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Creado por Nijimura Oakenelven Jue Abr 28, 2016 12:08 am
Salvo la amenaza que hizo el hombre que nació cansado y morirá seguramente en el mismo estado como pensaba Nijimura todo se mostraba tranquilo arriba del barco, era un polizón pero hasta el momento no había hecho ningún movimiento que indicara que los fuera a atacar o intentar algún movimiento extraño. Todos los miembros de la tripulación se presentaron unos tras otros para terminar con la presentación del tonttata de nombre Harada, el rubio miraba la situación con tranquilidad como siempre estaba confiado en sus habilidades de combate por si necesitaba usarlas. — No debería ser un problema que este en un barco pirata, si quiere puede viajar con nosotros hasta que lleguemos a alguna isla. Lo que haga después es problema suyo. — Se alegaría un poco para caminar hasta el timón para moverlo en dirección a donde quería ir, a pesar de que no estaba seguro a donde ir en mente ya tenía una idea de donde sería su próxima parada, por lo que acomodo el timón porque se estaban alejando.
Escucho la historia del tonttata desde el lugar del timón pensando en lo que dijo sobre los revolucionarios, personalmente poco era lo que sabía de ellos y tener problemas con un grupo que se compara a la marina no era una buena idea, teniendo problemas con el gobierno mundial le bastaba de momento. — No te preocupes sino quieres contar por qué tuviste que embargar. — Tendría sus motivos para no contarlo, podían ser piratas y en el caso de Nijimura hacer uso de la fuerza en más de una ocasión para conseguir lo que quería sin embargo sentía que no era el momento de hacerlo esta vez. Un repentino dolor en la espalda aquejo al luchador quien se retiró sin decir palabra alguna hacia su dormitorio donde además de descansar aprovecharía de ver algunos mapas para ver cuáles eran las islas que se encontraban a su alrededor.
Luego de un par de horas donde pudo descansar sin mayores problemas volvió a salir hacia la cubierta principal encontrándose con quienes estuvieran en ella. — Busquen algo con lo que abrigarse, iremos a una isla de invierno así que es más que seguro que estará nevando. — Busco a Harada para decirle algunas palabras. — Si quieres puedes ir con nosotros. — Lo que haría quedaba en sus manos. Desde donde se encontraba se podía ver la Isla Minión lugar al que haría una parada para conseguir algunas cosas que les faltaban, la comida era lo principal. Con algo de suerte podrían conseguir algo de información sobre el hermano de Zhenya
Cuando llegaron al muelle él mismo se aseguró de anclar el barco y preparar al rampa para que pudieran bajar, por los datos que conocía no era una isla muy habitada así que podían dejar el barco sin estar preocupados de que podía pasarle algo. Como siempre llevaría sus guantes guardados en uno de los bolsillos de su chaqueta además del látigo amarrado en la espalda quedando oculto tras la chaqueta que usaba. — En el momento que estén preparados bajaremos. — Se encontraba en la rampa esperándolos para ir a la isla.
Escucho la historia del tonttata desde el lugar del timón pensando en lo que dijo sobre los revolucionarios, personalmente poco era lo que sabía de ellos y tener problemas con un grupo que se compara a la marina no era una buena idea, teniendo problemas con el gobierno mundial le bastaba de momento. — No te preocupes sino quieres contar por qué tuviste que embargar. — Tendría sus motivos para no contarlo, podían ser piratas y en el caso de Nijimura hacer uso de la fuerza en más de una ocasión para conseguir lo que quería sin embargo sentía que no era el momento de hacerlo esta vez. Un repentino dolor en la espalda aquejo al luchador quien se retiró sin decir palabra alguna hacia su dormitorio donde además de descansar aprovecharía de ver algunos mapas para ver cuáles eran las islas que se encontraban a su alrededor.
Luego de un par de horas donde pudo descansar sin mayores problemas volvió a salir hacia la cubierta principal encontrándose con quienes estuvieran en ella. — Busquen algo con lo que abrigarse, iremos a una isla de invierno así que es más que seguro que estará nevando. — Busco a Harada para decirle algunas palabras. — Si quieres puedes ir con nosotros. — Lo que haría quedaba en sus manos. Desde donde se encontraba se podía ver la Isla Minión lugar al que haría una parada para conseguir algunas cosas que les faltaban, la comida era lo principal. Con algo de suerte podrían conseguir algo de información sobre el hermano de Zhenya
Cuando llegaron al muelle él mismo se aseguró de anclar el barco y preparar al rampa para que pudieran bajar, por los datos que conocía no era una isla muy habitada así que podían dejar el barco sin estar preocupados de que podía pasarle algo. Como siempre llevaría sus guantes guardados en uno de los bolsillos de su chaqueta además del látigo amarrado en la espalda quedando oculto tras la chaqueta que usaba. — En el momento que estén preparados bajaremos. — Se encontraba en la rampa esperándolos para ir a la isla.
Nijimura Oakenelven
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Coyote Starrk Vie Abr 29, 2016 10:01 pm
¿Tonttata? ¿Qué diablos era eso? Coyote no era lo suficientemente informado como para estar al tanto de otras razas en particular. Con suerte sabía de los hombres ángeles provenientes del cielo, tales como Zhenya en aquel barco, hombres robot, puros robot, o quizá algún que otro hombre pez, pero hasta allí llegaba toda la información que pudiera saber. De más está decir que se encontraba sumamente sorprendido por el comentario del ser alado que, aunque pudo notar el tono con el que lo dijo, pudo notar cierta veracidad en sus palabras. Por más que quisiera meterle una bala entre las cejas, sería completamente en vano. Le molestaba admitirlo, pero cuando se trataba de información, Z era la mejor en el tema.
Odín se retiró a hacer lo que mejor sabía, dormir unas cuantas horas más. Mientras tanto, en la cubierta solo habían quedado los tres masculinos, dos de estos escuchando la historia del restante, el polizón que, por cuestiones del destino, se había visto envuelto en ese viaje con los piratas. Sentía un poco de pena por este, siendo extraño pues Coyote rara vez sentía algo que no fuese una monumental necesidad de deshacerse de algo o alguien que “fuese una molestia”, y así seguir su vida tranquilamente, tal como lo había planeado desde el inicio.
Removió el parche de su ojo, suspirando con pesadez. Sentía cierto rechazo a expresar sus emociones, porque solían traer más problemas que soluciones a su vida. –Oh, que problemático.- Bufó, con un tono ligeramente cortes, pues no quería quedar como una bestia que disparaba a diestra y siniestra. –Pues… Nos serviría alguien con tus capacidades… ¿No?- Gotas de sudor comenzaban a resbalar por sus mejillas, signo de nerviosismo en el castaño de aspecto poco amigable y perezoso. Tragó saliva, mientras se acercaba a observar al diminuto ser con sus ojos lleno de ojeras. -¿Saben qué? Olvídenlo.- Lo social, como era de esperarse, no era su fuerte para nada. Simplemente se retiró a su cuarto, con una manzana en su diestra, dispuesto a dormir unos minutos más.
-¡Oh diablos!.- Con su cabello hecho un desastre, salió disparado de su cuarto. Los minutos se prolongaron más de lo debido, llegado justo cuando el capitán del equipo cuando informaba de su destino. Para su fortuna, ya llevaba puesto un traje adecuado, junto a sus armas predilectas y municiones de reemplazo dentro de su abrigo. Se encogió de hombros y se hizo a un lado, a la espera de llegar a su objetivo, notando como su cachorro no andaba por ahí. Claro estaba que dormía cual bella durmiente debajo de su cama.
Cuando volvió a abrir sus párpados ya habían llegado al lugar de destino. Apenas podía sentir el descenso de la temperatura con aquel abrigo que usaba, siendo el mismo el de su uso predilecto. Le echó un vistazo a sus armas una última vez, antes de asentirle al rubio. –Solo espero poder dispararle a alguien.-
Odín se retiró a hacer lo que mejor sabía, dormir unas cuantas horas más. Mientras tanto, en la cubierta solo habían quedado los tres masculinos, dos de estos escuchando la historia del restante, el polizón que, por cuestiones del destino, se había visto envuelto en ese viaje con los piratas. Sentía un poco de pena por este, siendo extraño pues Coyote rara vez sentía algo que no fuese una monumental necesidad de deshacerse de algo o alguien que “fuese una molestia”, y así seguir su vida tranquilamente, tal como lo había planeado desde el inicio.
Removió el parche de su ojo, suspirando con pesadez. Sentía cierto rechazo a expresar sus emociones, porque solían traer más problemas que soluciones a su vida. –Oh, que problemático.- Bufó, con un tono ligeramente cortes, pues no quería quedar como una bestia que disparaba a diestra y siniestra. –Pues… Nos serviría alguien con tus capacidades… ¿No?- Gotas de sudor comenzaban a resbalar por sus mejillas, signo de nerviosismo en el castaño de aspecto poco amigable y perezoso. Tragó saliva, mientras se acercaba a observar al diminuto ser con sus ojos lleno de ojeras. -¿Saben qué? Olvídenlo.- Lo social, como era de esperarse, no era su fuerte para nada. Simplemente se retiró a su cuarto, con una manzana en su diestra, dispuesto a dormir unos minutos más.
-¡Oh diablos!.- Con su cabello hecho un desastre, salió disparado de su cuarto. Los minutos se prolongaron más de lo debido, llegado justo cuando el capitán del equipo cuando informaba de su destino. Para su fortuna, ya llevaba puesto un traje adecuado, junto a sus armas predilectas y municiones de reemplazo dentro de su abrigo. Se encogió de hombros y se hizo a un lado, a la espera de llegar a su objetivo, notando como su cachorro no andaba por ahí. Claro estaba que dormía cual bella durmiente debajo de su cama.
Cuando volvió a abrir sus párpados ya habían llegado al lugar de destino. Apenas podía sentir el descenso de la temperatura con aquel abrigo que usaba, siendo el mismo el de su uso predilecto. Le echó un vistazo a sus armas una última vez, antes de asentirle al rubio. –Solo espero poder dispararle a alguien.-
Coyote Starrk
Hoja de personaje
Nivel:
(15/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 |
Creado por Harada Musashi Vie Abr 29, 2016 11:05 pm
Listo, todo se había normalizado, costo en un principio y claro, quién iría a pensar que unos humanos completamente desconocidos y encima identificados como piratas en altamar me tratarían de una manera acogedora. No quería tampoco relajarme y es que cualquier movimiento en falso que pudieran hacer contra mi, no dudaría en sacar mi espada y cortar gran parte de la superficie del barco, o hacer mini destrozos en lugares vitales para que la maquina navegara, si, eran pensamientos malvados, pero uno no se puede fiar ni de su lengua como se dice popularmente.
Todos escucharon mi historia y tanto el capitán como el amenazador hombre del arma de fuego mencionaron unas palabras terminado mi relato. El rubio reacciono respetuosamente cuando me sensibilice al recordar parte de mi pasado y lo que me impulsaba a navegar en estas aguas y tenía razón, era mejor no dar a conocer esa información, o no de momento, aún tenía que averiguar con que tipo de personas me estaba viendo involucrado. Luego era el turno de que el especialista de armas a larga distancia se manifestara y lo hizo de una manera bastante extraña e hilarante a mi parecer, no solté una carcajada no mas para que no se mal interpretara, pero podía sentir como en su ímpetu de querer comunicarse conmigo colocaba una importante cantidad de esfuerzo cosa que también fue respetable ante mis saltones ojos azules claros. En ese momento pude ver como el capitán y el hombre se retiraban a realizar sus distintas actividades, antes de que el tirador se fuera le agradecí por valorar mis aptitudes como tontatta.
-Es un honor recibir su reconocimiento-
Mientras ellos se encontraban en sus quehaceres individuales, yo me encontraba entrenando con mis dagas de combate haciendo algunos movimientos en el aire. En eso, veo interrumpida mi sesión de ejercicio físico por la aparición del capitán, el cual me invitaba a acompañar a su tripulación a dar una vuelta a un nuevo destino que ya habían seleccionado en su mapa con antelación. Pensé durante un momento agarrándome el mentón y frotándolo con mi dedo pulgar e indice, luego de eso acepte y enérgicamente dando un gran salto, fui el primero que toco tierra firme, esperando no faltar el respeto al capitán, solo me dejaba llevar por mis libres instintos, después de todo esto no es la marina o el gobierno.
-Pues que esperan, vamos mas allá-
Aunque había olvidado algo, y es que a pesar de que había comido manzanas durante una incalculable cantidad de días, curiosamente empezaba a extrañarlas y como era mejor devolverse ahora que aún no desembarcaban todos, volví a cubierta subiendo por la rampa, abrí el barril de manzanas y con el uso de mis dagas las corte en muchos pedazos pequeños. Cruzando mis brazos recibí los cuadritos de la fruta rebanada mientras iba cayendo por obra y gracia de mis armas. Una vez hecho esto volví a descender del barco.
-Hay que ir preparado o no? Jejeje-
Todos escucharon mi historia y tanto el capitán como el amenazador hombre del arma de fuego mencionaron unas palabras terminado mi relato. El rubio reacciono respetuosamente cuando me sensibilice al recordar parte de mi pasado y lo que me impulsaba a navegar en estas aguas y tenía razón, era mejor no dar a conocer esa información, o no de momento, aún tenía que averiguar con que tipo de personas me estaba viendo involucrado. Luego era el turno de que el especialista de armas a larga distancia se manifestara y lo hizo de una manera bastante extraña e hilarante a mi parecer, no solté una carcajada no mas para que no se mal interpretara, pero podía sentir como en su ímpetu de querer comunicarse conmigo colocaba una importante cantidad de esfuerzo cosa que también fue respetable ante mis saltones ojos azules claros. En ese momento pude ver como el capitán y el hombre se retiraban a realizar sus distintas actividades, antes de que el tirador se fuera le agradecí por valorar mis aptitudes como tontatta.
-Es un honor recibir su reconocimiento-
Mientras ellos se encontraban en sus quehaceres individuales, yo me encontraba entrenando con mis dagas de combate haciendo algunos movimientos en el aire. En eso, veo interrumpida mi sesión de ejercicio físico por la aparición del capitán, el cual me invitaba a acompañar a su tripulación a dar una vuelta a un nuevo destino que ya habían seleccionado en su mapa con antelación. Pensé durante un momento agarrándome el mentón y frotándolo con mi dedo pulgar e indice, luego de eso acepte y enérgicamente dando un gran salto, fui el primero que toco tierra firme, esperando no faltar el respeto al capitán, solo me dejaba llevar por mis libres instintos, después de todo esto no es la marina o el gobierno.
-Pues que esperan, vamos mas allá-
Aunque había olvidado algo, y es que a pesar de que había comido manzanas durante una incalculable cantidad de días, curiosamente empezaba a extrañarlas y como era mejor devolverse ahora que aún no desembarcaban todos, volví a cubierta subiendo por la rampa, abrí el barril de manzanas y con el uso de mis dagas las corte en muchos pedazos pequeños. Cruzando mis brazos recibí los cuadritos de la fruta rebanada mientras iba cayendo por obra y gracia de mis armas. Una vez hecho esto volví a descender del barco.
-Hay que ir preparado o no? Jejeje-
Harada Musashi
Hoja de personaje
Nivel:
(8/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Haine Van Gogh. Sáb Abr 30, 2016 11:17 am
Solo dejaba huellas vacías a cada paso y las cuales no tardarían en borrarse por aquella leve nevada que caía para dar un característico y hermoso paisaje claro, los árboles eran cubiertos y en su interior permanecía el calor de sus propias hojas para sobrevivir mientras otras se dejaban vencer y terminaban hasta sin de ellas. Habían pocos senderos y seguro los animales salvajes residentes del a isla ansiaban un descuido en cualquier cosa que se moviera y estuviese caliente para así hacerlos ceder, en mi caso no dejaría que esto sucediese pues prefería sacrificar las vidas de estos que la mía propia. Mi paradero en aquella isla resultaba un tanto caótico y confuso, cosa que no recordaba con exactitud mas la suerte acompañaba mi camino ya que sea como sea termine con mi espada ahí. La espada que había descendido en la familia, junto a aquel diario, era lo que se me encomendó para forjar mi camino, mi propio destino y comenzar una nueva travesía que me llevaría a lugares inesperados, justo como este.
- Huh… - Palabras mudas, no tenia nada que decir y solo la expresión en mi rostro decía que aquel frió era muy aterrador. Estaba cubierto por aquella túnica roja, cubriéndome como una gran manta y ajustada para que solo estuviese al descubierto parte de mi rostro, llegando a parecer el punto rojo más grande en aquel paraíso blanquecino y carente de muchos colores. Aquel traje, tenia la multifuncionalidad de servirme como abrigo al igual como protector contra el sol, teniendo la forma ya mencionada y sin ajustar solo seria una capa con capucha. El cielo se mantenía en una tonalidad muy cegadora, siendo de día el sol intentaba atravesar las nubes pero estas mismas no dejaban. Pueblo fantasma, supongo que el apodo le va a la perfección, había venido hasta el pueblo tan solo dos días de los cinco que ya llevo en esta isla del demonio. Contadas con las manos eran las personas con las cuales me había conseguido, asóciales y tímidas, aunque no agresivas o no me di el lujo de ver dichas facetas en los seres.
Extranjero, se podía notar por mi vestimenta, vocabulario y forma de hablar. Ellos sabían y podían verme a distancia, sabían como evitarme por una razón que a mi parecer era desconocida. Se que había cometido algunas que otros crímenes, mas nunca cerca de estos mares y mucho menos en dicha isla tan gélida. – Buenas. – Dije con ese tono sereno y calmado que me caracterizaba, quizás se pudo notar un pequeño tartamudeo respecto al frió y la carencia de comunicación en dos días. El hombre que atendía el local que suponía ser un abastecimiento de provisiones, era bajo y algo pasado de sobrepeso, mismo que cuando cubría con ropa doble le ganaba unos kilos demás, gracias a que había especie de calentador en el local terminaba siendo mas reconfortante. Quite algunos broches de mi túnica, para que así esta se abriese y entonces solo quedase como especie de capa, luego con mi mano dominante jale la capucha hacia atrás descubriendo mi rostro. – Veo que este lugar es un poco solitario. – Le preguntaba a aquel señor que anteriormente se había presentado como “Mustaf”, sujeto agradable y muy parlanchín del cual pude enterarme que muchos de lo residentes temían a los extranjeros.
- Le agradecería mucho si pudiese regalarme algo caliente. – Le decía, esta vez acercándome un poco a la zona donde tenia algunas que otras carnes, mas que todo eran mariscos y peces, ya que seguro la carne era difícil de conseguir y muy cara. El clima no solo limitaba, sino que también no dejaba que los vegetales se desarrollaran y los pasmase. No tardo mucho en traerme una taza de café algo exagerada y caliente, asentí con la cabeza y tome entre mis manos aquella taza, moviéndose un poco la espada que colgaba de mi cintura pudiéndose ver el mango negro de la katana. – Necesito cerillos y un poco de ese pescado. – Le pedía al hombre, claro estaba que tenia el dinero para pagar y este ya lo sabia, procediendo a sacar dos pescados del que le había señalado y prepararlos mientras yo bebía de aquel café. Aprovechando entonces para recorrer el lugar, tampoco es que fuese muy grande pero si tenia muchas cosas, quizás mas que en las oras tiendas.
- Huh… - Palabras mudas, no tenia nada que decir y solo la expresión en mi rostro decía que aquel frió era muy aterrador. Estaba cubierto por aquella túnica roja, cubriéndome como una gran manta y ajustada para que solo estuviese al descubierto parte de mi rostro, llegando a parecer el punto rojo más grande en aquel paraíso blanquecino y carente de muchos colores. Aquel traje, tenia la multifuncionalidad de servirme como abrigo al igual como protector contra el sol, teniendo la forma ya mencionada y sin ajustar solo seria una capa con capucha. El cielo se mantenía en una tonalidad muy cegadora, siendo de día el sol intentaba atravesar las nubes pero estas mismas no dejaban. Pueblo fantasma, supongo que el apodo le va a la perfección, había venido hasta el pueblo tan solo dos días de los cinco que ya llevo en esta isla del demonio. Contadas con las manos eran las personas con las cuales me había conseguido, asóciales y tímidas, aunque no agresivas o no me di el lujo de ver dichas facetas en los seres.
Extranjero, se podía notar por mi vestimenta, vocabulario y forma de hablar. Ellos sabían y podían verme a distancia, sabían como evitarme por una razón que a mi parecer era desconocida. Se que había cometido algunas que otros crímenes, mas nunca cerca de estos mares y mucho menos en dicha isla tan gélida. – Buenas. – Dije con ese tono sereno y calmado que me caracterizaba, quizás se pudo notar un pequeño tartamudeo respecto al frió y la carencia de comunicación en dos días. El hombre que atendía el local que suponía ser un abastecimiento de provisiones, era bajo y algo pasado de sobrepeso, mismo que cuando cubría con ropa doble le ganaba unos kilos demás, gracias a que había especie de calentador en el local terminaba siendo mas reconfortante. Quite algunos broches de mi túnica, para que así esta se abriese y entonces solo quedase como especie de capa, luego con mi mano dominante jale la capucha hacia atrás descubriendo mi rostro. – Veo que este lugar es un poco solitario. – Le preguntaba a aquel señor que anteriormente se había presentado como “Mustaf”, sujeto agradable y muy parlanchín del cual pude enterarme que muchos de lo residentes temían a los extranjeros.
- Le agradecería mucho si pudiese regalarme algo caliente. – Le decía, esta vez acercándome un poco a la zona donde tenia algunas que otras carnes, mas que todo eran mariscos y peces, ya que seguro la carne era difícil de conseguir y muy cara. El clima no solo limitaba, sino que también no dejaba que los vegetales se desarrollaran y los pasmase. No tardo mucho en traerme una taza de café algo exagerada y caliente, asentí con la cabeza y tome entre mis manos aquella taza, moviéndose un poco la espada que colgaba de mi cintura pudiéndose ver el mango negro de la katana. – Necesito cerillos y un poco de ese pescado. – Le pedía al hombre, claro estaba que tenia el dinero para pagar y este ya lo sabia, procediendo a sacar dos pescados del que le había señalado y prepararlos mientras yo bebía de aquel café. Aprovechando entonces para recorrer el lugar, tampoco es que fuese muy grande pero si tenia muchas cosas, quizás mas que en las oras tiendas.
Haine Van Gogh.
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Akira Wolfang Sáb Abr 30, 2016 2:39 pm
Se aproximaba una ventisca. Akira, que tenía un desarrollado instinto para detectar cambios en la meteorología, podía sentirlo en los huesos. Teniendo en cuenta que la Isla Minion era una región de clima nevado, no era nada raro que se viese azotado por tormentas de nieve ocasionales, que también eran el motivo por el que la población humana de aquellas tierras era muy reducida en comparación con otras islas más cálidas. Para Akira poco significaban las bajas temperaturas del lugar, ya que su pelaje y su gran tamaño le ofrecían una buena resistencia al frío. De haber estado en una isla desértica o similar, sí que lo habría pasado mal.
Akira era un Mink, un animal (lobo en su caso) antropomórfico, nacido en Zou, una isla de Nuevo Mundo, donde había vivido hasta que fue capturado y vendido como esclavo a una familia importante de la Isla de Dawn, en el East Blue. La razón por la que se encontraba en la Isla Minion era que había asesinado a sus amos y había huido en una pequeña embarcación robada para finalmente naufragar en aquella gélida isla. Debido a su apariencia, Akira había decidido mantenerse alejada de las poblaciones humanas para no desatar el pánico y tener a una multitud persiguiéndole, refugiándose en un pequeño bosque de coníferas y alimentándose de lo que cazaba, como el conejo que estaba devorando en ese momento. Dados sus instintos depredadores, prefería la carne cruda, la que más proteínas y energía proporcionaba.
Un repentino cambio en la dirección del viento hizo que un conjunto de olores desconocidos, acompañados por el acostumbrado olor a agua marina. La mayor parte de los olores eran humanos, pero había al menos uno que no era capaz de identificar. ¿Qué clase de criatura sería? Curioso, dejé el cadáver del conejo tirado por el suelo para que se descompusiera y sirviera de nutrientes para las pocas especies vegetales que crecían en la isla y me dirigí a la costa siguiendo el rastro del olor. Allí vi un barco pirata, cuyos tripulantes se estaban preparando para desembarcar.
Akira era un Mink, un animal (lobo en su caso) antropomórfico, nacido en Zou, una isla de Nuevo Mundo, donde había vivido hasta que fue capturado y vendido como esclavo a una familia importante de la Isla de Dawn, en el East Blue. La razón por la que se encontraba en la Isla Minion era que había asesinado a sus amos y había huido en una pequeña embarcación robada para finalmente naufragar en aquella gélida isla. Debido a su apariencia, Akira había decidido mantenerse alejada de las poblaciones humanas para no desatar el pánico y tener a una multitud persiguiéndole, refugiándose en un pequeño bosque de coníferas y alimentándose de lo que cazaba, como el conejo que estaba devorando en ese momento. Dados sus instintos depredadores, prefería la carne cruda, la que más proteínas y energía proporcionaba.
Un repentino cambio en la dirección del viento hizo que un conjunto de olores desconocidos, acompañados por el acostumbrado olor a agua marina. La mayor parte de los olores eran humanos, pero había al menos uno que no era capaz de identificar. ¿Qué clase de criatura sería? Curioso, dejé el cadáver del conejo tirado por el suelo para que se descompusiera y sirviera de nutrientes para las pocas especies vegetales que crecían en la isla y me dirigí a la costa siguiendo el rastro del olor. Allí vi un barco pirata, cuyos tripulantes se estaban preparando para desembarcar.
Akira Wolfang
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Zhenya Wayland Dom Mayo 01, 2016 5:09 am
Atenta escuchó la historia de aquel pequeño ser antes de dirigirse a la cocina, asintiendo a momentos una suave sonrisa se había dibujado en sus labios… Era bastante tierno, no lo podía negar. - No tienes porque agradecer nada… - Fueron sus únicas palabras antes de ir a la cocina y comenzar a preparar un poco de comida mas el ambiente comenzaba a sentirse frío, el clima se estabilizaba e intuyó que estaban ya cerca de una isla, la comida la guardó, una parte la dejó para servir luego y la otra la volvió en pequeños almuerzos para disfrutar en el camino, seguro tendrían hambre. El clima se volvía más frío, terminando por regresar a su habitación se vistió pero… No tenía nada cálido para ponerse… Como buena pirata tomó el abrigo del capitán que hacía poco él había dejado en el almacén, si la regañaba simplemente no le daría algo para comer.
Haciendo un poco de chocolate caliente y guardándolo en un termo tomó las cosas en una mochililla para así salir a la cubierta viendo como todos comenzaban a bajar, bien abrigada fue la última en bajar dejando con una manta sobre su espalda a su hermoso Kú encomendándole cuidar el barco. Una vez abajo se escondió detrás del capitán, pegando su frente a la espalda de él tomando las orillas del abrigo para arroparse mejor. - T-Tomé tu abrigo prestado… - Avisó mientras temblaba. - ¿D-Dónde demonios estamos?.. - Reclamó al navegante tras pararse de su lado, viéndole de reojo inflando un poco los mofles… sus mejillas y su nariz ya se habían vuelto un poco rojizas. - Traje un poco de comida por si tienen hambre. - Avisó comenzando a caminar junto a todos los demás. - Debe de haber alguna aldea cerca, no creo que estén muy lejos de la orilla. - Parecía hablar sola, pero buscaba pensar en otras cosas para olvidar el frío aunque fuese de manera momentánea… Mordiendo su labio inferior aguantaba las ganas de abrazar a los varones en busca de calor, pero no quería ni ser irrespetuosa ni tenía la suficiente confianza aún para hacerlo.
Haciendo un poco de chocolate caliente y guardándolo en un termo tomó las cosas en una mochililla para así salir a la cubierta viendo como todos comenzaban a bajar, bien abrigada fue la última en bajar dejando con una manta sobre su espalda a su hermoso Kú encomendándole cuidar el barco. Una vez abajo se escondió detrás del capitán, pegando su frente a la espalda de él tomando las orillas del abrigo para arroparse mejor. - T-Tomé tu abrigo prestado… - Avisó mientras temblaba. - ¿D-Dónde demonios estamos?.. - Reclamó al navegante tras pararse de su lado, viéndole de reojo inflando un poco los mofles… sus mejillas y su nariz ya se habían vuelto un poco rojizas. - Traje un poco de comida por si tienen hambre. - Avisó comenzando a caminar junto a todos los demás. - Debe de haber alguna aldea cerca, no creo que estén muy lejos de la orilla. - Parecía hablar sola, pero buscaba pensar en otras cosas para olvidar el frío aunque fuese de manera momentánea… Mordiendo su labio inferior aguantaba las ganas de abrazar a los varones en busca de calor, pero no quería ni ser irrespetuosa ni tenía la suficiente confianza aún para hacerlo.
Zhenya Wayland
Hoja de personaje
Nivel:
(18/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Nijimura Oakenelven Lun Mayo 02, 2016 9:11 am
Cuando llego para preparar las cosas para bajar a la Isla Minion en el North Blue pudo notar como Harada se encontraba entrenando mientras el resto se encontraba en alguna otra parte del barco. Le habían dado la libertad de dejarlo solo, algo raro para ser un polizón sin embargo no hizo ningún destrozo en el barco, ocupo su tiempo para seguir entrenando teniendo una actitud digna de imitar, al verlo se preguntaba cuando uno de sus tripulantes haría lo mismo ya que por el momento lo único que hacían era dormir. El siguiente en llegar fue Coyote quien vestía sus ropas habituales, esta vez no venía acompañado de su mascota la cual generalmente lo seguía a todas partes — Lo único que encontraras en la isla son civiles. — Miraba al ojo parchado frente a su comentario. La única que faltaba era Zhenya, la cual como buena mujer tardaría un poco más que el resto, así que bajo por la rampa para esperarla en el muelle, estaban abajo cuando el Tonttata se devolvió al barco para llegar con unas manzanas muy picadas. — Sí que vas preparado. — Le pediría algo para comer aunque la fruta estaba muy picada como para que pudiera comer bien. Están los tres esperando a quien faltaba, a pesar de que estaba nevando Nijimura no sentía frió de momento, el abrigo que llevaba puesto lo mantendría abrigado sin problema alguno. Noto como alguien se apoyaba en su espalda sintiéndose aún más cálido, se dio media vuelta para verla. — Te queda bien, quizás deberías quedártelo. — La miraría por unos segundos contemplando como se veía sin decir nada más.
Dio unos cuantos pasos quedando frente a todos, era la primera vez que estaba en la isla aunque conocía algunos detalles sobre esta principalmente por los mapas que ha visto durante toda su vida. — Nos encontramos en la Isla Minión, no hay mucha gente viviendo en ella pero podremos conseguir algo de comida y otras cosas. — Levantaría los hombros mientras seguía el camino. — Como consiguen lo que necesitan lo verán ustedes mismos. — Desde que llegaron a la isla que estaba nevando quedando todo oculto bajo una capa blanca, los pocos pasos que daban alejándose del barco a los pocos segundos quedaban ocultos por la nieve como si nadie hubiese pasado por ese lugar.
Al terminar el muelle seguía un camino que a su lado derecho tenía unos cuantos arboles iniciando lo que sería un bosque o esa impresión le daba al capitán de los Fallen Angels desde donde se encontraba, pudo notar como alguien los estaba mirando — Hoy realmente es un gran día. — A primera hora de la mañana pudo conocer a un tonttata y ahora frente a sus ojos se encontraba otra raza que nunca antes había visto, se acercó hacia ella quedando a unos dos metros de distancia frente a él — Hola soy Nijimura, capitán de los Fallen Angels ¿Quién eres tú? — Directo en este caso en su presentación, revelando que era el capitán de una tripulación la cual recién estaba partiendo un largo camino, a quien tenía al frente se veía fuerte y quería tenerlo entre sus miembros. Miro a Coyote quien se encontraba unos metros más atrás — Ustedes sigan avanzando… Te quedas a cargo de momento, en unos minutos los alcanzo — Aun no lo invitaba a unirse sin embargo tiene todas las intenciones de hacerlo, con el tonttata también lo haría cuando volvieran al barco.
Dio unos cuantos pasos quedando frente a todos, era la primera vez que estaba en la isla aunque conocía algunos detalles sobre esta principalmente por los mapas que ha visto durante toda su vida. — Nos encontramos en la Isla Minión, no hay mucha gente viviendo en ella pero podremos conseguir algo de comida y otras cosas. — Levantaría los hombros mientras seguía el camino. — Como consiguen lo que necesitan lo verán ustedes mismos. — Desde que llegaron a la isla que estaba nevando quedando todo oculto bajo una capa blanca, los pocos pasos que daban alejándose del barco a los pocos segundos quedaban ocultos por la nieve como si nadie hubiese pasado por ese lugar.
Al terminar el muelle seguía un camino que a su lado derecho tenía unos cuantos arboles iniciando lo que sería un bosque o esa impresión le daba al capitán de los Fallen Angels desde donde se encontraba, pudo notar como alguien los estaba mirando — Hoy realmente es un gran día. — A primera hora de la mañana pudo conocer a un tonttata y ahora frente a sus ojos se encontraba otra raza que nunca antes había visto, se acercó hacia ella quedando a unos dos metros de distancia frente a él — Hola soy Nijimura, capitán de los Fallen Angels ¿Quién eres tú? — Directo en este caso en su presentación, revelando que era el capitán de una tripulación la cual recién estaba partiendo un largo camino, a quien tenía al frente se veía fuerte y quería tenerlo entre sus miembros. Miro a Coyote quien se encontraba unos metros más atrás — Ustedes sigan avanzando… Te quedas a cargo de momento, en unos minutos los alcanzo — Aun no lo invitaba a unirse sin embargo tiene todas las intenciones de hacerlo, con el tonttata también lo haría cuando volvieran al barco.
Nijimura Oakenelven
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Coyote Starrk Lun Mayo 02, 2016 11:14 pm
Se podía sentir una brisa mortalmente gélida, capaz de congelar incluso las ganas y deseos de hacer algo. A donde se pudiera dirigir la vista, un fino manto blanco adornaba las superficies de todo lo que se pudiera alcanzar a ver. Si se alzaba la vista, perfectamente se podía ver como pechos puntos blancos descendían lentamente de entre las nubes oscuras que ocultaban el celeste cielo sobre ellos. No era lluvia, pues la sensación de la misma contra la piel era molesta en todo sentido, desde la fuerza con la que impactaba hasta aquel malestar que quedaba luego del mismo. Nieve, eso era lo que caía desde las alturas. Los diminutos copos se deshacían al mero contacto sobre los seres vivos, dejando una húmeda sensación al final, bastante molesta.
-Un civil es igual de bueno que cualquier otro blanco.- Una mirada cómplice le fue dedicada a su capitán, aquel rubio sujeto que poca pinta tenía de ser uno. Hasta el momento nunca le había traído problemas al castaño del innecesario parche. Por lo menos, de haberle traído alguno, el propio tirador no lo consideraba como tal. Disfrutaba el poder estar en ese grupo que lentamente crecía con la presencia del diminuto ser de, según la amenaza recibida anteriormente, gran fuerza. Se encogió de hombros y se agitó levemente, removiendo las diminutas molestias frías que adornaban su abrigo y cabello, humedeciendo ambos. Suspiró, ahogando sus palabras, pues sabía que lo próximo que fuese a expresar sería lo molesto y “problemático” tal o cual tema, y no quería molestar a nadie con sus constantes comentarios. Eso sí que sería problemático.
Cuando su vista volvió a enfocarse en el rubio, vio a la mujer de hebras doradas temblando, apoyándose sobre el navegante. Por un mísero segundo se planteó si debía recalcar lo problemático que sería si el ángel se enfermaba por el frío que estaba por padecer, lo apegado y melosos que se veían juntos, o buscar algún abrigo para evitar lo primero. El accionar del líder evitó alguna resolución con respecto a tal dilema, dejando que el agua fluyera debajo del puente, permitiendo que Coyote recuperara su semblante serio usual. Mantener la compostura era algo que le costaba horrores al tirador, principalmente por su mal genio y poca paciencia. Siempre que pasara algo molesto, un disparo podría arreglar todos los problemas, ¿no? Al menos eso fue lo que pensó con el comentario de conseguir cosas “de la forma que sea”. Por puro instinto su diestra se acomodó sobre su arma, con un deseo voraz de emplearla. A veces podría ser un hombre tan primitivo.
Iniciaron la caminata sin un rumbo fijo aparente. Solo caminaban hacía donde parecía estar “la civilización”. Nada a diestra, nada a siniestra. Todo lo que podía llegar a verse eran capas y capas de nieve, incluso una figura peluda cubierta con aquella capa blanquecina sobre su pelaje… Cuando cayó en lo extraño de la situación, Nijimura ya se había adelantado, encargándole seguir camino. –Ya lo oyeron. Sigamos… No nos detendremos hasta encontrar un lugar que me dé un café caliente.- Miro de reojo a los dos no-humanos junto a él, indicándoles que continuaran su camino con un ligero movimiento de su cabeza. No sabría si lo harían o no, pues Coyote ciertamente no tenía las pintas de ser alguien capaz de estar a cargo.
Al cabo de unos minutos de trayecto, finalmente arribaron a la tierra prometida. Una suerte de pueblo apareció en su camino. Poca gente caminaba por las calles aparentemente de tierra, abrigados hasta la frente de camperas, bufandas y otras prendas excesivamente grandes. Paso de reírse por su apariencia estúpida, temiendo inhalar frío por la garganta, continuando el paso, dando largas zancadas para llegar hasta a un local donde se vendía comida de todo tipo. Un sujeto con una capa también se encontraba allí, haciendo unas compras, molestando, pidiendo limosna o vaya a saber Dios que.
-Zhenya.- Entre balbuceos, se dirigió a la pensadora, levantando la vista por encima del hombro. ¿La había seguido? No lo había comprobado hasta ese preciso momento. –N-No tengo idea de que hay que comprar… T-Te lo encargo.- Temblando, se hizo a un lado, dejando que la dama pasara, si es que lo había seguido, claro. Temía que la skypean reaccionara mal por su “relevo de tareas”, dándole a la rubia una tarea que muchos afirmarían ser para mujeres. Sin embargo, el motivo se alejaba mucho de la realidad. Coyote únicamente destacaba en el uso de armas, y la creación de cosas precisas, minúsculas o no. Cualquier otra cosa era terreno desconocido para el hombre de desalineado aspecto, prefiriendo que alguien más experimentado en el tema se hiciera cargo del asunto.
-Un civil es igual de bueno que cualquier otro blanco.- Una mirada cómplice le fue dedicada a su capitán, aquel rubio sujeto que poca pinta tenía de ser uno. Hasta el momento nunca le había traído problemas al castaño del innecesario parche. Por lo menos, de haberle traído alguno, el propio tirador no lo consideraba como tal. Disfrutaba el poder estar en ese grupo que lentamente crecía con la presencia del diminuto ser de, según la amenaza recibida anteriormente, gran fuerza. Se encogió de hombros y se agitó levemente, removiendo las diminutas molestias frías que adornaban su abrigo y cabello, humedeciendo ambos. Suspiró, ahogando sus palabras, pues sabía que lo próximo que fuese a expresar sería lo molesto y “problemático” tal o cual tema, y no quería molestar a nadie con sus constantes comentarios. Eso sí que sería problemático.
Cuando su vista volvió a enfocarse en el rubio, vio a la mujer de hebras doradas temblando, apoyándose sobre el navegante. Por un mísero segundo se planteó si debía recalcar lo problemático que sería si el ángel se enfermaba por el frío que estaba por padecer, lo apegado y melosos que se veían juntos, o buscar algún abrigo para evitar lo primero. El accionar del líder evitó alguna resolución con respecto a tal dilema, dejando que el agua fluyera debajo del puente, permitiendo que Coyote recuperara su semblante serio usual. Mantener la compostura era algo que le costaba horrores al tirador, principalmente por su mal genio y poca paciencia. Siempre que pasara algo molesto, un disparo podría arreglar todos los problemas, ¿no? Al menos eso fue lo que pensó con el comentario de conseguir cosas “de la forma que sea”. Por puro instinto su diestra se acomodó sobre su arma, con un deseo voraz de emplearla. A veces podría ser un hombre tan primitivo.
Iniciaron la caminata sin un rumbo fijo aparente. Solo caminaban hacía donde parecía estar “la civilización”. Nada a diestra, nada a siniestra. Todo lo que podía llegar a verse eran capas y capas de nieve, incluso una figura peluda cubierta con aquella capa blanquecina sobre su pelaje… Cuando cayó en lo extraño de la situación, Nijimura ya se había adelantado, encargándole seguir camino. –Ya lo oyeron. Sigamos… No nos detendremos hasta encontrar un lugar que me dé un café caliente.- Miro de reojo a los dos no-humanos junto a él, indicándoles que continuaran su camino con un ligero movimiento de su cabeza. No sabría si lo harían o no, pues Coyote ciertamente no tenía las pintas de ser alguien capaz de estar a cargo.
Al cabo de unos minutos de trayecto, finalmente arribaron a la tierra prometida. Una suerte de pueblo apareció en su camino. Poca gente caminaba por las calles aparentemente de tierra, abrigados hasta la frente de camperas, bufandas y otras prendas excesivamente grandes. Paso de reírse por su apariencia estúpida, temiendo inhalar frío por la garganta, continuando el paso, dando largas zancadas para llegar hasta a un local donde se vendía comida de todo tipo. Un sujeto con una capa también se encontraba allí, haciendo unas compras, molestando, pidiendo limosna o vaya a saber Dios que.
-Zhenya.- Entre balbuceos, se dirigió a la pensadora, levantando la vista por encima del hombro. ¿La había seguido? No lo había comprobado hasta ese preciso momento. –N-No tengo idea de que hay que comprar… T-Te lo encargo.- Temblando, se hizo a un lado, dejando que la dama pasara, si es que lo había seguido, claro. Temía que la skypean reaccionara mal por su “relevo de tareas”, dándole a la rubia una tarea que muchos afirmarían ser para mujeres. Sin embargo, el motivo se alejaba mucho de la realidad. Coyote únicamente destacaba en el uso de armas, y la creación de cosas precisas, minúsculas o no. Cualquier otra cosa era terreno desconocido para el hombre de desalineado aspecto, prefiriendo que alguien más experimentado en el tema se hiciera cargo del asunto.
Coyote Starrk
Hoja de personaje
Nivel:
(15/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 |
Creado por Akira Wolfang Mar Mayo 03, 2016 8:36 am
A medida que los recién llegados desembarcaban, comprobó con sus propios ojos que su sentido del olfato no le había engañado. La mayor parte de ellos eran, o por lo menos lo parecían, humanos, pero había un ser que era demasiado pequeño para ser parte de la misma raza. ¿Qué clase de criatura era? Esa era una pregunta que también debían de estar haciéndose ellos al ver a Akira, aunque al chico rubio que había entre ellos no parecía importarle demasiado. La mayoría de los humanos reaccionaban a su presencia gritando que era un monstruo y echando a correr, salvo aquellos cuya avaricia les impulsaba a esclavizar y vender a los demás para ganar dinero. En el caso de los habitantes de la isla Minion, los pocos individuos armados y capaces de luchar le atacaban cada vez que le veían para asegurarse de que no apareciera en el pueblo a perturbar las vidas de los demás. Aunque la naturaleza de los Mink lobos era defenderse ante cualquier agresión y no dar la espalda al conflicto, Akira había optado por no invadir el territorio humano para evitar una pelea en la que podrían verse implicadas personas indefensas.
El lobo se llevó una gran sorpresa cuando el chico rubio, el líder del grupo a juzgar por el modo en que daba órdenes y el resto le obedecía, se aproximó a él y se presentó como si estuviera manteniendo una conversación normal y corriente con otro humano. ¿Acaso no le sorprendía su aspecto? Dado que no parecía que el capitán tuviera malas intenciones, Akira se acercó más a él para devolverle el saludo, procurando que su espada fuese visible a simple vista para hacer saber a los visitantes que respondería a cualquier evidencia de peligro. Después de todo, era una insensatez bajar la guardia por completo, sobre todo cuando se trataba con desconocidos.
-Mi nombre es Akira Wolfang. -le comunicó al capitán. Echó un vistazo al barco y preguntó: -¿Sois piratas?
El lobo se llevó una gran sorpresa cuando el chico rubio, el líder del grupo a juzgar por el modo en que daba órdenes y el resto le obedecía, se aproximó a él y se presentó como si estuviera manteniendo una conversación normal y corriente con otro humano. ¿Acaso no le sorprendía su aspecto? Dado que no parecía que el capitán tuviera malas intenciones, Akira se acercó más a él para devolverle el saludo, procurando que su espada fuese visible a simple vista para hacer saber a los visitantes que respondería a cualquier evidencia de peligro. Después de todo, era una insensatez bajar la guardia por completo, sobre todo cuando se trataba con desconocidos.
-Mi nombre es Akira Wolfang. -le comunicó al capitán. Echó un vistazo al barco y preguntó: -¿Sois piratas?
Akira Wolfang
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Harada Musashi Mar Mayo 03, 2016 6:55 pm
Realmente el resto del mundo tenía panoramas naturales sorprendentes, prueba de ello era lo que estábamos viviendo, no sabía como describirlo, era como si a Dios se le hubiera volteado un granizado de helado de piña, solo que el sabor habia desaparecido y en lugar de deshacerse fácilmente al entrar en contacto con uno, se amontonaba sobre el biotopo y también sobre algunos pequeños animalillos de por ahí que necesitaban refugio. Me preocupaba considerablemente la salud del entorno, tantas plantas congelarse y tanto ser lleno de vida tener que esconderse donde pudiera, me resultaba inquietante por lo que probablemente mi rostro en ese momento se veía entre molesto y triste, pero trataba de que los humanos no me vieran porque podría levantar sospechas.
La caminata me estaba aburriendo, la nieve cubría tres cuartas partes de mi cuerpo, dejando libre solo mis ojos, nariz y cabellera, y bueno, tenía que levantar los brazos con los restos de manzana para no perderla, pero a medida avanzábamos, iba perdiendo de a poquito algunos trozos porque me tambaleaba por la misma presión que ejercía el demonio blanco. Empecé a comer la fruta de a grandes tarascones cosa de que no se congelara y terminara por perderse, mientras me alimentaba, eché un vistazo a los humanos, el capitán de los piratas estaba muy de cerca con la tripulante femenina y el peculiar hombre del parche se notaba que sentía cierto desagrado por el clima del día de hoy.
Llegado un cierto momento del trayecto realizado, el rubio hombre se adelantó unos cuantos metros para ir a arreglar unos asuntos de su propio interés, esto me llamo la atención pero no me preocupo del todo, ya que había delegado su función a Coyote y este tendría que guiarnos a través de esta bonita pero molesta isla. Escuche las ordenes del humano a cargo y asentí con la cabeza sin pronunciarme, el frío ya estaba calando en mis huesitos y era notorio, pero una sonrisa se dibujo en mi rostro cuando menciono algo sobre café, era lo que hacía falta a mi cuerpo para seguir adelante.
Al llegar al pueblo, que también estaba cubierto de un manto blanco, los dos muchachos que me acompañaban se preguntaban qué tocaría ahora que por fin habíamos llegado a un centro de abastecimiento, ir de compras posiblemente irían pero el tipo del parche no parecía tener claridad en cuanto a que cosas cancelar con el dinero que llevaban encima. ¿Pagar? no se en que rayos estaba pensando, había olvidado que eran piratas por un momento, esto hizo que en mi mente riera. Interrumpí su cruce de palabras jalando suavemente del pantalón al hombre y haciéndole cosquillas en el talón a la mujer, para preguntarles que querían llevar para el barco, yo tenía una solución poco arriesgada y muy eficiente, pero era el único que podía llevar esta tarea a cabo.
-Humanos, yo podría ayudarles a tomar la mercadería que necesiten. Soy lo suficientemente rápido para ir por algunos objetos y volver con ellos, tan solo si quieren-
La caminata me estaba aburriendo, la nieve cubría tres cuartas partes de mi cuerpo, dejando libre solo mis ojos, nariz y cabellera, y bueno, tenía que levantar los brazos con los restos de manzana para no perderla, pero a medida avanzábamos, iba perdiendo de a poquito algunos trozos porque me tambaleaba por la misma presión que ejercía el demonio blanco. Empecé a comer la fruta de a grandes tarascones cosa de que no se congelara y terminara por perderse, mientras me alimentaba, eché un vistazo a los humanos, el capitán de los piratas estaba muy de cerca con la tripulante femenina y el peculiar hombre del parche se notaba que sentía cierto desagrado por el clima del día de hoy.
Llegado un cierto momento del trayecto realizado, el rubio hombre se adelantó unos cuantos metros para ir a arreglar unos asuntos de su propio interés, esto me llamo la atención pero no me preocupo del todo, ya que había delegado su función a Coyote y este tendría que guiarnos a través de esta bonita pero molesta isla. Escuche las ordenes del humano a cargo y asentí con la cabeza sin pronunciarme, el frío ya estaba calando en mis huesitos y era notorio, pero una sonrisa se dibujo en mi rostro cuando menciono algo sobre café, era lo que hacía falta a mi cuerpo para seguir adelante.
Al llegar al pueblo, que también estaba cubierto de un manto blanco, los dos muchachos que me acompañaban se preguntaban qué tocaría ahora que por fin habíamos llegado a un centro de abastecimiento, ir de compras posiblemente irían pero el tipo del parche no parecía tener claridad en cuanto a que cosas cancelar con el dinero que llevaban encima. ¿Pagar? no se en que rayos estaba pensando, había olvidado que eran piratas por un momento, esto hizo que en mi mente riera. Interrumpí su cruce de palabras jalando suavemente del pantalón al hombre y haciéndole cosquillas en el talón a la mujer, para preguntarles que querían llevar para el barco, yo tenía una solución poco arriesgada y muy eficiente, pero era el único que podía llevar esta tarea a cabo.
-Humanos, yo podría ayudarles a tomar la mercadería que necesiten. Soy lo suficientemente rápido para ir por algunos objetos y volver con ellos, tan solo si quieren-
Harada Musashi
Hoja de personaje
Nivel:
(8/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
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