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Creado por Zanji Katsumoto Jue Feb 04, 2016 5:32 pm
El sol muere lentamente en el horizonte mientras Zanji lo observa desde la lejanía, pensando en silencio las posibilidades que se le abrían a partir de ahora por el mundo. Para comenzar tiene oportunidades como soldado mercenario o cazarrecompensas, ya que al fin y al cabo es su oficio para el que nació. No obstante un hombre de cubierta lo hace entender al muchacho que no todo es la guerra, y que hay más cosas que hacer por el mundo a parte de cortar cabezas a cambio de dinero. Y es que un simple marinero afilando un arpón le da la idea de ser herrero o carpintero al deshonrado samurái, haciendo que parezca totalmente hundido y resignado a su destino.
Sin embargo estos nuevos planteamientos se terminan quedando en dique seco, pues una repentina tormenta de verano alza todas las alarmas del navío en donde viaja el pelinegro y lo obliga a ocultarse rápido bajo cubierta.
De repente un poderoso temporal toma el control de las aguas y agita ferozmente la nave, produciendo terribles temblores en las entrañas de la misma embarcación. Al mismo tiempo, rayos y truenos castigan los nervios de los temerosos viajeros. Mas no parecen inmutar a Zanji, el cual se encuentra en posición de meditación. Este acto del samurái transmite seguridad al resto de pasajeros, ya que en pocos minutos se tranquilizan y comienzan a callarse progresivamente. Pero aún así el canto de la tempestad no mengua, pareciendo incluso que alza su voz.
A la mañana siguiente el barco consigue llegar a puerto, aunque con notables destrozos en su estructura base. No obstante las personas están bien, al menos lo suficiente como para no dar problemas al capitán del buque civil, el cual agradece al rōnin que ayudara a mantener la calma en los peores momentos bajo revestimiento de la nave.
Después, y prosiguiendo con su camino, el humilde guerrero se limita a pasear por las transcurridas calles del pueblo pesquero. Admira con cuidado las tiendas y los puestos de venta, así como las personas que los llenan y ofrecen a grito pelado todos sus productos. Mas no es hasta llegar a una casa de juegos donde el pelinegro vagabundo espadachín para, ya que más temprano que tarde siente de nuevo a los dados y cartas llamarle irresistiblemente. Pero el joven se detiene, pues primero calcula si puede adentrarse en las suaves manos de las apuestas o no. Y es que no sería la primera vez que el juego se le va de las manos por un fallo tonto de previsión.
- Lo mejor será que lo deje estar por hoy... - comenta el desterrado soldado, justo antes de sentir un empujón que le desestabilizas por la espalda. - ¡No! - exclama entonces Zanji, agachándose al suelo rápido para recoger las dispersas monedas. - Espero que tengas una buena disculpa, basura - termino pronunciando el rōnin antes de girarse y mirar cara a cara al culpable, preparándose para un combate si fuera necesario, agarrando el mango de su katana; ya que si el otro no se excusaba, y siguiendo las leyes del bushidō, el samurái debe cobrarse su vida.
Sin embargo estos nuevos planteamientos se terminan quedando en dique seco, pues una repentina tormenta de verano alza todas las alarmas del navío en donde viaja el pelinegro y lo obliga a ocultarse rápido bajo cubierta.
De repente un poderoso temporal toma el control de las aguas y agita ferozmente la nave, produciendo terribles temblores en las entrañas de la misma embarcación. Al mismo tiempo, rayos y truenos castigan los nervios de los temerosos viajeros. Mas no parecen inmutar a Zanji, el cual se encuentra en posición de meditación. Este acto del samurái transmite seguridad al resto de pasajeros, ya que en pocos minutos se tranquilizan y comienzan a callarse progresivamente. Pero aún así el canto de la tempestad no mengua, pareciendo incluso que alza su voz.
A la mañana siguiente el barco consigue llegar a puerto, aunque con notables destrozos en su estructura base. No obstante las personas están bien, al menos lo suficiente como para no dar problemas al capitán del buque civil, el cual agradece al rōnin que ayudara a mantener la calma en los peores momentos bajo revestimiento de la nave.
Después, y prosiguiendo con su camino, el humilde guerrero se limita a pasear por las transcurridas calles del pueblo pesquero. Admira con cuidado las tiendas y los puestos de venta, así como las personas que los llenan y ofrecen a grito pelado todos sus productos. Mas no es hasta llegar a una casa de juegos donde el pelinegro vagabundo espadachín para, ya que más temprano que tarde siente de nuevo a los dados y cartas llamarle irresistiblemente. Pero el joven se detiene, pues primero calcula si puede adentrarse en las suaves manos de las apuestas o no. Y es que no sería la primera vez que el juego se le va de las manos por un fallo tonto de previsión.
- Lo mejor será que lo deje estar por hoy... - comenta el desterrado soldado, justo antes de sentir un empujón que le desestabilizas por la espalda. - ¡No! - exclama entonces Zanji, agachándose al suelo rápido para recoger las dispersas monedas. - Espero que tengas una buena disculpa, basura - termino pronunciando el rōnin antes de girarse y mirar cara a cara al culpable, preparándose para un combate si fuera necesario, agarrando el mango de su katana; ya que si el otro no se excusaba, y siguiendo las leyes del bushidō, el samurái debe cobrarse su vida.
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Última edición por Zanji Katsumoto el Miér Feb 10, 2016 2:38 am, editado 3 veces
Zanji Katsumoto
Hoja de personaje
Nivel:
(19/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 |
Creado por Dante Bizarro Vie Feb 05, 2016 9:06 am
Allí estaba yo, otro día mas en mi gran vida cómo un joven recluta de la Armada Revolucionaria; si, aquel día había amanecido temprano para mi, pues, aquel barco de las narices no era un buen sitio para echarse una buena siesta, porque a más de una simple siesta no tocas en los sueños, cada poco hay que cambiar la guardia en el barco por si en algún momento se tiene que combatir. Así pues, mis superiores me habían destinado a un barco con dirección a la isla de Centoura, la cual había sido arrasada por los propios Revolucionarios hace ya un tiempo; aunque, bueno, a decir verdad lo que realmente había pasado fue el estallido de una guerra entre dos frentes de ideologías distintas y la armada había ganado, y bueno, aquel combate se había saldado con aquello de arrasar con la isla. Por lo que, en estos momentos, si no hay mucha civilización...para que ir a esa isla? Simple, una isla casi deshabitada es el lugar perfecto para establecer una buena base revolucionaria oculta y, aún por encima, era el sitio en el que deberíamos de buscar cualquier prueba de que el Gobierno Mundial hubiese puesto sus ojos en aquellas tierras de los mares del Sur; una buena misión en la que probablemente tendríamos que incluso pelear contra los civiles de allí o algo por el estilo, igual seguían mirándonos con recelo pese a saber que lo hecho, a futuro los favorecería.
Así pues, tras un aviso de peligro una vez había desembarcado en la isla; es decir, uno de los exploradores había pedido ayuda, tuvimos que desembarcar para lograr acudir a ayudarlo en aquel problema que tenia o...por lo menos investigar su muerte. Si, se que suena algo no de mucho compañerismo que digamos; pero bueno, algo es algo. Mierda, involuntariamente en la carrrea por culpa de estar sumido en mis pensamientos había chocado con alguna persona que andaba haciendo alguna especie de pasatiempo con monedas que tenía en sus manos, o igual las estaba contando...
-Perdón, pero tengo prisa-me disculpe ante el, ya que eso era cierto; pero, aun así, aquel hombre me parecía demasiado amargado o algo por el estilo; demasiado comprometido con las leyes del honor o algo así, no se, es su apariencia y su manera de hablar lo que me hace tener estes pensamientos.-Pero bueno, ya que te pones así, luchemos-le propuse después con una media sonrisa que no denotaba ninguna expresión mas que la picardía.
Así pues, tras un aviso de peligro una vez había desembarcado en la isla; es decir, uno de los exploradores había pedido ayuda, tuvimos que desembarcar para lograr acudir a ayudarlo en aquel problema que tenia o...por lo menos investigar su muerte. Si, se que suena algo no de mucho compañerismo que digamos; pero bueno, algo es algo. Mierda, involuntariamente en la carrrea por culpa de estar sumido en mis pensamientos había chocado con alguna persona que andaba haciendo alguna especie de pasatiempo con monedas que tenía en sus manos, o igual las estaba contando...
-Perdón, pero tengo prisa-me disculpe ante el, ya que eso era cierto; pero, aun así, aquel hombre me parecía demasiado amargado o algo por el estilo; demasiado comprometido con las leyes del honor o algo así, no se, es su apariencia y su manera de hablar lo que me hace tener estes pensamientos.-Pero bueno, ya que te pones así, luchemos-le propuse después con una media sonrisa que no denotaba ninguna expresión mas que la picardía.
Dante Bizarro
Hoja de personaje
Nivel:
(3/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Zanji Katsumoto Vie Feb 05, 2016 3:25 pm
Zanji contempla pensativo y serio al muchacho que tiene enfrente, buscándole desesperadamente algún rasgos que lo ayudara a diferenciarlo de su hermano menor. Mas no encuentra ninguna hasta que el insolente jovenzuelo habla, rompiendo de manera inmediata la actitud titubeante que poseía el rōnin. Y es que de repente una vacilante y molesta contestación irrumpe, como la tormenta del día anterior, en la mente del disciplinado espadachín, llevándolo inminentemente a querer pelear contra el mal educado adolescente; pues según dictan las leyes del bushidō, éste último le ha faltado al respeto a un samurái y debe ser castigado como es debido por ello.
Entonces, y siguiendo las tradiciones, Zanji ataca velozmente al desgraciado con la intención de propinar un corte diagonal al desenvainar feroz su katana. El movimiento se realiza con sentido ascendente y de derecha a izquierda, buscando el punto flaco de todo hombre desprevenido. Pero todavía con esas el rōnin sabe que no dará en el blanco, ya que el tajo es fácil de esquivar por cualquiera que tenga un mínimo de reflejos. No obstante el mensaje está transmitido y claro, ya que lo último que permitirá el guerrero es ser insultado por un arrogante.
- Debes respetar a tus mayores - comenta el soldado - ¿No te lo enseñaron en la escuela? - pregunta sereno y acabándose de alejar unos metros hacia atrás de su contrincante, buscando un posicionamiento defensivo.
A continuación aguarda pacientemente la siguiente jugada del otro pelinegro, meditando profundamente sobre cuáles opciones éste podía tomar y qué estrategias debería seguir él mismo; pues da lo mismo si es una simple pelea callejera, siempre se ha de tener varios planes en mente para prevenir contratiempos y sorpresas desagradables. Aunque en esta ocasión, tal vez sería lo más sensato una táctica de desgaste. Mas hay que ver si el muchacho de ojos castaños es demasiado impulsivo o, si por el contrario, entiende ciertos principios de lucha.
Pero de momento, y a modo de preparación estándar, el exiliado samurái espera al joven en una clara postura defensiva. Y es que agarrando con ambas manos su espada, lo que busca el rōnin es aguantar cualquier embiste por parte de su contrincante. Esto sin contra que tiene flexionadas las piernas, las cuales actuarían a modo de resorte en caso de recibir un ataque frontal y pararlo con la afilada hoja de su arma sedienta de venganza.
Entonces, y siguiendo las tradiciones, Zanji ataca velozmente al desgraciado con la intención de propinar un corte diagonal al desenvainar feroz su katana. El movimiento se realiza con sentido ascendente y de derecha a izquierda, buscando el punto flaco de todo hombre desprevenido. Pero todavía con esas el rōnin sabe que no dará en el blanco, ya que el tajo es fácil de esquivar por cualquiera que tenga un mínimo de reflejos. No obstante el mensaje está transmitido y claro, ya que lo último que permitirá el guerrero es ser insultado por un arrogante.
- Debes respetar a tus mayores - comenta el soldado - ¿No te lo enseñaron en la escuela? - pregunta sereno y acabándose de alejar unos metros hacia atrás de su contrincante, buscando un posicionamiento defensivo.
A continuación aguarda pacientemente la siguiente jugada del otro pelinegro, meditando profundamente sobre cuáles opciones éste podía tomar y qué estrategias debería seguir él mismo; pues da lo mismo si es una simple pelea callejera, siempre se ha de tener varios planes en mente para prevenir contratiempos y sorpresas desagradables. Aunque en esta ocasión, tal vez sería lo más sensato una táctica de desgaste. Mas hay que ver si el muchacho de ojos castaños es demasiado impulsivo o, si por el contrario, entiende ciertos principios de lucha.
Pero de momento, y a modo de preparación estándar, el exiliado samurái espera al joven en una clara postura defensiva. Y es que agarrando con ambas manos su espada, lo que busca el rōnin es aguantar cualquier embiste por parte de su contrincante. Esto sin contra que tiene flexionadas las piernas, las cuales actuarían a modo de resorte en caso de recibir un ataque frontal y pararlo con la afilada hoja de su arma sedienta de venganza.
Zanji Katsumoto
Hoja de personaje
Nivel:
(19/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 |
Creado por Dante Bizarro Vie Feb 05, 2016 4:42 pm
Aquel hombre tenía toda la pinta de ser un considerado samurái de estos que lo dan todo por los códigos de honor y esas cosas, se rigen por el código del bushido o como lo llamen; lo cierto era que tanto a mí como a mis padres eses códigos no les importaban una mierda aun siendo ambos de Wano, la isla de los samuráis y por lo tanto la isla de estas gentes. Si, era cierto, lo había provocado a luchar por un simple empujón que le había tirado todas sus monedas; pero fue sin querer y por un bien mayor como lo era ayudar a mi compañero; aunque luego de eso, a decir verdad, todo lo hecho en su tono de voz también habría incitado a aquel hombre a sacar su espada de la funda para querer demostrarme cosas como el respeto y eso; si me conociese ni se molestaría en hacerme ver esto.
-¿Mayores? Desde cuándo alguien de unos años más es un viejo-le dije con una sonrisa socarrona al hombre que tenía delante mía, quien había lanzado un corte fugaz tras desenvainar de manera rápida su katana, el cual iba de forma ascendente hacia mi cuerpo. No, no me había dado muchos problemas aquel ataque pues inmediatamente lo lanzó, yo desenvainé mi katana y cruce por primera vez las espadas con alguien en aquella isla; dirigiendo también un corte ascendente pero e el sentido contrario; quedando nuestras espadas formando una perfecta V.-No, nunca fui a eso, prefiero aprender a vivir-le respondí en tono burlón, mostrándole además mi modo de vida; si, era bien cierto, nunca había ido a una escuela como tal, las clases sobre medicina y cosas así me las habían dado mis padres; ambos ex-revolucionarios de renombre.
Posteriormente, el hombre había retrocedido a unos metros de mi posición, para colocarse en una postura defensiva que dejaba bastantes huecos, pero ninguno frontal, además, lo de tener las piernas flexionadas me fastidiaba la jugada bastante, pues podría hacer un rápido y contundente contraataque contra mí.-¿Que? ¿Ya no tienes más ganas de combatir?-le pregunté a continuación con una sonrisa sarcástica, esperaba que con eso lo enfureciera lo bastante como para que viniese a mi posición, dónde yo lo esperaba con mi postura defensiva; la cual consistía en llevar la katana a la altura del pecho, sujetada con la mano derecha; mientras que, la vaina de esta era sujetada por la mano izquierda colocada por debajo de la katana; ambas en posición horizontal hacia mi lado derecho.
-¿Mayores? Desde cuándo alguien de unos años más es un viejo-le dije con una sonrisa socarrona al hombre que tenía delante mía, quien había lanzado un corte fugaz tras desenvainar de manera rápida su katana, el cual iba de forma ascendente hacia mi cuerpo. No, no me había dado muchos problemas aquel ataque pues inmediatamente lo lanzó, yo desenvainé mi katana y cruce por primera vez las espadas con alguien en aquella isla; dirigiendo también un corte ascendente pero e el sentido contrario; quedando nuestras espadas formando una perfecta V.-No, nunca fui a eso, prefiero aprender a vivir-le respondí en tono burlón, mostrándole además mi modo de vida; si, era bien cierto, nunca había ido a una escuela como tal, las clases sobre medicina y cosas así me las habían dado mis padres; ambos ex-revolucionarios de renombre.
Posteriormente, el hombre había retrocedido a unos metros de mi posición, para colocarse en una postura defensiva que dejaba bastantes huecos, pero ninguno frontal, además, lo de tener las piernas flexionadas me fastidiaba la jugada bastante, pues podría hacer un rápido y contundente contraataque contra mí.-¿Que? ¿Ya no tienes más ganas de combatir?-le pregunté a continuación con una sonrisa sarcástica, esperaba que con eso lo enfureciera lo bastante como para que viniese a mi posición, dónde yo lo esperaba con mi postura defensiva; la cual consistía en llevar la katana a la altura del pecho, sujetada con la mano derecha; mientras que, la vaina de esta era sujetada por la mano izquierda colocada por debajo de la katana; ambas en posición horizontal hacia mi lado derecho.
Dante Bizarro
Hoja de personaje
Nivel:
(3/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Zanji Katsumoto Vie Feb 05, 2016 6:02 pm
De pronto las katanas chocan, chirrían y se separan en menos de lo que dura un parpadeo. Algo que podría sonar tan normal en cualquier duelo, resulta sorprendente para las expectativas del rōnin. Por unos instantes el espadachín nota como cierta vergüenza recorre su cuerpo del mismo modo que lo haría un relámpago, pues reconoce para sí mismo que ha cometido el peligroso error de subestimar tan rápidamente a su adversario de hoy.
Sin embargo ese fallo se terminó, puesto que progresivamente el samurái cambia de postura a otra más completa a la vez que compleja. Y es que el espadachín va alzando lentamente la afilada hoja hasta situarla a la altura de su cabeza a lo horizontal, posicionandola unos grados inclinada hacia abajo para una reacción más efectiva y rápida si fuera necesaria. Después adelanta unos centímetros más la pierna no dominante, la cual es la zurda.
Esta nueva colocación se ejecuta con la intención de adelantarse en caso de recibir un embiste desde cualquier punto, ya que la extremidad inferior estirada ayuda a que tenga una gran movilidad casi en los trecientos sesenta grados. No obstante esta distribución del cuerpo posee una brecha, la cual hace más lenta una defensa. Mas el guerrero confía que el otro no sepa de ésta, pues el combate podría terminarse muy deprisa en el susodicho caso.
Luego, y con respecto a la estrategia que sigue el pelinegro, cabe destacar que mantiene firmemente la que había pensado hace unos momentos. El contendiente leal al bushidō comprende perfectamente que la extrema juventud del arrogante muchacho podría jugarle una mala pasada, por lo que simplemente espera el preciso instante en el cual comenta el fallo de atacar. No le resultaría extraño a Zanji que esto pasara, dado que también fue un adolescente con poca paciencia al revés de ahora. Asimismo empieza a idear una manera de atacar, por si acaso.
Sin embargo ese fallo se terminó, puesto que progresivamente el samurái cambia de postura a otra más completa a la vez que compleja. Y es que el espadachín va alzando lentamente la afilada hoja hasta situarla a la altura de su cabeza a lo horizontal, posicionandola unos grados inclinada hacia abajo para una reacción más efectiva y rápida si fuera necesaria. Después adelanta unos centímetros más la pierna no dominante, la cual es la zurda.
Esta nueva colocación se ejecuta con la intención de adelantarse en caso de recibir un embiste desde cualquier punto, ya que la extremidad inferior estirada ayuda a que tenga una gran movilidad casi en los trecientos sesenta grados. No obstante esta distribución del cuerpo posee una brecha, la cual hace más lenta una defensa. Mas el guerrero confía que el otro no sepa de ésta, pues el combate podría terminarse muy deprisa en el susodicho caso.
Luego, y con respecto a la estrategia que sigue el pelinegro, cabe destacar que mantiene firmemente la que había pensado hace unos momentos. El contendiente leal al bushidō comprende perfectamente que la extrema juventud del arrogante muchacho podría jugarle una mala pasada, por lo que simplemente espera el preciso instante en el cual comenta el fallo de atacar. No le resultaría extraño a Zanji que esto pasara, dado que también fue un adolescente con poca paciencia al revés de ahora. Asimismo empieza a idear una manera de atacar, por si acaso.
- Descripción Gráfica de la Nueva Posición:
Zanji Katsumoto
Hoja de personaje
Nivel:
(19/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 |
Creado por Dante Bizarro Vie Feb 05, 2016 6:26 pm
Aquel combate parecía que se convertiría en un igualado duelo debido a nuestras acciones defensivas, ya que ninguno de los dos había realizado un ataque hacia el otro, si, podría convertirse en un lento combate en el que ganaría aquel que mejor esperase su oportunidad de ataque; pero, lo que más sorprendido me dejo fue aquel cambio de posición hacia una con más huecos a simple vista, colocano la katana en una posición tan alta podía provocar que un corte a la altura de los gemelos diese fin a aquello de manera rápida; aunque, observando también su manera de colocarse, había mas de una sola posibilidad de ataque, ya que con un solo hueco en la defensa se podrían crear muchos mas al atacr por ejemplo empleando la vaina hecha de un material resistente para detener cualquier estocada y...si, eso mismo haría.
-Que aburrido, sin sangre no es una bonita pelea-le dije con una sonrisa de superioridad en un tono irónico y probablemente arrogante, si, aquel viejo me había subestimado y ahora se tragaría aquellas palabras llenas del supuesto "honor" y código de samurái.
Así pues, cansado de esperar, me flexioné y me lancé contra él, con la misma posición "defensiva" antes descrita; si reaccionaba rápido y descendía su katana sobre mi cuerpo, esta se toparía con la vaina de la mía. impidiendo bajar más de la posición de esta, la cual, después de agacharme estaba por encima de mi cabea y, por otro lado, mi katana iba dirigida a su estómago, no, no era un ataque muy fácil de esquivar, además, lanzado a la velocidad que iba, lo hacía mucho más complicado.
-Que aburrido, sin sangre no es una bonita pelea-le dije con una sonrisa de superioridad en un tono irónico y probablemente arrogante, si, aquel viejo me había subestimado y ahora se tragaría aquellas palabras llenas del supuesto "honor" y código de samurái.
Así pues, cansado de esperar, me flexioné y me lancé contra él, con la misma posición "defensiva" antes descrita; si reaccionaba rápido y descendía su katana sobre mi cuerpo, esta se toparía con la vaina de la mía. impidiendo bajar más de la posición de esta, la cual, después de agacharme estaba por encima de mi cabea y, por otro lado, mi katana iba dirigida a su estómago, no, no era un ataque muy fácil de esquivar, además, lanzado a la velocidad que iba, lo hacía mucho más complicado.
Dante Bizarro
Hoja de personaje
Nivel:
(3/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Zanji Katsumoto Vie Feb 05, 2016 7:30 pm
De repente el viento inicia un nuevo baile más animado, coincidiendo con la repentina ofensiva por parte del más joven de los guerreros ahí presentes; lo cual entra perfectamente con los planes del rōnin, pues aquel cambio de posición no era más que una provocación para que el otro fuese a por él. Pero ahora que tenía a pocos metros al deslenguado muchacho, el samurái debe actuar de forma precisa y rápida. Por lo que sin perder tiempo, Zanji echa un fugaz vistazo y análisis a la situación que le planta el maleducado tipo. Luego, y tras sacar unas cuantas lecturas en limpio, toma velozmente una posición más ágil y dinámica que le permita evadir el ataque a tiempo.
A continuación el espadachín de los ojos ofuscados desenlaza algunos rápidos movimientos de pies que lo permiten distanciarse unos centímetros más a la izquierda, al menos lo suficiente para calcular que la longitud de la hoja enemiga no lo pudiera impactar sin hacer un movimiento contra natural del brazo que la sujeta. Después solamente tuvo que girar a tiempo sobre su mismo eje a la par que deshace su postura de manos, con la finalidad de estirar la espada y lanzar con ella numerosos cortes iguales en horizontal al pasado de rosca charlatán.
Seguramente el contrincante de Zanji sólo viera como éste se ladeaba a un lado y, en el momento exacto en que lo podía tocar, giraba tranquilamente para evadir cualquier tajo hecho en un movimiento semicircular. Todo esto sin contar que el filo de la katana del mismo samurái se aproximaba por la espalda cuando el giro llegaba a los trecientos sesenta grados, cogiendo más fuerza por la energía de la rotación. Mas lo peor es que todo duró casi nada, tal vez dos segundos o poco más. Sin embargo esto fue posible por los efectos de la tormenta de anoche.
El movimiento que el pelinegro ha realizado no hubiera sido factible de haber tenido el suelo seco, ya que el barro que ambos espadachines pisaban dejaba el campo de batalla lo suficientemente rápido como para que el rōnin pudiese aprovecharlo en una maniobra así de espontanea. No obstante al finalizar la vuelta, Zanji casi resbala.
Pero lejos de esta anécdota, el samurái retoma nuevamente la primera posición defensiva; puesto que separa otra vez las piernas y coloca su katana por delante suyo, agarrándola con ambas manos a la vez que espera paciente.
A continuación el espadachín de los ojos ofuscados desenlaza algunos rápidos movimientos de pies que lo permiten distanciarse unos centímetros más a la izquierda, al menos lo suficiente para calcular que la longitud de la hoja enemiga no lo pudiera impactar sin hacer un movimiento contra natural del brazo que la sujeta. Después solamente tuvo que girar a tiempo sobre su mismo eje a la par que deshace su postura de manos, con la finalidad de estirar la espada y lanzar con ella numerosos cortes iguales en horizontal al pasado de rosca charlatán.
Seguramente el contrincante de Zanji sólo viera como éste se ladeaba a un lado y, en el momento exacto en que lo podía tocar, giraba tranquilamente para evadir cualquier tajo hecho en un movimiento semicircular. Todo esto sin contar que el filo de la katana del mismo samurái se aproximaba por la espalda cuando el giro llegaba a los trecientos sesenta grados, cogiendo más fuerza por la energía de la rotación. Mas lo peor es que todo duró casi nada, tal vez dos segundos o poco más. Sin embargo esto fue posible por los efectos de la tormenta de anoche.
El movimiento que el pelinegro ha realizado no hubiera sido factible de haber tenido el suelo seco, ya que el barro que ambos espadachines pisaban dejaba el campo de batalla lo suficientemente rápido como para que el rōnin pudiese aprovecharlo en una maniobra así de espontanea. No obstante al finalizar la vuelta, Zanji casi resbala.
Pero lejos de esta anécdota, el samurái retoma nuevamente la primera posición defensiva; puesto que separa otra vez las piernas y coloca su katana por delante suyo, agarrándola con ambas manos a la vez que espera paciente.
Zanji Katsumoto
Hoja de personaje
Nivel:
(19/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 |
Creado por Dante Bizarro Sáb Feb 06, 2016 2:20 pm
El ataque realizado anteriormente por mi ahora tomaba por fin forma, atacando de manera frontal, siendo protegido por mi katana y por la funda de esta, las cuales iban colocadas en posición horizontal ambas; una por encima de mi cabeza; ya que me encontraba flexionado y; la otra, a la altura de mi pecho, buscando así protegerme con la katana, que iba en la parte más alta de cualquier ataque dirigido a mi cabeza y, con la funda de esta, buscaba además de protegerme de cualquier movimiento por parte del samurái, golpearlo en el pecho o en el estómago para desequilibrarlo y así hacer que se cayese al suelo.
Aunque, desgraciadamente aquello no daría resultado pues aquel hombre parecía ser también un buen espadachín, ya que, pegando unos pequeños saltos a la izquierda evitaba cualquier rápido movimiento de mi parte; aunque bueno, quien decía que yo no tenía en mente su movimiento? Así pues, este evadiría mi primer ataque colocándose a unos centímetros del filo de mi arma cortante y de mi otra arma contundente, si, una buena jugada de su parte. Así pues, yo estaba atento a aquellos cortes que lanzaría poco después de manera certera o eso pensaba seguramente aquel samurái, que no vería cualquiera de las reales ideas de su rival; es decir, Dante.
De esa manera, el espadachín moreno, frenaría en seco, pero de manera que usaría la inercia del movimiento para frenar y así pegar un poderoso salto antes de que su rival realizase aquellas estocadas que se irían a parar contra la pareja formada por la katana y su vaina ahora colocadas de manera vertical para intentar dar un corte ascendente sobre el pecho de su enemigo en aquel combate de aceros y, una vez en el cielo, después de ver como su enemigo realizaba aquel giro de trescientos sesenta grados para buscar atacar por la espalda de dónde previamente se encontraba "Dragon", descender con las espadas hacia el pecho de este; si, un conjunto de rápidos movimientos con los que buscaría hacer un mínimo daño pero que a futuro molestase a aquel hombre para seguir combatiendo.
-Perro ladrador, poco mordedor-diría con una sonrisa pícara, una vez apoyó los pies en el suelo, dirigiendo su katana a la cara del enemigo, quien habiendo retomado la posición de defensa inicial sin alejarse, había dejado ahí un gran hueco de espacio entre ambos, ahora a menos de un metro. Aún por encima, la vaina de la katana que se encontraba en la mano izquierda, bloqueaba ahora cualquier tipo de movimiento suicida con aquella katana, colocada por debajo de esta pero amarrada con fuerza, provocando un choque de madera y acero.
Aunque, desgraciadamente aquello no daría resultado pues aquel hombre parecía ser también un buen espadachín, ya que, pegando unos pequeños saltos a la izquierda evitaba cualquier rápido movimiento de mi parte; aunque bueno, quien decía que yo no tenía en mente su movimiento? Así pues, este evadiría mi primer ataque colocándose a unos centímetros del filo de mi arma cortante y de mi otra arma contundente, si, una buena jugada de su parte. Así pues, yo estaba atento a aquellos cortes que lanzaría poco después de manera certera o eso pensaba seguramente aquel samurái, que no vería cualquiera de las reales ideas de su rival; es decir, Dante.
De esa manera, el espadachín moreno, frenaría en seco, pero de manera que usaría la inercia del movimiento para frenar y así pegar un poderoso salto antes de que su rival realizase aquellas estocadas que se irían a parar contra la pareja formada por la katana y su vaina ahora colocadas de manera vertical para intentar dar un corte ascendente sobre el pecho de su enemigo en aquel combate de aceros y, una vez en el cielo, después de ver como su enemigo realizaba aquel giro de trescientos sesenta grados para buscar atacar por la espalda de dónde previamente se encontraba "Dragon", descender con las espadas hacia el pecho de este; si, un conjunto de rápidos movimientos con los que buscaría hacer un mínimo daño pero que a futuro molestase a aquel hombre para seguir combatiendo.
-Perro ladrador, poco mordedor-diría con una sonrisa pícara, una vez apoyó los pies en el suelo, dirigiendo su katana a la cara del enemigo, quien habiendo retomado la posición de defensa inicial sin alejarse, había dejado ahí un gran hueco de espacio entre ambos, ahora a menos de un metro. Aún por encima, la vaina de la katana que se encontraba en la mano izquierda, bloqueaba ahora cualquier tipo de movimiento suicida con aquella katana, colocada por debajo de esta pero amarrada con fuerza, provocando un choque de madera y acero.
- Movimiento empleado:
Dante Bizarro
Hoja de personaje
Nivel:
(3/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Zanji Katsumoto Sáb Feb 06, 2016 5:24 pm
Los precisos movimientos del dúo de espadachines son impresionantes, no hay lugar a dudas de ello. Sin embargo lo que realmente brilla en este duelo son los cambios de planes y sus respectivas ejecuciones a una velocidad admirable, puesto que en cuestión de segundos ambos trazaron varias ramificaciones de la estrategia original, la cual poseían el único fin de la victoria. Pero al mismo tiempo, y sobretodo por parte del rōnin, también en comprobar las limitaciones del contrincante y aprovecharlas al máximo; lo que llevó al pelinegro a la situación actual, pues de repente siente que está a punto de ser cortado por la mitad. Aunque no todo está decidido, ya que aún le queda al soldado una dolorosa a la par que efectiva salida de emergencia.
- ¡Psché! - chasqueó el samurái al ver como el ascendente tajo pasaba por su lado, seccionando un poco de pelo.
Mas esto solamente comenzaba, dado que aquel ataque le sirvió al muchacho para dos cosas: evadir y contraatacar. Y es que a una velocidad más lenta, los ojos del guerrero pudieron observar como el portentoso salto del joven conseguía esquivar sin problemas su contraofensiva giratoria; pero no contento con ello, también para materializar una poderosa incisión desde arriba hacia abajo. No obstante, esta acción posee un punto flaco.
Sin más el tranquilo rōnin recurre a una de las directrices del bushidō, la cual decía que todo seguidor de la espada no tiene que sentir miedo a la muerte o al peligro. Por lo que inspirándose en esta absoluta verdad, Zanji toma la decisión de sacrificar algo de sí mismo para cambiarlo en pos de un bien mayor. Así que falto de todo temor o asombro, el guerrero aguarda en la posición defensiva descrita anteriormente al instante más idóneo posible para contraatacar; puesto que si lograba efectuarla de manera correcta, ambos contendientes terminarían tocados y con un recuerdo permanente del otro. Y es que el plan del pelinegro consistía en agarrar al vuelo a ese muchacho por el cuello y, nada más tenerlo apretado, lanzar una estocada que le perforase su pecho de pleno.
Asimismo el samurái recibiría una lastimosa herida en el hombro pertinente a cambio, claro está, de atravesar a placer a su rival, pues utilizaría la fuerza de la gravedad para atraparlo por el pescuezo o, al menos, hacer que abandonase su descendente ofensiva. En ambos casos, pero, el combate terminaría. Ya sea en tablas o en un derrame de sangre considerable, puesto que a Zanji no le importa sentir algo de dolor para matar a alguien. No obstante, y si se daba el segundo caso en el que el otro espadachín abortara su ataque, el rōnin sencillamente se moldearía para aguantar la pelea un poco más en modo defensivo, pues toda posibilidad seguiría muy abierta.
- ¡Psché! - chasqueó el samurái al ver como el ascendente tajo pasaba por su lado, seccionando un poco de pelo.
Mas esto solamente comenzaba, dado que aquel ataque le sirvió al muchacho para dos cosas: evadir y contraatacar. Y es que a una velocidad más lenta, los ojos del guerrero pudieron observar como el portentoso salto del joven conseguía esquivar sin problemas su contraofensiva giratoria; pero no contento con ello, también para materializar una poderosa incisión desde arriba hacia abajo. No obstante, esta acción posee un punto flaco.
Sin más el tranquilo rōnin recurre a una de las directrices del bushidō, la cual decía que todo seguidor de la espada no tiene que sentir miedo a la muerte o al peligro. Por lo que inspirándose en esta absoluta verdad, Zanji toma la decisión de sacrificar algo de sí mismo para cambiarlo en pos de un bien mayor. Así que falto de todo temor o asombro, el guerrero aguarda en la posición defensiva descrita anteriormente al instante más idóneo posible para contraatacar; puesto que si lograba efectuarla de manera correcta, ambos contendientes terminarían tocados y con un recuerdo permanente del otro. Y es que el plan del pelinegro consistía en agarrar al vuelo a ese muchacho por el cuello y, nada más tenerlo apretado, lanzar una estocada que le perforase su pecho de pleno.
Asimismo el samurái recibiría una lastimosa herida en el hombro pertinente a cambio, claro está, de atravesar a placer a su rival, pues utilizaría la fuerza de la gravedad para atraparlo por el pescuezo o, al menos, hacer que abandonase su descendente ofensiva. En ambos casos, pero, el combate terminaría. Ya sea en tablas o en un derrame de sangre considerable, puesto que a Zanji no le importa sentir algo de dolor para matar a alguien. No obstante, y si se daba el segundo caso en el que el otro espadachín abortara su ataque, el rōnin sencillamente se moldearía para aguantar la pelea un poco más en modo defensivo, pues toda posibilidad seguiría muy abierta.
Zanji Katsumoto
Hoja de personaje
Nivel:
(19/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 |
Creado por Dante Bizarro Dom Feb 07, 2016 5:19 am
Aquella batalla parecía finalizada tras mi ataque de manera tan perfecta, si, la ejecución y la idea habían sido buenos y ahora solo faltaba rematar aquello. Desgraciadamente, tan pronto dirigí mi espada acompañada por su propia vaina de manera descendente sobre aquel hombre, él espero en posición defensiva , con la espada por delante esperando a que yo mismo cayera para quien sabe que nueva acción realizar. Si, parecía ser un acto suicida a primer vista y bueno, la manera en la que yo respondería ante aquello para sufrir los mínimos daños posibles debería ser la mejor posible. Así pues, al caer, con el dúo de armas de manera descendente, aproveché la fuerza que llevaban estas para dirigir la funda de la katana a la espada de mi rival en aquel combate. Si, con aquella estrategia, le quitaría aquel arma o por lo menos, lograría que no la pudiese usar de manera veloz en mi contra y, si tenía suerte, con la fuerza que iba la funda de mi katana le podría dislocar esa extremidad, inutilizándosela así en aquel combate contra mi. Sin embargo, con mi katana, me dirigía a su pecho de manera descendente, no había cambiado ni la dirección ni el ángulo de aquel ataque planeado, simplemente evitaba cualquier peligro con la funda de mi arma cortante, si definitivamente aquel ataque impactaba seguro lo dejaría sin oportunidades a ganar aquel combate.
-¿Te comió la lengua el gato?-le preguntaría de seguido, para, una vez, cayera al suelo, me aparté a una distancia prudencial de seis metros, desde la cual no me podría hacer ningún tipo de daño, no creo que nadie pueda atacar a esa distancia.
-¿Te comió la lengua el gato?-le preguntaría de seguido, para, una vez, cayera al suelo, me aparté a una distancia prudencial de seis metros, desde la cual no me podría hacer ningún tipo de daño, no creo que nadie pueda atacar a esa distancia.
Dante Bizarro
Hoja de personaje
Nivel:
(3/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
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