El sonido de los pájaros al cantar era bastante agradable, muy relajante sobre todo si era de lo primero que una escucha, como era el caso de cierta mujer que estaba escondida dentro de una madriguera de oso, estaba no muy lejos del mar apenas y se había adentrado en la montaña lo suficiente como para encontrar ese lugar poco transitado para descansar allí, aunque no era una cocinera profesional había logrado secar y salar la carne del oso los suficiente como para tener raciones para varios días, bueno, la que no había quemado por accidente y tuvo que comerse al momento.

La doctora de grisáceo pelaje lobuno maldijo para sus adentros no saber cómo tratar pieles y esas cosas, no sabía si llevando lo que había arrancado al oso podrían curtirla o hacer una alfombra, tan siquiera sabía si podrían hacer cuero con eso, pero con algo de suerte le darían algunas monedas o mejor, cuero o una manta de piel de oso, realmente no era para taparse sino para ponerla en el suelo y dormir con mayor comodidad.

Al salir a caminar fuera de la cueva, la fémina pudo sentir los rayos del sol golpeando todo su pelaje de forma reconfortante, su piel también se sentía bien al recibir el calor del astro mayor que hacía poco había empezado a alzarse en el cielo, al volver a mirarse a sí misma la fémina solo llevaba su cinturón con su espada ropera y su cuchillo de combate, probablemente tendría problemas si bajaba al puerto con esas pintas.

Volvió a ingresar a la cueva, sus pantalones anteriormente blanco, ahora llenos de la mugre de su viaje, sus zapatos finos y aquella bata medica bien cerrada que era la única cobertura a la parte superior de su cuerpo junto fueron lo que vistió antes de ponerse al hombro su mochililla de viaje, y llevar la mochila medica en colgando de la misma, de forma incomoda pero necesaria, no podía darse el lujo de dejar equipaje atrás, no sabiendo que con el desastre que se podía montar en el puerto si descubrían su identidad, independientemente de cómo fueran las cosas, ella estaba más que lista para lo que pudiera ocurrir, así que comenzó su camino de descenso sin mayor dilación tras un simple desayuno la Mink partió rumbo a la ciudad para ver que podía hacer con los restos del oso.

La fémina que había llegado tranquilamente a la zona esperada no pudo evitar sorprenderse cuando un peculiar personaje con una vara que tenía atado un lagarto se detuviera cerca de ella y empezara a hablar de forma tanto extravagante como confusa para ella -Okey... no recordaba que los habitantes de este lugar fueran tan excéntricos... ¿Me estas vendiendo las cerezas? porque yo lo que estoy buscando es donde vender esto antes de que se pudra-

Comento de forma seca mientras veía con extrañeza al muy peculiar individuo que primero se había plantado delante de la lupina cubierta hasta el cuello por sus anteriormente blancos ropajes. Por un momento la mujer de ojos rojos miro la mano extendida de aquel hombre preguntándose si estaba tratando de cerrar un trato solamente estaba saludando de forma Cortez a una desconocida.

-Eh.. ¿un gusto? soy Laura ¿Tienes idea de dónde puedo vender esto?- Pregunto extrañada la fémina mientras sentía como el ambiente alrededor de aquella persona de tatuajes y vestimenta tan peculiar como la propia se relajaba, era como si el resto de personas hubieran perdido el interés por causa de algún suceso reciente.

Lo cierto es que desde hacía ya bastante tiempo no se topaba con una persona tan confusa y extraña como la que había extendido su mano a la fémina, pero no era tanto por su vestimenta o su bastón decorado con un animal vivo, sino por la forma de hablarle que la había dejado bastante confusa y desprovista de oportunidades de actuar.

Por un momento la pirata deseo que en lugar de toparse con algo tan confuso y sospechoso solo la hubieran atacado un par de marines, pero al parecer no sería el caso para su suerte o desgracia, dependiendo de las acciones del peculiar desconocido se vería cuál de las dos era la realidad.

-Em... si no tienes dinero para comer o eres un viajero que esta sin suministros puedo darte algo de dinero como pago por ayudarme a encontrar el lugar donde vender esto ¿Estás de acuerdo con eso?- Pregunto en parte extrañada, en parte comprensiva y en parte deseando saber qué demonios deseaba aquel peculiar jovencito.

Por alguna razón que supera a todo entendimiento y lógica humana, la fémina en lugar de apartarse de aquel individuo que desbordaba excentricidad y extrañeza de formas tan abundantes e incoherentes que lo volvían a su vez algo irritante para la fémina, acabo siguiéndole a donde fuera que la estaba llevando, acabaron en medio de la nada, tras pasar un apestoso camino con olor a estiércol y alejarse nuevamente el lugar donde había pretendido vender la piel de aquel animal ya fallecido, aquella piel todavía no curtida ni tratada.

La extraña figura de incomprensible lógica llamado "River" o que había afirmado llamarse de aquella forma, cosa que ponía en cierta duda la fémina ya que un hombre como aquel incluso podría afirmar llamarse de una forma diferente cada vez que se topaba con alguien distinto o con la misma persona dos veces si no la recordaba, al menos esa era la impresión que había logrado generar aquel humano que nuevamente pedía la piel del oso para hacer, vaya dios a saber que con su cerezas.

Lo único que había quedado totalmente claro dentro de la mente de la mujer de ojos carmesí es que si aquel muchachito se pasaba de listo acabaría dándole una paliza y llevándose sus #$%& cerezas junto a la lagartija que ya hasta algo de lastima le daba a la lupina por tener que ser la compañía de aquel extraño y demencial sujeto que hablaba hasta por los codos de una forma tan innecesariamente complicada que forzó a suspirar con desgana a la Mink.

Con un gesto de fastidio arrojo el pelaje del oso a "River" era más pesado de lo que parecía, probablemente el humano tendría problemas cuando viera que no era tan fácil de llevar como parecía -Oye, solo te diré una cosa, si esto es una jugarreta te cortare más que solo el cabello ¿entendido?- Dijo en un tono de amenaza apropiado para una pirata de su categoría y nivel, la frase no era realmente amenazadora, tal vez hasta cómica, pero la mirada de un depredador irritado era la verdadera amenaza.

Además de que no se trataba de una amenaza vacía, normalmente la doctora evitaba los conflictos que fueran problemáticos o a la luz del día, prefería pasar desapercibida entre la gente que ignoraba el valor de su cabeza exceptuando para hacer algún hurtillo ocasional, ya que de algo debería de vivir sin poder trabajar de forma legal, pero aquel muchacho había logrado irritarla lo suficiente para hacerla comportarse así.

La fémina siguió caminando detrás de aquel jovencito hablador sin perderle de vista ni por un instante, realmente no le caiga muy en gracia, pero al menos la historia del oso y el lobo era tenía gracia, le hizo sonreír la resolución por parte del oso, reduciendo al menos por un rato su desprecio por aquel hombre tan confuso y de palabras complicadas, que al menos para la fábula no había utilizado más de las necesarias, demostrando que cuando lo deseaba podía aparentar ser una persona común y corriente.

Mientras caminaban entre las grajas, casi al finalizar la historia la caminata bajo el sol había hecho entrar en calor a la fémina que sin pudor alguno se quitó su bata médica y empezó a llevarla cual capa solo para cubrirse del golpe directo del sol, desvelando el pelaje que cubría la mayor parte de su cuerpo, incluso sus manos estaban enteramente cubiertas por aquel pelaje, y al no llevar la bata de forma normal ahora eran perfectamente visibles la espada ropera que llevaba junto a la cuchilla de combate.

Finalmente llegados a una granja con una carreta sin caballo el muchacho empezó a hacer algo con las cerezas y agua en una vasija, la fémina sabía que los tintes se hacían de alguna forma, pero no imagino que fuera tan sencillo como eso, esperaba algo más complicado, pero al verlo como el color se aplicaba sobre aquel pelaje no pudo evitar sentirse decepcionada de su propia ignorancia.

Sin embargo lo que hizo regresar la cara de insatisfacción al rostro de la peluda mujer fue la afirmación final de que engañar a la gente para intentar venderles "gato por liebre" desde su punto de vista.

Tras lo cual simplemente rechisto con la lengua y se dio media vuelta -River, no soy el tipo de persona que va a ponerse a mentirle a distintas personas solo para ver si alguna es tan estúpida como para creerse tu historia, no es mi estilo, sabes, quédate con la piel, ya tengo problemas con la ley como para que agregar "estafa", simplemente iré a algún comerciante que parezca tener mucho dinero, le robaré un poco y me iré, las cosas simples y sin mentiras rebuscadas.- Comento con desinterés la fémina mientras emprendía el camino de regreso al pueblo del cual se habían alejado tanto, al menos había obtenido una historia divertida para contar en alguna hoguera o algo por el estilo.

La fémina suspiro con irritación mientras ponía la zurda sobre la empuñadura de su espada ropera, un gesto cubierto desde la espalda por su “capa” sin embargo visible desde cualquier otro ángulo que no fuera detrás de ella, realmente no tenía intenciones de armar una escena, pero probablemente la usaría para amenazar al pobre y miserable tipo que sería víctima de su asalto, así que no estaba de más tenerla lista porque también podía toparse con marines en el camino y no pensaba ponerse su bata nuevamente hasta que no estuviera prácticamente dentro del muelle otra vez.

Nuevamente el jovencito estaba dirigiéndole la palabra, no era extraño, ni se había apartado lo suficiente ni ella pretendía que eso pasara pero tampoco era algo impredecible o anormal, por más de que el contenido de su palabrería si lo fuera.

Sin un interés sobrecogedor ni una gran preocupación la fémina se volteó para ver al menos un poco a su interlocutor que acabaría por preguntar algo bastante extraño previo a lanzar una cereza que fue interceptada con la zurda de la mujer, la miró por un momento y luego la lanzo a su boca, era bastante sabrosa. Suspiro con un dejo de agotamiento, no físico, sino más bien mental, aquel hombre tan peculiar había afirmado ser un cazador de recompensas, si hubiera dicho que era un pirata ella no lo hubiera dudado, pero en lugar de eso dijo ser un cazador cuyo trabajo es buscar a personas que como ella tienen problemas con la ley y por lo mismo un precio sobre sus cabezas.

Las molestas gotas de lluvia empezaron a caer para desagrado de la fémina, odiaba la lluvia, nunca traía nada bueno para ella, solo molestias, pero eran el anuncio previo a lo que ocurriría allí, aquel joven de extraños tatuajes se había puesto un par de guanteletes, para posteriormente tomar una postura defensiva con el bastón -El lobo y el oso se emborracharon, por eso acabaron luchando... al día siguiente el oso se despertó sin poder ver al lobo que sin decir nada se marchó.- Fueron las palabras de la doctora que tal vez por piedad o como muestra de amabilidad con aquel individuo le había decidido responder de una forma acorde a la pregunta del masculino.

Ost:

Los ojos rojos de la fémina delataron su mirada depredadora, en menos de un segundo la espada ropera ya estaba desenvainada, no era grácil, no había realizado un movimiento hermoso ni nada por el estilo, solo la había desenvainado, pero aquella arma tan delgada y de apariencia poco intimidatoria se encontraba en manos de quien la volvía extremadamente peligrosa.

Con un andar tan ligero y veloz que ni siquiera los humanos más rápidos podrían lograr, avanzó sin gracia ni hermosura, solo con el poder bruto de un torbellino que arremete contra edificios personas por igual avanzo la fémina de denso pelaje dejando atrás la bata a modo de capa, apeas y estaba por empezar a caer en el momento que su dueña ya se había puesto en el lateral del jovencito con una fuerza que estaría en los sueños de los grandes guerreros de la humanidad la punta del arma lanzo un amplio corte, simple, visible y predecible, aquella espada avanzaba únicamente con un poder devastador a su favor, si se trataba de un corte directo probablemente arrancaría una extremidad o mataría espontáneamente al blanco y si era bloqueado toda esa energía se transmitiría al defensor, fácil de evadir, fácil de bloquear, pero muy temible de recibir.

Off: