Había ocurrido casi lo impensable, los marines estaban perdiendo en su defensa de la isla. Aun cuando hubiesen derrotado al capitán y a uno de sus oficiales, el primer oficial de la banda de piratas había logrado vencer al wotan rojo, usando los poderes de su akuma no mi para transformarse en un reptil de enormes proporciones. Con ello se abría paso entre las filas de los defensores de la ley, buscando aplastarlos a todos uno por uno. Los soldados se estaban replegando al muelle, y aprecia que todo estaba perdido para la gente de la villa syrup. Afortunadamente el comandante marine había pedido refuerzos con anterioridad, siendo alcanzados por unos cuatro barcos mas que comenzaron a soltar soldados y disparar contra los piratas. La contienda se extendió durante horas hasta que al final los marines lograron ahuyentar a los piratas.

Habían tenido bastante éxito, pero los heridos eran bastante numerosos. Habían civiles muertos, pero aun así lograron evitar que la isla cayera en las manos de los pirata, y la disposición ahora seria ayudarlos a reconstruir sus vidas. Por otro lado se había acondicionado un barco para que los que arribaron inicialmente pudiesen subir. La marina ayudaría a capturar a los piratas rezagados, y posteriormente vendrían algunos barcos con materiales para las diferentes labores de mantenimiento de la isla. Se había hecho lo que se había podido, y aun cuando muchos pudiesen pensar que era una derrota, aquellos que lograron sobrevivir, podrían buscar enmendarlo mas adelante.

Luego de estar corriendo como degenerado por un largo rato, el marine y sus acompañantes terminan acercándose al puerto. Vea a lo lejos aquel lagarto gigante peleando contra los reclutas mientras salían cañonazos del barco y lo único que hacia con ello era correr mas rápido – ¡Piernas para que las quiero! – corrió sin mirar atrás, hasta que se termina de subirse al barco. Deja al par de marines cuidadosamente en el suelo, al menos a la rubia, en un momento escucho otro cañonazo y pensó que el lagarto estaba cerca, tanto así que de la impresión dejo caer a nissa en el suelo sin cuidado alguno – uff que bueno que llegamos – se aguanta un poco del pilar y comienza a ver a su alrededor, en eso nota como había una cortada bastante grande en una de las marines – ah, la herida se ve un poco fea – dijo mientras hacia un gesto con su mano, sujetándose el mentón – seguro hay mas heridos, lo primero deberíamos organizarlos mejor – Reno se fue corriendo al interior de barco y en un momento comenzó a sonar por alta voces un aviso que indicaba a todos los marines heridos. Pasa un rato mientras los marines heridos por el combate, comienzan a acomodarse cerca del centro en la cubierta inferior, salen varios reclutas con camillas para acomodarse mejor, y de la puerta de bajada sale el intrépido Reno Jackson con una bata de medico, lentes, un tapa bocas y guantes de plástico – ¡No se preocupen chicos! ¡Los voy a dejar como nuevos! – se termina de ajustar los guantes mientras que unos cuantos reclutas lo miraron asustados como si fuese alguna especie de loco.

Minutos antes...
Durante el encuentro contra la pirata pelirroja.

El forcejeo que Nissa estaría haciendo en contra de su enemiga se vio interrumpido por la aparición de cierto hombre fornido y alto. Ella le vio con sorpresa y sintió como la cargó. Era fuerte, podía cargar tanto a la Ningyo como a su compañera Kitsune.

No obstante, la peliazul se sentía bastante frustrada por su interrupción. Durante el viaje al muelle ella pataleó, le lanzó varios golpes suaves a su cabeza, hombros y brazos para que se detuviera. ~ ¿!Quién eres!? ¿!Por qué te atraviesas en mi combate!? ~ La bella Ningyo había visto ya al enorme dinosaurio que estaba bastante alejado, era monstruoso y muy fuerte. El combate se estaba llevando a cabo en aquella área, causando que muchos cañones salieran disparados hacia esa criatura. Los refuerzos de la Marina ya estaban llegando y ésto la estresaba muchísimo ya que deseaba llevar la misión a cabo. ~ ! Ordeno que me bajes Soldado! ~ Se siguió quejando, pero todas sus acciones fueron inútiles. La ropa de Reno Jackson se iría llenando de sangre poco a poco, debido a la herida de la muchacha, la cual tuvo que cubrir con sus manos para hacer presión y así resistir el dolor que sentía en ella.

En el Muelle...

La sirena estaba más tranquila, solo recubría sus herida con su mano izquierda. Los enormes cruceros de la Marina estaban ya en puerto, y Reno de inmediato se asustó por los fuertes sonidos de los cañones. Ya había soltado con amabilidad a Kitsune, pero a causa de los ruidos, dejó caer fuertemente a Nissa de cabeza sobre el suelo. Ella se retorció del dolor y acarició la zona de la cabeza donde sintió más fuertemente el golpe. Tomó asiento en el suelo, acomodando su uniforme el cual estaba recubierto de sangre. Alejó la mano de su rostro para mirar de mala manera al Soldado tan ordinario que le había "salvado". Se quedó sentada en el suelo, dejando de sentir molestia por lo que hizo el hombre, ya que no era la forma de ser de la sirena, por lo que suspiró y retomó un poco de su respiración.

Se puso de pié, sujetando su brazo herido con la mano herida y caminando hacia Kitsune. Nissa jadeaba y se veía sucia, mugrienta y pegajosa por la sangre, además de la que aún le salía poco a poco de su herida. ~ Kitsune-san... ¿estás bien? ~ Su preocupación recaía aún en su compañera de tripulación. Le pidió que la acompañara al área médica del barco, o que se buscaran un doctor para atender a ambas. ~ Revisen si ella está bien primero. ~ Mencionó la bella Ningyo, acercándose al anterior hombre salvaje que ahora llevaba esas prendas de médico. Sin embargo, Nissa sintió su cuerpo pesado y sus ojos poco a poco se cerraban.

Nissa cayó al suelo, desmayándose por tanta cantidad de sangre que había salido de su herida. Necesitaba atención médica de inmediato.

Durante varios minutos lo único que pudo observar es cómo dejaban detrás a una pelirroja herida, a un lagarto gigante y a una ciudad que parecía entrar en pánico una vez más, los marines que habían llegado en un principio contándoles a ellas no habían logrado hacer mucho contra piratas que parecían ser mucho más fuertes que un puñado de reclutas, si eso pasaba en los blues ¿Que le esperaba más allá? Kitsune no opuso resistencia a ser llevada en uno de los hombros de Reno, quien le resultaba conocido quizá porque logró verlo al principio de la misión, estaba muerta de miedo y en su cabeza no había otro pensamiento que la herida de Nissa que se había hecho hacía tan sólo unos minutos. Una sensación similar a cuando una persona quiere comenzar a llorar la invadió, junto con un montón de sensaciones que no sabía explicar.

Una vez llegaron al barco y fue depositada en el suelo por el marine que le sacaba más medio metro de altura, se quedó observando el cuerpo de Nissa, su uniforme estaba lleno de sangre y aún seguía goteando de ese líquido carmesí sobre la cubierta del barco. Sorprendida observó como Nissa daba contra el suelo y quiso reclamarle al marine, pero era tan imponente que no se atrevió a decirle nada, lo único que pudo hacer fue ayudar a Nissa — Yo no tengo ninguna herida, tenemos que hacer que te atiendan la tuya — Kitsune posó sus manos con delicadeza sobre el brazo de la Gyojin y notó que la herida era mucho más grave de lo que parecía — ¡No, yo no estoy herida, tratenla a ella! — exclamó alarmada la marine, mientras  segundos después observaba como su compañera de tripulación se desmayaba sobre el barco. Se zafó del agarre de uno de los médicos y corrió hasta donde se encontraba su compañera inconsciente — ¡Nissa! ¡Nissa! — la llamó pero era más que obvio que ella no hacía más que estorbar así que se hizo a un lado para que un médico pudiera atenderla, se alejó de la multitud y con ayuda de su muñeca derecha se alzó los lentes que habían salido de su lugar, ya que tenía ambas manos cubiertas con la sangre de su compañera.

-trama cerrada-