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Creado por Arekk D. Zenit Dom Dic 13, 2015 5:49 am
Barco robado. Puerto Clandestino al Sur de Micqueot
-Que alguien como yo deba esconderse del Gobierno y la Marina es deleznable…- maldecía el anterior príncipe de Nadir, Arekk D. Zenit. Apoyado en una de las barandas del barco que habían robado en Nadir para escapar de la isla, el viento movía su larga cola de caballo. Observaba el horizonte, intentando pensar en como solucionar todos los problemas que sus decisiones habían provocado desde el momento en que se prometió con esa arpía de Lvneel. Ya se lo habían dicho, negarse a comprometerse o llevarle la contraria a la mujer podría provocar una guerra entre ambos reinos, de la cuál Nadir no saldría muy bien parada. No era un secreto que desde la firma de la paz entre ambos reinos, Nadir había bajado la guardia, mientras que Lvneel seguía armado hasta los dientes. El gobierno le proporcionaba soldados en caso de necesitarlos, y claramente los aceptaron, pues la presencia de agentes de la cipher pólice en Nadir el día del ataque no fue escasa -¿Me equivoqué al engañarla? ¿Qué habría sido de mi si ahora estuviera dándole un primogénito a esa mujer y no hubiera actuado como actué?- la mente de Arekk intentaba imaginar lo que podría haber ocurrido, lo que podría haber pasado, quizás como sería su vida ahora y como su padre estaría vivo en aquel momento, dándole consejos para gobernar el poderoso Nadir y quizás incluso Lvneel. Igualmente, el muchacho de rubios cabellos no estaba dispuesto a unir fuerzas con ese maldito reino que trataba a un héroe como un mentiroso.
La mente del muchacho lo llevaba hasta sus edades más tempranas, recordándole cuando se dedicaba a estudiar la medicina como en su día, el gran Noland Montblanc hizo igual que él. El sueño de querer convertirse en un héroe lo había formado como un chico positivo y enérgico, pero ahora, esos sueños habían desaparecido. Su único sueño era destruir Lvneel, arrasar la isla de la que salió la arpía que lo trató como a basura. Sus ojos se dirigían contra el camino que venía desde Nadir –ya tierra olvidada tres años atrás e inhabitable-, hasta Micqueot, la capital del vino. Días atrás, el grupo había bajado a hacerse con un buen cargamento de víveres. No habían provocado caos, ni destrucción, simplemente se acercaron a las viñas a por vino, y ante la negativa de vendérselo a un grupo de forasteros que parecían camorristas y mendigos, Arekk se vio frustrado y obligado a matar al Viñero. Se hicieron con un enorme cargamento de vino y enterraron el cuerpo del viñero en sus propias viñas, donde nadie lo encontraría si no se disponían a cavar durante largo tiempo. Arekk se sintió a gusto consigo mismo después de matar a aquel hombre y una sensación de placer recorrió su cuerpo durante horas, provocando incluso que tuviera que darse una larga ducha fría para calmar su cuerpo. ¿Tan raro era que una persona se pusiera cachonda al matar a otra? Durante años de búsqueda de la paz, el mancharse el cuerpo de sangre provoca un placer enorme.
Allí seguía el muchacho, en el barco, observando el horizonte. Cuando quiso darse la vuelta observó al joven Zorro que se encontraba junto a él. La verdad es que era una criatura extraña, pero verdaderamente amigable y apacible, con la que se podía conversar incluso de forma más pacífica que con cualquier otro ser… quizás sería por eso que a Arekk le encantó que se quisiera quedar en Nadir, incluso a pesar de sus constantes desapariciones. Lo más divertido de aquella criatura eran las descargas que misteriosamente podía descargar sobre sus adversarios, y lo que más odiaba era los castigos, cuando Arekk era más joven, que su padre le encomendaba al Zorro ponerle al muchacho. A veces sentía calambres solo de tocar las paredes debido a la sensación de recibir otro calambrazo -Julius… ¿piensas que hice bien en huir?- le preguntó al Zorro. El muchacho estaba confuso y no sabía que hacer o decir, quizás se hubiera equivocado al hacer todo lo que hizo, al comprometer a Evelyne en aquel marrón tan grande. Se sentía completamente culpable, pero ahora, solo deseaba una cosa… erradicar por completo al hombre que destruyó su mundo y a la mujer que arruinó su vida. Un suspiro apareció de entre sus labios y se apoyo de espaldas en la misma baranda, mirando esta vez hacia las profundidades de Micqueot.
Ya deseaba que se despertaran los demás para volver a bajar a la ciudad. Quizás a tomar algo, quizás a robar alguna que otra valiosa ración de vino o incluso a reclutar a algún valiente que se dignara a acompañarlos durante una larga travesía a hacerse más fuertes… Cuantos más sean y más poderosos, mayor probabilidad habrá de que Lvneel caiga ante sus manos… ya deseaba que el mundo lo observara ejecutar públicamente al hombre que destruyó su vida. Destruiría la suya y erradicaría su existencia.
Arekk D. Zenit
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(8/100)
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Creado por Julius Fox Dom Dic 13, 2015 12:35 pm
Plena madrugada
Hay que tener en cuenta algo. De todos los presentes Julius era el menor, y estaba soportando una gran carga. Era la segunda vez que perdía todo lo que tenía por culpa de los humanos. Y entre las múltiples preguntas que azotaban su cabeza se encontraba una en concreto ¿Cuánto tardaría en volver a confiar en uno? Si no contamos a la poca gente que viajaba con él en aquel barco del que se habían adueñado para huir, había intentado evitar hablar con cualquier persona en todo el tiempo que había ocurrido desde que habían dejado atrás Nadir. Los humanos no le gustaban, eran horribles y ambiciosos, vacios y egoístas. Un claro ejemplo era aquella mujer con la que se había casado Arekk ¿Cómo se le había ocurrido? A las locas se les encierra o se les quema en la hoguera alegando que son brujas, no se les pone un anillo de compromiso en su dedo y te tiras a otra mientras tanto. El caso es que eran las tantas de la madrugada y Julius había vuelto a despertarse con terribles pesadillas. De nuevo volvía a ver el cuerpo de Wolfie desangrado, con el brazo dislocado y varias armas de filo clavadas en su torso, o el de El anciano ardiendo, pasando a convertirse en cenizas junto al barco que tanto les había costado construir juntos. Abrió los ojos de golpe y se levanto casi de un salto de la cama, su cuerpo estaba cubierto de sudor frio y sus ojos lagrimosos ¿Había estado gritando en sueños otra vez? Miro a todos lados, buscando una amenaza, algo, cualquier cosa. Pero no, estaba solo, no había nadie. Agarro la manta de su cama y se dirigió a una esquina de la habitación, la única esquina vacía de objetos, la cual quedaba oculta tras la puerta si se abría. Se envolvió en ella e intento que su revoltijo de emociones se calmara, manteniéndose simplemente en silencio con la espalda apoyada contra la pared hasta que volvió a quedarse dormido mientras de sus labios escapaba una única frase dicha únicamente para sí, para buscar la calma. –Solo… una pesadilla…-
Presente
Julius parecía más calmado, pero también era cierto que era un maestro del engaño y sabía perfectamente cómo hacer para ocultar como se sentía. Que fuera el más joven no quería decir que tuviera que ser necesariamente el más débil ¿y si lo era? Pues no tenía porque mostrarlo. Julius caminaba de manera exagerada elevando un pie mucho más de lo necesario para dar un paso, antes de dar el siguiente. Su cola se balanceaba de un lado a otro mientras simplemente paseaba sin tener realmente claro que era lo que quería. Tenía hambre así que lo suyo a lo mejor era ir y desayunar. Era plena mañana después de todo. Avanzo a la cocina con paso ligero, sin hacer ningún ruido por ir descalzo, pensando en que podía pillar para abastecerse. Dudaba mucho que hubiera algo de carne en la cocina a estas horas, pero quien sabe ¿A lo mejor había restos de la cena? Eso serviría para poder alimentarse, aunque los otros insistan en decirle que no es una alimentación saludable (En realidad, tampoco insistían tanto. Las únicas que se preocupaban realmente por cosas así era la pelirroja que tanto cariño parecía haberle cogido al pequeño zorro). Pensaba que se había levantado más temprano que el resto, pero no fue así, pues cuando llego a la cocina se encontró con Arekk. Julius le sonrió (aunque la sonrisa fue más por ver las sobras que por la presencia del rubio en la sala). -¿Qué te preocupa hoy?-Minutos más tarde habían terminado en la cubierta del barco. Arekk se apoyaba en la barandilla de este mientras que Julius estaba sentado en el suelo con las piernas cruzadas para sostener el plato con las costillas que quedaron. Lo bueno de tener un pacifista es que no necesita comer y siempre hay sobras. Mientras Arekk se quejaba, Julius mordisqueaba el extremo de un hueso al que ya había limpiado completamente de carne mientras miraba a quien consideraba lo mas similar que tenia a un hermano mayor. –¡hmpfjshr!- Es lo que tiene hablar con la boca llena, que no te entienden. Escupió el hueso por encima de la barandilla, permaneciendo callado hasta que se escucho el “plof” en el agua –No creo que te equivocases al engañarla. Cuando estas cerca de Evelyne hueles enamorado- “Hueles enamorado” obviamente se refería a las feromonas y todas esas cosas que desprende el cuerpo cuando alguien está enamorado y que solo notan los animales -¿Y cómo estarías si le hubieras dado un hijo?- Pregunto para cerciorarse de su pregunta, válgame la redundancia –Probablemente estarías amargado otra vez. Solo que ahora teniendo que ejercer de padre a un hijo no deseado y casado con una mujer horrible- Le dio otro bocado a la carne y guardo silencio hasta que trago cuando termino de masticar -¿Has pensado en lo feo que sería vuestro hijo? Si la madre ya era un cayo, ni siquiera se podría arreglar con una bolsa de papel en la cabeza…- Y una vez más salía a relucir su tono jocoso y su picara sonrisa mientras observaba al rubio, buscando hacer una leve mueca en su rostro aunque solo fuera para alegrarle unos segundos.
Cuando le pregunto directamente (Pues lo otro podría considerarse que estaba hablando solo o de manera retorica), dejo el plato a un lado y se puso de pie, apoyándose al lado de Arekk en la barandilla, mirando a la isla de donde habían extraído el vino días atrás –No sirve de nada martirizarse a estas alturas- ¿Era el más indicado para hablar? Si no fuera el narrador le daría una colleja – ¿De qué sirve lamentarse?- Pregunto esta vez el zorro al rubio –Si, pienso que hicimos bien. Tampoco es que tuviéramos muchas alternativas ¿Cierto? Era eso o morir y que nuestro cuerpo se calcinase-
Y, durante unos segundos, solo hubo el sonido de su respiración y el del mar rompiendo contra el embarcadero. Todo eso acrecentado por el propio silencio que los envolvía. Como Julius no era muy partidario del silencio, miro a Arekk una vez más, cruzándose de brazos y moviendo la cola de lado a lado sin proponérselo realmente, un auto reflejo -¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Tienes algo planeado?
Julius Fox
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Creado por Rocky Z Dom Dic 13, 2015 3:52 pm
Madrugada
¿Cuánto tiempo había pasado desde que dejó de ser lo que era? Rocky lo sabía muy bien, de hecho, con una exactitud abrumadora. Era una máquina, cosas como los números no eran difíciles para él y su sistema. Lo único que le era difícil de superar era el recuerdo de su muerte. Aquella sensación gélida y atronadora, pero suave y rápida, es algo que no se le conseguía separar de la mente. Sus recuerdos estaban intactos, por lo que aquello también lo estaba. Como si fuera una grabación, cada vez que buceaba en su memoria, esta se repetía una y otra vez, desde el inicio hasta el fin. Como una película mala sin terminar o, mejor dicho, con un final forzado para dar por acabada la historia. Lo peor eran las noches. Al no tener nada que hacer en unas ocho horas, más o menos, su sistema repasaba todo lo que sabía y conocía, repetidas veces, como un ciclo hasta ver el amanecer. Habían pasado tres años y no se detenía aquel sentimiento purgador que se le había instalado, casi por error, en su CPU. Era algo con lo que no contaba el Doctor Zenit. Una mente humana va ligada a unos sentimientos humanos y, por desgracia, los sentimientos traen consigo un dolor agudo. Solo los humanos pueden recuperarse, olvidando y superando. Alguien que lo ve a diario, repitiendo su nacimiento, su crecimiento, lo cruel que fue con sus padres, su aprendizaje, sus ascensos, su dolor y su muerte, está claro que le es imposible de superar. Y en todo aquel tiempo que llevaba "vivo" no podía dejar de pensar que no era más que una máquina exenta de sentimientos, sin sueños propios y sin metas que conseguir. Solo un objetivo: proteger al heredero o morir en el intento. No podía cambiar lo que una vez fue y lo que era ahora. Lo único que le quedaba era observar a los seres humanos comiendo, durmiendo, sintiendo y viviendo. Todo para apaciguar la idea de que él solo estaba a un latido de estar muerto, sostenido por una IA y por una CPU. ¿Qué había más frío que eso?
Y así se encontraba en aquel preciso instante, sentado en las sombras de la habitación de su amo, agarrando sus rodillas con nostalgia, como intentando recordar la sensación de estar dormido. Le miraba a él, junto a su compañera Evelyne, descansando en su lecho. Se imaginaba a él hace unos años y las cosas que se había perdido -Esto me acabará destruyendo- murmuraba en voz baja para no despertar a nadie -Vale que el Doctor no quería que fuera una máquina sin sentimientos pero, ¿por qué mantener todos mis recuerdos?- los recuerdos son los que nos hacen a uno mismo, solo que él no lo sabía aún, o mejor, no lo quería entender. Las pulsaciones comenzaban a aumentar y los movimientos nerviosos aumentaban. Arekk estaba por despertar. Sin hacer un solo ruido, abrió la puerta del camarote y partió a la habitación de otro de los integrantes. Julius. Aquel animal extraño, con habla humana y chispeante humor. A pesar de las similitudes con los humanos, adoraba a aquel pequeño ser, posiblemente por su naturaleza animal. Entró en su cuarto y se quedó en una de las esquinas mientras lo observaba -Sufre- anunció en un susurro -¿Por qué sufres, Julius?- el sudor hacia brillar el cabello rojizo a la luz de la luna que se colaba por la ventana y las pulsaciones se aumentaron en gran medida. Sentía pavor. En aquel momento se percató de que no debía estar allí observando, pero no le dio tiempo a escapar, pues se había despertado. Silencioso como una simple sombra más, vio como se tambaleaba, arropado en su manta, hasta la esquina de enfrente de la que se encontraba. Se acomodó y se durmió, susurrando algo que le daría la razón a Rocky. Estaba sufriendo una pesadilla.
Una vez se quedó plenamente dormido, salió del camarote y partió hasta la popa del barco. Ya había tenido suficientes emociones por hoy y solo quería descansar. Se sentó contra la baranda del barco y apoyó su cabeza en esta, mirando a la luna distraído -Espero ser capaz de acercarme a Morfeo alguna vez, aunque solo sea una noche más en mi existencia- dijo tartamudeando en sus palabras. Entonces y solo entonces cerró los ojos y se dejó mecer por las olas del mar hasta que, por un instante, creyó haber caído en un profundo sueño.
Presente
Sus ojos se volvían abrir al notar el aumento de temperatura según sus escáneres internos. No habían visto la luz desde que los había cerrado mirando a la Luna. Se quitó el rocío que la noche había dejado sobre él y su ropa y caminó hasta la cocina para prepararse un café. ¡Oh, cafeína, fuente de energía de esta borde máquina de guerra! Tras unos minutos ya tenía un termo repleto del líquido marrón oscuro, dispuesto a ser consumido por sus labios férreos de piel sintética. Caminando hacia la proa, donde esperaba encontrar a alguien, seguía bebiendo su única fuente de sustento, hasta que se introdujo sin querer en una conversación que posiblemente no debería haber escuchado -Esa tía era una zorra- anunció a viva voz Rocky, acercándose a sus compañeros -No te ofendas, Julius- dijo al analizar sus palabras. Apoyó su mano en el hombre de Arekk y la otra en el del zorro parlante -El pasado nos llevó hasta aquí y puede que regrese a golpearnos en el futuro, pero seremos más fuertes y estaremos preparados. Estaremos esperando- pronunció como si de verdad se creyese esas palabras. Debía hacerlo. Él mismo una vez fue uno con la personalidad más fuerte de todo el reino, nadie se atrevía a entrar en discusión con él y debía asegurarse que sus compañeros siguieran adelante para que no decayeran. Lo importante era la gloria del futuro, no la ruina del pasado. Era momento de que su existencia se notara, aunque cada noche fuera una tortura para él. Sus compañeros eran más importantes, aunque a veces lo olvidara.
Rocky Z
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Creado por Arekk D. Zenit Lun Dic 14, 2015 3:22 am
El momento era bastante dramático, el muchacho se auto flagelaba, echándose a sí mismo en cara el haber abandonado a su Reino por unos ojos bonitos, pero en lo que no pensaba era que verdaderamente amaba esos ojos bonitos, y de todas las elecciones erróneas que pudiera haber escogido, esta fue la que más le gustó. Igualmente sabía que no se habia equivocado, y todos sus compañeros se lo repetían cada día, por suerte cuando no les escuchaba Evelyne, porque seguro que si le escuchaba decir que se había equivocado al escogerla, sería ella quien le flagelaría, pero a balazos. Igualmente, el muchacho se quería convencer de que Lvneel fue atacado por más razones que el hecho de que el hijo del rey engañara a su esposa, deberían haber más razones, y el propio muchacho debía descubrir cuáles eran y porqué aprovecharon a descubrir el secreto de Arekk para atacar, pudiendo haber atacado incluso antes. Su mirada se perdía entre los edificios de Micqueot, una isla que a pesar de no ser muy grande, era famosa por sus vinos, si, esos vinos en los que Arekk estaba tan interesado. Su mente divagaba, estaba tan perdido en aquel momento que no sabía que hacer para conseguir las mejores reservas de Vino “La Vid del Gigante”, que se trataba de los vinos que eran enviados cada semana a Ennies Lobby, su plan era robar esos vinos y el pago que el Gobierno le daba al dueño de las viñas. Aunque, antes de pensar en eso, continuó esa extraña conversación con el Zorro -Me alegra ver que me apoyas Julius... no sé que haría sin vosotros- dijo pasando su mano por la cabeza del Zorro a modo de signo de respeto hacia el Mink.
La siguiente parte de la conversación fue quizás incluso un poco más brusca de lo que nadie podía esperar, pero era normal, y tampoco le importaba al rubio que hablaran así de la sucia mujer que se dignó a dañarle. Cuando el zorro comenzó a hablar acerca de que hubiera ocurrido si hubiesen tenido un hijo comenzó a pensar en tantas veces que se acostó con aquella mujer, simplemente esperaba que el destino no hubiese querido darle un niño, no al menos ahora, era demasiado joven para hacerse cargo, y sinceramente, tampoco iba a hacerse cargo de él, no le importaba para nada el tener a un crío petulante como su madre dando vueltas por un barco -Si tuviera un hijo... los quemaba juntos- dijo serio sin desviar su mirada de Micqueot, no quedaban más que unas horas para que el pago llegara a la ciudad, y sinceramente, mejor era estar tranquilos a la hora de su llegada. De pronto una carcajada surgió de los labios de Arekk tras escuchar la frase que Julius le “dedicó” a la Princesa de Lvneel acerca de lo fea que era y de lo horrible que podría haber salido su hijo -Tampoco era tan fea.. además, podría haber salido a mi- dijo pensando en como sería un hijo suyo.. sería... raro, ver un doble de mínima estatura delante suya sería realmente extraño. Igualmente, aquellas palabras animaron mucho al rubio, que no podía parar de reír. Miró por última vez al zorro, y sincerándose le hizo una promesa -Gracias. El día que lleguemos a Sabaody, te juro que destruiré la Casa de Esclavos donde te retuvieron... – el silencio se mantuvo un segundo hasta que una frase resonó “Esa tía era una zorra”. La voz del Pacifista que su padre programó para protegerlo apareció de repente y una sonrisa se alzó en el rostro de Arekk -Me vais a dar mala imagen entre los dos- dijo mientras se pasaba la mano por la frente y reía, si, la verdad es que era graciosa toda aquella conversación.
Acto seguido, y tras un pequeño discurso por parte del Pacifista, Julius preguntó sobre los planes de Zenit en aquel lugar, la verdad, lo tenía todo muy bien pensado, y necesitaba que sus compañeros pusieran de su parte durante un momento -Un poco de oro nunca viene mal, ¿no?- susurraba el muchacho mientras sacaba un cartel de su traje negro -Según esto, los pagos del Gobierno para “La Vid del Gigante” llegarán hoy, tenemos tiempo hasta entonces, pero... – se silención un momento y observó que no hubiera nadie indeseado en la inmediaciones -Debemos estar preparados, los pagos del Gobierno están vigilados, pero quien los transporta es un simple ciudadano de Micqueot, mataremos a los guardias, pero al hombre no le haremos daño... una vez estén muertos, iremos hasta el viñedo, “pagaremos” al viñero y lo mataremos, le robaremos el pago y el vino y nos marcharemos de aquí- decía mientras planteaba su idea. Aún había cabos sueltos, pero por algo se lo contaba a ellos, debían opinar y mostrar sus ideas para que todo saliera bien.
La siguiente parte de la conversación fue quizás incluso un poco más brusca de lo que nadie podía esperar, pero era normal, y tampoco le importaba al rubio que hablaran así de la sucia mujer que se dignó a dañarle. Cuando el zorro comenzó a hablar acerca de que hubiera ocurrido si hubiesen tenido un hijo comenzó a pensar en tantas veces que se acostó con aquella mujer, simplemente esperaba que el destino no hubiese querido darle un niño, no al menos ahora, era demasiado joven para hacerse cargo, y sinceramente, tampoco iba a hacerse cargo de él, no le importaba para nada el tener a un crío petulante como su madre dando vueltas por un barco -Si tuviera un hijo... los quemaba juntos- dijo serio sin desviar su mirada de Micqueot, no quedaban más que unas horas para que el pago llegara a la ciudad, y sinceramente, mejor era estar tranquilos a la hora de su llegada. De pronto una carcajada surgió de los labios de Arekk tras escuchar la frase que Julius le “dedicó” a la Princesa de Lvneel acerca de lo fea que era y de lo horrible que podría haber salido su hijo -Tampoco era tan fea.. además, podría haber salido a mi- dijo pensando en como sería un hijo suyo.. sería... raro, ver un doble de mínima estatura delante suya sería realmente extraño. Igualmente, aquellas palabras animaron mucho al rubio, que no podía parar de reír. Miró por última vez al zorro, y sincerándose le hizo una promesa -Gracias. El día que lleguemos a Sabaody, te juro que destruiré la Casa de Esclavos donde te retuvieron... – el silencio se mantuvo un segundo hasta que una frase resonó “Esa tía era una zorra”. La voz del Pacifista que su padre programó para protegerlo apareció de repente y una sonrisa se alzó en el rostro de Arekk -Me vais a dar mala imagen entre los dos- dijo mientras se pasaba la mano por la frente y reía, si, la verdad es que era graciosa toda aquella conversación.
Acto seguido, y tras un pequeño discurso por parte del Pacifista, Julius preguntó sobre los planes de Zenit en aquel lugar, la verdad, lo tenía todo muy bien pensado, y necesitaba que sus compañeros pusieran de su parte durante un momento -Un poco de oro nunca viene mal, ¿no?- susurraba el muchacho mientras sacaba un cartel de su traje negro -Según esto, los pagos del Gobierno para “La Vid del Gigante” llegarán hoy, tenemos tiempo hasta entonces, pero... – se silención un momento y observó que no hubiera nadie indeseado en la inmediaciones -Debemos estar preparados, los pagos del Gobierno están vigilados, pero quien los transporta es un simple ciudadano de Micqueot, mataremos a los guardias, pero al hombre no le haremos daño... una vez estén muertos, iremos hasta el viñedo, “pagaremos” al viñero y lo mataremos, le robaremos el pago y el vino y nos marcharemos de aquí- decía mientras planteaba su idea. Aún había cabos sueltos, pero por algo se lo contaba a ellos, debían opinar y mostrar sus ideas para que todo saliera bien.
Arekk D. Zenit
Hoja de personaje
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Creado por Julius Fox Lun Dic 14, 2015 1:34 pm
Aparentemente Arekk se había tomado bien sus comentarios, pues no parecía haberse enojado (lo cual realmente era una de sus principales opciones si no le hacía gracia, y no le apetecía verle enfadado). Sonrió ante dicha caricia sobre sus cabellos, sabía que era un gesto de respeto, o al menos así lo asimilaba. También sonrió ligeramente ante la afirmación de “que hacer sin nosotros”. No sabía muy bien cómo responder a eso ¿Os imagináis lo aburrido que sería el mundo sin ellos? Mucha gente dejaría de reírse al leer mis post. Permaneció en silencio mientras seguía sintiendo como la brisa acariciaba su pelaje con dulzura. Ladeo la cabeza mientras Arekk proseguía con sus palabras, alegando que aquella mala bestia no era tan fea. Arqueo su cuerpo para apoyar la barbilla sobre sus manos, las cuales reposaban sobre la barandilla del barco –No hablo solo físicamente- Añadió a las palabras del rubio –Aquella mujer era horrible, vacía.- Su cola seguía balanceándose, como si no le diera importancia a sus palabras –Y la gente horrible solo engendra gente horrible- Se levanto y comenzó a estirarse, como si se hubiera despertado de un tremendo sueño. Y entonces vino el comentario sobre la casa de esclavos.
Durante un minuto le dio una punzada en el pecho, como si hubiera recordado algo terrible y dejo de sonreír por un instante. Recordó el aterrador sonido del látigo chasquear al romper la barrera del sonido antes de flagelar su espalda y causarle profundos cortes en la espalda. A veces agradecía tener tanto cabello por todo el cuerpo, así no tenia que verse las cicatrices. Se subió de un salto a la barandilla hasta que quedo sentado en esta, balanceando las piernas y la cola a partes iguales, casi como un niño que no le da demasiada importancia al asunto -¿De verdad tenemos que ir hacia allí?- Pregunto, mirando al suelo –No quiero volver a pisar ese lugar- El tono de desgana en su voz era claramente notorio, no tenia porque ocultarlo. Hay a quien no le gustan las judías y a él no le gustaba la isla repleta de burbujas extrañas. En serio ¿Para qué narices servían esas burbujas? Aun seguía cuestionándoselo, desde que se pasaba tardes enteras observándolas desde la única ventana con barrotes que daba al exterior desde su habitación/celda.
¡Que mal educado era aquel robot! ¿Acaso iba el insultando a la gente diciendo cosas como “abrelatas”? Nah, en realidad no se tomo a pecho el comentario, es más, hasta soltó una ligera carcajada. Tras eso hizo un pequeño gesto con su mano, quitándole importancia –Tranquilo, no importa- Y le miro a los ojos –Siempre me he preguntado por qué se utiliza la palabra zorra como un insulto- Movió las orejas –Es como si yo dijera “Es una humana”- Y estas son las dudas que no le dejaban dormir por las noches…
En realidad dormía del tirón y a pierna suelta si no le daban las pesadillas.
-Vaya, que poético- Esa fue la respuesta a lo dicho por el ciborg. ¿Qué ha pasado con el dicho que decía que la poesía nacía del corazón? Ese tipo se merecía dos hostias en la cara por discriminar a su tostadora (nunca mejor dicho, el robot tiene un lanzallamas). De todas formas aquel ser metálico le caía bien, y no tardaron demasiado en entablar algo similar a la amistad. ¿Tal vez porque no terminaba de ser un humano? Quién sabe, a lo mejor esto ayudo. No se sentía en peligro a su alrededor. Muchas veces ni siquiera lo notaba y se daba unos sustos tremendos ¿Cómo algo tan pesado puede hacer tan poco ruido al desplazarse?
Arekk comenzó a hablar sobre el plan a seguir, pues al parecer, lo tenía todo perfectamente claro. Sus ojos de distinto color se clavaron en los del rubio un instante, pensativo, buscando las palabras que decir - ¿Vamos a ir todos? ¿Nadie se quedara en el Orión?- Si, había bautizado el barco sin tener permiso del resto, y aunque se lo cambiaran el seguiría llamándole así. Ese barco tenía cara de Orión, y a veces las cosas son las que mejor saben lo que quieren. Todo estaba como tenía que ser en aquel barco, nada era demasiado hasta parecer pedante, y tampoco era demasiado poco como para necesitar ánimos. Si, a veces la pequeña mente del zorro podía resultar tan confusa como estas palabras, pero él entendía perfectamente a lo que se refería mentalmente. –De todos modos ¿Qué sentido tiene que los guie una persona cualquiera de la isla?- No terminaba de entenderlo -¿Para hacer de guía…? Pero si los guardias son siempre los mismos deberían de saberse las rutas como la palma de sus manos. No tiene sentido- con su mano derecha tamborileaba con los dedos contra la barandilla, dejando de balancearse, pensativo –Y, más importante…- Guardo silencio -¿Para qué pagar si podemos dejar fuera de combate directamente al viñero?- Una descarga paso desde su codo hasta su mano (Afortunadamente para Arekk, la madera no era conductora al no estar mojada... por ese lado) –Con rayos todo resulta más divertido.
Durante un minuto le dio una punzada en el pecho, como si hubiera recordado algo terrible y dejo de sonreír por un instante. Recordó el aterrador sonido del látigo chasquear al romper la barrera del sonido antes de flagelar su espalda y causarle profundos cortes en la espalda. A veces agradecía tener tanto cabello por todo el cuerpo, así no tenia que verse las cicatrices. Se subió de un salto a la barandilla hasta que quedo sentado en esta, balanceando las piernas y la cola a partes iguales, casi como un niño que no le da demasiada importancia al asunto -¿De verdad tenemos que ir hacia allí?- Pregunto, mirando al suelo –No quiero volver a pisar ese lugar- El tono de desgana en su voz era claramente notorio, no tenia porque ocultarlo. Hay a quien no le gustan las judías y a él no le gustaba la isla repleta de burbujas extrañas. En serio ¿Para qué narices servían esas burbujas? Aun seguía cuestionándoselo, desde que se pasaba tardes enteras observándolas desde la única ventana con barrotes que daba al exterior desde su habitación/celda.
¡Que mal educado era aquel robot! ¿Acaso iba el insultando a la gente diciendo cosas como “abrelatas”? Nah, en realidad no se tomo a pecho el comentario, es más, hasta soltó una ligera carcajada. Tras eso hizo un pequeño gesto con su mano, quitándole importancia –Tranquilo, no importa- Y le miro a los ojos –Siempre me he preguntado por qué se utiliza la palabra zorra como un insulto- Movió las orejas –Es como si yo dijera “Es una humana”- Y estas son las dudas que no le dejaban dormir por las noches…
En realidad dormía del tirón y a pierna suelta si no le daban las pesadillas.
-Vaya, que poético- Esa fue la respuesta a lo dicho por el ciborg. ¿Qué ha pasado con el dicho que decía que la poesía nacía del corazón? Ese tipo se merecía dos hostias en la cara por discriminar a su tostadora (nunca mejor dicho, el robot tiene un lanzallamas). De todas formas aquel ser metálico le caía bien, y no tardaron demasiado en entablar algo similar a la amistad. ¿Tal vez porque no terminaba de ser un humano? Quién sabe, a lo mejor esto ayudo. No se sentía en peligro a su alrededor. Muchas veces ni siquiera lo notaba y se daba unos sustos tremendos ¿Cómo algo tan pesado puede hacer tan poco ruido al desplazarse?
Arekk comenzó a hablar sobre el plan a seguir, pues al parecer, lo tenía todo perfectamente claro. Sus ojos de distinto color se clavaron en los del rubio un instante, pensativo, buscando las palabras que decir - ¿Vamos a ir todos? ¿Nadie se quedara en el Orión?- Si, había bautizado el barco sin tener permiso del resto, y aunque se lo cambiaran el seguiría llamándole así. Ese barco tenía cara de Orión, y a veces las cosas son las que mejor saben lo que quieren. Todo estaba como tenía que ser en aquel barco, nada era demasiado hasta parecer pedante, y tampoco era demasiado poco como para necesitar ánimos. Si, a veces la pequeña mente del zorro podía resultar tan confusa como estas palabras, pero él entendía perfectamente a lo que se refería mentalmente. –De todos modos ¿Qué sentido tiene que los guie una persona cualquiera de la isla?- No terminaba de entenderlo -¿Para hacer de guía…? Pero si los guardias son siempre los mismos deberían de saberse las rutas como la palma de sus manos. No tiene sentido- con su mano derecha tamborileaba con los dedos contra la barandilla, dejando de balancearse, pensativo –Y, más importante…- Guardo silencio -¿Para qué pagar si podemos dejar fuera de combate directamente al viñero?- Una descarga paso desde su codo hasta su mano (Afortunadamente para Arekk, la madera no era conductora al no estar mojada... por ese lado) –Con rayos todo resulta más divertido.
Julius Fox
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Creado por Rocky Z Miér Dic 16, 2015 7:51 am
El viento mecía el cabello sintético de Rocky, quien permanecía quieto tras sus dos compañeros, escuchando lo que decían sin entrar al juego. Habían momentos en los que no le interesaba hablar por hablar, sin decir nada con fundamento. Eso si que había cambiado después de su conversión. Ambos tenían unas críticas muy soeces y brutales acerca de la princesa de Lvneel. Él nunca la llegó a ver nunca, a pesar de servir a la casa real, por lo que la opinión que pudiera tener tan solo eran las anotaciones de un padre dolido por las circunstancias que rondaban a su hijo. En este caso, era la opinión del padre de Arekk, pues Rocky solo había escuchado cosas buenas acerca de ella, salvo de que era una mimada insoportable de esas que no te acercas a ella ni pagándote miles de berries. A veces se preguntaba las vitaminas que tuvo que tomarse el príncipe para que su mástil estuviese a punto. Aún así Rocky no tenía ganas de que siguieran sufriendo por cosas del ayer, no le interesaba estar en una tripulación débil tan condicionada por lo que les habían pasado. Bueno, obviamente si te cortan un brazo es una condición más que suficiente -Se utiliza porque las mujeres son carroñeras y astutas- anunció sarcásticamente sin saber exactamente si era por ello o no.
Los planes estaban dados. No le interesaba en absoluto todo lo que pudieran conseguir, porque él no bebía vino, pero bueno siempre le era agradable llevar al extremo a algún agente del gobierno o similar. El plan era el siguiente: ir a infiltrarse a los viñedos de la isla, matar a los guardias y a los encargados del transporte que hubiera, si los hay; y finalmente matar al viñero para llevarse la mercancía. ¿Resultado? La tripulación de los Zenit se llevaba una cantidad ingente de bebercio para lo que quedaba de estación, sino más -Déjame a mi la parte de acabar con los entrometidos. Se me da bastante bien y lo sabes. ¿Cuándo empezamos?- murmuró el hombre máquina mientras se chocaba los puños. En ese momento miró de un lado al otro -¿Aquí no falta alguien?- dijo el pacifista extrañado.
Los planes estaban dados. No le interesaba en absoluto todo lo que pudieran conseguir, porque él no bebía vino, pero bueno siempre le era agradable llevar al extremo a algún agente del gobierno o similar. El plan era el siguiente: ir a infiltrarse a los viñedos de la isla, matar a los guardias y a los encargados del transporte que hubiera, si los hay; y finalmente matar al viñero para llevarse la mercancía. ¿Resultado? La tripulación de los Zenit se llevaba una cantidad ingente de bebercio para lo que quedaba de estación, sino más -Déjame a mi la parte de acabar con los entrometidos. Se me da bastante bien y lo sabes. ¿Cuándo empezamos?- murmuró el hombre máquina mientras se chocaba los puños. En ese momento miró de un lado al otro -¿Aquí no falta alguien?- dijo el pacifista extrañado.
Rocky Z
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(1/1)
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Creado por Arekk D. Zenit Jue Dic 17, 2015 3:16 am
Las palabras que el Zorro hacía en mención de la mujer provocaban que el rubio sonriera, al parecer, él no era el único que pensaba todas esas cosas, y claramente no quedarían impunes, no al menos por su parte, y en otros momentos ya había escuchado también a Evelyne decirle que iba a matarla, aunque desconocía si lo decía por el propio rubio o porque por su culpa Nadir se hundió. Claramente, al muchacho le hacía feliz que sus compañeros le apoyaban, y en cierto sentido, ahora se sentía muchísimo más libre que antes, teniendo que esconder a la mujer que amaba por el bien de su pueblo, no, a partir de ahora no escondería sus sentimientos nunca más, al igual que cuando sintió el placer de matar, que no pudo esconderlos y el mismo cyborg –a pesar de que quizás no conociera el significado-, pudo ver como el rubio se sentía bien y liberado -Malos padres crían a malos hijos- dijo respondiendo ante la afirmación de que la mujer horrible solo engendraría a alguien aún más horrible, ante lo cuál estaba en lo cierto. El rubio sonrió al zorro y supo que hizo muy bien en llevárselo de Nadir, pues seguro que su prometida habría hecho cosas horribles con él, pues nunca le tuvo un respeto muy grande y el propio rubio se llevó varias heridas intentando defender la integridad del propio Zorro en varias ocasiones -Algún día.. esa mujer descansara en paz, ya lo verás- susurró por último, dando por zanjado el tema de su prometida... o ex prometida.. o como sea.
Notó como al Zorro no le gustó para nada hablar de Sabaody, el archipiélago de las burbujas. Su movimiento intranquilizó al rubio pensando que podía caer al agua, y la verdad, el North Blue no era muy famoso por ser el mar más tranquilo de entre los cardinales, se preocupaba muchísimo por su amigo Julius -No te preocupes.. no tendrás volver a ese lugar- dijo sonriéndole -Cuando posea un poder inimaginable... esa casa de esclavos dejará de existir para siempre... confía en mi- le dijo con una sonrisa de oreja a oreja, pues no iba a permitir el hecho de que aquel pequeño mink volviera a un lugar que no le gustaba, había estado muy cerca de él desde hacía mucho tiempo y había logrado comprender sus miedos y sus anhelos, el rubio se había prometido cumplirlos todos, y no solo los de Julius, si no también los de los demás miembros de su tripulación.. no, de su familia. Durante un segundo observó a Julius, que no parecía muy contento, pero igualmente intentaba animarlo -Y... quizás algún podamos visitar el lugar del que provienen los Mink.. aunque, no sé exactamente dónde está ni lo que es exactamente- dijo preguntándose como sería el lugar del que provienen los Mink, quizás encontraran a alguien que compartiera sus gustos por el dinero, por ejemplo, o por las armas, no sé, era complicado, algún amor quizás.
De nuevo volviendo con el plan de saqueo a los viñedos de Micqueot. El Zorro habló acerca de si alguien quedaría en el Orión, y el rubio negó con la cabeza, segundos después apareció la frase de explicación de porqué se les llamaba “Zorras” a las mujeres, la verdad, le hizo gracia la explicación que Rocky dio, y sin pensarlo dos veces, el rubio lo miró y le dio un golpecito suave en la espalda -La buscaste en un diccionario, ¿verdad?- susurró gracioso mientras continuaba explicando sus planes -No, nadie se queda, os necesito a todos.. sobretodo a ti, Julius- lo miró un segundo -Hoy serás el protagonista en esta historia- dijo mientras comenzaba a divagar sobre como explicarle al Zorro lo que quería. Preguntó acerca del sentido de que un guía los guiara, ahí llegó la explicación de Arekk a tiempo -Al ser un trabajo realmente inútil y sin peligro.. supuestamente.. mandan a los novatos, nunca son los mismos, ya que el Gobierno no puede permitirse colocar un equipo específico para este tipo de encargos...- miró al horizonte de nuevo, interponiéndose la isla de por medio.
-Siempre son nuevos, y siempre hay un hombre que se encarga de transportar el dinero, en un carromato, hasta los viñedos- el rubio miró al Zorro -Tú no pintas nada en este punto de la misión, pues tu papel será dirigirte rápidamente, y antes de que lleguen los agentes, a las viñas, matar al viñero de “La Vid del Gigante” y disfrazarte de él- pensó un segundo -Es posible que nosotros no lleguemos a tiempo de interceptar el carro con el dinero, por eso debemos eliminar al viñero, para que no se quede el dinero y ellos no se queden el vino- en menos de un segundo se giró hacia Rocky -Tú, Rock, te encargarás de eliminar a los guardias junto a nosotros, mientras que Kaín ira con Julius para apoyarle, pues desconozco si de verdad hay guardias en las viñas, pero más vale que nos decatemos por dividirnos, en el caso de que requieras de alguien más, Julius, usa alguna señal que pueda verse desde la ciudad- así, se conformaba un plan para conseguir una enorme cantidad de berries y un cargamento de vino para quizás un par de semanas si se conseguía dividir bien. Pero claro, Arekk era un apasionado del vino, quizás incluso se lo acabe él solo.
Notó como al Zorro no le gustó para nada hablar de Sabaody, el archipiélago de las burbujas. Su movimiento intranquilizó al rubio pensando que podía caer al agua, y la verdad, el North Blue no era muy famoso por ser el mar más tranquilo de entre los cardinales, se preocupaba muchísimo por su amigo Julius -No te preocupes.. no tendrás volver a ese lugar- dijo sonriéndole -Cuando posea un poder inimaginable... esa casa de esclavos dejará de existir para siempre... confía en mi- le dijo con una sonrisa de oreja a oreja, pues no iba a permitir el hecho de que aquel pequeño mink volviera a un lugar que no le gustaba, había estado muy cerca de él desde hacía mucho tiempo y había logrado comprender sus miedos y sus anhelos, el rubio se había prometido cumplirlos todos, y no solo los de Julius, si no también los de los demás miembros de su tripulación.. no, de su familia. Durante un segundo observó a Julius, que no parecía muy contento, pero igualmente intentaba animarlo -Y... quizás algún podamos visitar el lugar del que provienen los Mink.. aunque, no sé exactamente dónde está ni lo que es exactamente- dijo preguntándose como sería el lugar del que provienen los Mink, quizás encontraran a alguien que compartiera sus gustos por el dinero, por ejemplo, o por las armas, no sé, era complicado, algún amor quizás.
De nuevo volviendo con el plan de saqueo a los viñedos de Micqueot. El Zorro habló acerca de si alguien quedaría en el Orión, y el rubio negó con la cabeza, segundos después apareció la frase de explicación de porqué se les llamaba “Zorras” a las mujeres, la verdad, le hizo gracia la explicación que Rocky dio, y sin pensarlo dos veces, el rubio lo miró y le dio un golpecito suave en la espalda -La buscaste en un diccionario, ¿verdad?- susurró gracioso mientras continuaba explicando sus planes -No, nadie se queda, os necesito a todos.. sobretodo a ti, Julius- lo miró un segundo -Hoy serás el protagonista en esta historia- dijo mientras comenzaba a divagar sobre como explicarle al Zorro lo que quería. Preguntó acerca del sentido de que un guía los guiara, ahí llegó la explicación de Arekk a tiempo -Al ser un trabajo realmente inútil y sin peligro.. supuestamente.. mandan a los novatos, nunca son los mismos, ya que el Gobierno no puede permitirse colocar un equipo específico para este tipo de encargos...- miró al horizonte de nuevo, interponiéndose la isla de por medio.
-Siempre son nuevos, y siempre hay un hombre que se encarga de transportar el dinero, en un carromato, hasta los viñedos- el rubio miró al Zorro -Tú no pintas nada en este punto de la misión, pues tu papel será dirigirte rápidamente, y antes de que lleguen los agentes, a las viñas, matar al viñero de “La Vid del Gigante” y disfrazarte de él- pensó un segundo -Es posible que nosotros no lleguemos a tiempo de interceptar el carro con el dinero, por eso debemos eliminar al viñero, para que no se quede el dinero y ellos no se queden el vino- en menos de un segundo se giró hacia Rocky -Tú, Rock, te encargarás de eliminar a los guardias junto a nosotros, mientras que Kaín ira con Julius para apoyarle, pues desconozco si de verdad hay guardias en las viñas, pero más vale que nos decatemos por dividirnos, en el caso de que requieras de alguien más, Julius, usa alguna señal que pueda verse desde la ciudad- así, se conformaba un plan para conseguir una enorme cantidad de berries y un cargamento de vino para quizás un par de semanas si se conseguía dividir bien. Pero claro, Arekk era un apasionado del vino, quizás incluso se lo acabe él solo.
Arekk D. Zenit
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Nivel:
(8/100)
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Creado por Kaín Moarimikashi Vie Dic 18, 2015 11:46 am
Madrugada.
El silencio, las sombras, la noche. Los tres grandes aliados de un ninja. Como cada madrugada Kaín llevaba a cabo sus ejercicios de meditación, los mismos ejercicios que años atrás le habían enseñado la senda correcta, esa en la que debía aprender a prescindir de sentimientos y emociones, pero estaba resultando ser una noche dura. Kaín reposaba en el suelo, a pesar de estar meditando el ninja no se encontraba ausente de la realidad, pues hay dos principios importantes a la hora de realizar dichos ejercicios: Primero, mantener el cuerpo suelto y cómodo para que pueda descansar. Segundo, mantener alerta y atenta la mente.
El sombrío individuo se encontraba sentado sobre un cojín en mitad de una habitación a oscuras, las manos estaban apoyadas sobre su regazo con el objetivo de descargar el peso de sus brazos, los hombros situados ligeramente atrás y abajo, su cabeza dispuesta en el punto de equilibrio perfecto donde pudiese descansar sobre la columna, y sus piernas una delante de la otra. La postura era correcta, casi perfecta, ¿entonces por qué no podía hallar la paz que la meditación le otorgaba? La meditación le había otorgado la tranquilidad perdida tras lo sucedido en Nadir, había pasado tres largos años perfeccionando al máximo su meditación pues era lo único que aliviaba su angustiada alma. En aquella noche infinidad de imágenes volaban sobre la mente del ninja como un grupo de aves carroñeras a la espera de poder caer sobre su presa. Kaín recordaba como al principio de toda aquella situación mortificaba su cuerpo, creía que el dolor le eximiría de la culpa, pero no era así, por ello la meditación era tan importante, a través de aquella senda había conseguido controlar sus emociones. Pero aquella noche toda la culpa volvía a pesar sobre sus hombros: a la vista de sus compañeros Kaín ahora no era más que un vulgar desertor que había traicionado al Clan por intereses propios. Gabe Azuma se había asegurado de sembrar la semilla de la desconfianza en los ninjas con tal de hacerse él mismo con el poder. Por si fuese poco todavía cabía añadir la culpa que sobre sus hombros recaía, la muerte del Rey fue, de una manera directa, culpa suya por no haber alcanzado su puesto a tiempo. La vela prendida frente a él, la única fuente de luz dispuesta en aquella habitación, reflejaba directamente el interior de aquél hombre. Su llama realizaba movimientos oscilantes, rápidos, agresivos como las necesidades de venganza escondidas en su corazón. ¿Hasta dónde llegarían las ansias de poder de Gabe? Hasta la fecha Kaín no conocía las verdaderas razones por las que todo había sucedido, las necesidades de poder de Gabe no debían ser suficientes para llevarlo a formar todo aquél plan, debían existir razones oculta para lo ocurrido.
Kaín desprendía unos sudores fríos desde la parte más alta de su frente, la cicatriz de su ojo derecho, producto de su último enfrentamiento contra Gabe en Nadir, comenzaba a arder con el calor de mil hierros candentes. La vela, símbolo de su alma, se apagó. Kaín lo sabía mas no quería abrir los ojos para comprobarlo. Respiró profundamente para retener el aire en su interior, bajó el ángulo de su cabeza unos pocos grados y exhaló el aire de su interior. La llama volvía a resplandecer, ahora se mostraba inalterable, constante, recta y firme. No podía dejarse llevar.
Presente.
Los primeros rayos de luz solar rebotaban en los cristales de la ventana, proyectándose directamente sobre el rostro de Kaín. Abrió los ojos despacio, con parsimonia, un nuevo día se alzaba frente a él. La llama permanecía encendida. -Buen augurio.- Decía para él mismo en su interior. Había pasado toda la noche realizando la postura del loto, esa en la que ambos pies reposan sobre las pantorrillas, una postura avanzada que sólo había podido alcanzar una vez halló la paz en su interior. Se levantó del cojín y se colocó las piezas de ropa de la parte superior de su cuerpo. Salió por la puerta (algo inusual en él) rumbo a la cubierta principal, sólo cuando cerró la puerta la llama se apagó, como si fuese un ente consciente que se había dado cuenta de que quedaba sola. Subió a la cubierta, no encontró a nadie, algo lógico en parte pues el sol solamente asomaba vergonzoso en el horizonte. Kaín observaba el barco, aunque ya había pasado mucho tiempo en él no dejaría de ser demasiado ostentoso para su gusto, culpa quizás de que su condición de hombre fusionado con el sigilo le habían llevado a preferir las cosas sencillas, sin embargo no estaba tan mal. Kaín quedó unos cuantos segundos mirando al horizonte, todavía quedaba mucho para que cualquier miembro de la tripulación despertase, por lo que finalmente decidió ir a meditar a su lugar favorito: El extremo más alto del mástil del barco.
Ascendió hasta el lugar mencionado y allí comenzó con sus ejercicios de meditación, era su lugar favorito por ser el que mejor vistas tenía, así como por ser el lugar más tranquilo del barco. En lo alto del mástil se sentó en uno de esos palos de madera que cruzan el mástil de manera horizontal cuyo nombre ahora no recuerdo. Kaín respiró hondo de una manera muy lenta, después expiró y realizó la postura del loto una vez más, ahora sí se encontraba con la suficiente paz como para poder realizarla correctamente. Allí pasó unas cuantas horas, con la única interrupción del oleaje rompiendo contra el barco y el puerto clandestino, el viento era una leve brisa agradable. Kaín olvidaba todos los malos pensamientos que aquella noche le habían provocado problemas, así fue todo el tiempo que estuvo meditando sin molestia.
¿Sin molestia? No.
¿Cuándo había despertado la tripulación del barco? Ni idea, pero ahora estaban charlando alegremente en la cubierta del barco, ignorando por completo la presencia del ninja cano sobre sus cabezas. Sí, esos eran sus compañeros, los hombres (y la mujer) con los que había huido de Nadir tres años antes, tres años que pasó junto a ellos en plena mar. Kaín en esos momentos sentía como si tres años de su vida hubiesen pasado sin darse cuenta, como si un ente superior hubiera llegado a arrebatarle su tiempo de vida.
Ahora el ninja ponía atención a la conversación de sus camaradas: Comentarios jocosos sobre la ex prometida del príncipe y una breve definición de la palabra zorra formaban casi la totalidad de la conversación, pero no toda. El príncipe de Nadir sentía dudas sobre sus propias decisiones, y si bien su compañero el zorro había hablado ya con él sobre el tema para hacerle ver que no había hecho nada malo, Kaín sentía que no había dado su versión del asunto, y que debía hacerlo. También pudo escuchar cómo Arekk iba desmigajando el nuevo plan que deberían seguir ante el robo del vino en Micqueot. El ninja sintió que era un buen momento para presentarse ante sus compañeros.
Kaín deshizo la postura del loto, estiró sus piernas frente a él y su propio peso hizo el resto, Kaín caía de espaldas hacia la cubierta del barco. La caía era vertiginosa, y rápida, pero existía la suficiente distancia para que el Ninja pudiese hacer su magia e hiciese gala de su destreza. Mientras caía su cuerpo daba varias vueltas sobre su eje gravitatorio, sus brazos permanecían estirados para mantener el equilibrio y finalmente cayó al suelo, inmaculado, sin rasguños, una caída perfecta. Cuando Kaín cayó terminó en el suelo de cuclillas, dirigió la mirada a Arekk y se levantó lentamente, para hablar con él.
-Respecto a lo primero, Príncipe Arekk. El desafío al que nos enfrentamos los humanos no es cómo evitar el sufrimiento, sino cómo hacer frente al dolor que es inherente a la existencia, además de cómo no crear más sufrimiento debido precisamente a nuestros intentos desesperados por evitar el dolor.- Decía Kaín, mientras pensaba si ese mismo consejo podría aplicarse algún día a él. –Y respecto a lo segundo. ¿Cuál es mi papel en esta misión?-
Kaín Moarimikashi
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Nivel:
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Creado por Evelyne Petrova Lun Dic 21, 2015 12:51 pm
Madrugada
Sus ojos se abrieron de forma inmediata ante el tenue sonido que hizo la puerta del camarote al cerrarse, libero un suspiro cansado y de molestia mientras se acostumbraba a la oscuridad presente, dejándose mecer por el tenue movimiento del barco que a diferencia de otras veces no lograba tranquilizarla, sus pensamientos eran un caos absoluto y eso la desorientaba por completo. Observo el mueble que se encontraba a su lado, removiéndose levemente entre las sabanas mientras sus pensamientos la alejaban de aquella realidad, todos parecían desanimados ante lo sucedido en Nadir, habían perdido sus hogares y sus vidas habían dado un giro completo, pero para ella era diferente, no había perdido su hogar en aquel momento sino años atrás, y el reino jamás fue para ella algo a lo que le tuviera especial estima, la mayor parte del tiempo se la pasaba en el mar con su padre, asentándose poco y nada en el puerto del lugar, pero tal vez si podía lamentar la perdida de ciertas personas, gente inocente que había muerto en un ataque innecesario por parte de la maldita arpía. Que no sintiera la pérdida del reino tan hondamente como sus compañeros, no significaba que no se viera afectada, no significaba que no deseara venganza, pero aun más que eso sus prioridades estaban enfocadas en encontrar a Myr, a la tripulación y por sobre todo a su padre, meses habían pasado y aun no conseguía ni siquiera un rumor sobre su paradero.
Extendió la mano de manera inconsciente, intentando alcanzar el regalo que su progenitor le había dado, pero solo tanteo unos pergaminos. Se reincorporo con rapidez y casi violencia, no estaba, aquel intenso brillo dorado que siempre la despertaba por las mañanas, no estaba. Se levantó sin más agradeciendo mentalmente que Arekk no se hubiera despertado ante su movimiento brusco, tomo sus ropas rebuscando entre ellas por si encontraba el objeto, tanteando cada prenda con más urgencia que la anterior, no estaba. Se mordió el labio inferior mientras un temblor acudía a su cuerpo, se vistió para luego marcharse del lugar casi con desesperación. Al cerrar la puerta, apoyo su cuerpo sobre la madera que crujió tenuemente bajo su peso, tomando una gran bocanada de aire el cual en su frialdad provoco un extenso estremecimiento que recorrió toda su espalda. Solo había una opción extra, y sin pensarlo se dirigió a esta a pasos rápidos y agigantados, descendió la escalinata luego de recorrer la cubierta, y abrió la puerta con algo de violencia, deteniéndose por completo al observar la dorada brújula de su padre en medio del pequeño escritorio.
Suspiro mientras avanzaba a pasos parsimoniosos, permitiendo que la puerta se cerrara tras de ella sin importarle el gran eco que provoco dentro de la pequeña sala. Se dejó caer sobre la silla mientras una de sus manos tomaba el objeto, estrechándolo con fuerza mientras cerraba sus ojos, denotando como toda la tensión y nerviosismo abandonaba su cuerpo de manera inmediata luego del tacto con el frio metal. Patético, acababa de tener casi una crisis de pánico por no observar la brújula de su padre al despertar, libero una tenue risa ante lo absurdo de su reacción, negando con su cabeza mientras volvía a dejar la brújula sobre los pergaminos, abriéndola y observando como la aguja señalaba tintineante una sola dirección. Y así, con sus ojos fijos en el diseño rustico del grabado del compás se mantuvo las siguientes horas del amanecer, perdiéndose en sus pensamientos mientras entrelazaba sus dedos, formando con ambas manos un soporte para su mentón.
Presente
Aquella era la séptima vez que escuchaba aquel tenue chirrido en menos de cinco minutos, siempre se producía cuando el oleaje mecía al barco en cierta dirección, era molesto y la alejaba con violencia de sus pensamientos, que si bien solo se enfocaban en diferentes opciones en la ubicación de su padre y en repasar sus acciones el día del ataque por si algún detalle se le había escapado, eran sus malditos pensamientos y quería terminar sus ideas tranquilamente sin escuchar aquel rechinamiento casi imperceptible que comenzaba a sacarla de quicio. Si, le gustaba tener algo que “reparar” en su barco, para ella un barco estropeado era tanto como un sueño vuelto realidad y su peor pesadilla, odiaba un barco en mal funcionamiento pero a la vez le daba la posibilidad de hacer algo al respecto, años en el mar junto a su padre le habían enseñado todo lo que tenía que saber para hacer marchar una navío en ruinas.
Frunció el ceño desviando la mirada de su brújula y posándola en la rueda del timón precisamente cuando el sonido volvía a producirse. Suspiro con molestia antes de levantarse y dirigirse hacia esta, agachándose en la parte trasera de su posición observando en silencio hasta que el crujido volvió a producirse, su semblante se vio irrumpido por un claro desagrado antes de estirar su mano hacia la botella de Ron oculta y darle un largo trago, bienvenido desayuno. Alzó sus cabellos en un moño improvisado para evitar que las hebras rojizas se interpusieran en su mirada y sin más comenzó a trabajar con completa calma y precisión, con arreglos tal vez poco convencionales pero con eficacia casi perfecta, después de todo no tenía mayor estudio en la materia además de lo que la practica le había enseñado a realizar con pocas herramientas. Pero funcionaba y era lo importante, o al menos la mayor parte del tiempo.
Al cabo de treinta minutos se sentó sobre el suelo frente a la rueda del timón interno, cruzo sus brazos y sus piernas, dejando a su lado la botella, y mantuvo su posición dispuesta a escuchar el maldito crujido una vez más, pero este jamás llego. Con una sonrisa triunfante dio un último trago a su botella y volvió a ocultarla para luego levantarse y soltar sus cabellos mientras con su mano libre tomaba la brújula de su padre y la guardaba en el bolsillo de su pantalón. Se desperezo con un rápido movimiento sintiendo sus ánimos completamente recuperados al deshacerse de un crujido, que si bien el único mal que hacía era interrumpir sus
Salió a cubierta denotando el intenso sol sobre sus ojos, a lo que llevo una de sus manos hacia su rostro cubriéndolo tenuemente mientras se acostumbraba a la intensa luz del exterior. Camino en silencio logrando escuchar palabras sueltas del discurso de los otros miembros de la tripulación; algo de una “Zorra”, sobre engendros horribles y “carroñeras”, en su mente se formó de manera inmediata una idea que recubría todas esas características, por lo que suspiro con algo de molestia, ¿Es que acaso no pasaría un día sin que tuviera que escuchar alguna palabra sobre ella? Eso dañaba levemente su orgullo aunque intentara negárselo. Sabía que Arekk en gran parte se culpaba de lo sucedido pero aquello era absurdo, nadie atacaría a un reino por una infidelidad, era solo una tapadera que le habían dado al asunto y parecía que el “ex príncipe” se lo había creído.
- ¿Descansar en paz? –Repitió la frase del rubio que escucho mientras se aproximaba a ellos, liberando una tenue carcajada sarcástica ante la idea- Creo que esa mujer solo se ha ganado una tortura eterna… permitirle simplemente morir sería demasiado misericordioso.
Observo a los presentes, posando su mirada recelosa sobre el pacifista mientras pasaba a su lado, ya tendría una conversación con él, deposito una tenue caricia a modo de saludo sobre la cabeza de Julius como acostumbraba, hizo una venia en dirección hacia el aclamado “ninja” y sin más se subió de un salto a la baranda, sentándose sobre esta a un lado de Arekk mientras cruzaba una pierna sobre la otra, y posicionaba sus manos a cada uno de sus costados para darse mayor estabilidad.
- Entonces, ¿Cuándo comenzamos? –Cuestiono con rapidez mientras enarcaba una de sus cejas, había escuchado todas las indicaciones previas por parte del rubio y algo habían conversado la noche anterior. Si el pretexto del grupo para no ponerse en marcha antes y perder el tiempo hablando sobre prostitutas de otros reinos, había sido su ausencia pues ya no tenían mayores excusas, había que comenzar a moverse.
Evelyne Petrova
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Creado por Julius Fox Mar Dic 22, 2015 9:31 am
El zorro seguía en dicha barandilla, simplemente balanceando sus piernas y su cola al ritmo de un compas que estaba en su cabeza, un ritmo irregular sin ton ni son que simplemente combinaba altos y bajos porque podía, tarareando un ritmo amorfo cuya tonalidad esa inexistente, como si le pusiera una banda sonora a la conversación buscando algo que no fuera completamente sieso y aburrido. Es decir, observaba a la tostadora definir la palabra zorra en un contexto peyorativo como si fuera lo más normal del mundo, sin darle importancia, simplemente dándole la razón pues no tenía la menor idea de cuál era la respuesta correcta, o si esta en lo cierto, pues después de todo el había emitido la pregunta. ¿No sería estúpido preguntar sabiendo la respuesta? No tendría sentido, sería algo ilógico y absurdo. De todas formas miro con una sonrisa mientras ladeaba levemente la cabeza –Entiendo- dijo para sí, todavía cuestionándose las palabras de dicho ciborg -¿Entonces usáis como una palabra peyorativa algo que simboliza el hecho de que son “astutas”? No entiendo qué sentido tiene- Dijo sincero, sin saber realmente donde había leído la palabra “peyorativa” pese a saber su significado.
Entonces su mirada se dirigió al capitán de dicha tripulación, quien prometió que echarían a bajo la casa de subastas cuando tuvieran poder necesario para ello. Si quisiéramos hacer añicos por completo la cuarta pared, ahora haría una referencia con respecto a la barra de nivel de dicho personaje, pero como no lo es, dejemos la cuarta pared en paz. A menos que quería que le pongamos c4 y la derribemos con dicho comentario varias veces, aunque el zorro no lo considero apropiado, si hay una pared ahí es por algo, así que decidió dejarla tal y como estaba. El caso es que tras aquello, Arekk hizo una referencia al reino de los minks, quedándose pensativo por un instante ¿Cómo era aquel lugar? Era una muy buena pregunta, aunque Julius no tuviera respuestas. Miro a Arekk –Es un elefante tan grande como una isla- inquirió ¿de dónde podían provenir otros animales? De un animal, era lógico ¿Cierto? -¿Para qué quieres ir allí?- Pregunto curioso, esta vez no había miedo en su voz como la anterior vez que lo había preguntado –Nunca he estado en ese lugar, no conozco a ningún otro mink- Contaba su pasado como si fuera una historia ajena a él –No tengo a nadie que se preocupe por mi allí, yo nací en Dressrosa- levanto los hombros –“El lugar donde los deseos carnales se hacen realidad, por muy depravados que sean”- Se quedo pensativo un momento –Créeme, la palabra “Depravación” se queda corta-
Entonces aquel ninja que pasaba completamente desapercibido (cosa… lógica, es un ninja) hizo su entrada triunfal haciendo piruetas por los aires, y dando vueltas mágicas porque podía… Julius lo catalogaría como puro postureo, y lo habría dicho en voz alta si su educación no fuera muy superior a la de una gran cantidad de humanos. Pero limitémonos a lo que paso en ese instante, cuando aquel hombre cayó del cielo cual flecha, Julius cayó al borde del infarto, casi cayéndose por la borda del susto. ¡Bendita sea la barandilla a la que se estaba agarrando en ese instante! Si no, ahora seria pasto de los tiburones. Y no olvidemos las palabras amables y sosegadas que soltó en ese instante, antes de ver como su vida pasaba por delante de sus ojos -¡HIJO DE MIL PADRES DISTINTOS!- Cuando se dio cuenta de cómo estaba y se percato de que prácticamente le acababa de insultar agacho la cabeza –Lo siento, no era mi intención.- Y ya si hablamos de entradas triunfales, tenemos que nombrar el momento en el que la novia de Arekk, aquella pelirroja a la que habían usado de escusa barata para destruir Nadir, aparecía para poner a caldo a la prometida del rubio, en el momento justo. Julius le dedico una sonrisa tras la caricia que esta deposito sobre su frente (Se había acostumbrado a que todo ser viviente en el barco le acariciase la cabeza para mostrar afecto o saludarle… no te sientas excluido Rocky), mirándole a los ojos -¿Qué has hecho?- su ojos de color ajeno al anterior se clavaban en los de la pelirroja –Ya no está el “compas”- Era como había denominado al chirrido que hacia el mástil interior del barco de vez en cuando. Como si fuera una canción, Julius utilizaba dicho ritmo para trabajar al tiempo cuando se mantenía trabajando, o para no tener que escuchar la oscuridad mientras dormía. Si aquel chirrido del Orión no estaba, tendría que buscar cualquier otro tipo de sonido que fuera capaz de alejarle de esa profunda y latente oscuridad que tanto asustaba. Tenía pensado arreglarlo, pero no se lo había propuesto hasta ahora.
No paso mucho tiempo hasta que Arekk comenzó a explicar su papel en dicha isla, lejos de seguir enterrando a los dueños del viñero para emborracharse una noche mas (Pues Julius no tenía intención de cavar mas, ya había tenido suficientes agujeros por un tiempo), esta vez había planeado un golpe que se podría considerar “ a lo grande), queriendo robar tanto el dinero como una cosecha entera de vino, el cual, por lo que contaba Arekk, era bueno. ¿Tal vez sería un buen momento para comenzar a beber? O para al menos probar a ver qué sabor tenía el vino, pues era algo en lo que el zorro nunca había dispuesto y la curiosidad llenaba su cuerpo como agua en el interior de un vaso, llenando cada recoveco, cada extensión, hasta que solo quedaba aquel liquido llenándolo todo. Bajo de la barandilla, mas por temor a caerse de nuevo que por otra cosa, aunque el vaivén de su cola continuaba siendo simplemente una danza imperturbable, el seguía marcando el compás ya desaparecido, como un autor reflejo, simplemente permaneciendo allí mientras caminaba hasta ponerse al lado del ninja, eso sí, caminaba con infinita parsimonia, dándole tiempo de sobra a Arekk a que terminase su pequeño monologo dando órdenes mientras este lograba recorrer los escasos metros que le recorrían hasta ponerse al lado de aquel hombre, comenzando a balancearse con los pies, como si estuviera en un columpio pero sin moverse realmente del sitio. Ladeo la cabeza hacia un lado, moviendo ligeramente las orejas ante dicho gesto ¿El zorro iba a ser el protagonista? ¡Por supuesto! Era un papel que le iba al dedillo, poder lanzar rayos con únicamente… fuerza de voluntad no está lo suficientemente reconocido. Últimamente te temen más si estas hecho de gas o eres intangible.
Pero de todas formas había algo, un pequeño detalle, una simple cosa que revoloteaba en su cabeza como una mosca, no dejando que disfrutase plenamente del momento de ser el importante. Hizo un ademan señalándose a sí mismo de arriba abajo con ambas manos, tras lo que repitió el mismo proceso con el ninja -¿Eres completa y absolutamente consciente de que estas mandando a un zorro a que se haga pasar por un hombre cuando tenemos a un maestro del engaño y los disfraces justo aquí?- Volvió a repetir ese gesto, el de señalarse a sí mismo y al otro, pues imaginarse a si mismo disfrazado de granjero era una imagen muy surrealista y probablemente poco útil, pues acabaría siendo descubierto, seguramente. ¿A lo mejor buscaba eso? Que Julius hiciera de distracción, que si se escapaban quedasen tan atontados con el hecho de ver a un zorro como granjero les desorientase y este pudiera matarlos.
No, pero en serio, pensad en lo surrealista que es un zorro vestido de viñero (Julius se lo imaginaba vestido de granjero, no preguntes por qué), era cuanto menos irónico pues los zorros siempre son los que devoran a las gallinas del pobre y trabajador granjero. Negó con la cabeza -¿Y para que tenemos que ir más de uno para acabar con un simple señor de una viña? Debería bastarme yo mismo para acabar con él- Ahora era cuando generalmente venia el comentario referente a su prácticamente nulo (O directamente inexistente) sentido de la orientación. No sería la primera vez que iba en línea recta sin torcer en ningún punto y terminaba completamente perdido, aunque hubiera tenido en todo momento delante de sus narices lo que estaba buscando. –Y, sobretodo, ¿Cómo planeas que haga una señal así?- Pregunto, con curiosidad –Es decir, no soy mágico, aunque genere electricidad aun no puedo lanzarla a tal escala.
Entonces su mirada se dirigió al capitán de dicha tripulación, quien prometió que echarían a bajo la casa de subastas cuando tuvieran poder necesario para ello. Si quisiéramos hacer añicos por completo la cuarta pared, ahora haría una referencia con respecto a la barra de nivel de dicho personaje, pero como no lo es, dejemos la cuarta pared en paz. A menos que quería que le pongamos c4 y la derribemos con dicho comentario varias veces, aunque el zorro no lo considero apropiado, si hay una pared ahí es por algo, así que decidió dejarla tal y como estaba. El caso es que tras aquello, Arekk hizo una referencia al reino de los minks, quedándose pensativo por un instante ¿Cómo era aquel lugar? Era una muy buena pregunta, aunque Julius no tuviera respuestas. Miro a Arekk –Es un elefante tan grande como una isla- inquirió ¿de dónde podían provenir otros animales? De un animal, era lógico ¿Cierto? -¿Para qué quieres ir allí?- Pregunto curioso, esta vez no había miedo en su voz como la anterior vez que lo había preguntado –Nunca he estado en ese lugar, no conozco a ningún otro mink- Contaba su pasado como si fuera una historia ajena a él –No tengo a nadie que se preocupe por mi allí, yo nací en Dressrosa- levanto los hombros –“El lugar donde los deseos carnales se hacen realidad, por muy depravados que sean”- Se quedo pensativo un momento –Créeme, la palabra “Depravación” se queda corta-
Entonces aquel ninja que pasaba completamente desapercibido (cosa… lógica, es un ninja) hizo su entrada triunfal haciendo piruetas por los aires, y dando vueltas mágicas porque podía… Julius lo catalogaría como puro postureo, y lo habría dicho en voz alta si su educación no fuera muy superior a la de una gran cantidad de humanos. Pero limitémonos a lo que paso en ese instante, cuando aquel hombre cayó del cielo cual flecha, Julius cayó al borde del infarto, casi cayéndose por la borda del susto. ¡Bendita sea la barandilla a la que se estaba agarrando en ese instante! Si no, ahora seria pasto de los tiburones. Y no olvidemos las palabras amables y sosegadas que soltó en ese instante, antes de ver como su vida pasaba por delante de sus ojos -¡HIJO DE MIL PADRES DISTINTOS!- Cuando se dio cuenta de cómo estaba y se percato de que prácticamente le acababa de insultar agacho la cabeza –Lo siento, no era mi intención.- Y ya si hablamos de entradas triunfales, tenemos que nombrar el momento en el que la novia de Arekk, aquella pelirroja a la que habían usado de escusa barata para destruir Nadir, aparecía para poner a caldo a la prometida del rubio, en el momento justo. Julius le dedico una sonrisa tras la caricia que esta deposito sobre su frente (Se había acostumbrado a que todo ser viviente en el barco le acariciase la cabeza para mostrar afecto o saludarle… no te sientas excluido Rocky), mirándole a los ojos -¿Qué has hecho?- su ojos de color ajeno al anterior se clavaban en los de la pelirroja –Ya no está el “compas”- Era como había denominado al chirrido que hacia el mástil interior del barco de vez en cuando. Como si fuera una canción, Julius utilizaba dicho ritmo para trabajar al tiempo cuando se mantenía trabajando, o para no tener que escuchar la oscuridad mientras dormía. Si aquel chirrido del Orión no estaba, tendría que buscar cualquier otro tipo de sonido que fuera capaz de alejarle de esa profunda y latente oscuridad que tanto asustaba. Tenía pensado arreglarlo, pero no se lo había propuesto hasta ahora.
No paso mucho tiempo hasta que Arekk comenzó a explicar su papel en dicha isla, lejos de seguir enterrando a los dueños del viñero para emborracharse una noche mas (Pues Julius no tenía intención de cavar mas, ya había tenido suficientes agujeros por un tiempo), esta vez había planeado un golpe que se podría considerar “ a lo grande), queriendo robar tanto el dinero como una cosecha entera de vino, el cual, por lo que contaba Arekk, era bueno. ¿Tal vez sería un buen momento para comenzar a beber? O para al menos probar a ver qué sabor tenía el vino, pues era algo en lo que el zorro nunca había dispuesto y la curiosidad llenaba su cuerpo como agua en el interior de un vaso, llenando cada recoveco, cada extensión, hasta que solo quedaba aquel liquido llenándolo todo. Bajo de la barandilla, mas por temor a caerse de nuevo que por otra cosa, aunque el vaivén de su cola continuaba siendo simplemente una danza imperturbable, el seguía marcando el compás ya desaparecido, como un autor reflejo, simplemente permaneciendo allí mientras caminaba hasta ponerse al lado del ninja, eso sí, caminaba con infinita parsimonia, dándole tiempo de sobra a Arekk a que terminase su pequeño monologo dando órdenes mientras este lograba recorrer los escasos metros que le recorrían hasta ponerse al lado de aquel hombre, comenzando a balancearse con los pies, como si estuviera en un columpio pero sin moverse realmente del sitio. Ladeo la cabeza hacia un lado, moviendo ligeramente las orejas ante dicho gesto ¿El zorro iba a ser el protagonista? ¡Por supuesto! Era un papel que le iba al dedillo, poder lanzar rayos con únicamente… fuerza de voluntad no está lo suficientemente reconocido. Últimamente te temen más si estas hecho de gas o eres intangible.
Pero de todas formas había algo, un pequeño detalle, una simple cosa que revoloteaba en su cabeza como una mosca, no dejando que disfrutase plenamente del momento de ser el importante. Hizo un ademan señalándose a sí mismo de arriba abajo con ambas manos, tras lo que repitió el mismo proceso con el ninja -¿Eres completa y absolutamente consciente de que estas mandando a un zorro a que se haga pasar por un hombre cuando tenemos a un maestro del engaño y los disfraces justo aquí?- Volvió a repetir ese gesto, el de señalarse a sí mismo y al otro, pues imaginarse a si mismo disfrazado de granjero era una imagen muy surrealista y probablemente poco útil, pues acabaría siendo descubierto, seguramente. ¿A lo mejor buscaba eso? Que Julius hiciera de distracción, que si se escapaban quedasen tan atontados con el hecho de ver a un zorro como granjero les desorientase y este pudiera matarlos.
No, pero en serio, pensad en lo surrealista que es un zorro vestido de viñero (Julius se lo imaginaba vestido de granjero, no preguntes por qué), era cuanto menos irónico pues los zorros siempre son los que devoran a las gallinas del pobre y trabajador granjero. Negó con la cabeza -¿Y para que tenemos que ir más de uno para acabar con un simple señor de una viña? Debería bastarme yo mismo para acabar con él- Ahora era cuando generalmente venia el comentario referente a su prácticamente nulo (O directamente inexistente) sentido de la orientación. No sería la primera vez que iba en línea recta sin torcer en ningún punto y terminaba completamente perdido, aunque hubiera tenido en todo momento delante de sus narices lo que estaba buscando. –Y, sobretodo, ¿Cómo planeas que haga una señal así?- Pregunto, con curiosidad –Es decir, no soy mágico, aunque genere electricidad aun no puedo lanzarla a tal escala.
Última edición por Julius Fox el Mar Dic 22, 2015 11:46 am, editado 1 vez
Julius Fox
Hoja de personaje
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Haki:
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