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Censo
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Creado por Elizabeth Hitze Sáb Ene 14, 2017 2:44 pm
Hacía tanto que no sentía aquella sensación de tranquilidad apenas llegaba a un puerto. Y es que ahora con todos los tripulantes ya juntos y con lo bien que les había ido últimamente consiguiendo dinero la comida dejaba de faltar, las reservas poco a poco se llenaban y con gran alegría se podía decir que todo comenzaba a tomar buen curso. La joven capitán estaba más que entusiasta, contenta y a gusto con todas las personas que bajo su propia decisión se habían sumado a ella de una manera algo peculiar era casi poder llamarles familia, que aunque no lo pareciera, cuidar de ellos se había vuelto parte de sus prioridades, velar por su seguridad y de ser necesario quitarse el pan de la boca para dárselos.
Su viaje terminó por llevarlos a la Isla de Dawn, en específico a una pequeña villa donde pudiesen comprar lo que faltaba para seguir avanzando, quizá un par de mapas, algo más de información y bueno, lo que cada uno de los integrantes necesitara. Ella se encontraba en su habitación atando uno a uno los ojales de sus botas, medio peinar aquellas hebras de plata que rebeldes se oponían a la valerosa misión de ser peinadas, acomodar su ropa para que ninguna arruga fuese visible y como siempre, antes de salir, dejar un poco de pan y semillas a su adorada ave. Tomó su espada dejándola sobre su cintura y apenas estuvo lista salió a la cubierta del barco esperando a los demás mientras observaba hacia el hermoso amanecer que se asomaba. — Comida… Información… Cosas médicas… — En una libretilla comenzaba a anotar de todo lo que se acordara, entre eso y los dulces y ron que siempre procuraba tener aprovecharía el pequeño botín que tenían bien guardado para comprarle a cada uno lo que quisiera. — A ver… — Rascó su nuca haciendo un par de cuentas y si los números le cuadraban podrían comprar todo y aun así sobraría. — Quizá podremos comprar más cosas para el barco. — Una sonrisa más grande se dibujó en sus labios y asintiendo dio por hecho que todo estaba bien. Sólo quedaba esperar a que los demás se despertaran y llegaran a la cubierta para ver qué sería lo primero en hacer en la isla.
Su viaje terminó por llevarlos a la Isla de Dawn, en específico a una pequeña villa donde pudiesen comprar lo que faltaba para seguir avanzando, quizá un par de mapas, algo más de información y bueno, lo que cada uno de los integrantes necesitara. Ella se encontraba en su habitación atando uno a uno los ojales de sus botas, medio peinar aquellas hebras de plata que rebeldes se oponían a la valerosa misión de ser peinadas, acomodar su ropa para que ninguna arruga fuese visible y como siempre, antes de salir, dejar un poco de pan y semillas a su adorada ave. Tomó su espada dejándola sobre su cintura y apenas estuvo lista salió a la cubierta del barco esperando a los demás mientras observaba hacia el hermoso amanecer que se asomaba. — Comida… Información… Cosas médicas… — En una libretilla comenzaba a anotar de todo lo que se acordara, entre eso y los dulces y ron que siempre procuraba tener aprovecharía el pequeño botín que tenían bien guardado para comprarle a cada uno lo que quisiera. — A ver… — Rascó su nuca haciendo un par de cuentas y si los números le cuadraban podrían comprar todo y aun así sobraría. — Quizá podremos comprar más cosas para el barco. — Una sonrisa más grande se dibujó en sus labios y asintiendo dio por hecho que todo estaba bien. Sólo quedaba esperar a que los demás se despertaran y llegaran a la cubierta para ver qué sería lo primero en hacer en la isla.
Elizabeth Hitze
Hoja de personaje
Nivel:
(26/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 | 1 |
Creado por Sho Minazuki Dom Ene 15, 2017 1:16 pm
La mañana había llegado una vez más a sus vidas, con un reluciente sol fijo en las alturas del mismísimo cielo, aunque su presencia no parecía ser bien recibida por todos. Sho era uno de estos últimos, y no es porque el mismo fuese alguna especie de deprimido psicópata que aborreciera toda pizca de luz en su vida; simplemente era de aquellos sensibles a la luz de aquella estrella y era, predominantemente, un ser nocturno. Siempre le ocurría lo mismo cuando debía despertar en las mañanas: Despertaba adolorido, más despeinado de lo usual, con cara de pocos amigos y un humor que solo alguien con muy buena predisposición podría tolerar. Bueno, casi siempre, dado que aquella mañana había sido la excepción a la regla, siendo bien recibida por un pelirrojo que, para variar, se encontraba de un buen humor. Quizá habría de ser un buen día para él.
Se preparó con una calma nada propia en él, buscando entre sus prendas algo que pudiera estar a la altura de lo que esperaba. Terminó por vaciar la mitad de su armario hasta dar con el conjunto que habría de utilizar: un traje verde de tres piezas consistentes en un pantalón algo ajustado –lo que permitía resaltar en mayor medida sus piernas-, un chaleco sin mangas que iría sobre una camisa gris con diminutas figuras negras en su extensión, y finalmente un saco, cuyo forrado interno daba la apariencia de unas llamas, sin mencionar los zapatos negros relucientes que llevaba. Le resultó divertido verse al espejo una vez estuviera listo para salir, notando lo “particular” que se veía con un caro traje de color verde, y más aún que se encontrara con una sonrisa algo aniñada plasmada en su rostro, lo que seguro le valdría ciertas burlas por parte de una albina.
Antes de partir de su cuarto, acomodó sus espadas a ambos lados de su cintura –dos en su lado izquierdo y uno en el derecho-, se colocó un colgante en forma de medialuna al cuello, dejándolo visible entre su camisa abierta, y se desarregló un poco su ya desalineado cabello. –No le daré otro motivo a esa harpía para molestar.- Casi entre risas, se dio un último vistazo en el espejo y salió, sin prisa y sin pausa, al encuentro con los demás miembros de la tripulación, notando como solo había una persona en la cubierta del barco. -¿Habré madrugado?- Inquirió rápidamente, rascándose la nuca con cierta torpeza. Odiaba que lo hicieran esperar, aunque amaba el hecho de que otros lo esperaran a él. Era una cuestión de orgullo, con lo que nunca había podido lidiar ni modificar.
-¿Qué tal, bruja?- Rápido fue su proceder hasta el encuentro con la capitana del barco, al menos desde el momento en el que notó quién había madrugado mucho más que él. Pudo notar la sonrisa que esta presentaba en su rostro, por lo que no podría burlarse de él en ese aspecto. –Y antes de que digas algo, solo decidí estar bien vestido. Ni se te ocurra hacer algún comentario.- Fijó sus orbes celestes, entrecerrando su mirada, en los ojos ajenos, intentando borrar su propia sonrisa grabada a flor de piel en su cara. Le sería muy difícil disimular lo relajado que se encontraba aquel día.
Se preparó con una calma nada propia en él, buscando entre sus prendas algo que pudiera estar a la altura de lo que esperaba. Terminó por vaciar la mitad de su armario hasta dar con el conjunto que habría de utilizar: un traje verde de tres piezas consistentes en un pantalón algo ajustado –lo que permitía resaltar en mayor medida sus piernas-, un chaleco sin mangas que iría sobre una camisa gris con diminutas figuras negras en su extensión, y finalmente un saco, cuyo forrado interno daba la apariencia de unas llamas, sin mencionar los zapatos negros relucientes que llevaba. Le resultó divertido verse al espejo una vez estuviera listo para salir, notando lo “particular” que se veía con un caro traje de color verde, y más aún que se encontrara con una sonrisa algo aniñada plasmada en su rostro, lo que seguro le valdría ciertas burlas por parte de una albina.
Antes de partir de su cuarto, acomodó sus espadas a ambos lados de su cintura –dos en su lado izquierdo y uno en el derecho-, se colocó un colgante en forma de medialuna al cuello, dejándolo visible entre su camisa abierta, y se desarregló un poco su ya desalineado cabello. –No le daré otro motivo a esa harpía para molestar.- Casi entre risas, se dio un último vistazo en el espejo y salió, sin prisa y sin pausa, al encuentro con los demás miembros de la tripulación, notando como solo había una persona en la cubierta del barco. -¿Habré madrugado?- Inquirió rápidamente, rascándose la nuca con cierta torpeza. Odiaba que lo hicieran esperar, aunque amaba el hecho de que otros lo esperaran a él. Era una cuestión de orgullo, con lo que nunca había podido lidiar ni modificar.
-¿Qué tal, bruja?- Rápido fue su proceder hasta el encuentro con la capitana del barco, al menos desde el momento en el que notó quién había madrugado mucho más que él. Pudo notar la sonrisa que esta presentaba en su rostro, por lo que no podría burlarse de él en ese aspecto. –Y antes de que digas algo, solo decidí estar bien vestido. Ni se te ocurra hacer algún comentario.- Fijó sus orbes celestes, entrecerrando su mirada, en los ojos ajenos, intentando borrar su propia sonrisa grabada a flor de piel en su cara. Le sería muy difícil disimular lo relajado que se encontraba aquel día.
Sho Minazuki
Hoja de personaje
Nivel:
(24/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Laura Mar Ene 17, 2017 10:22 am
Sentada sobre una camilla de la cubierta medica de cierto barco se encontraba una mink cuyo cuerpo estaba casi enteramente cubierto por un pelaje grisáceo y marrón con betas de diferentes matices de los propios colores entremezclados estaba terminado de revisarse a sí misma antes de partir, cubrió la parte superior de su cuerpo poniéndose la bata medica habitual en ella y con una simple ojeada reviso que aquellos pantalones blancos que utilizaba normalmente no estuvieran particularmente destrozados como para que no le llamaran la atención por ello y satisfecha tomo de una silla cercana un espadón enorme, una katana y un cuchillo de combate junto a las correas propias para utilizarlos, una vez que termino de poner la katana y el cuchillo en su cintura cerro la parte superior de la bata para ponerse las correas y llevar el espadón en su espalda.
-Mgh... parece que estoy mis heridas han sanado bien así que no creo que haya inconvenientes mayores...- comento la nada refinada mink de rasgos lupinos mientras que acariciaba un el costado derecho de su cuerpo y comenzaba a caminar con rumbo a la proa del barco, el sonido de la madera bajo sus pies le era familiar en cierta forma ya hacia algún tiempo que había dejado de lado la vida solitaria y había optado por viajar junto a aquellos piratas conocidos como los TideHunters cuyos ideales estaban al menos en buena medida alineados con los de la violenta medica de Zou.
Para cuando sus pasos la llevaron al punto de encuentro donde la capitán del barco estaría ya estaban allí tanto la mencionada como cierto salvaje de cabellos rojizos que como de costumbre se encontraba haciendo comentarios propios de quien espera que un niño de su edad lo moleste y se encuentra a la defensiva -Yo creo que no es tu estilo ir bien vestido, pero tampoco te queda mal chico- dijo con una media sonrisa en su rostro la guerrera mientras que su bata medica medio abierta ondeaba mostrando su ombligo y parte de su pelaje, su katana y aquellos pantalones blancos llenos de manchas viejas de sangre con marcas también de desgaste evidente, no es que fuera el tipo de mujer que le gustara mostrarse, simplemente aquella doctora no se había molestado en cambiar de bata ni repararla después de que los botones de por debajo del abdomen se rompieran hacia relativamente poco.
-Mgh... parece que estoy mis heridas han sanado bien así que no creo que haya inconvenientes mayores...- comento la nada refinada mink de rasgos lupinos mientras que acariciaba un el costado derecho de su cuerpo y comenzaba a caminar con rumbo a la proa del barco, el sonido de la madera bajo sus pies le era familiar en cierta forma ya hacia algún tiempo que había dejado de lado la vida solitaria y había optado por viajar junto a aquellos piratas conocidos como los TideHunters cuyos ideales estaban al menos en buena medida alineados con los de la violenta medica de Zou.
Para cuando sus pasos la llevaron al punto de encuentro donde la capitán del barco estaría ya estaban allí tanto la mencionada como cierto salvaje de cabellos rojizos que como de costumbre se encontraba haciendo comentarios propios de quien espera que un niño de su edad lo moleste y se encuentra a la defensiva -Yo creo que no es tu estilo ir bien vestido, pero tampoco te queda mal chico- dijo con una media sonrisa en su rostro la guerrera mientras que su bata medica medio abierta ondeaba mostrando su ombligo y parte de su pelaje, su katana y aquellos pantalones blancos llenos de manchas viejas de sangre con marcas también de desgaste evidente, no es que fuera el tipo de mujer que le gustara mostrarse, simplemente aquella doctora no se había molestado en cambiar de bata ni repararla después de que los botones de por debajo del abdomen se rompieran hacia relativamente poco.
Laura
Hoja de personaje
Nivel:
(25/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 1 | 3 |
Creado por Daishi Kurai Mar Ene 17, 2017 9:14 pm
Aquel barco anduvo mucho tiempo sobre el mar hasta llegar a aquella pequeña isla, un poco de paz y tranquilidad realmente caía bien ¿no? En fin, todo lo pasado ya había pasado y esa mañana pintaba como un nuevo rumbo, una nueva historia, una nueva mano que jugar. Así pintaba aquel día por lo que, levantándose temprano, se arregló y acomodó como siempre solía hacer, con su traje listo, capa y monóculo, y por supuesto, su sombrero en la cabeza, sin contar los guantes blancos de sus manos y sus múltiples herramientas de juego.
Salió pues de la habitación que poseía en dirección a proa, donde todos ya se encontraban ahí, una albina capitán, un pelirrojo muy formal, cosa rara, y una lupina con sus ropas de médico, muy acorde a su trabajo -Buenos días tengan todos mis queridos colegas o nakamas, umm... vaya estilo buen Sho, me extraña que busques vestir con tales vestiduras- mencionó al pelirrojo, pues no podía negar, era una cosa muy curiosa y distinta de ver en aquel barco. Entonces también observó a las damas y pues, como solía suceder se acercó a ellas y sacó de ambas mangas un par de rosas blancas, para entregarlas a Laura y Elizabeth -Espero hayan tenido un bello amanecer bellas damas- si, así era el mago, desde muy temprano debía saludarlas de manera adecuada.
Salió pues de la habitación que poseía en dirección a proa, donde todos ya se encontraban ahí, una albina capitán, un pelirrojo muy formal, cosa rara, y una lupina con sus ropas de médico, muy acorde a su trabajo -Buenos días tengan todos mis queridos colegas o nakamas, umm... vaya estilo buen Sho, me extraña que busques vestir con tales vestiduras- mencionó al pelirrojo, pues no podía negar, era una cosa muy curiosa y distinta de ver en aquel barco. Entonces también observó a las damas y pues, como solía suceder se acercó a ellas y sacó de ambas mangas un par de rosas blancas, para entregarlas a Laura y Elizabeth -Espero hayan tenido un bello amanecer bellas damas- si, así era el mago, desde muy temprano debía saludarlas de manera adecuada.
Daishi Kurai
Hoja de personaje
Nivel:
(9/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
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