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Censo
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Creado por Dex Sáb Oct 15, 2016 10:24 am
Habia estado navegando durante unos dias por las aguas del East Blue, tratando de mantenerme con vida el maximo tiempo posible, ya que para una comadreja, el tener que sobrevivir en unas condiciones tan “humedas” o almenos para poder decirlo de alguna manera. Hacia unos dias que me habia quedado sin provisiones y notaba como poco a poco mi cuerpo iba desfalleciendo Esto no lo soporto mas… adios a la vida, jamas podre tener esos pantalones con los que habia estado buscando toda mi vida, jamas podre tener a una tia buenorra en mi cama, aunque sea una comadreja claro esta… Pero como siempre decia mi mama, la señora comadreja, jamas habia que darse por vencido, no por lo menos a la primera vuelta de los acontecimientos, estaba bien claro. De pronto, despues de haber estado sintiendo como el mar zarandeaba mi diminuto navio mink solo apto para comadrejas, senti que aquello ceso como por arte de magia, la verdad es que resulto bastante raro, por ello mismo, poco a poco fui levantando mi cuerpo y mi extensa cola de comadreja de la cubierta para posteriormente observar que por azar del destino mi navio habia tocado tierra !Bieeeen! Estoy salvado, gracias a los dioses que he podido encontrar un sitio donde poder estirar las patas
Debido a la excesa alegria que me habia llevado despues de eso, baje del barco comenzando a besar la arena de aquella playa en la que habia terminado con mi barco casualmente encallado, aunque eso ultimo me daba bastante igual, habia encontrado tierra firme donde poder posar mi peludo trasero y para mi resultaba demasiado satisfactorio con solo ver aquello. Caminando por el lugar, pude darme cuenta de que posteriormente, me encontraba en las afueras de una isla, la cual averigue su nombre rapidamente, mas que nada por que estaba el cartel en un letrero en grande, vale, tampoco soy demasiado inteligente como para saberme todas las islas de memoria, pero ahora eso no importaba demasiado, o si? Pude ver que en aquella isla habia una muy alta poblacion de personas las cuales estaban todas divagando por el lugar, cada una haciendo sus respectivas tareas y despues de todo, otras trabajando, por mi parte me rugian demasiado las tripas y estaba muy sediento, y de algun modo debia de arreglar este problema, por lo que la unica solucion que le encontraba, seria tener que buscar una buena taberna donde poder comer algo
Solo me llevo unos minutos el poder encontrar el lugar ya mencionado antes, teniendo como objetivo el darme un buen atracon de comida una vez estuviese alli dentro. Nada mas entrar por la puerta de aquel local, todas las personas alli presentes se quedaron cuanto menos asombradas al ver que una comadreja de dos patas se paseaba tan alegre por el lugar, pobres ingenuos, parecia que nunca habian visto un mink en sus vidas, cierto era que mi tribu era un poco desconocida para unos y una leyenda para otros, pero a fin de cuentas, eramos reales y demasiado de hecho. Finalmente, me subi hasta lo alto de un taburete con la intencion de quedarme posado sobre el asiento, quedandome mirando a aquel tabernero que estaba al otro lado de la barra mirandome con una cara de asombro increible Amigo, ponme una racion de alitas picantes y una botella de tu mejor shake Dije reclamandole, despues de eso me quede observando los alrededores de aquel lugar, varias personas me miraban de reojo con cierta curiosidad, parecia que despues de todo era una novedad para todos ellos, pero por mi parte yo les ignoraba al completo, simplemente querria comer algo para despues marcharme por donde habia venido y proseguir con mi viaje
Debido a la excesa alegria que me habia llevado despues de eso, baje del barco comenzando a besar la arena de aquella playa en la que habia terminado con mi barco casualmente encallado, aunque eso ultimo me daba bastante igual, habia encontrado tierra firme donde poder posar mi peludo trasero y para mi resultaba demasiado satisfactorio con solo ver aquello. Caminando por el lugar, pude darme cuenta de que posteriormente, me encontraba en las afueras de una isla, la cual averigue su nombre rapidamente, mas que nada por que estaba el cartel en un letrero en grande, vale, tampoco soy demasiado inteligente como para saberme todas las islas de memoria, pero ahora eso no importaba demasiado, o si? Pude ver que en aquella isla habia una muy alta poblacion de personas las cuales estaban todas divagando por el lugar, cada una haciendo sus respectivas tareas y despues de todo, otras trabajando, por mi parte me rugian demasiado las tripas y estaba muy sediento, y de algun modo debia de arreglar este problema, por lo que la unica solucion que le encontraba, seria tener que buscar una buena taberna donde poder comer algo
Solo me llevo unos minutos el poder encontrar el lugar ya mencionado antes, teniendo como objetivo el darme un buen atracon de comida una vez estuviese alli dentro. Nada mas entrar por la puerta de aquel local, todas las personas alli presentes se quedaron cuanto menos asombradas al ver que una comadreja de dos patas se paseaba tan alegre por el lugar, pobres ingenuos, parecia que nunca habian visto un mink en sus vidas, cierto era que mi tribu era un poco desconocida para unos y una leyenda para otros, pero a fin de cuentas, eramos reales y demasiado de hecho. Finalmente, me subi hasta lo alto de un taburete con la intencion de quedarme posado sobre el asiento, quedandome mirando a aquel tabernero que estaba al otro lado de la barra mirandome con una cara de asombro increible Amigo, ponme una racion de alitas picantes y una botella de tu mejor shake Dije reclamandole, despues de eso me quede observando los alrededores de aquel lugar, varias personas me miraban de reojo con cierta curiosidad, parecia que despues de todo era una novedad para todos ellos, pero por mi parte yo les ignoraba al completo, simplemente querria comer algo para despues marcharme por donde habia venido y proseguir con mi viaje
Dex
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Bakugou Sáb Oct 15, 2016 10:43 pm
Loguetown era una extraña ciudad para que un Vongola estuviera en ella. Al fin y al cabo, toda la familia combatía por la causa de la Revolución, y este lugar tenía la mayor base marine de todo el East Blue. Pero no habían ido precisamente de vacaciones, toda la familia se encontraba allí en un viaje para visitar a ciertos mercaderes influyentes y concienciarlos para que sabotearan el suministro de recursos para el Gobierno o que aceptaran colaborar con el ejército revolucionario… En cualquier caso, a él no se le permitía ni siquiera estar presente en dichas reuniones, porque seguramente lo acabaría estropeando todo con alguno de sus prontos.
Lo que más molestaba a Bakugou era que tenían razón. Seguramente acabaría por gritar y amenazar a los mercaderes para que aceptaran sí o sí. Lo cual serviría más bien al propósito contrario. Pero claro, no podían dejarlo en Baltigo o enviarlo con algún pelotón a una de las múltiples guerras que libraba el ejército en varios países… Tenía que ir con ellos para finalmente no hacer nada. Era frustrante ver no sólo lo poco que confiaban en él, sino también las pocas esperanzas que tenían de que se valiera por sí solo en una batalla real. ¡Por todo lo sagrado!, se había pasado los últimos seis años entrenando absolutamente todos los días, incluso estando enfermo. Sólo necesitaba que le dieran la oportunidad de probarse en combate, eso era todo, entonces podrían ver por sí mismos que estaban manteniendo encadenada a una gran arma que podría dar la vuelta a las tornas y derrocar de una vez por todas al Gobierno Mundial.
Pero por el momento no tenía nada más que hacer para pasar el tiempo que beber. Por lo que, vestido como habituaba además de una capa de viaje marrón por encima para pasar desapercibido, buscó alguna taberna por la ciudad donde empinar el codo para no ponerse a pegar puñetazos a mansalva. Y es que en él, al contrario de lo habitual, el alcohol tenía un efecto relajante, por lo que no había peligro de que iniciara una reyerta estando borracho. Se sentó en uno de los taburetes de la barra y pidió una cerveza. Todo eso justo antes de fijarse en que a su izquierda había un animal, también sentado en un taburete. - ¿Es que das sake a tu mascota? – Inquirió el rubio al cantinero, extrañado por aquella estampa.
Lo que más molestaba a Bakugou era que tenían razón. Seguramente acabaría por gritar y amenazar a los mercaderes para que aceptaran sí o sí. Lo cual serviría más bien al propósito contrario. Pero claro, no podían dejarlo en Baltigo o enviarlo con algún pelotón a una de las múltiples guerras que libraba el ejército en varios países… Tenía que ir con ellos para finalmente no hacer nada. Era frustrante ver no sólo lo poco que confiaban en él, sino también las pocas esperanzas que tenían de que se valiera por sí solo en una batalla real. ¡Por todo lo sagrado!, se había pasado los últimos seis años entrenando absolutamente todos los días, incluso estando enfermo. Sólo necesitaba que le dieran la oportunidad de probarse en combate, eso era todo, entonces podrían ver por sí mismos que estaban manteniendo encadenada a una gran arma que podría dar la vuelta a las tornas y derrocar de una vez por todas al Gobierno Mundial.
Pero por el momento no tenía nada más que hacer para pasar el tiempo que beber. Por lo que, vestido como habituaba además de una capa de viaje marrón por encima para pasar desapercibido, buscó alguna taberna por la ciudad donde empinar el codo para no ponerse a pegar puñetazos a mansalva. Y es que en él, al contrario de lo habitual, el alcohol tenía un efecto relajante, por lo que no había peligro de que iniciara una reyerta estando borracho. Se sentó en uno de los taburetes de la barra y pidió una cerveza. Todo eso justo antes de fijarse en que a su izquierda había un animal, también sentado en un taburete. - ¿Es que das sake a tu mascota? – Inquirió el rubio al cantinero, extrañado por aquella estampa.
Bakugou
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Creado por Dex Dom Oct 16, 2016 7:21 am
Me habia plantado en aquella taberna con la unica intencion de tomar algo para beber y sobre todo para comer algo que me llenase la tripa, el haber estado en peligro de muerte por alta mar habia resultado un autentico peligro a decir verdad Un poco mas y hubiese terminado siendo comadreja muerta... Dije tragando saliva de forma bastante ruda. Por suerte ahora mismo podria llevarme algo a la boca, algo bastante sabroso con lo que poder comer y satisfacer mi tripa, pero por lo que podian observar mis ojos de comadreja era que el tipo aquel estaba bastante asombrado por mi presencia Pe..pero... si tu eres una comadreja.... ¿Como puede ser posible que camines sobre dos patas y que ademas de eso puedas hablar Al escuchar aquel comentario, mi ceño se fruncio enseguida Escuchame bien amigo, soy un mink, procedo del Nuevo Mundo y si, he vivido sobre el cuerpo de un maldito elefante y creeme que no es bonito de contar el como se tiene que vivir por alli, ya que despues de todo, cuando aquel maldito elefante se lavaba mas de uno terminaba ahogado y no resultaba demasiado bonito de vivir. Me escape de aquel lugar solo para ver como vivis los humanos, asi que, si no quieres que me lleve un pensamiento de que sois unos vulgares idiotas, mas te vale servirme lo que te acabo de pedir ¿Lo captas? Dije acercandome mas a su rostro quedandome cara a cara con aquel tipo teniendo la intencion de dejarle las cosas bien claras de una vez por todas
No paso ni un solo segundo de haber acabado aquella ultima frase y aquel tipo se asusto tanto que parecio que se lo iba a hacer encima del susto que se habia llevado, la verdad es que yo suelo ser una comadreja bastante legal en cuanto a comportarme con las personas, pero si me tocan la cola mas de lo debido, podia llegar a transformarme en alguien bastante temible. Aquel cantinero no se lo penso dos veces y corrio hasta el interior de la cocina para despues de unos escasos minutos alli dentro salir con un plato hasta arriba de alitas picantes y una botella de shake, todo listo para mi. Aquel cantinero poso el pedido sobre la mesa con un poco de miedo, parecia ser que habia logrado conseguir que me tomase enserio mas de la cuenta Ah... aqui tiene señor... disculpe lo de antes... Mire de una forma bastante recriminante al plato de alitas para tratar de que aquel tipo siguiese asustandose un poco, posteriormente oli aquellas alitas, lo cierto es que olian deliciosas Bueno, creo que por esta vez puedo dejarlo pasar, pero la proxima vez no juzgues a un animal antes de tiempo, nunca sabes cuando te puedes cruzar con uno que se convierta en la orma de tu zapato Dije sonriendole de forma perversa mientras agarraba la primera alita y me la llevaba a la boca, cuando eso sucedio aquel cantinero se alejo del lugar para seguir haciendo las tareas de por alli. Un rato despues, mientras disfrutaba de aquellas alitas, una nueva presencia entro por aquella taberna, a primera vista la verdad es que no la mire directamente a la persona que habia entrado por alli, pero no me iba a hacer falta girarme para mirar, ya que despues de todo, aquella persona se sento a mi lado en el taburete que estaba a mi diestra
Un joven muchacho que vestia con una capa marron que cubria gran parte de su cuerpo, parecia que era un viajero y que no era de por aqui al igual que yo. Despues de todo, el primer comentario que escuche de aquel tipo era como le preguntaba a aquel cantinero que como era que le daba shake a su mascota. Una vez aquel tipo solto aquel comentario, el cantinero le hizo un gesto como para que se callase, pero la verdad es que era demasiado tarde Vaya, vaya, otro gracioso por el lugar ¿Eh? Dije mientras me levantaba del taburete y me posaba sobre la barra del bar para caminar y posteriormente ponerme cara a cara con aquel desconocido viajero Dime una cosa.... ¿Acaso me ves cara de ser la mascota de alguien? ¿Eh? Dije mientras le agarraba por la pechera de la camisa y posaba cara a cara conmigo a ese tipo, esperando una respuesta que por su bien mas le valdria que fuese aceptable, de lo contrario lo podria llegar a pagar muy pero que muy caro
No paso ni un solo segundo de haber acabado aquella ultima frase y aquel tipo se asusto tanto que parecio que se lo iba a hacer encima del susto que se habia llevado, la verdad es que yo suelo ser una comadreja bastante legal en cuanto a comportarme con las personas, pero si me tocan la cola mas de lo debido, podia llegar a transformarme en alguien bastante temible. Aquel cantinero no se lo penso dos veces y corrio hasta el interior de la cocina para despues de unos escasos minutos alli dentro salir con un plato hasta arriba de alitas picantes y una botella de shake, todo listo para mi. Aquel cantinero poso el pedido sobre la mesa con un poco de miedo, parecia ser que habia logrado conseguir que me tomase enserio mas de la cuenta Ah... aqui tiene señor... disculpe lo de antes... Mire de una forma bastante recriminante al plato de alitas para tratar de que aquel tipo siguiese asustandose un poco, posteriormente oli aquellas alitas, lo cierto es que olian deliciosas Bueno, creo que por esta vez puedo dejarlo pasar, pero la proxima vez no juzgues a un animal antes de tiempo, nunca sabes cuando te puedes cruzar con uno que se convierta en la orma de tu zapato Dije sonriendole de forma perversa mientras agarraba la primera alita y me la llevaba a la boca, cuando eso sucedio aquel cantinero se alejo del lugar para seguir haciendo las tareas de por alli. Un rato despues, mientras disfrutaba de aquellas alitas, una nueva presencia entro por aquella taberna, a primera vista la verdad es que no la mire directamente a la persona que habia entrado por alli, pero no me iba a hacer falta girarme para mirar, ya que despues de todo, aquella persona se sento a mi lado en el taburete que estaba a mi diestra
Un joven muchacho que vestia con una capa marron que cubria gran parte de su cuerpo, parecia que era un viajero y que no era de por aqui al igual que yo. Despues de todo, el primer comentario que escuche de aquel tipo era como le preguntaba a aquel cantinero que como era que le daba shake a su mascota. Una vez aquel tipo solto aquel comentario, el cantinero le hizo un gesto como para que se callase, pero la verdad es que era demasiado tarde Vaya, vaya, otro gracioso por el lugar ¿Eh? Dije mientras me levantaba del taburete y me posaba sobre la barra del bar para caminar y posteriormente ponerme cara a cara con aquel desconocido viajero Dime una cosa.... ¿Acaso me ves cara de ser la mascota de alguien? ¿Eh? Dije mientras le agarraba por la pechera de la camisa y posaba cara a cara conmigo a ese tipo, esperando una respuesta que por su bien mas le valdria que fuese aceptable, de lo contrario lo podria llegar a pagar muy pero que muy caro
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Creado por Bakugou Dom Oct 16, 2016 2:54 pm
Si de algo había servido la manía de su familia de viajar por el mundo era, desde luego, para que Bakugou se diera cuenta de que las cosas más extrañas e inimaginables podían suceder en cualquier momento y cualquier lugar. Hasta ese mismo día nunca se había topado con un mink, de modo que fue algo que le pilló de improviso. Desde luego no es que fuera un ser que pareciera ir a hablar en cualquier momento, más bien sólo era una comadreja un tanto extraña. Sabía dónde estaba, sabía que no era conveniente armar demasiado escándalo mal que le pesara. Entonces sólo le quedaba soportar la hinchazón que sufrió su vena de la sien, proporcional a su enfado, cuando aquel bicho le agarró de la camisa. No debía dar rienda suelta a sus ganas de repartir mamporros a diestro y siniestro, de lo contrario no sólo tendrían que enfrentarse a una ciudad fuertemente protegida por la marina, sino que también recibiría una reprimenda y un buen castigo por parte de su familia.
Apretó sus puños, ocultos bajo la capa de viaje, intentando con todas sus fuerzas contener sus instintos que le gritaban que agarrara del cuello a ese animal y lo estrujara hasta que sólo quedase papilla de comadreja atropellada. – Teniendo en cuenta que tienes cara de comadreja y estás en una taberna. Sí, hasta que has abierto la boca tenías pinta de mascota. – Y podía dar gracias que no había añadido unos cuantos improperios por en medio de la respuesta. Algo o alguien iba a recibir una buena paliza más tarde por aquello, seguramente unos cuantos sacos de arena. – Ahora más vale que me sueltes antes de que se me agote la paciencia. – No podía soportar ni tampoco quería permitir que nadie le tratara de esa forma, pero dar el cante era algo que no se podía permitir. Por lo que en lugar de intentar arrojar a la comadreja de un manotazo, decidió advertirle primero de que lo mejor para todos sería que le soltase y que cada uno siguiera con su vida.
Fuera de todo, sí pudo notar que, aparte de la capacidad de habla, aquel ser no era precisamente normal, pues tenía mucha más fuerza de la que cabría esperar en un animal de su tamaño. No sabía qué es lo que sería aparte de un animal parlanchín, pero estaba claro que no era débil y se podía defender. Ahora le daban incluso más ganas de pegarse con él, sólo para ver hasta donde llegaba su capacidad combativa…
Apretó sus puños, ocultos bajo la capa de viaje, intentando con todas sus fuerzas contener sus instintos que le gritaban que agarrara del cuello a ese animal y lo estrujara hasta que sólo quedase papilla de comadreja atropellada. – Teniendo en cuenta que tienes cara de comadreja y estás en una taberna. Sí, hasta que has abierto la boca tenías pinta de mascota. – Y podía dar gracias que no había añadido unos cuantos improperios por en medio de la respuesta. Algo o alguien iba a recibir una buena paliza más tarde por aquello, seguramente unos cuantos sacos de arena. – Ahora más vale que me sueltes antes de que se me agote la paciencia. – No podía soportar ni tampoco quería permitir que nadie le tratara de esa forma, pero dar el cante era algo que no se podía permitir. Por lo que en lugar de intentar arrojar a la comadreja de un manotazo, decidió advertirle primero de que lo mejor para todos sería que le soltase y que cada uno siguiera con su vida.
Fuera de todo, sí pudo notar que, aparte de la capacidad de habla, aquel ser no era precisamente normal, pues tenía mucha más fuerza de la que cabría esperar en un animal de su tamaño. No sabía qué es lo que sería aparte de un animal parlanchín, pero estaba claro que no era débil y se podía defender. Ahora le daban incluso más ganas de pegarse con él, sólo para ver hasta donde llegaba su capacidad combativa…
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