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Creado por Jinji Masano Lun Sep 19, 2016 12:13 pm
Luego de varias semanas navegando en un pequeño navío pesquero, cuyos tripulantes se habían ofrecido tan amablemente a acercar a Jinji hacía la isla más cercana, éste hombre de la armada Revolucionaria pudo desembarcar en la isla de Lyneel. Aquella tenía la fama de ser la más pacífica de todo el North Blue, en donde pocas veces ocurría algo y donde muy pocos piratas se atrevían a hacer de las suyas. Lo primero que hizo al llegar fue cubrir su cuerpo con una pequeña gabardina de color gris, aunque el gris parecía más de la suciedad que del color propiamente dicho. Aún así ocultó su cuerpo en ésta y cubrió su cabeza con la capucha que ocultaba casi por completo su rostro. La sombra dentro de la capucha solamente mostraba aquel ojo de color anaranjado atardecer que brillaba dentro de la oscuridad de su prenda.
El verdadero motivo que lo llevaba a la isla era atravesar todo el North Blue para poder llegar a los mares del Sur. Sabía que aquello le llevaría un largo tiempo y es por eso que debía ir intercalando entre isla e isla para ir abasteciéndose un poco, aunque él realmente no necesitaba alimentarse pero si ver un poco de tierra de vez en cuando puesto que la visión lejana y cercana del mar lo volverían completamente loco. Aún así quería un poco de soledad y aquella isla era perfecta para pasar unos días de tranquilidad. Como no tenía mucho dinero debía escatimar en gastos y por eso no se podía dar el lujo de alquilar alguna pensión o cuarto y debería dormir a la intemperie. No era algo que le molestase pues, no sería ni la primera ni la última vez que lo haría. Por eso mismo decidió alejarse del pueblo e ir hacia las colinas y buscar un cálido lugar en donde resguardarse.
No le llevó demasiado tiempo encontrar una llanura en verde de césped y en donde solo una leve brisa acogedora podía ser su compañía. Buscó la copa de un gran árbol que le brindaba de una sombra para poder descansar. Sin mucho más que hacer se sentó bajo ella, con las piernas extendidas y con los brazos detrás de su cabeza. Dejó la gabardina de lado y solamente aquel traje cyborg era lo único que tenía en su cuerpo pero parecía que nadie llegaría allí y por eso se podía dar el lujo de mostrar su cuerpo tal cual era.
Sus ojos permanecieron abiertos mirando al cielo, perdido en sus pensamientos y recuerdos. Aquella imagen era perfecta, era pacífica, era armoniosa. No podía pedir nada más que aquello que tenía, pues era un tipo de gustos simples. Luego de permanecer así unos cuantos segundos decidió cerrar sus ojos y descansar un poco, pues eran alrededor de las 11 de la mañana y tal vez debería dormir un poco antes de ir en búsqueda de un lugar donde pudiese dormir en la noche, pues se quedaría allí unos dos o tres días.
El verdadero motivo que lo llevaba a la isla era atravesar todo el North Blue para poder llegar a los mares del Sur. Sabía que aquello le llevaría un largo tiempo y es por eso que debía ir intercalando entre isla e isla para ir abasteciéndose un poco, aunque él realmente no necesitaba alimentarse pero si ver un poco de tierra de vez en cuando puesto que la visión lejana y cercana del mar lo volverían completamente loco. Aún así quería un poco de soledad y aquella isla era perfecta para pasar unos días de tranquilidad. Como no tenía mucho dinero debía escatimar en gastos y por eso no se podía dar el lujo de alquilar alguna pensión o cuarto y debería dormir a la intemperie. No era algo que le molestase pues, no sería ni la primera ni la última vez que lo haría. Por eso mismo decidió alejarse del pueblo e ir hacia las colinas y buscar un cálido lugar en donde resguardarse.
No le llevó demasiado tiempo encontrar una llanura en verde de césped y en donde solo una leve brisa acogedora podía ser su compañía. Buscó la copa de un gran árbol que le brindaba de una sombra para poder descansar. Sin mucho más que hacer se sentó bajo ella, con las piernas extendidas y con los brazos detrás de su cabeza. Dejó la gabardina de lado y solamente aquel traje cyborg era lo único que tenía en su cuerpo pero parecía que nadie llegaría allí y por eso se podía dar el lujo de mostrar su cuerpo tal cual era.
Sus ojos permanecieron abiertos mirando al cielo, perdido en sus pensamientos y recuerdos. Aquella imagen era perfecta, era pacífica, era armoniosa. No podía pedir nada más que aquello que tenía, pues era un tipo de gustos simples. Luego de permanecer así unos cuantos segundos decidió cerrar sus ojos y descansar un poco, pues eran alrededor de las 11 de la mañana y tal vez debería dormir un poco antes de ir en búsqueda de un lugar donde pudiese dormir en la noche, pues se quedaría allí unos dos o tres días.
Jinji Masano
Hoja de personaje
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(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Makenroh Envy Miér Sep 21, 2016 10:19 pm
El sol, meciéndose en los cielos, auguraba un buen día. Sobre aquella escarpada colina verdosa, donde crecían flores silvestres y correteaban ardillas, nadie se hubiera atrevido a decir que no era un paisaje digno del más prodigioso retratista. Sin embargo, dicen que los buenos días son buenos para algunos, y malos para el resto. Todo es la balanza de la vida. Hoy, lamentablemente, me tocaba estar del lado incorrecto de la balanza. Me encontraba en aquella colina, en el Reino Lvneel, ascendiendo con mayor facilidad que los otros dos humanos. Los entendía: las limitaciones de su inferior raza eran un contratiempo grave, pero, lamentablemente, tendría que dejarlos atrás, a su suerte, si seguían retrasándome.
La situación era tan simple como la siguiente: un pelotón de la Marina había reconocido mi rostro en Isla Minion y ahora mismo estaba siendo perseguida. Los dos grumetes de la Armada Revolucionaria que me acompañaban se habían visto envueltos por nada más que torpeza. Seguían conmigo, intimidados por mi apariencia, estatura y aura de grandeza, en aras de aprovecharme como una aliada si llegábamos a la peor situación posible.
No era alguien que simpatizase con climas como aquel. Estaba cansada. Muchas horas caminando bajo el sol conseguían eso. Cuando menos, mi vestimenta no propiciaba al calor. Apenas llevaba lo justo y necesario para no enaltecer la lujuria de quien mirase mi gélida piel. De mi cabeza pendían un cúmulo de trenzas azules brillantes, aún más bajo el astro, sacudiéndose contra la brisa.
El plan era sencillo. Los marines que iban tras nuestra pista habían desembarcado muy lejos de allí y tendrían que recorrer toda la isla si querían encontrarnos. Debíamos alejarnos de la civilización y buscar refugio en las afueras hasta que decidiesen que no valíamos la pena. Así, la paz en aquel pequeño reino seguiría intacta un día más. Esperaba no tener que ensuciarme las manos ese día, no estaba de ánimos para ello. Y mucho me temía que, si los marines daban con nosotros, no me quedaría más remedio.
─ N-no tan rápido, Envy-sama ─dijo uno de los hombres, varios metros por detrás de mi.
─ No estamos cerca de hallar un escondrijo. Deben redoblar sus esfuerzos ─repliqué, con voz autoritaria─ Esperen ─me detuve de pronto, observando algo sospechoso frente a mi; había un árbol solitario, y bajo su sombra dormitaba un individuo. ¿Quién sería?─ Tenemos compañía. Me adelantaré para cerciorarme de que es seguro ─avisé, mirando de reojo a los otros revolucionarios. No deseaba confiar esa tarea a aquellos dos, no confiaba en ellos, y si aquel hombre era un marine, podríamos tener problemas. Me encargaría en persona del contratiempo.
Caminé tranquilamente, buscando no hacer nada brusco ni despertarlo de golpe. Solo al acercarme lo suficiente comprendí qué clase de ser era aquel. Percatarme de ello me hizo frenar, e inspeccionar a fondo el cuerpo del hombre. Había oído hablar de personas así, seres que habían solapado su imperfección con la llamada tecnología. Ver una de esas personas no era algo que esperase ese día. Controlé mi impresión, pero no pude evitar que mi presencia fuera inadvertida.
─ Lamento haberte despertado ─me dirigí a él, mirándolo desde arriba con cautela.
Esperaría ver cómo reaccionaba ante mi presencia.
La situación era tan simple como la siguiente: un pelotón de la Marina había reconocido mi rostro en Isla Minion y ahora mismo estaba siendo perseguida. Los dos grumetes de la Armada Revolucionaria que me acompañaban se habían visto envueltos por nada más que torpeza. Seguían conmigo, intimidados por mi apariencia, estatura y aura de grandeza, en aras de aprovecharme como una aliada si llegábamos a la peor situación posible.
No era alguien que simpatizase con climas como aquel. Estaba cansada. Muchas horas caminando bajo el sol conseguían eso. Cuando menos, mi vestimenta no propiciaba al calor. Apenas llevaba lo justo y necesario para no enaltecer la lujuria de quien mirase mi gélida piel. De mi cabeza pendían un cúmulo de trenzas azules brillantes, aún más bajo el astro, sacudiéndose contra la brisa.
El plan era sencillo. Los marines que iban tras nuestra pista habían desembarcado muy lejos de allí y tendrían que recorrer toda la isla si querían encontrarnos. Debíamos alejarnos de la civilización y buscar refugio en las afueras hasta que decidiesen que no valíamos la pena. Así, la paz en aquel pequeño reino seguiría intacta un día más. Esperaba no tener que ensuciarme las manos ese día, no estaba de ánimos para ello. Y mucho me temía que, si los marines daban con nosotros, no me quedaría más remedio.
─ N-no tan rápido, Envy-sama ─dijo uno de los hombres, varios metros por detrás de mi.
─ No estamos cerca de hallar un escondrijo. Deben redoblar sus esfuerzos ─repliqué, con voz autoritaria─ Esperen ─me detuve de pronto, observando algo sospechoso frente a mi; había un árbol solitario, y bajo su sombra dormitaba un individuo. ¿Quién sería?─ Tenemos compañía. Me adelantaré para cerciorarme de que es seguro ─avisé, mirando de reojo a los otros revolucionarios. No deseaba confiar esa tarea a aquellos dos, no confiaba en ellos, y si aquel hombre era un marine, podríamos tener problemas. Me encargaría en persona del contratiempo.
Caminé tranquilamente, buscando no hacer nada brusco ni despertarlo de golpe. Solo al acercarme lo suficiente comprendí qué clase de ser era aquel. Percatarme de ello me hizo frenar, e inspeccionar a fondo el cuerpo del hombre. Había oído hablar de personas así, seres que habían solapado su imperfección con la llamada tecnología. Ver una de esas personas no era algo que esperase ese día. Controlé mi impresión, pero no pude evitar que mi presencia fuera inadvertida.
─ Lamento haberte despertado ─me dirigí a él, mirándolo desde arriba con cautela.
Esperaría ver cómo reaccionaba ante mi presencia.
Makenroh Envy
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Creado por Jinji Masano Dom Sep 25, 2016 12:50 am
Cuando creyó que la calma y la soledad iban a ser interrumpidas, nuevamente el destino buscaba jugarle una nueva treta al cyborg. No pudo descansar ni siquiera 10 minutos que alguien había llegado a su encuentro. Sintió una voz femenina que se dirigía a él y cuando su ojo se abrió, muy lentamente, se sorprendió al ver allí a un mujer de tales características. Si bien tenía un cuerpo escultural y perfecto su piel era azul y parecía húmeda a simple vista, por más que el sol estuviese flameante como nunca antes. Detrás de la mujer, un séquito de hombres se encontraba parado esperando quien sabe qué cosa, pero la cuestión es que allí estaban.
Alarmado, y como una reacción natural, Jinji, tomó la Tsuka (mango) de su katana con su diestra mientras que desenfundaba a penas ésta, tomando con la zurda la Saya, mostrando ínfimamente el filo de su arma como advertencia, pues aquello lo había tomado por sorpresa. — ¿Qué sucede?. — Preguntó sin rodeos el pelirubio que miraba de manera fija a la mujer de cabellos azulados, pues no le parecía para nada normal aquello. el hecho de que fuera una Gyojin no era lo que le alteraba sino que él se había tomado el trabajo de rondar el lugar tiempo antes de quedarse bajo la copa del árbol para cerciorarse de que no hubiese nadie pero al parecer se le había escapado de su "radar" interno aquellas personas. Lo primero que pensó es que podían ser piratas que venían a asaltarle y es por eso que había reaccionado así al tomar su arma que se encontraba sobre su falda, esperando alguna acción por parte de la mujer o de los hombres que estaban detrás de ella.
— Si están aquí buscando dinero o algo de valor se equivocaron de persona. Pierden el tiempo. — Dijo aquello de manera tajante mientras su vista se clavaba en ella, analizándola y observándola fijamente y no llevarse alguna sorpresa. De vez en cuando miraba a aquellos hombres a la lejanía, de reojo pero intentando no sacarlos de su vista. Realmente no tenía ninguna pertenencia de valor más que sus armas, pero que tampoco les interesaría robar pero más que nada, Jinji no dejaría que se las llevaran pues, sus objetos más preciados eran su Katana y su Wakizashi. — Tus hombres parecen temerosos y agitados. Si corrieron hasta aquí solo para robarme empezaron con el píe izquierdo. Aunque sean más, también están más cansados. Sería poco beneficioso para todos luchar. — Como era esperarse de un soldado, que solo conoce la guerra, todo asunto lo traducía al combate y a las tácticas y estrategias bélicas, y aunque a veces fuesen una exageración esa forma de pensar muchas veces lo salvaba de aprietos, pero tal vez se precipitaba al pensar que ellos eran ladrones.
Había otra posibilidad que se barajaba y era la que ellos fueran marines, pero era fácil y rápidamente descartable por el hecho de que no llevaban el uniforme característico de ellos, a los cuales estaban rotundamente obligados a usar y eso lo sabía de sobra por sus años sirviendo a la Marine. ¿Qué harían aquellos sujetos?. Pues era difícil predecirlo, lo único que era cierto es que Jinji estaba preparado para actuar si se daba el caso.
_______________
OFF: Siento la demora, tuve una fin de semana difícil.
Alarmado, y como una reacción natural, Jinji, tomó la Tsuka (mango) de su katana con su diestra mientras que desenfundaba a penas ésta, tomando con la zurda la Saya, mostrando ínfimamente el filo de su arma como advertencia, pues aquello lo había tomado por sorpresa. — ¿Qué sucede?. — Preguntó sin rodeos el pelirubio que miraba de manera fija a la mujer de cabellos azulados, pues no le parecía para nada normal aquello. el hecho de que fuera una Gyojin no era lo que le alteraba sino que él se había tomado el trabajo de rondar el lugar tiempo antes de quedarse bajo la copa del árbol para cerciorarse de que no hubiese nadie pero al parecer se le había escapado de su "radar" interno aquellas personas. Lo primero que pensó es que podían ser piratas que venían a asaltarle y es por eso que había reaccionado así al tomar su arma que se encontraba sobre su falda, esperando alguna acción por parte de la mujer o de los hombres que estaban detrás de ella.
— Si están aquí buscando dinero o algo de valor se equivocaron de persona. Pierden el tiempo. — Dijo aquello de manera tajante mientras su vista se clavaba en ella, analizándola y observándola fijamente y no llevarse alguna sorpresa. De vez en cuando miraba a aquellos hombres a la lejanía, de reojo pero intentando no sacarlos de su vista. Realmente no tenía ninguna pertenencia de valor más que sus armas, pero que tampoco les interesaría robar pero más que nada, Jinji no dejaría que se las llevaran pues, sus objetos más preciados eran su Katana y su Wakizashi. — Tus hombres parecen temerosos y agitados. Si corrieron hasta aquí solo para robarme empezaron con el píe izquierdo. Aunque sean más, también están más cansados. Sería poco beneficioso para todos luchar. — Como era esperarse de un soldado, que solo conoce la guerra, todo asunto lo traducía al combate y a las tácticas y estrategias bélicas, y aunque a veces fuesen una exageración esa forma de pensar muchas veces lo salvaba de aprietos, pero tal vez se precipitaba al pensar que ellos eran ladrones.
Había otra posibilidad que se barajaba y era la que ellos fueran marines, pero era fácil y rápidamente descartable por el hecho de que no llevaban el uniforme característico de ellos, a los cuales estaban rotundamente obligados a usar y eso lo sabía de sobra por sus años sirviendo a la Marine. ¿Qué harían aquellos sujetos?. Pues era difícil predecirlo, lo único que era cierto es que Jinji estaba preparado para actuar si se daba el caso.
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OFF: Siento la demora, tuve una fin de semana difícil.
Jinji Masano
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Creado por Makenroh Envy Jue Sep 29, 2016 9:12 am
El sujeto seguramente se vio en peligro al notarse acompañado de tres individuos súbitamente, al abrir el único ojo que tenía a la vista. Incluso llevó su mano a la empuñadura de su arma, en un ademán de sacarla para defenderse. Mirándolo de manera insondable, no hice más que alzar ambas manos pidiendo calma y denotando que no iba a intentar ninguna hostilidad. El individuo tenía el derecho de reaccionar como lo había hecho. A continuación, habló transmitiendo algo de tranquilidad. Aparentemente nos había confundido por piratas o rateros asquerosos cuya única intención era despojarlo de sus pertenencias.
Echó un vistazo a los grumetes de la Armada Revolucionaria que iban conmigo. Dos zopencos oportunistas con ideales falsos de grandeza y una paga en los bolsillos que alimentase su voluntad "revolucionaria". Se habían pasado de tragos en una taberna y revelado que eran revolucionarios, lo cual llegó a oídos de agentes de la Marina, quizá del Cipher Pol. Envueltos en un desastre impulsado por su propia estupidez, no habían hallado mejor idea que buscar cobijo con una Gyojin. Los había dejado acompañarme únicamente por petición de nuestro superior, pero no me sentía con ganas de seguir obedeciendo órdenes.
El extraño hombre artificial analizó muy certeramente la situación. Era obvio que mis hombres estaban cansados, y ¿para qué engañarnos? También yo lo estaba. Pelear no era una opción.
─ Lo único que tendría valor para nosotros en estos instantes es un albergue o refugio donde poder quedarnos, lejos de la zona poblada de la isla ─aclaré, incluso pensando por un momento que él podría saber de un sitio semejante, aunque lo dudaba en aras de observar cómo reposaba bajo un árbol─ Estoy de acuerdo contigo, te aseguro que no buscamos conflicto. Pareces alguien fuerte; predigo que mis hombres no tendrían oportunidad contra ti. Si puedes ayudarnos, te dejaremos en... ─no obstante, mis palabras fueron súbitamente interrumpidas.
─ ¡Envy-sama! ¡Envy-sama! ─dijo uno de los grumetes, con voz espantada; me giré rápidamente, para ver cómo los dos humanos señalaban histéricos en la lejanía. Más allá del pie de la colina en la que nos encontrábamos, también los vi. Uniformados. Al menos una docena─ ¡Es la Marina! ¡Nos siguieron! ─vociferó.
─ ¡Calla! O yo misma cerraré tu boca ─le ordené con gravedad. Si el idiota seguía gritando de ese modo, nos verían más fácil─ Vengan, desde abajo no tienen visibilidad de la cima de esta colina. Si están cansados y deciden no subirla, podremos ocultarnos aquí ─les dije, tratando de tener paciencia, aunque no era nada sencillo. El asunto que quedaba por resolver era el del cyborg. Lo miré de reojo, preguntándome si se pondría de nuestro lado, o cuando menos no interferiría en nuestros intentos por ocultarnos.
Echó un vistazo a los grumetes de la Armada Revolucionaria que iban conmigo. Dos zopencos oportunistas con ideales falsos de grandeza y una paga en los bolsillos que alimentase su voluntad "revolucionaria". Se habían pasado de tragos en una taberna y revelado que eran revolucionarios, lo cual llegó a oídos de agentes de la Marina, quizá del Cipher Pol. Envueltos en un desastre impulsado por su propia estupidez, no habían hallado mejor idea que buscar cobijo con una Gyojin. Los había dejado acompañarme únicamente por petición de nuestro superior, pero no me sentía con ganas de seguir obedeciendo órdenes.
El extraño hombre artificial analizó muy certeramente la situación. Era obvio que mis hombres estaban cansados, y ¿para qué engañarnos? También yo lo estaba. Pelear no era una opción.
─ Lo único que tendría valor para nosotros en estos instantes es un albergue o refugio donde poder quedarnos, lejos de la zona poblada de la isla ─aclaré, incluso pensando por un momento que él podría saber de un sitio semejante, aunque lo dudaba en aras de observar cómo reposaba bajo un árbol─ Estoy de acuerdo contigo, te aseguro que no buscamos conflicto. Pareces alguien fuerte; predigo que mis hombres no tendrían oportunidad contra ti. Si puedes ayudarnos, te dejaremos en... ─no obstante, mis palabras fueron súbitamente interrumpidas.
─ ¡Envy-sama! ¡Envy-sama! ─dijo uno de los grumetes, con voz espantada; me giré rápidamente, para ver cómo los dos humanos señalaban histéricos en la lejanía. Más allá del pie de la colina en la que nos encontrábamos, también los vi. Uniformados. Al menos una docena─ ¡Es la Marina! ¡Nos siguieron! ─vociferó.
─ ¡Calla! O yo misma cerraré tu boca ─le ordené con gravedad. Si el idiota seguía gritando de ese modo, nos verían más fácil─ Vengan, desde abajo no tienen visibilidad de la cima de esta colina. Si están cansados y deciden no subirla, podremos ocultarnos aquí ─les dije, tratando de tener paciencia, aunque no era nada sencillo. El asunto que quedaba por resolver era el del cyborg. Lo miré de reojo, preguntándome si se pondría de nuestro lado, o cuando menos no interferiría en nuestros intentos por ocultarnos.
Makenroh Envy
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