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Censo
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Creado por Harley Quinn Dom Ago 28, 2016 6:33 am
- Ambientación:
Se deslizó lentamente por la barra con las manos, abriendo las piernas hacia el caldeado público que tenía enfrente. A continuación sonrió y enrolló sus piernas sobre el metal mientras su cuerpo giraba, quedando completamente boca abajo. Entonces Harley estiró el cuello para dejar ver su rostro y les dedicó un guiño a los piratas, que entre vítores y aplausos mostraban su excitación. Algunos le lanzaban billetes, otros piropos, y otros tenían las manos metidas en los pantalones. Harley disfrutaba como si le fuera la vida en ello. De un ágil movimiento se puso de pie y agarró la barra con una de sus manos, sosteniéndose, elevó su pierna en el aire y con flexibilidad la posó por encima de ella sobre el metal, mostrando así sus desnudas piernas. Con la otra mano fue echándose hacia arriba el dorado top que llevaba puesto mientras reía, el público enloquecía esperando que la cazarrecompensas mostrara sus aclamados senos. Pero justo antes de llegar al pecho, soltó el top y dejó caer la tela, que volvió a cubrirle hasta la cintura. Les volvió a guiñar un ojo y con su dedo índice de un lado a otro les hizo una negación, ante la que algunos piratas abuchearon, pero ninguno dejaba de tener su mirada clavada en la chica.
Volvió a la carga para satisfacer a su ebrio y masculino público. Se echó el pelo hacia atrás, esta vez lo llevaba completamente suelto y con algunas ondulaciones, dejando ver así los dos tatuajes que tenía en su rostro. Acto seguido le indicó con el dedo a uno de los piratas que se encontraba frente a ella que subiera a la plataforma. Éste, entre golpes de sus compañeros le hizo caso y subió junto a la chica. Harley se puso frente a él y de espalda al público, posó sus manos sobre sus hombros y le susurró algo al oído que hizo que el pirata se excitara más de lo que estaba. Seguidamente se deslizó sobre su cuerpo, flexionando las rodillas lentamente y echando alguna que otra mirada al público, siempre sonriente. Cuando llegó a la cadera de aquel hombre, hizo ademán de agarrar sus genitales, pero en su lugar agarró el arma de fuego que llevaba colgada de un lateral. Se puso de pie nuevamente y se apoyó sobre el cuerpo del pirata, a continuación, frente a los demás, lamió el arma como si de un helado se tratase. Ellos sabían que pretendía, no hacía falta explicárselo.
—Sois todos míos.—Pronunció en voz baja con una sonrisa, aunque sus palabras se perdieran entre los cantos y golpes de los piratas.
Harley terminó de desarmar a su invitado, dejando las armas sobre la plataforma, y a continuación esposó al hombre con la barra, usando como esposas unas no muy resistentes que le brindó la taberna para el show. Luego se acercó a su rostro, y tras una picante sonrisa le levantó la barbilla para que ambas miradas quedaran enlazadas. Seguidamente, poco a poco y sin apartar sus ojos de los del pirata, fue desabrochándole la camisa. Se acercó más aún a él, y le mordió la oreja con fuerza. El pirata se estremeció de dolor, pero lo disfrutó. Entonces la cazarrecompensas miró a su público y con un gesto les hizo a todos seguir los pasos de aquel hombre. Los piratas se peleaban por llegar a la plataforma, y se desnudaban todo lo que podían, dejando sus pertenencias junto a la barra o lanzándoselas a Harley. Menudo espectáculo tenía montado la chica en aquella alejada taberna de la isla, diferente a la de las demás por no solo vender vino, el clásico de la isla, sino también ron, el favorito de los piratas y el motivo por el que se encontraban todos allí, borrachos y excitados.
—Ya casi empieza el verdadero show, repugnantes piratas.—De nuevo sus palabras no eran escuchadas. Aquellos hombres se peleaban por subirse allí con ella. Y Harley, juguetona, les golpeaba la cabeza con sus tacones, para echarlos hacia atrás. Entonces entre risas y vítores se arrastró hacia el lado opuesto de la plataforma, que conectaba con la barra de la taberna, bajo la que había guardado sus pertenencias, y sacó su revólver, negro y blanco con incrustaciones doradas. Volvió de nuevo ante su público, con femeninos pasos y una sonrisa de oreja a oreja, y como supuesta parte del espectáculo, lamió su arma con sensualidad y luego apuntó hacia el hombre que tenía esposado.—¡¿No creen que esto es aún más excitante?!.—Y apretó el gatillo, atravesando su bala la cabeza de aquel pirata.
Harley Quinn
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Sinbad Dom Ago 28, 2016 11:18 am
- Apariencia:
La estancia del navegante del navegante oriundo de Lvneel, cuyo lugar era su rumbo se había alargado en la isla famosa por vinos y morapios, no es que le hubiese atrapado su gusto por el alcohol pero es que como siempre el pelimorado pecaba de su irresponsabilidad anteponiendo el disfrute de su vida ante sus compromisos como miembro de la armada y principalmente con las necesidades de su reino al que ansiaba regresar y reformarlo. Ese hecho tendría que esperar a su voluntad que si bien siempre estaba presente en hacer todo a su manera no podía evitar el ocio del que formaba parte.
Viajaba ligero de equipaje, llevaba semanas instalado en la isla y vestía de una forma más sencilla para no llamar la atención con sus extravagantes vestimentas que le delataban más su lugar de nacimiento e incluso las joyas que le caracterizaban, Miqueot no era un lugar donde fuese necesario ostentar sus lujos. El exceso de gente con porcentajes de alcohol más elevados les hacía propensos a las tentaciones del hurto. Por suerte se daba en mayor parte de los visitantes y no de los locales que sabían llevar en mejor medida la convivencia con la producción y el consumo del producto que les hacía famosos y un lugar de renombre para los que degustaban de las celebraciones.
La noche se había cernido ya y tan oscura como los ropajes del que solo portaba su cimitarra esperando no verse envuelto en más problemas de los necesarios, no es que los buscara, era que estos siempre venían hacía él. Se dirigiría hacía un bar donde el casero temporal le había comentado de un buen ambiente y mayor variedad de alcoholes, aunque este estaba un poco en las afueras y solía ser frecuentado por piratas de poca monta. A ese lugar estaba llegando en ese preciso momento. Los cánticos de borrachos y aplausos a rabiar le hacían darse cuenta que había una especie de espectáculo, era algo un poco inesperado por los comentarios sobre el lugar pero sin duda siempre era algo para admirar, las inesperadas joyas de la noche.
Dentro del lugar los dorados se iluminarían al presenciar la presencia de la bailarina de turno "Con que era por ella" pensaba sobre todo el ruido generado de los tipos que actuaban como perros hambrientos. Sin dejar de mirar los incitantes movimientos junto a la barra metálica se acercaría a la barra a pedir un buen ron, de lo que más se ufanaban los letreros, como si fuese una lucha contra su misma isla que veneraba el vino. La bebida le sería rápidamente entregada y con ella en su poder podría degustar de la noche y el escenario, cuya estrella parecía tener dominio absoluto de su publico, era una exótica belleza que a los ojos de Sinbad sin duda valía la pena apreciar y hasta llevarse consigo como recuerdo. Entre las otras féminas presentes todas parecían tener cierta normalidad pueblerina y servicial, les faltaba aventura, algo que la del maquillaje bicolor expresaba bien, sin duda era uno de los condimento que el fornido espadachín siempre buscaba, lo básico y aburrido había perdido la gracia hacía mucho tiempo.
El momento cumbre del show llegaría al acabar el primer trago, luego de catar a ella con sus ojos y tener una lectura de la bailarina todo desembocaría en una porción de caos. Una arma de fuego en manos de la rubia platinada de envolventes movimientos, apuntando a un tipo esposado, evidentemente debía ser parte del show hasta que jaló del gatillo. Un estruendo momentáneo y un silencio posterior, los sesos del tipo esposado cayeron al lado, los vítores y cánticos ahora eran miradas de enojo y rabia para la benefactora del cambio ambiente. Sinbad miraba perplejo desde la barra, en ningún momento había esperado algo así, "un ajusticiamiento" fue lo primero que pensó, no creía en la posibilidad de que ese asesinato fuese tan aleatorio pese a que la mirada de la chica danzante denotaba una parte de su ser con esa capacidad, vio como en los labios carmín pronunciaba la palabra "Piratas". Y las palabras de exclamación no sabía como interpretarlas. El asesinato fue justo a su lado. Daría un suspiro amargo, tomaba la botella de ron de la que el cantinero le había servido y dejaba rápidamente un monto equivalente.
Observaba a la asesina del espectáculo que estaba justo a su lado y le decía -¿Ahora qué vas a hacer chica?- la miraba mezclaba diferentes sensaciones respecto a ella pero solo pensaba en que muy a su pesar la probablemente la defendería hasta que se esclareciese la situación. Su sentido de justicia le hacían querer confiar en la mujer aunque probablemente no debería. El errático comportamiento decía más de lo que el navegante quería aceptar. Esa ola era demasiado grande para ser vista en una playa común.
Sinbad
Hoja de personaje
Nivel:
(13/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Harley Quinn Dom Ago 28, 2016 4:05 pm
Uno, dos, tres. Tres disparos que se llevaron en el cráneo tres de los piratas que intentaron subir a la plataforma para hacerle frente a la cazarrecompensas. La sonrisa y la euforia que Harley sentía en ese momento podía notarse a kilómetros con solo mirar su entusiasmado rostro. La actitud de la chica contrastaba completamente con la de aquellos enfurecidos y desnudos hombres, que estaban cegados en arrebatarle la vida a la carrecompensas.
—¡¿Acaso no soportáis la idea de que una mujer esté por encima de vosotros?!.—Les preguntó Harley entre patadas. Entonces se fijó en un hombre que se encontraba a su derecha, era diferente a los demás. Se encontraba sereno y distante de aquellos sucios piratas. Advirtió que le había dirigido la palabra, y Harley, haciendo caso omiso de su pregunta le tendió la mano con la intención de que éste se la estrechara.—Harley Quinn, encantada de conocerte.—Le dedicó una agradable sonrisa y lo observó con atención durante unos segundos.—Adoro tu cabello, flawless.—Desvió la mirada un segundo para clavar el tacón de su bota izquierda en el ojo del pirata más cercano, que sangrando retrocedió entre la multitud.—¿Te gusta la tarta de queso?.—Le devolvió la mirada al apuesto forastero.—A mí me encanta, pero la que tiene galleta y frambuesa, esa es la verdadera.—Apretó el gatillo sin apenas mirar. Cuarto hombre que caía por su letal arma.—No como la que preparan en algunas islas del sur, esa es horrible, no te la recomiendo para nada.—Los piratas ya estaban alborotados del todo, y el dueño de la taberna caía presa del pánico, escondiéndose bajo la barra.—¿Me disculpas un momento?.—
Harley se agachó y se dirigió al borde de la plataforma, el que conectaba con la barra de la taberna, allí se encontró con el dueño. Le saludó con la mano y acto seguido dejó su revólver junto a sus pertenencias, entonces agarró su bate metálico, en el que ponía "Good Night" y volvió junto a su querido público.
—¡Divirtámonos!.— Exclamaba la cazarrecompensas mientras golpeaba al primer pirata que se le acercaba con una espada. De poco le sirvió pues cayó inconsciente. Entonces se le acercó el segundo con dos espadas de poca longitud. Harley se agachó para esquivar el primer tajo y se echó hacia atrás para esquivar el segundo, entonces arremetió contra el abdomen del pirata y cayó sobre la multitud.—¿El siguiente?.—Preguntó guiñando un ojo. Entonces sin apenas verlo un hombre mucho más fornido y robusto que los demás la atacó con su propio brazo, y de semejante fuerza que tenía la hizo caer sobre la barra. Dolorida por el golpe observó como la seguía con la intención de lanzarse sobre él, entonces en el último instante estiró su brazo hacia la parte interior de la barra de la taberna y sacó nuevamente su revólver. Sin dudarlo disparó, no una, sino dos veces al cráneo de aquel tipo, que cayó aplastando a los piratas más menudos que se encontraban detrás.—Uff...—Suspiró Harley y sopló para apartarse un mechón de su rostro. Entonces se percató de que al encontrarse sobre la barra ya no tenía la ventaja de situarse sobre la elevada plataforma. Ahora la multitud de descerebrados podía abalanzarse sobre ella sin problema.
—¡¿Acaso no soportáis la idea de que una mujer esté por encima de vosotros?!.—Les preguntó Harley entre patadas. Entonces se fijó en un hombre que se encontraba a su derecha, era diferente a los demás. Se encontraba sereno y distante de aquellos sucios piratas. Advirtió que le había dirigido la palabra, y Harley, haciendo caso omiso de su pregunta le tendió la mano con la intención de que éste se la estrechara.—Harley Quinn, encantada de conocerte.—Le dedicó una agradable sonrisa y lo observó con atención durante unos segundos.—Adoro tu cabello, flawless.—Desvió la mirada un segundo para clavar el tacón de su bota izquierda en el ojo del pirata más cercano, que sangrando retrocedió entre la multitud.—¿Te gusta la tarta de queso?.—Le devolvió la mirada al apuesto forastero.—A mí me encanta, pero la que tiene galleta y frambuesa, esa es la verdadera.—Apretó el gatillo sin apenas mirar. Cuarto hombre que caía por su letal arma.—No como la que preparan en algunas islas del sur, esa es horrible, no te la recomiendo para nada.—Los piratas ya estaban alborotados del todo, y el dueño de la taberna caía presa del pánico, escondiéndose bajo la barra.—¿Me disculpas un momento?.—
Harley se agachó y se dirigió al borde de la plataforma, el que conectaba con la barra de la taberna, allí se encontró con el dueño. Le saludó con la mano y acto seguido dejó su revólver junto a sus pertenencias, entonces agarró su bate metálico, en el que ponía "Good Night" y volvió junto a su querido público.
—¡Divirtámonos!.— Exclamaba la cazarrecompensas mientras golpeaba al primer pirata que se le acercaba con una espada. De poco le sirvió pues cayó inconsciente. Entonces se le acercó el segundo con dos espadas de poca longitud. Harley se agachó para esquivar el primer tajo y se echó hacia atrás para esquivar el segundo, entonces arremetió contra el abdomen del pirata y cayó sobre la multitud.—¿El siguiente?.—Preguntó guiñando un ojo. Entonces sin apenas verlo un hombre mucho más fornido y robusto que los demás la atacó con su propio brazo, y de semejante fuerza que tenía la hizo caer sobre la barra. Dolorida por el golpe observó como la seguía con la intención de lanzarse sobre él, entonces en el último instante estiró su brazo hacia la parte interior de la barra de la taberna y sacó nuevamente su revólver. Sin dudarlo disparó, no una, sino dos veces al cráneo de aquel tipo, que cayó aplastando a los piratas más menudos que se encontraban detrás.—Uff...—Suspiró Harley y sopló para apartarse un mechón de su rostro. Entonces se percató de que al encontrarse sobre la barra ya no tenía la ventaja de situarse sobre la elevada plataforma. Ahora la multitud de descerebrados podía abalanzarse sobre ella sin problema.
Harley Quinn
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Sinbad Dom Ago 28, 2016 9:45 pm
La actitud de la mujer de agresividad espontanea tenía su ligera dosis inquietante, sin duda el marinero la observaría con curiosidad. Hasta que empezaría a desencadenar una serie de disparos más. Ahora varios tipos yacían en el suelo sin el más minimo indicio de vida. Evidentemente por sus pintas y actitud debían ser piratas pero de todas maneras ese comportamiento no tenía una pizca de raciocinio, de arrepentimiento, de nada, continuaría la conversación con el pelimorado con una naturalidad absoluta, luego de que la nívea rubia soltara unas palabras contra su publico, que no pretendían dar ningún tipo de agradecimiento, eran una reprimenda. A la que seguido vendría acompañada de una mirada algo desubicada. Sus palabras también lo sería ya que no respondería explicitamente a lo que le había preguntado.
Por otro lado iniciaba con una presentación dando su nombre sin ninguna duda, completamente diferente al actuar común de siempre del fornido navegante, en cada isla se presentaba con un nombre diferente y una historia igual mercantil o extrafalaria. Su presentación sin duda era singular, por el escenario principalmente y su cambio tan repentino de actitud -Un gusto Harley, soy Abe Salom- y luego de apreciar su sonrisa, de cerca se veía bastante bien y acompañado de un cumplido - Gracias, justamente el color combinado de tus mechones, también son geniales- el decir "también" era una manera inconsciente de recalcar su ego. Antes de que pudiese acotar algo más a la presentación la chica armada empezaría a hablar de ¿Tarta de queso? no era algo que hubiese degustado con especial frecuencia y ni gustosidad -Lo normal probablemente- acotaba para luego ser interrumpido por la opinión de la contraría. ¿Le estaba escuchando acaso? Sinbad, no tenía idea, sujetaba su espada a discreción bajo porque aún seguía armada, sin duda era un peligro constante y sonante, evidentemente la cordura no era algo que destacara en la del maquillaje bicolor. Asentiría con la cabeza al ver las disculpas que esta solicitaba. Pensaba lastimosamente en la oportunidad de seguir tomando ron, por suerte ya tenía una botella en su poder, si era suficiente no importaba, andaría por los campos hasta hallar otro lugar.
En el momento en que veía como la chica se entretenía con el combate decidió como alternativa salir del local, tenía un leve plan para calmar la situación pero la imprudencia de la altanera y violenta chica arruinaban por completo, el no pretendía verse envuelto en la trifulca. Una vez vio que esta se subió a la barra Sinbad ya había avanzado con sigilo hasta la puerta, la miraría a los ojos hasta que ella le mirare, le cerraría un ojo con una sonrisa de complicidad y saldría. Desde afuera, una vez ahí, gritaría -¡SON LOS MARINES! ¡Corre Moe, corre, son demasiados!- sonreía por la tontería que representaba su plan y pensaba "¿Enserio debo arriesgar tanto por esa chica demente? Mi motivación para pelear hoy es nula y con esos ebrios ni siquiera es una pelea, si esta chica sigue con eso será encerrada más pronto que tarde, es una bomba de tiempo"
Esperaría en la puerta y al primero que salía a revisar le daba un golpe rotundo con la espada, con el lado sin filo, solo lo miraría caer de espaldas y cerraría de nuevo la entrada del local, habían varias salidas y evidentemente uno que otro saldría a revisar el falso llamado. No tenía ni idea de como resultarían las cosas dentro pero tampoco pretendía jugar de príncipe protector con una chica que apenas había alcanzado a contactar.
Por otro lado iniciaba con una presentación dando su nombre sin ninguna duda, completamente diferente al actuar común de siempre del fornido navegante, en cada isla se presentaba con un nombre diferente y una historia igual mercantil o extrafalaria. Su presentación sin duda era singular, por el escenario principalmente y su cambio tan repentino de actitud -Un gusto Harley, soy Abe Salom- y luego de apreciar su sonrisa, de cerca se veía bastante bien y acompañado de un cumplido - Gracias, justamente el color combinado de tus mechones, también son geniales- el decir "también" era una manera inconsciente de recalcar su ego. Antes de que pudiese acotar algo más a la presentación la chica armada empezaría a hablar de ¿Tarta de queso? no era algo que hubiese degustado con especial frecuencia y ni gustosidad -Lo normal probablemente- acotaba para luego ser interrumpido por la opinión de la contraría. ¿Le estaba escuchando acaso? Sinbad, no tenía idea, sujetaba su espada a discreción bajo porque aún seguía armada, sin duda era un peligro constante y sonante, evidentemente la cordura no era algo que destacara en la del maquillaje bicolor. Asentiría con la cabeza al ver las disculpas que esta solicitaba. Pensaba lastimosamente en la oportunidad de seguir tomando ron, por suerte ya tenía una botella en su poder, si era suficiente no importaba, andaría por los campos hasta hallar otro lugar.
En el momento en que veía como la chica se entretenía con el combate decidió como alternativa salir del local, tenía un leve plan para calmar la situación pero la imprudencia de la altanera y violenta chica arruinaban por completo, el no pretendía verse envuelto en la trifulca. Una vez vio que esta se subió a la barra Sinbad ya había avanzado con sigilo hasta la puerta, la miraría a los ojos hasta que ella le mirare, le cerraría un ojo con una sonrisa de complicidad y saldría. Desde afuera, una vez ahí, gritaría -¡SON LOS MARINES! ¡Corre Moe, corre, son demasiados!- sonreía por la tontería que representaba su plan y pensaba "¿Enserio debo arriesgar tanto por esa chica demente? Mi motivación para pelear hoy es nula y con esos ebrios ni siquiera es una pelea, si esta chica sigue con eso será encerrada más pronto que tarde, es una bomba de tiempo"
Esperaría en la puerta y al primero que salía a revisar le daba un golpe rotundo con la espada, con el lado sin filo, solo lo miraría caer de espaldas y cerraría de nuevo la entrada del local, habían varias salidas y evidentemente uno que otro saldría a revisar el falso llamado. No tenía ni idea de como resultarían las cosas dentro pero tampoco pretendía jugar de príncipe protector con una chica que apenas había alcanzado a contactar.
Sinbad
Hoja de personaje
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(13/100)
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Creado por Harley Quinn Lun Ago 29, 2016 7:46 am
Estaba perdida, eran demasiados y muchos de ellos habían recuperados sus armas. A la cazarrecompensas se le aceleraba el pulso, y una gota de sudor cayó desde su frente. Pero todo aquello solo servía para avivar las llamas, cuanto mayor era el peligro mayor era la diversión. Sin duda alguna, Harley era única. Los piratas mascullaban oraciones mientras se acercaban que la chica no alcanzaba a escuchar con claridad. Algunos la miraban de forma pervertida, y otros con sed de sangre. El primero de ellos se adelantó y alzó su espada sobre el cuello de la rubia, preparado para atravesar su piel de inmediato como si de un animal se tratase. Fue entonces cuando oyó una voz que la salvó. Los gritos de un hombre en la puerta de la taberna que avisaban de que la Marine estaba en camino. Los pararon en seco y se miraron unos otros, presas del pánico. Harley aprovechó el revuelto para girar y caer tras la barra, junto al asustado dueño.
—¿Marines?.—Se preguntó a sí misma en voz baja mientras se agachaba y agarraba su arma.—Espera, ¿eso es malo? ¿Me perjudica? ¡No lo sé!.—Le exclamó y preguntó a aquel señor de avanzada edad, que la miraba perplejo sin pronunciar ninguna palabra.—Bueno, que venga quien quiera que aquí le espero.—Concluyó la cazarrecompensas poniéndose en pie y alzando su bate metálico. Tenía que aprovechar aquella oportunidad para cazar el mayor número de piratas posible, después de todo había llegado a la isla hacía un par de días persiguiendo aquella banda de poca monta.
El primero en dejar KO fue el pirata que intentó atravesarla con su espada. Se llevó un buen golpe en la cabeza y cayó desmayado sobre una mesa. Entonces los demás se giraron, aunque algunos de ellos decidieron salir corriendo, olvidándose de Harley y prefiriendo huir de los marines. La cazarrecompensas no tuvo problema para dejar inconsciente al resto de piratas que le hicieron frente, un par de movimientos para esquivar sus ataques y otros más rápidos para contraatacar. Pero se quedó sin público en poco tiempo, los que no estaban desmayados habían escapado. Ya no podría entregar todo el número de piratas que quería.
—¡Eso ha sido bestial!.—Exclamó sonriente bajando de la barra de un salto y dirigiéndose hacia el pelimorado, que se había presentado como Abe Salom. Fue él quien alerto de la llegada de los miembros del gobierno.—Pero yo no pienso limpiar este desastre.—Negó con la cabeza con un gesto infantil tras observar el estado de la taberna a su alrededor. Entonces escuchó un fuerte gruñido que consiguió toda su atención. El más fornido de los piratas se estaba poniendo en pie, con el rostro ensangrentado, como si de una mala bestia se tratase.—¡¿Qué?! ¡¿Aún sigues vivo?!.—Se sorprendió la cazarrecompensas que se dirigió hacia él con paso tranquilo y sin alterarse en lo más mínimo.—Hay que ver la energía que tienen algunos...—Comentó esperando el primer ataque del musculoso hombre, que fue de nuevo un manotazo.—¡Esta vez no, grandote!.—Le dijo Harley saltando hacia adelante y rodando sobre una mesa para esquivar su movimiento, no tropezaría dos veces con la misma piedra.—¡Hgrrrrr!.—Exclamó el pirata mientras destrozaba la mesa de madera con el puño, tenía una fuerza increíble, y Harley lo esquivó por muy poco. Incluso casi perdió el equilibrio al saltar sobre la barra para ganarle distancia. Entonces la rubia soltó su arma y sacó de sus pertenencia un mazo gigante metálico en el que ponía "Your face here".—Me has obligado a sacar a mi pequeño, puedes sentirte orgulloso.—Comentó la cazarrecompensas tras una sonrisa esperando el siguiente golpe del fornido, para el cuál saltó sobre su enorme brazo y se abalanzó sobre él, golpeando su rostro con el mazo haciendo uso de todas sus fuerzas. Sin duda el hombre era fuerte, pero muy lento. Se tambaleó unos segundos y cayó de nuevo sobre el suelo de la taberna, seguramente aún con vida.—Es como matar zombies.—Le dirigió la palabra al pelimorado, ahora todo estaba mucho más tranquilo. Pero, ¿y los marines?. Fue entonces cuando Harley se dio cuenta de que no era más que una mentira, Abe trató de ayudarla.
—¿Marines?.—Se preguntó a sí misma en voz baja mientras se agachaba y agarraba su arma.—Espera, ¿eso es malo? ¿Me perjudica? ¡No lo sé!.—Le exclamó y preguntó a aquel señor de avanzada edad, que la miraba perplejo sin pronunciar ninguna palabra.—Bueno, que venga quien quiera que aquí le espero.—Concluyó la cazarrecompensas poniéndose en pie y alzando su bate metálico. Tenía que aprovechar aquella oportunidad para cazar el mayor número de piratas posible, después de todo había llegado a la isla hacía un par de días persiguiendo aquella banda de poca monta.
El primero en dejar KO fue el pirata que intentó atravesarla con su espada. Se llevó un buen golpe en la cabeza y cayó desmayado sobre una mesa. Entonces los demás se giraron, aunque algunos de ellos decidieron salir corriendo, olvidándose de Harley y prefiriendo huir de los marines. La cazarrecompensas no tuvo problema para dejar inconsciente al resto de piratas que le hicieron frente, un par de movimientos para esquivar sus ataques y otros más rápidos para contraatacar. Pero se quedó sin público en poco tiempo, los que no estaban desmayados habían escapado. Ya no podría entregar todo el número de piratas que quería.
—¡Eso ha sido bestial!.—Exclamó sonriente bajando de la barra de un salto y dirigiéndose hacia el pelimorado, que se había presentado como Abe Salom. Fue él quien alerto de la llegada de los miembros del gobierno.—Pero yo no pienso limpiar este desastre.—Negó con la cabeza con un gesto infantil tras observar el estado de la taberna a su alrededor. Entonces escuchó un fuerte gruñido que consiguió toda su atención. El más fornido de los piratas se estaba poniendo en pie, con el rostro ensangrentado, como si de una mala bestia se tratase.—¡¿Qué?! ¡¿Aún sigues vivo?!.—Se sorprendió la cazarrecompensas que se dirigió hacia él con paso tranquilo y sin alterarse en lo más mínimo.—Hay que ver la energía que tienen algunos...—Comentó esperando el primer ataque del musculoso hombre, que fue de nuevo un manotazo.—¡Esta vez no, grandote!.—Le dijo Harley saltando hacia adelante y rodando sobre una mesa para esquivar su movimiento, no tropezaría dos veces con la misma piedra.—¡Hgrrrrr!.—Exclamó el pirata mientras destrozaba la mesa de madera con el puño, tenía una fuerza increíble, y Harley lo esquivó por muy poco. Incluso casi perdió el equilibrio al saltar sobre la barra para ganarle distancia. Entonces la rubia soltó su arma y sacó de sus pertenencia un mazo gigante metálico en el que ponía "Your face here".—Me has obligado a sacar a mi pequeño, puedes sentirte orgulloso.—Comentó la cazarrecompensas tras una sonrisa esperando el siguiente golpe del fornido, para el cuál saltó sobre su enorme brazo y se abalanzó sobre él, golpeando su rostro con el mazo haciendo uso de todas sus fuerzas. Sin duda el hombre era fuerte, pero muy lento. Se tambaleó unos segundos y cayó de nuevo sobre el suelo de la taberna, seguramente aún con vida.—Es como matar zombies.—Le dirigió la palabra al pelimorado, ahora todo estaba mucho más tranquilo. Pero, ¿y los marines?. Fue entonces cuando Harley se dio cuenta de que no era más que una mentira, Abe trató de ayudarla.
Harley Quinn
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Sinbad Lun Ago 29, 2016 3:52 pm
Un buen trago a la botella de ron solo para calentarse la garganta luego de la supuesta advertencia, el sabor del alcohol que le provocaba una sonrisa luego de catar el sabor de dicha bebida, era bastante bueno, competía perfectamente con la calidad del vino de la isla. Por ello era que dicho establecimiento tenía cierta fama, aunque quizás hasta ese día, luego del caos generado probablemente sería una realidad que fuese mejor supervisado, muertes y piratas siempre generan un cambio, por más que estuviese alejado.
La situación salida de control parecía calmarse un poco, momento perfecto para un cigarrillo, su personaje en esa isla, Abe Salom, frecuentaba dicho vicio y aunque no era algo que Sinbad necesitara le hubiese venido bien en ese instante. Volvería a entrar al lugar y ya todo había acabado, lo que antes era un lugar con unos cuantos viciados del alcohol, la vida nocturna y el crimen. Alrededor de 9 tipejos yacían en el suelo del lugar con diferentes tipos de heridas y contusiones, probablemente uno que otro muerto producto de los disparos, principalmente el de la bala en la sien. El pelimorado seguía algo impactado por esa muerte justo a su lado, no podía ver con normalidad a la chica que seguía ahí, de pie, y aparentemente eufórica por lo acontecido. Todo producto de sus acciones. ¿Realmente tenía la motivación para eso? ¿Solo era una asesina que independientemente de la advertencia de los marines se había quedado ahí? Tan tranquila, como si no fuese por ella. Ese tipo de preguntas le hacían pensar que quizás era un elemento del gobierno, demasiado desalineado de las normas comunes aunque por la obvio resultaba más plausible que simplemente fuese una enferma mental de gran belleza con tendencias homicidas. "Baaah, gracias de nuevo Destino, siempre me dejas las problemáticas para mi vida" realmente no podía sonreír, era incluso posible que le reconociera de algún cartel de los revolucionarios, era un soldado de ínfimo valor al que nadie le prestaba atención pero nunca se sabe y eso realmente le hacía pensar en ir con cuidado. Su infinidad de nombres falsos eran para eso, nunca dejar una huella, siempre olvidar cada isla que recorría y ser olvidado por más que en cada puerto dejase una enamorada. Muy a su pesar era la vida que había escogido, al menos hasta que fuese de cambiar todo, de ser el rey que soñaba y reformar Lvneel como la nación en que el creía, la correcta.
Al escuchar a la chica de cabellera tricolor, cual bandera de una nación nunca antes visitada, le respondía con seriedad, sin soltar su botella -Sin duda ha sido bastante bestial Harley- al escuchar la excusa de que no limpiaría sonreía levemente -Yo tampoco- daba otro trago a la botella, para eso estaba ahí, para disfrutar algo que no fuese vino. Luego seguiría observando el show provocado por el tipo que no parecía querer morder el polvo que se había levantado del piso del lugar luego de tanto alboroto. -¡Ey chica bestial! ¿Realmente esto era necesario?- le decía mientras se sentaba de nuevo en la barra -Curiosas armas por cierto, sin duda te diviertes con ellas- decía con seriedad y algo de des motivación por el lugar tan destrozado. Miraba levemente al dueño que seguía con una cara de ruina, y como no iba estarlo -¿Y ahora qué? ¿Sigo yo?- decía con una pereza apocaliptica de sacar su cimitarra, estaba seguro que podía con ella, la había visto en acción
La situación salida de control parecía calmarse un poco, momento perfecto para un cigarrillo, su personaje en esa isla, Abe Salom, frecuentaba dicho vicio y aunque no era algo que Sinbad necesitara le hubiese venido bien en ese instante. Volvería a entrar al lugar y ya todo había acabado, lo que antes era un lugar con unos cuantos viciados del alcohol, la vida nocturna y el crimen. Alrededor de 9 tipejos yacían en el suelo del lugar con diferentes tipos de heridas y contusiones, probablemente uno que otro muerto producto de los disparos, principalmente el de la bala en la sien. El pelimorado seguía algo impactado por esa muerte justo a su lado, no podía ver con normalidad a la chica que seguía ahí, de pie, y aparentemente eufórica por lo acontecido. Todo producto de sus acciones. ¿Realmente tenía la motivación para eso? ¿Solo era una asesina que independientemente de la advertencia de los marines se había quedado ahí? Tan tranquila, como si no fuese por ella. Ese tipo de preguntas le hacían pensar que quizás era un elemento del gobierno, demasiado desalineado de las normas comunes aunque por la obvio resultaba más plausible que simplemente fuese una enferma mental de gran belleza con tendencias homicidas. "Baaah, gracias de nuevo Destino, siempre me dejas las problemáticas para mi vida" realmente no podía sonreír, era incluso posible que le reconociera de algún cartel de los revolucionarios, era un soldado de ínfimo valor al que nadie le prestaba atención pero nunca se sabe y eso realmente le hacía pensar en ir con cuidado. Su infinidad de nombres falsos eran para eso, nunca dejar una huella, siempre olvidar cada isla que recorría y ser olvidado por más que en cada puerto dejase una enamorada. Muy a su pesar era la vida que había escogido, al menos hasta que fuese de cambiar todo, de ser el rey que soñaba y reformar Lvneel como la nación en que el creía, la correcta.
Al escuchar a la chica de cabellera tricolor, cual bandera de una nación nunca antes visitada, le respondía con seriedad, sin soltar su botella -Sin duda ha sido bastante bestial Harley- al escuchar la excusa de que no limpiaría sonreía levemente -Yo tampoco- daba otro trago a la botella, para eso estaba ahí, para disfrutar algo que no fuese vino. Luego seguiría observando el show provocado por el tipo que no parecía querer morder el polvo que se había levantado del piso del lugar luego de tanto alboroto. -¡Ey chica bestial! ¿Realmente esto era necesario?- le decía mientras se sentaba de nuevo en la barra -Curiosas armas por cierto, sin duda te diviertes con ellas- decía con seriedad y algo de des motivación por el lugar tan destrozado. Miraba levemente al dueño que seguía con una cara de ruina, y como no iba estarlo -¿Y ahora qué? ¿Sigo yo?- decía con una pereza apocaliptica de sacar su cimitarra, estaba seguro que podía con ella, la había visto en acción
Sinbad
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(13/100)
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Creado por Harley Quinn Lun Ago 29, 2016 6:43 pm
Sin duda había realizado un buen trabajo por allí, el problema era el número de piratas que habían escapado. Ahora comentarían sobre ella con otras tripulaciones, y seguro se ganaba algún nombre. Además de que rastrear a Harley no era muy difícil si iba dejando estragos en cada isla que pisaba. Pero por otro lado, un nombre entre los piratas también podía ser bueno para el negocio, así conseguía que le temieran. O al menos esa era la intención si los seguía machacando. Pero ahora tenía que continuar su camino, no podía quedarse muchos más días en aquella isla o se atrasaría bastante en su captura.
—Oh, gracias querido.—Le agradeció sus halagos la cazarrecompensas mientras le apretaba con cariño el cachete de su mejilla izquierda.—Y claro que era necesario, ¿por qué no?.—Le preguntó guiñándole un ojo. A continuación se dirigió hacia el final de la barra y recogió sus pertenencias, volviendo de nuevo con su agradable conocido, esperando que éste le diera conversación mientras ella se preparaba para marchar.—¿Cómo que "sigues tú"?.—Le dirigió la mirada, confusa, hasta que se percató de que el pelimorado llevaba un arma.—Uh uh.–Negó mientras se quitaba el top mostrando el sujetador, bicolor al igual que su maquillaje.—Yo no cazo tipos como tú.—Le indicó sin expresión alguna. Seguidamente se sacó un fajo de billetes del interior del sujetador, en concreto del seno izquierdo, y se lo entregó al dueño de la taberna, que se encontraba frente a ellos.—Toma, esto servirá para pagar los daños. Son los billetes que me lanzaron los piratas mientras bailaba.—Señaló una botella de whisky que se encontraba en una de las pocas estanterías que aún seguían en pie.—Y ponme un poco de ese, necesito un respiro.—Se puso una camiseta deportiva masculina, que le quedaba algo estrecha por la cintura y a veces dejaba ver parte de su blanca piel, y agarró dos coleteros, azul y rojo, sostuvo uno con la boca mientras que con las manos se hacía una coleta.—Espera, ¿que decís?.—Preguntó Harley con el coletero en la boca. Lo agarró de nuevo y se hizo otra coleta en el otro lado, acomodándose luego el cabello y dejando dos finos mechones fuera de las coletas para que cayeran a cada lado de su rostro.—No voy a hacer eso.—Dio un pequeño golpe sobre la madera.—¿Qué? Pues porque parece simpático.—Mostró una expresión de ira y se llevó las manos a la cabeza mientras se alejaba un par de metros de aquellos hombres.—¡QUE OS CALLÉIS!.—De repente la serenidad inundó de nuevo a la rubia, que a caminó con paso femenino hacia Abe mostrándole una sonrisa.—Tengo que matarte.—Le comentó, y tras ello humedeció con la lengua su labio superior sin apartar la mirada de los ojos del pelimorado.—Perdón, pero me lo han dicho las voces.—Rió levemente y señaló su cabeza haciendo girar el dedo con naturalidad. Luego esperó unos segundos sin realizar ningún movimiento.—Oh vamos, ¡estoy bromeando!.—Rió a carcajadas mientras hacía un gesto con las manos para quitarle importancia y tensión al asunto. A continuación se colgó la funda del revólver sobre el hombro derecho, y guardó éste en su interior. Luego se echó una chaqueta roja y azul por encima con varios grabados. Se acomodó el mazo en la espalda y se colgó el bolso del otro hombro. Agarró su bate metálico y dirigió la mirada de nuevo al pelimorado. Se acercó a su oído y le susurró:—En realidad no es eso lo que me han dicho.—Luego retrocedió y le sonrió de oreja a oreja de forma juguetona. Entonces miró una última vez al dueño y se bebió de un trago el whisky. Se despidió de él con la mano y echó a caminar, movimiendo con elegancia sus caderas, por la taberna para salir de esta. Se abrió hueco como pudo entre los cuerpos y sobre uno de ellos dejó caer un papel que ponía "Harley Quinn" y estaba acompañado de un corazón. Todo escrito en rosa.
Tras ella esperaba que lo siguiese el pelimorado, pero se giró para comprobarlo y aún estaba atrás.—¡Vamos! No tenemos todo el día, y tengo que averiguar por qué rumbo optaron los piratas.—Permaneció mirándole unos segundos mientras le indicaba con la mano que se diera prisa.—Sino no los terminaré de cazar nunca y sería mala en mi trabajo.—Miró de nuevo hacia el exterior, decidiendo por qué calle deberían bajar para llegar al puerto de la isla.—El dinero no cae de los árboles, ¿sabes?.—
—Oh, gracias querido.—Le agradeció sus halagos la cazarrecompensas mientras le apretaba con cariño el cachete de su mejilla izquierda.—Y claro que era necesario, ¿por qué no?.—Le preguntó guiñándole un ojo. A continuación se dirigió hacia el final de la barra y recogió sus pertenencias, volviendo de nuevo con su agradable conocido, esperando que éste le diera conversación mientras ella se preparaba para marchar.—¿Cómo que "sigues tú"?.—Le dirigió la mirada, confusa, hasta que se percató de que el pelimorado llevaba un arma.—Uh uh.–Negó mientras se quitaba el top mostrando el sujetador, bicolor al igual que su maquillaje.—Yo no cazo tipos como tú.—Le indicó sin expresión alguna. Seguidamente se sacó un fajo de billetes del interior del sujetador, en concreto del seno izquierdo, y se lo entregó al dueño de la taberna, que se encontraba frente a ellos.—Toma, esto servirá para pagar los daños. Son los billetes que me lanzaron los piratas mientras bailaba.—Señaló una botella de whisky que se encontraba en una de las pocas estanterías que aún seguían en pie.—Y ponme un poco de ese, necesito un respiro.—Se puso una camiseta deportiva masculina, que le quedaba algo estrecha por la cintura y a veces dejaba ver parte de su blanca piel, y agarró dos coleteros, azul y rojo, sostuvo uno con la boca mientras que con las manos se hacía una coleta.—Espera, ¿que decís?.—Preguntó Harley con el coletero en la boca. Lo agarró de nuevo y se hizo otra coleta en el otro lado, acomodándose luego el cabello y dejando dos finos mechones fuera de las coletas para que cayeran a cada lado de su rostro.—No voy a hacer eso.—Dio un pequeño golpe sobre la madera.—¿Qué? Pues porque parece simpático.—Mostró una expresión de ira y se llevó las manos a la cabeza mientras se alejaba un par de metros de aquellos hombres.—¡QUE OS CALLÉIS!.—De repente la serenidad inundó de nuevo a la rubia, que a caminó con paso femenino hacia Abe mostrándole una sonrisa.—Tengo que matarte.—Le comentó, y tras ello humedeció con la lengua su labio superior sin apartar la mirada de los ojos del pelimorado.—Perdón, pero me lo han dicho las voces.—Rió levemente y señaló su cabeza haciendo girar el dedo con naturalidad. Luego esperó unos segundos sin realizar ningún movimiento.—Oh vamos, ¡estoy bromeando!.—Rió a carcajadas mientras hacía un gesto con las manos para quitarle importancia y tensión al asunto. A continuación se colgó la funda del revólver sobre el hombro derecho, y guardó éste en su interior. Luego se echó una chaqueta roja y azul por encima con varios grabados. Se acomodó el mazo en la espalda y se colgó el bolso del otro hombro. Agarró su bate metálico y dirigió la mirada de nuevo al pelimorado. Se acercó a su oído y le susurró:—En realidad no es eso lo que me han dicho.—Luego retrocedió y le sonrió de oreja a oreja de forma juguetona. Entonces miró una última vez al dueño y se bebió de un trago el whisky. Se despidió de él con la mano y echó a caminar, movimiendo con elegancia sus caderas, por la taberna para salir de esta. Se abrió hueco como pudo entre los cuerpos y sobre uno de ellos dejó caer un papel que ponía "Harley Quinn" y estaba acompañado de un corazón. Todo escrito en rosa.
Tras ella esperaba que lo siguiese el pelimorado, pero se giró para comprobarlo y aún estaba atrás.—¡Vamos! No tenemos todo el día, y tengo que averiguar por qué rumbo optaron los piratas.—Permaneció mirándole unos segundos mientras le indicaba con la mano que se diera prisa.—Sino no los terminaré de cazar nunca y sería mala en mi trabajo.—Miró de nuevo hacia el exterior, decidiendo por qué calle deberían bajar para llegar al puerto de la isla.—El dinero no cae de los árboles, ¿sabes?.—
Harley Quinn
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Creado por Sinbad Jue Sep 08, 2016 3:30 am
El espectáculo de la rubia platinada parecía no tener fin, parecía bambolearse de un lado a otro poniendo "la basura" en su lugar, que también había quedado hecho un estropajo, como la mayoría de presentes. Para fortuna de Sinbad, como siempre, había salido intacto e impune de cualquier inconveniente. El navegante de suma experiencia no había tenido miedo en lo absoluto, si algo le caracterizaba era su exceso de confianza pero la pregunta que había realizado tenían la intención de esclarecer un poco más la condición de la bella chica que ahora, terminada la faena, parecía un poco más ¿Cuerda? No definitivamente esa no era la palabra, ni calmada, ni nada, parecía como si simplemente fuese demasiado espontanea, peligrosamente espontanea. Sí, definitivamente esa era una buena descripción para esa bailarina que había acabado con tanto tipo pirata presente.
Ante el apretón de mejillas el pelimorado simplemente le sonreiría, la calidez de esa locura también era simplemente entretenida y singular, la verdad la situación se prestaba para un curioso momento, la vida y sus sorpresas - Pensaba que ibas a atacar a todos los presentes y pretendías dejar lo mejor para el final -sonreía mientras se señalaba con cierto aire de grandeza, veía en la mirada de la chica que no tenía intenciones de atacar de buenas a primeras, veía algo diferente pero de igual manera de esos movimientos erráticos podía esperarse lo que fuera - ¿no tipos como yo? Aún es muy pronto para aseverar conocerme ¿O no? - luego de eso escucharía sobre su paranoía que por un momento le hacían suspirar, "debo pelear, vaya lástima" para luego darse cuenta de que era una broma de la chica, sonreía el pelimorado -Te arriesgas demasiado con amenazas de ese tipo, nunca puedes imaginar a quien tienes enfrente chica bailarina- la miraba fijamente -supongo que para tu "cacería es un buen día"- empezaría a caminar para salir del lugar junto a ella.
Al escucharla sobre su trabajo y los arboles le hizo recordar con ironía la forma en que él se ganaba la vida, probablemente el peor revolucionario, recibía el sueldo de diferentes trabajos menores pero siempre anteponía el placer que sus responsabilidades -Puede que el dinero si caiga de los arboles - decía mientras se auto cuestionaba así mismo.
Ya afuera decía, señalaba y observaba -Por ahí se fueron los primeros que corrieron por atrás- la miraba por unos segundos mientras bebía otro trago del ron y se estiraba -¿enserio valen algo para ti cazarlos? Parecen basura bastante común. No se que tipo de ley representas pero yo que tu trataría de no hacer tantos destrozos- admiraba por momentos la sonrisa de la chica -pero se nota que sin duda lo disfrutaste, ese es un punto a rescatar sin duda- caminaria hacía donde esos bastardos, quizás el pelimorado pudiese extraer algo de información, sacar algún extra que pudiese robarle a los ya muertos de hambre piratas.
Ante el apretón de mejillas el pelimorado simplemente le sonreiría, la calidez de esa locura también era simplemente entretenida y singular, la verdad la situación se prestaba para un curioso momento, la vida y sus sorpresas - Pensaba que ibas a atacar a todos los presentes y pretendías dejar lo mejor para el final -sonreía mientras se señalaba con cierto aire de grandeza, veía en la mirada de la chica que no tenía intenciones de atacar de buenas a primeras, veía algo diferente pero de igual manera de esos movimientos erráticos podía esperarse lo que fuera - ¿no tipos como yo? Aún es muy pronto para aseverar conocerme ¿O no? - luego de eso escucharía sobre su paranoía que por un momento le hacían suspirar, "debo pelear, vaya lástima" para luego darse cuenta de que era una broma de la chica, sonreía el pelimorado -Te arriesgas demasiado con amenazas de ese tipo, nunca puedes imaginar a quien tienes enfrente chica bailarina- la miraba fijamente -supongo que para tu "cacería es un buen día"- empezaría a caminar para salir del lugar junto a ella.
Al escucharla sobre su trabajo y los arboles le hizo recordar con ironía la forma en que él se ganaba la vida, probablemente el peor revolucionario, recibía el sueldo de diferentes trabajos menores pero siempre anteponía el placer que sus responsabilidades -Puede que el dinero si caiga de los arboles - decía mientras se auto cuestionaba así mismo.
Ya afuera decía, señalaba y observaba -Por ahí se fueron los primeros que corrieron por atrás- la miraba por unos segundos mientras bebía otro trago del ron y se estiraba -¿enserio valen algo para ti cazarlos? Parecen basura bastante común. No se que tipo de ley representas pero yo que tu trataría de no hacer tantos destrozos- admiraba por momentos la sonrisa de la chica -pero se nota que sin duda lo disfrutaste, ese es un punto a rescatar sin duda- caminaria hacía donde esos bastardos, quizás el pelimorado pudiese extraer algo de información, sacar algún extra que pudiese robarle a los ya muertos de hambre piratas.
Sinbad
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Creado por Harley Quinn Jue Sep 08, 2016 2:39 pm
El pelimorado no tardó en llegar a la posición de Harley, y entre tragos de la botella de ron que llevaba en la mano, le indicó la dirección a la que se habían dirigido los piratas que escaparon de la taberna cuando éste dio la falsa alarma sobre la llegada de los marines. La cazarrecompensas lo miró a los ojos inclinando un poco su cabeza y tras una de sus típicas sonrisas le respondió.—Tú lo has dicho.—Lo señaló.—Vale más la euforia al destrozar sus cráneos que éstos en sí.—Realizó un par de movimientos asimilando golpear el aire con su bate.—Pero necesito contenerme. A veces las palabras de esos malnacidos llevan hasta piratas mayores.—Se giró dándole la espalda a Abe.—Y eso es lo que quiero...—Comentó por último en voz baja y para así.—Bueno, ¡en marcha!.—Volvió a sonreírle, esta vez con un gesto infantil, y tras un salto echó a caminar en la dirección que éste le indicó. Dio la vuelta a la taberna y continuó por un pequeño camino asfaltado. A ambos lados de éste se situaban pequeñas viviendas, algunas abandonadas, y otros negocios de pequeño tamaño. Sin duda en aquella zona de la isla lo que más vida tenía era la taberna, o al menos tenía hasta que llegó la rubia.
La rápida confianza de Harley a veces podía traicionarla. Es sin duda una chica tan espontánea que no duda en agarrarse a lo primero que le echa buen ojo, aquello era alguna de las cosas que sin duda la hacían una mujer excepcional fuera de su locura. Sin embargo, no sería la primera vez que alguien abusaba de su rápida "amistad". Se dio cuenta que no sabía nada acerca de aquel hombre, más que su nombre. Y a pesar de ello, no le importaba.—¿Y qué te trajo hasta aquí, Abe?.—Le preguntó, rompiendo así el silencio y tratando de por una vez obtener algo de información sobre su acompañante.—¿Tienes alguna profesión en particular?.—Señaló su tripa.—A parte de beber ron, claro...—Rió levemente.—A lo mejor eres uno de esos tipos del gobierno que van probando alcohol por todas las tabernas de los 7 mares para así encontrar la botella perfecta y llevársela hasta los altos cargos. He oído hablar de ellos.—Abrió los ojos de par en par.—Eso sería muuuuuuuuuy guay.—Asintió con la cabeza cuán niña pequeña.
En ese instante se podía divisar a lo lejos, sobre la costa, una embarcación. No era muy grande, pero tampoco se podía decir que era un barco pequeño. Aún en la arena había un par de barcas que estaban siendo arrastradas por siluetas que sin duda pertenecían a los piratas que escaparon de la taberna. Habían tenido que correr demasiado rápido para llegar hasta allí tan pronto, pero Harley no entendía por qué continuaban si debieron de haberse dado cuenta ya de que la alarma no era más que una mentira. No había ni rastro de los grandes barcos de la Marine. ¿Les daría tiempo a llegar hasta allí?
La rápida confianza de Harley a veces podía traicionarla. Es sin duda una chica tan espontánea que no duda en agarrarse a lo primero que le echa buen ojo, aquello era alguna de las cosas que sin duda la hacían una mujer excepcional fuera de su locura. Sin embargo, no sería la primera vez que alguien abusaba de su rápida "amistad". Se dio cuenta que no sabía nada acerca de aquel hombre, más que su nombre. Y a pesar de ello, no le importaba.—¿Y qué te trajo hasta aquí, Abe?.—Le preguntó, rompiendo así el silencio y tratando de por una vez obtener algo de información sobre su acompañante.—¿Tienes alguna profesión en particular?.—Señaló su tripa.—A parte de beber ron, claro...—Rió levemente.—A lo mejor eres uno de esos tipos del gobierno que van probando alcohol por todas las tabernas de los 7 mares para así encontrar la botella perfecta y llevársela hasta los altos cargos. He oído hablar de ellos.—Abrió los ojos de par en par.—Eso sería muuuuuuuuuy guay.—Asintió con la cabeza cuán niña pequeña.
En ese instante se podía divisar a lo lejos, sobre la costa, una embarcación. No era muy grande, pero tampoco se podía decir que era un barco pequeño. Aún en la arena había un par de barcas que estaban siendo arrastradas por siluetas que sin duda pertenecían a los piratas que escaparon de la taberna. Habían tenido que correr demasiado rápido para llegar hasta allí tan pronto, pero Harley no entendía por qué continuaban si debieron de haberse dado cuenta ya de que la alarma no era más que una mentira. No había ni rastro de los grandes barcos de la Marine. ¿Les daría tiempo a llegar hasta allí?
Harley Quinn
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Creado por Sinbad Jue Sep 08, 2016 6:21 pm
Observarla para el pelimorado, era un show, independientemente del alcohol, que aún era poco para un tipo de sus dimensiones sonreía con las palabras de la chica -Piratas mayores hahaha eres toda una justiciera de la noche- cuya oscuridad aún seguía presente hacía que el navegante pensara más en seguir la fiesta que en hacer algo productivo, como aparentemente lo hacía la chica de cabellera bicolor -vine en busca de alcohol, algo diferente al vino de todo la isla, no me quejo en lo absoluto pero llevo ya casi quince días por acá y solo vino puede hartar un poco - decía mientras caminaba y entraba a la zona semi asfaltada, la ruralidad era algo curiosa para Sinbad, el haber crecido en el reino de Lvneel, entre la nobleza, le daba una perspectiva completamente opuesto a lo presente, que muchas veces había visto pero siempre le parecía curioso. La calma durante la noche, ni un alma se oía, con una mentira como siempre decía -Soy un mercader de armas. ¿Y vos te dedicas a algo más que el baile seductivo de piratas con fines fatales?- decía con una sonrisa indeleble, tanto por la diversión del comentario como por recordar su acto. Carcajeaba un poco -hahaha El gobierno hahaha mi relación con ellos no es la mejor, la armas no son bien vistas- decía bastante metido en su mitóomano papel y aportando algo de verdad -pero si soy he probado muchos variedad de alcohol, para mí, solo yo soy mi dueño y jefe en la vida- la infantil reacción era digna de aplaudir, era un joya más para Sinbad charlar con ella, risueña demencia -Supongo es una decepción que no sea un transportista de alcohol- bromeaba junto a ella hasta que un rugido animal hacía acto de aparición en su estomago.
Analizaba los arboles del lugar -Por cierto mira esas frutas- señalaba el de una de las casas por donde caminaban -Tengo algo de hambre y tomare unos- se acercaba y estirandose un poco luego de un ligero salto tomaría la rama y cortaría cinco frutas de su tallo. Las observaría fijamente, ciertamente las tres eran diferentes, dos maduras y rojas, una aún verde, una pintona entre amarillo con naranja y una completamente ¿Rara? Celeste. Había dejado la botella en el suelo durante la recolecta de ese intento de botín nocturno para saciar su hambre.
Mientras palpaba el buen estado de las frutas y solo botaba la más madura, parecía tener algún tipo de mancha negra que la hacía poco apetecible, justo como la celeste, justo como los mechones de la chica. La miraba y veía las frutas.
Los ojos dorados desde su altura superior veían a la chica del bate -¿Hambre o homerun?- le lanzaba la verde de manera parabólica, ver su capacidad de reacción ante eso y luego se le acercaría -Mira, una roja y una celeste, como tu cabello. Quizás estos frutos esperaban por un par de hambrientos de la vida, toma- le entregaba la roja a la chica e ingería de un mordisco la celeste. El sabor era pésimo, tanto que el navegante dejaba caer las otras frutas. -Uaa esta fatal, espero la tuya sea represente el lado bueno o ese árbol frutal debe ser algo infernal- mientras decía eso su cabello morado se empezaba a colorar más brillante y azul, una extraña sensación bajo su espalda comenzaba a hacer acto de presencia y a escabullirse aflojando un poco el cinturón de tela de su pantalón y una sensación en su piel, como si se estuviese endureciendo, resecando, no era lo mejor para el dermis, incluso sus manos empezaban a escamarse, su sonrisa absolta ahora solo era media, debido a la confusión y al mal sabor -Harley creo que esa fruta estaba bastante mal, espero la tuya no estuviese así- incluso había perdido el apetito, la miraba seriamente sin aún pensar en lo que realmente pasaba, pero en el fondo una parte de el sonreía, algún demonio de la fruta o del mismo revolucionario que si alcanzaba a comprender, una akuma no mi, justo en la noche de cacería, fiesta y alcohol, algo bastante inesperado.
Analizaba los arboles del lugar -Por cierto mira esas frutas- señalaba el de una de las casas por donde caminaban -Tengo algo de hambre y tomare unos- se acercaba y estirandose un poco luego de un ligero salto tomaría la rama y cortaría cinco frutas de su tallo. Las observaría fijamente, ciertamente las tres eran diferentes, dos maduras y rojas, una aún verde, una pintona entre amarillo con naranja y una completamente ¿Rara? Celeste. Había dejado la botella en el suelo durante la recolecta de ese intento de botín nocturno para saciar su hambre.
Mientras palpaba el buen estado de las frutas y solo botaba la más madura, parecía tener algún tipo de mancha negra que la hacía poco apetecible, justo como la celeste, justo como los mechones de la chica. La miraba y veía las frutas.
Los ojos dorados desde su altura superior veían a la chica del bate -¿Hambre o homerun?- le lanzaba la verde de manera parabólica, ver su capacidad de reacción ante eso y luego se le acercaría -Mira, una roja y una celeste, como tu cabello. Quizás estos frutos esperaban por un par de hambrientos de la vida, toma- le entregaba la roja a la chica e ingería de un mordisco la celeste. El sabor era pésimo, tanto que el navegante dejaba caer las otras frutas. -Uaa esta fatal, espero la tuya sea represente el lado bueno o ese árbol frutal debe ser algo infernal- mientras decía eso su cabello morado se empezaba a colorar más brillante y azul, una extraña sensación bajo su espalda comenzaba a hacer acto de presencia y a escabullirse aflojando un poco el cinturón de tela de su pantalón y una sensación en su piel, como si se estuviese endureciendo, resecando, no era lo mejor para el dermis, incluso sus manos empezaban a escamarse, su sonrisa absolta ahora solo era media, debido a la confusión y al mal sabor -Harley creo que esa fruta estaba bastante mal, espero la tuya no estuviese así- incluso había perdido el apetito, la miraba seriamente sin aún pensar en lo que realmente pasaba, pero en el fondo una parte de el sonreía, algún demonio de la fruta o del mismo revolucionario que si alcanzaba a comprender, una akuma no mi, justo en la noche de cacería, fiesta y alcohol, algo bastante inesperado.
- OFF:
Sinbad
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