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Creado por Sinbad Jue Sep 15, 2016 10:42 am
Recuerdo del primer mensaje :
El vaivén del mar, el sonido de las olas y toda la ráfaga directo en el rostro hacían que el pelimorado no pudiese evitar profanar la seriedad de los pescadores con su sonrisa semi perpetua, la misma que destacaba por la proa, solo al frente, hacía donde ningún otro grumete o superior alcanzaba a verlo. El navío se caracterizaba por la presencia de mercaderes. Conforme pasaban las millas náuticas que separaban Miqueot y Lvneel el amante de las joyas solo alcanzaba a apreciar el logotipo de ese bar que iluminaba el camino, se reflejaba en el mar y le hacía parecer simplemente una longeva noche para llegar.
La llamada que había recibido le había sorprendido bastante en su estancia, como siempre, de lo había sido una estancia vacacional mermada con vino y dicho llamado estaba destinado a acciones en su isla de origen, justo cuando había caído víctima de una de las famosas frutas malditas, no estaba precisamente contento con ello, sabía que no podría nadar pero por el simpe hecho de haber visto la nueva pigmentación del cabello y el creciente sentimiento de poder creía valía la pena, ¿Narcisismo? Sin duda, el orgullo, el pecado eran de sus motivaciones principales pero se estaba oxidando. A fin de cuentas hacía ya varios meses no acaba envuelto en una batalla que le hiciese arder la sangre. Y justo ahora parecía que en cualquier momento, desde que su cuerpo había pasado a un estado maldito lo deseaba.
La olas le habían trasladado nuevamente a la tierra que le vio nacer, la pasiva y tranquila ciudad donde su familia de carácter nobiliario había seguido bajando escalafones en importancia. ¡Y qué más da! Si a fin de cuentas esa nación estaba en despojo hasta la médula, el marinero lo había visto antes de partir en su juventud, sentía la necesidad, tras que el barco encallara. El llamado de la armada podía haber llamado a alguno que otro revolucionario, no lo tenía claro pero definitivamente sabía cuál era su misión en su tierra y empezaba con la palabra “cambio”, por ahí siempre empezaba todo. Bajaba a buen puerto junto con toda la tripulación. Al momento de colocar la pierna derecha en la tierra su rostro cambiaría por completo, un tempano frio, la sonrisa de hace unos momentos por regresar había acabado, la estoica seriedad que tuvo durante su partida había regresado, el viaje le había hecho dar la vuelta a los cuatro blues y luego de casi una década regresaba.
Se mantendría caminando bajo la noche hacía la dirección donde le habían informado. La plaza cercana a las tabernas, le tentaban a entrar una vez más pero esa noche no lo conseguirían, al menos no hasta recibir las siguientes indicaciones. De momento solo tenía dos cosas claras, visitaría a sus padres, se disculparía por lo sucedido y evitaría al máximo las muertes de sus compatriotas, que sangre fuese derramada quizás sería inevitable, siempre aparece algún perro en el camino. Aún no sabía si quien iba aparecer le traería a algún soldado más o se las tendría que arreglar para buscar a alguien durante la noche pero ya se había puesto en marcha el motor del mencionado plan por den den mushi.
La hora para su llegada aún era pronta respecto a la indicada, tendría que esperar unos minutos más hasta la aparición del informante "Eulogerus", su nombre clave, que debía de aparecer alrededor de las 8: 44 por allí, irremediablemente y pese a la hora una que otra persona caminaba por la zona. Los dorados iris solo se dedicaban a mirar a la taberna, escrutar a los presentes y a mirar al estrellado cielo a la espera de lo que viniese. El navegante lo podía evitar, estaba ansioso, lo que estaba por venir hacía de nuevo ígnea su llama de la revolución.
El vaivén del mar, el sonido de las olas y toda la ráfaga directo en el rostro hacían que el pelimorado no pudiese evitar profanar la seriedad de los pescadores con su sonrisa semi perpetua, la misma que destacaba por la proa, solo al frente, hacía donde ningún otro grumete o superior alcanzaba a verlo. El navío se caracterizaba por la presencia de mercaderes. Conforme pasaban las millas náuticas que separaban Miqueot y Lvneel el amante de las joyas solo alcanzaba a apreciar el logotipo de ese bar que iluminaba el camino, se reflejaba en el mar y le hacía parecer simplemente una longeva noche para llegar.
La llamada que había recibido le había sorprendido bastante en su estancia, como siempre, de lo había sido una estancia vacacional mermada con vino y dicho llamado estaba destinado a acciones en su isla de origen, justo cuando había caído víctima de una de las famosas frutas malditas, no estaba precisamente contento con ello, sabía que no podría nadar pero por el simpe hecho de haber visto la nueva pigmentación del cabello y el creciente sentimiento de poder creía valía la pena, ¿Narcisismo? Sin duda, el orgullo, el pecado eran de sus motivaciones principales pero se estaba oxidando. A fin de cuentas hacía ya varios meses no acaba envuelto en una batalla que le hiciese arder la sangre. Y justo ahora parecía que en cualquier momento, desde que su cuerpo había pasado a un estado maldito lo deseaba.
La olas le habían trasladado nuevamente a la tierra que le vio nacer, la pasiva y tranquila ciudad donde su familia de carácter nobiliario había seguido bajando escalafones en importancia. ¡Y qué más da! Si a fin de cuentas esa nación estaba en despojo hasta la médula, el marinero lo había visto antes de partir en su juventud, sentía la necesidad, tras que el barco encallara. El llamado de la armada podía haber llamado a alguno que otro revolucionario, no lo tenía claro pero definitivamente sabía cuál era su misión en su tierra y empezaba con la palabra “cambio”, por ahí siempre empezaba todo. Bajaba a buen puerto junto con toda la tripulación. Al momento de colocar la pierna derecha en la tierra su rostro cambiaría por completo, un tempano frio, la sonrisa de hace unos momentos por regresar había acabado, la estoica seriedad que tuvo durante su partida había regresado, el viaje le había hecho dar la vuelta a los cuatro blues y luego de casi una década regresaba.
Se mantendría caminando bajo la noche hacía la dirección donde le habían informado. La plaza cercana a las tabernas, le tentaban a entrar una vez más pero esa noche no lo conseguirían, al menos no hasta recibir las siguientes indicaciones. De momento solo tenía dos cosas claras, visitaría a sus padres, se disculparía por lo sucedido y evitaría al máximo las muertes de sus compatriotas, que sangre fuese derramada quizás sería inevitable, siempre aparece algún perro en el camino. Aún no sabía si quien iba aparecer le traería a algún soldado más o se las tendría que arreglar para buscar a alguien durante la noche pero ya se había puesto en marcha el motor del mencionado plan por den den mushi.
La hora para su llegada aún era pronta respecto a la indicada, tendría que esperar unos minutos más hasta la aparición del informante "Eulogerus", su nombre clave, que debía de aparecer alrededor de las 8: 44 por allí, irremediablemente y pese a la hora una que otra persona caminaba por la zona. Los dorados iris solo se dedicaban a mirar a la taberna, escrutar a los presentes y a mirar al estrellado cielo a la espera de lo que viniese. El navegante lo podía evitar, estaba ansioso, lo que estaba por venir hacía de nuevo ígnea su llama de la revolución.
- Vestimenta:
Sinbad
Hoja de personaje
Nivel:
(13/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Sophie Bismarck Sáb Sep 24, 2016 10:54 am
Esta continuo bebiendo, le pidio al camarero que rellenara su copa con mas cerveza con un tono amenazante que el pobre hombre de la barra de aquella taberna no pudo negar, le lleno de nuevo la jarra de cerveza fresca y dio un largo sorbo, con cerveza cayendo por el costado de sus labios para luego dar un golpe con esta en la barra y soltar un "aaah!" de satisfraccion por la fresca bebida, sin dejar de escuchar lo que decia Saroga, el tipo gradullon con el que parecia haber formalizado un trato bastante interesante para ella y que ahora se encontraba hablandole de los detalles de lo que iban a hacer, al parecer el asaltar a una monarquia o algo por el estilo es lo que realmente era lo importante, a Lalaco le daria igual con total de enfrentarse a alguien y conseguir algo de fortuna, aunque ella viniera de una sociedad con emperatriz ella desconocia totalmente que otros lugares tuvieran reyes o algo parecido, pensaba que era la marina la que se encargaba de toda la ley y el orden, alzando una ceja ante la propuesta del grandullo pelirrojo ante la propuesta de una competicion de bebida, a la que acepto simplemente brindando junto a el con una sonrisa totalmente desafiante - No me subestimes en la bebida o vas a beber mas de lo que puedes soportar - le dijo mientras lo miraba, empezando a dar un trago largo, Lalaco tenia una buena resistencia a la bebida, mucho mas que los borrachos que normalmente estaban en aquella taberna.
- No dudo en que me consiguas algo bueno, no esperaria menos - dijo mientras Speed movia su cabeza para ver al chico mas joven y pelimorado acercandose, a lo que Lalaco lo miro de reojo, le hubiera preferido pasar la noche con el en vez de este grandullon de nombre extraño pero nada se le podia hacer parece, agarro el Den Den que el chico le entro y lo miro marchar de reojo mientras daba otro trago a su jarra de cerveza, tomando la ventaja al grandullon.
- No dudo en que me consiguas algo bueno, no esperaria menos - dijo mientras Speed movia su cabeza para ver al chico mas joven y pelimorado acercandose, a lo que Lalaco lo miro de reojo, le hubiera preferido pasar la noche con el en vez de este grandullon de nombre extraño pero nada se le podia hacer parece, agarro el Den Den que el chico le entro y lo miro marchar de reojo mientras daba otro trago a su jarra de cerveza, tomando la ventaja al grandullon.
Sophie Bismarck
Hoja de personaje
Nivel:
(8/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Jinji Masano Lun Sep 26, 2016 2:37 pm
El navegante originario de la isla le explicó los detalles de la operación, pues Jinji había accedido a ayudar, en una de esas tendría un poco de fortuna y en el camino podría encontrar algo para él también, además no le vendría para nada mal conocer personas de la Armada, pues no tenía conocimiento alguno más que del tipo que le permitió y le dio un lugar en la armada. Quien sabe y todo resulta bien para todos, de todas formas seguía desconfiando un poco del tipo de cabellera roja aún así todo estaba a cargo de ellos dos así que solo debía escuchar, ver y analizar, ya sabría él si algo fallase, sería el primero en alzar la voz. Se quedó callado escuchando cada parte del plan que tenía en mente el pelimorado y cuando explicó lo que debía hacer le dio las herramientas para hacer el trabajo. Uno era un Den Den Mushi común y corriente y el otro era un Dial para escuchar. El primer objeto lo tenía bastante visto, pues en la marine era bastante común que se utilizara para comunicarse con personas que estuvieran muy lejos o en otras islas, pero el segundo objeto realmente no lo tenía tan presente. Si bien había escuchado sobre los Diales nunca había tenido uno entre sus manos, lo único que sabía es que venían de una isla del cielo, algo raro pero creíble en éste mundo tan extraño.
Tomó ambos objetos y los guardó en un pequeño bolso marrón que llevaba bajo la gabardina que traía puesta, mientras miraba al muchacho. — Muy bien. Mañana nos veremos allí y seguirás contándome como proseguiremos para actuar contra ésta "familia". — Realmente no parecía nada sencillo el trabajo, pues su experiencia lo dotaba de muchos conocimientos y la infiltración era su especialidad y sabía que las casas nobles siempre redoblan su seguridad y más cuando ellos mismos saben que están negociando bajo la mesa. Pero creía que estaba capacitado para cumplir su trabajo por lo que tampoco se hizo tanto problema, además el grupo contaba con más personas que solo Jinji por lo que si trabajan en grupo todo sería un poco más sencillo.
— Hasta mañana, Sinbad. Estaré allí a primera hora, — Finalizó observando como el navegante se retiraba hacia aquellas personas a las cuales Jinji por el momento no quiso conocer, pues para eso iría mañana a la Plaza, por el momento se quedaría allí un momento más esperando tal vez a los piratas por los que en un principio había acudido al lugar en su búsqueda. Después de un par de horas más, cuando ya el sol se hubiese ocultado por completo Jinjise iría del lugar en búsqueda de un pequeño hospedaje en donde pasar la noche y así poder estar en la plaza un rato antes de que todos llegasen, pues siempre prefería ser el primero en llegar a ese tipo de lugares y revisar que todo estuviese en orden, después de todo la confianza es algo que se gana con el tiempo y no con una sonrisa.
Tomó ambos objetos y los guardó en un pequeño bolso marrón que llevaba bajo la gabardina que traía puesta, mientras miraba al muchacho. — Muy bien. Mañana nos veremos allí y seguirás contándome como proseguiremos para actuar contra ésta "familia". — Realmente no parecía nada sencillo el trabajo, pues su experiencia lo dotaba de muchos conocimientos y la infiltración era su especialidad y sabía que las casas nobles siempre redoblan su seguridad y más cuando ellos mismos saben que están negociando bajo la mesa. Pero creía que estaba capacitado para cumplir su trabajo por lo que tampoco se hizo tanto problema, además el grupo contaba con más personas que solo Jinji por lo que si trabajan en grupo todo sería un poco más sencillo.
— Hasta mañana, Sinbad. Estaré allí a primera hora, — Finalizó observando como el navegante se retiraba hacia aquellas personas a las cuales Jinji por el momento no quiso conocer, pues para eso iría mañana a la Plaza, por el momento se quedaría allí un momento más esperando tal vez a los piratas por los que en un principio había acudido al lugar en su búsqueda. Después de un par de horas más, cuando ya el sol se hubiese ocultado por completo Jinjise iría del lugar en búsqueda de un pequeño hospedaje en donde pasar la noche y así poder estar en la plaza un rato antes de que todos llegasen, pues siempre prefería ser el primero en llegar a ese tipo de lugares y revisar que todo estuviese en orden, después de todo la confianza es algo que se gana con el tiempo y no con una sonrisa.
Jinji Masano
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