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Creado por Haine Van Gogh. Jue Jun 09, 2016 7:57 pm
Recuerdo del primer mensaje :
El reloj movía sus agujas sin descanso, la hora avanzaba cruelmente y no pretendía detenerse aun. Tap, fue el sonido que provoco la tapita del reloj de bolsillo al cerrarse. Luego simplemente lo guarde en mi bolsillo donde siempre debe estar desde un principio, ahora alzaba mi rostro para ver por donde caminábamos, viendo entonces a la gente venir de un lado a otro con sus familiares o amigos. Luego observe a Harlock a mi lado, ahora ya no transitaba solo y tenía a mi antiguo capitán como mi primer tripulante. El mismo tenía mucho que saber y aprender, pues sería mi máximo caso, ya leyendo muchas cosas referentes a las emociones de los seres vivos y las actitudes que presentan hacia que me resultara curioso el caso de Harlock, quien perdió sus memorias y ahora era alguien completamente diferente a quien fue.
- Si siempre miraras a la gente con esa expresión, hasta yo bajaría la mirada. – Hace ya buen rato que no hablábamos de nada, así que era hora de romper ese hielo tan denso que tiene el hombre, mejor dicho ciborg. Ya que, a costa de salvar la vida de mi amigo, el doctor le tuvo que hacer muchas modificaciones, afirmando a totalidad que ahora era alguien nuevo en este mundo. – Necesitare de tu ayuda… Así que empezaremos a buscar compañeros que nos ayuden en nuestra aventura. – Sonreí al decir aquello, pues tenía mucha firmeza que sería una gran aventura en la cual nos embarcaríamos. Un gran camino en dirección al One Piece. Aun sentía la presencia de harlock muy tensa, como si ya quisiera saber todo, exactamente todo a quien fue y como termino así como es ahora, pero me negaba a regurgitarle tal cantidad de información.
Ocultaba mi rostro bajo la capucha roja de mi capa, teniéndola solo ajustada en el cuello y dejando que las mangas junto a la demás extensión de la tela rojiza se ondeara por el mismo viento. Colgaba mi espada en mi espalda, cosa de que la empuñadura quedase cerca de la nuca y me fuese fácil de sacar en caso hostil, no obstante estaría ahí por el resto del día. Me detuve cerca de un pequeño puesto de venta de frutas, viendo la pila de manzanas que habían, un poco indeciso por cual llevar estuve callado tocando las mismas para poder elegir. – ¿Qué es lo que más recuerdas o que fragmentos se te hacen conocidos? Mencionaba para el castaño, para poder saber de dónde empezar y que omitir hasta los momentos.
El día estaba perfecto hasta los momentos, esperando entonces la variable que nos sacase de casillas para hacer algo nuevo y majestuoso.
El reloj movía sus agujas sin descanso, la hora avanzaba cruelmente y no pretendía detenerse aun. Tap, fue el sonido que provoco la tapita del reloj de bolsillo al cerrarse. Luego simplemente lo guarde en mi bolsillo donde siempre debe estar desde un principio, ahora alzaba mi rostro para ver por donde caminábamos, viendo entonces a la gente venir de un lado a otro con sus familiares o amigos. Luego observe a Harlock a mi lado, ahora ya no transitaba solo y tenía a mi antiguo capitán como mi primer tripulante. El mismo tenía mucho que saber y aprender, pues sería mi máximo caso, ya leyendo muchas cosas referentes a las emociones de los seres vivos y las actitudes que presentan hacia que me resultara curioso el caso de Harlock, quien perdió sus memorias y ahora era alguien completamente diferente a quien fue.
- Si siempre miraras a la gente con esa expresión, hasta yo bajaría la mirada. – Hace ya buen rato que no hablábamos de nada, así que era hora de romper ese hielo tan denso que tiene el hombre, mejor dicho ciborg. Ya que, a costa de salvar la vida de mi amigo, el doctor le tuvo que hacer muchas modificaciones, afirmando a totalidad que ahora era alguien nuevo en este mundo. – Necesitare de tu ayuda… Así que empezaremos a buscar compañeros que nos ayuden en nuestra aventura. – Sonreí al decir aquello, pues tenía mucha firmeza que sería una gran aventura en la cual nos embarcaríamos. Un gran camino en dirección al One Piece. Aun sentía la presencia de harlock muy tensa, como si ya quisiera saber todo, exactamente todo a quien fue y como termino así como es ahora, pero me negaba a regurgitarle tal cantidad de información.
Ocultaba mi rostro bajo la capucha roja de mi capa, teniéndola solo ajustada en el cuello y dejando que las mangas junto a la demás extensión de la tela rojiza se ondeara por el mismo viento. Colgaba mi espada en mi espalda, cosa de que la empuñadura quedase cerca de la nuca y me fuese fácil de sacar en caso hostil, no obstante estaría ahí por el resto del día. Me detuve cerca de un pequeño puesto de venta de frutas, viendo la pila de manzanas que habían, un poco indeciso por cual llevar estuve callado tocando las mismas para poder elegir. – ¿Qué es lo que más recuerdas o que fragmentos se te hacen conocidos? Mencionaba para el castaño, para poder saber de dónde empezar y que omitir hasta los momentos.
El día estaba perfecto hasta los momentos, esperando entonces la variable que nos sacase de casillas para hacer algo nuevo y majestuoso.
Haine Van Gogh.
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Shitai Sáb Jun 18, 2016 12:02 pm
¿Interponerse en tu camino?...
Aquella persona que hasta ahora se había mantenido en velo, con el rostro cubierto, empezó a reír de manera desmesurada, con los ojos ahora si completamente expresivos, hundidos en el rostro de aquel hombre que le había empujado con tremenda fuerza.
En ese momento se tocó el busto, y pudo sentir que este estaba, aunque un poco magullado, a salvo. Hay que cuidar el templo de la mente, que es el cuerpo. Es algo que ella pensaba, mientras se quitaba aquella capucha, revelando su dorada cabellera, y grandes ojos azules, ahora a la luz del sol. Retiró el paliacate que habría de cubrir su boca hasta ahora, y chascando la lengua sonrió para finalmente revelarse.
Era una mujer alta, con largos y ondulados cabellos dorados, acomodados hacia atrás. Las facciones de su rostro eran casi de porcelana, finas y de recatado acabado. Abrió su gabardina dejando ver su cuerpo, pechos y cintura sinuosos. De su cintura surgieron dos espadas que sacó de sus fundas, las cuales hizo girar con su mano, como si se tratasen de las hélices de un helicóptero. Sus ojos volvían a ser los abismos marinos, inexpresivos, y mortales.
Permaneció así apenas unos segundos, - ¿No comprendes verdad? - , exclama mientras da dos pasos adelante, con la cabeza a lo alto, observando a ese sujeto, - ¿No comprendes de qué estoy hablando? - , diría mirando a su derecha, hacia donde luchaban aquellos dos.
La lucha por la supervivencia es una inconsistencia, por que no se está luchando, se está depredando. Aquellos que luchan, lo hacen por el placer de hacerlo, y yo solo veo dos personas luchando por placer. Fácilmente cualquiera de estos aquí podrían huir, pero han decidido permanecer, por su ego - , termina entonces mientras pasa su espada con veloz tajo descendente hacia las verduras y frutas al lado, lanzándolas en trozos hacia el rostro de aquel hombre (Harlock) al mismo tiempo que se agachaba, empujándose con la pierna izquierda hacia la derecha.
Se recompuso tras una voltereta, tratando de generar distancia entre su rival y ella, - ¿Esto también es una propuesta de duelo? - , dijo decidida, con su voz femenina totalmente revelada. Los ojos de la mujer se pasearon por la otra arena de duelos, escuchando con atención lo que decían ambos luchadores, no debía perder mucho tiempo, así que devolvió la mirada a su oponente, - ¿Podrías entenderlo si te lo explicara con besos y caricias? ¿O es solo que quieres probar tu propia sangre mezclada con la mía? - , terminaba mientras empezaba a correr a la derecha, y después en círculos, rodeando a su rival a una distancia de tres metros aproximadamente.
La teoría del duelo se compone en destruir al otro, no solo físicamente, sí no mentalmente. Los duelos existen no solo para acabar con la vida, sí no con las ideas del otro. No importa si el cuerpo muere, pues las ideas viajarán a otro, y como un virus, contaminarán al resto. Las ideas, es lo único inmortal, eterno, que prevalece en la mente de las personas ¿Lo comprendes? - , dice, hablando en voz alta para que todos escuchen.
Artes visuales, letras, sonidos, y movimiento, todo puede ser un arte - , diría agitando entonces su espada de la mano derecha, tras un salto al costado izquierdo de su oponente, tratando de tajarle en diagonal ascendente. Pero ese no era el movimiento real, colocó su pierna diestra, apoyándose sobre los dedos de su pie, para girar sobre ese improvisado eje, y disparar otro corte, esta vez horizontal.
Una, dos, tres veces, hizo aquello, como maniobra más bien defensiva. Se detuvo en seco, suspirando, mientras dejaba caer la gabardina completamente, mostrando su cuerpo femenino, delgado, y de anchas caderas, con una camisa de color blanco cubriéndole el pecho.
Los anhelos, no tienen ningún sentido, sí estos no se realizan - , exclamó la mujer, con una voz delicada, - Yo soy la muerte, y mi anhelo es que todos mueran... Pero sé que todos morirán, así que mi anhelo está cumplido... Hoy por hoy, solo soy quién lleva la condena, a quienes viven sin saber vivir - , terminó diciendo, mientras adoptaba una posición de combate, con las espadas cruzadas en forma de X, con su pierna izquierda adelante, y la derecha apoyándose aún sobre los dedos de los pies, y la rodilla inclinada hacia abajo.
Aquella persona que hasta ahora se había mantenido en velo, con el rostro cubierto, empezó a reír de manera desmesurada, con los ojos ahora si completamente expresivos, hundidos en el rostro de aquel hombre que le había empujado con tremenda fuerza.
En ese momento se tocó el busto, y pudo sentir que este estaba, aunque un poco magullado, a salvo. Hay que cuidar el templo de la mente, que es el cuerpo. Es algo que ella pensaba, mientras se quitaba aquella capucha, revelando su dorada cabellera, y grandes ojos azules, ahora a la luz del sol. Retiró el paliacate que habría de cubrir su boca hasta ahora, y chascando la lengua sonrió para finalmente revelarse.
Era una mujer alta, con largos y ondulados cabellos dorados, acomodados hacia atrás. Las facciones de su rostro eran casi de porcelana, finas y de recatado acabado. Abrió su gabardina dejando ver su cuerpo, pechos y cintura sinuosos. De su cintura surgieron dos espadas que sacó de sus fundas, las cuales hizo girar con su mano, como si se tratasen de las hélices de un helicóptero. Sus ojos volvían a ser los abismos marinos, inexpresivos, y mortales.
Permaneció así apenas unos segundos, - ¿No comprendes verdad? - , exclama mientras da dos pasos adelante, con la cabeza a lo alto, observando a ese sujeto, - ¿No comprendes de qué estoy hablando? - , diría mirando a su derecha, hacia donde luchaban aquellos dos.
La lucha por la supervivencia es una inconsistencia, por que no se está luchando, se está depredando. Aquellos que luchan, lo hacen por el placer de hacerlo, y yo solo veo dos personas luchando por placer. Fácilmente cualquiera de estos aquí podrían huir, pero han decidido permanecer, por su ego - , termina entonces mientras pasa su espada con veloz tajo descendente hacia las verduras y frutas al lado, lanzándolas en trozos hacia el rostro de aquel hombre (Harlock) al mismo tiempo que se agachaba, empujándose con la pierna izquierda hacia la derecha.
Se recompuso tras una voltereta, tratando de generar distancia entre su rival y ella, - ¿Esto también es una propuesta de duelo? - , dijo decidida, con su voz femenina totalmente revelada. Los ojos de la mujer se pasearon por la otra arena de duelos, escuchando con atención lo que decían ambos luchadores, no debía perder mucho tiempo, así que devolvió la mirada a su oponente, - ¿Podrías entenderlo si te lo explicara con besos y caricias? ¿O es solo que quieres probar tu propia sangre mezclada con la mía? - , terminaba mientras empezaba a correr a la derecha, y después en círculos, rodeando a su rival a una distancia de tres metros aproximadamente.
La teoría del duelo se compone en destruir al otro, no solo físicamente, sí no mentalmente. Los duelos existen no solo para acabar con la vida, sí no con las ideas del otro. No importa si el cuerpo muere, pues las ideas viajarán a otro, y como un virus, contaminarán al resto. Las ideas, es lo único inmortal, eterno, que prevalece en la mente de las personas ¿Lo comprendes? - , dice, hablando en voz alta para que todos escuchen.
Artes visuales, letras, sonidos, y movimiento, todo puede ser un arte - , diría agitando entonces su espada de la mano derecha, tras un salto al costado izquierdo de su oponente, tratando de tajarle en diagonal ascendente. Pero ese no era el movimiento real, colocó su pierna diestra, apoyándose sobre los dedos de su pie, para girar sobre ese improvisado eje, y disparar otro corte, esta vez horizontal.
Una, dos, tres veces, hizo aquello, como maniobra más bien defensiva. Se detuvo en seco, suspirando, mientras dejaba caer la gabardina completamente, mostrando su cuerpo femenino, delgado, y de anchas caderas, con una camisa de color blanco cubriéndole el pecho.
Los anhelos, no tienen ningún sentido, sí estos no se realizan - , exclamó la mujer, con una voz delicada, - Yo soy la muerte, y mi anhelo es que todos mueran... Pero sé que todos morirán, así que mi anhelo está cumplido... Hoy por hoy, solo soy quién lleva la condena, a quienes viven sin saber vivir - , terminó diciendo, mientras adoptaba una posición de combate, con las espadas cruzadas en forma de X, con su pierna izquierda adelante, y la derecha apoyándose aún sobre los dedos de los pies, y la rodilla inclinada hacia abajo.
Trae luz de apocalipsis.
Shitai
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Harlock Mar Jun 21, 2016 12:03 am
Tras mis acciones pude notar como mi oponente se echaba a reír de una manera bastante fuerte, ¿Acaso estaba frente alguien que había perdido la cordura? posiblemente solo era una táctica para tratar de distraerme, lamentablemente para la señorita esto no le iba ayudar mucho pues, mi meta estaba clara, ver si era digna de ser reclutada con acciones, no con palabras que el viento fácilmente se podía llevar.
Tras observar atentamente como la señorita se despojaba de la ropa que le escondía, pude entender que me encontraba contra un combatiente de espadas, por lo cual tenía que planear una estrategia de combate, solo por si ella resultaba ser bastante hábil con sus armas.
No obstante, cuando ella empezó con sus preguntas para después decirme aquellas palabras sobre su forma de ver las cosas, yo únicamente me quede quieto, estático en mi posición como si nada me importara, en mi mirada solo se podía ver un vacío eterno, el cual solo se podía acompañar con mi inexpresivo rostro y unas palabras que salieron de mi boca con gran seriedad pero sin dejar la típica frialdad que me acompañaba desde hace tiempo.
-Depredar es solo la acción de cazar una presa, cuando la presa se ve acorralada entonces se ve obligada a luchar, aun cuando esta no quiera como el joven de cabello blanco que lucha sin desearlo, es por esto que sé que usted se equivoca en sus palabras pero, ¿Que importa quien está en lo correcto? aun cuando alguno de los dos no equivoquemos, todo depende de la fuerza que tengamos para luchar por nuestro pensar, pues al final solo se preservara el pensamiento de quien tuvo la fuerza de defender lo que creía correcto y si usted no es capaz de defender su pensar entonces sus palabras no valdrán nada-
Tras aquellas palabras, pude notar como la señorita cortaba un par de frutas para aventármelas al rostro, cosa que solo provoco que cerrara levemente mi ojo para cubrirme con mi cabello, provocando que este recibiera el jugo y trozos de fruta que habían salido por culpa del corte de la señorita.
Con un leve movimiento de mi cabeza, confirme lo que la señorita me había preguntado sobre la propuesta de duelo, era hora de que el combate de pensamientos pasara a un combate físico aunque, tras escuchar las preguntas de la señorita, yo tan solo le pude decir mientras observaba con detenimiento como ella corría al rededor mío sin que yo me inmutara.
-Aunque no suene mal la propuesta de tener el calor de una mujer cerca, no se hará nada hasta que se demuestre su coraje, pues si lo único que demuestra son palabras entonces este día se reunirá su cuerpo con el mar-
Sin llegar a decir nada más, pude observar con bastante tranquilidad sus movimientos, todo para poder evitar sus ataques los cuales, a pesar de ser rápidos, eran muy apresurados para alguien que solo esperaba paciente por ellos, buscando el momento indicado para un contra ataque aunque claro, no todo era tan fácil como se pensaba.
Ante el primer ataque únicamente tuve que saltar hacia el lado contrario de la señorita manteniendo mi cuerpo bastante cerca del piso para evitar su primer corte, como consecuencia de mi salto tan solo tuve que quedarme hincado en el suelo para ver como su espada pasaba rosando mi cabeza pero sin llegar a tocarla en ningún momento. No obstante, tras volver a ponerme de pie, pude notar como la señorita volvía a repetir su ataque, provocando que, casi por instinto, pusiera mi largo revolver para atajar el primer corte de la señorita aunque, esto solo provoco que un chispazo saliera del rose violento de ambas armas, provocando a su vez que mi visión fuera lo suficientemente nula en los momentos indicados como para no saltar tan atrás como esperaba, teniendo como consecuencia un corte a la altura de mi pecho el cual, además de hacer que mi capa se desprendiera de mí, esta lograra cortar parte de mi cuerpo aunque claro, cuando esto paso solo se pudo escuchar un choque de dos metales lo cual solo revelaba mi verdadera identidad como cyborg al tener implantes robóticas por el cuerpo.
Por unos momentos mientras mi capa caía rápidamente al suelo, yo únicamente me dispuse a revelar mi segundo revolver, el cual sin tardar mucho, use para contrarrestar el último ataque de la señorita, pero ¿Cómo es que lograría hacer tal cosa? fácil, justo cuando ella se aventó a realizar sus cortes, yo únicamente le dispare a las empuñaduras de sus espadas justo antes de que realizara cada acción, buscando provocar cierto dolor en sus manos por los impactos recibidos en sus armas a tan corta distancia de su carne.
No obstante cuando ella se dispuso a parar, yo me abalance con bastante rapidez hacia su cuerpo, provocando que, con una fuerte embestida, yo quedara apegado a su cuerpo, dejando mi mano derecha entre los cuerpos de ambos de tal manera que mi primer revolver quedara atrapado entre sus espadas evitando que esta los juntara para decapitarme. No obstante para evitar que ella tratara de zafar sus espadas de la posición en la que estábamos, se podría decir que "la abrace" para sujetar sus brazos con mi brazo izquierdo, todo con la intención de evitar que ella lograra escapar aunque claro que, sin desaprovechar la oportunidad, si lograba aprisionarla correctamente yo únicamente la inclinaría hacia su espalda y casi a milímetros de estar aparentemente a punto de besarla, yo únicamente le diría con mi típica mirada fría como si de la misma muerte se tratara.
-No importa lo que diga, no importa cuánto logre herirme, nunca lograran hacer que yo desista en mi camino por recuperar mi pasado, he llegado tan lejos como para rendirme ahora, es por eso que mis ideales jamás podrán ser destruidos más sin embargo su vida si es fácil de destruir, dígame ¿Que tan lejos está dispuesta a llegar con tal de defender sus ideales, moriría por ellos?-
Moviendo un poco el cañón de mi pistola el cual se encontraba en medio de sus pechos, le hice notar que la boquilla de mi revolver estaba apuntando directo hacia su rostro, lo cual indicaba que en cualquier momento podía acabar con su vida aunque ese no era el caso pues, si hubiera querido asesinarla, lo hubiera hecho desde antes de que me atacara pues, esquivar una bala a tan corta distancia era algo muy difícil de lograr mas no imposible.
No obstante, sin tardar mucho, levante a la señorita empujarla hacia atrás, provocando una buena distancia entre ambos, solo para terminar diciéndole mientras le apuntaba a ella con una de mis pistolas y con la otra le apuntaba al joven de cabellera blanca, solo en precaución de que las cosas se complicaran por ese lado.
-Musa de la muerte, si en verdad sus palabras contienen la razón entonces tendrá que danzar conmigo en mi viaje con el capitán Mukushi, pues como ya lo he dicho antes, no hay fuerza existente capas de liquidarme antes de que yo logre recuperar los recuerdos de mi pasado y solo podrá reclamar el ojo que le he robado hasta que yo deje de luchar por mi meta-
Tras aquellas frías palabras, me quede observando a la señorita con la misma mirada que había mantenido durante todo este tiempo, pues, no importaba lo que pasara, yo jamás dejaría de tener ese ojo idéntico al de la misma muerte hasta que el capitán me revelara todo mi pasado sobre cómo es que había perdido mi humanidad en la trasformación a ser un cyborg.
Tras observar atentamente como la señorita se despojaba de la ropa que le escondía, pude entender que me encontraba contra un combatiente de espadas, por lo cual tenía que planear una estrategia de combate, solo por si ella resultaba ser bastante hábil con sus armas.
No obstante, cuando ella empezó con sus preguntas para después decirme aquellas palabras sobre su forma de ver las cosas, yo únicamente me quede quieto, estático en mi posición como si nada me importara, en mi mirada solo se podía ver un vacío eterno, el cual solo se podía acompañar con mi inexpresivo rostro y unas palabras que salieron de mi boca con gran seriedad pero sin dejar la típica frialdad que me acompañaba desde hace tiempo.
-Depredar es solo la acción de cazar una presa, cuando la presa se ve acorralada entonces se ve obligada a luchar, aun cuando esta no quiera como el joven de cabello blanco que lucha sin desearlo, es por esto que sé que usted se equivoca en sus palabras pero, ¿Que importa quien está en lo correcto? aun cuando alguno de los dos no equivoquemos, todo depende de la fuerza que tengamos para luchar por nuestro pensar, pues al final solo se preservara el pensamiento de quien tuvo la fuerza de defender lo que creía correcto y si usted no es capaz de defender su pensar entonces sus palabras no valdrán nada-
Tras aquellas palabras, pude notar como la señorita cortaba un par de frutas para aventármelas al rostro, cosa que solo provoco que cerrara levemente mi ojo para cubrirme con mi cabello, provocando que este recibiera el jugo y trozos de fruta que habían salido por culpa del corte de la señorita.
Con un leve movimiento de mi cabeza, confirme lo que la señorita me había preguntado sobre la propuesta de duelo, era hora de que el combate de pensamientos pasara a un combate físico aunque, tras escuchar las preguntas de la señorita, yo tan solo le pude decir mientras observaba con detenimiento como ella corría al rededor mío sin que yo me inmutara.
-Aunque no suene mal la propuesta de tener el calor de una mujer cerca, no se hará nada hasta que se demuestre su coraje, pues si lo único que demuestra son palabras entonces este día se reunirá su cuerpo con el mar-
Sin llegar a decir nada más, pude observar con bastante tranquilidad sus movimientos, todo para poder evitar sus ataques los cuales, a pesar de ser rápidos, eran muy apresurados para alguien que solo esperaba paciente por ellos, buscando el momento indicado para un contra ataque aunque claro, no todo era tan fácil como se pensaba.
Ante el primer ataque únicamente tuve que saltar hacia el lado contrario de la señorita manteniendo mi cuerpo bastante cerca del piso para evitar su primer corte, como consecuencia de mi salto tan solo tuve que quedarme hincado en el suelo para ver como su espada pasaba rosando mi cabeza pero sin llegar a tocarla en ningún momento. No obstante, tras volver a ponerme de pie, pude notar como la señorita volvía a repetir su ataque, provocando que, casi por instinto, pusiera mi largo revolver para atajar el primer corte de la señorita aunque, esto solo provoco que un chispazo saliera del rose violento de ambas armas, provocando a su vez que mi visión fuera lo suficientemente nula en los momentos indicados como para no saltar tan atrás como esperaba, teniendo como consecuencia un corte a la altura de mi pecho el cual, además de hacer que mi capa se desprendiera de mí, esta lograra cortar parte de mi cuerpo aunque claro, cuando esto paso solo se pudo escuchar un choque de dos metales lo cual solo revelaba mi verdadera identidad como cyborg al tener implantes robóticas por el cuerpo.
Por unos momentos mientras mi capa caía rápidamente al suelo, yo únicamente me dispuse a revelar mi segundo revolver, el cual sin tardar mucho, use para contrarrestar el último ataque de la señorita, pero ¿Cómo es que lograría hacer tal cosa? fácil, justo cuando ella se aventó a realizar sus cortes, yo únicamente le dispare a las empuñaduras de sus espadas justo antes de que realizara cada acción, buscando provocar cierto dolor en sus manos por los impactos recibidos en sus armas a tan corta distancia de su carne.
No obstante cuando ella se dispuso a parar, yo me abalance con bastante rapidez hacia su cuerpo, provocando que, con una fuerte embestida, yo quedara apegado a su cuerpo, dejando mi mano derecha entre los cuerpos de ambos de tal manera que mi primer revolver quedara atrapado entre sus espadas evitando que esta los juntara para decapitarme. No obstante para evitar que ella tratara de zafar sus espadas de la posición en la que estábamos, se podría decir que "la abrace" para sujetar sus brazos con mi brazo izquierdo, todo con la intención de evitar que ella lograra escapar aunque claro que, sin desaprovechar la oportunidad, si lograba aprisionarla correctamente yo únicamente la inclinaría hacia su espalda y casi a milímetros de estar aparentemente a punto de besarla, yo únicamente le diría con mi típica mirada fría como si de la misma muerte se tratara.
-No importa lo que diga, no importa cuánto logre herirme, nunca lograran hacer que yo desista en mi camino por recuperar mi pasado, he llegado tan lejos como para rendirme ahora, es por eso que mis ideales jamás podrán ser destruidos más sin embargo su vida si es fácil de destruir, dígame ¿Que tan lejos está dispuesta a llegar con tal de defender sus ideales, moriría por ellos?-
Moviendo un poco el cañón de mi pistola el cual se encontraba en medio de sus pechos, le hice notar que la boquilla de mi revolver estaba apuntando directo hacia su rostro, lo cual indicaba que en cualquier momento podía acabar con su vida aunque ese no era el caso pues, si hubiera querido asesinarla, lo hubiera hecho desde antes de que me atacara pues, esquivar una bala a tan corta distancia era algo muy difícil de lograr mas no imposible.
No obstante, sin tardar mucho, levante a la señorita empujarla hacia atrás, provocando una buena distancia entre ambos, solo para terminar diciéndole mientras le apuntaba a ella con una de mis pistolas y con la otra le apuntaba al joven de cabellera blanca, solo en precaución de que las cosas se complicaran por ese lado.
-Musa de la muerte, si en verdad sus palabras contienen la razón entonces tendrá que danzar conmigo en mi viaje con el capitán Mukushi, pues como ya lo he dicho antes, no hay fuerza existente capas de liquidarme antes de que yo logre recuperar los recuerdos de mi pasado y solo podrá reclamar el ojo que le he robado hasta que yo deje de luchar por mi meta-
Tras aquellas frías palabras, me quede observando a la señorita con la misma mirada que había mantenido durante todo este tiempo, pues, no importaba lo que pasara, yo jamás dejaría de tener ese ojo idéntico al de la misma muerte hasta que el capitán me revelara todo mi pasado sobre cómo es que había perdido mi humanidad en la trasformación a ser un cyborg.
Harlock
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Haine Van Gogh. Mar Jul 05, 2016 9:12 am
El duelo ha dado inicio, dos ideas incomprendidas, diferentes y con el poder de cambiar todo alrededor han de demostrar todo su potencial.
El anhela navegar, el anhela sentir el viento salado del mar rozar su piel, sentir los aleatorios movimientos del barco andar sobre la superficie del mar. El anhela sentirse vivo, ante las curiosidades de todos los mares. Él es apto para vivir.
Tras los choques de espadas y mis movimientos los cuales eran bloqueados, solo me hacían pensar más sobre cuán grande ha de ser este mundo, cuantos retadores conseguiré y cuantos camaradas han de confiar en mi gran sueño y yo en lo suyos. Las palabras ya mencionadas por el peliblanco tan solo lograban emocionarme aún más, resaltando sus últimas hasta el momento. Asi mantuve mi constante ataque contra él, dejando especie de camino a seguir en mis ataques, siendo repetitivos y cuyo orden parecía no cambiar. No hasta que gire sobre mi eje con mayor rapidez para llevar la punta de mi pie izquierdo hacia las rodillas del otro, si lograba golpear quizás le desestabilizaría. Y al final del giro tomaría rumbo el filo de mi espada hacia el rostro del otro, posicionándome tan firme como antes, nuevamente, continuaría aquella rutina de ataques consecutivos contra el peliblanco.
De lograr lo anterior o no, nunca hubo intención de asesinato, más bien de intimidación. Dándome un respiro me detuve en mi avance, rodeándole ahora para buscar a quedar detrás de él. Así quizás lograría un mejor ángulo, no solo para atacarlo sino también para husmear en la batalla de mi actual camarada. La punta de mi espada se encontraba posicionada en frente de mí, atento ante los movimientos del peliblanco por si este ahora decidía venir por mí en este lapso de tiempo. – ¿Cuál es tu nombre?, albino. – Le pregunte, dándome el lujo de descansar por un momento y tranquilizar mi respiración. Sin duda, debía seguir entrenando ya qué el manejo con la espada aun no lo perfeccionaba y hasta yo mismo me había dado cuenta que dejaba puntos flacos que se me hacían difícil cubrir. Algo me sucedía, y esto podría costarme caro.
– Mi nombre es mukushi, supongo que ha de ser un placer. – Me presente con toda las expectativas al aire, queriendo demostrar que no estaba del todo loco. Buscando el dar a entender mis ideas al otro, pues esta prueba que no se le opto es la perfecta para demostrarle de las intenciones que tiene el mundo para cada persona. De la existencia contada para cada persona y la cual debe mantener a su máximo esplendor. – Tal vez, tan solo tal vez podrías pensar esto, piénsalo todo. Sabes tan bien como yo qué, la vida es una gran moneda de azar, dispuesta a darte días buenos y malos. Entonces aprenderás a lidiar con la perfección de todo esto e incluso llegaras a creer, justo como yo, que… No dependeremos de la mala suerte, ya que fabricaremos nuestra buena suerte.
idea loca, pero quiero demostrar que todo es posible con la convicción y el poder para lograrlo, y que el tiempo es irrelevante… – Finalice mi gran discurso, callándome antes de revelar mis intenciones en esta vida, pero ¿Por qué? ¿Por qué no decirlo a voz alta? Porque es un deseo egoísta, uno tan egoísta que solo las personas más viles le encomiendan a una sola.
– La vida es tan injusta como uno quiere que sea y puede ser tan justa como uno quiere que sea… Mi sueño, mi anhelo, roza en el filo de ambas. – Culmine, entrecerrando mis ojos un poco, inhalando aire con lentitud para luego dedicarle a mi pensar un leve sonrisa.
El anhela navegar, el anhela sentir el viento salado del mar rozar su piel, sentir los aleatorios movimientos del barco andar sobre la superficie del mar. El anhela sentirse vivo, ante las curiosidades de todos los mares. Él es apto para vivir.
Tras los choques de espadas y mis movimientos los cuales eran bloqueados, solo me hacían pensar más sobre cuán grande ha de ser este mundo, cuantos retadores conseguiré y cuantos camaradas han de confiar en mi gran sueño y yo en lo suyos. Las palabras ya mencionadas por el peliblanco tan solo lograban emocionarme aún más, resaltando sus últimas hasta el momento. Asi mantuve mi constante ataque contra él, dejando especie de camino a seguir en mis ataques, siendo repetitivos y cuyo orden parecía no cambiar. No hasta que gire sobre mi eje con mayor rapidez para llevar la punta de mi pie izquierdo hacia las rodillas del otro, si lograba golpear quizás le desestabilizaría. Y al final del giro tomaría rumbo el filo de mi espada hacia el rostro del otro, posicionándome tan firme como antes, nuevamente, continuaría aquella rutina de ataques consecutivos contra el peliblanco.
De lograr lo anterior o no, nunca hubo intención de asesinato, más bien de intimidación. Dándome un respiro me detuve en mi avance, rodeándole ahora para buscar a quedar detrás de él. Así quizás lograría un mejor ángulo, no solo para atacarlo sino también para husmear en la batalla de mi actual camarada. La punta de mi espada se encontraba posicionada en frente de mí, atento ante los movimientos del peliblanco por si este ahora decidía venir por mí en este lapso de tiempo. – ¿Cuál es tu nombre?, albino. – Le pregunte, dándome el lujo de descansar por un momento y tranquilizar mi respiración. Sin duda, debía seguir entrenando ya qué el manejo con la espada aun no lo perfeccionaba y hasta yo mismo me había dado cuenta que dejaba puntos flacos que se me hacían difícil cubrir. Algo me sucedía, y esto podría costarme caro.
– Mi nombre es mukushi, supongo que ha de ser un placer. – Me presente con toda las expectativas al aire, queriendo demostrar que no estaba del todo loco. Buscando el dar a entender mis ideas al otro, pues esta prueba que no se le opto es la perfecta para demostrarle de las intenciones que tiene el mundo para cada persona. De la existencia contada para cada persona y la cual debe mantener a su máximo esplendor. – Tal vez, tan solo tal vez podrías pensar esto, piénsalo todo. Sabes tan bien como yo qué, la vida es una gran moneda de azar, dispuesta a darte días buenos y malos. Entonces aprenderás a lidiar con la perfección de todo esto e incluso llegaras a creer, justo como yo, que… No dependeremos de la mala suerte, ya que fabricaremos nuestra buena suerte.
idea loca, pero quiero demostrar que todo es posible con la convicción y el poder para lograrlo, y que el tiempo es irrelevante… – Finalice mi gran discurso, callándome antes de revelar mis intenciones en esta vida, pero ¿Por qué? ¿Por qué no decirlo a voz alta? Porque es un deseo egoísta, uno tan egoísta que solo las personas más viles le encomiendan a una sola.
– La vida es tan injusta como uno quiere que sea y puede ser tan justa como uno quiere que sea… Mi sueño, mi anhelo, roza en el filo de ambas. – Culmine, entrecerrando mis ojos un poco, inhalando aire con lentitud para luego dedicarle a mi pensar un leve sonrisa.
– Yo quiero… Yo quiero la vida eterna. –
Haine Van Gogh.
Hoja de personaje
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