El camino no fue cansado, ni mucho menos tedioso, al contrario, parecía que el rumor de qué había pasado en el bar había corrido tan rápidamente que los ciudadanos no querían salir de sus casas hasta que todo pasara, entre callejones y calles el trío de piratas se dirigía hacia la casa donde se sabía Ilya se encontraba, los cortos pasos de la capitana mientras pensativa trataba de acomodar en su mente qué haría y qué le diría daba bastante que pensar. - Entraré sola a la casa, tengo miedo de que la asusten o algo… - Murmuró por lo bajo mientras volvía a sacar sus guantes sosteniéndolos con su mano derecha y con la izquierda desataba la trenza que había hecho anteriormente con su cabello. - Temo porque alguien venga tras nosotros, si vigilan el exterior será más fácil. - Sonrió a ambos y con un suave movimiento volteó su vista a la luna. - El plan es llevármela al barco para sacarla de aquí, está en peligro, ella estaba con Jake y seguramente más de uno los relacionará. - Lentamente uno a uno de sus guantes fue puesto en sus manos cuidando siempre verse presentable e impecable al momento de tratar con alguien totalmente desconocido.

No tardó mucho antes de llegar frente al hogar temporal de la joven revolucionaria, con su mano derecha tocó un par de veces la puerta esperando esta fuese atendida por quien se encontraba dentro. - No tengo mucho tiempo, Ilya, así que ábreme. - Acotó firme mientras con su mirada buscaba al par de piratas escolta que traía sólo para cerciorarse de que cuidarían ahora de ambas. Se mordió el labio inferior algo impaciente y dejando su mano derecha sobre el mango de su espada, firme con su pecho alto y mirada fría esperaba ser recibida sin demorar.

Las órdenes del Capitán eran absolutas. En aquel bar, donde el revolucionario llamado Jake fue sometido y robado, Elizabeth había dicho que los dos Infiltrados de Tidehunters se encargarían de acompañarla hasta aquella cabaña donde posiblemente la compañera de Jake Rewod estaría. Se sabía del sitio debido a la búsqueda furtiva de información realizada por Masui, uno de los Nakamas que también iría.

Era de noche, se sentía mucha tranquilidad en la atmósfera pero también existía miedo... ese miedo venía relacionado por lo ocurrido en aquel bar, ya que era posible que los civiles esparcieran la voz para luego refugiarse en sus casas con sus familias. El pelinegro iba acompañado de sus dos hermanas, las cuales llevaba tomadas de la mano y justo detrás de la albina. A su costado derecho estaba el mismo Masui, quien caminaba a la par.

Se llegó al sitio y tanto Tangela como Saya se soltaron de su hermano, para apreciar y escuchar lo que estaba a punto de decir Elizabeth.  De repente la hermana más pequeña tapó su boca para no permitir el escape de una gran carcajada, y sin más la soltó. Saytan miró de reojo y le preguntó cual era el motivo de aquello, y ella sin más respondió ~ Es que... es que... ~ Otra carcajada sale, parecía que lo disfrutaba mientras que el pirata frunce un poco el ceño, bastante incómodo porque no lo decía ~ ... es que, tanto tú como Masui-san... ! tienen una apariencia tan horrible que la Capitán debe alejarlos de la pobre chica para que no huya despavorida ! ~ Saytan cerró su puño derecho y se produjo un "tic" en una de sus cejas por aquel comentario tan atrevido, procediendo a darle un golpecito en su cabezota en señal de juego. ~ Respétanos... al fin y al cabo, este horripilante que ves, es tu hermano ~ Dijo en voz baja y luego se auto señaló con su pulgar y formó una sonrisa de orgullo y de ego, creyéndose "buena onda".  Saya le jaló el chaquetón a su hermano mayor, avisándole que Elizabeth estaba allí, por lo que tuvo que reaccionar y cambiar su anterior actitud a una seria ~ Esta bien Capitán. Tenga mucho cuidado... nosotros dos estaremos fuera y atentos ~

Caminó por uno de los costados de la cabaña para recostarse sobre la pared de la misma. Esperaba que Masui hiciera lo mismo, y simplemente esperó a que Ilya y Elizabeth se vieran cara a cara.

Spoiler:

La mayor parte del trabajo la hacía los hombres que había contratado, pero para el arreglo de la casa se habían encargado principalmente Jack e Ilya. Como resultado el lugar era más habitable pero a Ilya le dolían los músculos. Su compañero había salido, seguramente a un bar, lo cual significaba que tendría un largo tiempo sola. El joven peliazul no pensaba malgastarlo, claro que no; iba a poner todo su esfuerzo en quedarse tirada en el sofá, obviamente. Primero fue a darse una ducha, luego se vistió con lo más cómodo que encontró, claro que tampoco había llevado mucha ropa, una camiseta gris que le iba grande y pantalones negros de pijama. Luego se enrolló en una manta y se echó en el sofá, dejó que sus pobres músculos descansaran y como es natural, se quedó dormida.

Luego… mucho más tarde, volvería a preocuparse por el avance del producto, ganancias, pagos, lo que debía al señor del pueblo, etc, etc, etc. Todas esas cosas que le hacían doler la cabeza y no tardaban más de cinco minutos en marearlo. Incluso tenía que fingir que su nombre era otro, aunque a decir verdad se limitaba a asentir y no corregir cuando los demás le llamaban Anya. Así de mal se le daba mentir.

Pasó una hora y otra y la siguiente pero lo único que Ilya hizo fue moverse un poco el sofá hasta que un molesto ruido le despertó. Le costó un par de segundos reconocer que tocaban la puerta de su casa, otra par para dignarse a abrir un ojo (ni siquiera por completo) y otro par más para abrir el otro. Con un gruñido se volvió a acomodar en la manta, esperando que quien fuera le dejara volver a dormir pero entonces alguien, una mujer, volvió a llamar. Volvió a soltar un quejido e intentó levantarse, un movimiento que no salió muy bien porque se había enrollado en la manta y terminó cayéndose al suelo. Ni siquiera eso sirvió para que despertara por completo. Se dirigió con pasos lentos a la puerta luciendo adormilado, el cabello alborotado y los ojos entrecerrados. Abrió solo un poco la puerta y nisiquiera distinguió muy bien a la persona en la entrada, tampoco le dio mucho tiempo para decir algo. — No queremos comprar lo que sea que vendas… — e inmediatamente cerró la puerta. Como odiaba a los vendedores ambulantes.

Tenía tanto sueño que ni había notado que le habían llamado “Ilya” cuando se suponía que todos creían que su nombre era “Anya”.

Masui se quedó a medio camino de la puerta con una botella y bastón en mano, preparado para salir en cualquier momento rumbo al barco como sus otros compañeros pero su capitana por lo visto tenía otros planes y para ello necesitaba del pelirrojo y el loquito, un dúo bastante singular que ya había trabajado anteriormente en conjunto- ¿Le haremos algo a la joven? No creo que tenga demasiado información- El camino de regreso a la casa a las afueras del pueblo estaba completamente grabado, al igual que la cara de la chica que pudo ver en la foto. No le costaría demasiado encontrarla de vuelta pero no lo veía muy necesario que digamos- Este suspiro y le dio un largo trago a la botella de vino que tenía en la mano para relajar la garganta y un poco los ánimos de las últimas horas- Pero no puedo desobedecer a órdenes de alguien tan bella- el camino fue de manera silenciosa y tranquila interrumpida únicamente por el ruido de la bebida bajar por la garganta del pelirrojo. Este iría convidando tragos a Saytan, en caso de que no lo quisiera la botella ya iría por la mitad- Dime la verdad amigo ¿Quién te cae mejor? El estirado de Jack o el apuesto sujeto que te acompaña acá- Un ligero rubor se encontraba en su rostro y demostraba que estaba un tanto ebrio. Todavía podía mantenerse en pie y pensar con lucidez, pero sus palabras cada vez se notaban más estiradas y seseantes un tanto incompresibles para el que estuviera lejos- No se preocupe Capitán, cuidaremos de usted aunque tengamos que usar a Saytan de escudo- Mientras Eliz golpeaba la puerta este se quedaba callado y viendo al vacío al lado del otro espía preparado para cualquier cosa que pusiera en riesgo a alguna de las dos chicas- ¿Sera una noche larga?-.

Y entonces los pasos en el interior se hicieron escuchar, la joven de plateados cabellos entrecerró su mirada al escuchar cómo la contraria abría lentamente la puerta aunque esta fuese sólo medianamente abierta para apenas si apreciar a quien tocaba de esta, sin embargo las palabras que la joven revolucionaria diría por mucho fastidiarían más a Elizabeth de lo que pudieron causarle gracia en ese momento. Antes de que aquella mujer pudiese cerrar la puerta Elizabeth valiéndose de la fuerza superior a la joven metió su mano agarrando el filo de la puerta y empujó con cierta agresividad para abrirla y entrar a la fuerza. - No tengo tiempo para estar jugando. - Acotó levantando suavemente su rostro para ver con cierto desprecio a la fémina adormilada. - Jake seguramente para este momento ya está muerto.- - Sin un poco de tacto sonrió un poco con cierta satisfacción. - No sabía que la revolución tuviese esa peculiaridad de aceptar escoria y maricones en sus filas. - Llevó su mano derecha hacia el costado de su cabeza peinando suavemente sus cabellos. - Al menos ese idiota no volverá a hacer algo parecido a lo de Cocoyashi. - Caminó dirigiéndose hacia ella y llevando su mano hacia el frente tomó el cuello de la mujer firme pero no fuerte para no lastimarla, sólo quería estar segura de que no saldría corriendo. - ¿Qué relación tienes con él? ¿También estuviste involucrada con los incidentes? - Apretó suavemente el agarre del cuello ajeno dejando sus dedos marcados sin la intención de ahorcarla, sólo para que sintiera la fuerza de la joven. - Comienza a hablar, Ilya. No querrás verme molesta. - Afilando su mirada la entrecerró posando sus orbes en los ajenos y haciendo uso de su Haki lograr intimidarla para que comenzara a hablar.

Tras hacer las preguntas tomó su den den mushi sin apartar la vista de él. - Say, Masui. - Les llamó. - Necesito que cierren la puerta de la casa y se queden cuidándola sin levantar sospechas, creo que la plática tardará un poco más de lo normal. - Tras ello volvió a hacer dormir aquella caracola guardándola entre sus ropas. - ¿Sabes que te quedaste sola en la isla ¿Verdad? Y que todos los que te vieron con Jake te relacionarán directamente con él en cuanto encuentren su cuerpo en el bar. - Sonriendo más enseñó sus blancos dientes. - Fue un idiota total sabiendo le pisaban los talones y se puso a beber sin cuidado, estuvo a nada de arrastrarte con él. - Diciendo esto último empujó a la mujer al sofá donde parecía estaba dormida sentándose Elizabeth sobre la cadera de ella tomó ambas muñecas llevándolas sobre la cabeza de la revolucionaria usando su mano derecha y, con la izquierda tomó un seno de la mujer apretando delicadamente este. - Habla, no tengo toda la noche ~- Susurró en un tenue hilo de voz acercando su rostro al de la joven, la cosa se ponía interesante y obviamente divertida para la capitán.

Off:

Minutos antes de llegar a la cabaña, Saytan mientras caminaba pudo escuchar el ofrecimiento de Masui, deseaba brindarle un poco de bebida alcohólica al pelinegro y de inmediato negó con la cabeza. No quería intoxicarse en esos momentos, aunque la verdad... no gustaba apegarse a ese vicio sin sentido. Escuchó luego aquella pregunta acompañada de bastante humor, analizó muy bien la interrogante, pensando que quizás traía una trampa o una broma incluída, haciendo que el propio pelinegro le mirara de arriba a abajo. ~ La verdad es que... si no estuvieras tan ebrio, Saya te apreciaría más, al "Tú" de ahora. Pero yo no ~ Frunció el ceño y miró a otro lado, mostrando un lado un poco más quisquilloso y bastante indiferente. La pequeña Saya que se encontraba detrás de Saytan se ruborizó un poco, le gustaba la expresión en que el nuevo nakama se sonrojaba y actuaba, era algo único... algo que nunca había apreciado hasta ahora. ~ No seas tan rudo con él ~ Le musitó la chica, y Saytan emitió un sonido con su lengua, era de molestia, pero la verdad sentía un poco de celos por como su hermana más seria admiraba a ese sujeto. Las órdenes ya se habían dado, y se escuchó otro comentario ajeno al propio Masui. ~ ¿Ah si? Pues, seré el escudo secundario cuando el primario caiga... ~ Esbozó una sonrisa y se refirió al propio Jack como el primero en ser usado.

Los siguientes eventos se realizaron sin problemas. Saytan se fue a un costado de la cabaña, se realizó la debida escena con su hermana y se esperó a que Ilya abriera la puerta.

Se escuchó abrir la susodicha, y los comentarios de Ilya fueron bastante graciosos. Incluso Tangela se rió, Saytan pensó lo mismo pero no quiso darle cuerda al asunto, por lo que jaló por los pelos a su hermanita inocente para que se comportara. Elizabeth al parecer tuvo que reaccionar violentamente, y entró, llevándose consigo a la revolucionaria. ~ Oh oh, parece que está enojada Elizabeth-sama. ¿Estará bien? ~ Preguntó la más pequeña y Saytan tuvo que asentir, pero era una mentira, o eso creía él, ya que la actitud de la albina desde el punto de vista del pelinegro era un poco volátil.

El den den mushi resonó y el pirata respondió, escuchando las nuevas órdenes. Cortó la llamada, y se dirigió a la puerta para cerrarla, evitando ver hacia dentro. Los hechos que se desarrollarían dentro no eran de su incumbencia. Giró y quedó de espaldas a la puerta para ver a Masui y de repente sintió cierta sensación, como si un miedo se apegara a su mente y causara que se le erizara la piel, era algo confuso. El pirata incluso titiritó. De un momento empezó a jadear mucho, y sintió mucho frío pero a la vez sudaba, y ese sudor tenía una temperatura baja como si estuviera a punto de desmayarse. Movió su cabeza de un lado a otro para volver en sí y no le dio importancia a ello para recordar lo que quería decir.~ Esto se pondrá un poco juguetón ~ Eso suponía el joven, recordando cierto lado que tenía la Capitán. Tangela estaba muy curiosa, y corría por los alrededores de la cabaña para ver por una de las ventanas y apreciar aquella escena, ruborizándose por completo. ~ Genial... hoy veré cómo nacen los bebés ~ Gritó desde cierta ventanita, parándose en puntillas sobre sus piés para observar lo que iba a suscitarse.

-¿Quién es Saya?- Pregunto el pelirrojo mientras miraba a sus alrededores tratando de encontrar a la persona de la que hablaba su compañero. Ante la respuesta no pudo más que sonreír, dar un trago y lanzar la botella al bosque para volver a centrar la mirada en el pelinegro- Meh, no somos escudos ninguno de los dos- Guardo las manos en los bolsillos de la chaqueta y se quedó observando al cielo con una mirada un tanto perdida, casi como si estuviera recordando algo que aprendió hace mucho tiempo- Escudo son los fuertes e idiotas, nuestro deber como espías es ser apoyo y escapar a la muerte… todo lo demás es ajeno de nosotros- Destruido y entrenado para vivir en las sombras, moverse en silencio y matar sin dudarlo esas eran las primas de la secta de Sarkan, el pelear en el frente era para los débiles y aquellos que despreciaban el arte de la muerte. Volviendo de la ensoñación le hizo una ligera seña con la cabeza a Saytan mientras se retiraba- Suerte- Por su parte se encargaría de cubrir el flanco opuesto, asomándose levemente por una de las ventanas para ver como Eliz entraba convertida en una fiera y repartía palabras como dagas clavándolas en el cuerpo de la revolucionaria- Tengo una capitana Tsundere- Su garganta se cerró, sus pupilas se dilataron, un ligero sudor frio comenzó a caer por su frente a la vez que el marchito corazón comenzaba a latir con fuerza en su pecho ¿Qué era aquello? ¿Por qué se sentía aquello? Los maestres se habían encargado de eliminar todo rastro de humanidad en su cuerpo… ahora estaba asustado y en cierto punto… le gustaba.

-Si… si…- Su voz se escuchaba un tanto apagada y temblorosa a la hora de contestar el den den mushi que al igual que el parecía estar realmente asustado por fuera lo que fuese lo que causo aquello. De manera automática, después de todo seguía entrenado para actuar en cualquier situación, su cuerpo comenzó a moverse en dirección a la puerta para cubrirla pero… ¿Qué era de su mente? Si esta ya estaba medio destruida por el entrenamiento de la secta, el hecho de sentir algo que había sido eliminado ocasiono que todas las conciencias de su cabeza se revolvieran, que comenzaran a hablar entre ellas buscándole un significado a algo que les era completamente desconocido; Sarkan era el único que no era participe de aquella conversación y eso ocasionaba un caos mucho mayor en aquella deteriorada mente. Cuando Saytan lo viera notaria una cara bastante pálida con una mirada completamente vacía y sin el típico reflejo divertido que Masui llevaba, casi parecía como si se hubiera ido a algún lugar muy lejano aunque no tanto al parecer dado que una sola frase escapo de entre sus labios en un murmullo- Me gusta el miedo-.

Ilya escuchó una sucesión de palabras de las que rescató: Jake, muerto y Cocoyashi.
Se preguntó quién rayos era Jake y pensó que se parecía el nombre a Jack.
Se preguntó que habría pasado en su isla.
Supuso que la joven ya estaba bastante molesta y todo caso prefería no verla en absoluto.
De hecho no quería ver a nadie.
¡¡¡Eso es invasión de propiedad privada!!!
Se dijo que tendría que llenar una queja luego pero no tenía ningún ánimo de hacerlo.
Parpadeó un par de veces sin comprender la mano en su cuello.
Que frío, que molesto… le dijo que debería usar alguna crema de manos.
Se preguntó si la chica tendría hambre y por eso estaba de mal humor.
No, no estaba escuchando un demonio de lo que le estaba diciendo ya, dejó de tener interés.
Sintió mucho asco cuando fue tocada por la otra mujer.
Hizo una mueca como intentando evitar vomitar.
Algo de comprensión logró atravezar el aún estado de sueño que llevaba encima.
Le dijo a la joven que había confundido su casa con un burdel, mejor que fuera a buscar uno al centro de pueblo.

nyan nyan:

El tiempo transcurrió y dentro de aquella casa la plática se daba hasta cierto punto con normalidad. Como era común en Elizabeth usaría lo necesario para que su contrario le diese todos los datos que necesitaba y así fue como tras unos minutos la de cabellos plateados salió de aquella casa tardando justo lo que debería tardar. No dijo nada, simplemente salió caminando y con ello cerró la puerta tras ella viendo de reojo a los jóvenes que amablemente la acompañaban. -Se quedará en la isla así que vámonos antes de que vengan a buscarla y nos encuentren. - Acotó con una sonrisa antes de que volviese a acomodarse aquel par de guantes que poseía, una manía bastante peculiar en la dama pero vamos, era un toque elegante que aunque ella lo negara portaba bastante bien.

Algo preocupada por los que yacían en el barco la obligaron a acelera un poco el paso mas no irían de una manera exagerada, simplemente tomó con sus manos los brazos de ellos para atraerlos hacia ella y siguiesen su ritmo. - Me pregunto cómo les estará yendo en el barco con el pequeño humano. - Sonrió un tanto más mostrándose contenta. - Listo, ya me cansé de estar aquí… Nos largaremos a aquello que llaman la Gran Line… - susurró como si de un secreto se tratase a sus dos encantadores tripulantes - Es tiempo de comenzar a tomar más poder. - Quizá aquello se escucharía demasiado ególatra mas poco le importaba a la capitán, había esperado este momento tanto tiempo que estando en una situación ya bastante perfecta, una tripulación estable y el barco en perfectas condiciones tendrían que aprovechar aquello al máximo. - Me pregunto si… - Vio de reojo a ambos por última vez antes de tomar a ambos de las manos y comenzar a correr. - ¡Rápido! ¡El tiempo es oro! - Claro que lo era, no permitiría más retrasos en su viaje

Debía responder a aquella pregunta relacionada a su hermanita, y los deseos de hacerlo no eran muy altos que digamos. ~ Saya es cierto perrito de 2 patas que tuve... ponía incluso huevos ~ Así era Saytan, un poco sarcástico, directo y serio a la hora de decir cosas sin sentido o exageradas.

El tiempo seguía transcurriendo en aquella cabaña y el tema relacionado al escudo tuvo que ser zanjado por completo cuando el pelinegro le sonrió de medio lado a su nakama ebrio para dirigirle ciertas palabras ~ No es tan malo serlo, al fin y al cabo, no sentiríamos dolor si se nos partiera algo... ~ Sacudió un poco ese largo chaquetón oscuro que le llegaba hasta las rodillas y continuó ~ ... aunque, eso que acabas de decir, me ha agradado bastante. No busco escapar de la muerte, si no hallarla, con el fin de arrebatarle..- ~ Tangela de repente gritó algo desde la ventana en la que apreciaba todo el interior de la habitación, interrumpiendo y causando que Saytan girara su cuerpo como si nada hacia dicha dirección, interrumpiendose así mismo. ~ ! Allí viene la capitán ! ~ Era cierto, del otro lado de la puerta se escuchaban las pisadas de esos tacones que el Capitán solía llevar, así que se despejó la entrada para que la puerta fuese abierta sin problemas. Saytan no preguntó nada, simplemente la vio de arriba a abajo y ella simplemente soltó las explicaciones de lo que pasaba. ~ Pues, no hay remedio Capitán. ~ Dijo en un tono de voz bastante calmado. El muchacho asintió y apoyó la idea de irse de allí, ya que estaba pensativo sobre la situación del barco y del resto de la tripulación y sin más llamó a su hermanita ~ Tangela, es hora de irnos ~ De la esquina de la pared de la cabaña se fue asomando la niña de bonitas coletas rojas, pero se veía decaída, y murmuraba a su hermano ciertas cosas ~ No hubo... no hubo... no hubo bebés ~ Sus ojos se humedecieron, estaba bastante triste.

¿Grand Line? ¿Eso dijo Elizabeth? Finalmente, los ojos de Saytan se abrieron como platos, estaba muy sorprendido, no esperaba que ella decidiese eso tan pronto, así que simplemente se guardó sus comentarios y se dejó tomar por los brazos para que fuese arrastrado sin resistirse en lo absoluto. ~ ! Vamos Tangela, que te dejamos atrás... ! ~ Le gritó a su hermanita, girando su cabeza de medio lado y apreciando de reojo hacia atrás. La hermanita corrió detrás de ellos, recuperando poco a poco esos animos por la noticia del siguiente mar. Saytan le susurró cierta cosa a Masui mientras se dirigían hacia el barco. ~ Oye Masui... pronto la hallaré... ~ Le guiñó el ojo, dejando un mensaje claro y abierto hacia su Nakama.