El marine que ya llevaba más de tres meses ejerciendo como tal había sido enviado a Syrup, la misión era sencilla pero la complejidad radicaba en el grupo que había que sacar de aquel sitio. Se sabía que no eran pusilánimes que recién iniciaban ni mucho menos, el precio de los que estaban allí oscilaban en cantidades apetitosas para todos y claro como Okita tenía pasado de cazador fue lo primero que observó. La marina había invadido, todo era un caos pero el grupo tenía que dividirse para completar la tarea, ahora mismo el espadachín haría equipo con un chico, era compañero de tripulación pero era la primera vez que le tocaba trabajar junto a él. No le dijo nada, tal vez porque no existía la instancia para hacerlo.

Tras caminar un poco el chico de las katanas se percató de un grupo de personas pero que hacia relucir más a un hombre mayor que comía, alegaba educación. Comiendo en un sitio así, para Okita no era nada extraño y mucho menos comer, pero dada las circunstancias no se necesitaba de más. Cuando el hombre acabó sus palabras el joven proveniente de una isla muy lejana se puso en guardia, desenvainando su amada katana, con la diestra la dejó descansar al parecer era quien comandaba el grupo de maleantes. Souji pisó con fuerza, con tanta que dejó su huella marcada.

— Sí pero es de peor educación no darle un poco de comida a tus queridos invitados.— Masculló pero no con normalidad sino que con fuerza para que fuese audible para todos. Luego de aquello sonrió ladeando la cabeza, se acercó unos pasos con cautela observando de soslayo a su compañero. — He venido por ti. Vivo o muerto.— Sentenció con sus palabras. Dirigió el filo de su katana hacia él, pero la distancia eran más de diez metros. Había leído sobre su rival, era fuerte eso no lo podía negar pero el espadachín tenía agalla y a un compañero, que era de tripulación por lo tanto debería confiar desde ahora. — Al menos que el ochentón desee entregarse sin pelear, evitamos que su lumbago empeore o ¿no?— Provocó con sus palabras. Quizás Okita estaba pecando de altanero o algo, ergo sabía que su enemigo no iba a dejarse atrapar la pelea seguro era inminente. Se colocó en postura, una poco ortodoxa, natural. Sus músculos de apoco se relajaron y sus orbes verdosas se fijaron en quien sería su oponente. No olvidó jamás que tenía un aliado, no era un uno contra uno.

  Era sabido para Okita que contra quien se enfrentaba era de un humor bastante particular, que para su edad sus habilidades en combate eran elevadas, tenía que tener cuidado y andar con mucha cautela en sus ataques. Su compañero, era uno de la misma tripulación, Reno Jackson. Y no era de esperar mucho para realizar la ofensiva, la arma que empleó le pareció curiosa al espadachín el cual solo se dignó a observar como la hizo girar antes de lanzarla con tanta ímpetu hacia el enemigo. Fue evadió el caballeroso hombre, como se esperaba de alguien de su calibre, lo cual hizo sonreír a Okita, no esperaba menos de alguien que era conocido, al menos por su wanted y palabras de otros, por su fuerza.

— Oh. Creo que mi compañerito no es virtuoso en la paciencia.— Agregó en un tono con humor, usando sus manos para hacer gestos de; “ya vez, será, etcétera”, los típicos. Observó como el rival de apoco se comenzó a preparar pero siempre acompañado de palabras que lo hacían sonar menos serio de lo que la situación aparentaba. Tenía razón que atacar así como así no era bueno, pero ya es sabido que ambos marines vienen por una sola cosa, no para relacionarse con los criminales. — ¿Mala educación? Tranquilo mi mami seguro me dará con la chancla cuando llegue a casa, detesta cuando soy mal educado.— Vivía en Wano por lo que el día de ser castigado sería durante un buen tiempo cuando de verdad pudiese visitarla en aquella isla, fue una broma, no una provocación.

Las orbes verdosas se fijaron más en su enemigo cuando este se preparó por completo. Era un hombre para su edad bien fornido, quizás había entrenado más de lo que Okita y Reno tenían de vida juntos. No se notaba que sería alguien hostil si no le atacas pero del cual puedes esperar una actitud así. — Reno, por favor cubre mi espalda. Saca información de mi ofensiva, quizás la podamos usar a favor.— Le musitó a su aliado bien suave, para que meramente él seguro escuchase. Okita se preparó, guardó la katana en su debida empuñadura de tal manera dio unos pasos adelantándose a su aliado. Cambió la postura a una más relajada y calma, llegó al punto en que sus músculos se sentían más agrado. No iba a subestimar a su enemigo e iría con fuerza de una.

Ya con aquella técnica de relajación empleada Okita salió hacia su enemigo, corriendo con velocidad, siempre ayudado por esa relajación. Al acortar las distancias pero tener margen aún impulsó su cabeza hacia su empuñadura, se acercó más y aumentó la aceleración por esto, enseguida lanzó un golpe con la empuñadura al torso del enemigo para finalizar la acción lanzando un corte en la zona media del torso con fuerza, las orbes de Okita en todo momento del sablazo eran dirigidas a su enemigo. Estaba emocionado de pelear con alguien fuerte. Aquel corte era de carácter diagonal descendente, seguro no sería problema para su rival por eso tomaba las precauciones pertinentes en su ataque, como distancias y eso. El candente fuego de pelea había iniciado.

Técnicas:

Las ofensivas de los dos marines lograron su cometido, fueron bastante poderosas como para impactar al viejo, que sí era poderoso mas no pudo detener aquellos ataques. Okita inmediatamente tras ver que había logrado impactar contra él, se fijó para que la cadena de su aliado ni estuviese cerca de su alcance o trayectoria, no quería correr peligro con algún daño colateral por semejante situación. Así fue que miró a Reno, le sonrió y procedió a desenvainar otra de sus katanas, giró en el mismo sitio donde estaba para con el mango de su potente arma, cortante, darle un golpe al viejo en la nuca, con toda la fuerza que tenía aprovechando aquella relajación muscular que había utilizado.

El anciano cayó al suelo, casi sin oponer resistencia, para el espadachín había sido sencillo pero gracias a la gran ayuda de su aliado, estaba convencido que a largo plazo harían un duo de temer, serían los mejores compañeros que la marina hubiese pensado que existía. Al ver el cuerpo tendido del pirata el espadachín ahora de la marina, con las espadas en su espalda la sacudió antes de que procediera a guardar estas. Le sonrió a Reno de una manera muy cómica, casi como si se tratase de un felino, en ese preciso momento le dedicó unas palabras al musculoso aliado que traía al lado.

— Hemos ganado Reno-kun.— Bromeó un poco chasqueando la lengua levemente en lo que pasó por el lado de aquel cuerpo inconsciente del pirata. No hizo nada simplemente se dedico a avanzar a un sitio más cercano de su aliado. En la mente de Okita recordó la ofensiva de Reno, era un hombre luchador, peleaba en base a golpes, era del tipo que menos le agradaba, ah no esos son los tiradores, como el maldito de Gray Terminal. Bufó levemente hasta que llegó donde su aliado, puso su diestra en el hombro de él, claro el espadachín es mucho más bajo. Le codeó con su su mano libre en lo que aún traía el arma. — Como yo lo noqueé tú invitas la ración de comida hoy, Reno-san.— Bufó un poco y guardó las espadas, las aseguró, con una risilla comenzó a atar al pirata con una cuerda, a lo mejor serviría de algo pero aún traía una leve preocupación por sus compañeros, pero era mínima. Desvió la mirada dejando de pensar en eso. — ¿Conoces a la capitana, Reno-kun?— Le sonrió de medio lado, casi pareciendo una serpiente. Ya traía un afán de llamar así a su compañero, le parecía gracioso.

OFF: