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Creado por Shiroyuki Ryohei Miér Mar 09, 2016 10:52 pm
El joven caminó por los pasillos de aquella vieja y polvorienta base. Su paso era firme y el sonido rítmico de sus pisadas, casi como el de un metrónomo, resonó por los silenciosos pasillos a medida que todos se hacían a un lado para dejarlo pasar. Algunos cuchicheaban de forma nada discreta sobre el recién llegado, otros parecían genuinamente sorprendidos por su presencia en aquel lugar, pero la inmensa mayoría sino es que todos albergaban un aire bastante palpable de hostilidad en contra del sujeto de pelo castaño y ojos tan azules como el cielo de primavera.
Él podía percatarse de eso, pero no le interesaba en lo más mínimo. Estaba acostumbrado a aquella sensación desde que era niño y había aprendido a disiparla justificándola como simple envidia. Y no era para menos, al ser el hijo de uno de los aristócratas más prominentes de la línea que dividía el mundo, no era de extrañarse que, incluso en un basurero como aquel, hasta los más bajos de los bajos hubieran escuchado alguna vez el nombre de Shiroyuki Ryohei.
Ryo, como le gustaba que le llamaran, era toda una celebridad. A muchos no les cabía en la cabeza como alguien siendo el hijo de tan prominente hombre de negocios habría tomado la insana decisión de unirse a las fuerzas de la marina, y peor aún como un soldado raso. Seguramente con todo el nivel de influencia que poseía habría podido mover algunos hilos para hacerse con un puesto en las altas esferas; sin embargo ese no era el caso. Pocos, o quizás nadie, sabían que el estar ahí había sido decisión propia del joven, quien deseaba destacar por méritos propios, como lo había hecho siempre, y no por algo tan superfluo como el linaje o los contactos.
Con eso en mente el chico recorrió el largo pasillo que conectaba el cuartel con la oficina central y tras cruzar una serie de puertas y cubículos finalmente llegó hasta una pequeña recepción donde una joven secretaria, probablemente aun una aprendiz, tecleaba nerviosamente una vieja máquina de escribir.
-Estoy aquí para hablar con el hombre a cargo. –Expresó el chico.
La muchacha pareció sobresaltarse al oír su voz, quizás no se había percatado de su presencia hasta ese momento, o quizás era que la distancia entre Ryo y ella era demasiado pequeña como para sentirse cómoda. El marine había apoyado con fuerza ambas manos sobre el pequeño escritorio y había reclinado su cuerpo hacia enfrente de forma que parecía que pretendía saludar de beso a la chica.
-Eh…el…el capitán está ocupado en estos momentos. –Dijo la chica, sonrojada y con voz temblorosa. –No estará libre el resto del día.
-Creo que no fui lo suficientemente claro. –Dijo Ryo retirándose un poco, como un gesto condescendiente hacia la chica. –El único propósito por el que estoy aquí es para discutir unos cuantos asuntos con el capitán. Si no pudiera verlo me sentiría muy decepcionado. ¿Sabes lo que pasa cuando me siento decepcionado…? -hizo una pausa para leer el nombre apenas visible de la placa que la chica llevaba en su uniforme. -¿Marie?
Marie negó con la cabeza. Ryo contestó levantando súbitamente los brazos.
-Resulta que entonces me dedico a fastidiar a un montón de personas, entre las cuales seguramente estará cierto capitán quien sinceramente espero no vuelque su ira potenciada por algunos cuantos tragos de vodka sobre su linda pero inexperta asistente que posee una prometedora carrera. ¿No crees que sería mejor evitar que me sienta decepcionado?
La chica, que no era tonta, inspeccionó a Ryo de cabo a rabo. Desde su impecable uniforme hasta su postura denotaban que era un hombre cuya altanería estaba completamente respaldada. Sin duda era mejor no meterse con alguien así, pero tampoco podía desobedecer a su capitán.
-Eh…espere aquí por favor…veré que puedo hacer. –Anunció ella, antes de salir corriendo hacia la oficina del capitán.
Ryo sonrió al ver como nuevamente todo salía de acuerdo a su plan.
Él podía percatarse de eso, pero no le interesaba en lo más mínimo. Estaba acostumbrado a aquella sensación desde que era niño y había aprendido a disiparla justificándola como simple envidia. Y no era para menos, al ser el hijo de uno de los aristócratas más prominentes de la línea que dividía el mundo, no era de extrañarse que, incluso en un basurero como aquel, hasta los más bajos de los bajos hubieran escuchado alguna vez el nombre de Shiroyuki Ryohei.
Ryo, como le gustaba que le llamaran, era toda una celebridad. A muchos no les cabía en la cabeza como alguien siendo el hijo de tan prominente hombre de negocios habría tomado la insana decisión de unirse a las fuerzas de la marina, y peor aún como un soldado raso. Seguramente con todo el nivel de influencia que poseía habría podido mover algunos hilos para hacerse con un puesto en las altas esferas; sin embargo ese no era el caso. Pocos, o quizás nadie, sabían que el estar ahí había sido decisión propia del joven, quien deseaba destacar por méritos propios, como lo había hecho siempre, y no por algo tan superfluo como el linaje o los contactos.
Con eso en mente el chico recorrió el largo pasillo que conectaba el cuartel con la oficina central y tras cruzar una serie de puertas y cubículos finalmente llegó hasta una pequeña recepción donde una joven secretaria, probablemente aun una aprendiz, tecleaba nerviosamente una vieja máquina de escribir.
-Estoy aquí para hablar con el hombre a cargo. –Expresó el chico.
La muchacha pareció sobresaltarse al oír su voz, quizás no se había percatado de su presencia hasta ese momento, o quizás era que la distancia entre Ryo y ella era demasiado pequeña como para sentirse cómoda. El marine había apoyado con fuerza ambas manos sobre el pequeño escritorio y había reclinado su cuerpo hacia enfrente de forma que parecía que pretendía saludar de beso a la chica.
-Eh…el…el capitán está ocupado en estos momentos. –Dijo la chica, sonrojada y con voz temblorosa. –No estará libre el resto del día.
-Creo que no fui lo suficientemente claro. –Dijo Ryo retirándose un poco, como un gesto condescendiente hacia la chica. –El único propósito por el que estoy aquí es para discutir unos cuantos asuntos con el capitán. Si no pudiera verlo me sentiría muy decepcionado. ¿Sabes lo que pasa cuando me siento decepcionado…? -hizo una pausa para leer el nombre apenas visible de la placa que la chica llevaba en su uniforme. -¿Marie?
Marie negó con la cabeza. Ryo contestó levantando súbitamente los brazos.
-Resulta que entonces me dedico a fastidiar a un montón de personas, entre las cuales seguramente estará cierto capitán quien sinceramente espero no vuelque su ira potenciada por algunos cuantos tragos de vodka sobre su linda pero inexperta asistente que posee una prometedora carrera. ¿No crees que sería mejor evitar que me sienta decepcionado?
La chica, que no era tonta, inspeccionó a Ryo de cabo a rabo. Desde su impecable uniforme hasta su postura denotaban que era un hombre cuya altanería estaba completamente respaldada. Sin duda era mejor no meterse con alguien así, pero tampoco podía desobedecer a su capitán.
-Eh…espere aquí por favor…veré que puedo hacer. –Anunció ella, antes de salir corriendo hacia la oficina del capitán.
Ryo sonrió al ver como nuevamente todo salía de acuerdo a su plan.
Shiroyuki Ryohei
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Creado por Marcus Graham Sáb Mar 12, 2016 4:53 am
Habían pasado ya muchos días desde que había estado ahí, un viaje terriblemente largo, pero los buques de la marina funcionaban muy bien para ir de un lado a otro, según como se deseara, eso era impresionante, pero no lo notaba mucho a decir verdad, pasaba la mayor parte atado en la cocina, por lo demás, nada, en la habitación descansando, y ese era mi trajín, cocina y camarote, nada extraño a decir verdad. Hacía dos días que habíamos llegado a la base de la marina en Shell Town, y al parecer no zarpaba de nueva cuenta porque habrían nuevas indicaciones para mi, pero el capitán de la fortaleza había estado tan ocupado que no me había entregado aun cualquier tipo de informe u orden.
Aquello no me molestaba en lo absoluto, y aquel día iba a probar suerte de nuevo, andaba con mis manos dentro de mis bolsillos, y al andar, pude notar lo inevitable, muchos compañeros evitaban quedar en mi camino ¿Porqué? Bueno, si lo sabía, cuando alguien hacía algo que me molestara, rompía lo que fuera que tuviese a la mano y buscaba sacarle cualquier cosa necesaria, la verdad o disculpas a puros golpes, por eso me evitaban al andar por el pasillo. No es que me importara demasiado, pero es que ¿no se daban cuenta? En algún momento podríamos ser compañeros.
En fin, no pasaba nada con todo aquello, por lo que llegué a donde quería llegar, abrí la puerta y cuando estaba ingresando al salón pude escuchar aquello que sucedía, un pelo castaño oscuro estaba delante de la secretaria, parecía estar de forma amenazante, hasta que alzó la voz y quiso dar a entender una amenaza, me molesté y apreté la madera de la puerta con mi zurda, una vez ella se puso de pie dejé en donde estaban mis dedos una marca de presión, estaba comenzando a molestarme, así que me acerqué a aquel castaño.
Le toqué el hombro -Vaya... pareces ocupado, pero sabes... deberías acostumbrarte, los superiores no deben interrumpir sus cosas por un cabo... y la señorita tampoco.- la presión en mi mano es fuerte, fácilmente podrá sentirlo aquel muchacho, pues, no iba a dejarle salirse así por así, estaba molesto, y depende de los sucesos, lo arrojaría fuera del edificio, esas eran mis ideas desde que lo había escuchado hablar con la secretaria, más que nada inspirado en sus chantajes... iba a patearlo, pero dependía de lo que fuera a decir en momentos como este.
Aquello no me molestaba en lo absoluto, y aquel día iba a probar suerte de nuevo, andaba con mis manos dentro de mis bolsillos, y al andar, pude notar lo inevitable, muchos compañeros evitaban quedar en mi camino ¿Porqué? Bueno, si lo sabía, cuando alguien hacía algo que me molestara, rompía lo que fuera que tuviese a la mano y buscaba sacarle cualquier cosa necesaria, la verdad o disculpas a puros golpes, por eso me evitaban al andar por el pasillo. No es que me importara demasiado, pero es que ¿no se daban cuenta? En algún momento podríamos ser compañeros.
En fin, no pasaba nada con todo aquello, por lo que llegué a donde quería llegar, abrí la puerta y cuando estaba ingresando al salón pude escuchar aquello que sucedía, un pelo castaño oscuro estaba delante de la secretaria, parecía estar de forma amenazante, hasta que alzó la voz y quiso dar a entender una amenaza, me molesté y apreté la madera de la puerta con mi zurda, una vez ella se puso de pie dejé en donde estaban mis dedos una marca de presión, estaba comenzando a molestarme, así que me acerqué a aquel castaño.
Le toqué el hombro -Vaya... pareces ocupado, pero sabes... deberías acostumbrarte, los superiores no deben interrumpir sus cosas por un cabo... y la señorita tampoco.- la presión en mi mano es fuerte, fácilmente podrá sentirlo aquel muchacho, pues, no iba a dejarle salirse así por así, estaba molesto, y depende de los sucesos, lo arrojaría fuera del edificio, esas eran mis ideas desde que lo había escuchado hablar con la secretaria, más que nada inspirado en sus chantajes... iba a patearlo, pero dependía de lo que fuera a decir en momentos como este.
Marcus Graham
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Creado por Raymund Dom Mar 13, 2016 3:56 pm
Probablemente la tensión que había en aquella oficina se podría cortar con un cuchillo, después de todo, la pobre secretaria se había puesto bastante tensa por la actitud del hijo de la aristocracia y había llegado el buen caballero blanco a intentar aliviar un poco la situación, aunque a decir verdad cualquiera supondría que esa actitud en frente de Ryo solo estaría empeorando todo. Bien podría verse, si fuera una tira animada, dos pequeños rayos salir de los ojos de ambos reclutas y chocar en medio de ambos…. Pero por lo menos seria seguro afirmar que ambos se fulminarían con la mirada.
-¡Pero le digo que si estuve ahí! – se escuchó una chillona voz en el escritorio de la esquina de aquella oficina, donde una segunda secretaria parecía estar sola. Sin embargo, la misma chica, aparentemente incomoda, veía algo en su escritorio mientras una gota caía por el lateral de su rostro - Cada que pasan lista no me escuchan... pero juro que estaba ahí – soltó el propietario de aquella voz.
Si los jóvenes bajaban la vista a donde miraba la chica verían la criatura más inimaginable que sus mentes probablemente pudieran tener: Un tontatta. Que, arrodillado sobre el escritorio había puesto sus manos sobre el mismo y un aura negra estaba flotando sobre él.
-L-lo siento Raymund pero… no puedo hacer nada… - se disculpó la chica con el pequeño marine.
-Es la tercera vez este mes – soltó alzando la cabeza el pequeño peliblanco y subiendo el moco que había salido de su nariz a la vez que dos pequeñas cascadas se habían formado desde sus ojos a forma de lágrimas - ¿Por qué no puedo cobrar mi paga? – se lamentó el pequeño….
La historia no era muy complicada, de hecho, seguramente los dos reclutas que habrían sido interrumpidos por aquello entenderían cual era el evidente problema. El minúsculo tamaño del marine sencillamente hacia que fuera difícil que le prestaran atención en el pase de lista cuando estaba de servicio, en consecuencia, le ponían una falta laboral y era, como había dicho, la tercera vez en el mes (dado que era la tercera semana del mismo) y era notorio… que el tontatta sufría por ello.
-¡Pero le digo que si estuve ahí! – se escuchó una chillona voz en el escritorio de la esquina de aquella oficina, donde una segunda secretaria parecía estar sola. Sin embargo, la misma chica, aparentemente incomoda, veía algo en su escritorio mientras una gota caía por el lateral de su rostro - Cada que pasan lista no me escuchan... pero juro que estaba ahí – soltó el propietario de aquella voz.
Si los jóvenes bajaban la vista a donde miraba la chica verían la criatura más inimaginable que sus mentes probablemente pudieran tener: Un tontatta. Que, arrodillado sobre el escritorio había puesto sus manos sobre el mismo y un aura negra estaba flotando sobre él.
-L-lo siento Raymund pero… no puedo hacer nada… - se disculpó la chica con el pequeño marine.
-Es la tercera vez este mes – soltó alzando la cabeza el pequeño peliblanco y subiendo el moco que había salido de su nariz a la vez que dos pequeñas cascadas se habían formado desde sus ojos a forma de lágrimas - ¿Por qué no puedo cobrar mi paga? – se lamentó el pequeño….
La historia no era muy complicada, de hecho, seguramente los dos reclutas que habrían sido interrumpidos por aquello entenderían cual era el evidente problema. El minúsculo tamaño del marine sencillamente hacia que fuera difícil que le prestaran atención en el pase de lista cuando estaba de servicio, en consecuencia, le ponían una falta laboral y era, como había dicho, la tercera vez en el mes (dado que era la tercera semana del mismo) y era notorio… que el tontatta sufría por ello.
Raymund
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Creado por Shiroyuki Ryohei Vie Mar 18, 2016 10:09 am
Ryo observó al sujeto que había aparecido de la nada y que se había acercado a él tan poco educadamente. Lo que era más, aun había osado ponerle la mano encima. Su agarre era fuerte, demasiado para Ryo quien tuvo que disimular lo incomodo que se sentía al estar en esa situación.
-¿Sabes cuál es la diferencia entre mi desayuno y tu opinión? –Preguntó Ryo mirándolo fijamente con sus ojos azules. Parecía un recluta igual que él, de la clase típica de fantoche que utilizaría gafas de sol en pleno día. –Que en realidad solo pedí el primero.
Con la maestría de un pistolero veterano Ryo alcanzó su berreta a una velocidad de vértigo. Utilizando su mano libre apuntó el arma, de forma poco ortodoxa, detrás de su espalda dejando el borde del cañón a escasos centímetros del abdomen del rubio.
-No necesito consejos de modales de una persona que se entromete en los asuntos de otros sin ningún motivo, así que ahórrate la doble moral ¿quieres? Además no le estoy exigiendo nada que esté fuera de sus obligaciones. Lo que es más, él es el que me ha convocado aquí y encima ese desgraciado me hace perder el tiempo. Así que te lo diré solo una vez: quítame la mano de encima. La próxima vez no lo pediré amablemente. –Añadió Ryo.
En medio de aquella discusión se pudo escuchar el lamento de una persona más; sin embargo, por más que Ryo trató de identificar la fuente del sonido no pudo encontrar a nadie más que a ellos dos y de una segunda recepcionista quien había ingresado, presuntamente para suplir la ausencia de su compañera. Esta parecía estar platicando con alguien más.
Fue entonces que Ryo bajó la mirada y vio al pequeño…bueno, en realidad no sabía que diantres era esa cosa pero parecía un humano pequeñito, con uniforme de marine y todo. Parecía estar consternado por algo, ya que lloraba y moqueaba de una forma que a Ryo no solo le pareció desagradable, sino repulsiva.
-¿Puedes guardar silencio? –Exigió Ryo. –Estamos en medio de algo aquí y tu incesante lloriqueo me está poniendo de nervios. Si lo que quieres es dinero te daré 3,000 berries si te cayas en este instante.
Entonces Ryo esperó la contestación del simpático hombrecito. Esperaba que dejaran de molestarlo y que pudiera comenzar con lo que había venido a hacer. Para Ryo aquel cuartel y las desagradables experiencias que había tenido desde su primer día en aquella isla olvidada de Dios, no eran más que el inicio de su plan para hacerse con la cúspide del poder y la influencia. Pero al ver la clase de personas que le rodeaban no podía evitar preguntarse si estaba en el lugar correcto.
“Dejan entrar a cualquiera estos días”. –Pensó Ryo mientras comparaba al pequeño peliblanco y al fantoche de las gafas, y se preguntaba cuanto más tardaría aquel vejete.
-¿Sabes cuál es la diferencia entre mi desayuno y tu opinión? –Preguntó Ryo mirándolo fijamente con sus ojos azules. Parecía un recluta igual que él, de la clase típica de fantoche que utilizaría gafas de sol en pleno día. –Que en realidad solo pedí el primero.
Con la maestría de un pistolero veterano Ryo alcanzó su berreta a una velocidad de vértigo. Utilizando su mano libre apuntó el arma, de forma poco ortodoxa, detrás de su espalda dejando el borde del cañón a escasos centímetros del abdomen del rubio.
-No necesito consejos de modales de una persona que se entromete en los asuntos de otros sin ningún motivo, así que ahórrate la doble moral ¿quieres? Además no le estoy exigiendo nada que esté fuera de sus obligaciones. Lo que es más, él es el que me ha convocado aquí y encima ese desgraciado me hace perder el tiempo. Así que te lo diré solo una vez: quítame la mano de encima. La próxima vez no lo pediré amablemente. –Añadió Ryo.
En medio de aquella discusión se pudo escuchar el lamento de una persona más; sin embargo, por más que Ryo trató de identificar la fuente del sonido no pudo encontrar a nadie más que a ellos dos y de una segunda recepcionista quien había ingresado, presuntamente para suplir la ausencia de su compañera. Esta parecía estar platicando con alguien más.
Fue entonces que Ryo bajó la mirada y vio al pequeño…bueno, en realidad no sabía que diantres era esa cosa pero parecía un humano pequeñito, con uniforme de marine y todo. Parecía estar consternado por algo, ya que lloraba y moqueaba de una forma que a Ryo no solo le pareció desagradable, sino repulsiva.
-¿Puedes guardar silencio? –Exigió Ryo. –Estamos en medio de algo aquí y tu incesante lloriqueo me está poniendo de nervios. Si lo que quieres es dinero te daré 3,000 berries si te cayas en este instante.
Entonces Ryo esperó la contestación del simpático hombrecito. Esperaba que dejaran de molestarlo y que pudiera comenzar con lo que había venido a hacer. Para Ryo aquel cuartel y las desagradables experiencias que había tenido desde su primer día en aquella isla olvidada de Dios, no eran más que el inicio de su plan para hacerse con la cúspide del poder y la influencia. Pero al ver la clase de personas que le rodeaban no podía evitar preguntarse si estaba en el lugar correcto.
“Dejan entrar a cualquiera estos días”. –Pensó Ryo mientras comparaba al pequeño peliblanco y al fantoche de las gafas, y se preguntaba cuanto más tardaría aquel vejete.
Shiroyuki Ryohei
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Creado por Marcus Graham Miér Mar 23, 2016 3:03 pm
Sostuve el brazo de aquel sujeto que, a mi parecer, era una molestia total, en fin, ese tipo de personas causaban que me enojara mucho, y cuando eso sucedía, a veces pasaban cosas muy malas. Entonces comenzó con alguna clase de chiste inteligente que realmente, no me causó ninguna gracia, a lo que sonreí antes de responder -No tienes de que preocuparte, mi opinión es cortesía de la casa- le aclaré y busqué tranquilizarlo, no tenía que pagar nada por ella, así como mis intenciones de arrojarlo a un bote de basura, sería gratis.
Entonces se movió y pude notar como hacía un movimiento extraño, entonces mi instinto, si, como el de una bestia, pero este era más como por el enojo, enfado, ira, etc., me exigió a mover un poco mi cuerpo, lo cual hice e iba a levantar al castaño delante de mi cuando de pronto una voz irrumpió al tenso ambiente. Miré a un lado y otra de las secretarias se encontraban ahí, por lo tanto solté a quien iba a arrojar, no era necesario que alguien más viera tanta violencia... aunque sólo fuese para arrojarlo al basurero.
Nos acercamos y pudimos notar, a duras penas he de decir, a un pequeño miembro de la marina, y no, no bromeaba con pequeño. Al parecer se quejaba que no le habían pagado, pobre... Entonces este individuo nuevamente salió airoso, bien, entonces estaba aceptando el hecho que lo arrojaría a la basura si continuaba con su espectáculo de niño rico, bien, vamos a jugar entonces -Oye, podemos jugar pero si te quiebras una uña... no vayas a estar lloriqueando- mencioné con una sonrisa mientras acomodaba mis gafas.
Esto se pondría violento, a no ser que algo sucediese, y no, no es que quisiera ignorar al enano, pero vamos, debía tranquilizar mi enojo, y la mejor forma de hacerlo era pateando al niño rico, después de todo, debía tener berrys de sobra como para poder pagarse la reconstrucción del rostro ¿cierto?
Entonces se movió y pude notar como hacía un movimiento extraño, entonces mi instinto, si, como el de una bestia, pero este era más como por el enojo, enfado, ira, etc., me exigió a mover un poco mi cuerpo, lo cual hice e iba a levantar al castaño delante de mi cuando de pronto una voz irrumpió al tenso ambiente. Miré a un lado y otra de las secretarias se encontraban ahí, por lo tanto solté a quien iba a arrojar, no era necesario que alguien más viera tanta violencia... aunque sólo fuese para arrojarlo al basurero.
Nos acercamos y pudimos notar, a duras penas he de decir, a un pequeño miembro de la marina, y no, no bromeaba con pequeño. Al parecer se quejaba que no le habían pagado, pobre... Entonces este individuo nuevamente salió airoso, bien, entonces estaba aceptando el hecho que lo arrojaría a la basura si continuaba con su espectáculo de niño rico, bien, vamos a jugar entonces -Oye, podemos jugar pero si te quiebras una uña... no vayas a estar lloriqueando- mencioné con una sonrisa mientras acomodaba mis gafas.
Esto se pondría violento, a no ser que algo sucediese, y no, no es que quisiera ignorar al enano, pero vamos, debía tranquilizar mi enojo, y la mejor forma de hacerlo era pateando al niño rico, después de todo, debía tener berrys de sobra como para poder pagarse la reconstrucción del rostro ¿cierto?
Marcus Graham
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Creado por Raymund Vie Mar 25, 2016 2:44 pm
Lo afligido que estaba el tontata con la situación no podía describirse de manera sencilla. Después de todo, él estaba en la marina para cumplir su sueño... pero su no le pagaban cuando trabajaba sería muy difícil… además era humillante que siempre lo pasaran por alto en el pase de lista… ¿Qué tenía que hacer para que no lo ignorasen?. Increíble o no… Ray aun no entendía que era su pequeña altura lo que evitaba que los demás lo vieran cuando hablaba y estaba rodeado de otras personas.
-¿Eh? – soltó pasando su pequeño brazo por sus ojos para limpiar las lágrimas. Lo que le había hecho ponerse de pie eran las palabras de aquel castaño ¿3,000 berrys por callarse?. Eso era más de lo que había cobrado el mes pasado… Sin embargo… - ¡me niego! – soltó con tono firme y saludando al susodicho desconocido – un marine recibe su pago por los heroicos actos que hace durante su servicio... no merezco tanto dinero solo por permanecer en silencio…
Lo aparentara o no, Ray tenía su orgullo como marine, y apunto hubiera estado de irse de no haber escuchado aquello dicho por el de las gafas... que por cierto... como molaban.
-¿Van a jugar? – pregunto con un nuevo brillo en los ojos – y-yo puedo acompañarles si no les molesta – dijo alzando su pequeña mano. Y no, no era joda, de verdad se había tomado a literal las palabras que había dicho el rubio, después de todo, no tenía amigos desde que había llegado, de hecho, su cama estaba llena con las cosas que los demás ponían ahí pues habían asumido que no era de nadie. Se dormía entre una maleta con cosas y lo que parecía ser un palo de golf…
-¿Eh? – soltó pasando su pequeño brazo por sus ojos para limpiar las lágrimas. Lo que le había hecho ponerse de pie eran las palabras de aquel castaño ¿3,000 berrys por callarse?. Eso era más de lo que había cobrado el mes pasado… Sin embargo… - ¡me niego! – soltó con tono firme y saludando al susodicho desconocido – un marine recibe su pago por los heroicos actos que hace durante su servicio... no merezco tanto dinero solo por permanecer en silencio…
Lo aparentara o no, Ray tenía su orgullo como marine, y apunto hubiera estado de irse de no haber escuchado aquello dicho por el de las gafas... que por cierto... como molaban.
-¿Van a jugar? – pregunto con un nuevo brillo en los ojos – y-yo puedo acompañarles si no les molesta – dijo alzando su pequeña mano. Y no, no era joda, de verdad se había tomado a literal las palabras que había dicho el rubio, después de todo, no tenía amigos desde que había llegado, de hecho, su cama estaba llena con las cosas que los demás ponían ahí pues habían asumido que no era de nadie. Se dormía entre una maleta con cosas y lo que parecía ser un palo de golf…
Raymund
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Creado por Mr. Narrador Lun Mar 28, 2016 1:59 pm
El grupo de marines presentes eran demasiado dispares, tanto que la única oficinista presente en aquellos momentos tenia ganas de golpearlos por igual a cada uno de ellos pero como tal sabia que carecía de fortalezas para ello por lo que decidió continuar con su labor de mantener a raya las quejas del pequeño marine que no media siquiera lo mismo que un pulgar -Tengo gente con la que continuar trabajando Raymund, si te haces a un lado te lo agradecería- La realidad es que ese día no había mucha gente en aquella sala, prácticamente se encontraban solo aquel trió con las secretarias, pero esta no tenia manera de sacarse de encima al pequeño por lo que tomo una medida rápida levantando el Den Den Mushi para atender una llamada inexistente.
Por su parte el par de marines que no incluían al pequeño ser parecían una pava de agua caliente a punto de explotar y si nadie hacia nada lo mas probable era que se armara una pelea en plena sala -...- Y para ello se encontraba la bella secretaria que se quedo mirando la situación unos segundos con un papel en la mano hasta que finalmente reacciono -El Capitán no puede atenderte en estos momentos, pero me ordeno entregarte estas ordenes tanto a ti como a todo marine presente...- Lo cual por desgracia eran ellos tres y absolutamente nadie mas entre el grupo.
-Sus ordenes son simplemente recuperar a la hija de un comerciante que es presa de un secuestro y resistir lo mas posible a que lleguen refuerzos... En dado caso de asegurar a la niña intentar desmantelar la banda criminal y recuperar el botín robado. El papel contiene una guía para llegar a la zona designada, apresúrense- La secretaria que hablaba dejo escapar una largo y tendido suspiro de tranquilidad al saber que no iba a tener que tratar con ninguno de los tres y que prontamente iban a ser ellos los que se encontraran con problemas.
Por su parte el par de marines que no incluían al pequeño ser parecían una pava de agua caliente a punto de explotar y si nadie hacia nada lo mas probable era que se armara una pelea en plena sala -...- Y para ello se encontraba la bella secretaria que se quedo mirando la situación unos segundos con un papel en la mano hasta que finalmente reacciono -El Capitán no puede atenderte en estos momentos, pero me ordeno entregarte estas ordenes tanto a ti como a todo marine presente...- Lo cual por desgracia eran ellos tres y absolutamente nadie mas entre el grupo.
-Sus ordenes son simplemente recuperar a la hija de un comerciante que es presa de un secuestro y resistir lo mas posible a que lleguen refuerzos... En dado caso de asegurar a la niña intentar desmantelar la banda criminal y recuperar el botín robado. El papel contiene una guía para llegar a la zona designada, apresúrense- La secretaria que hablaba dejo escapar una largo y tendido suspiro de tranquilidad al saber que no iba a tener que tratar con ninguno de los tres y que prontamente iban a ser ellos los que se encontraran con problemas.
- Spoiler:
- Una ronda mas y procederé a crear el tema correspondiente.
Mr. Narrador
Hoja de personaje
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(1/1)
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Creado por Shiroyuki Ryohei Mar Mar 29, 2016 5:57 pm
Al parecer las cosas se estaban poniendo más y más tensas cuando el sujeto de las gafas tomó a Ryo para arrojarlo pero al final se detuvo por la súbita aparición de una secretaria. Incluso el pequeño marine había declinado respetuosamente la oferta de Ryo, diciendo que no le interesaba un dinero que no se ganara por cuenta propia. Si bien aquello era respetable, ya que era una de las filosofías de Ryo, este se negaba a darle el crédito al pequeñín simplemente por lo absurdo de su apariencia.
El tipo de las gafas no se quedó conforme con el desenlace de aquellos eventos y provocó a Ryo a una pelea mientras el pequeño sujeto seguía su alegato con la secretaria. Sin embargo, pese a las muchas ganas que Ryo tenía de pegarle un tiro en la cabeza, el castaño se limitó a suspirar y a levantar los hombros con desdén.
-Créeme que nada me gustaría más que mostrarte tu lugar, pero desafortunadamente no ganaría nada haciéndolo. El principio básico de los negocios es que cualquier cosa que no sea redituable no vale la pena hacerse. No tengo interés en hacer nada más que lo necesario para ascender en esta pequeña escalera en la que nos encontramos. –Dijo Ryo, despreocupado.
Si aquel sujeto insistía Ryo no tendría más opción que dispararle. Después de todo había un par de testigos que podrían decir que fue en defensa propia; sin embargo se mostraba reacio a esa medida porque inevitablemente le acarrearía una mancha en su expediente, la cual le tomaría mucho dinero y muchos favores eliminar.
De pronto la secretaria se dirigió nuevamente a él para informarle que el capitán no lo vería ese día.
-¿Pero qué dices? –Contestó Ryo indignado, conteniendo el impulso de golpear violentamente el escritorio con ambas manos mientras observaba al rubio con el rabillo del ojo. -¡Y encima tengo que hacer su trabajo sucio! Bueno, al menos esto se escucha como algo que me podría interesar.
Ryo tomó el papel de la mano de la muchacha y lo leyó. Después de eso la chica indicó que las instrucciones eran para cualquier marine que estuviera en servicio y pudiera presentarse de forma inmediata a la acción. En cuanto hubo dicho eso, Ryo volteó a ver sin disimulo a los dos que lo acompañaban.
-Debes estar bromeando. –Dijo muy serio.
La chica negó con la cabeza. Al parecer esas eran las órdenes expresas del capitán. Él era conocido por no ser precisamente el tipo que alienta a los llaneros solitarios.
Maldiciendo por lo bajo Ryo se encaminó hacia la puerta y justo antes de cruzar se dirigió a los dos excéntricos marines que le habrían de acompañar.
-Bien. Ya la oyeron. ¿Qué esperan? –Dijo mirándolos por encima del hombro. –Y traten de no morir y arruinar la morir y arruinar la misión o yo mismo me encargaré de revivirlos para poder matarlos con mis propias manos.
El tipo de las gafas no se quedó conforme con el desenlace de aquellos eventos y provocó a Ryo a una pelea mientras el pequeño sujeto seguía su alegato con la secretaria. Sin embargo, pese a las muchas ganas que Ryo tenía de pegarle un tiro en la cabeza, el castaño se limitó a suspirar y a levantar los hombros con desdén.
-Créeme que nada me gustaría más que mostrarte tu lugar, pero desafortunadamente no ganaría nada haciéndolo. El principio básico de los negocios es que cualquier cosa que no sea redituable no vale la pena hacerse. No tengo interés en hacer nada más que lo necesario para ascender en esta pequeña escalera en la que nos encontramos. –Dijo Ryo, despreocupado.
Si aquel sujeto insistía Ryo no tendría más opción que dispararle. Después de todo había un par de testigos que podrían decir que fue en defensa propia; sin embargo se mostraba reacio a esa medida porque inevitablemente le acarrearía una mancha en su expediente, la cual le tomaría mucho dinero y muchos favores eliminar.
De pronto la secretaria se dirigió nuevamente a él para informarle que el capitán no lo vería ese día.
-¿Pero qué dices? –Contestó Ryo indignado, conteniendo el impulso de golpear violentamente el escritorio con ambas manos mientras observaba al rubio con el rabillo del ojo. -¡Y encima tengo que hacer su trabajo sucio! Bueno, al menos esto se escucha como algo que me podría interesar.
Ryo tomó el papel de la mano de la muchacha y lo leyó. Después de eso la chica indicó que las instrucciones eran para cualquier marine que estuviera en servicio y pudiera presentarse de forma inmediata a la acción. En cuanto hubo dicho eso, Ryo volteó a ver sin disimulo a los dos que lo acompañaban.
-Debes estar bromeando. –Dijo muy serio.
La chica negó con la cabeza. Al parecer esas eran las órdenes expresas del capitán. Él era conocido por no ser precisamente el tipo que alienta a los llaneros solitarios.
Maldiciendo por lo bajo Ryo se encaminó hacia la puerta y justo antes de cruzar se dirigió a los dos excéntricos marines que le habrían de acompañar.
-Bien. Ya la oyeron. ¿Qué esperan? –Dijo mirándolos por encima del hombro. –Y traten de no morir y arruinar la morir y arruinar la misión o yo mismo me encargaré de revivirlos para poder matarlos con mis propias manos.
Shiroyuki Ryohei
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Marcus Graham Sáb Abr 02, 2016 3:00 am
Cada vez que el castaño habría su boca, me daba una razón más para golpearlo y arrojarlo al basurero, donde sin duda pertenecía, pero me contenía porque... era simple, odio la violencia, pero habían quienes la necesitaban y la requerían a gritos, el caso del de ropas blancas era uno de ellos. Por otro lado, mis palabras habían sido mal entendidas por parte del enano, quien intuía que era algún tipo de juego clásico o algo así, más no sabía que el juego era simplemente arrojar la basura a su lugar.
En ese momento la secretaria, aparte de haberle pedido al enano que le dejase de molestar por su caso, vaya persona... nos indicó que nos calmásemos usando palabras clave, como mencionar a un superior. Habían ordenes, por lo que dejé al de blanco traje en paz un momento, había algo más importante -¿Ordenes? ¿Qué clase de ordenes?- si, tenía esa duda natural de cualquier ser que existiese en este mundo, ¿qué clase de indicaciones habían para nosotros? Lo más interesante era que habían ordenes escritas.
Explicó de lo que iba a tratar la misión, a pesar de las quejas del castaño, las indicaciones eran, básicamente, para nosotros tres, puesto que no había otro marine en la sala. La misión fue dicha y la cual comprendí, salvar a una chica secuestrada y devolver el botín que aquellos malandrines habían obtenido -Entiendo... vamos pequeño- mencioné al enano y llevé mi mano derecha al escritorio para que este subiese ahí y llevarlo hasta mi hombro derecho, ahí sería más fácil saber su ubicación, y sería menos peligroso que pudiésemos aplastarlo.
Tras ver al de ropajes blancos tomar el papel y nuevamente hablar, diciendo cosas sin sentido, sonaba estúpido... demasiado, pero no importaba -Bien... ¿A qué isla debemos ir? ¿Nos darán algún buque?- si, debía sacar mis dudas, después de todo, él era quien tenía la página, quién tenía la información, así que su deber era decir que es lo que había en la hoja de papel para poder hacer la misión como debíamos hacerla... ¿¡Porqué rayos no dice nada inteligente!?
En ese momento la secretaria, aparte de haberle pedido al enano que le dejase de molestar por su caso, vaya persona... nos indicó que nos calmásemos usando palabras clave, como mencionar a un superior. Habían ordenes, por lo que dejé al de blanco traje en paz un momento, había algo más importante -¿Ordenes? ¿Qué clase de ordenes?- si, tenía esa duda natural de cualquier ser que existiese en este mundo, ¿qué clase de indicaciones habían para nosotros? Lo más interesante era que habían ordenes escritas.
Explicó de lo que iba a tratar la misión, a pesar de las quejas del castaño, las indicaciones eran, básicamente, para nosotros tres, puesto que no había otro marine en la sala. La misión fue dicha y la cual comprendí, salvar a una chica secuestrada y devolver el botín que aquellos malandrines habían obtenido -Entiendo... vamos pequeño- mencioné al enano y llevé mi mano derecha al escritorio para que este subiese ahí y llevarlo hasta mi hombro derecho, ahí sería más fácil saber su ubicación, y sería menos peligroso que pudiésemos aplastarlo.
Tras ver al de ropajes blancos tomar el papel y nuevamente hablar, diciendo cosas sin sentido, sonaba estúpido... demasiado, pero no importaba -Bien... ¿A qué isla debemos ir? ¿Nos darán algún buque?- si, debía sacar mis dudas, después de todo, él era quien tenía la página, quién tenía la información, así que su deber era decir que es lo que había en la hoja de papel para poder hacer la misión como debíamos hacerla... ¿¡Porqué rayos no dice nada inteligente!?
Marcus Graham
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Mr. Narrador Mar Abr 05, 2016 11:11 am
La secretaria se encogió ligeramente de hombros mientras escuchaba al mismo recluta que antes la había amedrentado, con cierto temor de que el mismo fuera a reaccionar de alguna manera agresiva aunque por suerte pareció comprender la necesidad de que peleara y se dedico a aceptar de manera tosca la misión. Por otro lado simplemente negó con la cabeza cuando este le pregunto si estaba bromeando acerca de llevarse a todo marine cercano -Aunque Raymund se queda, el Capitán quiere hablar contigo- Algo asustada la secretaria miro de reojo a Ryohei esperando alguna reacción agresiva de su parte, a fin de cuentas este no había logrado pasar y otro de sus compañeros, que siquiera quería hablar con el Capitán, se había ganado el derecho de hacerlo; una pequeña ironía de la vida.
-Oh no, para nada, los criminales aun están en la isla- Si, los mismos se encontraban unas calles abajo con uno de los hijos de un importante comerciante de Shelltown. Tenían varios reclamos y pedidos en general que hacer, pero la marina no estaba del todo dispuesta a negociar con ellos por lo que solo quedaba dar un ataque bastante fuerte. A fin de cuentas, ¿Quien lleva tan pocas neuronas como para atacar una isla controlada por la marina?
-Oh no, para nada, los criminales aun están en la isla- Si, los mismos se encontraban unas calles abajo con uno de los hijos de un importante comerciante de Shelltown. Tenían varios reclamos y pedidos en general que hacer, pero la marina no estaba del todo dispuesta a negociar con ellos por lo que solo quedaba dar un ataque bastante fuerte. A fin de cuentas, ¿Quien lleva tan pocas neuronas como para atacar una isla controlada por la marina?
- Spoiler:
- Lo siento Raymund, quedas fuera de la trama, llevo poco mas de una semana esperando que te presentes. A los otros dos, van a recibir su correspondiente tema en breves.
Mr. Narrador
Hoja de personaje
Nivel:
(1/1)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
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