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Creado por Shinya Kougami Lun Mayo 30, 2016 1:11 pm
El marine había sido enviado a una isla de la cual decían que solo habitaban personas que practicaban el karate como forma de vida. Si bien era cierto que el hombre no tenía ni fachada ni mucho menos entendimiento alguno de aquel arte marcial pero aún así lo envió los marines para ejercer un trabajo de patrullaje ya que algunos decían que existía la posibilidad de que hubiesen vándalos en la zona, nada muy seguro pero lo mejor era tener alerta todo lo que la marina podía inspeccionar. No iba a ir solo claro está, se habían puesto en contacto con una chica de cabellos dorados, que le tenía que hacer compañía al marine en la vigilia por la zona, que seguro no sería nada peligroso meramente de “observar”.
Guren llegó a la isla, la cual tampoco parecía ser muy extensa pero si era bastante hermosa en cuanto a vegetación. Los marines que le trajeron le mencionaron que lo mejor era que se quedase ahí en el puerto a la espera de quien sería su compañera en el día de hoy. Él aceptó la petición y con sus dos katanas en la cintura caminó a sentarse en un banquillo que estaba a pasos de una tienda de comida. Eran aproximadamente las diez de la mañana, no existía mucho frío pero si el sol estaba presente, tampoco era caluroso digamos que era un día templado bastante agradable.
Ichinose miró el sol pero ante no poder observar más decidió usar su mano para cubrirse de tal manera logró observar a unos pájaros que pasaban con aquel típico sonido que hacen, al parecer eran gaviotas. Este marine simplemente sonrió en lo que un hombre que estaba por ahí, con un traje de practicante novato de karate, novato por el color de su cinturón, se le acercó preguntando si era nuevo aquí, el hombre movió la cara respondiendo que sí, no fue un dialogo más extendido ya que el karateka iba apurado, se despidió de él con la mano a lo que este no respondió de la misma manera sino simplemente levantando su dedo índice y anular de la mano diestra.
El marine comenzó a sentir un poco de hambre, le crujió el estómago en varias ocasiones pero se lo cubría como podía para que nadie notase su apetito ni ansias por devorar comida. Comenzó a golpear el suelo con la suela de su zapato pero rápido, hacia ciclos bastante seguidos. Miraba a todos lados esperando a que su compañera llegase. De pronto el aroma a comida, una especie de estofado de carne con picante, le llamó la atención, con sus orbes grises comenzó a buscar la fuente de donde provenía. Comenzó a mirar a todos lados y hasta se levantó del asiento. Parecía algo “hipnotizado” por semejante delicioso aroma. Su estómago parecía león en celo, no paraba de rugir.
Guren llegó a la isla, la cual tampoco parecía ser muy extensa pero si era bastante hermosa en cuanto a vegetación. Los marines que le trajeron le mencionaron que lo mejor era que se quedase ahí en el puerto a la espera de quien sería su compañera en el día de hoy. Él aceptó la petición y con sus dos katanas en la cintura caminó a sentarse en un banquillo que estaba a pasos de una tienda de comida. Eran aproximadamente las diez de la mañana, no existía mucho frío pero si el sol estaba presente, tampoco era caluroso digamos que era un día templado bastante agradable.
Ichinose miró el sol pero ante no poder observar más decidió usar su mano para cubrirse de tal manera logró observar a unos pájaros que pasaban con aquel típico sonido que hacen, al parecer eran gaviotas. Este marine simplemente sonrió en lo que un hombre que estaba por ahí, con un traje de practicante novato de karate, novato por el color de su cinturón, se le acercó preguntando si era nuevo aquí, el hombre movió la cara respondiendo que sí, no fue un dialogo más extendido ya que el karateka iba apurado, se despidió de él con la mano a lo que este no respondió de la misma manera sino simplemente levantando su dedo índice y anular de la mano diestra.
El marine comenzó a sentir un poco de hambre, le crujió el estómago en varias ocasiones pero se lo cubría como podía para que nadie notase su apetito ni ansias por devorar comida. Comenzó a golpear el suelo con la suela de su zapato pero rápido, hacia ciclos bastante seguidos. Miraba a todos lados esperando a que su compañera llegase. De pronto el aroma a comida, una especie de estofado de carne con picante, le llamó la atención, con sus orbes grises comenzó a buscar la fuente de donde provenía. Comenzó a mirar a todos lados y hasta se levantó del asiento. Parecía algo “hipnotizado” por semejante delicioso aroma. Su estómago parecía león en celo, no paraba de rugir.
Shinya Kougami
Hoja de personaje
Nivel:
(30/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Kitsune Lun Mayo 30, 2016 7:29 pm
Se despertó muy temprano por la mañana debido a que había recibido órdenes de su superior el día anterior sobre una misión en la isla Karate, la Kuja jamás había visitado dicha isla y la idea de conocer más los mares cardinales siempre le ponía de buen humor, sobretodo porque podía conocer mucho sobre los platillos típicos de cada isla que visitaba, obviamente dejando como prioridad las misiones que se le asignaban pero aprovechando sus momentos libres para averiguar un poco más sobre la forma de cocinar de la gente que vivía en las islas para aprender más y así ampliar su libro de recetas el cual obviamente usaría para alimentar a aquellos marines que en algún momento dependiesen de ella como cocinera oficial y no como una soldado que sigue las órdenes de un jefe cocinero ya que en esos casos, siempre debía acatar órdenes sobre lo que se debía cocinar específicamente, sin dar opción alguna a la improvisación, algo que la rubia amaba por sobre todas las cosas.
Una vez estuvo vestida, salió de su habitación y esperó a que el barco arribara a la isla, observando como poco a poco la misma se hacía más visible, dejando en claro que sus compañeros tenían mucho mejores dotes de navegación que ella. Esperó en cubierta por varios minutos hasta que el ancla fue lanzada dejándola bajar un par de minutos más tarde, diciéndole el punto de encuentro con el marine con quien compartiría dicha misión, después de todo ella aún no estaba lo suficientemente entrenada para cumplirla sola. Avanzó con cuidado por entre los mercaderes quienes llegaban con sus provisiones, las cuales la rubia se tomó la molestia de ver mientras pensaba en los muchos platillo que podría cocinar con los pescados o animales exóticos que habían capturado, pero pasado un buen rato recordó a lo que venía por lo que prácticamente corrió en dirección a donde le había ordenado, buscando al hombre que sería su compañero.
Buscó hasta que finalmente dió con él, o al menos con la descripción que le habían dado, ya que jamás lo había visto en su vida se acercó sigilosamente notando el uniforme, dando por hecho de que sí se trataba de él — Lamento la demora, Ichinose — se disculpó mientras se dejaba envolver por el aroma que provenía del establecimiento más cercano, que curiosamente era un restaurante — Parece que tienes hambre — comentó sorprendida de escuchar el rugido de su estómago — ¿Quieres que cocine algo para ti? o si quieres podemos comprar algo — sonrió en dirección al hombre con quien trabajaría, dispuesta a hacer un muy buen trabajo si el optaba por la primera oferta, en la que ella ponía a prueba sus dotes culinarios.
Una vez estuvo vestida, salió de su habitación y esperó a que el barco arribara a la isla, observando como poco a poco la misma se hacía más visible, dejando en claro que sus compañeros tenían mucho mejores dotes de navegación que ella. Esperó en cubierta por varios minutos hasta que el ancla fue lanzada dejándola bajar un par de minutos más tarde, diciéndole el punto de encuentro con el marine con quien compartiría dicha misión, después de todo ella aún no estaba lo suficientemente entrenada para cumplirla sola. Avanzó con cuidado por entre los mercaderes quienes llegaban con sus provisiones, las cuales la rubia se tomó la molestia de ver mientras pensaba en los muchos platillo que podría cocinar con los pescados o animales exóticos que habían capturado, pero pasado un buen rato recordó a lo que venía por lo que prácticamente corrió en dirección a donde le había ordenado, buscando al hombre que sería su compañero.
Buscó hasta que finalmente dió con él, o al menos con la descripción que le habían dado, ya que jamás lo había visto en su vida se acercó sigilosamente notando el uniforme, dando por hecho de que sí se trataba de él — Lamento la demora, Ichinose — se disculpó mientras se dejaba envolver por el aroma que provenía del establecimiento más cercano, que curiosamente era un restaurante — Parece que tienes hambre — comentó sorprendida de escuchar el rugido de su estómago — ¿Quieres que cocine algo para ti? o si quieres podemos comprar algo — sonrió en dirección al hombre con quien trabajaría, dispuesta a hacer un muy buen trabajo si el optaba por la primera oferta, en la que ella ponía a prueba sus dotes culinarios.
Kitsune
Hoja de personaje
Nivel:
(9/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Shinya Kougami Mar Mayo 31, 2016 10:50 am
El joven si bien con un hambre descomunal comenzaba a olfatear más, su estomago no era mucho de mentir tampoco. Le agradaba la comida muy picante, eso despertaba sus papilas gustativas e incluso le hacían sentirse más agradado. Estaba sumergido en ese pensamiento que incluso olvidaba que se tenía que reunir con alguien, estaba de apoco olvidando más sus quehaceres como marine. El olor era delicioso, parecían carnes con un poco de verduras y especias sumamente picante, todo del gusto del peli negro. No sabía mucho de comidas pero si sabía distinguir cuando algo era bueno de cuando era sumamente malo. Tenía un gusto especial por decirlo así, quizás porque en su vida antes de ser adoptado comía cosas realmente solo para sobrevivir.
De pronto una cálida voz le saco de su pensar culinario total. Era una mujer de cabellos dorados, orbes claras como el agua azul marina. Le identificó como Ichinose, entonces era su compañera la verdad. El chico se limpio un poco las ganas de comer y sonrió, pero claro al parecer ella ya había escuchado el sonido de su estómago. Desvió la mirada un poco para camuflar ese maldita gana de comer que traía e incluso se golpeo esa zona. Pero ella gentilmente le estaba ofreciendo..¿cocinar? para él. Le fue extraño ya que jamás antes le habían propuesto eso y mucho menos viniendo de una marina.
— Tú debes ser Kitsune. Un placer.— Se saboreo nuevamente recordando aquella propuesta por parte de la joven. Luego de aquello se acomodó un poco el traje y comenzó a responder a sus palabras. — ¿De verdad sabes cocinar? .. Primera vez conozco a una marine cocinera.— Pensó un poco porque sí, era la primera que conocía aunque muchos cocineros por parte independiente la verdad. Tras volver a pensar esto se acercó un poco más a la joven, interrumpiendo en la distancia que tenían antes. — ¿Segura que cocinarías algo para mi?— Tragó saliva bastante hambriento a medida de que ponía su mano diestra en el hombro de ella. — Como rechazar un plato.. pero ¿donde cocinarás?— El joven miró a todos lados sin saber como le haría para cocinar. En lo que buscaba su estómago volvió a rugir como cuan león hambriento. Tomó distancia nuevamente y se golpeo la zona.
— Calla, calla. Debí comer antes de venir.— Bufó bastante molesto consigo mismo pero luego nuevamente miró a la mujer de cabello tan rubio como jamás antes había observado o tener presencia de. El joven Guren decidió aclarar su voz con unos leves estornudos para proseguir. — Quiero probar tu cocina y así aprovechamos para acomodar las cosas antes de salir de vigilancia.. La verdad, con hambre no podría aguantar hasta el almuerzo.— Fijo sus orbes en el entrecejo de su compañera. — Debo conocer a mis compañeros o sino Maxwell, se podría molestar.— Bufó un poco a la espera de que su compañera diera alguna respuesta pero claro, siempre pensaba en la comida y el gustoso sabor que dejó el aroma que provenía de por ahí cerca.
De pronto una cálida voz le saco de su pensar culinario total. Era una mujer de cabellos dorados, orbes claras como el agua azul marina. Le identificó como Ichinose, entonces era su compañera la verdad. El chico se limpio un poco las ganas de comer y sonrió, pero claro al parecer ella ya había escuchado el sonido de su estómago. Desvió la mirada un poco para camuflar ese maldita gana de comer que traía e incluso se golpeo esa zona. Pero ella gentilmente le estaba ofreciendo..¿cocinar? para él. Le fue extraño ya que jamás antes le habían propuesto eso y mucho menos viniendo de una marina.
— Tú debes ser Kitsune. Un placer.— Se saboreo nuevamente recordando aquella propuesta por parte de la joven. Luego de aquello se acomodó un poco el traje y comenzó a responder a sus palabras. — ¿De verdad sabes cocinar? .. Primera vez conozco a una marine cocinera.— Pensó un poco porque sí, era la primera que conocía aunque muchos cocineros por parte independiente la verdad. Tras volver a pensar esto se acercó un poco más a la joven, interrumpiendo en la distancia que tenían antes. — ¿Segura que cocinarías algo para mi?— Tragó saliva bastante hambriento a medida de que ponía su mano diestra en el hombro de ella. — Como rechazar un plato.. pero ¿donde cocinarás?— El joven miró a todos lados sin saber como le haría para cocinar. En lo que buscaba su estómago volvió a rugir como cuan león hambriento. Tomó distancia nuevamente y se golpeo la zona.
— Calla, calla. Debí comer antes de venir.— Bufó bastante molesto consigo mismo pero luego nuevamente miró a la mujer de cabello tan rubio como jamás antes había observado o tener presencia de. El joven Guren decidió aclarar su voz con unos leves estornudos para proseguir. — Quiero probar tu cocina y así aprovechamos para acomodar las cosas antes de salir de vigilancia.. La verdad, con hambre no podría aguantar hasta el almuerzo.— Fijo sus orbes en el entrecejo de su compañera. — Debo conocer a mis compañeros o sino Maxwell, se podría molestar.— Bufó un poco a la espera de que su compañera diera alguna respuesta pero claro, siempre pensaba en la comida y el gustoso sabor que dejó el aroma que provenía de por ahí cerca.
Shinya Kougami
Hoja de personaje
Nivel:
(30/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Kitsune Miér Jun 01, 2016 12:31 pm
La joven Kuja sonrió ante la respuesta del marine, ella realmente no sabía qué sí y qué no era lo común dentro de las tropas de soldados de la marina, sin embargo, hablaba enserio cuando se refería al hecho de cocinarle algo y es que ese era una de las muchas actividades que le gustaba realizar a la rubia, por sobre todas las cosas, la cocina era el único lugar en el que no se sentía como una debilucha que podía meter la pata por completo, en aquel lugar ella era quien mandaba y nadie más podía decirle lo contrario, era por decirlo de otra manera, su paraíso personal, donde podía relajarse o pensar muy bien las cosas — Sí, de verdad sé cocinar — sonrió algo sorprendida de lo mucho que él hablaba, muy probablemente al nerviosismo de que ella hubiese descubierto a su estómago rugiendo de hambre, no podía culparle, si ella hubiese estado en la misma situación reaccionaría de la misma manera, sin dejar de hablar.
— Podemos hablar con los dueños del restaurante o podemos volver al barco en el que vine, aunque creo que sería más viable la segunda opción — se encogió ligeramente de hombros, ya que aunque ambos tenían una misión importante, no podía dejar que su compañero trabajase con el estómago vacío teniendo ella la posibilidad de cocinarle algo para que estuviera completamente atento al trabajo en vez de estar pensando en el hambre que se cargaba encima. La rubia no pudo evitar soltar una risa leve en respuesta a como él mismo se reprendía por no haber comido nada antes, de alguna u otra forma estaba más tranquila al notar que su compañero no tenía la pinta de ser una diva o alguien que no soportaba a los novatos como ella, por lo que con mucha más razón se tomaría la iniciativa de cocinarle a modo de agradecimiento — Bien, entonces creo que deberíamos poner marcha en dirección al barco, he visto varios pescadores llegar con muy buenos ingredientes y creo que en la cocina tengo todo lo suficiente para cocinarte algo delicioso — y fue así como la rubia comenzó a andar camino a su barco esperando que su compañero la siguiera.
— Entonces.. tu conoces al capitán ¿o me equivoco? — preguntó curiosa mientras se detenía un poco el paso para ir a la par con el marine — Yo únicamente conozco a una de nuestros compañeros, Nissa — recordó su nombre a la primera ya que ella era, por decirlo de alguna manera la única mujer con quien había congeniado, ambas parecían haber tenido buena química y quizá pudiesen llegar a ser buenas amigas más adelante — Me supongo también que ya llevas suficiente tiempo en la marina, ¿Algunas vez has viajado más allá de los Blues? — su curiosidad iba en aumento y no era para menos, ella necesitaba saber, saber lo más posible para poder conocer a qué estaba por enfrentarse, cualquier cosa que sería mucho más peligrosa a si jamás hubiese salido de Amazon Lily.
— Podemos hablar con los dueños del restaurante o podemos volver al barco en el que vine, aunque creo que sería más viable la segunda opción — se encogió ligeramente de hombros, ya que aunque ambos tenían una misión importante, no podía dejar que su compañero trabajase con el estómago vacío teniendo ella la posibilidad de cocinarle algo para que estuviera completamente atento al trabajo en vez de estar pensando en el hambre que se cargaba encima. La rubia no pudo evitar soltar una risa leve en respuesta a como él mismo se reprendía por no haber comido nada antes, de alguna u otra forma estaba más tranquila al notar que su compañero no tenía la pinta de ser una diva o alguien que no soportaba a los novatos como ella, por lo que con mucha más razón se tomaría la iniciativa de cocinarle a modo de agradecimiento — Bien, entonces creo que deberíamos poner marcha en dirección al barco, he visto varios pescadores llegar con muy buenos ingredientes y creo que en la cocina tengo todo lo suficiente para cocinarte algo delicioso — y fue así como la rubia comenzó a andar camino a su barco esperando que su compañero la siguiera.
— Entonces.. tu conoces al capitán ¿o me equivoco? — preguntó curiosa mientras se detenía un poco el paso para ir a la par con el marine — Yo únicamente conozco a una de nuestros compañeros, Nissa — recordó su nombre a la primera ya que ella era, por decirlo de alguna manera la única mujer con quien había congeniado, ambas parecían haber tenido buena química y quizá pudiesen llegar a ser buenas amigas más adelante — Me supongo también que ya llevas suficiente tiempo en la marina, ¿Algunas vez has viajado más allá de los Blues? — su curiosidad iba en aumento y no era para menos, ella necesitaba saber, saber lo más posible para poder conocer a qué estaba por enfrentarse, cualquier cosa que sería mucho más peligrosa a si jamás hubiese salido de Amazon Lily.
Kitsune
Hoja de personaje
Nivel:
(9/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Shinya Kougami Jue Jun 02, 2016 11:23 am
El marine estaba claramente algo descompuesto por su maldito estómago, no se sentía avergonzado pero sí algo incomodo porque sonaba demasiado en presencia ajena. La verdad igual se sentía algo sorprendido aún por el hecho de encontrarse con una mujer cocinera, mejor dicho una marine, la verdad es que era una profesión que no se solía ver mucho pero que era de mucha importancia en viajes demasiado largos. Guren estaba aburrido de comer cosas instantáneas en los viajes y solo disfrutar de la comida de su madre en casa, claro había también una dulce mujer que cocinaba para él, tenía un restaurante pero eso es harina de otro costal.
La voz cálida de su compañera le hizo sacar de onda, sus palabras eran muy certeras y no daba paso a que dudase nadie. Si bien quería cocinar al parecer el hecho de que fuera en el barco le acomodaba más, la verdad donde sea él vería bien recibido el alimento por el cual seguramente alabaría sus manos culinarias y su buen gusto. Se sabía que todo cocinero tenía un paladar exquisito y muy fino, no había duda. Ella tenía ese aura, al menos para el peli negro, de que su comida lograba encantar a todos sus comensales pero era cuestión de probarla.
— Yo podría comer donde sea pero para no molestar a nadie mejor en el barco, sí.— Comentó con una sonrisa en el rostro y claro, ese ya tan cotidiano rugido de estómago. Volvió a pegarse en aquella zona repetidas veces y musitando; “maldición para ya”. Se golpeaba de tal manera que su mano parecía ya estar acostumbrada a darse pequeños golpes. No le dolía porque tampoco entregaba mucha fuerza pero de todas maneras tenía trabajada aquella zona. Luego la chica ya con la decisión tomada habló en lo que al instante dio pasos para ir a la dirección indicada. Guren le siguió sin mucho más, iba observando de reojo su cabello, ya parecía que ese color era muy común o mejor dicho, era bastante llamativo. Sus espadas las acomodo en la cintura, en especial su meitou Mugen.
La joven de pronto interrumpió con una pregunta sobre el capitán, en su mente pasó la imagen de Maxwell, sí lo conocía si se trataba a él. La verdad ahora recordó que ella era una de las nuevas tripulantes, se dio un “facepalm” por haberlo obviado.
— ¿Maxwell? Claro que lo conozco. Es un tipo agradable.— Respondió con suma sinceridad. La chica añadió que conocía a alguien más pero claro este no conocía a nadie más que al grupo formado anteriormente, al parecer ya habían nuevos tripulantes. Sonrió y más cuando ella preguntó sobre sus “aventuras” por los mares o si conocía de estos. El chico le miró de soslayo y dejo salir su gallarda voz.
— Veo que eres nueva en nuestra tripulación. Es bueno saber que comeremos bien y … no solo comida instantánea.— Las últimas palabras se las dijo con mano en su boca y en un tono burlesco. — Originariamente soy de una isla muy lejana de aquí. Pero no recuerdo mucho.. Conozco los blues y también un poco más lejos. Ya quiero que nos vayamos a navegar otros mares.— Comentó el marine mientras a lo lejos se dejaba ver el navío. — ¿Quieres conocer la gastronomía de todos los mares? .. Te aseguro que tu comida será demasiado prestigiosa en un par de meses.— Dijo ya estando a metros de distancias del barco marino. — Creo que Maxwell aún no nos dice que entrarás en el grupo. Pero bienvenida. Yo soy médico, curaré tus heridas.— Terminó el marine siendo muy honesto, era su misión dentro de la tripulación.
La voz cálida de su compañera le hizo sacar de onda, sus palabras eran muy certeras y no daba paso a que dudase nadie. Si bien quería cocinar al parecer el hecho de que fuera en el barco le acomodaba más, la verdad donde sea él vería bien recibido el alimento por el cual seguramente alabaría sus manos culinarias y su buen gusto. Se sabía que todo cocinero tenía un paladar exquisito y muy fino, no había duda. Ella tenía ese aura, al menos para el peli negro, de que su comida lograba encantar a todos sus comensales pero era cuestión de probarla.
— Yo podría comer donde sea pero para no molestar a nadie mejor en el barco, sí.— Comentó con una sonrisa en el rostro y claro, ese ya tan cotidiano rugido de estómago. Volvió a pegarse en aquella zona repetidas veces y musitando; “maldición para ya”. Se golpeaba de tal manera que su mano parecía ya estar acostumbrada a darse pequeños golpes. No le dolía porque tampoco entregaba mucha fuerza pero de todas maneras tenía trabajada aquella zona. Luego la chica ya con la decisión tomada habló en lo que al instante dio pasos para ir a la dirección indicada. Guren le siguió sin mucho más, iba observando de reojo su cabello, ya parecía que ese color era muy común o mejor dicho, era bastante llamativo. Sus espadas las acomodo en la cintura, en especial su meitou Mugen.
La joven de pronto interrumpió con una pregunta sobre el capitán, en su mente pasó la imagen de Maxwell, sí lo conocía si se trataba a él. La verdad ahora recordó que ella era una de las nuevas tripulantes, se dio un “facepalm” por haberlo obviado.
— ¿Maxwell? Claro que lo conozco. Es un tipo agradable.— Respondió con suma sinceridad. La chica añadió que conocía a alguien más pero claro este no conocía a nadie más que al grupo formado anteriormente, al parecer ya habían nuevos tripulantes. Sonrió y más cuando ella preguntó sobre sus “aventuras” por los mares o si conocía de estos. El chico le miró de soslayo y dejo salir su gallarda voz.
— Veo que eres nueva en nuestra tripulación. Es bueno saber que comeremos bien y … no solo comida instantánea.— Las últimas palabras se las dijo con mano en su boca y en un tono burlesco. — Originariamente soy de una isla muy lejana de aquí. Pero no recuerdo mucho.. Conozco los blues y también un poco más lejos. Ya quiero que nos vayamos a navegar otros mares.— Comentó el marine mientras a lo lejos se dejaba ver el navío. — ¿Quieres conocer la gastronomía de todos los mares? .. Te aseguro que tu comida será demasiado prestigiosa en un par de meses.— Dijo ya estando a metros de distancias del barco marino. — Creo que Maxwell aún no nos dice que entrarás en el grupo. Pero bienvenida. Yo soy médico, curaré tus heridas.— Terminó el marine siendo muy honesto, era su misión dentro de la tripulación.
Shinya Kougami
Hoja de personaje
Nivel:
(30/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Kitsune Vie Jun 10, 2016 9:39 pm
Una vez terminó de sacar esa enorme lista de preguntas y de tratar de quitar esa cara de niña ilusionada con todo lo desconocido, se dispuso a escuchar a su hambriento compañero de misión mientras respondía sin siquiera molestarse un poco en que ella, hablara de más, algo que realmente no podía ni evitar un poco, probablemente por el carácter de su padre o incluso de su abuelo quienes más allá de parecer el típico hombre rudo que puede partirte en dos si le molestas, con ella siempre habían sido bromistas, parlanchines y estaban más que dispuestos a contarle todo lo que sabían sobre la marina con tal de que siguiera con la tradición familiar. Sonrió levemente al escuchar que su capitán era un buen tipo -Vaya, así que no tengo que preocuparme por nada- pensó dándose un par de sapes mentales por haberse hecho a la idea de que su capitán terminaría siendo uno de esos tipos locos amantes del poder que no quieren nada más que subir de nivel sin preocuparse un poco por su tripulación, si bien Kitsune confiaba en los marines, tanto su padre como su abuelo no se habían privado de contarle tanto lo bueno como lo malo con que se cruzaron en sus años de servicio.
— Me alegro que así sea — exhaló una gran cantidad de aire, dejando notar que estaba nerviosa por la respuesta, cosa que no le importó demasiado, ella sabía que no podía ocultar sus emociones tan fácilmente como otros y era algo que debía trabajar ya que ahora trabajaba para la marina; debía mantenerse firme, ser astuta y no dejarse llevar por ningún sentimiento para poder llegar tan lejos como lo habían logrado en su familia, del lado paterno, claro estaba. La joven Kuja no pudo evitar sonrojarse un poco ante sus palabras, se había hecho a la idea de que efectivamente iba a cocinar para toda su nueva tripulación, pero al mismo tiempo tenía miedo de que su comida no fuera del agrado de ellos, incluso cuando en varias ocasiones había recibido buenas palabras respecto a ellos, como en el caso de Nissa quien se había tomado la molestia de decirle que su comida para vegetarianos era muy rica — Yo.. no me apresuraría a decir que comerán bien, no al menos hasta que prueben mi comida — se encogió de hombros, ya que obviamente necesitaba saber el punto de vista de cada uno de ellos para saber que sí y qué no cocinar para todos, a final de cuentas la comida era un asunto de suma importancia para la rubia y también parte importante en el día a día de un ser vivo.
Siguió caminando en dirección al barco disfrutando del aroma a comida que aún podía apreciarse incluso cuando cada vez se alejaban más y más del establecimiento en donde se habían encontrado ambos marines. Prestó suma atención cuando comenzó a hablar sobre sus viajes, al parecer ambos venían de muy lejos — Vaya, suena bastante bien — asintió — Creo que a mi me falta muchísimo por conocer, de hecho.. No conozco más allá de el Archipiélago Shabondy, Amazon Lily y ..el Campamento Las — admitió algo apenada, a diferencia suya ella no había viajado por el mundo, seguía siendo un Kuja que había logrado mucho saliendo de su isla para conocer una pequeña parte del mundo; algo que por obvias razones quería cambiar por completo. Asintió automáticamente ante su pregunta y sus ojos se llenaron de ilusión al escuchar las palabras que acompañaban ese cuestionamiento, ya que había atinado justamente en el sueño de la rubia, quien se había enlistado en la marina no sólo por petición de su padre, sino también impulsada por el poder conocer el mar en su totalidad, su gastronomía y así saber preparar cada platillo existente, siendo ella capaz de inventar varios más.
— No estoy completamente segura si ya es oficial o no — admitió mientras ambos se detenían frente al barco — Muchas gracias de igual manera, me alegro poder conocer a un miembro más y no ser una completa desconocida para todos el día en el que me una a la tripulación formalmente —le dedicó una sonrisa y comenzó a subir al barco mientras saludaba con un pequeño ademán a los marines que cuidaban del navío, avanzó al mismo ritmo de antes esta vez en dirección a la cocina, que para su suerte estaba vacía. Dejó la puerta completamente abierta para que el marine entrase sin problemas y se apresuró a tomar uno de los delantales, recogió su cabello en una coleta y se giró una vez lista en dirección al marine — Bien ¿Algo que quieras comer en especial? — preguntó amablemente mientras miraba en el refrigerador — Creo que tenemos de todo — echó un vistazo fugaz al mismo y lo cerró segundos después para escuchar la petición de su compañero.
— Me alegro que así sea — exhaló una gran cantidad de aire, dejando notar que estaba nerviosa por la respuesta, cosa que no le importó demasiado, ella sabía que no podía ocultar sus emociones tan fácilmente como otros y era algo que debía trabajar ya que ahora trabajaba para la marina; debía mantenerse firme, ser astuta y no dejarse llevar por ningún sentimiento para poder llegar tan lejos como lo habían logrado en su familia, del lado paterno, claro estaba. La joven Kuja no pudo evitar sonrojarse un poco ante sus palabras, se había hecho a la idea de que efectivamente iba a cocinar para toda su nueva tripulación, pero al mismo tiempo tenía miedo de que su comida no fuera del agrado de ellos, incluso cuando en varias ocasiones había recibido buenas palabras respecto a ellos, como en el caso de Nissa quien se había tomado la molestia de decirle que su comida para vegetarianos era muy rica — Yo.. no me apresuraría a decir que comerán bien, no al menos hasta que prueben mi comida — se encogió de hombros, ya que obviamente necesitaba saber el punto de vista de cada uno de ellos para saber que sí y qué no cocinar para todos, a final de cuentas la comida era un asunto de suma importancia para la rubia y también parte importante en el día a día de un ser vivo.
Siguió caminando en dirección al barco disfrutando del aroma a comida que aún podía apreciarse incluso cuando cada vez se alejaban más y más del establecimiento en donde se habían encontrado ambos marines. Prestó suma atención cuando comenzó a hablar sobre sus viajes, al parecer ambos venían de muy lejos — Vaya, suena bastante bien — asintió — Creo que a mi me falta muchísimo por conocer, de hecho.. No conozco más allá de el Archipiélago Shabondy, Amazon Lily y ..el Campamento Las — admitió algo apenada, a diferencia suya ella no había viajado por el mundo, seguía siendo un Kuja que había logrado mucho saliendo de su isla para conocer una pequeña parte del mundo; algo que por obvias razones quería cambiar por completo. Asintió automáticamente ante su pregunta y sus ojos se llenaron de ilusión al escuchar las palabras que acompañaban ese cuestionamiento, ya que había atinado justamente en el sueño de la rubia, quien se había enlistado en la marina no sólo por petición de su padre, sino también impulsada por el poder conocer el mar en su totalidad, su gastronomía y así saber preparar cada platillo existente, siendo ella capaz de inventar varios más.
— No estoy completamente segura si ya es oficial o no — admitió mientras ambos se detenían frente al barco — Muchas gracias de igual manera, me alegro poder conocer a un miembro más y no ser una completa desconocida para todos el día en el que me una a la tripulación formalmente —le dedicó una sonrisa y comenzó a subir al barco mientras saludaba con un pequeño ademán a los marines que cuidaban del navío, avanzó al mismo ritmo de antes esta vez en dirección a la cocina, que para su suerte estaba vacía. Dejó la puerta completamente abierta para que el marine entrase sin problemas y se apresuró a tomar uno de los delantales, recogió su cabello en una coleta y se giró una vez lista en dirección al marine — Bien ¿Algo que quieras comer en especial? — preguntó amablemente mientras miraba en el refrigerador — Creo que tenemos de todo — echó un vistazo fugaz al mismo y lo cerró segundos después para escuchar la petición de su compañero.
Kitsune
Hoja de personaje
Nivel:
(9/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Shinya Kougami Miér Jun 15, 2016 12:19 pm
El marine había disfrutado varias veces de la comida gourmet proveniente de una cocinera pero que no estaba ligada a la marina. Sí su pareja cocinaba demasiado bien, tenía manos privilegiada como todos quienes practicaban aquel arte con los alimentos. Sí bien para el peli negro la chica de cabellos claros tenía apariencia angélica, tal vez su comida igual sabría a ese cariño o calor que una madre le entrega a sus hijos, pensaba de esa manera solo al verle. Sí no hubiera sido compañera de tripulación quizás su trato hubiera sido más borde, más distante pero no, como ya un superior -en la tripulación- tenia que mantener al grupo unido lo máximo que pudiera por lo que relacionar con los nuevos para que su estadía fuera de lo mejor, era lo ideal.
Si bien las palabras de la muchacha eran honestas y nada soberbias sobre el cumplido que el marine le dio para con su comida, igual le hacía sentir que ella miraba en menos lo que salían de sus manos. Guren estaba acostumbrado a comer cosas enlatadas por su capitán, cuando volvía a los Blues podía comer cosas mejores preparadas por lo que cualquier comida hecha en base a preparación propia sería mejor que esas cosas en lata con consistencia viscosa, con sabor tan artificial. Igual, que fuera así de humilde a él le agradó e incluso sonrió ante su comentario. Lo primero que pensó fue; últimamente los marines son más agradables de lo que había pensado. Sí, tenia una mala imagen, bueno de todos en general pero de apoco se iba borrando tal prejuicio generalizado.
Las palabras siguieron por parte de ella, el chico siempre prestó atención al andar. Supongo que hacía todo para conocer a quienes protegería como camaradas. Conocer un poco a los demás siempre da buenas razones para todo. Quizás él no tenía una familia como tal, era adoptado, pero ahora su grupo debería ser como una familia aunque cuando lo pensaba, le daba un dolor de estómago, quizás porque pensar en cosas “lindas” no era lo propio del marine.
La dama de pelos dorados, el más fino dorado, conocía islas que Guren no, él era simplemente un pusilánime en conocer sitios en comparación a ella, pero con el grupo seguro irían a varios sitios, eso era lo mejor. Decidió interrumpirla cuando termino su hablar sobre Amazon Lily.
— Espero algún día conocer Amazon Lily o Shabaondy. Conozco tan poco.. Ya dan ganas de saber mucho más.— Comentó con entusiasmo el hombre pero cuando el momento se puso épico, su estómago sonó ahora parecía un león hecho de metal, como si Maxwell lo hubiera creado. Miró a otro lado para disimular aquel sonido. Tras llegar a las cercanías del barco el comentario que hizo a Guren le hizo pensar como que no era nada cierto que se uniría, pero tenía entendido que cuando una instrucción se daba se completaba. Era probable que luego de la misión que tenían en la Grand Line ella llegaría al grupo. Solo se limitó a subir acompañado por ella, antes de poder por fin hacer una inspección en la isla, con panza llena claro.
Ichinose siguió a su compañera hasta la cocina, en la cual ella se preparó con una coleta. El chico puso sus codos sobre una mesa mientras miraba como ella se arreglaba para hacer uso de su arte culinario. Cuando preguntó sobre que quería, la baba en Guren salió a la mente, tenía muchas recetas en mente pero, había algo que quería probar. Entrecerró sus orbes y le respondió a Kitsune. — Déjame pensar.. Picante, mucho picante.— Musitó mirando los condimentos que allí habían. Luego retomó la mirada a la figura de ella. — Quiero probar tu especialidad. Un platillo energético y con mucho picante..— Ama el picante, ¿no se dan cuenta? Sonrió levemente y tras esto decidió comentar algo más, alejando un poco el tema de solo comida o su entrada a la tripulación. — Creo que no dije mi nombre. Soy Guren Ichinose.. Desde ahora mi alimentación estará en tus manos.— Sintió como si Kimmie le golpease por decir eso, pero en alta mar así sería. — ¿Por qué decidiste ser marine y no montar tu propio restaurante?— Preguntó con curiosidad mientras se peinaba hacia atrás su cabello. Dejó sus katanas al costado de un mueble que allí había. Iba a dialogar para conocer más a aquella mujer que estaba frente a sus ojos.
Si bien las palabras de la muchacha eran honestas y nada soberbias sobre el cumplido que el marine le dio para con su comida, igual le hacía sentir que ella miraba en menos lo que salían de sus manos. Guren estaba acostumbrado a comer cosas enlatadas por su capitán, cuando volvía a los Blues podía comer cosas mejores preparadas por lo que cualquier comida hecha en base a preparación propia sería mejor que esas cosas en lata con consistencia viscosa, con sabor tan artificial. Igual, que fuera así de humilde a él le agradó e incluso sonrió ante su comentario. Lo primero que pensó fue; últimamente los marines son más agradables de lo que había pensado. Sí, tenia una mala imagen, bueno de todos en general pero de apoco se iba borrando tal prejuicio generalizado.
Las palabras siguieron por parte de ella, el chico siempre prestó atención al andar. Supongo que hacía todo para conocer a quienes protegería como camaradas. Conocer un poco a los demás siempre da buenas razones para todo. Quizás él no tenía una familia como tal, era adoptado, pero ahora su grupo debería ser como una familia aunque cuando lo pensaba, le daba un dolor de estómago, quizás porque pensar en cosas “lindas” no era lo propio del marine.
La dama de pelos dorados, el más fino dorado, conocía islas que Guren no, él era simplemente un pusilánime en conocer sitios en comparación a ella, pero con el grupo seguro irían a varios sitios, eso era lo mejor. Decidió interrumpirla cuando termino su hablar sobre Amazon Lily.
— Espero algún día conocer Amazon Lily o Shabaondy. Conozco tan poco.. Ya dan ganas de saber mucho más.— Comentó con entusiasmo el hombre pero cuando el momento se puso épico, su estómago sonó ahora parecía un león hecho de metal, como si Maxwell lo hubiera creado. Miró a otro lado para disimular aquel sonido. Tras llegar a las cercanías del barco el comentario que hizo a Guren le hizo pensar como que no era nada cierto que se uniría, pero tenía entendido que cuando una instrucción se daba se completaba. Era probable que luego de la misión que tenían en la Grand Line ella llegaría al grupo. Solo se limitó a subir acompañado por ella, antes de poder por fin hacer una inspección en la isla, con panza llena claro.
Ichinose siguió a su compañera hasta la cocina, en la cual ella se preparó con una coleta. El chico puso sus codos sobre una mesa mientras miraba como ella se arreglaba para hacer uso de su arte culinario. Cuando preguntó sobre que quería, la baba en Guren salió a la mente, tenía muchas recetas en mente pero, había algo que quería probar. Entrecerró sus orbes y le respondió a Kitsune. — Déjame pensar.. Picante, mucho picante.— Musitó mirando los condimentos que allí habían. Luego retomó la mirada a la figura de ella. — Quiero probar tu especialidad. Un platillo energético y con mucho picante..— Ama el picante, ¿no se dan cuenta? Sonrió levemente y tras esto decidió comentar algo más, alejando un poco el tema de solo comida o su entrada a la tripulación. — Creo que no dije mi nombre. Soy Guren Ichinose.. Desde ahora mi alimentación estará en tus manos.— Sintió como si Kimmie le golpease por decir eso, pero en alta mar así sería. — ¿Por qué decidiste ser marine y no montar tu propio restaurante?— Preguntó con curiosidad mientras se peinaba hacia atrás su cabello. Dejó sus katanas al costado de un mueble que allí había. Iba a dialogar para conocer más a aquella mujer que estaba frente a sus ojos.
Shinya Kougami
Hoja de personaje
Nivel:
(30/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Kitsune Jue Jun 23, 2016 6:38 pm
Durante su estadía en Amazon Lily había aprendido que los hombres no eran bien recibidos o mejor dicho que no tenían permitido visitar la isla, Kitsune como cualquier otra niña no entendía del todo a qué se debía esa norma, sin embargo no podía juzgarla ya que aquella regla llevaba en esa isla mucho más que la propia abuela de Kitsune. Aquél recuerdo volvió a su mente cuando su compañero mencionó que tenía intenciones de visitar la isla y ella se limitó a seguirlo escuchando ya que no tenía intenciones de decirle que no cuando ni ella misma había pisado la isla hacía un par de años, los suficientes para que ella misma deseara tener noticias de su madre y de su abuela. La rubia sacó rápidamente de su mente todo recuerdo sentimental sobre Amazon Lily, si bien no podía evitar echar de menos la vida que tuvo ahí, también era real que ella ya no podía volver y mucho menos después de haberse habituado a la vida de una mujer normal en el archipiélago y ahora como una marine.
Una vez ya no había cabello que le estorbara y el marine comenzó a hablar sobre su petición, la rubia tras un par de segundos analizando las primeras recetas con picante que vinieron a su mente eligió finalmente una que podía ser lo suficientemente buena para ser del agrado del marine, a quien al término de su petición le dedicó una sonrisa para poner manos a la obra en aquél lugar que era en pocas palabras su santuario personal. — un placer, joven Guren — la sonrisa volvió a aparecer y después de ello se dirigió una vez más al refrigerador de donde sacó carne molida, un par de chiles poblanos y varias verduras más colocando todo sobre la mesa en la que estaba sentado el marine ya que no quería ser grosera y darle la espalda, sobretodo cuando ambos estaban aún charlando. La rubia se sorprendió al escuchar su pregunta ya que era la primer persona que lo hacía — Verás.. mi abuelo y mi padre fueron cocineros en barcos marine, bueno, mi padre aún está de servicio — tomó con ambas manos la verdura y comenzó a picarla en cubos no muy pequeños colocándolos en un bowl — La idea de poner un restaurante propio nunca fue una opción, de hecho.. no estaba dentro de mis planes todavía ya que cuando llegué con ellos al Archipiélago después de una ardua búsqueda, al vivir con ellos y aprender nuevas recetas la única idea que había en mi mente era la de cocinar en un barco marine — se encogió de hombros y pasó a tomar una pequeña olla colocándole agua suficiente para poner a cocer la verdura antes de prepararla en conjunto con la carne.
— Mi madre nunca fue amante de la cocina, ella de hecho estaba empeñada en que fuera cazadora como la línea de kujas a la que nosotras pertenecíamos.. tú me entiendes el oficio familiar — bromeó — ..pero mis ganas de cocinar y de vivir algo más que una vida común en una isla llena de mujeres fue lo que me impulsó a salir de ahí, en busca de mi padre y fue así como inspirada por él y mi abuelo decidí ser chef en la marina — colocó varias especias en la olla junto con un poco de sal, tapándola al final y pasó a tomar los chiles para quemarles la piel con el fuego de otra ornilla — Y ahora que estoy aquí, la idea de ser jefe de cocineros suena como una idea tentadora, pero todo depende de cómo se desarrollen las cosas tanto aquí como en la tripulación — una vez quemó por completo la piel del chile lo guardo en una bolsa de plástico, repitiendo el mismo procedimiento con los otros dos y una vez estuvieron listos cerró la bolsa de plástico, se giró al marine y mientras preparaba la carne molida continuó con la charla — ¿Y tú? ¿También sigues la línea familiar o decidiste por cuenta propia unirte a la marina? — preguntó amablemente posando la vista sobre él.
Una vez ya no había cabello que le estorbara y el marine comenzó a hablar sobre su petición, la rubia tras un par de segundos analizando las primeras recetas con picante que vinieron a su mente eligió finalmente una que podía ser lo suficientemente buena para ser del agrado del marine, a quien al término de su petición le dedicó una sonrisa para poner manos a la obra en aquél lugar que era en pocas palabras su santuario personal. — un placer, joven Guren — la sonrisa volvió a aparecer y después de ello se dirigió una vez más al refrigerador de donde sacó carne molida, un par de chiles poblanos y varias verduras más colocando todo sobre la mesa en la que estaba sentado el marine ya que no quería ser grosera y darle la espalda, sobretodo cuando ambos estaban aún charlando. La rubia se sorprendió al escuchar su pregunta ya que era la primer persona que lo hacía — Verás.. mi abuelo y mi padre fueron cocineros en barcos marine, bueno, mi padre aún está de servicio — tomó con ambas manos la verdura y comenzó a picarla en cubos no muy pequeños colocándolos en un bowl — La idea de poner un restaurante propio nunca fue una opción, de hecho.. no estaba dentro de mis planes todavía ya que cuando llegué con ellos al Archipiélago después de una ardua búsqueda, al vivir con ellos y aprender nuevas recetas la única idea que había en mi mente era la de cocinar en un barco marine — se encogió de hombros y pasó a tomar una pequeña olla colocándole agua suficiente para poner a cocer la verdura antes de prepararla en conjunto con la carne.
— Mi madre nunca fue amante de la cocina, ella de hecho estaba empeñada en que fuera cazadora como la línea de kujas a la que nosotras pertenecíamos.. tú me entiendes el oficio familiar — bromeó — ..pero mis ganas de cocinar y de vivir algo más que una vida común en una isla llena de mujeres fue lo que me impulsó a salir de ahí, en busca de mi padre y fue así como inspirada por él y mi abuelo decidí ser chef en la marina — colocó varias especias en la olla junto con un poco de sal, tapándola al final y pasó a tomar los chiles para quemarles la piel con el fuego de otra ornilla — Y ahora que estoy aquí, la idea de ser jefe de cocineros suena como una idea tentadora, pero todo depende de cómo se desarrollen las cosas tanto aquí como en la tripulación — una vez quemó por completo la piel del chile lo guardo en una bolsa de plástico, repitiendo el mismo procedimiento con los otros dos y una vez estuvieron listos cerró la bolsa de plástico, se giró al marine y mientras preparaba la carne molida continuó con la charla — ¿Y tú? ¿También sigues la línea familiar o decidiste por cuenta propia unirte a la marina? — preguntó amablemente posando la vista sobre él.
Kitsune
Hoja de personaje
Nivel:
(9/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Shinya Kougami Sáb Jun 25, 2016 4:56 pm
La mujer de cabellos dorados pero más cremosos, combinación interesante a los ojos de Guren, tenía gracia al responder. Las orbes del marine le siguieron en todo momento, desde que inició con; “un placer”. El marine era muy de observar a quien hablaba, tenía entendido que se decía más por los gestos que por las mismas palabras, a lo mejor pecaba de hacerlas de invasor en este sentido pero no, debía conocer a las personas. Era un cambio rotundo en su personalidad, ahora solía escuchar más y estaba agradado con eso, ya no era el típico gruñón pero claro, eso de él siempre existirá o sino no sería Guren Ichinose, el marine gruñidos.
La chica con suma naturalidad comenzó a relatar pasajes de su vida, el marine con el codo apoyado en una mesa, su mano sosteniendo su mentón le prestó atención, siempre con sus orbes rojizas siguiendo sus pasos. Cuando comentó lo de su padre y abuelo, la sonrisa en el rostro de Guren se reflejó, era como su “padre”, que igual fue un marine a lo mejor se conocieron. No quiso interrumpirle, era mejor escucharle. La voz femenina era de un tono, suave para los oídos de Guren. Hacia que con facilidad le fuese siguiendo cada palabra articulada y este hombre no pasaba por alto los ademanes.
La pasión que depositaba en la cocina era digna de que otros la escuchasen. Su necesidad era cocinar en un barco marine, el joven de pelos negros le entendió, quizás a futuro sería bueno que ella montase un restaurante con toda lo aprendido en su viaje pero para aquello faltaba mucho, era joven, el marine se podía dar cuenta a mera vista de eso. Cerró los ojos y sonrió, parecía que era como su padre quien le hizo aprender la espada para servir solo en la marina, dejando de lado otras facciones o incluso ambiciones, cosa que Guren no tenía, ni un sueño en la vida traía. Solo cargaba la bolsa de deseo de sus padres quienes le adoptaron y de tal vez, las personas que conociera a lo largo de su viaje, a cuales ayudaría a conseguir sus sueños, sonaba egoísta pero sí él es un ser egoísta.
La historia de ella cambio al linaje de su madre, claro era una Kuja y como toda de aquellas querían que sus hijas siguieran las costumbres. Guren comprendió la broma e incluso sonrió, quien más que él podría entender ese significado que ahora seguía los sueños de sus padres. Empatiza con ella en todo sentido más porque tenía que hacer lo que deseaba, salir de ese cascaron y ser libre como lo era ahora. Cuando comentó lo de ser la jefa de cocineros el marine solo le miró ladeando la cabeza, procedió a decir. — Yo creo que serás quien le cocine a los altos mandos, más que una jefa de cocina. Se nota que amas cocinar.— Sonrió para animarle con sus palabras, si aspiraba al cielo lo podría conseguir.
La forma en que cortaba, cocinaba y el olor que salía hacia al marine babear, la prolijidad que tenía con los instrumentos era tal que si lo comparaba con un espadachín era maestría total. Era un deleite verle, la comida jamás pudo haber sido mejor vista que ahora, para Guren. La última pregunta que la chica hizo dio paso a que Guren se acomodase, no tenia tapujos en contarle su historia. Se cruzó de brazos. — Creo que mereces saber de mi, has ganado mi confianza tanto así que me harás de comer.— Dijo el muchacho tragando saliva para proceder. — La verdad soy huérfano. No recuerdo nada de mis padres ni donde nací. Estuve toda mi infancia en las calles solo, el frío era mi amigo, los golpes de los marines eran mis padrinos. Seguro debí morir pero un día un marine me vio.. Durante días me siguió, me vio defenderme y aferrarme a la vida.. Ni sé porque me aferraba a vivir así.— Tomó una pausa para mira su diestra que se apretó por reflejo. — El hombre que me adoptó con su pareja habían perdido a su hijo. Ambos son marines viejos, ya jubilados. El hombre me enseñó el estilo de la katana que ahora porto, soy el último heredero. Ella me enseñó como ser con las mujeres.. Sí, eso.— Tartamudeó algo nervioso. — Me enseño mucho más, enseñanzas de madres. Ellos son mis padres y me heredaron sus deseos de que fuera un marine. Vivo para contentarles y enorgullecerles por salvarme. Por eso me uní y sabes…— Le miró a los ojos, achinó sus ojos y le sonrió tan angelical que parecía un niño. — Espero enorgullecerlos y de alguna forma agradecerles todo.— Su estómago sonó, se volvió a pegar fuerte en él, pero no dejo de mirar a Kitsune.
— Rico olor. ¿Sabías que a muchas personas se les conquista por el estómago?— Comentó con esa sonrisa que ya ahora le caracterizaba. Luego volvió al tema de su historia. — Esa fue mi razón por entrar a la marina, para hacer felices a quienes me salvaron. Me dieron de todo cuando nadie daba nada por mi. — No tenía muchos motivos tampoco pero era ése, hace las metas ajenas como propia para apoyar a esa gente, tras esa careta de hombre rudo existe un peluche suave sin duda alguna.
La chica con suma naturalidad comenzó a relatar pasajes de su vida, el marine con el codo apoyado en una mesa, su mano sosteniendo su mentón le prestó atención, siempre con sus orbes rojizas siguiendo sus pasos. Cuando comentó lo de su padre y abuelo, la sonrisa en el rostro de Guren se reflejó, era como su “padre”, que igual fue un marine a lo mejor se conocieron. No quiso interrumpirle, era mejor escucharle. La voz femenina era de un tono, suave para los oídos de Guren. Hacia que con facilidad le fuese siguiendo cada palabra articulada y este hombre no pasaba por alto los ademanes.
La pasión que depositaba en la cocina era digna de que otros la escuchasen. Su necesidad era cocinar en un barco marine, el joven de pelos negros le entendió, quizás a futuro sería bueno que ella montase un restaurante con toda lo aprendido en su viaje pero para aquello faltaba mucho, era joven, el marine se podía dar cuenta a mera vista de eso. Cerró los ojos y sonrió, parecía que era como su padre quien le hizo aprender la espada para servir solo en la marina, dejando de lado otras facciones o incluso ambiciones, cosa que Guren no tenía, ni un sueño en la vida traía. Solo cargaba la bolsa de deseo de sus padres quienes le adoptaron y de tal vez, las personas que conociera a lo largo de su viaje, a cuales ayudaría a conseguir sus sueños, sonaba egoísta pero sí él es un ser egoísta.
La historia de ella cambio al linaje de su madre, claro era una Kuja y como toda de aquellas querían que sus hijas siguieran las costumbres. Guren comprendió la broma e incluso sonrió, quien más que él podría entender ese significado que ahora seguía los sueños de sus padres. Empatiza con ella en todo sentido más porque tenía que hacer lo que deseaba, salir de ese cascaron y ser libre como lo era ahora. Cuando comentó lo de ser la jefa de cocineros el marine solo le miró ladeando la cabeza, procedió a decir. — Yo creo que serás quien le cocine a los altos mandos, más que una jefa de cocina. Se nota que amas cocinar.— Sonrió para animarle con sus palabras, si aspiraba al cielo lo podría conseguir.
La forma en que cortaba, cocinaba y el olor que salía hacia al marine babear, la prolijidad que tenía con los instrumentos era tal que si lo comparaba con un espadachín era maestría total. Era un deleite verle, la comida jamás pudo haber sido mejor vista que ahora, para Guren. La última pregunta que la chica hizo dio paso a que Guren se acomodase, no tenia tapujos en contarle su historia. Se cruzó de brazos. — Creo que mereces saber de mi, has ganado mi confianza tanto así que me harás de comer.— Dijo el muchacho tragando saliva para proceder. — La verdad soy huérfano. No recuerdo nada de mis padres ni donde nací. Estuve toda mi infancia en las calles solo, el frío era mi amigo, los golpes de los marines eran mis padrinos. Seguro debí morir pero un día un marine me vio.. Durante días me siguió, me vio defenderme y aferrarme a la vida.. Ni sé porque me aferraba a vivir así.— Tomó una pausa para mira su diestra que se apretó por reflejo. — El hombre que me adoptó con su pareja habían perdido a su hijo. Ambos son marines viejos, ya jubilados. El hombre me enseñó el estilo de la katana que ahora porto, soy el último heredero. Ella me enseñó como ser con las mujeres.. Sí, eso.— Tartamudeó algo nervioso. — Me enseño mucho más, enseñanzas de madres. Ellos son mis padres y me heredaron sus deseos de que fuera un marine. Vivo para contentarles y enorgullecerles por salvarme. Por eso me uní y sabes…— Le miró a los ojos, achinó sus ojos y le sonrió tan angelical que parecía un niño. — Espero enorgullecerlos y de alguna forma agradecerles todo.— Su estómago sonó, se volvió a pegar fuerte en él, pero no dejo de mirar a Kitsune.
— Rico olor. ¿Sabías que a muchas personas se les conquista por el estómago?— Comentó con esa sonrisa que ya ahora le caracterizaba. Luego volvió al tema de su historia. — Esa fue mi razón por entrar a la marina, para hacer felices a quienes me salvaron. Me dieron de todo cuando nadie daba nada por mi. — No tenía muchos motivos tampoco pero era ése, hace las metas ajenas como propia para apoyar a esa gente, tras esa careta de hombre rudo existe un peluche suave sin duda alguna.
Shinya Kougami
Hoja de personaje
Nivel:
(30/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Kitsune Jue Jun 30, 2016 2:20 am
Los siguientes pasos fueron pan comido para las habilidades de la cocinera, quien además de estar atenta a cada movimiento de sus manos, prestaba atención a cada palabra que le decía el marine. La carne molida después de estar perfectamente sazonada dentro del bowl fue a dar a una sartén con aceite suficiente, minutos después la rubia sacó de la olla las verduras que había colocado, sirviéndolas junto con la carne en la sartén, preparando algo muy similar al picadillo. Bajó la lumbre de la orinilla donde se encontraba la sartén, apagó el fuego de donde se encontraba la olla con agua y las verduras, abrió la bolsa donde se encontraban los chiles y poco a poco fue retirando la piel de los mismos, abriéndolos de un solo lado y con ayuda de una cuchara retiró todas las semillas y venas, dejando al final tres chiles completamente limpios. La marine, una vez terminó de trabajar con los mismos, se lavó las manos retirando de las mismas cualquier rastro de semilla o de la piel del mismo chile para tener las manos libres para la parte dulce del platillo.
Movió con ayuda de una cuchara de madera la carne para que se preparara igual de bien que las verduras que terminarían de cocerse a fuego lento dentro de la sartén dándole a la carne un sabor distinto. Kitsune caminó en dirección al refrigerador de donde tomó dos frutas de granada, las abrió con ayuda del cuchillo por la mitad y con las manos fue retirando la cáscara de la misma, juntando el fruto de color rojo completamente pelado en un plato hondo de cristal. Una vez terminó con ello, se dirigió a la estufa para apagar el fuego de la sartén. La rubia sin embargo no podía evitar sentir algo de pena por la historia que el marine que acababa de conocer le había relatado, no se esperaba tal confianza y eso le hizo sentir de alguna manera agradecida con él ya que nunca se había topado con alguien tan... amable dentro del cuerpo de soldados, incluso cuando ella daba por sentado que ese era el rango del pelinegro que tenía delante de sí.
— Es una pena que hayas tenido que pasar por todo eso, realmente... lo siento mucho — la rubia se mordió el labio inferior y con rostro tan expresivo como el de ella se podía notar que lo decía de todo corazón, sin pensarlo demasiado y quizá un error de ella avanzó hasta el marine para darle un abrazo — Mi madre, cuando era una niña, solía decirme que un abrazo era la mejor terapia — se alejó de él y volvió a su lado de la mesa sin decir una sola palabra más. Tomó un puñado de nuez moscada completamente pelada y lista para su uso, lo colocó en una licuadora junto con un cuarto de crema ácida y encendió la licuadora para moler la nuez al mismo tiempo que ésta se mezclaba con la crema. Kitsune alzó la vista al escuchar el último comentario del marine y no pudo evitar sonrojarse — No, no lo sabía, pero es un dato interesante — lo siguiente fue una sonrisa inocente.
— Seguro que ya los haces felices, los padres siempre parecen difíciles de complacer, pero desde mi punto de vista mientras tú seas feliz ellos también lo serán y estarán satisfechos por ello — la joven Kuja recordó el día en que avisó por den den mushi a su padre que había logrado ingresar a la marina y que comenzaría su entrenamiento como soldado, al mismo tiempo que había logrado obtener un puesto como cocinera en su primer cuartel, fue algo bastante cómico y aterrador considerando las caras realizadas por dicho den den mushi. Una vez la mezcla estuvo lista, la marine tomó un plato extendido donde colocó los tres chiles, los cuales rellenó con la carne molida de la sartén, una vez estuvieron llenos, los cubrió con la mezcla de crema con nuez y finalmente colocó la fruta de granada encima de los mismos. Con su platillo terminado, avanzó hasta la mesa y lo colocó delante del marine, junto con cubiertos y un vaso con agua — Espero que sea de tu agrado — le dedicó una sonrisa y se dio la media vuelta para limpiar su zona de trabajo.
Movió con ayuda de una cuchara de madera la carne para que se preparara igual de bien que las verduras que terminarían de cocerse a fuego lento dentro de la sartén dándole a la carne un sabor distinto. Kitsune caminó en dirección al refrigerador de donde tomó dos frutas de granada, las abrió con ayuda del cuchillo por la mitad y con las manos fue retirando la cáscara de la misma, juntando el fruto de color rojo completamente pelado en un plato hondo de cristal. Una vez terminó con ello, se dirigió a la estufa para apagar el fuego de la sartén. La rubia sin embargo no podía evitar sentir algo de pena por la historia que el marine que acababa de conocer le había relatado, no se esperaba tal confianza y eso le hizo sentir de alguna manera agradecida con él ya que nunca se había topado con alguien tan... amable dentro del cuerpo de soldados, incluso cuando ella daba por sentado que ese era el rango del pelinegro que tenía delante de sí.
— Es una pena que hayas tenido que pasar por todo eso, realmente... lo siento mucho — la rubia se mordió el labio inferior y con rostro tan expresivo como el de ella se podía notar que lo decía de todo corazón, sin pensarlo demasiado y quizá un error de ella avanzó hasta el marine para darle un abrazo — Mi madre, cuando era una niña, solía decirme que un abrazo era la mejor terapia — se alejó de él y volvió a su lado de la mesa sin decir una sola palabra más. Tomó un puñado de nuez moscada completamente pelada y lista para su uso, lo colocó en una licuadora junto con un cuarto de crema ácida y encendió la licuadora para moler la nuez al mismo tiempo que ésta se mezclaba con la crema. Kitsune alzó la vista al escuchar el último comentario del marine y no pudo evitar sonrojarse — No, no lo sabía, pero es un dato interesante — lo siguiente fue una sonrisa inocente.
— Seguro que ya los haces felices, los padres siempre parecen difíciles de complacer, pero desde mi punto de vista mientras tú seas feliz ellos también lo serán y estarán satisfechos por ello — la joven Kuja recordó el día en que avisó por den den mushi a su padre que había logrado ingresar a la marina y que comenzaría su entrenamiento como soldado, al mismo tiempo que había logrado obtener un puesto como cocinera en su primer cuartel, fue algo bastante cómico y aterrador considerando las caras realizadas por dicho den den mushi. Una vez la mezcla estuvo lista, la marine tomó un plato extendido donde colocó los tres chiles, los cuales rellenó con la carne molida de la sartén, una vez estuvieron llenos, los cubrió con la mezcla de crema con nuez y finalmente colocó la fruta de granada encima de los mismos. Con su platillo terminado, avanzó hasta la mesa y lo colocó delante del marine, junto con cubiertos y un vaso con agua — Espero que sea de tu agrado — le dedicó una sonrisa y se dio la media vuelta para limpiar su zona de trabajo.
Kitsune
Hoja de personaje
Nivel:
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