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Creado por Angelo Jaguerjakert Jue Jun 23, 2016 9:43 am
Recuerdo del primer mensaje :
Era un barco de tamaño medio, repleto de objetos para la pesca, además en un lateral estaba puesto con letras azules “Pescador feliz” así que poco más se tenía que añadir. Los piratas subieron al barco que Kronos señaló, pero lejos de ser verdad que este tenía realmente un barco, estaban asaltando el de otras personas. Todos subieron al barco pensando que era propiedad de Kronos, que tenía un plan de escape, pero no, una vez subidos ya no quedaba de otra. Regresando a los ojos de Angelo, el peculiar pirata de albino cabello se introdujo en la cabina de mando, zona en la que estaba el timón. Lo que se encontró fue un hombre medio dormido, apoyando su cuerpo entre los dos asientos grandes que por supuesto debería tener cómodo al personal más importante, el que lleva el barco y guía el rumbo. Se le acercó, escupiendo su aliento en la oreja mientras sonreía. Su mano diestra avanzaba hasta colocarse a escasos metros de su boca y la restante sujetaba un cuchillo muy rudimentario que fue colocado justo en la sien del tipo. – Humano… - Susurró. Despertó, levantando la cabeza pero encontrándose con una mano que sujetaba su boca y nariz, ahogándolo. Cuando quería mover aquel cabezón el cuchillo se le clavaba un poco más, así que desistió en eso, aferrándose a la bondad de su aparente asesino, esperando que por un golpe de suerte le soltara.
El aliento salía cada vez más lento, quedaba poco para que muriera y justo antes de que esto sucediera, Angelo le soltó, el hombre respiró con profundidad liberando un aliento de alivio y el cuchillo que sujetaba con la otra mano el artillero le atravesó de un costado a otro. – Quién diría que en un sucio barco de pescadores me encontraría con esta joya. - Comentó, saliendo a cubierta para que todos le pudieran escuchar. En su diestra sujetaba un libro. - Dios del mar, ¿la historia del One Piece? - Suspiró. - Me encanta la gente soñadora, pero esto es más ficción de críos que otra cosa, toparme con él aquí es gracioso, es decir, es un tipo de literatura que se asocia a un tipo concreto de lector. - Siguió caminando hasta sentarse sobre un barril grande. – Al tipo al que se lo pedí prestado era un hombre de unos cincuenta, con aspecto de tipo rudo, poco leído, con una vida emocional muy escuálida probablemente. No le pega este tipo de literatura. - Las palabras de Angelo más que para el resto las estaba diciendo en voz alta para el mismo, pues no le encajaba mucho aquella escena, la de un borracho, gordo y sucio a la par de inculto, leyendo una obra de ficción, quizás la mejor de su generación, una brillante lectura merecedor de mentes originales y extensas o por lo menos de gente soñadora, no de borrachos con poca vida que vivir.
Muy confuso se levantó, cerró el libro que había empezado a leer por la página veinte y caminó de nuevo hacia el interior de la jaula del capitán del barco, allí donde se encontraba el timón y el cadáver. Miró, pensó, rascó su barbilla ojeando todo allí dentro. Para su sorpresa se topó con una bolsa de “Clesy” un hilero de tiendas infantiles, hasta que intentó llevar a cabo una idea. Puso voz de mujer, la verdad, sin sentido aparente y comentó. - El barco acaba de llegar a puerto, ruego a los caballeros que abandonen el navío de inmediato. Repito, ruego a todo ser vivo que salga del barco de inmediato o entraré yo y me comeré a tus padres delante de ti y ... - Su voz iba volviéndose oscura, pasando de una voz medio femenina para dar tranquilidad a la de un demonio, consciente de que en algún lugar de la cabina se escondía un crío, así fue. Antes de terminar de hablar, una puerta debajo del cadáver que conectaba el piso inferior con ese lugar, se abre. Es un niño, confuso y asustado, solo un niño puede tener esperanza en que un mensaje así fuera cierto, de unos diez años al igual que Senna, gordito con el cabello rubio casi dorado.
Aquel barco había empezado a salir del puerto. Angelo salía de nuevo a cubierta con el niño sujetado del cuello y moviéndose como una rata obesa. - Buscando el por qué de esto. - Señaló el libro en su zurda. - Me he terminado encontrando con esto. - Señala al niño sujetado con la diestra. - ¿Lo tiro por la borda? - Sus últimas palabras ni si quiera están centradas en alguien en concreto, pues el artillero se había puesto a ojear el libro mientras hablaba.
El aliento salía cada vez más lento, quedaba poco para que muriera y justo antes de que esto sucediera, Angelo le soltó, el hombre respiró con profundidad liberando un aliento de alivio y el cuchillo que sujetaba con la otra mano el artillero le atravesó de un costado a otro. – Quién diría que en un sucio barco de pescadores me encontraría con esta joya. - Comentó, saliendo a cubierta para que todos le pudieran escuchar. En su diestra sujetaba un libro. - Dios del mar, ¿la historia del One Piece? - Suspiró. - Me encanta la gente soñadora, pero esto es más ficción de críos que otra cosa, toparme con él aquí es gracioso, es decir, es un tipo de literatura que se asocia a un tipo concreto de lector. - Siguió caminando hasta sentarse sobre un barril grande. – Al tipo al que se lo pedí prestado era un hombre de unos cincuenta, con aspecto de tipo rudo, poco leído, con una vida emocional muy escuálida probablemente. No le pega este tipo de literatura. - Las palabras de Angelo más que para el resto las estaba diciendo en voz alta para el mismo, pues no le encajaba mucho aquella escena, la de un borracho, gordo y sucio a la par de inculto, leyendo una obra de ficción, quizás la mejor de su generación, una brillante lectura merecedor de mentes originales y extensas o por lo menos de gente soñadora, no de borrachos con poca vida que vivir.
Muy confuso se levantó, cerró el libro que había empezado a leer por la página veinte y caminó de nuevo hacia el interior de la jaula del capitán del barco, allí donde se encontraba el timón y el cadáver. Miró, pensó, rascó su barbilla ojeando todo allí dentro. Para su sorpresa se topó con una bolsa de “Clesy” un hilero de tiendas infantiles, hasta que intentó llevar a cabo una idea. Puso voz de mujer, la verdad, sin sentido aparente y comentó. - El barco acaba de llegar a puerto, ruego a los caballeros que abandonen el navío de inmediato. Repito, ruego a todo ser vivo que salga del barco de inmediato o entraré yo y me comeré a tus padres delante de ti y ... - Su voz iba volviéndose oscura, pasando de una voz medio femenina para dar tranquilidad a la de un demonio, consciente de que en algún lugar de la cabina se escondía un crío, así fue. Antes de terminar de hablar, una puerta debajo del cadáver que conectaba el piso inferior con ese lugar, se abre. Es un niño, confuso y asustado, solo un niño puede tener esperanza en que un mensaje así fuera cierto, de unos diez años al igual que Senna, gordito con el cabello rubio casi dorado.
Aquel barco había empezado a salir del puerto. Angelo salía de nuevo a cubierta con el niño sujetado del cuello y moviéndose como una rata obesa. - Buscando el por qué de esto. - Señaló el libro en su zurda. - Me he terminado encontrando con esto. - Señala al niño sujetado con la diestra. - ¿Lo tiro por la borda? - Sus últimas palabras ni si quiera están centradas en alguien en concreto, pues el artillero se había puesto a ojear el libro mientras hablaba.
Angelo Jaguerjakert
Hoja de personaje
Nivel:
(4/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Revy Lothbrok Mar Jun 28, 2016 3:29 pm
Corrían más o menos media tarde, y ya había pasado el verano, así que, a partir de esa hora, cada vez iba a empezar a tornarse más oscuro el cielo y más frío el aire. El sol se encontraba en un puro atardecer cuando Revy y Angelo nadaban en el puerto. Revy estaba de espaldas, así que no se dio cuenta de que Angelo la estaba mirando desde debajo del agua. El agua era bastante clara en aquella isla, cristalina y preciosa, y el pirata aprovechó esto para aprovecharse también de Revy. Pero no tuvo en cuenta que casi se quedaba sin aire. Lo único que escucho Revy, además justo cuando terminó de vestirse, fue al albino saliendo de un salto a la superficie para tragar su ansiado aire que casi le cuesta la vida. Revy, casi por instinto, o por venganza al haber descubierto de dónde venía, se tiró encima de este casi de inmediato.
Le obligó a meter su cabeza de nuevo en el agua. No durante mucho rato, porque bueno, tampoco quería matarle. A los pocos segundos le soltó y se apartó de él, buceando a otro lado. Volvió a la superficie un poco después de él. Aún el pobre no había respirado lo suficiente como para poder calmar sus pulmones. Revy se reía mientras veía como en la cabeza de Angelo había llegado a parar una compresa. La gente es asquerosa, eso no iba a cambiar nunca. Éste la tiró lejos, y le ofreció a Revy irse más hacia la playa, hacia la costa; alejarse del puerto, que era donde se acumulaba más basura, y además había mucha gente y mucho movimiento. Para ello, Angelo además le sumó un reto, una carrera, y quien la ganase tendría el derecho de pedirle a la otra persona todo lo que se le antojase durante una semana. Revy levantó una de sus cejas, y le miró desafiante. – Soy una gran nadadora, creo que te arrepentirás de esto. – Le tendió la mano para que este la estrechase con la suya y así firmar el reto. – Cuando cuente tres. – Intentó ponerse todo lo recta posible, ninguno de los dos hacía pie en aquella parte, pues estaba pensada para que los barcos atracasen, entonces tenía que ser obviamente profundo. – Uno… - Echó una miradita a Angelo. – Dos… - Veía como se preparaba, y ella hizo lo mismo. - ¡Tres! –
Los dos salieron al vuelo, aunque Revy salió ni si quiera un segundo más tarde. Los nadaban como auténticos profesionales. Revy se dedicaba a dar brazadas rápidas, por lo que en un principio se puso por delante, pero por culpa de fuerza o resistencia, al cabo de unos segundos, la velocidad de estas disminuyó, haciendo que Angelo la adelantara. La verdad es que no sabía demasiado bien donde acababa la carrera, pero quedaba poco para llegar a lo que sería la costa, más centrada a la playa. Revy intentó adelantarlo, y por un momento estuvieron igualados, pero a la mujer ya le dolían los brazos. El caso, es que al final, Angelo se paró en seco, unos segundos más adelantado que Revy. Ésta vio cómo se paró, así que hizo lo mismo, poniéndose al lado suya. – Me cago en… - Se llevó las manos a los ojos, le picaban un poco del agua salada y después se dedicó a respirar profundamente. - ¡No es justo! – Le dijo mientras éste se regodeaba de su victoria, y mientras ésta le salpicaba. Se acercó a él para poner su dedo índice sobre el pecho del hombre, y mirarlo a los ojos. – 1-0, Angelo. – Sonrió. – Ya tendremos la revancha, pero de momento ganas tú. Y olvídate del sexo oral. -
Le obligó a meter su cabeza de nuevo en el agua. No durante mucho rato, porque bueno, tampoco quería matarle. A los pocos segundos le soltó y se apartó de él, buceando a otro lado. Volvió a la superficie un poco después de él. Aún el pobre no había respirado lo suficiente como para poder calmar sus pulmones. Revy se reía mientras veía como en la cabeza de Angelo había llegado a parar una compresa. La gente es asquerosa, eso no iba a cambiar nunca. Éste la tiró lejos, y le ofreció a Revy irse más hacia la playa, hacia la costa; alejarse del puerto, que era donde se acumulaba más basura, y además había mucha gente y mucho movimiento. Para ello, Angelo además le sumó un reto, una carrera, y quien la ganase tendría el derecho de pedirle a la otra persona todo lo que se le antojase durante una semana. Revy levantó una de sus cejas, y le miró desafiante. – Soy una gran nadadora, creo que te arrepentirás de esto. – Le tendió la mano para que este la estrechase con la suya y así firmar el reto. – Cuando cuente tres. – Intentó ponerse todo lo recta posible, ninguno de los dos hacía pie en aquella parte, pues estaba pensada para que los barcos atracasen, entonces tenía que ser obviamente profundo. – Uno… - Echó una miradita a Angelo. – Dos… - Veía como se preparaba, y ella hizo lo mismo. - ¡Tres! –
Los dos salieron al vuelo, aunque Revy salió ni si quiera un segundo más tarde. Los nadaban como auténticos profesionales. Revy se dedicaba a dar brazadas rápidas, por lo que en un principio se puso por delante, pero por culpa de fuerza o resistencia, al cabo de unos segundos, la velocidad de estas disminuyó, haciendo que Angelo la adelantara. La verdad es que no sabía demasiado bien donde acababa la carrera, pero quedaba poco para llegar a lo que sería la costa, más centrada a la playa. Revy intentó adelantarlo, y por un momento estuvieron igualados, pero a la mujer ya le dolían los brazos. El caso, es que al final, Angelo se paró en seco, unos segundos más adelantado que Revy. Ésta vio cómo se paró, así que hizo lo mismo, poniéndose al lado suya. – Me cago en… - Se llevó las manos a los ojos, le picaban un poco del agua salada y después se dedicó a respirar profundamente. - ¡No es justo! – Le dijo mientras éste se regodeaba de su victoria, y mientras ésta le salpicaba. Se acercó a él para poner su dedo índice sobre el pecho del hombre, y mirarlo a los ojos. – 1-0, Angelo. – Sonrió. – Ya tendremos la revancha, pero de momento ganas tú. Y olvídate del sexo oral. -
Revy Lothbrok
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
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