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Creado por Aeryn S. Skywrath Dom Dic 20, 2015 1:29 am
Mantenía sus pasos calmos aún a espaldas del contrario y, sin alejarse mucho ni emparejarse a su hombro mantenía una distancia que ella creía prudente y hasta un absurda manera de estar “segura”. Con ambas manos apretaba suavemente su bolsa, nerviosa, pensativa, tenerle cerca no era desagradable pero los sentimientos la tenían vuelta loca… Tantas cosas guardadas y ahora de la nada se aparece el ahora hombre del que siempre estuvo enamorada… - Vaya tontería… - Reclamó en un susurro tocando con la yema de sus finos dedos tras poner su mano derecha sobre su mejilla… Sentía su rostro cálido y no era por demás, el rubor en estos se mantenía en todo momento opacando hasta cierto punto su maquillaje.
Suspiró y tras tomar algo de valor apretó un poco el paso dando un par de largas zancadas para poder alcanzarle y estar a su lado. - D.. Damien… - Titubeó viéndole de reojo por un mero instante antes de bajar la mirada. - Yo.. Sólo.. Bueno… - No encontraba la manera de dirigirse a él en ese momento mientras paso a paso se acercaban a su destino pues no quedaba muy lejos del lugar donde ambos se habían encontrado. Mordió su labio inferior por el lado de su lunar y sin aguantarlo más se abrazó al brazo de él entrelazando a la par su mano con la de él. - Tenemos que parecer pareja… .- Musitó en una excusa poco creíble hasta para ella, sólo quería prendérsele del brazo sí, también las suaves corrientes de aire frío le pedían hacerlo, él siempre había sido bastante cálido. - Primero… Deberás esconder tu espada, es obvio que si te ven entrar con ella nos irá mal. - Levantó un poco su rostro observándole y le sonrió con cierta ternura. - Acabemos esto rápido para aprovechar la noche. - Entrecerró su mirada algo coqueta, y aunque las intenciones de sus palabras se centraban en seguir platicando quizá inconsciente decía aquello con cierto aire sugerente.
Llegaron cerca del hogar de quien sería el anfitrión de dicha fiesta, poco a poco gente vestida con sus mejores ropas eran recibidas en las puertas por hombres de seguridad. El lugar no era muy grande, un hogar de un par de pisos de altura con una fachada bastante elegante y aunque amplio no era el mejor hogar del lugar. Tiró del brazo de su compañero llevándolo con cuidado entre los arbustos para que estando ahí él eligiera el mejor lugar para esconder su arma. - Anda.. Escóndela bien. - Ordenó apretando un poco más el brazo de él, temblando un poco. - Hace frío, hombre. Entremos rápido para poder calentarme un poco. - Agregó reprochándole con un suave puchero viéndole inquieta.
Suspiró y tras tomar algo de valor apretó un poco el paso dando un par de largas zancadas para poder alcanzarle y estar a su lado. - D.. Damien… - Titubeó viéndole de reojo por un mero instante antes de bajar la mirada. - Yo.. Sólo.. Bueno… - No encontraba la manera de dirigirse a él en ese momento mientras paso a paso se acercaban a su destino pues no quedaba muy lejos del lugar donde ambos se habían encontrado. Mordió su labio inferior por el lado de su lunar y sin aguantarlo más se abrazó al brazo de él entrelazando a la par su mano con la de él. - Tenemos que parecer pareja… .- Musitó en una excusa poco creíble hasta para ella, sólo quería prendérsele del brazo sí, también las suaves corrientes de aire frío le pedían hacerlo, él siempre había sido bastante cálido. - Primero… Deberás esconder tu espada, es obvio que si te ven entrar con ella nos irá mal. - Levantó un poco su rostro observándole y le sonrió con cierta ternura. - Acabemos esto rápido para aprovechar la noche. - Entrecerró su mirada algo coqueta, y aunque las intenciones de sus palabras se centraban en seguir platicando quizá inconsciente decía aquello con cierto aire sugerente.
Llegaron cerca del hogar de quien sería el anfitrión de dicha fiesta, poco a poco gente vestida con sus mejores ropas eran recibidas en las puertas por hombres de seguridad. El lugar no era muy grande, un hogar de un par de pisos de altura con una fachada bastante elegante y aunque amplio no era el mejor hogar del lugar. Tiró del brazo de su compañero llevándolo con cuidado entre los arbustos para que estando ahí él eligiera el mejor lugar para esconder su arma. - Anda.. Escóndela bien. - Ordenó apretando un poco más el brazo de él, temblando un poco. - Hace frío, hombre. Entremos rápido para poder calentarme un poco. - Agregó reprochándole con un suave puchero viéndole inquieta.
Aeryn S. Skywrath
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Damien C. Bloodworth Dom Dic 20, 2015 4:31 pm
Sentía su temblorosa presencia a sus espaldas mientras caminaban por las pedregosas calles del Reino, mientras que Damien sonreía de medio labio satisfecho de haberle confirmado aquellos sentimientos ocultos luego de tantos años, ella parecía una niña pequeña titubeando y temblequeando solo por un beso. Y aunque fuese el primero para ambos, había tiempo para muchos más, y una vida entera por delante para hablar; fue hasta que ella le detuvo que no se percató demasiado de lo que sucedía realmente. Su respiración agitada y su rostro enrojecido demostraban lo avergonzada que estaba aún, ¿acaso el beso le había descolocado tanto como para llegar a comportarse así? Pero le conocía bien, o al menos recordaba hacerlo. Ella siempre había tenido ese tipo de reacciones tan repentinas con él por el mero hecho de que estuviera jugueteando, aunque esta ocasión no era un simple juego, ese beso fue pasional, posesivo... como si indirectamente le hubiera dicho que le pertenecía y a nadie más. — No solo tenemos que hacer pareja... yo QUIERO hacer pareja contigo —le admitía guiñando su ojo izquierdo—. Así que no te pongas tan así, Aeryn... por favor, que pareces una niña pequeña, ni que mordiera... al menos muy fuerte. —culminó, acariciando con gentileza una de las mejillas ajenas mientras la miraba de reojo, permitiendo aún que siguiera aferrada a su brazo.
— Tienes razón, no es algo fácil de disimular este pedazo... de mandoble. —murmuró incitando al doble sentido aunque en realidad solo lo dijera en un tono burlón. Soltó una suave risotada y asintió con la cabeza dándole la razón a la fémina mientras se acomodaba aquel espadón en la espalda junto con aquella funda de cuero que cubría el filo en su totalidad. Solamente debería hallar una forma de adentrarse en aquel lugar en donde la fiesta se estaba llevando a cabo sin levantar muchas sospechas al igual que después esperar a que la contraria saliera de los aposentos junto con aquel hombre para llevar a cabo la misión como era debido. — Venga ya, ve entrando que yo debo hallar una forma de meterme sin que vean mi arma, joder... —le susurraba al oído a medida que se iban aproximando al lugar. Habían un par de guardias en lo que vendría siendo la entrada, muchas carrozas que podría aprovechar como distracción y a su vez escudo para ocultar aquella gran arma de filo que llevaba a su espalda, por suerte sus pistolas yacían ocultas en el interior del saco de su traje. — La noche está en pañales... quiero aprovecharla contigo. —sentenció guiñándole un ojo con picardía, no lo había malinterpretado ni nada por el estilo, pero así era él... quería juguetear, aunque con ella fuese en serio.
Se soltó poco a poco del agarre de Aeryn, antes de emprender camino como si fuese una especie de asesino, aunque rápidamente la gente se percató de aquellas extrañas actitudes. No pudo disimular demasiado, no era su forma de ser a fin de cuentas. Palmeó con fuerzas la retaguardia de uno de los caballos de las tantas carrozas de elegante transporte que estaban estacionadas una tras otra en la entrada al lugar de la fiesta. Fue así que una tras otra como si fuese en efecto dominó salieron a todo galope espantando así a los demás caballos los cuales siguieron el mismo camino. Una leve sonrisa se dibujó en los labios del albino, el cual lo hizo tan disimuladamente que con fortuna, nadie más que él se había dado cuenta de lo ocurrido; ya que los guardias salieron corriendo a socorrer los medios de transporte de la gente que asistía a tal festín, Damien aprovechó para colarse en los patios traseros de la casona. Si bien no era una idea del todo buena porque habían algunas personas allí, estas le ignoraron como si menospreciaran la presencia del Cipher Pol. A él le daba lo mismo, estaba consciente de su perfección sin que nada ni nadie tuviese que recordárselo constantemente.
Tomando el mandoble con ambas manos, lo escondió entre unos frondosos arbustos de hojas oscuras que lograban ocultar perfectamente tamaña bestialidad de arma. Aprovechando así la situación, se acercó a lo que vendría siendo el umbral de la puerta a la fiesta, logrando así ver en lontananza la gran cantidad de gente que, apretándose entre sí se dejaba llevar en la infinita perdición de los pecados que allí abundaban. El aroma rancio a alcohol mezclado con el amargo humo del tabaco adornaban perfectamente ese ambiente de rauda perversión; esperó así en ese pequeño patio interno de la propiedad fiestera, apoyando su espalda en la pared al lado de la puerta que daba al interior, prendiéndose un cigarrillo y consumiéndolo lentamente, esperando pacientemente a ver que la fémina de cabellos azabache pasaba para dar comienzo al final de todo aquello...
— Tienes razón, no es algo fácil de disimular este pedazo... de mandoble. —murmuró incitando al doble sentido aunque en realidad solo lo dijera en un tono burlón. Soltó una suave risotada y asintió con la cabeza dándole la razón a la fémina mientras se acomodaba aquel espadón en la espalda junto con aquella funda de cuero que cubría el filo en su totalidad. Solamente debería hallar una forma de adentrarse en aquel lugar en donde la fiesta se estaba llevando a cabo sin levantar muchas sospechas al igual que después esperar a que la contraria saliera de los aposentos junto con aquel hombre para llevar a cabo la misión como era debido. — Venga ya, ve entrando que yo debo hallar una forma de meterme sin que vean mi arma, joder... —le susurraba al oído a medida que se iban aproximando al lugar. Habían un par de guardias en lo que vendría siendo la entrada, muchas carrozas que podría aprovechar como distracción y a su vez escudo para ocultar aquella gran arma de filo que llevaba a su espalda, por suerte sus pistolas yacían ocultas en el interior del saco de su traje. — La noche está en pañales... quiero aprovecharla contigo. —sentenció guiñándole un ojo con picardía, no lo había malinterpretado ni nada por el estilo, pero así era él... quería juguetear, aunque con ella fuese en serio.
Se soltó poco a poco del agarre de Aeryn, antes de emprender camino como si fuese una especie de asesino, aunque rápidamente la gente se percató de aquellas extrañas actitudes. No pudo disimular demasiado, no era su forma de ser a fin de cuentas. Palmeó con fuerzas la retaguardia de uno de los caballos de las tantas carrozas de elegante transporte que estaban estacionadas una tras otra en la entrada al lugar de la fiesta. Fue así que una tras otra como si fuese en efecto dominó salieron a todo galope espantando así a los demás caballos los cuales siguieron el mismo camino. Una leve sonrisa se dibujó en los labios del albino, el cual lo hizo tan disimuladamente que con fortuna, nadie más que él se había dado cuenta de lo ocurrido; ya que los guardias salieron corriendo a socorrer los medios de transporte de la gente que asistía a tal festín, Damien aprovechó para colarse en los patios traseros de la casona. Si bien no era una idea del todo buena porque habían algunas personas allí, estas le ignoraron como si menospreciaran la presencia del Cipher Pol. A él le daba lo mismo, estaba consciente de su perfección sin que nada ni nadie tuviese que recordárselo constantemente.
Tomando el mandoble con ambas manos, lo escondió entre unos frondosos arbustos de hojas oscuras que lograban ocultar perfectamente tamaña bestialidad de arma. Aprovechando así la situación, se acercó a lo que vendría siendo el umbral de la puerta a la fiesta, logrando así ver en lontananza la gran cantidad de gente que, apretándose entre sí se dejaba llevar en la infinita perdición de los pecados que allí abundaban. El aroma rancio a alcohol mezclado con el amargo humo del tabaco adornaban perfectamente ese ambiente de rauda perversión; esperó así en ese pequeño patio interno de la propiedad fiestera, apoyando su espalda en la pared al lado de la puerta que daba al interior, prendiéndose un cigarrillo y consumiéndolo lentamente, esperando pacientemente a ver que la fémina de cabellos azabache pasaba para dar comienzo al final de todo aquello...
Damien C. Bloodworth
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Aeryn S. Skywrath Dom Dic 20, 2015 10:56 pm
El espectáculo comenzaba. Ella con suma tranquilidad se dirigió a la entrada del recinto, mostró su pase a quien cuidaba del lugar y sin problema alguno la dejó entrar. Una vez adentro escuchó como un sutil alboroto se escuchaba fuera del lugar, entre murmuros la gente decía que los caballos se habían vuelto locos, que incluso entre dientes decían que había uno que otro herido. Ella sonrió a sus adentros atribuyendo aquello hacia su querido albino y sin perder más tiempo se introdujo en la fiesta. Lo primero que llegó a ver era aquella gente con traje formal, algunas mujeres bien vestidas y otras con hermosos vestidos pomposos, claro, nunca faltaban los que quizá sin quererlo caían en lo ridículo.
Pasaron unos cuantos minutos antes de poder volver a hacer contacto visual con su compañero asintiendo con sumo disimulo, el objetivo se encontraba en el lugar, sólo que el llegar a él sería un poco complicado pues parecía venir con compañía. De su bolso sacó un pequeño abanico el cual tenía algunas mariposas bien detalladas y plasmadas dando aquel toque elegante que amaba la agente. Entre suaves risas y miradas coquetas logró llamar la atención del hombre en cuestión y sin perder mucho tiempo y pese a ser incómodo sí, se le insinúo al hombre. Abrazó el brazo de él y con una sugerente mirada y sutiles susurros al oído poco a poco él comenzaba a caer ante los encantos de la fémina.
Tras algunos minutos y quizá una espera algo inquieta por parte de Damien, Aeryn y aquel hombre comenzaron a caminar para poder salir del lugar dirigiéndose al jardín trasero que gracias al frío se encontraba lo suficientemente solo para que en palabras de ella “pudieran tener una noche interesante.” Tiraba de él llevándolo hasta donde estaba segura no les escucharían, agradecía que la música del lugar fuese un poco alta. Colocó las manos del hombre en sus caderas y tomándole de las mejillas hablaba con él. Sólo tenía que distraerlo, confiaba en que su compañero acabara rápido, comenzaba a ser desagradable tener que estar tan acaramelada con alguien más.
Pasaron unos cuantos minutos antes de poder volver a hacer contacto visual con su compañero asintiendo con sumo disimulo, el objetivo se encontraba en el lugar, sólo que el llegar a él sería un poco complicado pues parecía venir con compañía. De su bolso sacó un pequeño abanico el cual tenía algunas mariposas bien detalladas y plasmadas dando aquel toque elegante que amaba la agente. Entre suaves risas y miradas coquetas logró llamar la atención del hombre en cuestión y sin perder mucho tiempo y pese a ser incómodo sí, se le insinúo al hombre. Abrazó el brazo de él y con una sugerente mirada y sutiles susurros al oído poco a poco él comenzaba a caer ante los encantos de la fémina.
Tras algunos minutos y quizá una espera algo inquieta por parte de Damien, Aeryn y aquel hombre comenzaron a caminar para poder salir del lugar dirigiéndose al jardín trasero que gracias al frío se encontraba lo suficientemente solo para que en palabras de ella “pudieran tener una noche interesante.” Tiraba de él llevándolo hasta donde estaba segura no les escucharían, agradecía que la música del lugar fuese un poco alta. Colocó las manos del hombre en sus caderas y tomándole de las mejillas hablaba con él. Sólo tenía que distraerlo, confiaba en que su compañero acabara rápido, comenzaba a ser desagradable tener que estar tan acaramelada con alguien más.
Aeryn S. Skywrath
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Damien C. Bloodworth Lun Dic 21, 2015 1:58 am
Después del tercer cigarrillo fue cuando sintió el embriagante y característico perfume de la fémina invadir sus fosas nasales, sonriendo de medio labio e intentando disimular ante la evidente razón de que estaría allí con la víctima, o mejor dicho el objetivo de esa misión afuera, en ese pequeño patio. Miró con mala cara a los pocos que quedaban allí para que se fueran, y fue lo suficientemente convincente para que lo hicieran sin rechistar metiéndose al interior de la casona prefiriendo disfrutar de la fiesta rodeados de gente que al menos no les intimidaran como el albino; una vez estuvieron solos los tres, se quedó en un silencio sepulcral mirando con disimulo al par de "enamorados", sonriendo de medio labio bastante irónico a decir verdad... el como la contraria guiaba las manos ajenas hacia sus pecaminosas caderas, y denotar como el libido del hombre al cual había que liquidar cuanto antes, subía como leche hervida. Pero había algo extraño en esa escena, y es que si bien le causaba celos, sentimiento sumamente extraño en Damien, también había algo atractivo en vez a aquella mujer ser 'tocada' por otro hombre, como si le atrajera la idea de que sentir celos era solamente una manera de saber que en realidad, ella terminaría siendo para él y nadie más.
— "Sigue así que vas bien..." —pensó, mientras se acercaba lentamente al arbusto en donde había ocultado su mandoble, sacándolo directamente de su funda dejando esta dentro de la planta. Tan rápido como lo hizo, se apoyó el espadón sobre el hombro izquierdo al agarrar la empuñadura firmemente con la mano zurda. Una sádica y ladina sonrisa se plasmaba en la cara de Damien, el cual enfocaba su mirar sobre las orbes oculares de la contraria. Incluso... llegó a relamerse con cierta perversión, como si sus celos más que molestarle le estuvieran poniendo tal igual que el sujeto aquel que estaba osando tocar el cuerpo de su chica. Esperen, ¿"Su" chica? Cuando nunca habían confirmado nada más que un beso apasionado que llegó a dejar titubeante a la fémina de cabellos oscuros.
De los celos y ese sentimiento raro de encanto ante la situación, llegó a llenarse de una repentina furia que llegó a desencadenar en que sin previo aviso, se puso a un lado de aquel sujeto y le enterró su mandoble contra las costillas del costado izquierdo, perforándole los pulmones y el corazón evitando así que emitiera un grito de dolor u algo por el estilo. La sangre fue lo de menos, pero el ver cómo se ahogaba lentamente en dolor y esa mirada de terror que se posó sobre el rostro de Damien fue suficiente como para hacerle suspirar de alivio. Cuando cayó rendido al suelo, ya perdiendo el conocimiento por la pérdida de sangre, el albino viró su vista hacia la muchacha luego de agitar el mandoble para quitar esa pútrida sangre del hermoso filo de su arma.
— Lo siento, no pude evitar enternecerme de verte tan indefensa. —le susurró para luego tomarle del mentón, devorando su boca de un apasionado beso como si de nuevo dejara claro que ella era para él, y el haber reaparecido en su vida tan de golpe solamente lo confirmaba aún más, habiendo revolucionado su vida dejándola de cabeza. — ¿Qué hacemos con el cuerpo, Aeryn? ... ¿Lo dejamos aquí a que lo encuentre la gente? Sea lo que escojas, será mejor que nos vayamos sin dejar rastro. —musitó para tomar luego la funda de su arma, guardando esta y luego colgándola a la espalda nuevamente, notándose que estaba cómodo de nuevo al sentir sus "herramientas de trabajo" de vuelta consigo.
— "Sigue así que vas bien..." —pensó, mientras se acercaba lentamente al arbusto en donde había ocultado su mandoble, sacándolo directamente de su funda dejando esta dentro de la planta. Tan rápido como lo hizo, se apoyó el espadón sobre el hombro izquierdo al agarrar la empuñadura firmemente con la mano zurda. Una sádica y ladina sonrisa se plasmaba en la cara de Damien, el cual enfocaba su mirar sobre las orbes oculares de la contraria. Incluso... llegó a relamerse con cierta perversión, como si sus celos más que molestarle le estuvieran poniendo tal igual que el sujeto aquel que estaba osando tocar el cuerpo de su chica. Esperen, ¿"Su" chica? Cuando nunca habían confirmado nada más que un beso apasionado que llegó a dejar titubeante a la fémina de cabellos oscuros.
De los celos y ese sentimiento raro de encanto ante la situación, llegó a llenarse de una repentina furia que llegó a desencadenar en que sin previo aviso, se puso a un lado de aquel sujeto y le enterró su mandoble contra las costillas del costado izquierdo, perforándole los pulmones y el corazón evitando así que emitiera un grito de dolor u algo por el estilo. La sangre fue lo de menos, pero el ver cómo se ahogaba lentamente en dolor y esa mirada de terror que se posó sobre el rostro de Damien fue suficiente como para hacerle suspirar de alivio. Cuando cayó rendido al suelo, ya perdiendo el conocimiento por la pérdida de sangre, el albino viró su vista hacia la muchacha luego de agitar el mandoble para quitar esa pútrida sangre del hermoso filo de su arma.
— Lo siento, no pude evitar enternecerme de verte tan indefensa. —le susurró para luego tomarle del mentón, devorando su boca de un apasionado beso como si de nuevo dejara claro que ella era para él, y el haber reaparecido en su vida tan de golpe solamente lo confirmaba aún más, habiendo revolucionado su vida dejándola de cabeza. — ¿Qué hacemos con el cuerpo, Aeryn? ... ¿Lo dejamos aquí a que lo encuentre la gente? Sea lo que escojas, será mejor que nos vayamos sin dejar rastro. —musitó para tomar luego la funda de su arma, guardando esta y luego colgándola a la espalda nuevamente, notándose que estaba cómodo de nuevo al sentir sus "herramientas de trabajo" de vuelta consigo.
Damien C. Bloodworth
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Aeryn S. Skywrath Lun Dic 21, 2015 2:32 am
Era tan incómodo… No podía describir aquella desagradable sensación de sentir que otro hombre estuviese tocando su cuerpo que aunque fuese con “permiso” de ella el simple aroma del contrario le causaba asco. No veía la hora en que el albino apareciera ya, tenía que cuidar de que aquel hombre que tenía entre sus manos no se distrajera y si era preciso tendría que subir el nivel de aquellos coqueteos. Pero todos sus pensamientos y las meras posibilidades desaparecieron al instante cuando al costado de la ahora víctima esta era atravesada por el arma empuñada por su enamorado. Aeryn retrocedió un par de pasos evitando salpicarse de sangre desviando la mirada cubriendo medio rostro con el abanico aguantando el asco de tal escena.
Cerró sus párpados esperando a que aquellos quejidos de dolor de aquel hombre cesaran para poder dirigirse a su compañero mas sin previo aviso fue tomada y sin chistar recibió el beso del albino, abriendo sus párpados de par en par algo sorprendida. Pero ahora sí… Ahora que lo tenía así de cerca no pudo evitar darle tremenda bofetada cobrándose aquellos besos que pese a encantarle fueron sin permiso, obvio el orgullo le podía más. - Eso me lo debes por besarme sin permiso… Dos veces. Me robaste algo que yo estaba guardando. - Reclamó frunciendo el ceño, cerró su abanico dándole un golpe en el pecho mientras este terminaba de ponerse el arma en su espalda. - No es nada romántico que beses a alguien después de matar a algo tan asqueroso… ¿Por qué te tardaste? ¿Sabes todo lo que tuve que aguantar para distraerlo? - Regañó viéndole con cierto coraje, suspiró y giró su rostro desviando la mirada sin poder verle a los ojos, en su mente se mantenían las palabras de hacía unos minutos y sin quererlo le “incomodaban” un poco. - Déjalo ahí. Vámonos ya, no es nuestro problema, nos pidieron matarlo, no que limpiáramos un desastre. - Tomó la mano de él y comenzó a caminar tirándole para llevarlo por el camino del patio trasero, este daba a la calle aledaña terminando en un callejón con las calles algo enredadas, el lugar perfecto para perderse sin dejar rastro.
Los pasos de los zapatos de tacón resonaban por el lugar. Su cuerpo volvió a estremecerse tras sentir una corriente de aire pasar por su espalda, la noche comenzaba a helar más y ella sin nada que cubrirle y un tarado a su lado que no comprendía la situación. - Damien. - Le llamó deteniéndose de golpe y se giró observándole firme y recia, clavado sus orbes en los ajenos que apenas si la obscuridad permitía mantener un contacto más certero. - ¿De verdad es eso que dijiste cierto?.. - Cuestionó titubeante… Quizá no era el mejor lugar ni la mejor manera pero la curiosidad y la necesidad de saberlo le podían más. - ¿De verdad quieres hacer pareja conmigo?.. - Y es que todo lo que le había dicho desde un principio le daba a pensar a la morena que quizá él estaba bastante molesto con ella por sus tonterías.
Apretó con suavidad la mano de él y acortó la distancia entre ambos, pegó su pecho al ajeno y levantó su rostro poniéndose de puntitas para poder besar un poco más arriba del mentón en la comisura de aquellos exquisitos labios. - También quiero que seamos pareja… - Susurró bajo sonriéndole coqueta. - contigo las misiones no serán tan aburridas. - Agregó tomando el contexto en el que ella creía él decía esas palabras y para la agente no cupiera en la cabeza que él pudiera referirse a otra cosa. - Oh.. Y Damien. - Mordió su propio labio inferior entrecerrando y afilando su mirada, sugerente ladeó un poco su rostro mordiendo un poco el cuello del albino. - Y tienes razón. - Se giró pegando su espalda al pecho de él y cruzando el brazo del contrario por sobre su cuerpo quedando bajo su busto dejando su mano libre a un costado de ella aún sosteniendo su bolso y su abanico. - No es fácil de disimular ese… Mandoble. - Rio bajo haciendo un suave movimiento con su cadera para lograr un roce entre su cuerpo y el ajeno. - Deberías enfundarlo mejor, quizá te haga falta. - Rió soltando el agarre y comenzando a caminar volviendo a agarrar el rumbo. - Te sacaré de aquí para que te vayas al cuarto donde dormirás que hasta donde sé no es en el mismo edificio ¿O sí? - Cuestionaba sin dejar de caminar, elevando ambos brazos para estirarse y tratar de disimular aquel entumecedor frío que le erizaba la piel.
Cerró sus párpados esperando a que aquellos quejidos de dolor de aquel hombre cesaran para poder dirigirse a su compañero mas sin previo aviso fue tomada y sin chistar recibió el beso del albino, abriendo sus párpados de par en par algo sorprendida. Pero ahora sí… Ahora que lo tenía así de cerca no pudo evitar darle tremenda bofetada cobrándose aquellos besos que pese a encantarle fueron sin permiso, obvio el orgullo le podía más. - Eso me lo debes por besarme sin permiso… Dos veces. Me robaste algo que yo estaba guardando. - Reclamó frunciendo el ceño, cerró su abanico dándole un golpe en el pecho mientras este terminaba de ponerse el arma en su espalda. - No es nada romántico que beses a alguien después de matar a algo tan asqueroso… ¿Por qué te tardaste? ¿Sabes todo lo que tuve que aguantar para distraerlo? - Regañó viéndole con cierto coraje, suspiró y giró su rostro desviando la mirada sin poder verle a los ojos, en su mente se mantenían las palabras de hacía unos minutos y sin quererlo le “incomodaban” un poco. - Déjalo ahí. Vámonos ya, no es nuestro problema, nos pidieron matarlo, no que limpiáramos un desastre. - Tomó la mano de él y comenzó a caminar tirándole para llevarlo por el camino del patio trasero, este daba a la calle aledaña terminando en un callejón con las calles algo enredadas, el lugar perfecto para perderse sin dejar rastro.
Los pasos de los zapatos de tacón resonaban por el lugar. Su cuerpo volvió a estremecerse tras sentir una corriente de aire pasar por su espalda, la noche comenzaba a helar más y ella sin nada que cubrirle y un tarado a su lado que no comprendía la situación. - Damien. - Le llamó deteniéndose de golpe y se giró observándole firme y recia, clavado sus orbes en los ajenos que apenas si la obscuridad permitía mantener un contacto más certero. - ¿De verdad es eso que dijiste cierto?.. - Cuestionó titubeante… Quizá no era el mejor lugar ni la mejor manera pero la curiosidad y la necesidad de saberlo le podían más. - ¿De verdad quieres hacer pareja conmigo?.. - Y es que todo lo que le había dicho desde un principio le daba a pensar a la morena que quizá él estaba bastante molesto con ella por sus tonterías.
Apretó con suavidad la mano de él y acortó la distancia entre ambos, pegó su pecho al ajeno y levantó su rostro poniéndose de puntitas para poder besar un poco más arriba del mentón en la comisura de aquellos exquisitos labios. - También quiero que seamos pareja… - Susurró bajo sonriéndole coqueta. - contigo las misiones no serán tan aburridas. - Agregó tomando el contexto en el que ella creía él decía esas palabras y para la agente no cupiera en la cabeza que él pudiera referirse a otra cosa. - Oh.. Y Damien. - Mordió su propio labio inferior entrecerrando y afilando su mirada, sugerente ladeó un poco su rostro mordiendo un poco el cuello del albino. - Y tienes razón. - Se giró pegando su espalda al pecho de él y cruzando el brazo del contrario por sobre su cuerpo quedando bajo su busto dejando su mano libre a un costado de ella aún sosteniendo su bolso y su abanico. - No es fácil de disimular ese… Mandoble. - Rio bajo haciendo un suave movimiento con su cadera para lograr un roce entre su cuerpo y el ajeno. - Deberías enfundarlo mejor, quizá te haga falta. - Rió soltando el agarre y comenzando a caminar volviendo a agarrar el rumbo. - Te sacaré de aquí para que te vayas al cuarto donde dormirás que hasta donde sé no es en el mismo edificio ¿O sí? - Cuestionaba sin dejar de caminar, elevando ambos brazos para estirarse y tratar de disimular aquel entumecedor frío que le erizaba la piel.
Aeryn S. Skywrath
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Damien C. Bloodworth Lun Dic 21, 2015 3:26 pm
Tal bofetada que le propinó la contraria fue suficiente para voltearle la cara, haciéndole reír por tamaña reacción. Sabía a qué se debía porque por lo que dijo se lo dejaba más que claro, confirmándolo prácticamente al dejarle la mejilla ardiendo. — ¡Hoh! Pero qué carácter, mujer... si hubiera sabido que me golpearías te habría besado más veces aprovechando que me abofetearías una sola vez. — mencionó soltando una suave carcajada risueña y entretenida, como alguien que se ríe de la desgracia ajena o de la suya propia incluso. Pero a diferencia de esos seres, aquí no había desgracia alguna de la que burlarse, más bien... era un reencuentro de esos que merecían estar plasmados solo en una película. Era raro, pero no se sentía mal en absoluto, y aunque Damien no fuese de ese tipo de personas sumamente románticas, por alguna extraña razón lo estaba siendo con ella, tal vez debiéndose al hecho de que se conocían desde temprana adolescencia saliendo de su niñez que muy inocente no había sido a decir verdad. Cada gesto de la fémina, cada caricia y beso que podría propinarle sería suficiente para apaciguar la furia interna que en cólera, llenaba de rencor al albino.
— Omitiré comentarios sobre mi tardanza, simplemente diré... qué bien seduces a los demás, ¿eh? ~ Válgame dios... me pondré celoso y todo. —bufó girando los ojos en blanco, antes de comenzar a seguirla lentamente, poniéndose a un lado hasta que ella misma se detuvo de golpe nuevamente mientras caminaban tranquilamente por las veredas iluminadas y pedregosas del Reino Lvneel. El silencio era sepulcral, solo el galopar de algunos caballos sueltos de las carrozas que aún intentaban recuperar se escuchaban en lontananza, y la música a todo lo que daba sonando ensordecedora incluso desde lejos. Incluso algunos gritos de terror se colaban entre la multitud de sonidos, demostrándole al Cipher Pol que la misión había llevado a cabo con éxito, muy posiblemente siendo los invitados de la fiesta descubriendo el cuerpo ya inerte de la "pobre" víctima que habían llegado a asesinar a sangre fría como si nada más en el mundo importase; fue hasta que la contraria se detuvo apegando su espalda contra su torso, que una leve sonrisa se plasmó en el rostro de Damien, notándose la picardía del momento y aquel doble sentido que se levantaba tan de repente.
— Podrías ayudarme a enfundar mejor el mandoble entonces... Ya sabes, se te dan bien las cosas manuales por lo que recuerdo. —le susurró al oído, tentado a darle un suave mordisco en el cuello u lóbulo de su oreja, pero en vez de eso permitió que se separara, antes de escuchar sus palabras se prendió un cigarrillo, consumiéndolo raudo mientras enarcaba levemente una ceja. Tenía todas sus cosas encima o al menos las más importantes, y a decir verdad no tenía un lugar en donde pudiera descansar realmente ya que sospechaba que la misión no pasaría del día. Sin embargo, prefirió seguirle el "juego" y responder de la mejor manera que se le pasaba por la mente.
— A decir verdad, lo que prefiero ahora mismo es que me lleves a la misma cama en donde dormirás tú, Aeryn. —le admitió aunque un poco a modo de broma, sin problema alguno, no tenía pelos en la lengua y a decir verdad tampoco es que se preocupase demasiado por las consecuencias de sus actos u palabras sobre la fémina de cabellos oscuros, sabía que tarde o temprano a ella le terminarían gustando. Aunque mostrara una actitud reacia y hasta titubeante hacia el albino. — Te sigo... —agregó en un tono hasta se podría decir que seductor. Comenzando a caminar a un lado de ella, dejándose guiar hacia donde irían a pasar la noche. Podía caber la posibilidad de que todo aquello terminase malinterpretándose, pero si estaban jugando con fuego los dos, al menos él no temía en quemarse un poco.
— Omitiré comentarios sobre mi tardanza, simplemente diré... qué bien seduces a los demás, ¿eh? ~ Válgame dios... me pondré celoso y todo. —bufó girando los ojos en blanco, antes de comenzar a seguirla lentamente, poniéndose a un lado hasta que ella misma se detuvo de golpe nuevamente mientras caminaban tranquilamente por las veredas iluminadas y pedregosas del Reino Lvneel. El silencio era sepulcral, solo el galopar de algunos caballos sueltos de las carrozas que aún intentaban recuperar se escuchaban en lontananza, y la música a todo lo que daba sonando ensordecedora incluso desde lejos. Incluso algunos gritos de terror se colaban entre la multitud de sonidos, demostrándole al Cipher Pol que la misión había llevado a cabo con éxito, muy posiblemente siendo los invitados de la fiesta descubriendo el cuerpo ya inerte de la "pobre" víctima que habían llegado a asesinar a sangre fría como si nada más en el mundo importase; fue hasta que la contraria se detuvo apegando su espalda contra su torso, que una leve sonrisa se plasmó en el rostro de Damien, notándose la picardía del momento y aquel doble sentido que se levantaba tan de repente.
— Podrías ayudarme a enfundar mejor el mandoble entonces... Ya sabes, se te dan bien las cosas manuales por lo que recuerdo. —le susurró al oído, tentado a darle un suave mordisco en el cuello u lóbulo de su oreja, pero en vez de eso permitió que se separara, antes de escuchar sus palabras se prendió un cigarrillo, consumiéndolo raudo mientras enarcaba levemente una ceja. Tenía todas sus cosas encima o al menos las más importantes, y a decir verdad no tenía un lugar en donde pudiera descansar realmente ya que sospechaba que la misión no pasaría del día. Sin embargo, prefirió seguirle el "juego" y responder de la mejor manera que se le pasaba por la mente.
— A decir verdad, lo que prefiero ahora mismo es que me lleves a la misma cama en donde dormirás tú, Aeryn. —le admitió aunque un poco a modo de broma, sin problema alguno, no tenía pelos en la lengua y a decir verdad tampoco es que se preocupase demasiado por las consecuencias de sus actos u palabras sobre la fémina de cabellos oscuros, sabía que tarde o temprano a ella le terminarían gustando. Aunque mostrara una actitud reacia y hasta titubeante hacia el albino. — Te sigo... —agregó en un tono hasta se podría decir que seductor. Comenzando a caminar a un lado de ella, dejándose guiar hacia donde irían a pasar la noche. Podía caber la posibilidad de que todo aquello terminase malinterpretándose, pero si estaban jugando con fuego los dos, al menos él no temía en quemarse un poco.
Damien C. Bloodworth
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Aeryn S. Skywrath Miér Dic 23, 2015 11:05 pm
No negaba que la situación daba para mucho y bien agradecía que sus comentarios no fuesen tomados de mala manera por el albino, al contrario, era divertido y agradable para la fémina escuchar sus respuestas si bien eran divertidas, aquel aire coqueto por parte de él ponía algo nerviosa a Aeryn. Se detuvo, se giró por sobre su cintura y calló, se quedó totalmente en silencio otorgándole la razón y con una coqueta y sutil risa bajó un poco su mirada en dirección a la entrepierna del masculino dando pie a los pensamientos indecentes del contrario. Cubrió con su abanico parte de su rostro cubriendo el rubor de sus mejillas y desvió con sutileza su mirada. - Siempre eres tan… ¿Expresivo?.. Vamos, Damien, eres un tonto, deja de hablar en doble sentido. - Ordenó con cierta maldad antes de retroceder un par de pasos al escuchar las palabras del contrario, parpadeando un par de veces antes de bufar y fruncir el ceño. - Olvídalo, eres un pervertido, jamás te llevaría a la misma cama donde yo estoy. - Recriminó, sin embargo terminó suspirando tras escucharle. Estaba decidido a dormir en el mismo lugar y en parte comprendía la situación, quizá no le habían dado una habitación y bueno… Eran compañeros, ¿No?..
Algo avergonzada tras dudarlo un poco se acercó a él y se colocó a su lado. Tomó el brazo derecho ajeno y llevó hacia su cintura para que la tomara con firmeza, metió su brazo derecho por entre sus ropas rodeando su espalda y dejando sus dedos en una de las presillas del pantalón. - Camina entonces que no queda mucho por recorrer. - Susurró comenzando a caminar y guiar al contrario. - Yo… Bueno… Te volviste muy atractivo… - Murmuró recargando su cabeza en el hombro de él a medida que avanzaban. - Han pasado muchos años.. De verdad me sorprende que te acordaras de mi, yo bloquee todos los recuerdos y no sabes lo que sufrí para poder recordar tu rostro, tu nombre… De donde te conocía. - Abrazó más al contrario y justo en ese momento terminaron de salir de aquellos húmedos callejones dirigiéndose al edificio donde se habían vuelto a ver. - De verdad es una enorme sorpresa tenerte aquí.. conmigo… Ahora mismo… - Confesó levantando un poco el rostro para poder besar su barbilla. - Sigues siendo un galán después de todo este tiempo. - Su cuerpo ya había tomado algo de temperatura corporal gracias a él, el frío se había ido y no negaba que aquella cercanía, el contacto y aunque algo forzada la atención de abrazarla la hacía sentir un poco más segura.
Maldijo por lo bajo justo cuando observó que ya estaban frente a la entrada de lo que era aquel pequeño hotel de un par de pisos, entraron y sin decir mucho ella le encaminó directo a la habitación. Se separó un poco de él muy a su pesar y de entre sus ropas sacó la llave que utilizaría para abrir la cerradura. Tomó el pomo y giró su rostro para verle de reojo. - Compórtate Damien, no me hagas sacarte a golpes. - Suspiró y abrió la puerta lentamente entrando ella primero. Llevó su mano derecha al interruptor y prendió la luz. El cuarto no era muy grande pero tenía lo necesario, a la izquierda tras entrar estaba la puerta que daba al baño, seguido estaba una pequeña sala de estar con un par de cómodos sofá y por último una cama lo suficientemente grande para dos personas cubierta por unas hermosas cobijas blancas.
La ropa de ella estaba algo regada por uno de los sofá y su equipaje yacía en la esquina junto al baño. Se acercó y se sentó por el lado derecho de la cama dejando su bolso y abanico en el buró prendiendo su lamparita de noche. - Apaga la luz.. No me gusta, me lastima un poco la vista. - Susurró y comenzó a quitarse los zapatos de tacón, se puso de pie y comenzó a quitar los broches de su cabello para dejar que su larga cabellera azabache terminara por cubrir toda su espalda llegando esta más debajo de sus caderas. - Ven, ayúdame con el vestido. - Ordenó dándole la espalda y con su brazo derecho lo llevó tras su nuca moviendo así su cabello a un lado dejando nuevamente su espalda descubierta y el cierre del vestido para que él le ayudase a quitárselo. Su mano izquierda abrazó por bajo su busto aquella prenda para que esta no cayera sin previo aviso tras el aflojar el agarre. - Dormirás en el sillón.. - Murmuró viéndole de soslayo, se le notaba el cansancio en la mirada.. Habían sido demasiadas emociones por un solo día. - Y será mejor que no intentes nada raro, Damien… No quiero llenarte tu linda carita de plomo ¿Entiendes? - Suspiró y cerró sus párpados. Una vez él terminara de ayudarle con el vestido buscaría su ropa para dormir. - Muero de sueño.. -
Algo avergonzada tras dudarlo un poco se acercó a él y se colocó a su lado. Tomó el brazo derecho ajeno y llevó hacia su cintura para que la tomara con firmeza, metió su brazo derecho por entre sus ropas rodeando su espalda y dejando sus dedos en una de las presillas del pantalón. - Camina entonces que no queda mucho por recorrer. - Susurró comenzando a caminar y guiar al contrario. - Yo… Bueno… Te volviste muy atractivo… - Murmuró recargando su cabeza en el hombro de él a medida que avanzaban. - Han pasado muchos años.. De verdad me sorprende que te acordaras de mi, yo bloquee todos los recuerdos y no sabes lo que sufrí para poder recordar tu rostro, tu nombre… De donde te conocía. - Abrazó más al contrario y justo en ese momento terminaron de salir de aquellos húmedos callejones dirigiéndose al edificio donde se habían vuelto a ver. - De verdad es una enorme sorpresa tenerte aquí.. conmigo… Ahora mismo… - Confesó levantando un poco el rostro para poder besar su barbilla. - Sigues siendo un galán después de todo este tiempo. - Su cuerpo ya había tomado algo de temperatura corporal gracias a él, el frío se había ido y no negaba que aquella cercanía, el contacto y aunque algo forzada la atención de abrazarla la hacía sentir un poco más segura.
Maldijo por lo bajo justo cuando observó que ya estaban frente a la entrada de lo que era aquel pequeño hotel de un par de pisos, entraron y sin decir mucho ella le encaminó directo a la habitación. Se separó un poco de él muy a su pesar y de entre sus ropas sacó la llave que utilizaría para abrir la cerradura. Tomó el pomo y giró su rostro para verle de reojo. - Compórtate Damien, no me hagas sacarte a golpes. - Suspiró y abrió la puerta lentamente entrando ella primero. Llevó su mano derecha al interruptor y prendió la luz. El cuarto no era muy grande pero tenía lo necesario, a la izquierda tras entrar estaba la puerta que daba al baño, seguido estaba una pequeña sala de estar con un par de cómodos sofá y por último una cama lo suficientemente grande para dos personas cubierta por unas hermosas cobijas blancas.
La ropa de ella estaba algo regada por uno de los sofá y su equipaje yacía en la esquina junto al baño. Se acercó y se sentó por el lado derecho de la cama dejando su bolso y abanico en el buró prendiendo su lamparita de noche. - Apaga la luz.. No me gusta, me lastima un poco la vista. - Susurró y comenzó a quitarse los zapatos de tacón, se puso de pie y comenzó a quitar los broches de su cabello para dejar que su larga cabellera azabache terminara por cubrir toda su espalda llegando esta más debajo de sus caderas. - Ven, ayúdame con el vestido. - Ordenó dándole la espalda y con su brazo derecho lo llevó tras su nuca moviendo así su cabello a un lado dejando nuevamente su espalda descubierta y el cierre del vestido para que él le ayudase a quitárselo. Su mano izquierda abrazó por bajo su busto aquella prenda para que esta no cayera sin previo aviso tras el aflojar el agarre. - Dormirás en el sillón.. - Murmuró viéndole de soslayo, se le notaba el cansancio en la mirada.. Habían sido demasiadas emociones por un solo día. - Y será mejor que no intentes nada raro, Damien… No quiero llenarte tu linda carita de plomo ¿Entiendes? - Suspiró y cerró sus párpados. Una vez él terminara de ayudarle con el vestido buscaría su ropa para dormir. - Muero de sueño.. -
Aeryn S. Skywrath
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Damien C. Bloodworth Dom Dic 27, 2015 5:40 pm
Mientras caminaban por aquellas veredas y callejones del reino, la contraria llegó a animarse a tomar por la cintura al albino, y guió incluso la mano de este para que le tomara por la cadera con cierta firmeza... como si le gustase realmente aquel tipo de agarres. Sonrió de medio labio denotándose una leve picardía en su rostro que expresaba la tentación de mover un poco más la mano hacia 'otros' lados, si entienden a lo que me refiero; las palabras ajenas eran sumamente halagadoras, pero le incomodó un poco y hasta confundió que inmediatamente dijera que se había olvidado de él, o al menos había querido hacerlo todos estos años como si fuese una especie de tortura para ella. Ganas no le faltaron de empujarla e irse por su lado, pero soportó la tentación y simplemente resopló girando los ojos en blanco, decidiendo no decir nada al respecto. — Entiendo. —musitó algo tajante, sin dedicarle más importancia a ese tema, si bien los halagos nunca venían de mal y le recordaban lo mucho que se había esforzado para mantener ese físico envidiable y una personalidad que fuese atrayente naturalmente. Le había tocado un poco las pelotas el que haya querido prácticamente olvidarse de él por completo; prefirió así contestar a sus halagos.
— Tú tampoco estás para nada mal, te recordaba con menos curvas a decir verdad... y un poco menos juguetona, pero está bien... no te queda mal. — le contestaba removiéndose al instante de aquellos incómodos momentos que tal vez accidentalmente la pelioscura le había hecho pasar, pero tampoco es que Damien estuviera mucho tiempo lamentándose u deprimiéndose por algo, es más... imposible verle de un modo decaído cuando pasa de todo tan fácilmente; una vez llegaron al lugar en donde pasarían la noche, ya desde un principio notó la "hostilidad" proveniente de la muchacha de cabellos oscuros, volviéndose algo molesto porque ya de todas las cosas que habían hecho en ese corto reencuentro que habían tenido, el albino suponía que las asperezas estarían lo suficientemente limadas como para que ella no tuviera que recurrir a ese tipo de actitudes altaneras, pero al parecer seguía siendo la misma chica orgullosa de siempre, y en realidad eso era algo que le gustaba mucho a Damien, aunque no lo admitiera de frente.
Le bajó el cierre del vestido una vez le dio la espalda dejándole en claro que quería ayuda. Mientras lo hacía, miró con atención su espalda e incluso un poco de la retaguardia por lo que se llegaba a vislumbrar levemente a medida que el cierre seguía bajando. Sonrió de medio labio y cuando la mujer se culminó de despojar aquella elegante prenda, él aprovechó e hizo lo mismo, empezando por el saco del traje, luego las fundas de ambas pistolas, la camisa junto con la corbata y aquel elegante prendedor, y como último el pantalón junto con el calzado, quedando solamente en un boxer ajustado al cuerpo que marcaba cada zona que cubría. Fue allí cuando se aproximó por detrás de Aeryn, abrazándole por la cintura y apegando su torso a la espalda ajena, susurrándole contra el oído izquierdo.
— ¿Serás tan malvada de hacerme dormir en el sofá cuando la cama nos puede abarcar a los dos? ... Yo también tengo sueño, así que mientras tú no intentes nada conmigo, yo no lo haré contigo. —le dijo aprovechando para distraerla un poco, meneando las caderas ajenas al bajar las manos hasta estas, y luego tumbarse de lado en la cama, boca arriba y poniéndose las manos en la nuca usándolas como apoyo junto con la almohada. — Ahora no queda otra opción que aceptar el dormir conmigo, ¿verdad? ~ —culminó, poniéndose de lado y cruzando un poco las piernas, apoyando el codo izquierdo sobre el colchón y un lado de su mentón contra la palma de la mano zurda.
— Tú tampoco estás para nada mal, te recordaba con menos curvas a decir verdad... y un poco menos juguetona, pero está bien... no te queda mal. — le contestaba removiéndose al instante de aquellos incómodos momentos que tal vez accidentalmente la pelioscura le había hecho pasar, pero tampoco es que Damien estuviera mucho tiempo lamentándose u deprimiéndose por algo, es más... imposible verle de un modo decaído cuando pasa de todo tan fácilmente; una vez llegaron al lugar en donde pasarían la noche, ya desde un principio notó la "hostilidad" proveniente de la muchacha de cabellos oscuros, volviéndose algo molesto porque ya de todas las cosas que habían hecho en ese corto reencuentro que habían tenido, el albino suponía que las asperezas estarían lo suficientemente limadas como para que ella no tuviera que recurrir a ese tipo de actitudes altaneras, pero al parecer seguía siendo la misma chica orgullosa de siempre, y en realidad eso era algo que le gustaba mucho a Damien, aunque no lo admitiera de frente.
Le bajó el cierre del vestido una vez le dio la espalda dejándole en claro que quería ayuda. Mientras lo hacía, miró con atención su espalda e incluso un poco de la retaguardia por lo que se llegaba a vislumbrar levemente a medida que el cierre seguía bajando. Sonrió de medio labio y cuando la mujer se culminó de despojar aquella elegante prenda, él aprovechó e hizo lo mismo, empezando por el saco del traje, luego las fundas de ambas pistolas, la camisa junto con la corbata y aquel elegante prendedor, y como último el pantalón junto con el calzado, quedando solamente en un boxer ajustado al cuerpo que marcaba cada zona que cubría. Fue allí cuando se aproximó por detrás de Aeryn, abrazándole por la cintura y apegando su torso a la espalda ajena, susurrándole contra el oído izquierdo.
— ¿Serás tan malvada de hacerme dormir en el sofá cuando la cama nos puede abarcar a los dos? ... Yo también tengo sueño, así que mientras tú no intentes nada conmigo, yo no lo haré contigo. —le dijo aprovechando para distraerla un poco, meneando las caderas ajenas al bajar las manos hasta estas, y luego tumbarse de lado en la cama, boca arriba y poniéndose las manos en la nuca usándolas como apoyo junto con la almohada. — Ahora no queda otra opción que aceptar el dormir conmigo, ¿verdad? ~ —culminó, poniéndose de lado y cruzando un poco las piernas, apoyando el codo izquierdo sobre el colchón y un lado de su mentón contra la palma de la mano zurda.
Damien C. Bloodworth
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Aeryn S. Skywrath Mar Dic 29, 2015 10:13 pm
Le observó de soslayo por sobre su hombro mientras comenzaba a escuchar las palabras ajenas, y es que él tenía razón… No se parecía en nada al cuerpo que poseía en esos momentos y no estaba para menos, ella también había entrenado físicamente sin descanse sólo por darse el gusto de tener el cuerpo que siempre había querido durante mucho tiempo. Se estremeció en cuanto sintió los dedos de él tocar la tela de su vestido, arqueando con suma delicadeza su cuerpo haciendo espacio para que el cierre no estuviese contra su espalda y así bajara con facilidad. Por un instante sintió más vergüenza de lo normal es que por poco o mucho al término de bajar el cierre quizá se podía ver más de lo permitido y en esas circunstancias podía ser bastante prometedor… No quería ni pretendía caer en bajos instintos.. Al menos no por ahora.
Sin embargo la poca cooperación de él era notoria y, aunque ella quisiera mantener cierta “distancia” el albino parecía no comprender la situación, este poco a poco se comenzó a deshacer de sus prendas quedando solo con la prenda inferior y, ante ojos de la pelinegra esto hasta cierto punto le incomodó. Llevó su vista para el frente buscando no darle mucha importancia pero era obvio que no podía ver hacia otro lado todo el tiempo. Pero un escalofrío recorrió todo su cuerpo dejando que un suave jadeo saliera de sus labios… Su piel se erizó y abrió sus orbes totalmente aferrándose al vestido apegándolo más a su pecho para que este no se resbalara y dejara su cuerpo expuesto. Se quedó totalmente callada… No respondió ni con algún gesto las palabras del contrario, lo único que pedía y rogaba era que él se alejara.. No era algo a lo que ella estaba acostumbrada, por ende, fuera de su zona de confort se sentía vulnerable.
Apenas si iba a reclamarle cuando cayó en cuenta él ya estaba sobre su cama. Sus mejillas se ruborizaron frunciendo el ceño y el coraje en ella se hizo evidente. - Mi habitación, mi cama, mis reglas.- Musitó seria, tajante y sin ánimos de comenzar una discusión tonta sin sentido como a la que ya estaba acostumbrada a tener con él. - Es obvio que yo no voy a intentar nada, el torpe pervertido de los dos eres tú ¿Qué no puedes ser más decente y considerado y ponerte algo de ropa? No… Claro que no, tienes que andar semidesnudo, tomarme con guardia baja y apoderarte de mi cama. - Renegó dándose la vuelta mientras tomaba su vestido para dormir, caminando hacia el pasillo para poder cambiarse quedando fuera de la vista de él.
Regresó tras unos minutos y, adornando su cuerpo con un vestido negro de seda se acercó sentándose en el extremo contrario de la cama del donde él se había tumbado. - ¿Sabes qué? Duerme donde quieras y como quieras, me da igual, es más, puedes dormir desnudo en el balcón, para lo poco que me interesa. - Murmuraba haciendo rabietas sola, parecía cual loca hablando a la nada y como niña pequeña mascullando cosas sin sentido. Tomó una de las almohadas y la aventó a la entrepierna del contrario sin ánimos de lastimarlo. - Estas también de mi lado de la cama, no pretendo dormir en un espacio pequeño ¿Sabes? Tengo que acomodarme bien, no quiero estar toda…Chueca mal acomodada y amanecer lastimada. - Agregó cruzando sus brazos por bajo su busto teniendo la otra almohada en su mano. Estaba tan avergonzada que tuvo que ladear su mirada… No era ni medio normal el nerviosismo de ese momento. - Eres un torpe, Damien… -
Sin embargo la poca cooperación de él era notoria y, aunque ella quisiera mantener cierta “distancia” el albino parecía no comprender la situación, este poco a poco se comenzó a deshacer de sus prendas quedando solo con la prenda inferior y, ante ojos de la pelinegra esto hasta cierto punto le incomodó. Llevó su vista para el frente buscando no darle mucha importancia pero era obvio que no podía ver hacia otro lado todo el tiempo. Pero un escalofrío recorrió todo su cuerpo dejando que un suave jadeo saliera de sus labios… Su piel se erizó y abrió sus orbes totalmente aferrándose al vestido apegándolo más a su pecho para que este no se resbalara y dejara su cuerpo expuesto. Se quedó totalmente callada… No respondió ni con algún gesto las palabras del contrario, lo único que pedía y rogaba era que él se alejara.. No era algo a lo que ella estaba acostumbrada, por ende, fuera de su zona de confort se sentía vulnerable.
Apenas si iba a reclamarle cuando cayó en cuenta él ya estaba sobre su cama. Sus mejillas se ruborizaron frunciendo el ceño y el coraje en ella se hizo evidente. - Mi habitación, mi cama, mis reglas.- Musitó seria, tajante y sin ánimos de comenzar una discusión tonta sin sentido como a la que ya estaba acostumbrada a tener con él. - Es obvio que yo no voy a intentar nada, el torpe pervertido de los dos eres tú ¿Qué no puedes ser más decente y considerado y ponerte algo de ropa? No… Claro que no, tienes que andar semidesnudo, tomarme con guardia baja y apoderarte de mi cama. - Renegó dándose la vuelta mientras tomaba su vestido para dormir, caminando hacia el pasillo para poder cambiarse quedando fuera de la vista de él.
Regresó tras unos minutos y, adornando su cuerpo con un vestido negro de seda se acercó sentándose en el extremo contrario de la cama del donde él se había tumbado. - ¿Sabes qué? Duerme donde quieras y como quieras, me da igual, es más, puedes dormir desnudo en el balcón, para lo poco que me interesa. - Murmuraba haciendo rabietas sola, parecía cual loca hablando a la nada y como niña pequeña mascullando cosas sin sentido. Tomó una de las almohadas y la aventó a la entrepierna del contrario sin ánimos de lastimarlo. - Estas también de mi lado de la cama, no pretendo dormir en un espacio pequeño ¿Sabes? Tengo que acomodarme bien, no quiero estar toda…Chueca mal acomodada y amanecer lastimada. - Agregó cruzando sus brazos por bajo su busto teniendo la otra almohada en su mano. Estaba tan avergonzada que tuvo que ladear su mirada… No era ni medio normal el nerviosismo de ese momento. - Eres un torpe, Damien… -
Aeryn S. Skywrath
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Aeryn S. Skywrath Mar Ene 05, 2016 4:47 pm
Apenas si el contrario pudo dejar espacio para que la joven pudiese acostarse fue exactamente lo que hizo, acostándose bajo las cobijas se cubrió totalmente con ellas pues la noche pintaba a que sería una bastante fría, pensando en nada y a la vez en todo de su mente no se sacaba la idea de la misión, pese haber sido exitosa habían pasado más cosas de las que tenía que preocuparse, mas no dio mucha importancia a ello, simplemente cerró sus párpados tratado de olvidarlo todo. Por la mañana apenas abrió sus párpados observó que en su habitación era la única ya, sin rastros, ni una sola palabra el contrario había desaparecido sin más. Se quedó recostada pensando en el millón de posibilidades o lo que había podido haber pasado en esa noche como para que él se fuera sin decir adiós.. ¿Dolió? Sí.. Un poco, pero uno no puede mandar en los deseos, voluntad y la manera de interpretar las cosas de los demás.
Se puso de pie para poder estirarse bien, se dio una refrescante ducha limpiando bien su cuerpo y cabello, tras salir secó cada parte de su cuerpo para así poder comenzar a vestirse con su ropa usual para andar de civil, igual la misión había terminado, no tenía de qué preocuparse. Recogió toda su ropa, dejó el lugar bien arreglado y listo para entregarlo, guardó bien sus armas y todo cualquier indicio de que pudiese “delatarla” por si alguien llegaba a revisar el cuarto, tomó todo y salió del lugar, pagando el servicio del lugar fue directamente al puerto donde como ya tenía indicado un barco la estaba esperando para llevarla a su siguiente misión.. Cansada y algo incómoda era lo único que quedaba, sólo esperaba volver a encontrarse con aquel hombre de blancos cabellos de menos para saber qué era lo que había ocurrido.. Cómo estaba y si al menos un adiós se dignaría a darle. - Quizá fue lo mejor.. -Murmuró bajo acomodando un mechón detrás de su oreja y tomando sus lentes por un costado para quitárselos y limpiar un poco sus ojos. - Maldito imbécil.. -
Se puso de pie para poder estirarse bien, se dio una refrescante ducha limpiando bien su cuerpo y cabello, tras salir secó cada parte de su cuerpo para así poder comenzar a vestirse con su ropa usual para andar de civil, igual la misión había terminado, no tenía de qué preocuparse. Recogió toda su ropa, dejó el lugar bien arreglado y listo para entregarlo, guardó bien sus armas y todo cualquier indicio de que pudiese “delatarla” por si alguien llegaba a revisar el cuarto, tomó todo y salió del lugar, pagando el servicio del lugar fue directamente al puerto donde como ya tenía indicado un barco la estaba esperando para llevarla a su siguiente misión.. Cansada y algo incómoda era lo único que quedaba, sólo esperaba volver a encontrarse con aquel hombre de blancos cabellos de menos para saber qué era lo que había ocurrido.. Cómo estaba y si al menos un adiós se dignaría a darle. - Quizá fue lo mejor.. -Murmuró bajo acomodando un mechón detrás de su oreja y tomando sus lentes por un costado para quitárselos y limpiar un poco sus ojos. - Maldito imbécil.. -
- OFF:
- Cierro el tema tras el abandono de mi compañero.
Aeryn S. Skywrath
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
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