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Creado por Undyne Fox Dom Abr 24, 2016 10:06 am
Recuerdo del primer mensaje :
Campamento de Las uno de los lugares mejor vigilados y también más importantes en el West Blue ya que era el lugar donde yacía la sede central de gobierno en aquella región del mundo, con tanta vigilancia no era nada raro que soldados fueran asignados desde otras regiones a pasar algún tiempo allí, para rotar guardias de determinados sectores y asegurarse de mantener dichas áreas totalmente inmunizadas a la corrupción o al descuido, después de todo los recién llegados suelen estar más atentos y paranoicos que aquellos que conocen un lugar hace mucho tiempo.
Tal vez por alguna de esas razones habían puesto aquella noche a un par de guardias nuevos, dos soldados de los cuales uno era bastante peculiar dentro de lo que cabe en el área, en lugar de pies tenia los cascos de un caballo, sus piernas estaban muy tonificadas, era alta no le faltaba demasiado para alcanzar los dos metros de altura, sus orejas en lugar de estar a los lados de su cabeza estaban arriba de la misma tampoco eran humanas, al igual que los pies estas pertenecían evidentemente a un equino, un par de ojos esmeralda eran rodeados por un rostro que aunque era mayormente humano seguían pudiendo notarse a simple vista los rastros de un animal en ellos, sus hombros eran muy anchos y tenía un pecho bastante respetable, en su espalda portaba un inmenso martillo metálico que parecía tener un color un tanto extraño que hacia dudar si era de acero o no en realidad junto a dicha arma se encontraba un escudo de madera listo para ser extraído y utilizado en cualquier momento.
La noche brillaba bajo la luz de la luna y las estrellas iluminando aquella figura junto a su compañero de rondas de aquella noche, soplaba una brisa fría propia de las islas pequeñas como aquella, probablemente sería recomendable utilizar el uniforme de abrigo en lugar del regular, sin embargo la yegua ignoraba aquella temperatura sin preocuparse mucho, tras alejarse un poco del punto de inicio donde estaban los superiores la fémina abrió su boca -Buenas noches, soy Anna Zma, un gusto conocerte.- Dijo mientras andaba a quien aún desconocida pero con quien empezaba a hablar con gran tranquilidad.
Campamento de Las uno de los lugares mejor vigilados y también más importantes en el West Blue ya que era el lugar donde yacía la sede central de gobierno en aquella región del mundo, con tanta vigilancia no era nada raro que soldados fueran asignados desde otras regiones a pasar algún tiempo allí, para rotar guardias de determinados sectores y asegurarse de mantener dichas áreas totalmente inmunizadas a la corrupción o al descuido, después de todo los recién llegados suelen estar más atentos y paranoicos que aquellos que conocen un lugar hace mucho tiempo.
Tal vez por alguna de esas razones habían puesto aquella noche a un par de guardias nuevos, dos soldados de los cuales uno era bastante peculiar dentro de lo que cabe en el área, en lugar de pies tenia los cascos de un caballo, sus piernas estaban muy tonificadas, era alta no le faltaba demasiado para alcanzar los dos metros de altura, sus orejas en lugar de estar a los lados de su cabeza estaban arriba de la misma tampoco eran humanas, al igual que los pies estas pertenecían evidentemente a un equino, un par de ojos esmeralda eran rodeados por un rostro que aunque era mayormente humano seguían pudiendo notarse a simple vista los rastros de un animal en ellos, sus hombros eran muy anchos y tenía un pecho bastante respetable, en su espalda portaba un inmenso martillo metálico que parecía tener un color un tanto extraño que hacia dudar si era de acero o no en realidad junto a dicha arma se encontraba un escudo de madera listo para ser extraído y utilizado en cualquier momento.
La noche brillaba bajo la luz de la luna y las estrellas iluminando aquella figura junto a su compañero de rondas de aquella noche, soplaba una brisa fría propia de las islas pequeñas como aquella, probablemente sería recomendable utilizar el uniforme de abrigo en lugar del regular, sin embargo la yegua ignoraba aquella temperatura sin preocuparse mucho, tras alejarse un poco del punto de inicio donde estaban los superiores la fémina abrió su boca -Buenas noches, soy Anna Zma, un gusto conocerte.- Dijo mientras andaba a quien aún desconocida pero con quien empezaba a hablar con gran tranquilidad.
Undyne Fox
Hoja de personaje
Nivel:
(27/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Undyne Fox Miér Abr 27, 2016 10:16 am
La muchacha de rasgos equinos no pudo sino reírse cuando escucho la forma en que su compañero de guardia se refería a los perpetradores de aquel potencial desastre no pudo hacer otra cosa más que reírse, se contuvo lo suficiente como para no quedar mal pero al menos una carcajada se dejo oír -Los niños son niños, agradezcamos que no se fue de las manos je, no te alteres, prefiero que sean solo unos niños que no miden las consecuencias a un grupo de enemigos invadiendo- Dijo la marine mientras se sonreía imaginando como deberían de estar pasándola aquellos niños tras el escándalo causado.
Dejo salir un bufido como de cansancio cuando Guren afirmo ser un medico el también -Siii, ya sé que a los médicos no se les puede mentir, que falta de fe en mi persona.- Comento aquello ultimo a modo de broma mientras hacia un gesto con la mano restando importancia también a sus propias palabras antes de recibir alegremente el caramelo ofrecido por el masculino y echárselo a la boca sin siquiera esperar a la explicación.
Sin mucha preocupación la joven le miro después de escuchar la explicación suplementaria -Pues no voy a negar que está muy bueno, no tengo problema en que revises mis vendas, sería malo de mi parte no dejarte hacer tu trabajo.- Dijo mientras seguía con el dulce en la boca, era muy dulce, le gustaba bastante -Yo diría que vayamos a continuar con nuestra ronda, terminamos nuestro recorrido y nos volvemos, de todas formas estoy bien, aunque si tu quieres podrías tomarte un descanso y pedir un relevo, creo que lo tienes ganado después de haber ayudado a capturar a aquellos niños, digo, eso está bien, espero que no los hayas asustado demasiado, tienes cara de que si te enojas puedes dar miedo y si fuera una niña y te enojaras conmigo seguro me asustaría, digo es lo que me pasaría de pequeña, ahora que te veo me parece que tienes un rostro atractivo, digo, bueno, digamos con nuestra ronda y dejemos esas cosas para luego.-Afirmo mientras caminaba a paso rápido hasta el punto donde habían visto las llamas para continuar con la ruta establecida de su guardia.
-¿Te da curiosidad como trato las armas y mi modo de vida? pues bueno, a las armas las trato con el cuidado y respeto que merecen, sobre todo cuando no son mías, cuando son las mías las trato con el cuidado de un familiar, después de todo este martillo me lo regalo mi hermano, mi hermano se llama Macintosh, es un tipo colosal, mide como tres metros de alto, así que te imaginaras que un martillo hecho para su talle fue bastante difícil de manejar para mí cuando me lo dieron, pero es un lindo recuerdo de casa, me recuerda los tiempos con la familia y la época en la que Mac podía pelear y hacer todas esas cosas, ya no puede pelear, un grupo de piratas quiso invadir el lugar donde estaba nuestra tribu y mi hermano junto a otros hombre locales fueron heridos.
En particular las heridas de Big Mac le dificultarían pelear pero podría seguir trabajando en con las armas y en otras cosas, pero ya no tendría la agilidad para empuñar esta cosa que llevo en mi espalda así que prefirió dármelo a mi cuando decidí unirme al a marina, ¡ha! no te conté, durante ese ataque llego gente de la marina que había estado persiguiendo a esos esclavistas así que ellos nos ayudaron mucho, hubo un tipo muy genial que me influencio mucho, quería ser como él y viajar con ellos, fue un momento muy importante de mi vida.
Aunque fue hace tanto tiempo sigo recordándolo como si hubiera sido ayer ese hombre portaba una meitou, yo no llegaba a la década y ver esa arma me marco de por vida, todavía no pasaron ni siquiera diez años de ello, pero hubiera esperado que esa llama que se encendió en mi aquella vez se hubiera debilitado, pero a medida que e viajado y visto el mundo, a medida que trabajé con distintos materiales y conocí distintos artistas tanto en la elaboración de armas como en la utilización de las mismas solo siento que mi sueño se ha vuelto más grande.
Todas las armas y objetos creados por artesanos cuentan una historia y por eso merecen respeto después de todo ¿Cuantas espadas fueron forjadas por hombres y mujeres que compartían mi sueño?, por eso trato todas las armas que me piden arreglar y revisar como si fueran hechas por mí, ya que sería injusto no tratarlas con ese cuidado, obviamente no soy tan arrogante como para pensar que estoy a la altura de crear una meitou todavía, pero trabajé con una en el pasado así que aprendí mucho aquella vez, espero tener la oportunidad de hacerle mantenimiento constante a una meitou cuando este dentro de una tripulación formalmente.
Como soy solo una soldado no me han puesto en ningún lugar fijo todavía, pero sé que ya llegará ese momento y lo disfrutaré sin lugar a dudas, por cierto, si necesitas alguna clase de mantenimiento o revisión en tus armas alguna vez no dudes en avisarme, si estoy cerca obviamente, puedes estar muy seguro de que haré mi trabajo de la mejor forma posible con motivación y energía extra por tratarse del arma de un chico que me gusta tanto, ósea de que me cae bien no pienses cosas, todavía soy joven para pensar en otro sentido, mis únicos amores es el arte de la forja de armas y la paz, así que lamento decepcionarte si te hiciste ilusiones, por cómo me exprese hace un instante.
En fin, mira lo rápido que estamos andando, ya llegamos al punto donde termina nuestra sección de la ronda, podemos hacer el reporte de esta vuelta y después tenemos que dar la vuelta para regresar hasta el cuartel y hacer el reporte forma completo y correspondiente de todo lo ocurrido durante toda la noche, apuesto a que será sencillo, aunque me sorprende un poco lo rápido que hemos recorrido todo el trayecto, si está bastante bien, ha por cierto, habías dicho algo de revisarme y cambiar los vendajes así que mejor hagámoslo aquí mismo, hay donde sentarnos así que puedes revisarme, tu dime que tengo que hacer y lo haré así esto será más rápido.-
Dejo salir un bufido como de cansancio cuando Guren afirmo ser un medico el también -Siii, ya sé que a los médicos no se les puede mentir, que falta de fe en mi persona.- Comento aquello ultimo a modo de broma mientras hacia un gesto con la mano restando importancia también a sus propias palabras antes de recibir alegremente el caramelo ofrecido por el masculino y echárselo a la boca sin siquiera esperar a la explicación.
Sin mucha preocupación la joven le miro después de escuchar la explicación suplementaria -Pues no voy a negar que está muy bueno, no tengo problema en que revises mis vendas, sería malo de mi parte no dejarte hacer tu trabajo.- Dijo mientras seguía con el dulce en la boca, era muy dulce, le gustaba bastante -Yo diría que vayamos a continuar con nuestra ronda, terminamos nuestro recorrido y nos volvemos, de todas formas estoy bien, aunque si tu quieres podrías tomarte un descanso y pedir un relevo, creo que lo tienes ganado después de haber ayudado a capturar a aquellos niños, digo, eso está bien, espero que no los hayas asustado demasiado, tienes cara de que si te enojas puedes dar miedo y si fuera una niña y te enojaras conmigo seguro me asustaría, digo es lo que me pasaría de pequeña, ahora que te veo me parece que tienes un rostro atractivo, digo, bueno, digamos con nuestra ronda y dejemos esas cosas para luego.-Afirmo mientras caminaba a paso rápido hasta el punto donde habían visto las llamas para continuar con la ruta establecida de su guardia.
-¿Te da curiosidad como trato las armas y mi modo de vida? pues bueno, a las armas las trato con el cuidado y respeto que merecen, sobre todo cuando no son mías, cuando son las mías las trato con el cuidado de un familiar, después de todo este martillo me lo regalo mi hermano, mi hermano se llama Macintosh, es un tipo colosal, mide como tres metros de alto, así que te imaginaras que un martillo hecho para su talle fue bastante difícil de manejar para mí cuando me lo dieron, pero es un lindo recuerdo de casa, me recuerda los tiempos con la familia y la época en la que Mac podía pelear y hacer todas esas cosas, ya no puede pelear, un grupo de piratas quiso invadir el lugar donde estaba nuestra tribu y mi hermano junto a otros hombre locales fueron heridos.
En particular las heridas de Big Mac le dificultarían pelear pero podría seguir trabajando en con las armas y en otras cosas, pero ya no tendría la agilidad para empuñar esta cosa que llevo en mi espalda así que prefirió dármelo a mi cuando decidí unirme al a marina, ¡ha! no te conté, durante ese ataque llego gente de la marina que había estado persiguiendo a esos esclavistas así que ellos nos ayudaron mucho, hubo un tipo muy genial que me influencio mucho, quería ser como él y viajar con ellos, fue un momento muy importante de mi vida.
Aunque fue hace tanto tiempo sigo recordándolo como si hubiera sido ayer ese hombre portaba una meitou, yo no llegaba a la década y ver esa arma me marco de por vida, todavía no pasaron ni siquiera diez años de ello, pero hubiera esperado que esa llama que se encendió en mi aquella vez se hubiera debilitado, pero a medida que e viajado y visto el mundo, a medida que trabajé con distintos materiales y conocí distintos artistas tanto en la elaboración de armas como en la utilización de las mismas solo siento que mi sueño se ha vuelto más grande.
Todas las armas y objetos creados por artesanos cuentan una historia y por eso merecen respeto después de todo ¿Cuantas espadas fueron forjadas por hombres y mujeres que compartían mi sueño?, por eso trato todas las armas que me piden arreglar y revisar como si fueran hechas por mí, ya que sería injusto no tratarlas con ese cuidado, obviamente no soy tan arrogante como para pensar que estoy a la altura de crear una meitou todavía, pero trabajé con una en el pasado así que aprendí mucho aquella vez, espero tener la oportunidad de hacerle mantenimiento constante a una meitou cuando este dentro de una tripulación formalmente.
Como soy solo una soldado no me han puesto en ningún lugar fijo todavía, pero sé que ya llegará ese momento y lo disfrutaré sin lugar a dudas, por cierto, si necesitas alguna clase de mantenimiento o revisión en tus armas alguna vez no dudes en avisarme, si estoy cerca obviamente, puedes estar muy seguro de que haré mi trabajo de la mejor forma posible con motivación y energía extra por tratarse del arma de un chico que me gusta tanto, ósea de que me cae bien no pienses cosas, todavía soy joven para pensar en otro sentido, mis únicos amores es el arte de la forja de armas y la paz, así que lamento decepcionarte si te hiciste ilusiones, por cómo me exprese hace un instante.
En fin, mira lo rápido que estamos andando, ya llegamos al punto donde termina nuestra sección de la ronda, podemos hacer el reporte de esta vuelta y después tenemos que dar la vuelta para regresar hasta el cuartel y hacer el reporte forma completo y correspondiente de todo lo ocurrido durante toda la noche, apuesto a que será sencillo, aunque me sorprende un poco lo rápido que hemos recorrido todo el trayecto, si está bastante bien, ha por cierto, habías dicho algo de revisarme y cambiar los vendajes así que mejor hagámoslo aquí mismo, hay donde sentarnos así que puedes revisarme, tu dime que tengo que hacer y lo haré así esto será más rápido.-
Undyne Fox
Hoja de personaje
Nivel:
(27/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Shinya Kougami Vie Abr 29, 2016 10:48 am
Guren a veces se sorprendía como era la chica que tenía enfrente. Irradiaba mucha alegría, pero para nada de tranquilidad que digamos. Le tenía hasta el momento como alguien muy fácil de llevar y que simpatiza con todos, es de las típicas actitudes que es más que seguro que muchos van a seguir sin dudar pero en cambio el peli negro no era muy afín a ese estereotipo para seguirle como capitán o líder, diferente es el tema de amistad, honestamente.
Cuando aceptó el caramelo y pronto comenzó a hablar tan deliberadamente el joven pensó de una de que el azúcar activaba en ella algo que le hacía acelerarse un poco ya que hablaba como un loro algo parlanchín, eso era bueno para quienes tienen poco tema como es Ichinose.
No quiso responder ante su comentario de hacer su trabajo puesto que su trabajo no era meramente ser de médico, podía actuar así en caso de necesitarse mas no era una obligación, los marines son marines y ya luego se encargan de su especialización. Digamos que él sabe de sobra que su tarea es ser marine, la de médico la ha dejado algo relegada para más adelante, no tiene mucha importancia para él. Aún seguía molesto pero no evitaba en mirarle y prestar toda la atención a sus palabras, le pareció curioso que le dijese “atractivo”. La verdad nadie se lo había dicho, ni se le había pasado por la cabeza, siempre se considero alguien del montón. Alardeaba más de ser un buen peleador que de ser “lindo”.
— ¿Atractivo? — Preguntó con voz algo tajante, no es que le molestase pero si le hizo pensar. — Me han dicho gruñón, falto de humor pero jamás que mi rostro sea atractivo. Gracias.. Y sí tienes razón si me enojo soy de temer.. Si hubiera sido por mi le hubiera yo pateado el culo a los enanos. — Dijo molesto como cuan noble cuando no tiene lo que quiere además parecía que la vena en su frente iba a explotar pero pronto se le pasó, ya no era caso de que se le inflamara el colón por eso, seguro los adultos iban a regañar a los malditos niños. A pesar de todo eso de “los niños son niños” le calaba en la cabeza. Se imaginaba que podían haber niños piratas ya y ahí eso no iba a correr.
Anna comenzó a explicarle sobre su vida, desde los inicios. Guren sentía cierto interés en como ella trataba a las armas. Siempre él pensó que eran objetos para matar, algunos justificando que era por la libertad entre más razones que le dan. Nunca pensó que podían ser tratadas como un familiar ni mucho menos como un ser más. Alguna vez pensó que serían las meitou para los demás, si son armas que están por sobre las demás de su especie era algo que evidentemente tenían de especial, quizás porque eran construidas por personas como la herrera que tenía enfrente, con sentimientos especiales o quien sabe la verdadera historia y origen de estas. De pronto su historia se tornó a su hermano, como lo describía era un tipo genial, enorme como los de su raza. Guren se lo imagino imponente pero cuando llegó a la parte trágica, le miró de reojo. La historia se tornó algo más complicada pero el final fue algo sorpresivo, supongo que esa es la razón de porque está aquí y con aquella herencia que le hicieron.
— Ya veo te enamoraste y por eso viniste a la marina. — Le dijo con ese tono de voz tan honesto que le caracterizaba a él. Luego hizo un ademán algo burlesco, queriendo molestar un poco. — ¿Ya te confesaste, estimada señorita? — Movió sus cejas de par en par, mientras le seguía el andar de apoco, luego pronto dijo otra cosa más. — Siento lo de tu hermano. Me hace querer ayudar pero no creo ser lo suficientemente hábil aún. Al menos que comiese cierta fruta del diablo.. Pero va contra mis principios. — Acabó en un tono sumamente amargo.
La chica siguió explayándose como si nada. Siempre sus palabras fluían como el mar, con cautela pero con esas ansias de abarcarlo todo, arrasando con cada palabra articulada. Se notaba el interés en esas espadas, honestamente Guren tenía ganas de poseer una, conocerlas y saber la historia sin importar si alguna trata consigo una maldición. Anna le ofreció mantenimiento a su arma, sería bueno aquello pero no sabía bien como iba a terminar su espada a lo largo de los meses ya que estaba ad portas de iniciar un viaje, una aventura o al menos eso le habían hecho saber los superiores hace no mucho.
Cuando Anna termino de hablar, diciendo que ya habían avanzado mucho el joven sonrió, la verdad el tiempo volaba cuando hablabas con ella, tiene tema para todo e incluso te induce a hablar, para alguien como Guren es lo mejor o sino, pasaría en silencio.
— Jamás me tomaría en ese sentido lo que me acabas de decir. Y claro que te pediré manutención y más aún cuando tenga mi meitou, o mis meitous. — Sonrió tan ególatra que parecía seguro de que conseguiría aquellas como si nada. Luego de eso se le acercó a revisar los vendajes, primero los retiro. Tomó vendas que traía con el con la boca, examinó no parecía muy grave pero aún así le colocó una pomada en cada una de las heridas leves, lo hizo tan concentrado que no se dio cuenta cuanto tardó. — Ya debería estar bien. Ponte esto cada ocho horas y cambia las vendas. Toma un descanso mañana o alguna misión donde te quede quieta. Si no haces caso te vendré a regañar y créeme que soy el tipo más pesado del mundo. — Sonrió mientras terminó y miró el cielo estrellado que ya seguro no faltaba mucho para que el sol saliese. — Supongo que no nos veremos durante un tiempo. Cuídate, dentro de poco me tocará una misión importante o eso me han dicho. Nos volveremos a ver eso es seguro y sino es así, cuando sea almirante te buscaré para el mantenimiento de mis espadas. — Sonrió. Aspiraba a lo grande, quería llegar a ese puesto quería lograr hazañas y enorgullecer a su padre. — Volvamos ya nuestro turno ha terminado.—
Cuando aceptó el caramelo y pronto comenzó a hablar tan deliberadamente el joven pensó de una de que el azúcar activaba en ella algo que le hacía acelerarse un poco ya que hablaba como un loro algo parlanchín, eso era bueno para quienes tienen poco tema como es Ichinose.
No quiso responder ante su comentario de hacer su trabajo puesto que su trabajo no era meramente ser de médico, podía actuar así en caso de necesitarse mas no era una obligación, los marines son marines y ya luego se encargan de su especialización. Digamos que él sabe de sobra que su tarea es ser marine, la de médico la ha dejado algo relegada para más adelante, no tiene mucha importancia para él. Aún seguía molesto pero no evitaba en mirarle y prestar toda la atención a sus palabras, le pareció curioso que le dijese “atractivo”. La verdad nadie se lo había dicho, ni se le había pasado por la cabeza, siempre se considero alguien del montón. Alardeaba más de ser un buen peleador que de ser “lindo”.
— ¿Atractivo? — Preguntó con voz algo tajante, no es que le molestase pero si le hizo pensar. — Me han dicho gruñón, falto de humor pero jamás que mi rostro sea atractivo. Gracias.. Y sí tienes razón si me enojo soy de temer.. Si hubiera sido por mi le hubiera yo pateado el culo a los enanos. — Dijo molesto como cuan noble cuando no tiene lo que quiere además parecía que la vena en su frente iba a explotar pero pronto se le pasó, ya no era caso de que se le inflamara el colón por eso, seguro los adultos iban a regañar a los malditos niños. A pesar de todo eso de “los niños son niños” le calaba en la cabeza. Se imaginaba que podían haber niños piratas ya y ahí eso no iba a correr.
Anna comenzó a explicarle sobre su vida, desde los inicios. Guren sentía cierto interés en como ella trataba a las armas. Siempre él pensó que eran objetos para matar, algunos justificando que era por la libertad entre más razones que le dan. Nunca pensó que podían ser tratadas como un familiar ni mucho menos como un ser más. Alguna vez pensó que serían las meitou para los demás, si son armas que están por sobre las demás de su especie era algo que evidentemente tenían de especial, quizás porque eran construidas por personas como la herrera que tenía enfrente, con sentimientos especiales o quien sabe la verdadera historia y origen de estas. De pronto su historia se tornó a su hermano, como lo describía era un tipo genial, enorme como los de su raza. Guren se lo imagino imponente pero cuando llegó a la parte trágica, le miró de reojo. La historia se tornó algo más complicada pero el final fue algo sorpresivo, supongo que esa es la razón de porque está aquí y con aquella herencia que le hicieron.
— Ya veo te enamoraste y por eso viniste a la marina. — Le dijo con ese tono de voz tan honesto que le caracterizaba a él. Luego hizo un ademán algo burlesco, queriendo molestar un poco. — ¿Ya te confesaste, estimada señorita? — Movió sus cejas de par en par, mientras le seguía el andar de apoco, luego pronto dijo otra cosa más. — Siento lo de tu hermano. Me hace querer ayudar pero no creo ser lo suficientemente hábil aún. Al menos que comiese cierta fruta del diablo.. Pero va contra mis principios. — Acabó en un tono sumamente amargo.
La chica siguió explayándose como si nada. Siempre sus palabras fluían como el mar, con cautela pero con esas ansias de abarcarlo todo, arrasando con cada palabra articulada. Se notaba el interés en esas espadas, honestamente Guren tenía ganas de poseer una, conocerlas y saber la historia sin importar si alguna trata consigo una maldición. Anna le ofreció mantenimiento a su arma, sería bueno aquello pero no sabía bien como iba a terminar su espada a lo largo de los meses ya que estaba ad portas de iniciar un viaje, una aventura o al menos eso le habían hecho saber los superiores hace no mucho.
Cuando Anna termino de hablar, diciendo que ya habían avanzado mucho el joven sonrió, la verdad el tiempo volaba cuando hablabas con ella, tiene tema para todo e incluso te induce a hablar, para alguien como Guren es lo mejor o sino, pasaría en silencio.
— Jamás me tomaría en ese sentido lo que me acabas de decir. Y claro que te pediré manutención y más aún cuando tenga mi meitou, o mis meitous. — Sonrió tan ególatra que parecía seguro de que conseguiría aquellas como si nada. Luego de eso se le acercó a revisar los vendajes, primero los retiro. Tomó vendas que traía con el con la boca, examinó no parecía muy grave pero aún así le colocó una pomada en cada una de las heridas leves, lo hizo tan concentrado que no se dio cuenta cuanto tardó. — Ya debería estar bien. Ponte esto cada ocho horas y cambia las vendas. Toma un descanso mañana o alguna misión donde te quede quieta. Si no haces caso te vendré a regañar y créeme que soy el tipo más pesado del mundo. — Sonrió mientras terminó y miró el cielo estrellado que ya seguro no faltaba mucho para que el sol saliese. — Supongo que no nos veremos durante un tiempo. Cuídate, dentro de poco me tocará una misión importante o eso me han dicho. Nos volveremos a ver eso es seguro y sino es así, cuando sea almirante te buscaré para el mantenimiento de mis espadas. — Sonrió. Aspiraba a lo grande, quería llegar a ese puesto quería lograr hazañas y enorgullecer a su padre. — Volvamos ya nuestro turno ha terminado.—
Shinya Kougami
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