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Creado por Arekk D. Zenit Vie Nov 25, 2016 5:35 am
Hacer todo a lo loco no era su estilo, no, pensar era a lo que se dedicaba. Tenía que pensar en diferentes estrategias, diferentes planes, por si uno salía mal, poder tener una estrategia a parte, una forma de escapar o simplemente una forma de adaptarse a como la situación lo amerite. Así era Arekk, un tipo que tenía que pensar las cosas dos veces para poder actuar, pues si no lo hacía, no se sentía cómodo, ni seguro. Solo había que fijarse en su pasado, todo lo que había hecho en su pasado había resultado equívoco debido a que no pensó lo suficiente. Perdió a su maestro, perdió a sus padres, a su hermano... bueno, prácticamente lo perdió todo, pero también ganó un maestro, que en paz descanse, y sobretodo, un objetivo. Los cazadores no habían sido un buen lugar donde asentarse, pues trabajar para ese gobierno que persiguió a su padre durante tanto tiempo le resultó como una traición hacia él... y por eso era que decidió abandonar esa vida, y convertirse en un hombre libre, en un verdadero guerrero... se convirtió en un Pirata, y vería al mundo arder por el simple hecho de que estaba harto de que todo saliera como el Gobierno ansía, no, era hora de un cambio, hora de quemar una institución y crear otra desde las cenizas, o quizás no, quizás simplemente estaría bien vivir en la Anarquía, pues la vida siempre había sido así desde los inicios y hasta que se crearon los sistemas de Gobierno... la anarquía es la verdadera esencia de la vida.
Pero ahora, pasemos a narrar un poco sobre las aventuras de nuestro protagonista. No hacía mucho que había esquivado a un par de cazadores de recompensas, pues hay que decirlo, el abandonar el grupo en el que se encontraba, haciendo estragos en el lugar y matando a un grupo de personas, habían provocado la ira de muchos de sus compañeros, y estos, se habían dedicado a perseguirle y a hacerle la vida imposible, pero por favor, Arekk era mucho más listo que cualquiera de aquellos ineptos que lo podían perseguir. Sabía jugar sus cartas y utilizar el mundo a su favor, y además, con la información de las islas por las que había pasado, le ayudó mucho a la hora de huir. Por ejemplo, en Flevance simplemente tuvo que esconderse en un hospital, pues después del terror que tenían algunos hacia el Plomo Ámbar, nadie buscaría en un hospital. En Lvneel... bueno, simplemente tuvo que robarle la armadura a un guardia de palacio y después huir en un barco en dirección hacia el South Blue, si, su actual localización, en el Reino de Briss.
Ahí se encontraba, sin saber que hacer o decir, intentando despertar su intelecto leyendo cierta información acerca del mismo lugar, aunque verdaderamente no había mucho que decir, más que era un simple reino independiente al Gobierno Mundial y que sus edificios eran muy parejos a los de Lvneel, aunque... esta ciudad era famosa por la música. Si, grandes músicos habían salido de este lugar, y eso era algo que siempre había llamado la atención del tipo rubio. Caminaba por las calles de Briss, con completa tranquilidad, con un libro en las manos en el que se podía leer "Guía para el Viajero: Briss". Ese libro hablaba en ciencuenta y siete páginas exactamente -con imágenes-, los lugares de interes del reino de Briss, pero claro, la información tan escueta no era de mucha ayuda para el rubio. Finalmente, encontró una plaza, un lugar donde poder descansar, él seguía leyendo, absorto en el libro, cuando notó que chocaba con algo y el libro caía sobre un charco de agua que había en el lugar. Hacía poco había caído una tormenta, y el agua aún permanecía ahí.
Arekk levantó la cabeza y soltó en un aullido de odio -¡Deberías tener más cuidado, patán!- dijo con un gesto serio e infame.
Pero ahora, pasemos a narrar un poco sobre las aventuras de nuestro protagonista. No hacía mucho que había esquivado a un par de cazadores de recompensas, pues hay que decirlo, el abandonar el grupo en el que se encontraba, haciendo estragos en el lugar y matando a un grupo de personas, habían provocado la ira de muchos de sus compañeros, y estos, se habían dedicado a perseguirle y a hacerle la vida imposible, pero por favor, Arekk era mucho más listo que cualquiera de aquellos ineptos que lo podían perseguir. Sabía jugar sus cartas y utilizar el mundo a su favor, y además, con la información de las islas por las que había pasado, le ayudó mucho a la hora de huir. Por ejemplo, en Flevance simplemente tuvo que esconderse en un hospital, pues después del terror que tenían algunos hacia el Plomo Ámbar, nadie buscaría en un hospital. En Lvneel... bueno, simplemente tuvo que robarle la armadura a un guardia de palacio y después huir en un barco en dirección hacia el South Blue, si, su actual localización, en el Reino de Briss.
Ahí se encontraba, sin saber que hacer o decir, intentando despertar su intelecto leyendo cierta información acerca del mismo lugar, aunque verdaderamente no había mucho que decir, más que era un simple reino independiente al Gobierno Mundial y que sus edificios eran muy parejos a los de Lvneel, aunque... esta ciudad era famosa por la música. Si, grandes músicos habían salido de este lugar, y eso era algo que siempre había llamado la atención del tipo rubio. Caminaba por las calles de Briss, con completa tranquilidad, con un libro en las manos en el que se podía leer "Guía para el Viajero: Briss". Ese libro hablaba en ciencuenta y siete páginas exactamente -con imágenes-, los lugares de interes del reino de Briss, pero claro, la información tan escueta no era de mucha ayuda para el rubio. Finalmente, encontró una plaza, un lugar donde poder descansar, él seguía leyendo, absorto en el libro, cuando notó que chocaba con algo y el libro caía sobre un charco de agua que había en el lugar. Hacía poco había caído una tormenta, y el agua aún permanecía ahí.
Arekk levantó la cabeza y soltó en un aullido de odio -¡Deberías tener más cuidado, patán!- dijo con un gesto serio e infame.
Arekk D. Zenit
Hoja de personaje
Nivel:
(8/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Galahad Bloodfang Vie Nov 25, 2016 12:59 pm
Era una de las veces en las que tenía que salir a algún lugar sin la cordera, y eso hacía que se sintiera con algo de mal humor. No le gustaba dejarla sola y no era porque tuviera miedo de que no pudiera defenderse, sino porque temía que alguien tratara de aprovecharse de ella. Además, era tiempo que perdía de estar a su lado y de todo lo que podrían estar haciendo, pero había sido a él al que le habían ordenado aquella misión. Tenían un refugio disponible en aquella ciudad así que no era una tarea complicada, pero su misión consistía en armar revuelo en la plaza para distraer a los guardias mientras los revolucionarios se colaban en un comercio cercano. Por todo esto estaba bastante molesto y enfadado, pero lo peor de todo no era eso sino el clima: Acababa de llover. Afortunado era al no haberse visto expuesto a la lluvia directamente, pero que el suelo estuviera mojado le molestaba en las patas y mojaba su pelaje, además de que su olfato estaba algo distraído por el olor de la lluvia.
Caminaba sin mucho cuidado cuando notó un golpe a la altura del brazo, como si hubiera chocado con algo. Había bastante gente en aquella plaza pero estaba acostumbrado a que se alejaran de su camino por miedo. Aquel pobre diablo parecía haber estado leyendo y por eso no había visto a la bestia, la cual no tenía intención de molestarle por el golpe recibido. Pero escuchó sus palabras y no pudo hacer sino mirarlo a los ojos a pesar de que le sacaba algo más de una cabeza, mostrando los colmillos mientras se daba cuenta que aquella era la situación ideal para armar una buena distracción. El insolente civil con el que se había chocado tendría que pagar el pato, pero no era algo que le importara. —¿¡A quién llamas patán, Mink sin pelo?— gruñó con su grave voz, distanciándose un paso y llevando su mano a la empuñadura de su gran sable.
Se mantendría unos segundos inmóvil mientras la gente se alejaba de él, ninguno quería estar cerca del animal si este se enfadaba. Seguiría interpretando su actuación para que los revolucionarios pudieran realizar su infiltración. Daba igual si aquel hombre le seguía el juego o no, simplemente amenazaría con devorarlo para que todos los allí presentes tuvieran los ojos pendientes en ellos. —¡Nadie ensucia mi nombre y se marcha sin al menos una disculpa! ¡Desenvaina tu arma, humano, y prepárate para pagar por tu ofensa!— soltó mientras desenvainaba el sable y se ponía en guardia. No necesitaba atacarle de inmediato, cuanto más tiempo perdiera mejor. Por las respiraciones de los allí presentes sabía que estaban todos pendientes de aquel duelo, y eso era justo lo que quería conseguir.
Caminaba sin mucho cuidado cuando notó un golpe a la altura del brazo, como si hubiera chocado con algo. Había bastante gente en aquella plaza pero estaba acostumbrado a que se alejaran de su camino por miedo. Aquel pobre diablo parecía haber estado leyendo y por eso no había visto a la bestia, la cual no tenía intención de molestarle por el golpe recibido. Pero escuchó sus palabras y no pudo hacer sino mirarlo a los ojos a pesar de que le sacaba algo más de una cabeza, mostrando los colmillos mientras se daba cuenta que aquella era la situación ideal para armar una buena distracción. El insolente civil con el que se había chocado tendría que pagar el pato, pero no era algo que le importara. —¿¡A quién llamas patán, Mink sin pelo?— gruñó con su grave voz, distanciándose un paso y llevando su mano a la empuñadura de su gran sable.
Se mantendría unos segundos inmóvil mientras la gente se alejaba de él, ninguno quería estar cerca del animal si este se enfadaba. Seguiría interpretando su actuación para que los revolucionarios pudieran realizar su infiltración. Daba igual si aquel hombre le seguía el juego o no, simplemente amenazaría con devorarlo para que todos los allí presentes tuvieran los ojos pendientes en ellos. —¡Nadie ensucia mi nombre y se marcha sin al menos una disculpa! ¡Desenvaina tu arma, humano, y prepárate para pagar por tu ofensa!— soltó mientras desenvainaba el sable y se ponía en guardia. No necesitaba atacarle de inmediato, cuanto más tiempo perdiera mejor. Por las respiraciones de los allí presentes sabía que estaban todos pendientes de aquel duelo, y eso era justo lo que quería conseguir.
Galahad Bloodfang
Hoja de personaje
Nivel:
(5/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Arekk D. Zenit Vie Nov 25, 2016 4:25 pm
Un gesto de disgusto se dibujó en el rostro de Arekk. Si ya de por sí era serio, esto ya se llevaba la palma. ¿Qué demonios era un Mink y porqué un idiota disfrazado de lobo le estaba gritando? Verdaderamente era un buen disfraz, si es que se le permitía añadirlo. La cosa era que aquel tipo no estaba disfrazado, si no que era un Mink, pero Arekk lo desconocía. Sus ojos se cerraron en apenas una milésima de segundo y volvieron a abrirse como si cerrarlos le doliera. Simplemente observó al tipo que se encontraba frente a él, con todo ese pelaje y esa pose natural de lobo con las patas... raras.... no sé, como suelen estar los lobos a dos patas. La verdad es que era la primera vez que Arekk veía a un tipo de esos, pero bueno, siempre es bueno conocer lo que le espera al mundo. Durante unos pequeños segundos, el rubio quedó inmóvil, él no tenía culpa de que su cuerpo peludo hubiese estado en el lugar inadecuado en el momento inadecuado, que era justo en el lugar en el que Arekk se encontraba en aquel momento. El Reino de Briss era demasiado grande, y aquel tipo había ido a dar con quien nadie querría cruzarse. La mirada del rubio reaccionó al decirle el lobo aquello de Mink sin pelo, y como no, con su simpleza, tuvo que responder a aquella pregunta -Te lo llamo a ti, patán- se rascó un segundo la barbilla al ver como la gente se alejaba del lugar, haciendo una especie de corrillo pero alejándose de la escena para no salir heridos -¿Y puedes explicarme porqué llevas un disfraz tan estúpido y qué es un Mink?-
Arekk estaba realmente estupefacto ante la situación, pues como jamás se había encontrado en una situación así. Normalmente habría matado o golpeado al tipo que osó interponerse en su camino, pero esta vez... no, esta vez aquel tipo parecía oponer cierta resistencia ante la presencia del rubio. No podía decirle aquello de ¿No sabes con quién estás hablando? , pues Arekk todavía no era nadie. No hacía ni unos meses que acababa de abandonar el Gremio de Cazadores al que pertenecía, y ahora, sus antiguos camaradas le perseguían por asesinato de cazadores y por traicionar a su orden, la verdad, un espectáculo digno de ver, y que de repente se presentase este tipo y comenzara a montar un espectáculo... esto solo podría atraer la atención de aquellos a los que intentaba esquivar por todos los medios. Hay que recordar que lo que el rubio hizo no era nada bonito, pues asesinó a sangre fría a varios cazadores, entre ellos el líder de la organización, que bueno, aunque no fuera un cazador experto, fue un terrible enemigo. El rubio simplemente chasqueó la lengua cuando aquel lobo le amenazó... se veía en su mirada que estaba intentando cubrir algo con toda esa palabrería... un golpe del que nadie tendría que tener conocimiento... sí, pero al rubio poco le importaba, era más, el hecho de que le amenazara le daba una razón para sacar su arma y atizarle bien fuerte.
-Si me permites decirte, pastor de ovejas, das pena- dijo el rubio con un gesto serio, y con sus icónicas cejas arqueadas ante la situación. Hizo un movimiento bastante brusca con su brazo derecho, como si lo agitara hacia abajo, y de la manga, hizo aparición una especie de arma de acero reforzado, una especie de porra metálica, y a su vez, apareció una sonrisa en el rostro del rubio, como dando a entender que estaba de acuerdo en golpear primero, pero claro, esa espada debía de estar bien afilada, y aquel tipo seguro tenía que ser un peligro a distancias cortas... aunque al igual que él, eso estaba clarísimo. Así, y sin dar más explicaciones, el rubio agarró al primer tipo que alcanzó cerca suya con su mano libre izquierda-, más específicamente a un hombre de unos treinta y tantos años que no había conseguido alejarse lo suficiente. La verdad es que Arekk destacaba por su fuerza física, y sin más, lo lanzó contra el lobo, lanzándose a continuación hacia él, agachándose por detrás del tipo que salió en volandas, con la intención de qué, si esquivaba o apartaba al tipo, Arekk solo golpearía con su porra en su estómago, haciendo que perdiera algunos segundos la respiración, dándole una oportunidad para, a continuación del golpe, alejarse un par de metros de un salto.
Arekk estaba realmente estupefacto ante la situación, pues como jamás se había encontrado en una situación así. Normalmente habría matado o golpeado al tipo que osó interponerse en su camino, pero esta vez... no, esta vez aquel tipo parecía oponer cierta resistencia ante la presencia del rubio. No podía decirle aquello de ¿No sabes con quién estás hablando? , pues Arekk todavía no era nadie. No hacía ni unos meses que acababa de abandonar el Gremio de Cazadores al que pertenecía, y ahora, sus antiguos camaradas le perseguían por asesinato de cazadores y por traicionar a su orden, la verdad, un espectáculo digno de ver, y que de repente se presentase este tipo y comenzara a montar un espectáculo... esto solo podría atraer la atención de aquellos a los que intentaba esquivar por todos los medios. Hay que recordar que lo que el rubio hizo no era nada bonito, pues asesinó a sangre fría a varios cazadores, entre ellos el líder de la organización, que bueno, aunque no fuera un cazador experto, fue un terrible enemigo. El rubio simplemente chasqueó la lengua cuando aquel lobo le amenazó... se veía en su mirada que estaba intentando cubrir algo con toda esa palabrería... un golpe del que nadie tendría que tener conocimiento... sí, pero al rubio poco le importaba, era más, el hecho de que le amenazara le daba una razón para sacar su arma y atizarle bien fuerte.
-Si me permites decirte, pastor de ovejas, das pena- dijo el rubio con un gesto serio, y con sus icónicas cejas arqueadas ante la situación. Hizo un movimiento bastante brusca con su brazo derecho, como si lo agitara hacia abajo, y de la manga, hizo aparición una especie de arma de acero reforzado, una especie de porra metálica, y a su vez, apareció una sonrisa en el rostro del rubio, como dando a entender que estaba de acuerdo en golpear primero, pero claro, esa espada debía de estar bien afilada, y aquel tipo seguro tenía que ser un peligro a distancias cortas... aunque al igual que él, eso estaba clarísimo. Así, y sin dar más explicaciones, el rubio agarró al primer tipo que alcanzó cerca suya con su mano libre izquierda-, más específicamente a un hombre de unos treinta y tantos años que no había conseguido alejarse lo suficiente. La verdad es que Arekk destacaba por su fuerza física, y sin más, lo lanzó contra el lobo, lanzándose a continuación hacia él, agachándose por detrás del tipo que salió en volandas, con la intención de qué, si esquivaba o apartaba al tipo, Arekk solo golpearía con su porra en su estómago, haciendo que perdiera algunos segundos la respiración, dándole una oportunidad para, a continuación del golpe, alejarse un par de metros de un salto.
Arekk D. Zenit
Hoja de personaje
Nivel:
(8/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Galahad Bloodfang Dom Nov 27, 2016 12:09 pm
Aquel tipo era perfecto pues era alguien que no parecía capaz de controlar sus impulsos. Era por esto que sus compañeros ya habían empezado a trabajar, en sigilo y detrás de la multitud que se había formado en torno al lobo y al rubio. —¡Yo soy un Mink, y tú eres un Mink sin pelo!— rugió ante su pregunta como si fuera lo más evidentemente del mundo. Su voz sonaba tremendamente real como para que siguiera comparándolo con un disfraz, y a través de las hileras de sus dientes no se veía una cabeza que dirigiera todo aquello sino su lengua moviéndose y salivando. No pudo evitar sonreír con sarcasmo cuando lo llamó "pastor de ovejas", pensando que había sido un insulto muy poco afortunado por su parte. Pero se mantuvo en silencio, porque su vida privada no iba a ser sacada a relucir por una provocación tan fútil.
Al ver cómo el cobarde hacía uso de un simple transeúnte para atacar se cubrió como pudo con el brazo izquierdo, recibiendo al hombre al cual apartó del trayecto una vez había perdido toda su energía cinética. Intentó que no recibiera daños graves pues al fin y al cabo, aunque el Gobierno los considerara criminales, nunca herían a los civiles a propósito. Sin embargo esto hizo que no pudiera anticiparse al ataque de aquel tipejo, recibiendo el bastonazo en el estómago al tiempo que endurecía los músculos de su torso para minimizar los daños. Aquel tipo tenía no obstante una fuerza inimaginable para un humano de su tamaño, haciendo que se llevara la mano libre mientras recuperaba el aliento sorprendido por la demostración. Apretó su mandíbula aguantando el dolor y se lanzó a por su rival, recortando la distancia que los separaba y alzando la espada para asestar su ataque.
Un golpe con la derecha del lobo portando la espada, horizontal, lo que haría que su rival tuviera que bloquear por su lado izquierdo. Por ello acto seguido lanzaría un golpe con su mano izquierda, con las garras, directo al pecho de su rival y buscando desgarrar su piel con estas. Solo había sacado un arma y si intentaba parar sus golpes con los puños iba a sufrir bastante. Además, el tipo era fuerte, pero Galahad lo era más y no dejaría que el plan se fuera al traste por no haber podido contra aquel tipejo. Se mantendría lo más cerca de él buscando que no pudiera distanciarse, intentando ganar con fuerza bruta en lugar de con movimientos elegantes y florituras. Aunque sin pasarse, no quería matarlo ni que el combate terminara demasiado rápido pues entonces no les daría tiempo a terminar lo que tenían que hacer.
Al ver cómo el cobarde hacía uso de un simple transeúnte para atacar se cubrió como pudo con el brazo izquierdo, recibiendo al hombre al cual apartó del trayecto una vez había perdido toda su energía cinética. Intentó que no recibiera daños graves pues al fin y al cabo, aunque el Gobierno los considerara criminales, nunca herían a los civiles a propósito. Sin embargo esto hizo que no pudiera anticiparse al ataque de aquel tipejo, recibiendo el bastonazo en el estómago al tiempo que endurecía los músculos de su torso para minimizar los daños. Aquel tipo tenía no obstante una fuerza inimaginable para un humano de su tamaño, haciendo que se llevara la mano libre mientras recuperaba el aliento sorprendido por la demostración. Apretó su mandíbula aguantando el dolor y se lanzó a por su rival, recortando la distancia que los separaba y alzando la espada para asestar su ataque.
Un golpe con la derecha del lobo portando la espada, horizontal, lo que haría que su rival tuviera que bloquear por su lado izquierdo. Por ello acto seguido lanzaría un golpe con su mano izquierda, con las garras, directo al pecho de su rival y buscando desgarrar su piel con estas. Solo había sacado un arma y si intentaba parar sus golpes con los puños iba a sufrir bastante. Además, el tipo era fuerte, pero Galahad lo era más y no dejaría que el plan se fuera al traste por no haber podido contra aquel tipejo. Se mantendría lo más cerca de él buscando que no pudiera distanciarse, intentando ganar con fuerza bruta en lugar de con movimientos elegantes y florituras. Aunque sin pasarse, no quería matarlo ni que el combate terminara demasiado rápido pues entonces no les daría tiempo a terminar lo que tenían que hacer.
Galahad Bloodfang
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