Online
Conectarse
En total hay 6 usuarios en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 6 Invitados
Ninguno
El record de usuarios en línea fue de 166 durante el Dom Nov 13, 2016 9:10 pm
Last Post
Censo
Staff
Página 1 de 2.
Página 1 de 2. • 1, 2
Creado por Momo Vie Mar 04, 2016 10:24 pm
- Vamos Zú, se hace tarde… - Susurró la pequeña Momo mientras que en sus manos cargaba un gran canasto lleno de manzanas. ¿Quién era Zú? Era nada más y nada menos que su hermoso león, fiel compañero que la seguía a todas partes desde que le había encontrado. Por su parte aquel enorme animal tenía en su hocico una canasta mucho más grande donde cargaba varios melones de gran tamaño ¿La misión? Era llevar toda esa fruta hacia el puesto de la mujer comerciante de frutas para la que trabajaba. Momo ese día iba bien vestida con un vestidito de algodón blanco de tirantes, hacía bastante calor y pese aún a ser temprano de mañana se hacía sentir la calidez del lugar. La canasta pesaba bastante, pero terca sabía que podía cargarla sin muchos problemas.. O más de los necesarios.
Dejaba salir suaves gimoteos de dolor y tenía ya la cara roja ya de hacer tanto esfuerzo con sus brazos, a cada paso sentía como sus delgadas extremidades temblaban rogando por llegar ya a su destino pero era demasiado complicado, aún quedaban unas tres o cuatro calles. Al dar vuelta a una esquina, como siempre con su torpeza terminó por chocar de golpe contra otra persona… La canasta cayó, las manzanas saltaron por todas lados rodando por todas partes y Momo cayó de lleno sobre la persona contra la que había chocado. Sus orbes se llenaron de lágrimas y con sus manos se levantó recargándose sobre el pecho del que parecía ser un hombre. - ¡Perdón! - Gritó avergonzada levantándose de golpe y toda torpe tomó rápidamente la canasta comenzando a juntar todas las manzanas, el león, por su parte con la pereza que llevaba encima sólo se sentó viendo la tonta escena frente a él. Tras levantar un par de manzanas volteó a ver al contrario y soltó la canasta rápidamente para tomarlo de la muñeca y tratar de ayudarlo a que se pusiera de pie. - P-Perdón.. Es que, las manzanas.. No iba viendo y… Tonta de mi que se pone a recoger todo antes de ayudarte y.. Y.. - Tenía sus ojos llorosos mientras tomaba con cierta pena la muñeca del espadachín. - ¿No te hiciste daño?.. - Cuestionó bajando un poco su cabeza, sin embargo por todo lo que había ocurrido su cabello había quedado todo alborotado dejando ver aquel par de pequeñas alas que siempre ocultaba y ella no se había dado cuenta.
Dejaba salir suaves gimoteos de dolor y tenía ya la cara roja ya de hacer tanto esfuerzo con sus brazos, a cada paso sentía como sus delgadas extremidades temblaban rogando por llegar ya a su destino pero era demasiado complicado, aún quedaban unas tres o cuatro calles. Al dar vuelta a una esquina, como siempre con su torpeza terminó por chocar de golpe contra otra persona… La canasta cayó, las manzanas saltaron por todas lados rodando por todas partes y Momo cayó de lleno sobre la persona contra la que había chocado. Sus orbes se llenaron de lágrimas y con sus manos se levantó recargándose sobre el pecho del que parecía ser un hombre. - ¡Perdón! - Gritó avergonzada levantándose de golpe y toda torpe tomó rápidamente la canasta comenzando a juntar todas las manzanas, el león, por su parte con la pereza que llevaba encima sólo se sentó viendo la tonta escena frente a él. Tras levantar un par de manzanas volteó a ver al contrario y soltó la canasta rápidamente para tomarlo de la muñeca y tratar de ayudarlo a que se pusiera de pie. - P-Perdón.. Es que, las manzanas.. No iba viendo y… Tonta de mi que se pone a recoger todo antes de ayudarte y.. Y.. - Tenía sus ojos llorosos mientras tomaba con cierta pena la muñeca del espadachín. - ¿No te hiciste daño?.. - Cuestionó bajando un poco su cabeza, sin embargo por todo lo que había ocurrido su cabello había quedado todo alborotado dejando ver aquel par de pequeñas alas que siempre ocultaba y ella no se había dado cuenta.
Momo
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Sho Minazuki Vie Mar 04, 2016 10:45 pm
Había sido una agitada noche en alta mar, y no por los motivos que muchos pervertidos pensarían que fue. Estando a pura merced del mar y los vientos, la pequeña barcaza que Sho ocupaba se vio dirigida a un lugar que desconocía totalmente. No es como si se hubiera preparado en gran medida para el gran viaje que había emprendido, pues no conocía acerca de rutas marítimas, islas ni de direcciones. Lo único con lo que había partido de su isla natal hacía ya un largo tiempo era un inmenso deseo de pelear hasta desfallecer… Pero no era lo único. El corazón del espadachín añoraba otra cosa, una mujer, hijos… Una familia y un hogar, algo que nunca había tenido, pero que realmente deseaba con todas sus fuerzas, aunque jamás lo dijera.
-Genial… Estoy perdido, de nuevo.- En efecto, la vida del joven no era muy fácil, pues ser un pirata ya de por si le traía muchos problemas. Su cabeza tenía un precio, era buscado vivo o muerto en alta mar. ¿Qué otra cosa podría empeorar su situación? Pues que no supiera ni siquiera donde estaba, por enésima vez. –Como sea… Seguro habrá idiota que pueda darme indicaciones.- Bastante resignado, se encogió de hombros y, con ambas manos metidas en los bolsillos, emprendió marcha a la pequeña civilización que podía ver desde la orilla del mar en la que había ido a parar. Con suerte y hasta tendría algún enfrentamiento lo suficientemente entretenido para poder pasar el tiempo.
Sin embargo, y para la fortuna del pelirrojo, no se topó con ningún pirata, marine, agente del gobierno, cazador, o por lo menos un luchador con ganas de intercambiar un buen par de golpes, solo por el placer de dar y recibir. En su lugar, justo cuando este doblaba en una de las tanas esquinas, chocó con una joven, provocando una cómica escena: Sho terminaría con su trasero en el suelo y, al mismo tiempo, terminaría con la aparente niña sobre él; a ambos lados tendría las manzanas que esta cargaba en una canasta que también acabó en el suelo. Finalmente, para rematar todo, un gran felino que también cargaba una canasta se sentó, como si se tratara de un perro o gato, a la espera de que su amo se recompusiera.
-O-Olvídalo, estoy bien.- Respondió, con varias gotas de sudor que descendían por una de sus mejillas. Se vio apabullado por la hiperactividad y amenaza de llorar de la niña frente a él, por lo que juntó las manzanas en la canasta y, poniéndose de pie, decidió devolverle lo que le pertenecía. Sin embargo, antes de siquiera emitir palabra alguna, unas pequeñas alas llamaron la atención del pirata que, casi hipnotizado, caminó alrededor de esta para poder verlas de cerca. –Oh… Que bonitas.- Comentó con una ligera e involuntaria sonrisa, en lo que dejaba la carga en el suelo, para rozar la punta de esas pequeñas alas con la yema de sus dedos índices.
-Genial… Estoy perdido, de nuevo.- En efecto, la vida del joven no era muy fácil, pues ser un pirata ya de por si le traía muchos problemas. Su cabeza tenía un precio, era buscado vivo o muerto en alta mar. ¿Qué otra cosa podría empeorar su situación? Pues que no supiera ni siquiera donde estaba, por enésima vez. –Como sea… Seguro habrá idiota que pueda darme indicaciones.- Bastante resignado, se encogió de hombros y, con ambas manos metidas en los bolsillos, emprendió marcha a la pequeña civilización que podía ver desde la orilla del mar en la que había ido a parar. Con suerte y hasta tendría algún enfrentamiento lo suficientemente entretenido para poder pasar el tiempo.
Sin embargo, y para la fortuna del pelirrojo, no se topó con ningún pirata, marine, agente del gobierno, cazador, o por lo menos un luchador con ganas de intercambiar un buen par de golpes, solo por el placer de dar y recibir. En su lugar, justo cuando este doblaba en una de las tanas esquinas, chocó con una joven, provocando una cómica escena: Sho terminaría con su trasero en el suelo y, al mismo tiempo, terminaría con la aparente niña sobre él; a ambos lados tendría las manzanas que esta cargaba en una canasta que también acabó en el suelo. Finalmente, para rematar todo, un gran felino que también cargaba una canasta se sentó, como si se tratara de un perro o gato, a la espera de que su amo se recompusiera.
-O-Olvídalo, estoy bien.- Respondió, con varias gotas de sudor que descendían por una de sus mejillas. Se vio apabullado por la hiperactividad y amenaza de llorar de la niña frente a él, por lo que juntó las manzanas en la canasta y, poniéndose de pie, decidió devolverle lo que le pertenecía. Sin embargo, antes de siquiera emitir palabra alguna, unas pequeñas alas llamaron la atención del pirata que, casi hipnotizado, caminó alrededor de esta para poder verlas de cerca. –Oh… Que bonitas.- Comentó con una ligera e involuntaria sonrisa, en lo que dejaba la carga en el suelo, para rozar la punta de esas pequeñas alas con la yema de sus dedos índices.
Sho Minazuki
Hoja de personaje
Nivel:
(24/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Momo Jue Mar 10, 2016 10:32 pm
Alegre sonreía con tanto entusiasmo de ver que aquel joven de rojos cabellos se había puesto de pie, al menos no se encontraba lastimado ni nada por el estilo. Pese al encuentro él con mucha calma digno de un joven caballero recogió todas y cada una de las manzanas que la torpe ángel había tirado tras chocar sin embargo nerviosa, llevó sus manos sobre el pecho propio tensándose al ver cómo aquel hombre poco a poco comenzaba a rodearla. Tragó en seco siguiéndole con la mirada lo perdió cuando este quedó a sus espaldas. Tembló un poco y entre suaves temblores buscaba armarse de valor para enfrentarlo… Sin embargo las palabras de él la hicieron dudar un poco. - ¿Bonitas? - Cuestionó en un suave susurro. - ¡Ah! Te refieres a las manzanas, sí, son bastante bo… - Aquel suave roce la hizo estremecer arqueando su cuerpo. Levantó las manos agitándolas en el aire y corrió de golpe pegando su espalda al muro cerca de ambos. -¡¿Q-Qué crees que haces?! - Titubeante le observaba con una notable cara de miedo, angustia y nerviosismo. - ¡E-Eres… Eres un…! - ¿Un qué? ¿Cómo es que se le llamaba a los humanos que se comportaban así sin más? - ¡E-Eres un tocador de alas sin permiso! - Sonrió satisfecha con cierta maldad propia de una flor, lo sabía, sabía que había dicho el peor insulto de su vida a aquel que había osado tocar sin permiso. - ¡N-No las toques! - Alterada movía sus manos de un lado a otro y comenzó a tratar de ocultarlas entre sus cabellos mas era imposible, el nerviosismo no se lo permitía.
Aquel gran león simplemente observaba la patética escena de la chica, dejando la canasta que el animal portaba dio un gran bostezo y relamió sus bigotes y nariz girando a ver al pirata y sonriéndole le mostró aquella afilada dentadura como si le amenazara con esta. - T-Te acusaré… Te acusaré… - Murmuraba al contrario, sin embargo tras bajar la mirada observó las manzanas, quedándose en silencio unos segundos lo recordó… - ¡Iiih! - Chilló llevándose las manos a la boca cubriendo sus labios tomando rápidamente la canasta con manzanas. - ¡Que se me hace tarde! ¡Que debo entregar esto! - alterada por la situación había parecido como si en un instante hubiese olvidado lo que había pasado con sus alas, pero la torpeza no tiene límites ¿O sí?.. Tras dar un par de pasos la joven cayó dando de lleno contra el piso haciendo la canasta volviese a salir volando y con ella las manzanas… Sólo un suave suspiro del felino se escuchó tras el pequeño accidente.
Aquel gran león simplemente observaba la patética escena de la chica, dejando la canasta que el animal portaba dio un gran bostezo y relamió sus bigotes y nariz girando a ver al pirata y sonriéndole le mostró aquella afilada dentadura como si le amenazara con esta. - T-Te acusaré… Te acusaré… - Murmuraba al contrario, sin embargo tras bajar la mirada observó las manzanas, quedándose en silencio unos segundos lo recordó… - ¡Iiih! - Chilló llevándose las manos a la boca cubriendo sus labios tomando rápidamente la canasta con manzanas. - ¡Que se me hace tarde! ¡Que debo entregar esto! - alterada por la situación había parecido como si en un instante hubiese olvidado lo que había pasado con sus alas, pero la torpeza no tiene límites ¿O sí?.. Tras dar un par de pasos la joven cayó dando de lleno contra el piso haciendo la canasta volviese a salir volando y con ella las manzanas… Sólo un suave suspiro del felino se escuchó tras el pequeño accidente.
Momo
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Sho Minazuki Dom Mar 13, 2016 7:36 pm
La yema de sus dedos rozaron con cierta timidez aquellas pequeñas alas que sobresalían de la espalda de la pequeña niña, como si tuviesen miedo de lo que podrían llegar a sentir. Antes de hacerlo se preguntaba, en esa ínfima fracción de segundos, si serían ásperas o duras, cosa que lo decepcionaría mucho. Para su gran sorpresa, al primer contacto con las mismas, solo sintió una suave caricia, como si se trataran de pequeños trozos de la más fina seda. Sin embargo, la fascinación y la felicidad del pelirrojo poco duraron, pues la reacción de la chica ángel lo sacaron de sus pensamientos: Ésta salió, nerviosa, corriendo contra el muro que estaba a unos cuantos metros de ambos.
La observaba de lejos, divertido, tratando de ahogar una carcajada de lo más profundo de si, notando el nerviosismo palpable de la chica. Sus esfuerzos, por más duros que fueran, se fueron al diablo al escuchar finalmente el “insulto” de la presente. Cayendo nuevamente al suelo, se echó a reír sin escrúpulos ni miramientos, mientras pequeñas lágrimas resbalaban por sus mejillas, perdiéndose tras llegar a su mentón. -¿Eso es todo lo que tienes, jovencita?- Le preguntó una vez más relajado, mientras limpiaba con sus dedos el camino húmedo que dejaron las lágrimas al recorrer su piel. –Parece que podría enseñarte una cosa o dos.-
Se recompuso casi al instante de ver los dientes del gran felino, no por miedo ni temor, sino por el reto que presentaba tener un animal de tal tamaño frente a él. Quizá y hasta sería un reto memorable. -¿Qué tenemos aquí?- Con tono amenazante dio un paso frente en dirección a la gran fiera… Y todo se fue al diablo, de nuevo. Sus ojos celestes se fijaron en la joven que, de nuevo, se había tropezado, tirando todas las manzanas al suelo de nuevo. –Oh… Genial.- Suspiró, resignado, antes de hacer algo al respecto.
Se inclinó delante de la joven e inició a tomar las manzanas, frotándolas con su camisa para sacar el poco polvo que podrían haber quedado pegadas a esta antes de ponerlas nuevamente en la canasta. Acto seguido se puso de pie con la canasta en su mano izquierda, en lo que le extendió su mano derecha, dedicándole una sonrisa. –Vamos, te acompañaré. No sería muy bueno de mi parte si te dejara seguir sola después de haberte llevado por delante. Es lo menos que puedo hacer.-
La observaba de lejos, divertido, tratando de ahogar una carcajada de lo más profundo de si, notando el nerviosismo palpable de la chica. Sus esfuerzos, por más duros que fueran, se fueron al diablo al escuchar finalmente el “insulto” de la presente. Cayendo nuevamente al suelo, se echó a reír sin escrúpulos ni miramientos, mientras pequeñas lágrimas resbalaban por sus mejillas, perdiéndose tras llegar a su mentón. -¿Eso es todo lo que tienes, jovencita?- Le preguntó una vez más relajado, mientras limpiaba con sus dedos el camino húmedo que dejaron las lágrimas al recorrer su piel. –Parece que podría enseñarte una cosa o dos.-
Se recompuso casi al instante de ver los dientes del gran felino, no por miedo ni temor, sino por el reto que presentaba tener un animal de tal tamaño frente a él. Quizá y hasta sería un reto memorable. -¿Qué tenemos aquí?- Con tono amenazante dio un paso frente en dirección a la gran fiera… Y todo se fue al diablo, de nuevo. Sus ojos celestes se fijaron en la joven que, de nuevo, se había tropezado, tirando todas las manzanas al suelo de nuevo. –Oh… Genial.- Suspiró, resignado, antes de hacer algo al respecto.
Se inclinó delante de la joven e inició a tomar las manzanas, frotándolas con su camisa para sacar el poco polvo que podrían haber quedado pegadas a esta antes de ponerlas nuevamente en la canasta. Acto seguido se puso de pie con la canasta en su mano izquierda, en lo que le extendió su mano derecha, dedicándole una sonrisa. –Vamos, te acompañaré. No sería muy bueno de mi parte si te dejara seguir sola después de haberte llevado por delante. Es lo menos que puedo hacer.-
Sho Minazuki
Hoja de personaje
Nivel:
(24/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Momo Vie Abr 01, 2016 1:38 pm
Se quedó tendida en el suelo… Sus mejillas rápidamente se tintaron de un notable carmesí parecido al de los cabellos ajenos. Inflando suavemente los mofles escondió la mirada mientras escuchaba como sin miramientos aquel hombre se reía y gozaba de la pobre condición de la joven. Lentamente comenzó a incorporarse abrazando sus piernas mientras en su rodilla derecha se notaba un raspón del vual unas gotillas de sangre bajaban por su pierna. - Deja de burlarte… - Sollozó por lo bajo mientras con su brazos secaba las lágrimas socarronas que comenzaban a escapar de aquellos grandes y hermosos ojos que poseía la joven ángel.
Aquel gran león no se inmutó en ningún momento, ni ante la caída de la oven ni la amenazante cercanía de aquel guerrero. Meneando suavemente su cola simplemente observaba con cierta tranquilidad aquel camino que se suponía debían seguir para llevarlos al destino al que les esperaban y notablemente no habían seguido… Seguramente terminarían por regañarlos y meterse en otro problema por llegar tarde. Pero entre suaves sollozos escuchó las palabras de él. Levantó suavemente su mirada viéndolo detenidamente… Bajó un poco su mirada y pudo ver todas las manzanas nuevamente en el canasto que él sujetaba y con su mano extendida a ella en un suave acto de berrinche desairó girando su cabeza y levantándose ella sola. - Puedo hacerlo sola, tú solo te rías de mí. - Reclamó mientras extendía su mano buscando tomar aquella canasta con manzanas, el león con suma tranquilidad se levantó y comenzó a caminar para llevar él su propia carga, Momo seguía tratando de limpiar sus lágrimas entre tenues sollozos, quejándose ante la rodilla lastimada tras querer dar un pasito que le fue imposible. - ¿Viste lo que provocas? - Volteó a verle mientras las lágrimas no dejaban de caer dándole suaves golpes en el pecho tratando de lastimarlo. - Eres malo, eres muy malo, seguramente eres un pirata de esos que tanto habla la gente. - Y sin más soltó en llanto abierto… Era una llorona de primera.
Aquel gran león no se inmutó en ningún momento, ni ante la caída de la oven ni la amenazante cercanía de aquel guerrero. Meneando suavemente su cola simplemente observaba con cierta tranquilidad aquel camino que se suponía debían seguir para llevarlos al destino al que les esperaban y notablemente no habían seguido… Seguramente terminarían por regañarlos y meterse en otro problema por llegar tarde. Pero entre suaves sollozos escuchó las palabras de él. Levantó suavemente su mirada viéndolo detenidamente… Bajó un poco su mirada y pudo ver todas las manzanas nuevamente en el canasto que él sujetaba y con su mano extendida a ella en un suave acto de berrinche desairó girando su cabeza y levantándose ella sola. - Puedo hacerlo sola, tú solo te rías de mí. - Reclamó mientras extendía su mano buscando tomar aquella canasta con manzanas, el león con suma tranquilidad se levantó y comenzó a caminar para llevar él su propia carga, Momo seguía tratando de limpiar sus lágrimas entre tenues sollozos, quejándose ante la rodilla lastimada tras querer dar un pasito que le fue imposible. - ¿Viste lo que provocas? - Volteó a verle mientras las lágrimas no dejaban de caer dándole suaves golpes en el pecho tratando de lastimarlo. - Eres malo, eres muy malo, seguramente eres un pirata de esos que tanto habla la gente. - Y sin más soltó en llanto abierto… Era una llorona de primera.
Momo
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Sho Minazuki Vie Abr 01, 2016 10:13 pm
Para ser honesta y completamente sinceros, Sho esperaba que la niña de hermosas pero diminutas alas aceptara de su ayuda, como toda niña buena haría, y le agradecería por ser tan gentil, casi como se tratara de un cabello de lustre armadura, tales como los que hacen acto de presencia en los innumerables cuentos de hadas. Pero por supuesto, nada de eso ocurriría en la vida real. El muchacho no era ningún caballero, tampoco príncipe, ni siquiera un noble con montones de dinero a su disposición para hacer lo que quisiera, cuando quisiera. Él era Sho Minazuki, un pirata, una mera escoria que robaba dinero y causaba problemas a diestra y siniestra. En pocas palabras, era otro de los problemas que atormentaba al orden y la moral. Así que, en cierto modo, no se vio tan sorprendido lo que ocurriría a continuación.
Al notar como esta trataba de tomar la canasta que en su mano descansaba, simplemente la hizo a un lado, evitando que el accionar ajeno cumpliera su objetivo. –No sería muy caballero de mi parte dejar que una dama cargara las cosas pesadas, ¿no?- Respondió ante la respuesta de la ajena que, entre sollozos, hasta parecía querer castigar al joven de cabellos escarlata. Sin embargo, el pirata sintió como el corazón se le partía por la reacción de la alada presencia, notando sus rodillas raspadas. Casi por inercia, se abalanzó sobre ella y la rodeó con su brazo libre, acariciando suavemente de su cabello, tratando de calmar lo que sea que le afligía.
Su semblante divertido se oscureció en mera cuestión de segundos, pasando a mostrar una cara lúgubre y triste. Era la primera vez que tomaba en cuenta las palabras de otras personas. ¿Por qué ocurría esto? ¿Quizá porque una mera niña le había refregado aquella obvia verdad? ¿O porque la niña estuviera llorando al decir aquella verdad? –S-Si, lo soy.- Se alejó, con miedo y cierto asco de si mismo. –Soy un pirata.- Musitó por lo bajo, desviando la mirada hacía el animal que hacía de compañía a la llorona.
Al notar como esta trataba de tomar la canasta que en su mano descansaba, simplemente la hizo a un lado, evitando que el accionar ajeno cumpliera su objetivo. –No sería muy caballero de mi parte dejar que una dama cargara las cosas pesadas, ¿no?- Respondió ante la respuesta de la ajena que, entre sollozos, hasta parecía querer castigar al joven de cabellos escarlata. Sin embargo, el pirata sintió como el corazón se le partía por la reacción de la alada presencia, notando sus rodillas raspadas. Casi por inercia, se abalanzó sobre ella y la rodeó con su brazo libre, acariciando suavemente de su cabello, tratando de calmar lo que sea que le afligía.
Su semblante divertido se oscureció en mera cuestión de segundos, pasando a mostrar una cara lúgubre y triste. Era la primera vez que tomaba en cuenta las palabras de otras personas. ¿Por qué ocurría esto? ¿Quizá porque una mera niña le había refregado aquella obvia verdad? ¿O porque la niña estuviera llorando al decir aquella verdad? –S-Si, lo soy.- Se alejó, con miedo y cierto asco de si mismo. –Soy un pirata.- Musitó por lo bajo, desviando la mirada hacía el animal que hacía de compañía a la llorona.
Sho Minazuki
Hoja de personaje
Nivel:
(24/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Momo Mar Abr 05, 2016 12:54 am
-Ahora… ¿Ahora te haces llamar caballero cuando apenas si me habías tratado mal? ¿Te haces llamar así cuando me dijiste cosas y te burlaste de mi? - Las lágrimas de la joven ángel no dejaban de caer recorriendo aquellas pálidas mejillas que bien teñidas de carmesí se lucían. -No eres un caballero, eres todo lo contrario a uno. - Terminó por decir antes de que con su mano derecha comenzara a limpiar sus lágrimas como si de una pequeña niña tratase. - Yo puedo cargar todas mis manzanas solas, no necesito la ayuda de un tonto como tú, eres malo conmigo y yo jamás antes te había visto. No confío en ti. - Un suave puchero se dibujó en el rostro de la joven ángel antes de que sin más el llanto se sellara al instante. Sus mejillas se ruborizaron totalmente en cuanto sintió el brazo ajeno rodear su pequeña cintura. -- ¿Qué… Qué haces?.. - Cuestionó en un suave tartamudeo mientras parpadeaba un par de veces con su rostro levantando tratando de ver a detalle al contrario, poniendo una de sus manos en el pecho ajeno aferrándose con suavidad a él.
Rodeada por el brazo de él por primera vez en mucho tiempo jamás comenzaba a sentir un suave calor en su pecho… Aquel abrazo aunque fuese de aquel extraño parecía ser más sincero que el de algunos conocidos… Por inercia hundió su rostro en el pecho de él subiendo su segunda mano u apretando suavemente las ropas del pirata sintiendo los latidos de su corazón y con ello guardando el aroma ajeno en su mente, pero en un momento que lo sintió alejarse ella lo retuvo apretando más sus ropas para no dejar que dejase de abrazarla. - ¿Pirata?.. - Cuestionó en un suave hilo de voz aún aferrándose a él hundiendo un poco más su rostro en el pecho ajeno como si buscase refugio en este. - ¿De verdad eres uno?.. - Volvió a cuestionar entrecerrando su mirada embelesada aún por la sensación de aquel abrazo. - Pero.. Hasta donde sé los piratas no llegan a esta isla… - susurró, no quería ni pensaba moverse de esa posición.
Rodeada por el brazo de él por primera vez en mucho tiempo jamás comenzaba a sentir un suave calor en su pecho… Aquel abrazo aunque fuese de aquel extraño parecía ser más sincero que el de algunos conocidos… Por inercia hundió su rostro en el pecho de él subiendo su segunda mano u apretando suavemente las ropas del pirata sintiendo los latidos de su corazón y con ello guardando el aroma ajeno en su mente, pero en un momento que lo sintió alejarse ella lo retuvo apretando más sus ropas para no dejar que dejase de abrazarla. - ¿Pirata?.. - Cuestionó en un suave hilo de voz aún aferrándose a él hundiendo un poco más su rostro en el pecho ajeno como si buscase refugio en este. - ¿De verdad eres uno?.. - Volvió a cuestionar entrecerrando su mirada embelesada aún por la sensación de aquel abrazo. - Pero.. Hasta donde sé los piratas no llegan a esta isla… - susurró, no quería ni pensaba moverse de esa posición.
Momo
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Sho Minazuki Mar Abr 05, 2016 9:35 pm
Los ojos color cielo del joven pirata habían perdido aquel color de pureza ante cada palabra que la niña emitía, pronunciadas con lo que parecía ser un genuino rechazo hacía la existencia mismas del pirata. Sus cabellos carmesí caían hacía abajo, cubriendo su campo de visión, e impidiendo que sus orbes celos fuesen vistos por otros. Ambos ojos se oscurecieron, pareciendo ser grises en lugar de celestes. –Tiene razón.- Pensó para sí mismo, mordiendo su labio inferior con algo de fuerza. ¿Él? ¿Un caballero? Ni en sus más grandes sueños, como tampoco en sus peores pesadillas. ¿Por qué tratar de pretender algo que no era? ¿Valía la pena aspirar a ser otra cosa, luego de todo lo hizo, todo lo que vivió, todas las decisiones que tomó? –Por supuesto que no.- Afirmó para sus adentros, comprendiendo el tipo de persona que él era: No era más que un mero humano, un mortal andante, con tantos pecados a costa de su espalda.
A pesar de ser lo quera, de ser quien era, aquel contacto con la ajena era gratificante, mas nada podría durar para siempre, mucho menos las cosas buenas. Trató de alejarse, asqueado de sí mismo, de su mero existir, viéndose impedido de esto. Sentía cierta presión a la altura de su pecho, como si alguien tratase de aferrarse de él. -¿Qué es lo que TÚ haces?- Cuestionó, sin ejercer tono firme o desafiante alguno. En su lugar, su voz era tímida, gentil, como si estuviese a punto de quebrarse, dejando detrás de si todo lo que era, todo lo que estaba destinado a ser: una mera escoria.
-Si, así es.- Dejó de intentar forcejear, notando que sería inútil. Sabía que podía sacársela de encima en un mero parpadeo, pero ¿Deseaba hacer eso? La simple existencia de esa pregunta en su mente hizo que sus fuerzas se desvanecieran de su cuerpo. Su corazón palpitaba, acelerado, como si quisiera escapar de su caja torácica. Su sangre circulaba por su cuerpo con violencia. Sus mejillas, similares al color de su cabello, denotaban la vergüenza que estaba pasando. –Soy un pirata.- Repetir esas palabras nos disminuían la culpa que acaparaba su ser. Una extraña culpa seguía palpable, recorriendo su ser.
–Solo me perdí, ando solo.- Atinó a comentar, sacando fuerzas para hablar de quien sabe dónde. Su labio inferior se encontraba levemente hinchado de tanto morderse anteriormente, por lo que le molestaba siquiera relamer la zona. De no ser porque su brazo libre estuviese nuevamente alrededor de aquel ángel, estaría detrás de su nuca, rascando su cabello con nerviosismo. –No deberías estar así, en esta situación, conmigo.- Decirlo en voz alta era peor que meramente pensar en esa frase, pero razones no le faltaban. Pertenecían a dos mundos distintos. –No soy bueno, nunca lo seré. Sería mejor si siguieras tu camino, no volverás a saber de mí.-
A pesar de ser lo quera, de ser quien era, aquel contacto con la ajena era gratificante, mas nada podría durar para siempre, mucho menos las cosas buenas. Trató de alejarse, asqueado de sí mismo, de su mero existir, viéndose impedido de esto. Sentía cierta presión a la altura de su pecho, como si alguien tratase de aferrarse de él. -¿Qué es lo que TÚ haces?- Cuestionó, sin ejercer tono firme o desafiante alguno. En su lugar, su voz era tímida, gentil, como si estuviese a punto de quebrarse, dejando detrás de si todo lo que era, todo lo que estaba destinado a ser: una mera escoria.
-Si, así es.- Dejó de intentar forcejear, notando que sería inútil. Sabía que podía sacársela de encima en un mero parpadeo, pero ¿Deseaba hacer eso? La simple existencia de esa pregunta en su mente hizo que sus fuerzas se desvanecieran de su cuerpo. Su corazón palpitaba, acelerado, como si quisiera escapar de su caja torácica. Su sangre circulaba por su cuerpo con violencia. Sus mejillas, similares al color de su cabello, denotaban la vergüenza que estaba pasando. –Soy un pirata.- Repetir esas palabras nos disminuían la culpa que acaparaba su ser. Una extraña culpa seguía palpable, recorriendo su ser.
–Solo me perdí, ando solo.- Atinó a comentar, sacando fuerzas para hablar de quien sabe dónde. Su labio inferior se encontraba levemente hinchado de tanto morderse anteriormente, por lo que le molestaba siquiera relamer la zona. De no ser porque su brazo libre estuviese nuevamente alrededor de aquel ángel, estaría detrás de su nuca, rascando su cabello con nerviosismo. –No deberías estar así, en esta situación, conmigo.- Decirlo en voz alta era peor que meramente pensar en esa frase, pero razones no le faltaban. Pertenecían a dos mundos distintos. –No soy bueno, nunca lo seré. Sería mejor si siguieras tu camino, no volverás a saber de mí.-
Sho Minazuki
Hoja de personaje
Nivel:
(24/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Momo Dom Abr 24, 2016 6:48 pm
- ¿Q..qué es lo que hago?.. - Cuestionó titubeante sin dejar de aferrarse a las ropas ajenas en un torpe intento de hacer que él se quedara así, con ella… - E-Es que… Yo… - Titubeó.. Acongojada tragó en seco levantando un poco su mirada para poder verle pues, la diferencia de alturas no le favorecía en lo más mínimo y por mucho aquel joven de cabellos rojos le superaba en todo tanto físicamente como también parecía de manera emocional, él era más fuerte que ella. - T-Tú me abrazaste primero… - Se defendió con una torpe escusa la cual si bien no era razón suficiente no podía negar que aquella sensación era demasiado diferente.
Pero era fácil verlo, era más que notable… Las mejillas de ambos habían tomado un color carmesí propio a lo que todos aquellos humanos llamaban rubor, hasta donde sabía denotaba vergüenza, nerviosismo y timidez, algo que ella porsupuesto sentía y… Por deducción propia, él también ¿No?.. Pero aquella confesión la sacó un poco de su propia burbuja de pensamientos, tirando suave de la ropa de él tras escucharlo abrió de par en par sus párpados algo incrédula por lo que él había dicho. - Eso es mentira, los piratas no abrazan a las demás personas. - Reclamó en un suave arranque defendiendo al pelirrojo. - D-Dicen que los piratas no tienen sentimientos, si fuese así no estarías preocupado ni… - Bajó la voz… Casi calló. - Ni buscarías que me sintiera mejor… - Terminó por decir soltando lentamente el agarre de las ropas ajenas, dudando de las palabras de él por mano propia le empujó suavemente para separarse un poco y tener algo de distancia y es que él tenía razón.. Estar así.. A solas con él… Podría tacharse de impropio. - E-Entonces.. Arréglalo, ayúdame a llevar eso.. - Apuntó la canasta de manzanas que él tenía en su mano y le vio decidida comenzando a caminar. - Rápido que.. Que me esperan que.. Voy retrasada y es por tu culpa. - Regañó viéndole de reojo caminando al lado de su hermoso León comenzando a correr.
Pero era fácil verlo, era más que notable… Las mejillas de ambos habían tomado un color carmesí propio a lo que todos aquellos humanos llamaban rubor, hasta donde sabía denotaba vergüenza, nerviosismo y timidez, algo que ella porsupuesto sentía y… Por deducción propia, él también ¿No?.. Pero aquella confesión la sacó un poco de su propia burbuja de pensamientos, tirando suave de la ropa de él tras escucharlo abrió de par en par sus párpados algo incrédula por lo que él había dicho. - Eso es mentira, los piratas no abrazan a las demás personas. - Reclamó en un suave arranque defendiendo al pelirrojo. - D-Dicen que los piratas no tienen sentimientos, si fuese así no estarías preocupado ni… - Bajó la voz… Casi calló. - Ni buscarías que me sintiera mejor… - Terminó por decir soltando lentamente el agarre de las ropas ajenas, dudando de las palabras de él por mano propia le empujó suavemente para separarse un poco y tener algo de distancia y es que él tenía razón.. Estar así.. A solas con él… Podría tacharse de impropio. - E-Entonces.. Arréglalo, ayúdame a llevar eso.. - Apuntó la canasta de manzanas que él tenía en su mano y le vio decidida comenzando a caminar. - Rápido que.. Que me esperan que.. Voy retrasada y es por tu culpa. - Regañó viéndole de reojo caminando al lado de su hermoso León comenzando a correr.
Momo
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Sho Minazuki Dom Abr 24, 2016 11:20 pm
Aquellos cabellos rojos carmín descendían convenientemente hacía abajo, debido a la posición en la que su rostro se encontraba. De estaba manera, nadie podría ver el estado de sus mejillas ni aquel brillo de sus ojos. Nadie salvo ella, la joven no humana que se encontraba en una conveniente posición, la única posible, para poder ver el lado más vulnerable del joven espadachín. Los celestes orbes del muchacho deseaban cruzar miradas con los inocentes ojos ajenos, poder recordar su forma y color, el brillo de los mismas y su forma de ver… A la vez que pretendían huir, por temor a enfrentarse a algo que lo marcarían para siempre, algo que lo traumaría.
No importa las cosas que haya dicho, su cuerpo se negaba a retirarse del lugar, su visión rechazaba buscar el contacto de algo o alguien que no fuese ella y su voz negaba formular algún sonido. El agarre era mutuo, hecho que dejaba satisfecho al muchacho, aunque también lo desconcertaba en gran medida. Tragó en seco al notar finalmente los ojos ajenos, tan puros y hermosos, tan opuestos a su mera existencia, que se vio reducido a un mísero insecto al lado de un ser tan majestuoso como lo era aquella… ¿Ángel? Pues si, todo indicaba, incluso por la ridícula timidez de esta, que no era una mera humana tal como él. Era otra especie, venida del cielo.
Casi en contra de su deseo reprimido de mantener aquella unión, la ajena la cortó, luego de decir cosas tan impropias del hombre de las cicatrices. No pudo evitar reír por lo bajo, tapando parte de su rostro y uno de sus ojos con su diestra. -¿Sentimientos, eh?- Su atención ahora se encontraba en el infinito cielo que los cubría, limpio de las impurezas blanquecinas con forma de algodón. ¿Los ángeles existían? De ser así, ¿acaso ella formaba parte de estos? –Si tenemos sentimientos. Tenemos metas, sueños… Por eso hacemos lo que hacemos.- Aquel tono en su voz era bajo, nostálgico. Estaba claro que el tema era algo que lo afectaba.
Negó con la cabeza, acomodando su camisa que había sido arrugada por aquella cálida unión entre ambos. La mente de este divagaba tanto que apenas notó el pedido de la joven y como este reaccionaba sin siquiera protestar. Sus pasos eran alargados, lo que le permitía mantener el ritmo que ella marcaba con su trote a la par de la bestia. -¿Eres de confiar en cual extraño con el que te abrazas?- La sonrisa había vuelto a dibujarse en su rostro, mientras miraba fijo la espalda de la joven, sin ser capaz de ver las diminutas alas que esta poseía. –No necesito ser un pirata para recordarte que esto esta mal.-
No importa las cosas que haya dicho, su cuerpo se negaba a retirarse del lugar, su visión rechazaba buscar el contacto de algo o alguien que no fuese ella y su voz negaba formular algún sonido. El agarre era mutuo, hecho que dejaba satisfecho al muchacho, aunque también lo desconcertaba en gran medida. Tragó en seco al notar finalmente los ojos ajenos, tan puros y hermosos, tan opuestos a su mera existencia, que se vio reducido a un mísero insecto al lado de un ser tan majestuoso como lo era aquella… ¿Ángel? Pues si, todo indicaba, incluso por la ridícula timidez de esta, que no era una mera humana tal como él. Era otra especie, venida del cielo.
Casi en contra de su deseo reprimido de mantener aquella unión, la ajena la cortó, luego de decir cosas tan impropias del hombre de las cicatrices. No pudo evitar reír por lo bajo, tapando parte de su rostro y uno de sus ojos con su diestra. -¿Sentimientos, eh?- Su atención ahora se encontraba en el infinito cielo que los cubría, limpio de las impurezas blanquecinas con forma de algodón. ¿Los ángeles existían? De ser así, ¿acaso ella formaba parte de estos? –Si tenemos sentimientos. Tenemos metas, sueños… Por eso hacemos lo que hacemos.- Aquel tono en su voz era bajo, nostálgico. Estaba claro que el tema era algo que lo afectaba.
Negó con la cabeza, acomodando su camisa que había sido arrugada por aquella cálida unión entre ambos. La mente de este divagaba tanto que apenas notó el pedido de la joven y como este reaccionaba sin siquiera protestar. Sus pasos eran alargados, lo que le permitía mantener el ritmo que ella marcaba con su trote a la par de la bestia. -¿Eres de confiar en cual extraño con el que te abrazas?- La sonrisa había vuelto a dibujarse en su rostro, mientras miraba fijo la espalda de la joven, sin ser capaz de ver las diminutas alas que esta poseía. –No necesito ser un pirata para recordarte que esto esta mal.-
Sho Minazuki
Hoja de personaje
Nivel:
(24/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Página 1 de 2. • 1, 2
Temas similares
» [Sector N°10] L.i.l.y (7) vs Zett (1) & Akira Wolfang (1)
» Un solo mundo
» Solo una copa de vino
» ¿Una vez más?.. [Privado - Pasado]
» [Privado] Conociendo
» Un solo mundo
» Solo una copa de vino
» ¿Una vez más?.. [Privado - Pasado]
» [Privado] Conociendo
Página 1 de 2.
|
|