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Creado por Death Sáb Ago 27, 2016 3:20 pm
Hace 20 años atrás...
El sonido de la lluvia caía con fuerza, mientras que intentaba protegerme de toda esa agua. Hacía frío, estaba asustado y mis tripas estaban haciendo un ruido enorme. Me dolían las manos luego de que tras intentar robar aquel pedazo de pan, el comerciante me capturo para luego darme de golpes en los dedos para enseñarme a "no meter mis manos" en donde no debía. Me abrigaba como podía en una esquina de aquel solitario callejón intentando conservar un poco del calor de mi cuerpo. Poco a poco empeoraba mi condición, siendo que estaba tan delgado que podía colarme por el espacio de cualquier barra desde el centro de la ciudad hasta las costas. Lastimosamente, tenía tan poca energía dentro de mi cuerpo que apenas podría robar algo. Con suerte, al dormir y despertar... Todo esto sería un sueño... Extrañaba a mis padres.. Hacía mucho que no les visitaba. Pero no podía ir al cementerio sin tener alguna flor que llevarles...
Poco a poco, las gotas comenzaban a ceder. El día seguía tan oscuro como antes, pero ahora al menos no estaba cubierto de agua. La humedad inundaba toda la zona, siendo que yo simplemente deseaba descansar un poco. Me levante para cruzar al otro lado, siendo que mi refugio, en forma de unos pedazos de basura apilados para recostarme se mantuvo intacto. Me recosté en el suelo, para cerrar mis ojos. Los sonidos de pasos de las personas cercanas producían un pequeño eco en mi cabeza. Poco a poco, mi consciencia se iba difuminando, a medida que esperaba que el cansancio me venciera. No podía dormir, al menos no como otros lo hacían. No con una cama tan incómoda y con tantos miedos en mi cabeza, simplemente era mi cuerpo reaccionando a todo el esfuerzo que había hecho a lo largo del día. Un par de pestañeos más... Y me entregaba a los brazos del sueño...
¿Cuanto tiempo había dormido? No lo sabía... Estaba por levantarme, cuando observe que había unas sábanas a mi alrededor. Suaves, limpias y con un perfume distinguido. Mis manos vendadas, parecían estar recuperandose por completo. - Al fin despiertas... - Una voz suave y gentil, se dirigió a mi desde el otro lado de la habitación. Era un muchacho de cabellos marrones, además de ojos azules. Tenía en su mano un libro, siendo que lo cerró para acercarse a mi. - Tranquila, estas a salvo. Mi padre te encontró en la cale... - Moví mi rostro para observar que mis harapos habían sido cambiados por una ropa más elegante, siendo que me sonroje ante la idea del muchacho observando mi patético cuerpo desnudo. Use mis manos para cubrirme, tratando de eliminar aquel pensamiento de mi cabeza. Trague saliva, nerviosa intentando comprender que sucedía.
Las ropas del muchacho eran similares a las de un monje o un hombre de un templo, siendo de un color rojizo, adornadas con bordes dorados... Había un mundo de diferencia entre él y yo. - Le diré a papá que estas bien. Intenta descansar. - Sin decir mucho, se levantó para comenzar a caminar hacia la salida. Mi mente estaba repleta de un montón de preguntas. ¿Porque me ayudaron? ¿Que hacían aquí? ¿Que planeaban hacer conmigo? Pero ante la espalda amable de ese chico, solo pude decir una cosa... - G-gracias... - Con una leve sonrisa, él se despidió, comenzando a caminar por lo que parecía ser un enorme hogar hecho en un estilo tradicional. ¿Donde había parado? Creo que lo mejor era seguir el consejo dado por mi cuidador, para descansar como es debido...
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Creado por Death Sáb Ago 27, 2016 3:54 pm
19 Años y 8 meses atrás
El sol apenas estaba saliendo por el horizonte, pero ya había una gran actividad en el patio de entrenamiento. Un grupo de estudiantes realizaba los ejercicios rutinarios, siendo que todos estaban completamente concentrados. Los pies se movían en sincronía, los brazos danzaban naturalmente y el sonido de las respiraciones inundaba la sala. Una orquesta perfecta de movimientos. Estaba parado de brazos cruzados, siendo que observaba a todos con detenimiento. La escuela había florecido desde los últimos 10 años, siendo que ahora podía darme el lujo de finalmente descansar un poco mis huesos cansados. - ¡Eso es trampa! ¡Vuelve acá Takeda! - El sonido de los gritos de los niños coloco una sonrisa en mi rostro, siendo que gire mi cabeza un poco para observarles correr a lo largo de los pasillos. La muchacha, Hotaru, ahora era muy diferente a cuando la encontramos. Con algo de cuidados, comida y un poco de atención médica, se había encendido con gran velocidad. Intentaba alcanzar al tonto de mi hijo mayor, el cual se aprovechaba de su entrenamiento para saltar y moverse de un lado a otro.
Los estudiantes se distraían, siendo que algunos reían con fuerza al ver la escena graciosa... Dioses, a veces no podía controlarlos. Aunque las risas se acallaron con el potente sonido de un golpe. Mi vista no tardo demasiado en localizar al responsable. - ¡Kojiro! ¡Que estas haciendo! - Con mi mano izquierda arrastre al muchacho para separarle. Su compañero de prácticas estaba tirado en el suelo con la nariz rota... ¿Que había hecho ahora? - ¡Papá! ¡Alto! - Takeda acompañado de Hotaru, se acercaron, siendo que apartaron al niño de mi lado. El joven de cabellos negros se oculto detrás de su hermano, cual infante regañado. 6 años... 6 años y le rompió la nariz a un hombre 3 veces mayor con un solo golpe. ¿De donde saco tal fuerza? Baje la mirada en desaprobación, para luego con mi mano indicarle que se retirarán del lugar.
Kojiro se aferraba a la manga de su hermano, mientras sus mejillas se cubrían de lágrimas. No sabía que haría con él... Cada día su talento para la destrucción era más poderoso, ya pocos miembros de la escuela podían mantener el paso contra este chico. Pero no podía hacer nada para impedir su desarrollo... Era un genio... Un monstruo y un genio a la vez. Debería de vigilarle con más atención de ahora en adelante. Podría ser el futuro de la escuela o su destrucción. Su hermano era hábil, pero carecía de la determinación o el deseo por entrenar. De hecho, esto era algo normal, considerando su personalidad. Aunque planteaba una enorme ventaja. Con solo preocuparme por el entrenamiento de uno de dos de mis hijos, sería mucho más sencillo vigilar a Kojiro.
Levante al estudiante del suelo, para además proveerle de un pedazo de tela para que contuviera el sangrado de su nariz. Parecía estar un poco enfadado porque un chico le venció, pero también era su culpa por distraerse. No había espacio para tales trivialidades en el campo de batalla. No podía olvidar que el Godai fue hecho para tiempos de guerra, pero igualmente para tiempos de paz. Acariciaba mi barbilla, mientras volvía a mi habitación para intentar reflexionar sobre lo que sucedió hoy...
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Creado por Death Sáb Ago 27, 2016 4:30 pm
Hace 17 años y 3 meses atrás...
Me encontraba a los bordes del río observando a mi hermano y a Hotaru hablar. Mis manos estaban ocultas entre mis ropas, aunque esto era un esfuerzo inútil. El ya lo había notado, por eso es que estábamos en nuestro lugar secreto. Mi hermano caminaba de un lugar a otro pateando todas las piedras que veía, mientras en voz alta hacía sus reclamos. - ¡Viste sus manos! ¿Viste lo que le hizo? Mi padre se esta excediendo, apenas tiene 8 años... - Hotaru se acercó para detenerlo, mientras que frenaba con sus manos. - Calmate... Solo esta preocupado por la escuela. El quiere que triunfe a futuro... - Sentía un enorme ardor en mis manos, pero verlos aliviaba mi corazón. Eran las personas que más me agradaban, después de lo de mamá yo... Me sentía abandonado. Pero no necesitaba preocuparme siempre que estuviesen a mi lado. Cuando vi que comenzaban a ponerse cariñosos, con una sonrisa en el rostro me levante para irme... Si, eran mis personas más preciadas. No... No había espacio para mi entre ellos...
Caminar por el bosque siempre había sido algo que me agradaba. Servía para ayudarme a pensar. Había flores, había colores y olores que me agradaban... Nunca antes pensé que podía sentirme en casa estando tan lejos. El sonido de las hierbas rompiéndose por mis pies además del canto de los pájaros producía una sensación de paz en mi cuerpo. Este lugar era diferente a la escuela. Acá podía estar sin preocuparme por entrenamientos, ejercicios, prácticas o que los maestros me estuviesen gritando. Era mi lugar feliz... Mientras avanzaba por el camino, escuche ruidos de pasos. Era alguien acercándose... - ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? - Pregunte un poco temeroso, no esperaba que fuese mi hermano. Aunque el sabía que podía asustarme. Trague saliva, buscando en mi interior el valor que normalmente me escaseaba. Escuche más pasos... Siendo que había una persona acercándose a gran velocidad hacia a mi... Levante mis brazos, siendo que deje escapar un grito ante la sensación de peligro...
En las cercanías del río...
Takeda estaba sentado gruñón en la piedra, mientras yo intentaba hacerle sonreír. - Tu padre lo ama igual que a ti... No debes pensar en esas cosas... - Comentaba con tranquilidad, mientras que mis manos comenzaban a trenzar su cabello castaño... Había dejado que creciera durante estos dos años, siendo que me permitía cuidarlo. Era suave y sedoso, siendo que le daba un toque de belleza a su rostro. - Lo se... Solo que no esta siendo razonable. Parece que se le ha ido de las manos todo este asunto del entrenamiento... Yo solo... - Sus palabras fueron cortadas por un grito en la lejanía. Ambos le reconocimos como la voz de Kojiro. Antes de que pudiese decir algo, Takeda estaba corriendo con gran velocidad entre aquel bosque, iendo con prontitud para intentar ayudarle.
Estará bien... La sensación de un enorme peso en mi pecho me preocupaba... Pero no podía hacer mucho. Con suerte se trataría de un pequeño tropiezo o que sus rodillas se rasparon. A pesar de su edad, Kojiro era claramente un poco más infantil. Desde que su madre murió, comenzó a depender de su hermano para casi todo. No podía evitar sentir más que aprecio por ambos... Uno que deseaba crecer rápido mientras que el otro solo quería ser pequeño. Con las manos juntas, esperaba que nada malo les ocurriera...
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Creado por Death Dom Ago 28, 2016 10:04 am
Hace 17 años y 3 meses atrás...
Por favor, que este bien. Por favor, que este bien. Por favor, que este bien. Por favor, que este bien.
Esas palabras se repetían una y otra vez en mi cabeza, después de todo, solo me preocupaba por mi hermano pequeño. Mi padre no podía verlo, creía que era un guerrero o algo así, pero no estaba listo. Aun era un niño, después de todo. Solo tenía 8 años, por un demonio. ¡Aun me buscaba para que le acompañara al baño a mitad de la noche! Mis dientes rechinaban con furia, mientras que finalmente alcance el lugar donde se encontraba mi hermano. Levante mis manos, para colocarme en guardia, siendo que mi hermano estaba en el piso, rodeado por lo que parecían ser 3 asaltantes. Mis ojos analizaron con velocidad el panorama, siendo que no era nada favorable para mi. Comencé los ejercicios de respiración que mi padre me enseño, siendo que el trío noto mi presencia. No tarde demasiado en defenderme.
El primero se acercó con velocidad, siendo que con destreza lanzo una patada contra mi rostro. No conocía si sería capaz de vencerle, pero necesitaba colocar algo de distancia. Me agache para evitar el golpe, mientras que su pierna rozaba la parte superior de mi cabello. Usando mis manos como apoyo, me impulse para darle un rodillazo a la pierna que usaba como un apoyo. Después de eso, mi oponente ni se inmuto. Fue como golpear a un pedazo de roca maciza... ¿Quien diablos eran estos sujetos? Estaba en problemas, no eran simples asaltantes, eran hombres entrenados para luchar contra personas entrenadas. ¿Que diablos querían? No podía comprender que pasaba, pero mi falta de experiencia y mis dudas, provocaron que me noqueran con un poderoso golpe en mi testa... Caí en el suelo, observando como todo se distorsionaba... La sangre se deslizaba sobre mi rostro y ahí lo escuche... Un grito... Un grito que provocaría que las cuerdas vocales de un hombre normal estallaran...
En los ojos de un pequeño niño...
¿Que es esto? ¿Que pasa? ¿Que hago? Mi cuerpo se movía de manera automática. El primer hombre estaba muerto... Papá me lo había explicado. Había muchos puntos de presión en el cuerpo humano, siendo que muchos de ellos podían afectar el sistema. Primero, me encargue de golpear en la parte baja de la axila, causando que el dolor le incapacitará usar el brazo. Salte sobre su cuello para golpear en dos direcciones distintas la garganta, provocando que aquel enemigo comenzara a ahogar. Al final, moví mis manos para usar mis dedos y perforar el ojo de él, provocando que comenzara a sangrar con gran constancia. Mis ojos se movían de manera arritmica, intentando buscar al siguiente. Los dos que quedaban estaban sorprendidos del resultado...
Mis manos no me dolían... Mis piernas se sentían ligeras... Mi respiración estaba acelerada... Comencé a correr contra ellos, siendo que poco a poco mis manos se convirtieron en armas feroces con la que destroce la carne y huesos de esos sujetos. Cuando termine, que gane la compostura... Estaba cubierto de pies a cabeza de sangre, me sentía sucio. Comencé a llorar con fuerza, siendo que apenas podía mantener el control. Me acerque a mi hermano intentando hacer que despertará... Tenía miedo... Mucho miedo...
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Creado por Death Dom Ago 28, 2016 11:29 am
17 años y 2 meses atrás...
Estaba parado derecho, siendo que observaba con firmeza a mi padre. Mantenía mis manos detrás de mi cuerpo, intentando no revelar lo nervioso que me sentía. Inhale con fuerza, para después de eso mantenerme firme mientras observaba el ceño fruncido de mi padre. - ¡Takeda! ¡Esto es un ultraje! ¿Esperas que crea que dos de los mejores estudiantes decidieron atacar a mis hijos? - Mis dedos se estaba apretando, formando un puño. No podía evitar sentir ira... No. Los mejores estudiantes no nos tocarían. No a menos que alguien sobre ellos se los indicara... Alguien como el maestro del Dojo. - No me dejas opción... Has manchado el honor de esta escuela. Aquí y ahora, te expulso. Ya no eres mi hijo. - Mis dientes se apretaban con fuerza, mientras le daba la espalda. - ¡Bien! Lo que tu digas anciano... Me voy... Me llevaré a Kojiro conmigo. - No necesitaba darme vuelta para saber que su expresión cambio y que estaba enfadado. Su verdadero objetivo era mi hermano... ¿En esto te convertiste padre?
Dicho esto seguí caminando, siendo que la puerta se abrió cuando moví mi mano para observar a más de un alumno del Dojo presente y a las dos personas que eran más importantes para mi. Sin decir nada, comencé a caminar con velocidad, dirigiéndome a mi cuarto. Entre en él para comenzar a recoger todo lo necesario para largarme. - ¿¡Que haces!? ¡Takeda!- Ni si quiera Hotaru podría detenerme. Estaba decidido de recoger mis cosas y marcharme, no había espacio en esta isla... No para mi... Debía hacerme más fuerte. Debía de convertirme en alguien poderoso para rescatar a mi hermano. - ¡Mírame cuando te hablo! - Sosteniendo mis manos me obligo a mirarla. Trague saliva, siendo que por la seriedad de sus ojos no podía evitar sentirme algo intimidado. Exhale con fuerza, para responderle. - Padre me expulso de la escuela... Ya no tengo nada que hacer aquí... Me iré. Prometo volver por Kojiro. Encargate de protegerlo en mi ausencia. Te necesita. - No dijo nada... Pero con un suave beso que hizo que mi corazón se acelerará. Comprendí que estaría bien por su cuenta...
Tome mi mochila, llena de mi ropa y mis cosas para comenzar a caminar fuera del Dojo. En el camino, vi a un pequeño de cabello negruzco, quien estaba todo moqueado y llorando. Me acerque a él, agachándome para que nuestras frentes tocarán - 6 Años... Espera por mi 6 años... ¿Si? - El muchacho se limpió las lágrimas, para después de eso mover su cabeza de manera afirmativa. Siendo que me obedecería. Era un buen hermano, de eso no me cabe duda... Así que como un buen hermano me escucharía. Pero yo no se si estaba diciendo la verdad. ¿6 años me bastarían para hacerme más fuerte? Tendría que verlo... Solo quedaba esperar a ver si podía cruzar esta meta. Al salir de la escuela, sentí el peso del mundo verdadero. Como todo un nuevo lugar se abre ante mis ojos...
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