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Creado por Grimmjow Jaegerjaquez Sáb Ago 13, 2016 2:58 am
Las misiones en el último tiempo eran más o menos similares entre ellas, todas mantenían el propósito de investigar un grupo de piratas o revolucionarios para luego atrapar a la banda completa si era posible aunque con el hecho de capturar al capitán era suficiente para dar por terminada la misión. Las bandas al ser tan pequeñas con el simple hecho de perder a quien los lideraba es que perdían el rumbo por el cual estaban trabajando y así eran mucho más fáciles de capturar con el paso de los días. Todo esto te lo describían de forma leve en los entrenamientos que recibió en la academia que lo formo para luego aprenderlo de mejor forma en terreno.
Las cosas en Campamento Las en las últimas semanas no funcionaban de la mejor manera ya que varias bandas de piratas y de revolucionarios principalmente se estaban juntando para causar más problemas de los que la isla poseía normalmente. Por lo mismo es que tanto la marina como el gobierno mundial decidieron colocar mayor vigilancia en la isla hasta que la situación se normalizara. Uno de los agentes que fueron enviados fue el soldado Grimmjow quien sin mucha información ya se encontraba en la isla. — Demonios. — Reclamaba mientras caminaba por las calles de la ciudad con un dedo en la oreja viendo como los ciudadanos llevaban una vida aparentemente normal. — Otra vez sin mayor información. — En las ultimas misiones la información que se le entregaban sobre la misma era poca por no decir casi inexistente dejándolo prácticamente a su suerte para ver cómo se las arreglaba para completar la misión.
Acostumbrado a la situación es que el agente decidió ir directamente hacia algún bar frecuentado generalmente por piratas que sin mayores preocupaciones hablaban sobre sus planes en los próximos días. Se sentó en la barra sin pedir nada escuchando como el bullicio del lugar poco a poco le iba entregando información, esperando que una de las cosas pudiera parecer real como para prestar su atención en ella o que simplemente algo sucediera en el lugar que causara un gran escándalo, en situaciones así los malos siempre salen a flote.
Las cosas en Campamento Las en las últimas semanas no funcionaban de la mejor manera ya que varias bandas de piratas y de revolucionarios principalmente se estaban juntando para causar más problemas de los que la isla poseía normalmente. Por lo mismo es que tanto la marina como el gobierno mundial decidieron colocar mayor vigilancia en la isla hasta que la situación se normalizara. Uno de los agentes que fueron enviados fue el soldado Grimmjow quien sin mucha información ya se encontraba en la isla. — Demonios. — Reclamaba mientras caminaba por las calles de la ciudad con un dedo en la oreja viendo como los ciudadanos llevaban una vida aparentemente normal. — Otra vez sin mayor información. — En las ultimas misiones la información que se le entregaban sobre la misma era poca por no decir casi inexistente dejándolo prácticamente a su suerte para ver cómo se las arreglaba para completar la misión.
Acostumbrado a la situación es que el agente decidió ir directamente hacia algún bar frecuentado generalmente por piratas que sin mayores preocupaciones hablaban sobre sus planes en los próximos días. Se sentó en la barra sin pedir nada escuchando como el bullicio del lugar poco a poco le iba entregando información, esperando que una de las cosas pudiera parecer real como para prestar su atención en ella o que simplemente algo sucediera en el lugar que causara un gran escándalo, en situaciones así los malos siempre salen a flote.
Grimmjow Jaegerjaquez
Hoja de personaje
Nivel:
(12/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Lexi Henrietta Jue Sep 15, 2016 8:01 pm
Ahora mi vida era tan sencilla como problemática: caza, cobra, sobrevive, repite. Estaba segura de que era lo que quería. El combate era yo, era lo único que cabía en mí, que me llenaba y me daba un propósito, así que el hecho de que mi estabilidad económica dependiera de ello no me molestaba. Todo lo contrario. Lo cumplía con gusto, pues me llevaba a enfrentarme a oponentes dignos, que me ayudarían a superarme cada vez más. Por esa razón, mis andanzas me llevaron, esta vez, a Campamento Las, en el West Blue. ¿La razón? Gajes del oficio. No pasaba mucho tiempo sin que me enterase de grupos de revolucionarios y piratas uniéndose por sus ideales y objetivos, y eso era provechoso para mis bolsillos, y también para mi espada, que ansiaba cruzarse con otra.
No muchas veces se veía a una cazadora como yo. No tenía aspecto de serlo, no aparentaba más que una pequeña princesa perdida, salida de alguna tierra donde no había sol. Mi piel albina inmaculada despertaba el interés de hombres y mujeres por igual, mis facciones delicadas, mi agraciado andar y mi curvatura; todo se sumaba en un ejemplar atractivo. Sabía lo que tenía, muchas veces lo usaba a mi favor. Con la información de la que disponía, buscar a mis presas no sería sencillo. Probablemente, tendría que usar eso que tenía. Mientras caminaba, preguntándome donde podría probar suerte, visualicé un bar cruzando la calle.
Me dirigí directamente hacia allí. Crucé las puertas, abriéndolas con el brazo derecho, el único que mantenía a la vista, pues el otro brazo, cubierto tras una capa blanca, revelaba mi condición de cyborg. Si alguien prestaba la suficiente atención, podría reconocer que la flor implantada en mi ojo derecho no era ningún parche llamativo, sino una prótesis biónica bien camuflada, pero era poco probable a menos que fuera un ingeniero habilidoso y perceptivo. Atraje algunas miradas al entrar. Caminé sin mirar a nadie en particular, perdiéndome entre el cuchicheo del gentío. La barra, las mesas, ¿dónde? ¿Quiénes tenían cara de poder decirme algo que me interesara?
Decidí acercarme a la barra, finalmente. Me senté con delicadeza, engalantonada como una mujer de alcurnia, en mi papel seductor. De mis caderas, no obstante, pendía el cinto con la vaina de mi espada, y el mangual de mi látigo adherido al pomo, por lo que era obvio que no era ninguna chica indefensa.
─ Cualquier bebida alcohólica promedio valdrá ─levanté una mano, soltando aquel comentario con simpleza y voz monótona, ante la mirada inquisitiva del bartender─ Vengo de muy lejos. Negocios. Últimamente los hay en esta isla ─aguardé a ver si alguien a mi alrededor captaba la indirecta, o el mismo bartender se ofrecía a compartir los rumores conmigo a cambio de unos berries. No perdía nada con el intento.
No muchas veces se veía a una cazadora como yo. No tenía aspecto de serlo, no aparentaba más que una pequeña princesa perdida, salida de alguna tierra donde no había sol. Mi piel albina inmaculada despertaba el interés de hombres y mujeres por igual, mis facciones delicadas, mi agraciado andar y mi curvatura; todo se sumaba en un ejemplar atractivo. Sabía lo que tenía, muchas veces lo usaba a mi favor. Con la información de la que disponía, buscar a mis presas no sería sencillo. Probablemente, tendría que usar eso que tenía. Mientras caminaba, preguntándome donde podría probar suerte, visualicé un bar cruzando la calle.
Me dirigí directamente hacia allí. Crucé las puertas, abriéndolas con el brazo derecho, el único que mantenía a la vista, pues el otro brazo, cubierto tras una capa blanca, revelaba mi condición de cyborg. Si alguien prestaba la suficiente atención, podría reconocer que la flor implantada en mi ojo derecho no era ningún parche llamativo, sino una prótesis biónica bien camuflada, pero era poco probable a menos que fuera un ingeniero habilidoso y perceptivo. Atraje algunas miradas al entrar. Caminé sin mirar a nadie en particular, perdiéndome entre el cuchicheo del gentío. La barra, las mesas, ¿dónde? ¿Quiénes tenían cara de poder decirme algo que me interesara?
Decidí acercarme a la barra, finalmente. Me senté con delicadeza, engalantonada como una mujer de alcurnia, en mi papel seductor. De mis caderas, no obstante, pendía el cinto con la vaina de mi espada, y el mangual de mi látigo adherido al pomo, por lo que era obvio que no era ninguna chica indefensa.
─ Cualquier bebida alcohólica promedio valdrá ─levanté una mano, soltando aquel comentario con simpleza y voz monótona, ante la mirada inquisitiva del bartender─ Vengo de muy lejos. Negocios. Últimamente los hay en esta isla ─aguardé a ver si alguien a mi alrededor captaba la indirecta, o el mismo bartender se ofrecía a compartir los rumores conmigo a cambio de unos berries. No perdía nada con el intento.
Lexi Henrietta
Hoja de personaje
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Creado por Grimmjow Jaegerjaquez Lun Sep 19, 2016 11:19 pm
Quien se encontraban en las mesas dentro del bar hablaban muy fuerte como si algo fuera a interferir en lo que ellos estaban diciendo, el lugar era de tan mala muerto que ni siquiera música de ningún… solo se podía escuchar a los grupos de personas conversar unas con otras. Lo que hablaba el grupo más grande parecía tener algo de información sobre un posible ataque que pudieran hacer dentro de unos días al puerto de la isla. El barman se encontraba mirándolo raro luego de que el agente pasara tantos minutos en la barra sin pedir nada, al notar eso el peliceleste se vería obligado a hacerlo para que no le dijera nada y así podría seguir pasando desapercibido en el lugar. — Un vaso de agua. — La cara del que estaba sirviendo los tragos podía decirlo todo, sorpresa era lo que reflejaba y es que es raro que alguien vaya a un bar a pedir un simple vaso de agua pero se encontraba en una misión y debía estar con todos sus sentidos para el éxito de la misma.
De un minuto para otro un silencio casi completo llegaría al lugar, la mayoría de las personas se encontraban mirando hacia la puerta así que el agente haría lo mismo para ver de quien se trataba. Por la puerta pasaría una albina de cabello y también de piel tan blanca como si cabello, casi tanto que pareciera que nunca ha tomado el sol en su vida con algunos detalles que llamaban la atención del luchador como aquella flor en el ojo como también el hecho de que uno de sus brazos no se pudiera ver a simple vista como si tratara de ocultarlo. Se la quedó mirando para ver qué es lo que haría, sentándose en la misma barra que se encontraba unos puestos más al lado pidiendo algo de inmediato para que el barman se comenzara a mover.
Entrecerró la vista unos cuantos segundos, aquel rostro le parecía familiar de algún lugar y muy probablemente lo hubiera visto en alguno de los tantos papeles que debía ver algunos días, cosa que odiaba hacer con toda su alma. — Si tenemos el mismo trabajo los negocios que vienes a ver podrían ser de la mesa de atrás, la más grande. — Sabía que la mujer a un par de metros no era ni una pirata ni una revolucionaria, si fuera así lo reconocería por lo que podría conversar con ella sin mayores problemas. — Quizás necesitas algo de ayuda con ellos, yo ando buscando algo más importante. — De momento se haría pasar por un cazarrecompensas para conseguir algo de información, era parte fundamental de la misión.
De un minuto para otro un silencio casi completo llegaría al lugar, la mayoría de las personas se encontraban mirando hacia la puerta así que el agente haría lo mismo para ver de quien se trataba. Por la puerta pasaría una albina de cabello y también de piel tan blanca como si cabello, casi tanto que pareciera que nunca ha tomado el sol en su vida con algunos detalles que llamaban la atención del luchador como aquella flor en el ojo como también el hecho de que uno de sus brazos no se pudiera ver a simple vista como si tratara de ocultarlo. Se la quedó mirando para ver qué es lo que haría, sentándose en la misma barra que se encontraba unos puestos más al lado pidiendo algo de inmediato para que el barman se comenzara a mover.
Entrecerró la vista unos cuantos segundos, aquel rostro le parecía familiar de algún lugar y muy probablemente lo hubiera visto en alguno de los tantos papeles que debía ver algunos días, cosa que odiaba hacer con toda su alma. — Si tenemos el mismo trabajo los negocios que vienes a ver podrían ser de la mesa de atrás, la más grande. — Sabía que la mujer a un par de metros no era ni una pirata ni una revolucionaria, si fuera así lo reconocería por lo que podría conversar con ella sin mayores problemas. — Quizás necesitas algo de ayuda con ellos, yo ando buscando algo más importante. — De momento se haría pasar por un cazarrecompensas para conseguir algo de información, era parte fundamental de la misión.
Grimmjow Jaegerjaquez
Hoja de personaje
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Creado por Lexi Henrietta Jue Sep 22, 2016 2:48 pm
─ Pues, le deseo suerte con sus asuntos, madame ─el bartender, con cierto acento rimbombante, no tardó en contestar a mi indagación sutil. Era obvio, tras su comentario, qué tipo de persona era, y hasta podría calificarlo como alguien sin un pelo de tonto que sabía cuánta información se movía en su local. Dejó sobre la barra, frente a mí, un pichel de cerveza rudimentario, acompañado con una mirada burlona y el ademán de una risotada.
Ladeé el rostro con ligereza para direccionar el oído hacia las mesas de atrás, pretendiendo captar alguna información, aunque era poco probable entre el bullicio dar con algo que significase una cosa concreta para mí. Al mismo tiempo, recorría con la punta del dedo índice el borde de la pequeña jarra. Cuando súbitamente una voz provino del costado, dejé de prestar atención al resto de cosas y volteé a ver al emisor de aquellas palabras.
Era un hombre robusto, de buena condición física, con todo el aspecto que se podría desear de un buen guerrero o soldado. Su cabello era azulado y corto, y probablemente lo más llamativo sobre él era una especie de trozo de máscara adherido a uno de los lados de su cara. Se trataba de un completo extraño para mí, pero lo que decía me interesaba, y mucho. ¿Era otro cazarrecompensas? Me indicaba la mesa más grande trasera como punto de interés.
Automáticamente, miré de reojo, de manera lo más disimulada posible. En el fondo del establecimiento había una gran mesa redonda, efectivamente, con un cúmulo de grotesca escoria social haciendo de las suyas. No por nada, eran la fuente más grande de escándalo en el bar. Recordé que, al entrar, al menos la mitad de hombres allí sentados había guardado silencio y, a pesar de no haberlos mirado, estaba segura de haber atraído su atención de la manera correcta.
Tenía un plan.
─ Si tenemos el mismo trabajo, como has dicho, nos vendrá bien beneficiarnos del otro ─respondí, volviendo a juguetear con el licor delante de mí, sin darle ni un sorbo, pero clavando mi mirada en este─ Ese "algo más importante" tuyo, ¿es algo que puedas compartir? Te aseguro que antes de que termines de contármelo, un integrante de esa mesa se me habrá acercado ─dije con mucha seguridad y confianza; me senté cruzada de piernas con delicadeza, bien erguida, a la vez que llevaba mis dedos a recorrer lentamente uno de los mechones de inmaculado cabello que caían sobre mis hombros, acomodándolo atrás de la oreja. Volteé el rostro para mirar con el único ojo sano en dirección a la ruidosa mesa. El intenso iris carmesí hizo contacto visual con uno de los individuos sentados de frente. Pestañeé un par de veces, sosteniendo su mirada de manera significativa. Y, entonces, con un ademán tímido, me volví hacia el frente.
Había movido mis piezas y puesto en marcha el tablero.
Ladeé el rostro con ligereza para direccionar el oído hacia las mesas de atrás, pretendiendo captar alguna información, aunque era poco probable entre el bullicio dar con algo que significase una cosa concreta para mí. Al mismo tiempo, recorría con la punta del dedo índice el borde de la pequeña jarra. Cuando súbitamente una voz provino del costado, dejé de prestar atención al resto de cosas y volteé a ver al emisor de aquellas palabras.
Era un hombre robusto, de buena condición física, con todo el aspecto que se podría desear de un buen guerrero o soldado. Su cabello era azulado y corto, y probablemente lo más llamativo sobre él era una especie de trozo de máscara adherido a uno de los lados de su cara. Se trataba de un completo extraño para mí, pero lo que decía me interesaba, y mucho. ¿Era otro cazarrecompensas? Me indicaba la mesa más grande trasera como punto de interés.
Automáticamente, miré de reojo, de manera lo más disimulada posible. En el fondo del establecimiento había una gran mesa redonda, efectivamente, con un cúmulo de grotesca escoria social haciendo de las suyas. No por nada, eran la fuente más grande de escándalo en el bar. Recordé que, al entrar, al menos la mitad de hombres allí sentados había guardado silencio y, a pesar de no haberlos mirado, estaba segura de haber atraído su atención de la manera correcta.
Tenía un plan.
─ Si tenemos el mismo trabajo, como has dicho, nos vendrá bien beneficiarnos del otro ─respondí, volviendo a juguetear con el licor delante de mí, sin darle ni un sorbo, pero clavando mi mirada en este─ Ese "algo más importante" tuyo, ¿es algo que puedas compartir? Te aseguro que antes de que termines de contármelo, un integrante de esa mesa se me habrá acercado ─dije con mucha seguridad y confianza; me senté cruzada de piernas con delicadeza, bien erguida, a la vez que llevaba mis dedos a recorrer lentamente uno de los mechones de inmaculado cabello que caían sobre mis hombros, acomodándolo atrás de la oreja. Volteé el rostro para mirar con el único ojo sano en dirección a la ruidosa mesa. El intenso iris carmesí hizo contacto visual con uno de los individuos sentados de frente. Pestañeé un par de veces, sosteniendo su mirada de manera significativa. Y, entonces, con un ademán tímido, me volví hacia el frente.
Había movido mis piezas y puesto en marcha el tablero.
Lexi Henrietta
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Creado por Grimmjow Jaegerjaquez Sáb Sep 24, 2016 2:51 pm
— Aquí tiene señor — El bartender pondría frente a Grimmjow el vaso de agua que había pedido antes que la peliblanca entrara al lugar llamando la atención de casi todos. El agente puso su vista sobre el vaso viendo como una hoja de color verde flotaba sobre el agua, servida para darle un poco de sabor a lo que había pedido. Tomo el recipiente con su mano derecha levantándolo unos cuantos centímetros dando un par de vueltas con su mano de forma suave haciendo que la hoja comenzara a girar de la misma forma que lo hacia el agua dentro del vaso, aun no la probaría puesto que solo la pidió para que el barman no le llamara la atención.
Su vista estaba concentrada en la peliblanca que llamo tanto la atención al momento de entrar, quien había entendido su indirecta para poder trabajar juntos y así no se tendría que hacer cargos de aquellos sujetos sin tanta importancia. — Me parece una buena idea lo que estas ofreciendo, el trabajar juntos. — Nunca pensó que a alguien más además de sus superiores le hablaría con tanta calma, por primera vez entendía que algunas veces debía dejar de lado su frontalidad para lograr las cosas que quería, aunque entendía perfectamente que era para cumplir con la misión. Levantaría las cejas viendo como su por ahora compañera cambiaría de actitud de un momento a otro para llamar la atención de uno de los hombres que se sentaba en una de las tantas mesas. — Ese “algo más importante” que mencione son los líderes de estos tipos, probablemente manejen poca información y eso es lo que necesito. — Decirle lo que estaba buscando podía no ser una buena idea pero quizás ella por su cuenta podría saber más y brindársela como un complemente, quien sabe.
Antes de que uno de los individuos llegaran hacia donde estaban ellos tal cual como ella había dicho debería prepararse para para un combate en el peor de los casos. Se haría tronar los dedos de ambas manos para volver a tomar el vaso con una de ellas y dar un pequeño trago. — ¿Cuál es tu nombre? — Habían hablado con naturalidad sin saber el nombre del uno ni del otro. — El mío es Grimmjow. — Con las presentaciones realizadas como también algunos movimientos por parte de la peliblanca solo quedaba ver que es lo que sucedería.
Su vista estaba concentrada en la peliblanca que llamo tanto la atención al momento de entrar, quien había entendido su indirecta para poder trabajar juntos y así no se tendría que hacer cargos de aquellos sujetos sin tanta importancia. — Me parece una buena idea lo que estas ofreciendo, el trabajar juntos. — Nunca pensó que a alguien más además de sus superiores le hablaría con tanta calma, por primera vez entendía que algunas veces debía dejar de lado su frontalidad para lograr las cosas que quería, aunque entendía perfectamente que era para cumplir con la misión. Levantaría las cejas viendo como su por ahora compañera cambiaría de actitud de un momento a otro para llamar la atención de uno de los hombres que se sentaba en una de las tantas mesas. — Ese “algo más importante” que mencione son los líderes de estos tipos, probablemente manejen poca información y eso es lo que necesito. — Decirle lo que estaba buscando podía no ser una buena idea pero quizás ella por su cuenta podría saber más y brindársela como un complemente, quien sabe.
Antes de que uno de los individuos llegaran hacia donde estaban ellos tal cual como ella había dicho debería prepararse para para un combate en el peor de los casos. Se haría tronar los dedos de ambas manos para volver a tomar el vaso con una de ellas y dar un pequeño trago. — ¿Cuál es tu nombre? — Habían hablado con naturalidad sin saber el nombre del uno ni del otro. — El mío es Grimmjow. — Con las presentaciones realizadas como también algunos movimientos por parte de la peliblanca solo quedaba ver que es lo que sucedería.
Grimmjow Jaegerjaquez
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Creado por Lexi Henrietta Dom Sep 25, 2016 6:48 pm
El bartender sospechoso dejó un vaso de agua frente al hombre de cabello azul. Me sorprendió un poco que se limitara a pedir eso. A mi juicio, una persona que se sentara en solitario en la barra de un bar a beber nada más que agua era algo que llamaba la atención, pero al individuo no parecía importarle en absoluto. Ni siquiera tocó el vaso. En cambio, respondió a mis palabras, aparentemente interesado en la idea de trabajar juntos para obtener información. Ya lo habíamos hecho, me había ayudado a identificar una presa dentro del establecimiento y era mi turno de saber qué tenía esa presa para ofrecerme. Sin embargo, el hombre apuntaba más alto. Sus objetivos reales eran los líderes. Bueno, los líderes debían de tener mayores recompensas que aquellos grumetes, ¿verdad?
─ Soy capaz de obtener esa información por ti ─dije, aún delineando el borde del pichel con la yema de los dedos, mirando de reojo a mi improvisado aliado─ Puedo llevarte hasta los jefes. Puedes hacer con ellos lo que quieras, pero debes darme algo a cambio ─acoté, mirándolo con mucha seriedad─ Antes de eso, seleccionaré a quien considere un oponente digno de entre los líderes, y dejarás que lo enfrente sin ayuda alguna. Una vez lo haya derrotado, es tuyo. ¿Tenemos un trato? ─pregunté directamente, no había necesidad de ir por las ramas. Aceptase o no mi propuesta, se identificó posteriormente como Grimmjow. El nombre no me sonaba de nada, y no me importaba darle el mío─ Soy Henrietta ─me presenté.
Cada palabra dirigida a Grimmjow era con una entonación neutral y totalmente carente de emoción alguna, como si quien le hablase fuera un robot sin emociones. Eso me habían dicho un par de veces. Independientemente de mi forma de ser (era obvio que no era ningún imán para tener amigos), mi apariencia siempre me funcionaba bien. Aquella no sería la excepción. El hombre de la mesa redonda a quien había coqueteado sutilmente pronto llegó caminando junto a mí. Se colocó bastante cerca; podía oler su aroma alicorado y nauseabundo, y su respiración prácticamente acariciaba mi mejilla. Se apoyó con una mano en la barra y me miró con una sonrisa idiotizada.
Alcé la mirada, enfocándolo con mi único ojo humano, tratando de emular la timidez previa con la que lo había atraído. Examiné su cuerpo, de arriba a abajo, con un vistazo parsimonioso.
─ Eh, preciosura, algo me dice que te gustaría algo de compañía en este bar lleno de escorias ─me dijo, con un intento de voz seductora. El hombre era un flacucho pendenciero, con ojos rojizos y cabello hasta los hombros en dreadlocks, su vestimenta digna de un grumete de cubierta de barco pirata de segunda. Había tratado con hombres así todo el tiempo─ ¿Por qué no te vienes conmigo? ─
─ ¿E-En serio? ─recogí mi cabello tras la oreja con delicadeza─ Eres muy osado, eso me gusta... ¿podemos vernos fuera cuando termine mi bebida? ─pregunté, volviendo a mirarlo a la vez que pestañeaba algunas veces.
─ Allí te espero... ─ciego de lujuria, el hombre se separó de la barra, me miró de arriba a abajo y se retiró.
Lo miré de reojo salir del bar. Cuando las puertas se cerraron nuevamente, suspiré y volví a mirar a Grimmjow.
─ En el callejón trasero en tres minutos ─avisé, antes de dejar unos berries como pago por la cerveza que seguía íntegra en la barra y bajar del taburete con la intención de seguir al engatusado pirata fuera del local.
Una vez en el exterior, miré alrededor hasta localizar al hombre, quien sonrió encantado al verme salir tan pronto y fue a caminar hacia mí. En el momento en que hizo eso, cambié de dirección, haciéndole una seña con la cabeza en dirección al pequeño callejón que daba la vuelta tras el bar. Caminé con elegancia, cuidando bien de no mostrar mi brazo mecánico todavía. Él acrecentó su sonrisa, y siguió mis pasos. En su cara se veía claramente la expresión de un hombre que estaba a punto de cumplir algún sueño húmedo patético. Ya lo tenía en mis garras.
Me siguió callejón adentro, hasta que las voces y pasos de los civiles se hicieron menos intensos. Cuando estuve segura de estar los dos completamente solos, me detuve y giré lentamente para mirarlo. Él estaba tan emocionado, que ya había extendido las manos hacia mí, caminando como un muerto viviente sin voluntad. Fue sumamente fácil romper su burbuja del amor: lo empujé con brutalidad hacia el muro paralelo a la pared trasera del restaurante. Lo próximo que vio el individuo fue el filo de mi espada, y lo que sintió, el acero de la misma en su garganta.
─ Tienes cinco segundos para decirme para quién trabajas y dónde puedo encontrarlos ─amenacé, con voz tajante. El hombre levantó sus manos, asustado y desprevenido, y permaneció en silencio.
─ Y tú tienes tres segundos para bajar tu arma, blanquita ─otra voz se hizo escuchar, casi al mismo tiempo de que yo terminase mi amenaza.
Volteé la cabeza, sin retirar la espada del cuello del pirata, y me topé con el cañón de un rifle apuntándome desde el tejado del bar, y quien lo sostenía oculto por una gabardina azul y con un sombrero tricéfalo blanco en la cabeza.
─ Soy capaz de obtener esa información por ti ─dije, aún delineando el borde del pichel con la yema de los dedos, mirando de reojo a mi improvisado aliado─ Puedo llevarte hasta los jefes. Puedes hacer con ellos lo que quieras, pero debes darme algo a cambio ─acoté, mirándolo con mucha seriedad─ Antes de eso, seleccionaré a quien considere un oponente digno de entre los líderes, y dejarás que lo enfrente sin ayuda alguna. Una vez lo haya derrotado, es tuyo. ¿Tenemos un trato? ─pregunté directamente, no había necesidad de ir por las ramas. Aceptase o no mi propuesta, se identificó posteriormente como Grimmjow. El nombre no me sonaba de nada, y no me importaba darle el mío─ Soy Henrietta ─me presenté.
Cada palabra dirigida a Grimmjow era con una entonación neutral y totalmente carente de emoción alguna, como si quien le hablase fuera un robot sin emociones. Eso me habían dicho un par de veces. Independientemente de mi forma de ser (era obvio que no era ningún imán para tener amigos), mi apariencia siempre me funcionaba bien. Aquella no sería la excepción. El hombre de la mesa redonda a quien había coqueteado sutilmente pronto llegó caminando junto a mí. Se colocó bastante cerca; podía oler su aroma alicorado y nauseabundo, y su respiración prácticamente acariciaba mi mejilla. Se apoyó con una mano en la barra y me miró con una sonrisa idiotizada.
Alcé la mirada, enfocándolo con mi único ojo humano, tratando de emular la timidez previa con la que lo había atraído. Examiné su cuerpo, de arriba a abajo, con un vistazo parsimonioso.
─ Eh, preciosura, algo me dice que te gustaría algo de compañía en este bar lleno de escorias ─me dijo, con un intento de voz seductora. El hombre era un flacucho pendenciero, con ojos rojizos y cabello hasta los hombros en dreadlocks, su vestimenta digna de un grumete de cubierta de barco pirata de segunda. Había tratado con hombres así todo el tiempo─ ¿Por qué no te vienes conmigo? ─
─ ¿E-En serio? ─recogí mi cabello tras la oreja con delicadeza─ Eres muy osado, eso me gusta... ¿podemos vernos fuera cuando termine mi bebida? ─pregunté, volviendo a mirarlo a la vez que pestañeaba algunas veces.
─ Allí te espero... ─ciego de lujuria, el hombre se separó de la barra, me miró de arriba a abajo y se retiró.
Lo miré de reojo salir del bar. Cuando las puertas se cerraron nuevamente, suspiré y volví a mirar a Grimmjow.
─ En el callejón trasero en tres minutos ─avisé, antes de dejar unos berries como pago por la cerveza que seguía íntegra en la barra y bajar del taburete con la intención de seguir al engatusado pirata fuera del local.
Una vez en el exterior, miré alrededor hasta localizar al hombre, quien sonrió encantado al verme salir tan pronto y fue a caminar hacia mí. En el momento en que hizo eso, cambié de dirección, haciéndole una seña con la cabeza en dirección al pequeño callejón que daba la vuelta tras el bar. Caminé con elegancia, cuidando bien de no mostrar mi brazo mecánico todavía. Él acrecentó su sonrisa, y siguió mis pasos. En su cara se veía claramente la expresión de un hombre que estaba a punto de cumplir algún sueño húmedo patético. Ya lo tenía en mis garras.
Me siguió callejón adentro, hasta que las voces y pasos de los civiles se hicieron menos intensos. Cuando estuve segura de estar los dos completamente solos, me detuve y giré lentamente para mirarlo. Él estaba tan emocionado, que ya había extendido las manos hacia mí, caminando como un muerto viviente sin voluntad. Fue sumamente fácil romper su burbuja del amor: lo empujé con brutalidad hacia el muro paralelo a la pared trasera del restaurante. Lo próximo que vio el individuo fue el filo de mi espada, y lo que sintió, el acero de la misma en su garganta.
─ Tienes cinco segundos para decirme para quién trabajas y dónde puedo encontrarlos ─amenacé, con voz tajante. El hombre levantó sus manos, asustado y desprevenido, y permaneció en silencio.
─ Y tú tienes tres segundos para bajar tu arma, blanquita ─otra voz se hizo escuchar, casi al mismo tiempo de que yo terminase mi amenaza.
Volteé la cabeza, sin retirar la espada del cuello del pirata, y me topé con el cañón de un rifle apuntándome desde el tejado del bar, y quien lo sostenía oculto por una gabardina azul y con un sombrero tricéfalo blanco en la cabeza.
Lexi Henrietta
Hoja de personaje
Nivel:
(9/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Grimmjow Jaegerjaquez Mar Oct 11, 2016 1:51 am
Espero una respuesta por parte de la peliblanca sin tomar un poco del agua que le acababa de entregar el bartender y solo se dedicó a jugar un poco con ella. En ese momento el agente del Cipher Pol ignoraba por completo lo que pasaba a su alrededor, casi como si no existieran o mejor dicho los ruidos salvo la voz de quien sería su compañera era como una canción de fondo que escuchaba sin distraerlo de lo importante. Con la confirmación de la ayuda por parte de la cazadora una media sonrisa se dibujó en la cara del peliazul, atento a lo que pudiera decirle. — ¿Qué seria eso? — Preguntaba para saber si es que iban por el mismo objetivo, alzando una ceja al escuchar cual era la petición. — Sera todo tuyo… Tenemos un trato. — Afirmaría con voz segura de lo que estaba diciendo, para él no era un problema lo que hiciera con quien quisiera mientras pudiera obtener la información que necesitaba y de hecho ella podría pedir la recompensa si es que llegaban a tenerla.
De pronto llegaría un hombre desde la mesa donde los piratas antes hablaba de sus próximos movimientos sin problema alguno, a decir verdad quien había llegado dejaba bastante que desear en su aspecto físico pudiendo notar que era una debilucho que difícilmente podría con algún combate con alguien que tuviera algo de fuerza. Lo que sucedió luego de la llegada de ese hombre fue digno de cualquiera actuación de una actriz famosa, Henrietta actuaba como una mujer tímida muy diferente a como estaba hablando segundos atrás casi sin emoción alguna. El agente aprovecho el momento para tomar un poco de agua en el vaso que mantenía en su mano para no interrumpir la situación ni llamar la atención de nadie en el lugar, apoyando el vaso en la barra luego del sorbo que acababa de dar. La primera parte iba de maravilla, en tres minutos debía encontrase con la peliblanca en el callejón trasero, sin decir palabra alguna le hizo un giño con el ojo para que supiera que así seria.
Vio como ambos salían uno detrás del otro para luego ver de reojo a la mesa de donde había salido aquel pirata, al parecer era algo normal lo que estaba haciendo ya que ninguno en la mesa se preocupó por lo que estaba pasando, ni se daban cuenta de lo que sucedía a su alrededor. Pasado los tres minutos dio un último sorbo a su vaso terminando con el líquido que se encontraba en su interior, se puso de pie metiendo su mano al bolsillo del pantalón sacando unas cuentas monedas para pagar por lo consumido, sin decir palabra alguna ya estaba caminando hacia la puerta al mismo tiempo que el bartender retiraba el vaso para comenzar a lavarlo.
Abrió la puerta encontrándose en la calle principal viendo como un par de personas caminaban de un lado para otro, giro la cabeza en ambas direcciones para ver si veía a la peliblanca de casualidad. A su derecha estaba el único camino que llevaba hacia el callejón trasero así que camino hacia ese lugar, al doblar se encontró con una persona subiendo una escalera con un rifle en su espalda, no podía ver de quien se trataba por llevar puesta una gabardina lo que al peliazul le pareció extraño al ser aun de día.
Haciendo uso de su sigilo a la hora de moverse o ir de caza es que camino en total silencio siguiendo a quien portaba el rifle, incluso subiendo la escalera sin omitir sonido alguno por lo que aún no se daba cuenta de su presencia. Desde el techo del bar podía ver lo que estaba sucediendo, Henrietta tenía al pirata pero quien estaba frente a él la estaba apuntando. Con un rápido movimiento termino por acercarse al hombre con la gabardina para darle una patada en las costillas aprovechando que estaba acostado sobre el techo. — Ya no debes preocuparte por este tipo. — El grito frente a la patada fue audible aunque Grimmjow no se demoró mucho más en hacerlo callar por completo, si los que estaban dentro del local lo escucharon estarían en graves problemas.
De pronto llegaría un hombre desde la mesa donde los piratas antes hablaba de sus próximos movimientos sin problema alguno, a decir verdad quien había llegado dejaba bastante que desear en su aspecto físico pudiendo notar que era una debilucho que difícilmente podría con algún combate con alguien que tuviera algo de fuerza. Lo que sucedió luego de la llegada de ese hombre fue digno de cualquiera actuación de una actriz famosa, Henrietta actuaba como una mujer tímida muy diferente a como estaba hablando segundos atrás casi sin emoción alguna. El agente aprovecho el momento para tomar un poco de agua en el vaso que mantenía en su mano para no interrumpir la situación ni llamar la atención de nadie en el lugar, apoyando el vaso en la barra luego del sorbo que acababa de dar. La primera parte iba de maravilla, en tres minutos debía encontrase con la peliblanca en el callejón trasero, sin decir palabra alguna le hizo un giño con el ojo para que supiera que así seria.
Vio como ambos salían uno detrás del otro para luego ver de reojo a la mesa de donde había salido aquel pirata, al parecer era algo normal lo que estaba haciendo ya que ninguno en la mesa se preocupó por lo que estaba pasando, ni se daban cuenta de lo que sucedía a su alrededor. Pasado los tres minutos dio un último sorbo a su vaso terminando con el líquido que se encontraba en su interior, se puso de pie metiendo su mano al bolsillo del pantalón sacando unas cuentas monedas para pagar por lo consumido, sin decir palabra alguna ya estaba caminando hacia la puerta al mismo tiempo que el bartender retiraba el vaso para comenzar a lavarlo.
Abrió la puerta encontrándose en la calle principal viendo como un par de personas caminaban de un lado para otro, giro la cabeza en ambas direcciones para ver si veía a la peliblanca de casualidad. A su derecha estaba el único camino que llevaba hacia el callejón trasero así que camino hacia ese lugar, al doblar se encontró con una persona subiendo una escalera con un rifle en su espalda, no podía ver de quien se trataba por llevar puesta una gabardina lo que al peliazul le pareció extraño al ser aun de día.
Haciendo uso de su sigilo a la hora de moverse o ir de caza es que camino en total silencio siguiendo a quien portaba el rifle, incluso subiendo la escalera sin omitir sonido alguno por lo que aún no se daba cuenta de su presencia. Desde el techo del bar podía ver lo que estaba sucediendo, Henrietta tenía al pirata pero quien estaba frente a él la estaba apuntando. Con un rápido movimiento termino por acercarse al hombre con la gabardina para darle una patada en las costillas aprovechando que estaba acostado sobre el techo. — Ya no debes preocuparte por este tipo. — El grito frente a la patada fue audible aunque Grimmjow no se demoró mucho más en hacerlo callar por completo, si los que estaban dentro del local lo escucharon estarían en graves problemas.
- Off:
- Siento la demora tan larga y sin previo aviso. Temas personales como académicas evitaron que pudiera responder ahsta ahora. Ya esta todo solucionado y no volverá a suceder.
Grimmjow Jaegerjaquez
Hoja de personaje
Nivel:
(12/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
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