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Creado por Rogue Jue Dic 17, 2015 8:58 pm
Rogue desde el momento en que dejo su isla natal viaja por todo el mundo ya que no encontraba un lugar donde pudiera estar en paz, constantemente tenia problemas con la gente de su alrededor por las actitudes o cosa que les decía aunque siempre se iba antes de que las cosas explotaran o terminaran mal, cuando alguien lo molestaba o lo provocaba por mucho tiempo sin duda esa persona terminaría muerta a manos de Rogue, hasta el momento eso no llegaba a pasar pero sí estuvo a punto de hacerlo en más de una ocasión. Ahora se encontraba de paso en una isla donde se apreciaba una gran cantidad de verdes colinas acompañados por algunos árboles de distintos tamaños como también distintas hojas en sus ramas, una costa escarpada y algunos acantilados terminaban de adornar el paisaje de la isla, a pesar de saber donde se encontraba lo que no sabía era el nombre de la isla pero al aparecer se trataba de un Reino por el castillo que se veía de la colina más alta que podía ver donde se encontraba ahora cerca de la costa.
El camino desde la playa llevaba directo a un pueblo no muy grande con una construcción similar a la del castillo el cual se encontraba a unos kilómetros del pueblo, comenzó a caminar siguiendo el camino perfectamente delineado con su Naginata en una funda de color negro por lo que desde fuera pareciera que sostenía un largo palo en una funda. Esperaba que se encontraran uno o más lugares donde pudiera comer, ya que se encontraba navegando en el mar durante unos 4 días pero la comida se le acabo al segundo al no revisar buen cuanta le quedaba antes de iniciar el viaje. En menos de 10 minutos caminando llegó al pueblo en el cual todas las casas parecían una igual a la otra salvo por al unos colores que las diferenciaban, los locales comerciales poseían unos carteles los cuales indicaban de que trataba cada uno de ellos así que entro al primero donde le servirían un plato de comida.
El lugar era grande todo decorado con los mismos colores que eran blanco y café, casi los mismos colores que tenían en las construcciones afuera, las murallas estaban pintadas de color blanco sin muchos detalles salvo unas pintaras similares al camino hasta el pueblo mientras las mesas, sillas y otros muebles eran todos del mismo todo de café manteniendo una homogeneidad en el lugar. Rogue por su parte tomo asiento en una mesa cerca de la puerta apegada en la muralla la cual apoyar la Naginata mientras comía algo, una joven de más o menos de su misma edad se acercó para preguntarle qué es lo que deseaba comer a lo que contesto con una respuesta que descoloco a la mesera — Quiero un par de manzanas —, la joven no supo como reaccionar así que se retiró del lugar sin decir nada para volver unos minutos después con una canasta de manzanas dejándola sobre la mesa para irse nuevamente, el pelinegro saco una para darle una gran mordida esperando que algo lo llamara la atención para entretenerlo.
El camino desde la playa llevaba directo a un pueblo no muy grande con una construcción similar a la del castillo el cual se encontraba a unos kilómetros del pueblo, comenzó a caminar siguiendo el camino perfectamente delineado con su Naginata en una funda de color negro por lo que desde fuera pareciera que sostenía un largo palo en una funda. Esperaba que se encontraran uno o más lugares donde pudiera comer, ya que se encontraba navegando en el mar durante unos 4 días pero la comida se le acabo al segundo al no revisar buen cuanta le quedaba antes de iniciar el viaje. En menos de 10 minutos caminando llegó al pueblo en el cual todas las casas parecían una igual a la otra salvo por al unos colores que las diferenciaban, los locales comerciales poseían unos carteles los cuales indicaban de que trataba cada uno de ellos así que entro al primero donde le servirían un plato de comida.
El lugar era grande todo decorado con los mismos colores que eran blanco y café, casi los mismos colores que tenían en las construcciones afuera, las murallas estaban pintadas de color blanco sin muchos detalles salvo unas pintaras similares al camino hasta el pueblo mientras las mesas, sillas y otros muebles eran todos del mismo todo de café manteniendo una homogeneidad en el lugar. Rogue por su parte tomo asiento en una mesa cerca de la puerta apegada en la muralla la cual apoyar la Naginata mientras comía algo, una joven de más o menos de su misma edad se acercó para preguntarle qué es lo que deseaba comer a lo que contesto con una respuesta que descoloco a la mesera — Quiero un par de manzanas —, la joven no supo como reaccionar así que se retiró del lugar sin decir nada para volver unos minutos después con una canasta de manzanas dejándola sobre la mesa para irse nuevamente, el pelinegro saco una para darle una gran mordida esperando que algo lo llamara la atención para entretenerlo.
Rogue
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Sho Minazuki Vie Ene 22, 2016 8:51 pm
¿Qué es lo que traería a un pirata al Reino Lvneel? ¿Acaso era la oportunidad de poder encontrar una pequeña gran fortuna por cuestiones de azar o destino? ¿O quizá se trataba de la posibilidad de robar las riquezas que se supone debe tener los lugares con “Reino” en su nombre? En el caso de Sho Minazuki, ninguna de esas preguntas era la indicada. Por cuestiones de suerte –Mejor dicho, mala suerte- el pequeño bote en el que había partido hacía tiempo de su isla natal se había desviado, tomando un camino completamente desconocido para el pelirrojo. De hecho, desde que había partido había sido así. ¿A quién rayos se le ocurriría partir a alta mar sin un mapa, una brújula o, cuanto menos, numerosas provisiones para un largo viaje sin objetivo fijo? El joven no caía en la categoría de “precavido”, muchos menos en la de “inteligente”.
Habiendo llegado a las costas de ese Reino, el pirata se dejó llevar por lo que su instinto le decía: Buscar comida, o un buen combate para pasar el rato. ¿Acaso es raro que un hombre tenga tanto hambre físico como espiritual? No sería la primera vez que un mísero ser humano hiciera algo para llenar aquel vacío existencial que marca y delimita su mera existencia. Algunos comen hasta explotar, otros se vuelven meros casanovas, y esta el ridículo caso de aquellos inferiores que usaban cosas como el yoga para tratar de controlar aquel hambre insaciable. Para Sho, un combate era lo que le daba sentido a su vida, y lo motivaba a seguir viviendo hasta encontrar otro combate. Y vaya que había encontrado un combate en ese lugar.
Obviando los innecesarios detalles de cómo es que se había visto envuelto en un combate, saltamos a la parte de la acción directamente. Cuatro matones, de tez morena todos, con músculos exageradamente grandes y de piernas pequeñas. Todos llevaban un tatuaje simplón de un ancla negra, inclinada hacia abajo, en sus brazos derechos. Su figura física era divertida a la vista, pues parecían grandes triángulos invertidos y calvos. ¿Grandes? Claro que sí, pues le sacaban al pelirrojo al menos una cabeza. Ciertamente no sabía en que se había metido.
La calma de la que disfrutaban los presentes en un lugar de comida fue despojada, completamente arrancada de ellos. La sorpresa e incertidumbre fue lo que quedó en sus rostros y lo más profundo de su ser cuando Sho entró volando por la puerta principal, llevándose en el camino la única mesa que era utilizada en el trayecto de su cuerpo: la de aquel que comía manzanas de una cesta. Las frutas irremediablemente se vieron dispersadas por el suelo, rodando rápidamente a las cuatro esquinas de ese lugar. -¡Malditos hijos de --!- Perezosamente se recompuso el joven pirata, con ambas espadas en mano. De la comisura de sus labios resbaló una gota de sangre, resbalando lentamente hasta caer por su mentón, perdiéndose en el suelo. Había tomado una de las manzanas que había caído cerca de él y la dejó en el regazo de quien sería su legítimo dueño, aunque sin dedicarle una mirada. Sus ojos celestes se encontraban fijos en la puerta por la que había entrado, desde donde se podía ver a los matones, listos para el Round 2.
Habiendo llegado a las costas de ese Reino, el pirata se dejó llevar por lo que su instinto le decía: Buscar comida, o un buen combate para pasar el rato. ¿Acaso es raro que un hombre tenga tanto hambre físico como espiritual? No sería la primera vez que un mísero ser humano hiciera algo para llenar aquel vacío existencial que marca y delimita su mera existencia. Algunos comen hasta explotar, otros se vuelven meros casanovas, y esta el ridículo caso de aquellos inferiores que usaban cosas como el yoga para tratar de controlar aquel hambre insaciable. Para Sho, un combate era lo que le daba sentido a su vida, y lo motivaba a seguir viviendo hasta encontrar otro combate. Y vaya que había encontrado un combate en ese lugar.
Obviando los innecesarios detalles de cómo es que se había visto envuelto en un combate, saltamos a la parte de la acción directamente. Cuatro matones, de tez morena todos, con músculos exageradamente grandes y de piernas pequeñas. Todos llevaban un tatuaje simplón de un ancla negra, inclinada hacia abajo, en sus brazos derechos. Su figura física era divertida a la vista, pues parecían grandes triángulos invertidos y calvos. ¿Grandes? Claro que sí, pues le sacaban al pelirrojo al menos una cabeza. Ciertamente no sabía en que se había metido.
La calma de la que disfrutaban los presentes en un lugar de comida fue despojada, completamente arrancada de ellos. La sorpresa e incertidumbre fue lo que quedó en sus rostros y lo más profundo de su ser cuando Sho entró volando por la puerta principal, llevándose en el camino la única mesa que era utilizada en el trayecto de su cuerpo: la de aquel que comía manzanas de una cesta. Las frutas irremediablemente se vieron dispersadas por el suelo, rodando rápidamente a las cuatro esquinas de ese lugar. -¡Malditos hijos de --!- Perezosamente se recompuso el joven pirata, con ambas espadas en mano. De la comisura de sus labios resbaló una gota de sangre, resbalando lentamente hasta caer por su mentón, perdiéndose en el suelo. Había tomado una de las manzanas que había caído cerca de él y la dejó en el regazo de quien sería su legítimo dueño, aunque sin dedicarle una mirada. Sus ojos celestes se encontraban fijos en la puerta por la que había entrado, desde donde se podía ver a los matones, listos para el Round 2.
Sho Minazuki
Hoja de personaje
Nivel:
(24/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Rogue Dom Ene 31, 2016 10:23 pm
Si había algo que le molestara a tal punto que estuviera puesto a matar a cualquiera en su camino era que le interrumpiera cuando estaba comiendo, sobre todo cuando se trataba de manzanas que eran las que tanto le gustaban. Un chico pelirrojo había “entrado” volando por la puerta del restaurant llegando justo en la mesa en la que Rogue se encontraba, luego de que el entrara lo hicieron otros cuatro hombres siguiéndolo, seguramente sería su culpa de lo que había pasado frente a sus ojos — Se arrepentirá por haber hecho eso, como osan a molestar a un Dios —. Se encontraba realmente enojado, se le podía notar en sus ojos los cuales parecían los de alguien que estuviera a punto de causar un gran desastre, haría que se arrepintieran por lo que acababan de hacer, como podían ir arrojando gente a la puerta de casas o restaurantes molestando a los demás que nada tenían que ver con sus actos idiotas.
Tomo su Naginata la cual se encontraba apoyada en la muralla al lado de lo que había sido su mesa, le saco la funda que ocupaba para ocultarla dando la apariencia de un gran bastón. Tomo la parte delantera cerca del filo con su mano izquierda mientras que con su mano derecha tomaba la parte más trasera para darle más fuerza a los movimientos que realizaba al tratarse de su brazo dominante. Uno de los cuatro se acercó hacia donde estaba Rogue tratando de darle un golpe con el puño lo cual fue un graso error considerando el arma que poseía a quien estaba atacando, el pirata con un movimiento horizontal de izquierda a derecha fue capaz de cortar un poco el pecho de quien lo estaba atacando, el corte no fue profundo pero lo suficiente como para lastimarlo. Miro de reojo al pelirrojo que destruyo su mesa — Luego de acabar con esos cuatro me las pagaras también —
Tomo su Naginata la cual se encontraba apoyada en la muralla al lado de lo que había sido su mesa, le saco la funda que ocupaba para ocultarla dando la apariencia de un gran bastón. Tomo la parte delantera cerca del filo con su mano izquierda mientras que con su mano derecha tomaba la parte más trasera para darle más fuerza a los movimientos que realizaba al tratarse de su brazo dominante. Uno de los cuatro se acercó hacia donde estaba Rogue tratando de darle un golpe con el puño lo cual fue un graso error considerando el arma que poseía a quien estaba atacando, el pirata con un movimiento horizontal de izquierda a derecha fue capaz de cortar un poco el pecho de quien lo estaba atacando, el corte no fue profundo pero lo suficiente como para lastimarlo. Miro de reojo al pelirrojo que destruyo su mesa — Luego de acabar con esos cuatro me las pagaras también —
Rogue
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Sho Minazuki Dom Feb 07, 2016 8:43 pm
El pelirrojo había entrado en un notable estado de euforia. Sus ojos denotaban una felicidad casi inexplicable y su boca se encontraba formando una gran sonrisa, mostrando a su vez sus dientes blancos. Se sacudió como muchos animales hacían para quitar los restos de madera y polvo que decoraban su camisa verde, mientras que tomaba su hombro derecho con su mano izquierda y agitaba su brazo libre en el aire. Al cabo de unos segundos, un sonoro crack hizo eco en el bar. Aquel sonido había provenido, como era de esperarse, del cuerpo de Sho, listo para devolver golpes, sin intención alguna de contenerse en lo más mínimo.
-Les diría que se esta es su última oportunidad de irse, pero no me gusta mentir.- Desenfundando sus espadas gemelas, dio un largo salto hacia adelante, en dirección a los matones de la derecha. Ahí lo esperaban los dos grandotes cuya apariencia era más intimidante de los cuatro: Tenían perforaciones en sus orejas, narices, e incluso en los labios, además de un tatuaje de serpiente que ascendía por su cuello y pasaban detrás de su oreja, apareciendo nuevamente por encima de sus ojos izquierdos respectivamente… Pensándolo bien, la palabra intimidante no era la adecuada. Podría decirse que eran más unos mequetrefes que unos marineros de tamaño superior al promedio.
Sin hacerse esperar, se lanzó al que estaba más a la derecha, aquel cuya serpiente era de color amarillo. La acción del ajeno no se hizo esperar, pues sacó un gran cuchillo de cocina con el cual interceptó el corto de la espada derecha del pirata. Luego, el sujeto de la serpiente color violeta, imitando a su compañero, sacó una navaja de tamaño similar al cuchillo y se lanzó contra Sho, lanzando una estocada directa al rostro del joven, quien no se hizo esperar y logró desviar el ataque con un mero movimiento de su espada libre.
–Creo que hablas mucho pero haces poco, compañero.- Sin siquiera dirigirle la mirada, le dedicó sus palabras mientras se impulsaba hacía atrás, buscando una distancia prolongada entre sí mismo y los sujetos llenos de masa muscular en lugar de cerebro, aunque el propio pirata no podría afirmar ser más inteligente que ellos. –Si los derrotas antes que yo, las manzanas van por mi cuenta, pero…- Un silencio dramático se hizo presente en el lugar. Sho era amante del drama y los silencios prolongados, no dejaría pasar nunca la oportunidad de poder mezclarlos. –Si yo termino primero, me darás tu arma. No creo que sea un mal trato.- Claro que lo era, pero le gustaba incentivar las cosas un poco. Mientras más emocionante fueses las cosas, más podría disfrutar.
-Les diría que se esta es su última oportunidad de irse, pero no me gusta mentir.- Desenfundando sus espadas gemelas, dio un largo salto hacia adelante, en dirección a los matones de la derecha. Ahí lo esperaban los dos grandotes cuya apariencia era más intimidante de los cuatro: Tenían perforaciones en sus orejas, narices, e incluso en los labios, además de un tatuaje de serpiente que ascendía por su cuello y pasaban detrás de su oreja, apareciendo nuevamente por encima de sus ojos izquierdos respectivamente… Pensándolo bien, la palabra intimidante no era la adecuada. Podría decirse que eran más unos mequetrefes que unos marineros de tamaño superior al promedio.
Sin hacerse esperar, se lanzó al que estaba más a la derecha, aquel cuya serpiente era de color amarillo. La acción del ajeno no se hizo esperar, pues sacó un gran cuchillo de cocina con el cual interceptó el corto de la espada derecha del pirata. Luego, el sujeto de la serpiente color violeta, imitando a su compañero, sacó una navaja de tamaño similar al cuchillo y se lanzó contra Sho, lanzando una estocada directa al rostro del joven, quien no se hizo esperar y logró desviar el ataque con un mero movimiento de su espada libre.
–Creo que hablas mucho pero haces poco, compañero.- Sin siquiera dirigirle la mirada, le dedicó sus palabras mientras se impulsaba hacía atrás, buscando una distancia prolongada entre sí mismo y los sujetos llenos de masa muscular en lugar de cerebro, aunque el propio pirata no podría afirmar ser más inteligente que ellos. –Si los derrotas antes que yo, las manzanas van por mi cuenta, pero…- Un silencio dramático se hizo presente en el lugar. Sho era amante del drama y los silencios prolongados, no dejaría pasar nunca la oportunidad de poder mezclarlos. –Si yo termino primero, me darás tu arma. No creo que sea un mal trato.- Claro que lo era, pero le gustaba incentivar las cosas un poco. Mientras más emocionante fueses las cosas, más podría disfrutar.
Sho Minazuki
Hoja de personaje
Nivel:
(24/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Rogue Miér Feb 24, 2016 1:54 pm
El pelirrojo que interrumpió en el restaurante mientras se encontraba comiendo manzanas por muy extraño que pareciera en el lugar, se puso de pie acomodando sus ropas y su brazo derecho provocando un sonido el cual hizo eco en todo el lugar, al parecer se encontraba listo para la acción pese a que por su parte Rogue ya había comenzado hiriendo a quien lo había atacado. Los ataques de su compañero por el momento no habían sido afectivos como de quien ocupaba la Naginata como arma — Podría decir lo mismo, te mueves mucho pero haces poco —. Escucho con atención las palabras de quien por ahora era su compañero en aquel enfrentamiento sin embargo había un problema en la “apuesta” que estaba realizando — Las manzanas que estaba comiendo no tienen el mismo precio que mi arma —, su tono era seco y sin ánimos de seguir hablando del tema, al parecer la inteligencia de quienes lo estaban atacando a ellos dos y su compañero era la mismo siendo la única diferencia el cuerpo entre ellos.
A quien había atacado anteriormente se estaba recuperando y el sobrante de los cuatros que llegaron en busca de pelea comenzaban a rodear a Rogue, por su parte lo que estaban haciendo estaba lejos de intimidarlo o algo por el estilo — … —. Tomo su Naginata con ambas manos cerca de la mitad del bastón haciéndolo girar frente a él, dio un hacia atrás girando el cuerpo quedando de lado frente a ambos marines. Como su arma giraba tan rápido y con tal fuerza que las mesas junto a las sillas que eran tocadas por el filo de la Naginata o con la parte trasera de ella salían volando en todas las direcciones, uno de ellos se acercó lo suficiente siendo golpeado por la parte sin filo del arma justo en el mentón saliendo disparado unos metros más atrás destruyendo un par de mesas y sus sillas correspondientes.
A quien había atacado anteriormente se estaba recuperando y el sobrante de los cuatros que llegaron en busca de pelea comenzaban a rodear a Rogue, por su parte lo que estaban haciendo estaba lejos de intimidarlo o algo por el estilo — … —. Tomo su Naginata con ambas manos cerca de la mitad del bastón haciéndolo girar frente a él, dio un hacia atrás girando el cuerpo quedando de lado frente a ambos marines. Como su arma giraba tan rápido y con tal fuerza que las mesas junto a las sillas que eran tocadas por el filo de la Naginata o con la parte trasera de ella salían volando en todas las direcciones, uno de ellos se acercó lo suficiente siendo golpeado por la parte sin filo del arma justo en el mentón saliendo disparado unos metros más atrás destruyendo un par de mesas y sus sillas correspondientes.
Rogue
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Sho Minazuki Mar Mar 01, 2016 2:07 pm
Habiéndose interesado por la posible apuesta entre él y su inesperado compañero de combate, Sho se vio absolutamente desilusionado de la respuesta que recibió, con tono cortante, aparentemente dejando en claro las pocas ganas del morocho de la extraña de apostar con el pelirrojo. ¿Por qué no habría de aceptar? Era una mera apuesta amistosa, nada serio y nada oficial. Tampoco es como si el pirata de la cicatriz en forma de X tuviese interés en el arma que portaba el amante de las manzanas, simplemente deseaba darle un toque de interés a la situación en la que se había metido a causa de su gran bocota y poco cerebro. Se encogió de hombros, algo triste, listo para seguir con lo que había empezado.
Su compañero se había adelantado, haciendo algo extraño con su palo de punta afilada, lo suficientemente genial como para lanzar volando algunas sillas volando, e incluso para mandar a uno de los idiotas contra una de las tantas mesas de madera, dejando al pobre objeto en diminutos pedazos. Ante esto, una sonrisa de placer se formó en el rostro del joven pirata, mientras sus orbes celestes pasaban de un marine a otro, pensando en cuál de todos esos deshacerse primero. Casi como si fuese una señal divina, uno de estos, el que estaba más lejos de él, se lanzó sin siquiera pensarlo contra Sho. -¿Tantos deseos de ser aplastado?- Dio unos largos cinco pasos contra este sujeto, mientras lanzaba un corte horizontal con su espada derecha. Como antes, el ataque fue interceptado por el cuchillo de cocina de filo gastado. Sin embargo, el ataque no fue más que una mera distracción para que el siguiente corte diera en el blanco: otro corte horizontal a la altura del abdomen que, indudablemente, dio en el blanco, logrando desestabilizar al grandote.
-Uno menos, falta otro.- Elevó su pierna izquierda para darle un empujón al primer grandote de tatuaje violeta. Aquel de tatuaje amarillo logró recibirlo antes de que caiga contra una de las mesas, salvándole la vida a la pobre madera. –Y lo de él es solo una caricia, si entiendes lo que quiero decir.-
Su compañero se había adelantado, haciendo algo extraño con su palo de punta afilada, lo suficientemente genial como para lanzar volando algunas sillas volando, e incluso para mandar a uno de los idiotas contra una de las tantas mesas de madera, dejando al pobre objeto en diminutos pedazos. Ante esto, una sonrisa de placer se formó en el rostro del joven pirata, mientras sus orbes celestes pasaban de un marine a otro, pensando en cuál de todos esos deshacerse primero. Casi como si fuese una señal divina, uno de estos, el que estaba más lejos de él, se lanzó sin siquiera pensarlo contra Sho. -¿Tantos deseos de ser aplastado?- Dio unos largos cinco pasos contra este sujeto, mientras lanzaba un corte horizontal con su espada derecha. Como antes, el ataque fue interceptado por el cuchillo de cocina de filo gastado. Sin embargo, el ataque no fue más que una mera distracción para que el siguiente corte diera en el blanco: otro corte horizontal a la altura del abdomen que, indudablemente, dio en el blanco, logrando desestabilizar al grandote.
-Uno menos, falta otro.- Elevó su pierna izquierda para darle un empujón al primer grandote de tatuaje violeta. Aquel de tatuaje amarillo logró recibirlo antes de que caiga contra una de las mesas, salvándole la vida a la pobre madera. –Y lo de él es solo una caricia, si entiendes lo que quiero decir.-
Sho Minazuki
Hoja de personaje
Nivel:
(24/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Rogue Mar Mar 01, 2016 2:47 pm
Los marines con quienes estaba teniendo un enfrentamiento luego de que el pelirrojo interfiriera de esa manera tan particular en el restaurante por lo que podía notar de sus movimientos y confianza es que fueran soldados que estuvieran en entrenamiento o salieran hace poco a realizar su trabajo como soldados de la Marina que eran. Se les notaba bastante confiados aunque por ahora no eran capaces de siquiera herir a Rogue a su improvisado compañero quien ocupaba unas espadas iguales.
— No eres tan malo como pensé, sabes defenderte — el pelirrojo acababa de dañar con uno de sus enemigos ocupando ambas espadas, una fue bloqueada mientras la otra sirvió para poder herirlo en el abdomen sumado a la patada que le dio aparentemente lo dejo fuera de combate por el momento siendo recibido por su compañero con el mismo tatuaje en la cara cambiando el color que ambos usaban.
El pelinegro detuvo su ataque luego de destruir unas cuentas sillas y mesas, con el que también mando a volar a uno de los dos contra los que se estaba enfrentando. Por lo que quedaba solo uno de ellos, el mismo que tenía un corte en su pecho provocado por su Naginata, por lo visto no había aprendido la lección — Veo que eres igual de bruto que tus amigos — Rogue mira a quienes se enfrentaban al pelirrojo demostrando que era a ellos de quienes estaba hablando. Esta vez su enemigo saco un cuchillo no muy grande, era un buen arma el problema era la diferencia de longitud entre ambas armas, la Naginata del pirata tenía mucha ventaja sobre el cuchillo de su enemigo, solo el filo de su arma era del mismo tamaño que el cuchillo.
Rogue lo quedo mirando tomando su arma de la misma manera que cuando le causo la herida en el pecho, su enemigo se abalanzo así que por acto reflejo el pelinegro dio un corte horizontal de izquierda a derecha a la altura de su pecho provocando un corte el cual lo hizo sangrar casi de inmediato. ¿Qué sentía tras ese ataque? Misericordia por lo que estaba haciendo. — ¿Ya terminaste con tus enemigos? — esperaba alguna respuesta del pelirrojo.
— No eres tan malo como pensé, sabes defenderte — el pelirrojo acababa de dañar con uno de sus enemigos ocupando ambas espadas, una fue bloqueada mientras la otra sirvió para poder herirlo en el abdomen sumado a la patada que le dio aparentemente lo dejo fuera de combate por el momento siendo recibido por su compañero con el mismo tatuaje en la cara cambiando el color que ambos usaban.
El pelinegro detuvo su ataque luego de destruir unas cuentas sillas y mesas, con el que también mando a volar a uno de los dos contra los que se estaba enfrentando. Por lo que quedaba solo uno de ellos, el mismo que tenía un corte en su pecho provocado por su Naginata, por lo visto no había aprendido la lección — Veo que eres igual de bruto que tus amigos — Rogue mira a quienes se enfrentaban al pelirrojo demostrando que era a ellos de quienes estaba hablando. Esta vez su enemigo saco un cuchillo no muy grande, era un buen arma el problema era la diferencia de longitud entre ambas armas, la Naginata del pirata tenía mucha ventaja sobre el cuchillo de su enemigo, solo el filo de su arma era del mismo tamaño que el cuchillo.
Rogue lo quedo mirando tomando su arma de la misma manera que cuando le causo la herida en el pecho, su enemigo se abalanzo así que por acto reflejo el pelinegro dio un corte horizontal de izquierda a derecha a la altura de su pecho provocando un corte el cual lo hizo sangrar casi de inmediato. ¿Qué sentía tras ese ataque? Misericordia por lo que estaba haciendo. — ¿Ya terminaste con tus enemigos? — esperaba alguna respuesta del pelirrojo.
Rogue
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Sho Minazuki Mar Mar 01, 2016 6:07 pm
Una mirada divertida y, por sobre todas las cosas, llena de confianza en sí mismo, su propia fuerza y en el hecho de que sabe que es más fuerte que los presentes, aunque sea en un combate uno a uno. Sho estaba disfrutando el momento como si fuese el último, pues bien se podría afirmar que carpe diem es la mejor forma de definir el tipo de persona que es el pelirrojo. Para mejorar las cosas, su nada esperado compañero era bueno, bastante bueno, aunque se preguntaba a si mismo si, después de terminar con el último de los matones frente a él, podría hacerle frente al sujeto de la naginata. No parecía ser alguien que se prestara a ese tipo de situaciones, por lo que podría afirmarse que se trata de alguien aburrido. ¿Y si ponía en juego unas manzanas? Si, esa podría ser una buena idea.
Inició su camino hacía el último matón con su pie derecho, dando largos pasos. En el proceso, varias copas de vidrio encontraron su fatídico fin al verse en el paso del pirata quien, sonriente, lograba divisar el final de aquel encuentro. Sus ojos celestes tenían un brillo particular, similar a una bella piedra, mientras su mirada se encontraba fija sobre el sujeto del tatuaje amarillo. –Eres bueno, chico.- Se sobreentendía que le dirigía esas palabras al morocho, en lo que se detenía a unos centímetros del grandote. –Quizá nuestro encuentro debería ser el siguiente.- Una sonrisa siniestra ocupó su rostro, sosteniéndole la mirada a la presa frente a él. Se palpaba el nerviosismo del último en pie…
El ataque no se hizo esperar más de la cuenta. El grandote se abalanzó sobre el muchacho de cabello carmesí, dispuesto a dejar el cuerpo de este bañado en sangre. Sho podía sentir en su cuerpo una descarga de adrenalina pura al ver como la poca distancia entre ambos se reducía cada vez más y más… Hasta que finalmente se hizo hacía la derecha, evitando el tajo vertical. Acto seguido, levantó su espada derecha y atravesó de forma limpia el abdomen del gigante, dejando el filo de su arma blanca cubierto de sangre que caía en gotas al suelo.
-Claro que terminé.- Contestó con su sonrisa desaparecida, mientras removía de un tirón su espada del cuerpo ajeno, el cual se desplomó cual bolsa de papas al suelo. Sus dos oponentes no habían muerto pero no era extraño si estuviesen cerca de ese final. No sentía placer por acabar con alguien débil, no le generaba nada positivo de ninguna manera, por lo que les dio la espalda a sus dos oponentes, enfocándose en su compañero. –Recuerdo que dijiste algo como “me las pagaras también”.- Agitó ambas espadas en al aire, acelerando el proceso de limpieza, salpicando gotas de sangre por todo el lugar. El tono con el que había pronunciado sus palabras era uno de burla, tratando de provocarlo para hacer las cosas más divertidas. –Estoy esperando.-
Inició su camino hacía el último matón con su pie derecho, dando largos pasos. En el proceso, varias copas de vidrio encontraron su fatídico fin al verse en el paso del pirata quien, sonriente, lograba divisar el final de aquel encuentro. Sus ojos celestes tenían un brillo particular, similar a una bella piedra, mientras su mirada se encontraba fija sobre el sujeto del tatuaje amarillo. –Eres bueno, chico.- Se sobreentendía que le dirigía esas palabras al morocho, en lo que se detenía a unos centímetros del grandote. –Quizá nuestro encuentro debería ser el siguiente.- Una sonrisa siniestra ocupó su rostro, sosteniéndole la mirada a la presa frente a él. Se palpaba el nerviosismo del último en pie…
El ataque no se hizo esperar más de la cuenta. El grandote se abalanzó sobre el muchacho de cabello carmesí, dispuesto a dejar el cuerpo de este bañado en sangre. Sho podía sentir en su cuerpo una descarga de adrenalina pura al ver como la poca distancia entre ambos se reducía cada vez más y más… Hasta que finalmente se hizo hacía la derecha, evitando el tajo vertical. Acto seguido, levantó su espada derecha y atravesó de forma limpia el abdomen del gigante, dejando el filo de su arma blanca cubierto de sangre que caía en gotas al suelo.
-Claro que terminé.- Contestó con su sonrisa desaparecida, mientras removía de un tirón su espada del cuerpo ajeno, el cual se desplomó cual bolsa de papas al suelo. Sus dos oponentes no habían muerto pero no era extraño si estuviesen cerca de ese final. No sentía placer por acabar con alguien débil, no le generaba nada positivo de ninguna manera, por lo que les dio la espalda a sus dos oponentes, enfocándose en su compañero. –Recuerdo que dijiste algo como “me las pagaras también”.- Agitó ambas espadas en al aire, acelerando el proceso de limpieza, salpicando gotas de sangre por todo el lugar. El tono con el que había pronunciado sus palabras era uno de burla, tratando de provocarlo para hacer las cosas más divertidas. –Estoy esperando.-
Sho Minazuki
Hoja de personaje
Nivel:
(24/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Rogue Jue Mar 03, 2016 7:51 pm
Los cuatros marines que habían entrado al restaurante de manera tan particular lanzando a una persona como si fuera algo muy normal se encontraban derrotados con heridas y cortes en distintas partes de su cuerpo, algunos se encontraban más heridos que otros, en este caso aquellos que se enfrentaron al pelirrojo eran aquellos con heridas de mayor gravedad quizás se encontraban cerca de la muerte en este mismo momento, los que lucharon contra el pelinegro tenían heridas contundentes o cortes con una profundidad media sin embargo no se trataba de heridas que comprometieran su vida. Miro a su momentáneo compañero mientras colocaba su Naginata apoyada en su espalda — Sí, lo recuerdo —, trato de buscar a uno de los encargados o a la camarera que lo atendió — Debes pagar por las manzanas que estaba comiendo y comprarme otras — su tono era un poco más serio que sus primeras palabras.
El encargado junto a la camarera cuando inicio el incidente o discusión como quien quiera llamarlo se escondieron en la parte trasera del local, quedando así fuera de involucrarse en lo que estaba pasando, escapaba de sus manos lo que pudieran hacer, no eran rivales para lo que estaba ocurriendo, solo podían ver como el comedor estaba siendo destrozado por cada movimiento que hacían tantos los marines como los piratas mientras estaban teniendo un combate dos contra uno por cómo se dieron la cosas. Lo único que podían hacer era esconderse esperando a que pasara todo el asunto o podían esconderse mientras tomaban un Den Den Mushi pidiendo ayuda, y eso fue exactamente lo que hicieron. La ayuda que pidieron se encontraba cerca de llegar, cuando cortaron el sonido emitido aviso a quienes se encontraban en el comedor.
El encargado junto a la camarera cuando inicio el incidente o discusión como quien quiera llamarlo se escondieron en la parte trasera del local, quedando así fuera de involucrarse en lo que estaba pasando, escapaba de sus manos lo que pudieran hacer, no eran rivales para lo que estaba ocurriendo, solo podían ver como el comedor estaba siendo destrozado por cada movimiento que hacían tantos los marines como los piratas mientras estaban teniendo un combate dos contra uno por cómo se dieron la cosas. Lo único que podían hacer era esconderse esperando a que pasara todo el asunto o podían esconderse mientras tomaban un Den Den Mushi pidiendo ayuda, y eso fue exactamente lo que hicieron. La ayuda que pidieron se encontraba cerca de llegar, cuando cortaron el sonido emitido aviso a quienes se encontraban en el comedor.
Rogue
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Sho Minazuki Jue Mar 03, 2016 8:50 pm
Como si se tratara de un dibujo animado, la mandíbula de Sho se vio fuera de lugar al escuchar las palabras del pelinegro. ¿Acaso solo le importaban unas estúpidas manzanas en lugar de una gran pelea épica llena de sangre y sudor, donde intercambiarían golpes y, por último pero no menos importante, pondrían sus orgullos y habilidades en juego? Era un personaje interesante, muy interesante pero muy simple. –Manzanas, solo manzanas.- El pelirrojo se vio bastante enojado por el reclamo de su compañero simplón, por lo que enfundó sus armas y se acercó a los cuerpos tirados de los desvanecidos matones. –Tiene que estar por aquí… O quizá por acá.- Sacando la lengua y cerrando uno de sus párpados, metió sus manos en los distintos de los grandotes, buscando con cierta insistencia algo de vital importancia.
Al cabo de unos minutos, finalmente se había de los idiotas que yacían tirados en el piso con cuatro bolsas pequeñas llenas de monedas, dos en cada mano, las cuales agitaba de arriba hacia abajo, acentuando aquel hermoso sonido de dinero chocando entre sí, cortando el silencio sepulcral que ocupaba el lugar. –Supongo que esto servirá para cubrir las manzanas que comiste.- Arrojó la primera bolsa sobre la mesa de madera que distanciaba a los dos individuos. Lo miraba, divertido, esperando una reacción, algo, lo que sea que pudiera tomar para iniciar un combate, pero parecía que nada de eso aparecería. Al cabo de unos largos segundos arrojó la otra bolsa que quedaba en esa mano, suspirando con resignación y enojo. –Y eso servirá para todas las manzanas que quieras por una buena temporada.-
Cuando estaba dispuesto a salir por la puerta principal, unas voces lo pusieron en máximo estado de alerta. -¡ALTO RUFIANES! ENTREGUENSE PACIFICAMENTE O TERMINARÁN CON TANTOS AGUJEROS COMO SI FUESEN TROZOS DE QUESO.- Los presentes que habían logrado refugiarse dieron la voz de alerta, creyendo que eso sería la mejor opción. Sin embargo, y aunque deseara con todas sus fuerzas el poder seguir peleando, su cuerpo ya le estaba pasando factura. –Quien huye, vive para contar la historia otro día, ¿no?- Mostró su dentadura con una gran sonrisa, en lo que tiraba una mesa hacía delante de él y se dirigía hacía una de las ventanas que se encontraba en aquel lugar. –Quizá nos veamos algún otro día, y hasta podamos intercambiar nombres… O manzanas.- Agradecido a Poseidón de que los marines no rodearan los callejos, saltó por la ventana y se dio a la fuga, ocultándose entre la multitud de personas que ocupaban la calle principal hasta llegar a su pequeña barcaza y lograr partir, feliz de haber obtenido una ganancia de aquel lugar, y no solo grandes deudas.
Al cabo de unos minutos, finalmente se había de los idiotas que yacían tirados en el piso con cuatro bolsas pequeñas llenas de monedas, dos en cada mano, las cuales agitaba de arriba hacia abajo, acentuando aquel hermoso sonido de dinero chocando entre sí, cortando el silencio sepulcral que ocupaba el lugar. –Supongo que esto servirá para cubrir las manzanas que comiste.- Arrojó la primera bolsa sobre la mesa de madera que distanciaba a los dos individuos. Lo miraba, divertido, esperando una reacción, algo, lo que sea que pudiera tomar para iniciar un combate, pero parecía que nada de eso aparecería. Al cabo de unos largos segundos arrojó la otra bolsa que quedaba en esa mano, suspirando con resignación y enojo. –Y eso servirá para todas las manzanas que quieras por una buena temporada.-
Cuando estaba dispuesto a salir por la puerta principal, unas voces lo pusieron en máximo estado de alerta. -¡ALTO RUFIANES! ENTREGUENSE PACIFICAMENTE O TERMINARÁN CON TANTOS AGUJEROS COMO SI FUESEN TROZOS DE QUESO.- Los presentes que habían logrado refugiarse dieron la voz de alerta, creyendo que eso sería la mejor opción. Sin embargo, y aunque deseara con todas sus fuerzas el poder seguir peleando, su cuerpo ya le estaba pasando factura. –Quien huye, vive para contar la historia otro día, ¿no?- Mostró su dentadura con una gran sonrisa, en lo que tiraba una mesa hacía delante de él y se dirigía hacía una de las ventanas que se encontraba en aquel lugar. –Quizá nos veamos algún otro día, y hasta podamos intercambiar nombres… O manzanas.- Agradecido a Poseidón de que los marines no rodearan los callejos, saltó por la ventana y se dio a la fuga, ocultándose entre la multitud de personas que ocupaban la calle principal hasta llegar a su pequeña barcaza y lograr partir, feliz de haber obtenido una ganancia de aquel lugar, y no solo grandes deudas.
Sho Minazuki
Hoja de personaje
Nivel:
(24/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
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