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Creado por Haine Van Gogh. Vie Jul 15, 2016 3:54 pm
Varios días han pasado desde que llegue a aquella isla, esperando el momento adecuado para salir cuando alguna otra embarcación llegase. Sintiéndome un poco impotente al respecto, ya que esa isla en la que estaba no era lo que yo creía y mostro su lado más vil y aterrador, el cual ya le daba un amargo sabor a mi boca. Y he allí las ganas desesperadas de salir de aquella isla, antes de que algo malo ocurriese ¿Nuevamente? Pues uno no sabe que giros puede dar el destino al lugar. Me encontraba caminando entre las calles, intentando esquivar como podía a los transeúntes lentos y estorbosos, aunque me encontraba algo sensible y de una forma obsesionada atento a todo. Posaba mi mano en la empuñadura de mi espada, algo sudorosas y temblante, sin saber cuándo desenvainarla y cometer alguna atrocidad innecesaria.
Entonces me detuve en medio de la calle, pareciendo un gran punto inmenso del color rojo, entre las demás vestimentas carentes de colores fuertes yo parecía una gran oveja negra, de un rebaño de blancas. Por suerte mi capucha roja no solo abastecía con sombra mi rostro, igual me daba abrigo y ocultaba mi espada al estar ajustada en algunas zonas con botones. Evitándome problemas con la autoridad cuando estos no predecían mi porte de armas, más la apariencia que daba tan misteriosas y excéntrica se completaba con aquel rostro de aspecto enfermo y moribundo. Cuya tez pálida, mirada cansada con pequeños bulbos bajo los parpados inferiores, causa de no haber dormido dos días enteros.
– Pronto llegare a ti… – Murmuré para mí, demostrando una respiración leve y controlada, intentaba calmar mis nervios incesantes que pretendían acabar con mi estado de cordura. Pero mi mano temblaba encima de la empuñadura de la espada, como si esta última clamase sangre.
Entonces me detuve en medio de la calle, pareciendo un gran punto inmenso del color rojo, entre las demás vestimentas carentes de colores fuertes yo parecía una gran oveja negra, de un rebaño de blancas. Por suerte mi capucha roja no solo abastecía con sombra mi rostro, igual me daba abrigo y ocultaba mi espada al estar ajustada en algunas zonas con botones. Evitándome problemas con la autoridad cuando estos no predecían mi porte de armas, más la apariencia que daba tan misteriosas y excéntrica se completaba con aquel rostro de aspecto enfermo y moribundo. Cuya tez pálida, mirada cansada con pequeños bulbos bajo los parpados inferiores, causa de no haber dormido dos días enteros.
– Pronto llegare a ti… – Murmuré para mí, demostrando una respiración leve y controlada, intentaba calmar mis nervios incesantes que pretendían acabar con mi estado de cordura. Pero mi mano temblaba encima de la empuñadura de la espada, como si esta última clamase sangre.
Haine Van Gogh.
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Creado por Wuayra Barca Vie Jul 22, 2016 11:32 am
Posiblemente si se le preguntase a algún Shandiano sobre cual era de los lugares más hermosos del Mundo Inferior este diría de Alabasta o Drum o Fleverance. El motivo, por lo menos en el caso de Wuayra, era que aquella monotonía le recordaba a su hogar, y ya que hacia unos meses que no estaba en Shandia extrañaba al Mundo Superior. Así como Shandia tenía un suelo lleno de nubes que mantenía una monotonía casi eterna, en el desierto o en la tundra lo mismo ocurría, por esto mismo Alabasta y Drum le parecían lugares hermosos, le recordaban a la casa. En cambio, un lugar como Fleverance, la monotonía no veía en la tierra sino que las construcciones tenían color blanco, como si fuesen nubes envés de concreto. Como si todos hubiesen planteado el mantener colores calmados, casi nada parecía llamar demasiado la atención, no había gente vestida con colores llamativos sino justamente lo opuesto, manteniendo una imagen de monotonía y orden pero manteniendo cierto deje de vida que no hacía ver como tan robótica a aquella ciudad.
Desde que había obtenido aquella "Zoan", el trasladarse por largas distancias era más fácil y podía moverse en 3 dimensiones, dominando los aires. Gracias a esto el explorar aquella ciudad le resultaba sencillo, después de todo con cierta altura podía tener una mejor imagen general. Como siempre que iba a una ciudad nueva para conocer las opiniones de la gente sobre el gobierno preguntaba a alguna que otra persona, intentando saber que tanto conocía cada ciudad sobre la oscuridad de su gobierno y de que manera podían justificar la esclavitud y similares. Al mantener una forma de avispa podía ver Fleverance desde arriba, manteniendo un vuelo constante intentando encontrar a la persona que no fuese igual al resto, al extraño en aquel pueblo, a aquel que no vestía de colores tan apagados. El motivo era simple, ese sería un extranjero, quizás si tenía suerte un mercader, alguien con conocimiento de las civilizaciones cercanas y que podría ayudarle a entender más acerca del mundo inferior.
Pudo reconocer a alguien de rojo, un color que parecía resaltar entre los apagados de la población normal. Este ser estaba parado en medio de la calle, pero Wuayra no podía todavía hablarle por que debería transformarse en humano y no iría a dejar que fuese conocimiento normal la existencia de su Akuma. No, esperaría para confrontar a aquel de capucha, por el momento solo lo seguiría desde lejos.
Desde que había obtenido aquella "Zoan", el trasladarse por largas distancias era más fácil y podía moverse en 3 dimensiones, dominando los aires. Gracias a esto el explorar aquella ciudad le resultaba sencillo, después de todo con cierta altura podía tener una mejor imagen general. Como siempre que iba a una ciudad nueva para conocer las opiniones de la gente sobre el gobierno preguntaba a alguna que otra persona, intentando saber que tanto conocía cada ciudad sobre la oscuridad de su gobierno y de que manera podían justificar la esclavitud y similares. Al mantener una forma de avispa podía ver Fleverance desde arriba, manteniendo un vuelo constante intentando encontrar a la persona que no fuese igual al resto, al extraño en aquel pueblo, a aquel que no vestía de colores tan apagados. El motivo era simple, ese sería un extranjero, quizás si tenía suerte un mercader, alguien con conocimiento de las civilizaciones cercanas y que podría ayudarle a entender más acerca del mundo inferior.
Pudo reconocer a alguien de rojo, un color que parecía resaltar entre los apagados de la población normal. Este ser estaba parado en medio de la calle, pero Wuayra no podía todavía hablarle por que debería transformarse en humano y no iría a dejar que fuese conocimiento normal la existencia de su Akuma. No, esperaría para confrontar a aquel de capucha, por el momento solo lo seguiría desde lejos.
Wuayra Barca
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Creado por Haine Van Gogh. Sáb Jul 23, 2016 7:50 pm
El tiempo se agota...
El reloj de bolsillo que posaba en mi mano decía eso. Grabado en la cara interior de la tapa para que asi el usuario al ver la hora, leyese aquella frase. Lo guarde nuevamente en mi bolsillo, inhalando algo de aire para tranquilizarme, quitando entonces la mano sobre la empuñadura de la espada y ahora mas tranquilo, continuaba mi andar de una forma más lenta para no llamar la atención como hace poco (cosa irónica, diciéndolo el hombre de capucha roja) Pero era el caso, caminaba de forma serena al mismo ritmo que los transeúntes y llegando a salir de entre la multitud. Tomaba rumbo a las afueras de la ciudad, dejando atrás las calles atestadas para ir por un sendero mas solitario que me dirigiría al puerto de la isla.
Sentía algo de alivio al no estar rodeado por aquella multitud, y si lograba tener suerte habría de haber llegado algún barco en el cual pudiese colarme. La verdad solo quería salir cuanto antes de ahí, salir de aquella horrible monotonía y ridícula calma que tenían y soñaban tener. Desde que había llegado no tuve muchos encuentros interesantes, pudiendo ser contados con los dedos de mi mano, asi que solo tendría que esperar un poco mas para seguir mi curso.
Libere la mayoría de los botones de aquella vestimenta que cargaba, para asi dar paso al viento y rozase mi pecho desnudo con frescura, dándole el aspecto de una gran capa con capucha de tonalidad carmesí. Volví a posar mi mano sobre la empuñadura de mi espada por simple comodidad, al seguir caminando podía verse al fondo algo mas que solo un infinito océano, tambien se podía admirar poco a poco la cima de una torre y demás edificios de menor tamaño. Cada vez que lograba acercarme se pintaba con mayor claridad el puerto, cabe destacar que mantenía atención a mi rededor, ya que un hombre solitario en un sendero igual de vacio terminaba siendo carne fresca, una presa para los "malos" residentes de la isla. Típicos asaltantes que se creían muy fuertes por tener un grupillo de no mas de cinco o seis personas, mientras que solo son un montón de escoria reunida para lograr algo de atención.
Ya casi llegando a mi destino pude ver de lejos al puerto repleto de casi la misma cantidad de personas que en había en el pueblo, parecía que un barco pesquero acababa de llegar no hace mucho. Uno cuya carga tenia la atención de los residentes, esperando atentos cuando la venta de este pescado divino comenzase. Suspire cansadamente al respecto, debido a tener que tratar con aquella gente tonta de nuevo solo me aburría. Por lo que decidí darme el lujo de espera un rato donde estaba parado, llegando a ponerme cómodo al recostarme bajo un árbol. Quizás cuando la venta comenzara, los tripulantes estarían distraídos y podría colarme en uno de los otros barcos que estarían por partir
El reloj de bolsillo que posaba en mi mano decía eso. Grabado en la cara interior de la tapa para que asi el usuario al ver la hora, leyese aquella frase. Lo guarde nuevamente en mi bolsillo, inhalando algo de aire para tranquilizarme, quitando entonces la mano sobre la empuñadura de la espada y ahora mas tranquilo, continuaba mi andar de una forma más lenta para no llamar la atención como hace poco (cosa irónica, diciéndolo el hombre de capucha roja) Pero era el caso, caminaba de forma serena al mismo ritmo que los transeúntes y llegando a salir de entre la multitud. Tomaba rumbo a las afueras de la ciudad, dejando atrás las calles atestadas para ir por un sendero mas solitario que me dirigiría al puerto de la isla.
Sentía algo de alivio al no estar rodeado por aquella multitud, y si lograba tener suerte habría de haber llegado algún barco en el cual pudiese colarme. La verdad solo quería salir cuanto antes de ahí, salir de aquella horrible monotonía y ridícula calma que tenían y soñaban tener. Desde que había llegado no tuve muchos encuentros interesantes, pudiendo ser contados con los dedos de mi mano, asi que solo tendría que esperar un poco mas para seguir mi curso.
Libere la mayoría de los botones de aquella vestimenta que cargaba, para asi dar paso al viento y rozase mi pecho desnudo con frescura, dándole el aspecto de una gran capa con capucha de tonalidad carmesí. Volví a posar mi mano sobre la empuñadura de mi espada por simple comodidad, al seguir caminando podía verse al fondo algo mas que solo un infinito océano, tambien se podía admirar poco a poco la cima de una torre y demás edificios de menor tamaño. Cada vez que lograba acercarme se pintaba con mayor claridad el puerto, cabe destacar que mantenía atención a mi rededor, ya que un hombre solitario en un sendero igual de vacio terminaba siendo carne fresca, una presa para los "malos" residentes de la isla. Típicos asaltantes que se creían muy fuertes por tener un grupillo de no mas de cinco o seis personas, mientras que solo son un montón de escoria reunida para lograr algo de atención.
Ya casi llegando a mi destino pude ver de lejos al puerto repleto de casi la misma cantidad de personas que en había en el pueblo, parecía que un barco pesquero acababa de llegar no hace mucho. Uno cuya carga tenia la atención de los residentes, esperando atentos cuando la venta de este pescado divino comenzase. Suspire cansadamente al respecto, debido a tener que tratar con aquella gente tonta de nuevo solo me aburría. Por lo que decidí darme el lujo de espera un rato donde estaba parado, llegando a ponerme cómodo al recostarme bajo un árbol. Quizás cuando la venta comenzara, los tripulantes estarían distraídos y podría colarme en uno de los otros barcos que estarían por partir
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Creado por Wuayra Barca Lun Jul 25, 2016 9:24 am
La historia de aquel de rojo era modificada por cada segundo que pasaba, mientras la avispa lo miraba en sus muchos "ojos". Mantener una imagen definida en esa forma era difícil pero el movimiento era algo que podía ver con mejor claridad como si con esto contrarrestase el no poder enfocarse como en los ojos humanos. Sin embargo la mancha roja era lo único que tenía que seguir. Ambos ojos podían ver la imagen distorsionándose lentamente con cada paso a una velocidad que no lo hacía destacar del resto de los humanos y que, para una avispa, era lento. La imagen del océano nubló la vista de aquella avispa, océano significaba una cosa, puerto. Y puerto solo podía significar... gaviotas... normalmente una avispa tendría dificultad en luchar contra gaviotas pero curiosamente su fuerza siendo una avispa era mayor que siendo un humano. Fácilmente podía esquivar en el aire a una gaviota, después de todo la movilidad de las avispas en el aire era bastante buena en comparación de algunos animales y gracias a la inteligencia propia de un humano tenía cierta ventaja.
O podía simplemente volar a no demasiada altura para no llamar la atención de las gaviotas las cuales estaban distraídas por los peces como para darse cuenta de que habían más animales lejos. El ruido de sus alas, el olor a pescado, el tener la vista en el origen del olor, si alguien fuese a atacar ese sería el momento. La figura roja dejó de moverse para acostarse debajo de otra figura la cual por sus colores pudo determinar se trataba de un árbol, todavía no se acostumbraba a ver mediante los ojos de un insecto. Descendió hasta un callejón y esperó unos segundos hasta que la única persona que lo transitaba terminase de cruzar. Bajó al suelo y se transformó nuevamente en su forma humana, adquiriendo ropa por algún motivo que nunca entendió. Después de todo uno supondría que la Zoan no afectaría a la ropa, pero era el poder de un demonio así que no tenía conocimiento al respecto. Necesitaba más información acerca de las Akumas al igual que del gobierno mundial, demasiadas cosas que hacer y muy poco tiempo.
Su ropaje era el típico de los habitantes de aquella ciudad, campera blanca con capucha para ocultar su rostro y pantalones también de este color. Si mostraba su rostro se podría saber de él por su color de piel el cual al ser oscuro difería con el de los civiles en aquella isla. Caminó hacia aquel hombre de rojo como una polilla hipnotizada por la luz. Ni siquiera se sentó a su lado, ni siquiera empleó sutileza en su movimiento, solo caminó hacia ese hombre con su rostro tapado por la capucha. Debido a la sombra de esta el rasgo que más se notaba de Wuayra era un rostro serio calmado - Buenas tardes. Veo que no eres de aquí. ¿Acaso eres un mercader? Estaría necesitando información. A cambio te invito a algo para beber o si prefieres dinero en efectivo -
O podía simplemente volar a no demasiada altura para no llamar la atención de las gaviotas las cuales estaban distraídas por los peces como para darse cuenta de que habían más animales lejos. El ruido de sus alas, el olor a pescado, el tener la vista en el origen del olor, si alguien fuese a atacar ese sería el momento. La figura roja dejó de moverse para acostarse debajo de otra figura la cual por sus colores pudo determinar se trataba de un árbol, todavía no se acostumbraba a ver mediante los ojos de un insecto. Descendió hasta un callejón y esperó unos segundos hasta que la única persona que lo transitaba terminase de cruzar. Bajó al suelo y se transformó nuevamente en su forma humana, adquiriendo ropa por algún motivo que nunca entendió. Después de todo uno supondría que la Zoan no afectaría a la ropa, pero era el poder de un demonio así que no tenía conocimiento al respecto. Necesitaba más información acerca de las Akumas al igual que del gobierno mundial, demasiadas cosas que hacer y muy poco tiempo.
Su ropaje era el típico de los habitantes de aquella ciudad, campera blanca con capucha para ocultar su rostro y pantalones también de este color. Si mostraba su rostro se podría saber de él por su color de piel el cual al ser oscuro difería con el de los civiles en aquella isla. Caminó hacia aquel hombre de rojo como una polilla hipnotizada por la luz. Ni siquiera se sentó a su lado, ni siquiera empleó sutileza en su movimiento, solo caminó hacia ese hombre con su rostro tapado por la capucha. Debido a la sombra de esta el rasgo que más se notaba de Wuayra era un rostro serio calmado - Buenas tardes. Veo que no eres de aquí. ¿Acaso eres un mercader? Estaría necesitando información. A cambio te invito a algo para beber o si prefieres dinero en efectivo -
Wuayra Barca
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Creado por Haine Van Gogh. Miér Jul 27, 2016 7:52 am
La espera comenzaba, no siendo insoportable, en cambio era un momento el cual disfrutaba. Algo de paz y tranquilidad, silencio y un panorama hermoso en frente. Descuidadamente la capucha de mi rostro se había bajado, sin darle gran importancia pasaba aquello por alto. Notándose el color de mi cabello, oscuro como el caoba y algo largo, el tono de mi piel siendo algo lechosa, tan clara llegando a rozar uno casi necrosado. Como si fuese un muerto andante, solo podría notarse lo contrario por mi respiración y la leve coloración rojiza de mis labios. Tenia la mirada perdida en el horizonte, viendo el mar y algunas aves volar en el aire que empezaban a concentrarse mas en el puerto. Aun pasaban algunas personas dirigiéndose a la venta, misma que aun no comenzaba pero su ansiado inicio ya empezaba a impacientar a los residentes.
Al escuchar alguien hablar dirigí mi vista hacia él con suma rapidez. Me esperaba lo peor en,ese instante, más solo era un hombre un poco extraño y misterioso. Me ofrecía beneficios por algo de información de mi parte ¿Pero de qué? No es como si conociese mucho sobre los secretos del mundo actual o sobre la política y demás, solo poseía el conocimiento de libros de historias e instructivos, aunque con ello nacia el deseo de adquirir mucha mas información. - ¿Información? - Guarde silencio al ver de un lado a otro, tal vez estaría jugándome una especie de trampa. Aunque mi nombre no era tan influyente como para que la marine se fijase en mí, no aún, asi que las posibilidades eran un especie de 50/50.
- Huh... Algo de dinero me vendría bien. ¿Pero que deseas saber? - Había aceptado a medias su propuesta, levantándome del suelo cosa que causo que mi espada se notase entre aquella prenda rojiza. Aun tenia ciertas dudas al respecto, pero su rostro mostraba seriedad en el asunto. Entonces por un momento e a mirar para el puerto, ya la compra había dado inicio y la gente empezaba a ofrecer dinero y hacer ruido. - Verás, no tengo mucho tiempo, sino la embarcación caritativa en la que viajare se marchara sin mí. - Sonreí levemente, como si hubiese rebelado un plan muy malo en el cual no necesitaba de ayuda ¿O sí? Luego pensaría en eso, pues hasta los momentos habían tres barcos en el puerto, dos que no reconocía pero seguro partirían en una hora o dos, y el recién llegado hasta hace poco.
Al escuchar alguien hablar dirigí mi vista hacia él con suma rapidez. Me esperaba lo peor en,ese instante, más solo era un hombre un poco extraño y misterioso. Me ofrecía beneficios por algo de información de mi parte ¿Pero de qué? No es como si conociese mucho sobre los secretos del mundo actual o sobre la política y demás, solo poseía el conocimiento de libros de historias e instructivos, aunque con ello nacia el deseo de adquirir mucha mas información. - ¿Información? - Guarde silencio al ver de un lado a otro, tal vez estaría jugándome una especie de trampa. Aunque mi nombre no era tan influyente como para que la marine se fijase en mí, no aún, asi que las posibilidades eran un especie de 50/50.
- Huh... Algo de dinero me vendría bien. ¿Pero que deseas saber? - Había aceptado a medias su propuesta, levantándome del suelo cosa que causo que mi espada se notase entre aquella prenda rojiza. Aun tenia ciertas dudas al respecto, pero su rostro mostraba seriedad en el asunto. Entonces por un momento e a mirar para el puerto, ya la compra había dado inicio y la gente empezaba a ofrecer dinero y hacer ruido. - Verás, no tengo mucho tiempo, sino la embarcación caritativa en la que viajare se marchara sin mí. - Sonreí levemente, como si hubiese rebelado un plan muy malo en el cual no necesitaba de ayuda ¿O sí? Luego pensaría en eso, pues hasta los momentos habían tres barcos en el puerto, dos que no reconocía pero seguro partirían en una hora o dos, y el recién llegado hasta hace poco.
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