pretendo juzgarte, ciertamente, pero no defenderse es una idiotez—Menciono con un tono de voz algo frio, pero sereno, sin tener tono de desaprobación —Para defenderte no ocupas lastimar a otros, solamente basta con evitar que te lleguen los golpes, servir de saco de boxeo tan solo les da un motivo más para molestarte—Argumento, mientras espera que el cantinero llegue con lo pedido con anterioridad—Debes de estar cansado de toda esta mierda que pasas gracias a la ignorancia de tus padres, pero no se quien sea más estúpido si ellos o tu por dejar que ellos te impidan defenderte—Aquello lo dijo con una sonrisa antes de mirarlo de pies a cabeza, llevando su mano hacia el brazo del muchacho, apretando un poco el musculo del bíceps, notando que estaba bien definido, posiblemente el chico era un poco atlético, más cuando vio las mano cubiertas con aquellas manoplas sonrió un poco—Esas son inútiles si no las usas, de nada te sirve tenerlas puestas si no piensas usar tus puños—Dicho aquello el cantinero dejo una cubeta con hielos junto a unos pañuelos de tela y un poco de agua tibia con sal en otra cubeta de metal, la morena tomo un cubo de hielo entre sus delgados dedos antes de mirarle—Esto puede doler un poco—Menciono antes de empezar a pasar el hielo frio por el ojo inflamado con cuidado, buscando que se tensaran los músculos del mismo para empezar a relajarlos con el agua tibia así podría desinflamar rápidamente la herida—Mucho gusto Amate, Soy Nadezda Metveyév, pero dejémonos de formalidades, simplemente dime Nade—Menciono dejando el cubo de hielo sobre la barra para después tomar el pañuelo y mojarlo en agua tibia, posándolo sobre el ojo afectado—En todo caso si no quieres atacar puedes defenderte, nadie te puede culpar por protegerte de unos bravucones como esos, ni tus padres, porque no siempre habrá alguien que se interese por lo que le pueda pasar a otro, en esta ocasión tuviste suerte, pudiste perder tu ojo—Asevero la fémina.
En aquella ocasión se estaba tomando la libertad de regañarle, pues sus madres les habían enseñado eso precisamente, el abrirle los ojos a otros cuando no se defienden —Si lo piensas un poco de forma lógica, el no hacer nada simplemente empeora las cosas, si te defiendes entonces cesara el ataque y si sientes que no puedes controlarte entonces simplemente retírate, golpea el suelo o grita, lo que sea con tal de que mantengas tu mente enfocada en defenderte—Dicho eso le miro, aun teniendo la mano sosteniendo el pañuelo en el rostro ajeno—Sostén el pañuelo, que se me cansa la mano—Tras decir eso se le quedo mirando esperando a que el muchacho de nombre Amate hiciera lo pedido por ella.
Nadezda Chervencova
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