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Creado por Damien C. Bloodworth Sáb Dic 12, 2015 12:57 am
# A dance to remember
Privado — Aeryn S. Skywrath • North Blue — Reino Lvneel — 11:40pm
Uno meses después de entrar al Cipher Pol y ya le estaban enviando en una misión de captura. Supuestamente había una especie de pervertido el cual con jugueteos inocentes se llevaba a las mujeres a sus aposentos más oscuros para hacerles de las cosas más groseras habidas y por haber, sucio como pocos según las descripciones que le habían dado a Damien. Si bien no es que le preocupara demasiado lo peligroso que pudiera ser aquel sujeto, ya que a juzgar por las descripciones que le habían dado, se trataba solo de un sujeto con problemas mentales lo suficientemente graves como para volverse un peligro a la sociedad. ¿Y por qué no habían enviado a la Marina acaso? Bueno, por una simple razón, y es que el hombre al que debía capturar de antemano según la misión decía, sabía más cosas de las que la Marina podía ocuparse... Información confidencial que no podía salir a la luz, allá lejos en el North Blue, en el Reino Lvneel. No es que le agradara demasiado la idea de tener que viajar al menos una semana en barco, con lo poco que lo disfrutaba de por sí... No es que tuviera mareo de mar, pero el estar tanto tiempo sin nada emocionante que hacer más allá de ver algunas tormentas pasajeras allá en lontananza, todo era más que monótono en el mar.
Pero afortunadamente llegaron al lugar designado, desembarcando todos juntos incluyendo Damien el cual ya estaba encargado de dirigirse a un edificio en concreto, ya siendo reservada cierta habitación para encontrarse con quien sería en esta 'misión' por así decirlo su colega. No sabía si sería hombre o mujer, corpulento o delgado... Siquiera tenía noción alguna de si sería un peso para él o un apoyo más bien. Estaba tanteando a oscuras algo que tal vez siquiera estaba allí desde un principio; pero de algo estaba seguro, y es que se estaba muriendo de hambre. Una semana a base de nada más que arroz hervido y de vez en cuando algún trozo de carne... vamos, va desmoronando la salud mental de alguien como el albino. Cuando tuvo la oportunidad, pidió al menos tres cajas de pizza lo suficientemente grande como para alimentar una familia de cuatro personas por una semana completa. Sí, así de goloso era el hombre y sin embargo mantenía una figura que podría decirse envidiable... ¿Y quién sino él para ser así de perfecto, ah? Porque con ese físico con todo lo que come, a más de uno le debe levantar un poco de envidia aunque sea.
Con aquellas humeantes y tentadoras cajas con pizza adentro, se dirigió al edificio que le habían dicho de antemano. Allí halló la habitación en la que esperaría por su colega, viendo que había un par de sillas, un escritorio y una ventana lo suficientemente grande para que entrase un poco de calor... teniendo en cuenta la hora, el sol estaba que rajaba la tierra en el auge de su viaje por la cúpula celeste. Aprovechando aquella oportunidad, Damien dejó las pizzas sobre el escritorio y abrió la ventana de par en par dejando que la brisa fresca entrase por la apertura. Se despojó de la gabardina, su chaqueta interior quedando a torso desnudo y acomodando una silla tras el escritorio, subió los pies cruzados por la zona de los tobillos a este y abrió una de las cajas de pizza, devorando trozo tras trozo como si fuese uno de los placeres más grandes que tenía para ofrecerle la vida, esperando así... a quien le acompañaría en aquella simple asignación del Cipher Pol. — Hah ~ Esto es vida, ¿qué más puedo pedir? Bueno... una hermosa mujer sobre mi regazo tal vez... pero eso puede esperar. —murmuró entre bocado y bocado, hablando consigo mismo, ensimismado en su contienda a llenarse el buche.
Pero afortunadamente llegaron al lugar designado, desembarcando todos juntos incluyendo Damien el cual ya estaba encargado de dirigirse a un edificio en concreto, ya siendo reservada cierta habitación para encontrarse con quien sería en esta 'misión' por así decirlo su colega. No sabía si sería hombre o mujer, corpulento o delgado... Siquiera tenía noción alguna de si sería un peso para él o un apoyo más bien. Estaba tanteando a oscuras algo que tal vez siquiera estaba allí desde un principio; pero de algo estaba seguro, y es que se estaba muriendo de hambre. Una semana a base de nada más que arroz hervido y de vez en cuando algún trozo de carne... vamos, va desmoronando la salud mental de alguien como el albino. Cuando tuvo la oportunidad, pidió al menos tres cajas de pizza lo suficientemente grande como para alimentar una familia de cuatro personas por una semana completa. Sí, así de goloso era el hombre y sin embargo mantenía una figura que podría decirse envidiable... ¿Y quién sino él para ser así de perfecto, ah? Porque con ese físico con todo lo que come, a más de uno le debe levantar un poco de envidia aunque sea.
Con aquellas humeantes y tentadoras cajas con pizza adentro, se dirigió al edificio que le habían dicho de antemano. Allí halló la habitación en la que esperaría por su colega, viendo que había un par de sillas, un escritorio y una ventana lo suficientemente grande para que entrase un poco de calor... teniendo en cuenta la hora, el sol estaba que rajaba la tierra en el auge de su viaje por la cúpula celeste. Aprovechando aquella oportunidad, Damien dejó las pizzas sobre el escritorio y abrió la ventana de par en par dejando que la brisa fresca entrase por la apertura. Se despojó de la gabardina, su chaqueta interior quedando a torso desnudo y acomodando una silla tras el escritorio, subió los pies cruzados por la zona de los tobillos a este y abrió una de las cajas de pizza, devorando trozo tras trozo como si fuese uno de los placeres más grandes que tenía para ofrecerle la vida, esperando así... a quien le acompañaría en aquella simple asignación del Cipher Pol. — Hah ~ Esto es vida, ¿qué más puedo pedir? Bueno... una hermosa mujer sobre mi regazo tal vez... pero eso puede esperar. —murmuró entre bocado y bocado, hablando consigo mismo, ensimismado en su contienda a llenarse el buche.
Damien C. Bloodworth
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Aeryn S. Skywrath Dom Dic 13, 2015 6:56 pm
Ya tenía vario tiempo tras la pista de un objetivo que el CP le había indicado era preciso capturar y si era posible eliminar lo más rápido posible. El punto era que comenzaba a ser más complicado pues en el momento en el que el objetivo se enteró de que le estaban buscando comenzó a reforzar su seguridad y eso para Aeryn comenzaba a ser algo realmente jodido, por ende el CP ordenó a la joven el alistarse para el encuentro que tendría dentro de nada, la razón: Era necesario un compañero, sola no podría actuar sin ser lastimada.
No muy contenta con la idea aceptó pues sabía que su poca experiencia sería un factor muy grande que sería un problema y hasta cierto punto terminaría poniéndola en peligro innecesario. Se encontraba instalada en el mismo edificio en el aque dentro de poco terminaría por reunirse con su compañero o compañera, esperando a la hora del encuentro salió de su habitación con camino al cuarto designado para el encuentro aunque poco cómoda la joven llevaba una mano en su espalda deteniendo un poco sus ropas, odiaba ser impuntual así que quien fuese su “desafortunado” compañero tendría que ayudarla a alistarse.
Abrió la puerta y entró cerrando esta tras ella, lo primero que sintió fue una corriendo de frío a lo que se le erizó la piel estremeciéndose un poco cerrando su par de párpados. Comenzó a caminar haciendo que el sonido de sus tacones resonaran por el lugar, dejó sobre la mesa del lugar su bolso de mano en el cual traía una de sus armas y sin prestar mucha atención caminó al escritorio donde se encontraba aquel hombre, el rostro no se le veía muy bien por la poca luz que había pese a estar aquella luz amarillenta encendida. - Demonios, de saber que traerías pizza no me habría maquillado para comer un poco. - Reclamó acercándose un poco y darle la espalda mientras trataba de subir el cierre de su vestido , uno negro, de noche con escote y espalda descubierta, hasta los muslos con cola más allá de sus talones, bastante elegante. - Tenemos que ir a una fiesta. - Comenzó a explicar al contrario mientras giraba un poco su rostro algo apenada. - Conseguí un par de entradas para la fiesta que celebrará nuestro objetivo, parece ser será su cumpleaños o algo así, podemos ir e investigar un poco, sabían que no traerías nada de ropa para la ocasión así que mandaron esa maleta con ropa para ti. - Dijo elevando un poco su rostro volteando a ver una maleta en la esquina cerca del escritorio. - Albino ¿Podrías ayudarme?.. Tenemos que estar listos rápido, la fiesta comienza en una hora y tú no estás listo y me falta arreglar mi cabello un poco. - Mascullaba algo inquieta y es que estaba bastante nerviosa, en primero por ser una misión bastante importante, segundo trabajar codo a codo con alguien que no conocía y el simple hecho de verle sin camisa encima le incomodaba. Con su mano derecha acomodó un poco su cabello el cual llevaba recogido. - Por cierto.. No maltrates el escritorio. - Agregó.
No muy contenta con la idea aceptó pues sabía que su poca experiencia sería un factor muy grande que sería un problema y hasta cierto punto terminaría poniéndola en peligro innecesario. Se encontraba instalada en el mismo edificio en el aque dentro de poco terminaría por reunirse con su compañero o compañera, esperando a la hora del encuentro salió de su habitación con camino al cuarto designado para el encuentro aunque poco cómoda la joven llevaba una mano en su espalda deteniendo un poco sus ropas, odiaba ser impuntual así que quien fuese su “desafortunado” compañero tendría que ayudarla a alistarse.
Abrió la puerta y entró cerrando esta tras ella, lo primero que sintió fue una corriendo de frío a lo que se le erizó la piel estremeciéndose un poco cerrando su par de párpados. Comenzó a caminar haciendo que el sonido de sus tacones resonaran por el lugar, dejó sobre la mesa del lugar su bolso de mano en el cual traía una de sus armas y sin prestar mucha atención caminó al escritorio donde se encontraba aquel hombre, el rostro no se le veía muy bien por la poca luz que había pese a estar aquella luz amarillenta encendida. - Demonios, de saber que traerías pizza no me habría maquillado para comer un poco. - Reclamó acercándose un poco y darle la espalda mientras trataba de subir el cierre de su vestido , uno negro, de noche con escote y espalda descubierta, hasta los muslos con cola más allá de sus talones, bastante elegante. - Tenemos que ir a una fiesta. - Comenzó a explicar al contrario mientras giraba un poco su rostro algo apenada. - Conseguí un par de entradas para la fiesta que celebrará nuestro objetivo, parece ser será su cumpleaños o algo así, podemos ir e investigar un poco, sabían que no traerías nada de ropa para la ocasión así que mandaron esa maleta con ropa para ti. - Dijo elevando un poco su rostro volteando a ver una maleta en la esquina cerca del escritorio. - Albino ¿Podrías ayudarme?.. Tenemos que estar listos rápido, la fiesta comienza en una hora y tú no estás listo y me falta arreglar mi cabello un poco. - Mascullaba algo inquieta y es que estaba bastante nerviosa, en primero por ser una misión bastante importante, segundo trabajar codo a codo con alguien que no conocía y el simple hecho de verle sin camisa encima le incomodaba. Con su mano derecha acomodó un poco su cabello el cual llevaba recogido. - Por cierto.. No maltrates el escritorio. - Agregó.
Aeryn S. Skywrath
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Damien C. Bloodworth Dom Dic 13, 2015 9:49 pm
Y como si sus deseos fueran ordenes, apareció una mujer de senos turgentes, figura de reloj de arena, y un par de piernas alargadas y tan atractivas que la pizza a esas alturas se le hacía solo un refrigerio simple al lado de estas. Sonrió con cierta satisfacción, al menos hasta que alzó la mirada hasta el rostro de la fémina, denotando cierto parecer con alguien que le resultaba conocida. Arrugó un poco el ceño pero no se dio cuenta que la silla se inclinaba cada vez más hacia atrás hasta que terminó deslizándose y cayendo de espaldas. Con las piernas colgando como si fuese una jodida tortuga, intentó levantarse lo más rápido posible. No porque estuviera nervioso ni nada por el estilo, si no más bien para asistir aquella pequeña petición que la mujer le había pedido, haciéndosele bastante extraña aquella aparición. Ella sería su compañera en esa misión que les habían asignado, por lo que tendría que acostumbrarse a aquella actitud que parecía tener, la cual se le hacía curiosa a la par de divertida por el mero hecho de que se notaba cierta altanería atractiva. — ¿Cómo no? Será un placer el ayudarle en esa tarea que tanto le aqueja —musitaba como si fuese un dulce caballero, aunque más bien era un bribón que se aprovechaba un poco de la situación—. Bonita espalda, por cierto ~ —agregó como halago sincero, aunque algo picarón.
Luego de ayudarle con el cierre, se acercó a aquel equipaje en el cual supuestamente estaba la ropa que tendría que ponerse para la 'fiesta' a la que debían asistir, era un traje. — ¿Tan formal tengo que vestirme, en serio? Bueno... mejor para mi, me veré mejor de lo que ya estoy. —decía sonriendo de medio labio, abriendo la maleta y sacando cada prenda con cuidado de no arruinarla ya que si bien podría parecer un rebelde desinteresado a primera vista, también gustaba de la buena moda, de verse bien... vamos, que tenía que mantener esa imagen de Casanova tan particular; se quitó el pantalón y las botas, quedando solamente en un boxer ajustado de color negro que no dejaba demasiado a la imaginación a decir verdad porque se apegaba a cada curvatura de su zona inferior. Empezó con la camisa blanca la cual abrochó hasta el último botón incluyendo el de los puños. La corbata roja la cual ató elegantemente y sosteniéndola con un pequeño broche horizontal dorado. Siguió con el pantalón gris rayado metiendo la camisa por dentro, culminando todo con el cinto de cuero y bucle dorado. Y para englobar aquel atuendo, el saco con mismo diseño del pantalón. — Hm... no me veo nada mal, ¿qué piensas tú, preciosa? —preguntó desconociendo su nombre de momento, y tampoco es que fuese realmente necesario saberlo. Ambos siendo del Cipher Pol, tarde o temprano terminarían sabiéndolo, quisieran o no.
— Si lo que quieres es no arruinar tu maquillaje, puedo darte la pizza en la boca. —propuso a modo de broma, guiñándole el ojo izquierdo poniéndose delante suya. Acomodó la silla que había tirado y al sentarse de nuevo, agarró un trozo de la pizza que aún seguía humeante pero no tan caliente. Le dio un mordisco bastante goloso, suspirando satisfecho por el exquisito sabor antes de terminarse el pedazo de otro bocado más. Al tragar, puso los ojos en blanco por menos de un segundo. Se limpió la boca y volvió a levantarse, moviendo la cabeza haciendo así sonar su cuello y volvió a hablarle a la contraria. — ¿Y bien, estás pronta o necesitas ayuda en abrocharte algo más? —preguntó llevándose las manos a la nuca, acomodándose la cabellera para que no estuviera tan desalineada, ya que como dicho antes, le gustaba verse atractivo, aunque a esas alturas él se veía atractivo a si mismo siempre.
Luego de ayudarle con el cierre, se acercó a aquel equipaje en el cual supuestamente estaba la ropa que tendría que ponerse para la 'fiesta' a la que debían asistir, era un traje. — ¿Tan formal tengo que vestirme, en serio? Bueno... mejor para mi, me veré mejor de lo que ya estoy. —decía sonriendo de medio labio, abriendo la maleta y sacando cada prenda con cuidado de no arruinarla ya que si bien podría parecer un rebelde desinteresado a primera vista, también gustaba de la buena moda, de verse bien... vamos, que tenía que mantener esa imagen de Casanova tan particular; se quitó el pantalón y las botas, quedando solamente en un boxer ajustado de color negro que no dejaba demasiado a la imaginación a decir verdad porque se apegaba a cada curvatura de su zona inferior. Empezó con la camisa blanca la cual abrochó hasta el último botón incluyendo el de los puños. La corbata roja la cual ató elegantemente y sosteniéndola con un pequeño broche horizontal dorado. Siguió con el pantalón gris rayado metiendo la camisa por dentro, culminando todo con el cinto de cuero y bucle dorado. Y para englobar aquel atuendo, el saco con mismo diseño del pantalón. — Hm... no me veo nada mal, ¿qué piensas tú, preciosa? —preguntó desconociendo su nombre de momento, y tampoco es que fuese realmente necesario saberlo. Ambos siendo del Cipher Pol, tarde o temprano terminarían sabiéndolo, quisieran o no.
— Si lo que quieres es no arruinar tu maquillaje, puedo darte la pizza en la boca. —propuso a modo de broma, guiñándole el ojo izquierdo poniéndose delante suya. Acomodó la silla que había tirado y al sentarse de nuevo, agarró un trozo de la pizza que aún seguía humeante pero no tan caliente. Le dio un mordisco bastante goloso, suspirando satisfecho por el exquisito sabor antes de terminarse el pedazo de otro bocado más. Al tragar, puso los ojos en blanco por menos de un segundo. Se limpió la boca y volvió a levantarse, moviendo la cabeza haciendo así sonar su cuello y volvió a hablarle a la contraria. — ¿Y bien, estás pronta o necesitas ayuda en abrocharte algo más? —preguntó llevándose las manos a la nuca, acomodándose la cabellera para que no estuviera tan desalineada, ya que como dicho antes, le gustaba verse atractivo, aunque a esas alturas él se veía atractivo a si mismo siempre.
Damien C. Bloodworth
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Aeryn S. Skywrath Dom Dic 13, 2015 11:52 pm
No pudo evitar sonreír a modo de burla al escuchar como el imbécil de su compañero se había caído. - Si así son tus reflejos no quiero ni imaginarme como será cuando estés en misión. - Musitó moviendo un poco su cadera en una orden obligándolo a que se diera prisa, comenzaba a cansarse de tener que detener así su vestido. Le observó de reojo y a esa distancia pudo notar un poco más sus facciones y rasgos, aunque no a perfección no le fue relevante a la joven la cual volvió su vista al frente cerrando sus párpados sintiendo como por fin el vestido se había amoldado a su cuerpo. Juntó sus rodillas y ladeó su cabeza un poco, más relajada acomodó los pliegues del vestido esperando para que él se vistiera. - La fiesta es de etiqueta y aquel hombre tiene conocidos de la alta burocracia, según los rumores pretende sobornar para tener un puesto importante, son sólo órdenes, limítate a obedecer. - Musitó antes de levantar la mirada ruborizándose en el acto. Abrió un poco sus labios tragando algo de aire mientras apretaba un poco su vestido empuñando sus manos, frunció el ceño y se quitó los lentes volteando su rostro rápidamente para no verle, era algo… Penoso. - Apúrate, cámbiate, tenemos que planear que haremos, tenemos una hora. - Volvió a recalcar girándose para darle la espalda mientras observaba por fuera de la ventana.
Apenas escuchó lo que dijo obligó a la pelinegra a voltear… Tenía razón, le quedaba el traje, cosa que la hizo enfadar un poco. - Qué poco ego tienes. - Frunció un poco el ceño ante aquellas petulantes acciones y hasta cierto punto coqueteos, bufando por el comentario de la pizza se hizo a un lado para que él volviera a sentarse y siguiera comiendo, no negó que aquel manjar se le había antojado a sobre manera pero no tomó nada, aquella mala costumbre de estar impecable jamás se le quitaría y por vergüenza no lo haría. Apenas él se puso de pie ella se acercó a él quedando frente a frente, levantó un poco la mirada para hacer contacto visual y enterneciendo un poco su mirada sonrió con delicadeza. - Sabes… - Murmuró bajo mientras quitaba con cuidado el broche de la corbata ajena para dejarlo en el escritorio comenzando a acomodar con cuidado la corbata ajena. - Juraría que he visto tu mirada en otro lugar… - Murmuró y con su mano derecha tomó con suma delicadeza el nudo de la corbata. - Pero quizá solo estoy algo loca y es un vago recuerdo traicionero. - Terminando de decir esto tiró con fuerza con toda la intención de ahorcarle. Soltó la corbata y retrocedió un par de pasos sentándose en el escritorio cuidando de no ensuciarse con la pizza cruzando las piernas mientras dejaba su mano derecha tras su espalda recargándose. - Deja de ser tan petulante, me caes mal, eres un tarado imbécil, no entiendo como me pusieron con alguien así. Chasqueó la lengua y ladeó su rostro mientras con su mano libre acomodaba su arete, no quería verle a los ojos, aquella mirada familiar la incomodaba en demasía.
Apenas escuchó lo que dijo obligó a la pelinegra a voltear… Tenía razón, le quedaba el traje, cosa que la hizo enfadar un poco. - Qué poco ego tienes. - Frunció un poco el ceño ante aquellas petulantes acciones y hasta cierto punto coqueteos, bufando por el comentario de la pizza se hizo a un lado para que él volviera a sentarse y siguiera comiendo, no negó que aquel manjar se le había antojado a sobre manera pero no tomó nada, aquella mala costumbre de estar impecable jamás se le quitaría y por vergüenza no lo haría. Apenas él se puso de pie ella se acercó a él quedando frente a frente, levantó un poco la mirada para hacer contacto visual y enterneciendo un poco su mirada sonrió con delicadeza. - Sabes… - Murmuró bajo mientras quitaba con cuidado el broche de la corbata ajena para dejarlo en el escritorio comenzando a acomodar con cuidado la corbata ajena. - Juraría que he visto tu mirada en otro lugar… - Murmuró y con su mano derecha tomó con suma delicadeza el nudo de la corbata. - Pero quizá solo estoy algo loca y es un vago recuerdo traicionero. - Terminando de decir esto tiró con fuerza con toda la intención de ahorcarle. Soltó la corbata y retrocedió un par de pasos sentándose en el escritorio cuidando de no ensuciarse con la pizza cruzando las piernas mientras dejaba su mano derecha tras su espalda recargándose. - Deja de ser tan petulante, me caes mal, eres un tarado imbécil, no entiendo como me pusieron con alguien así. Chasqueó la lengua y ladeó su rostro mientras con su mano libre acomodaba su arete, no quería verle a los ojos, aquella mirada familiar la incomodaba en demasía.
Aeryn S. Skywrath
Hoja de personaje
Nivel:
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Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Damien C. Bloodworth Lun Dic 14, 2015 1:17 am
Iba todo tan bien, como con viento en popa. La mujer que se le había aparecido de repente le creaba cierta sensación de comodidad, como si no fuera la primera vez que se vieran, y para mejor ella también parecía sentir lo mismo. Con una socarrona sonrisa le quedó mirando fijo a los ojos mordiéndose el labio inferior con cierto disimulo mientras se dejaba acomodar la corbata, escuchando sus palabras. — Si te recuerdo a alguien no me sorprendería, mi rostro es difícil de olv- ... ¡UGH! —fue allí cuando le ahorcó de golpe, llegando a agarrarle tan de sorpresa que no pudo siquiera tomar un poco de aire. Su rostro inmediatamente se enrojeció por la falta de aire pero cuando le soltó inmediatamente empezó a toser, agarrándose el cuello y arrugando el ceño. — ¡Pero que me cago en tus muertos, mujer! —exclamó aquel insulto que decía desde que tenía uso de razón, teniéndolo grabado en la cabeza incluso desde antes de lo sucedido con su familia, antes del orfanato y el abandono que debió sufrir por culpa de su hermano gemelo; chasqueó la lengua contra su paladar superior, acomodándose la corbata nuevamente al igual que el cuello de la camisa, agarrando el broche dorado y volviéndolo a colocar como era debido.
— Si tanto te molesta que sea tu compañero, pues mala suerte... dudo mucho que vayas a conseguir uno mejor como yo —comenzó soltando, siempre con ese ego despreocupado—. Me dijeron que eras la mejor novata junto a mi, aunque a estas alturas... —pausó sus palabras, acariciándose el cuello— empiezo a dudarlo. —agregó; la verdad es que no estaba acostumbrado a esas hostilidades con mujeres, bueno... había una excepción, y esa era la razón principal por la cual le recordaba a alguien que conoció hacía mucho tiempo, pero que por el momento no se le venía a la cabeza como para sacar realmente quién era. Menos cuando desconocía su nombre y tenía la leve sospecha de que por cómo se estaban llevando no lo sabría en un futuro cercano, pero... tampoco es que le importase demasiado; suspiró pesadamente, acariciándose aún el cuello por culpa de ese apretón que le propinó la fémina, y después culminó de acomodarse el traje, viendo cómo había quedado la contraria también... que si bien con una actitud bastante molesta, se veía muy bien... eso era innegable.
— Eres tan tocahuevos que me recuerdas a alguien también, pero seguramente no lo eres... ella no intentaba ahorcarme con la puta corbata, loca de mierda. —bufó molesto aunque emitiendo una pequeña risotada por la osadía que había tenido ella. Debía admitir que cojones tenía la fémina y eso que no le colgaban un par de huevos entre las piernas. Pero había mucho jugueteo previo como para tomarse muy en serio la situación, así que aclarando la garganta simplemente se llevó las manos a la nuca, soltando su idea por así decirlo. — Hay algo que debo advertirte, y es que si quieres utilizar el sigilo en esta ocasión... ya te voy avisando que se me da fatal y creo que me quedo corto. —musitó mirando de reojo aquel mandoble sumamente llamativo, al igual que ese par de pistolas monocromadas que tampoco se podría decir que eran pequeñas. — No quiero compensar nada, ¿eh? Que conste. —agregó, guiñándole un ojo con suma picardía, hasta un toque de perversión si quiere definirse así. Pero siempre como un "inocente" payaso, riéndose de la vida misma.
— Si tanto te molesta que sea tu compañero, pues mala suerte... dudo mucho que vayas a conseguir uno mejor como yo —comenzó soltando, siempre con ese ego despreocupado—. Me dijeron que eras la mejor novata junto a mi, aunque a estas alturas... —pausó sus palabras, acariciándose el cuello— empiezo a dudarlo. —agregó; la verdad es que no estaba acostumbrado a esas hostilidades con mujeres, bueno... había una excepción, y esa era la razón principal por la cual le recordaba a alguien que conoció hacía mucho tiempo, pero que por el momento no se le venía a la cabeza como para sacar realmente quién era. Menos cuando desconocía su nombre y tenía la leve sospecha de que por cómo se estaban llevando no lo sabría en un futuro cercano, pero... tampoco es que le importase demasiado; suspiró pesadamente, acariciándose aún el cuello por culpa de ese apretón que le propinó la fémina, y después culminó de acomodarse el traje, viendo cómo había quedado la contraria también... que si bien con una actitud bastante molesta, se veía muy bien... eso era innegable.
— Eres tan tocahuevos que me recuerdas a alguien también, pero seguramente no lo eres... ella no intentaba ahorcarme con la puta corbata, loca de mierda. —bufó molesto aunque emitiendo una pequeña risotada por la osadía que había tenido ella. Debía admitir que cojones tenía la fémina y eso que no le colgaban un par de huevos entre las piernas. Pero había mucho jugueteo previo como para tomarse muy en serio la situación, así que aclarando la garganta simplemente se llevó las manos a la nuca, soltando su idea por así decirlo. — Hay algo que debo advertirte, y es que si quieres utilizar el sigilo en esta ocasión... ya te voy avisando que se me da fatal y creo que me quedo corto. —musitó mirando de reojo aquel mandoble sumamente llamativo, al igual que ese par de pistolas monocromadas que tampoco se podría decir que eran pequeñas. — No quiero compensar nada, ¿eh? Que conste. —agregó, guiñándole un ojo con suma picardía, hasta un toque de perversión si quiere definirse así. Pero siempre como un "inocente" payaso, riéndose de la vida misma.
Damien C. Bloodworth
Hoja de personaje
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Creado por Aeryn S. Skywrath Lun Dic 14, 2015 9:47 pm
Volteó a verle con un asombro inusual, sus orbes se clavaron en los ajenos y su boca se entreabrió un poco como si de ella buscaran salir palabras de había guardado hacía tanto tiempo… se estremeció, su piel se erizó y en su estómago se formó un hueco que hasta para ella era difícil explicar la sensación. Las palabras de él ni llegaban a los oídos de ella, mucho menos llegó a hacer uso de razón tratando de encontrar lógica a lo que estaba pasando en esa habitación. Cerró un poco más sus piernas haciendo del cruce algo más marcado haciendo un poco de presión en sus muslos y con ello todo lo que conllevaba. Levantó un poco el pecho… Se le notaba el nerviosismo y la incomodidad. Ladeando su rostro para quedarse viendo la pizza y tras ello tragar en seco arañando un poco la hueca madera del escritorio. Tomó un poco de aliento gesticulando un poco haciendo un vago sonido delatándola de que buscaba decir algo pero las palabras no salían… No esta vez… ¿Qué no era más fácil insultarlo?.. No podía, simplemente no podía, se había paralizado…
Su mirada se perdió un instante buscando en todos aquellos vagos recuerdos, negando a momentos mientras sus sentimientos traicioneros comenzaban a hacerle una mala jugada, afilando más su mirada mientras le observaba por un momento de reojo. - ¿Tocahuevos me dices? - Murmuró frunciendo el ceño mientras sus orbes sin razón alguna comenzaban a humedecerse y algo de desesperación se le notaba en el rostro mordiendo su labio inferior por sobre su lunar. Lo primero que quería era ponerse de pie y tirarle por la ventana.. Sí, eso era.. Así se terminaba esa estúpida escena y se le iba el hueco que tenía en el estómago. Tendía a olvidar rostros con facilidad pero no las miradas, no las voces… No las sensaciones.
No hizo caso a las últimas palabras del albino y algo brusca se puso de pie tomándole con fuerza del blazer que portaba ya, no le importaba arrugarlo, simplemente tenía que hacerlo. - ¿Podrías hacerme el maldito favor de cerrar la puta boca maldito imbécil? cuestionó con cierta rabia reflejada en su mirada, con fuerza le llevó contra la pared buscando azotarle con toda la fuerza que poseía. Una lágrima socarrona bajó por su mejilla izquierda hasta terminar en su mentón cayendo esta a la nada. - Hablas demasiado ¿Sabes? Me hartas, eres un baboso, un tarado, un bruto perico que solo habla y habla y no me deja pensar. - Le apretó con más fuerza al grado de querer ahorcarle pero su cuerpo no respondió más. Sus piernas temblaron un poco y el agarre se volvió tan débil que parecía la joven rompería en llanto en cualquier momento. - Cállate ya, ¿Si?.. Cuestionó con la voz temblorosa e incluso esta se fue por un instante. Clavando sus orbes en los ajenos parecía buscar respuestas en aquella penetrante mirada. - ¿Quién carajo eres?.. - Terminó por cuestionar de una vez antes de con su mano derecha cubrirle al instante la boca al contrario, buscaba sellarle los labios temerosa de la respuesta.. Sólo una persona lograba ponerla así.. Una persona de la cual su nombre se había vuelto un vaho recuerdo en aquel mar de pensamientos de la fémina.
Su mirada se perdió un instante buscando en todos aquellos vagos recuerdos, negando a momentos mientras sus sentimientos traicioneros comenzaban a hacerle una mala jugada, afilando más su mirada mientras le observaba por un momento de reojo. - ¿Tocahuevos me dices? - Murmuró frunciendo el ceño mientras sus orbes sin razón alguna comenzaban a humedecerse y algo de desesperación se le notaba en el rostro mordiendo su labio inferior por sobre su lunar. Lo primero que quería era ponerse de pie y tirarle por la ventana.. Sí, eso era.. Así se terminaba esa estúpida escena y se le iba el hueco que tenía en el estómago. Tendía a olvidar rostros con facilidad pero no las miradas, no las voces… No las sensaciones.
No hizo caso a las últimas palabras del albino y algo brusca se puso de pie tomándole con fuerza del blazer que portaba ya, no le importaba arrugarlo, simplemente tenía que hacerlo. - ¿Podrías hacerme el maldito favor de cerrar la puta boca maldito imbécil? cuestionó con cierta rabia reflejada en su mirada, con fuerza le llevó contra la pared buscando azotarle con toda la fuerza que poseía. Una lágrima socarrona bajó por su mejilla izquierda hasta terminar en su mentón cayendo esta a la nada. - Hablas demasiado ¿Sabes? Me hartas, eres un baboso, un tarado, un bruto perico que solo habla y habla y no me deja pensar. - Le apretó con más fuerza al grado de querer ahorcarle pero su cuerpo no respondió más. Sus piernas temblaron un poco y el agarre se volvió tan débil que parecía la joven rompería en llanto en cualquier momento. - Cállate ya, ¿Si?.. Cuestionó con la voz temblorosa e incluso esta se fue por un instante. Clavando sus orbes en los ajenos parecía buscar respuestas en aquella penetrante mirada. - ¿Quién carajo eres?.. - Terminó por cuestionar de una vez antes de con su mano derecha cubrirle al instante la boca al contrario, buscaba sellarle los labios temerosa de la respuesta.. Sólo una persona lograba ponerla así.. Una persona de la cual su nombre se había vuelto un vaho recuerdo en aquel mar de pensamientos de la fémina.
Aeryn S. Skywrath
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Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Damien C. Bloodworth Lun Dic 14, 2015 10:50 pm
Como si no fuera obvio a estas alturas, el albino terminó estampado contra la pared nuevamente, siendo insultado y amenazado con todo un carácter explosivo proveniente de la contraria. Una ladina y casi que pícara sonrisa se dibujó en el rostro del joven hombre, mordiéndose el labio inferior con cierto disimulo mientras escuchaba atentamente cada una de las palabras que la fémina le soltaba. Estaba claro que le pasaba algo y lo pudo notar cada vez más al verle fijo a los ojos, se notaban cristalizados en lágrimas que en un principio no llegaba a comprender del todo... pero que lentamente fue cayéndole cada ficha hasta que llegó a una conclusión. Ambos se recordaban a alguien del pasado, y la manera en que sus piernas flaqueaban, ese actuar tan particular e inclusive cuando le tapó la boca... Una leve sonrisa se dibujó en su rostro aunque estuviera siendo tapada por la mano ajena. Inclusive sonrió con los ojos al hacer aquel gesto característico de entrecerrar los ojos. Levantó su mano diestra y le tomó de la muñeca, para liberar su boca y así poder dirigirle la palabra sin importarle que tal vez no quisiera saberlo.
— Me sorprende que no sepas mi nombre, es difícil que alguien en el Cipher Pol no lo haga ya —hizo una pausa fugaz, rodeando su cintura con ambos brazos aunque no seductoramente, sino más bien con cuidado porque llegó a ver que sus piernas le flaqueaban—. Soy Damien Bloodworth... un placer. —culminó de presentarse de esa forma fugaz, guiñándole el ojo izquierdo. Tenía la leve sospecha que decirle su nombre no sería la mejor de las ideas, mucho menos cuando ella le había tapado la boca muy seguramente porque no deseaba saberlo, ¿tal vez algún recuerdo incómodo? Pero esas actitudes, sus sospechas poco a poco se empezaban a confirmar por si solas; le tomó con cierta firmeza de ambos lados de su cadera con cuidado de no arruinar el vestido, dándola vuelta y ahora dejándola a ella estampada contra la pared. Acercó su rostro al ajeno, inconscientemente embriagándose en su aroma femenino con ese perfume dulce pero exquisito que desprendía lentamente, como si fuese un hechizo a escondidas.
— Ahora me gustaría saber... quién eres tú, porque yo ya te he dicho mi nombre. —exigió arrugando un poco el ceño. Antes de que respondiera, apegó por unos segundos su frente con la de ella... en un gesto que solía hacer con quien él recordaba era la única persona que con la que pudo congeniar en aquel lugar que pasó gran parte de su adolescencia por no decir toda. Inmediatamente se separó, acomodándose la ropa una vez más por culpa de aquellos jalones que le había propinado la fémina de cabellos azabache y labios carmesí. No le molestaba en absoluto, pero que al menos recordase que luego de todo aquel tira y afloje constante que estaban teniendo allí, debían ir a la dichosa fiesta... y siquiera un plan tenían. — Me gustaría estar aquí toda la tarde charlando contigo, pero tú misma lo has dicho... tenemos una fiesta a la que asistir, y una misión que cumplir... —sentenció. Parecía que sería un camino sin salida, debían llegar a un fin tarde o temprano, u toda aquella misión se iría por la borda. Habría tiempo para los recuerdos después, aunque ninguno de los dos quisiera admitirlo.
— Me sorprende que no sepas mi nombre, es difícil que alguien en el Cipher Pol no lo haga ya —hizo una pausa fugaz, rodeando su cintura con ambos brazos aunque no seductoramente, sino más bien con cuidado porque llegó a ver que sus piernas le flaqueaban—. Soy Damien Bloodworth... un placer. —culminó de presentarse de esa forma fugaz, guiñándole el ojo izquierdo. Tenía la leve sospecha que decirle su nombre no sería la mejor de las ideas, mucho menos cuando ella le había tapado la boca muy seguramente porque no deseaba saberlo, ¿tal vez algún recuerdo incómodo? Pero esas actitudes, sus sospechas poco a poco se empezaban a confirmar por si solas; le tomó con cierta firmeza de ambos lados de su cadera con cuidado de no arruinar el vestido, dándola vuelta y ahora dejándola a ella estampada contra la pared. Acercó su rostro al ajeno, inconscientemente embriagándose en su aroma femenino con ese perfume dulce pero exquisito que desprendía lentamente, como si fuese un hechizo a escondidas.
— Ahora me gustaría saber... quién eres tú, porque yo ya te he dicho mi nombre. —exigió arrugando un poco el ceño. Antes de que respondiera, apegó por unos segundos su frente con la de ella... en un gesto que solía hacer con quien él recordaba era la única persona que con la que pudo congeniar en aquel lugar que pasó gran parte de su adolescencia por no decir toda. Inmediatamente se separó, acomodándose la ropa una vez más por culpa de aquellos jalones que le había propinado la fémina de cabellos azabache y labios carmesí. No le molestaba en absoluto, pero que al menos recordase que luego de todo aquel tira y afloje constante que estaban teniendo allí, debían ir a la dichosa fiesta... y siquiera un plan tenían. — Me gustaría estar aquí toda la tarde charlando contigo, pero tú misma lo has dicho... tenemos una fiesta a la que asistir, y una misión que cumplir... —sentenció. Parecía que sería un camino sin salida, debían llegar a un fin tarde o temprano, u toda aquella misión se iría por la borda. Habría tiempo para los recuerdos después, aunque ninguno de los dos quisiera admitirlo.
Damien C. Bloodworth
Hoja de personaje
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Creado por Aeryn S. Skywrath Mar Dic 15, 2015 6:18 pm
La odiaba… Odiaba y maldecía aquella mirada del contrario… Juraba que él se estaba burlando de ella sólo por el mero hecho de querer romper en llanto… Un llanto que su cuerpo y mente provocaban a culpa del corazón y el hueco en el estómago. Su muñeca fue apresada mas no hizo por soltarse pues aquel agarre pese a ser firme fue delicado. Sus primeras palabras fueron como un puñal a su orgullo, viéndole con coraje estuvo a nada de bofetearle pero de manera inesperada el silencio se hizo presente en todo el lugar… El corazón de ella comenzó a latir de una manera increíble obligando a sus mejillas teñirse del carmesí comparable al de sus labios en ese momento. Abrió sus párpados totalmente, sorprendida de cómo aquellos fuertes brazos cubrían en totalidad su espalda baja e incluso lo sintió de manera protectora. Agradeció aquello, estaba a nada de desplomarse por culpa de sus piernas mas el abrazo la reconfortó. Ella misma pareció acomodarse en el abrazo hundiendo sus manos en el pecho de él apegando un poco su cuerpo al ajeno, entrecerró su mirada escuchando todas y cada una de las palabras de él. Dio un suave suspiro tomando sin permiso el aroma ajeno buscando entre sus recuerdos aquel nombre.
Pero todos sus pensamientos se fueron al demonio apenas si él cambiaba los papeles. Se aferró con suma delicadeza a las ropas ajenas mientras ella sin reproche permitía la cercanía ¿Qué era lo que ella deseaba?... Quizá también sentirlo así.. De cerca… Abrió un poco sus labios tomando un poco de aliento, sintió cómo el de él chocaba con el de ella haciendo su corazón latiera de manera desenfrenada, entrecerró sus párpados escondiendo aquella mirada la cual parecía la de una adolecente añorando su primer beso. - D… Damien…-Jadeó el nombre de él, sí, estaba lista, lo quería y lo necesitaba… Aquel beso que parecía nunca llegar mantenía a la agente expectante y como si de una mala jugada de su mente tratase esta se quedó totalmente en blanco, no pudo.. Simplemente no pudo más buscar entre sus recuerdos mas su instinto le reclamaba conocerle.
No era posible que él la pusiera de esa manera, que se acercara a sí sin cuidado alguno y peor aún, que ella se lo permitiera… - Yo… - Murmuró… Trató de gesticular las palabras mas no fue posible, cerró con tranquilidad, una paz incomparable aquellos párpados bien maquillados apenas si sintió la frente del contrario eliminando cualquier rastro de nerviosismo en ella. El agarre en las ropas de él se volvió más firme rogando por que aquella pequeña unión durase una eternidad. Quizá su mente no le daba lo que ella necesitaba pero su cuerpo y piel sí… Tenía memoria y él era el culpable de obligarlos a recordar su tacto. Abrió poco a poco sus párpados cuando él se había separado soltándolo sin decirle nada. Una mueca de tranquilidad se le notó en el rostro y tras el bajón de adrenalina y azúcar se sintió mareada… Culpando a tantas reacciones químicas del cuerpo este se volvió más torpe e incluso para el andar. - El plan… - Susurró, se le notaba en la voz algo atontada. Agachó la cabeza un instante y caminó sin decirle nada hasta la mesilla donde tenía su bolso el cual abrió y haciendo a un lado su pistola sacó un trozo de papel el cual desdobló mostrando un plano de la casa a donde asistirían y la foto de quien era el objetivo. Se acercó al escritorio y se sentó en una de las sillas sobrantes y extendió el mapa en el escritorio comenzando a tratar de indicarle la situación. - Hay… Sólo una entrada… Por aquí entraremos con los pases que tengo para la fiesta, estando dentro buscaremos al objetivo. Trataré de distraer a los asistentes… Quizá incendiando una esquina del lugar para que puedas eliminarle rápido. Un disparo alertaría demasiado y clavarle algo encima sería peligroso, podría haber rastros de sangre. - Rascó su nuca, no pensaba levantar la mirada ni hacer contacto visual con él. Sí, había ignorado totalmente la pregunta del quién era ella y no quería ni pensaba responderla. - Ahora que si no se te da el sigilo… Puedo engañar al tipo para llevarle al jardín y ahí le matamos. - Acotó tras suspirar.. Estaba demasiado nerviosa como para pensar bien.
Pero todos sus pensamientos se fueron al demonio apenas si él cambiaba los papeles. Se aferró con suma delicadeza a las ropas ajenas mientras ella sin reproche permitía la cercanía ¿Qué era lo que ella deseaba?... Quizá también sentirlo así.. De cerca… Abrió un poco sus labios tomando un poco de aliento, sintió cómo el de él chocaba con el de ella haciendo su corazón latiera de manera desenfrenada, entrecerró sus párpados escondiendo aquella mirada la cual parecía la de una adolecente añorando su primer beso. - D… Damien…-Jadeó el nombre de él, sí, estaba lista, lo quería y lo necesitaba… Aquel beso que parecía nunca llegar mantenía a la agente expectante y como si de una mala jugada de su mente tratase esta se quedó totalmente en blanco, no pudo.. Simplemente no pudo más buscar entre sus recuerdos mas su instinto le reclamaba conocerle.
No era posible que él la pusiera de esa manera, que se acercara a sí sin cuidado alguno y peor aún, que ella se lo permitiera… - Yo… - Murmuró… Trató de gesticular las palabras mas no fue posible, cerró con tranquilidad, una paz incomparable aquellos párpados bien maquillados apenas si sintió la frente del contrario eliminando cualquier rastro de nerviosismo en ella. El agarre en las ropas de él se volvió más firme rogando por que aquella pequeña unión durase una eternidad. Quizá su mente no le daba lo que ella necesitaba pero su cuerpo y piel sí… Tenía memoria y él era el culpable de obligarlos a recordar su tacto. Abrió poco a poco sus párpados cuando él se había separado soltándolo sin decirle nada. Una mueca de tranquilidad se le notó en el rostro y tras el bajón de adrenalina y azúcar se sintió mareada… Culpando a tantas reacciones químicas del cuerpo este se volvió más torpe e incluso para el andar. - El plan… - Susurró, se le notaba en la voz algo atontada. Agachó la cabeza un instante y caminó sin decirle nada hasta la mesilla donde tenía su bolso el cual abrió y haciendo a un lado su pistola sacó un trozo de papel el cual desdobló mostrando un plano de la casa a donde asistirían y la foto de quien era el objetivo. Se acercó al escritorio y se sentó en una de las sillas sobrantes y extendió el mapa en el escritorio comenzando a tratar de indicarle la situación. - Hay… Sólo una entrada… Por aquí entraremos con los pases que tengo para la fiesta, estando dentro buscaremos al objetivo. Trataré de distraer a los asistentes… Quizá incendiando una esquina del lugar para que puedas eliminarle rápido. Un disparo alertaría demasiado y clavarle algo encima sería peligroso, podría haber rastros de sangre. - Rascó su nuca, no pensaba levantar la mirada ni hacer contacto visual con él. Sí, había ignorado totalmente la pregunta del quién era ella y no quería ni pensaba responderla. - Ahora que si no se te da el sigilo… Puedo engañar al tipo para llevarle al jardín y ahí le matamos. - Acotó tras suspirar.. Estaba demasiado nerviosa como para pensar bien.
Aeryn S. Skywrath
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
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Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Damien C. Bloodworth Mar Dic 15, 2015 11:22 pm
Cada una de sus reacciones, el latir de su corazón y el jadeo que empezaba a hacerse cada vez más evidente hicieron que las sospechas de Damien solamente se confirmaran aún más. Una disimulada sonrisa se dibujó en su rostro mientras ella seguía con los ojos entrecerrados... se le notaba atontada, débil, como si en cualquier momento fuese a desplomarse directo al suelo sin fuerza alguna. Le daba una extraña sensación de pena, sentimiento humano el cual el albino creyó haber olvidado hacía mucho tiempo luego de haber quedado completamente por segunda vez en su vida. Suspiró profundamente llevándose una mano a la nuca cuando la contraria empezó a hablar. Resopló por la nariz a modo de risa aunque no burlándose de ella ni nada por el estilo, sino más bien por el mero hecho de que no había llegado a responder diciendo su nombre, algo que si bien le habría gustado saber a Damien, no le darían el gusto, no aún al menos. — ¿Estás bien, lindura? Se te subió la bilirrubina. —musitó enarcando una ceja.
— Parece que seré el único en decir su nombre de momento... Pero tranquila, puedo esperar. —fue lo único que dijo, dirigiéndose a la silla restante, sentándose en esta y viendo atentamente aquel mapa que la contraria había desplegado sobre la superficie del escritorio, dejando de lado completamente las pizzas que empezaban a enfriarse con rapidez. Ya hasta se le cruzaba por la mente que tal vez había comprado demasiadas como para terminarlas él solo en tan poco tiempo, si hubiera tenido al menos una media hora más a solas, seguramente habría culminado con cada caja como todo un campeón; escuchó atentamente la explicación de la morena, sonriendo de medio labio y cruzándose de brazos, asintiendo de vez en cuando dándole la razón a lo que decía ya que si bien podría ser un bufón muchas veces, cuando tenía que ponerse serio era capaz de hacerlo en un santiamén, removiéndose de una actitud a otra al instante. A juzgar por lo que llegaba a entender de la fémina, parecía buen plan, y se lo hizo saber afirmando con la cabeza. — Cualquiera de las dos ideas me parece bien, preciosa... pero creo yo que lo mejor será utilizar mi falta de disimulo a nuestra ventaja... —comentaba poniéndose las manos en la nuca y reclinándose en la silla cómodamente.
— Tú puedes utilizar tus encantos de mujer para llevar a nuestro "sujeto X" al exterior del lugar, yo me encargaré de hacer el trabajo sucio afuera —murmuraba mirando de lado su gran espadón—. Alguien tiene que hacerlo, pero... ¿con qué? Mis armas son todo menos pequeñas. —agregó a la charla, llegando a rascarse suavemente una mejilla y suspirando pesadamente. La notaba tan rara que hasta se le hacía preocupante le hecho de que estuviese teniendo ese tipo de actitudes tan extrañas, como si estuviera enferma u afiebrada. Enarcó levemente una cerca y se acercó a su ser pero solamente inclinando su cuerpo por encima del escritorio hasta que llegó a estar su rostro cercano al ajeno. Sentía su respiración agitada, e inclusive su rostro acalorado, ¿estaba mal?
Sospechaba que era por su culpa, por esa extraña cercanía, e inclusive cuando recitó su nombre en voz baja en medio de un titubeo se le hizo más que evidente que se trataba de algo que él había causado. Depositó un gentil... casi que dulce beso en la frente de la contraria, para luego susurrar contra su oreja izquierda tan suavemente que parecería más bien una caricia hacia su piel. — Si te portas bien, me encargaré de que recibas una buena sorpresa al final de todo esto... Mientras tanto, intenta mantener la cordura, por favor... —le pedía. Aquel "por favor" llegaba a sonar sincero... y es que lo era, no pretendía joder a alguien que le recordaba a la única persona que había llegado a apreciar en el orfanato.
— Parece que seré el único en decir su nombre de momento... Pero tranquila, puedo esperar. —fue lo único que dijo, dirigiéndose a la silla restante, sentándose en esta y viendo atentamente aquel mapa que la contraria había desplegado sobre la superficie del escritorio, dejando de lado completamente las pizzas que empezaban a enfriarse con rapidez. Ya hasta se le cruzaba por la mente que tal vez había comprado demasiadas como para terminarlas él solo en tan poco tiempo, si hubiera tenido al menos una media hora más a solas, seguramente habría culminado con cada caja como todo un campeón; escuchó atentamente la explicación de la morena, sonriendo de medio labio y cruzándose de brazos, asintiendo de vez en cuando dándole la razón a lo que decía ya que si bien podría ser un bufón muchas veces, cuando tenía que ponerse serio era capaz de hacerlo en un santiamén, removiéndose de una actitud a otra al instante. A juzgar por lo que llegaba a entender de la fémina, parecía buen plan, y se lo hizo saber afirmando con la cabeza. — Cualquiera de las dos ideas me parece bien, preciosa... pero creo yo que lo mejor será utilizar mi falta de disimulo a nuestra ventaja... —comentaba poniéndose las manos en la nuca y reclinándose en la silla cómodamente.
— Tú puedes utilizar tus encantos de mujer para llevar a nuestro "sujeto X" al exterior del lugar, yo me encargaré de hacer el trabajo sucio afuera —murmuraba mirando de lado su gran espadón—. Alguien tiene que hacerlo, pero... ¿con qué? Mis armas son todo menos pequeñas. —agregó a la charla, llegando a rascarse suavemente una mejilla y suspirando pesadamente. La notaba tan rara que hasta se le hacía preocupante le hecho de que estuviese teniendo ese tipo de actitudes tan extrañas, como si estuviera enferma u afiebrada. Enarcó levemente una cerca y se acercó a su ser pero solamente inclinando su cuerpo por encima del escritorio hasta que llegó a estar su rostro cercano al ajeno. Sentía su respiración agitada, e inclusive su rostro acalorado, ¿estaba mal?
Sospechaba que era por su culpa, por esa extraña cercanía, e inclusive cuando recitó su nombre en voz baja en medio de un titubeo se le hizo más que evidente que se trataba de algo que él había causado. Depositó un gentil... casi que dulce beso en la frente de la contraria, para luego susurrar contra su oreja izquierda tan suavemente que parecería más bien una caricia hacia su piel. — Si te portas bien, me encargaré de que recibas una buena sorpresa al final de todo esto... Mientras tanto, intenta mantener la cordura, por favor... —le pedía. Aquel "por favor" llegaba a sonar sincero... y es que lo era, no pretendía joder a alguien que le recordaba a la única persona que había llegado a apreciar en el orfanato.
Damien C. Bloodworth
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Creado por Aeryn S. Skywrath Miér Dic 16, 2015 3:17 pm
Calló de golpe ante la pregunta de él quedando totalmente seria. No levantó su rostro, era más que obvio no estaba para nada bien. - Estoy bien… Concéntrate... - Lo último que necesitaba era que ese imbécil viniera a preguntarle el cómo se encontraba, y no, no lo haría, no diría su nombre, no quería hacerlo y aunque su instinto le decía que él sabía quién era ella en su mente seguía buscando entre sus pensamientos y recuerdos. Había borrado tantas cosas de su mente por el mero hecho de buscar paz que quizá en su anhelo de comenzar de cero había olvidado algo importante… O a alguien a quien juró jamás hacerlo.
Tenía hambre y el aroma de la pizza le llamaba… No aguantó mucho antes de extender su mano tomando un trozo antes de que él retirara las cajas de su lado. Al menos aquel hombre le daba la razón y la escuchaba, tenía un punto a favor y por mucho a ella le agradó ese pequeño “detalle” - ¿Qué no sabes utilizar otra cosa que no fuese tu… espada? - Cuestionó arqueando una ceja mordiendo el trozo de piza con sumo cuidado de no manchar su vestido ni correr su maquillaje. - Y deja de llamarme “preciosa”. No me gusta. - Dijo altanera tras cerrar sus párpados y levantar su rostro, así evitaba verle y disfrutaba del último trozo de su pizza. Al menos ambos tenían noción de qué hacer y teniendo el mismo plan en mente sería más fácil ponerse de acuerdo, sin embargo pese a actuar más frívola el rubor de sus mejillas la delataba por mucho.
Un silencio algo extraño se hizo presente y tras tragar lo que tenía en la boca abrió lentamente sus párpados sólo para encontrarse con la cercanía ajena. Volvió a tensarse y el nerviosismo recorrió su cuerpo erizando su piel. Abrió un poco sus labios lista para reclamar aquellas actitudes tan liberales del contrario pero… Aquel beso volvió a callarla. Se le enterneció la mirada, su respiración se volvió más tranquila y el tiempo se detuvo y todo tomó sentido… Como si de un flechazo al corazón tratara todo volvió a su mente en un instante… el susurro en su oído era tan familiar y la cercanía ajena era tan… - Basta. - Musitó en un dulce susurro llevando sus manos a los hombros ajenos, sus manos temblaban y la fuerza para tratar de alejaro era nula. - Damien, detente… - Suplicó, su voz se entrecortó y con sumo cuidado se puso de pie. No iba a caer, no a sus impulsos. Tomó el mapa y la foto del individuo. - Déjalo así ¿Quieres? Puedo hacerlo sola, no pienso portarme bien para ganarme una tonta sorpresa que jamás llegará. Estoy cuerda, estoy perfecta, de hecho estoy mejor que nunca. - Decía aquello con una enorme sonrisa tras extender sus brazos. - Soy una mujer fuerte e independiente, no necesito de alguien como tú para sentirme segura. No quiero volver a sentirme dependiente de alguien ¿Entiendes? Jamás volveré a sentir que te necesito. - Dijo con cierta rabia antes de girarse y tomar su bolso, doblando el mapa y guardándolo, se apresuró y tomó el pomo de la puerta para abrirla y disponerse a salir de ahí mas no lo hizo.
Guardó silencio unos segundos y pegó su frente a la puerta, todo había pasado tan rápido que no había tiempo de asimilar las cosas. - Las órdenes son órdenes… - Murmuró bajo. - Terminando todo esto no quiero volverte a ver en mi vida. - masculló bajo ladeando un poco su rostro para verle por sobre su hombro con el rabillo de su ojo. - Apúrate.. Se nos hace tarde… Ya encontraremos la manera de matarlo sin llamar la atención. - Agregó aunque con todo lo que había dicho seguro ella misma ya se había delatado y muy a su pesar ya tenía una idea de quién era él…
Tenía hambre y el aroma de la pizza le llamaba… No aguantó mucho antes de extender su mano tomando un trozo antes de que él retirara las cajas de su lado. Al menos aquel hombre le daba la razón y la escuchaba, tenía un punto a favor y por mucho a ella le agradó ese pequeño “detalle” - ¿Qué no sabes utilizar otra cosa que no fuese tu… espada? - Cuestionó arqueando una ceja mordiendo el trozo de piza con sumo cuidado de no manchar su vestido ni correr su maquillaje. - Y deja de llamarme “preciosa”. No me gusta. - Dijo altanera tras cerrar sus párpados y levantar su rostro, así evitaba verle y disfrutaba del último trozo de su pizza. Al menos ambos tenían noción de qué hacer y teniendo el mismo plan en mente sería más fácil ponerse de acuerdo, sin embargo pese a actuar más frívola el rubor de sus mejillas la delataba por mucho.
Un silencio algo extraño se hizo presente y tras tragar lo que tenía en la boca abrió lentamente sus párpados sólo para encontrarse con la cercanía ajena. Volvió a tensarse y el nerviosismo recorrió su cuerpo erizando su piel. Abrió un poco sus labios lista para reclamar aquellas actitudes tan liberales del contrario pero… Aquel beso volvió a callarla. Se le enterneció la mirada, su respiración se volvió más tranquila y el tiempo se detuvo y todo tomó sentido… Como si de un flechazo al corazón tratara todo volvió a su mente en un instante… el susurro en su oído era tan familiar y la cercanía ajena era tan… - Basta. - Musitó en un dulce susurro llevando sus manos a los hombros ajenos, sus manos temblaban y la fuerza para tratar de alejaro era nula. - Damien, detente… - Suplicó, su voz se entrecortó y con sumo cuidado se puso de pie. No iba a caer, no a sus impulsos. Tomó el mapa y la foto del individuo. - Déjalo así ¿Quieres? Puedo hacerlo sola, no pienso portarme bien para ganarme una tonta sorpresa que jamás llegará. Estoy cuerda, estoy perfecta, de hecho estoy mejor que nunca. - Decía aquello con una enorme sonrisa tras extender sus brazos. - Soy una mujer fuerte e independiente, no necesito de alguien como tú para sentirme segura. No quiero volver a sentirme dependiente de alguien ¿Entiendes? Jamás volveré a sentir que te necesito. - Dijo con cierta rabia antes de girarse y tomar su bolso, doblando el mapa y guardándolo, se apresuró y tomó el pomo de la puerta para abrirla y disponerse a salir de ahí mas no lo hizo.
Guardó silencio unos segundos y pegó su frente a la puerta, todo había pasado tan rápido que no había tiempo de asimilar las cosas. - Las órdenes son órdenes… - Murmuró bajo. - Terminando todo esto no quiero volverte a ver en mi vida. - masculló bajo ladeando un poco su rostro para verle por sobre su hombro con el rabillo de su ojo. - Apúrate.. Se nos hace tarde… Ya encontraremos la manera de matarlo sin llamar la atención. - Agregó aunque con todo lo que había dicho seguro ella misma ya se había delatado y muy a su pesar ya tenía una idea de quién era él…
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