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Creado por Odalyn Lawler Miér Mar 30, 2016 6:50 pm
Se sentó tranquila quitándose el arco y poniéndolo a un lado de su silla, se estiro mientras suspiraba.--Lo que sea, tampoco nos vamos a poner exigentes mientras deje algo de dinero, ya después podemos conseguir algo mejor --Hablaba con cierta pereza mientras recargaba su mejilla en una de sus manos. Soire ordeno demasiado rápido, Odalyn por su parte bueno...--Quiero un pastel de... NO! Ya se, mejor quiero un, no no no, ya se, ¿Y si mejor un...? NO! Ya se! --Movía las manos al hablar, estaba tan indecisa que el tabernero fue primero por la orden de su amigo.--Chocolateee... --Decía ella imaginando una enorme rebanada de pastel.
Estaba tan concentrada en decidirse que pedir mientras su compañero reía que realmente no notó cuando el lugar comenzó a llenarse, solo veía gente entrar y salir sin prestarles mucha atención. Se sintió observada y giro la mirada buscando de donde provenía dicha sensación. Pudo ver a una chica que después de giro, cabello oscuro y lentes, como con todos los demás le tomo únicamente un par de segundos memorizarla. No creyó necesario informarle a su amigo de la joven, tal vez los miraba únicamente por curiosidad "¿Se nos ve mucho que somos nuevos?" Pensó volviendo la mirada a su mesa.--Creo que si voy a pedir un pastel... --Murmuraba arrugando ligeramente la nariz y soplando uno de sus mechones hacia arriba.
El plato de carne ya venia en camino, una nueva sensación la invadió, apenas iba a girar cuando el enorme reptil paso sobre ella.--W-whoo..! --Perdió el equilibrio y su silla cayó haciendo que terminara en el piso, cubrió con sus brazos su cabeza cuando el plato se estrelló a un lado, seguido de la mesa caer al suelo.--Au... --Se quejo descubriéndose y viendo al reptil engullir el gran pedazo de carne. Se levanto jalando su arco e instintivamente llevando su mano hacia una de sus dagas en el estuche de sus piernas, simplemente poniéndose a la defensiva por si el animal decidía dejar la carne e irse contra ellos.
Estaba tan concentrada en decidirse que pedir mientras su compañero reía que realmente no notó cuando el lugar comenzó a llenarse, solo veía gente entrar y salir sin prestarles mucha atención. Se sintió observada y giro la mirada buscando de donde provenía dicha sensación. Pudo ver a una chica que después de giro, cabello oscuro y lentes, como con todos los demás le tomo únicamente un par de segundos memorizarla. No creyó necesario informarle a su amigo de la joven, tal vez los miraba únicamente por curiosidad "¿Se nos ve mucho que somos nuevos?" Pensó volviendo la mirada a su mesa.--Creo que si voy a pedir un pastel... --Murmuraba arrugando ligeramente la nariz y soplando uno de sus mechones hacia arriba.
El plato de carne ya venia en camino, una nueva sensación la invadió, apenas iba a girar cuando el enorme reptil paso sobre ella.--W-whoo..! --Perdió el equilibrio y su silla cayó haciendo que terminara en el piso, cubrió con sus brazos su cabeza cuando el plato se estrelló a un lado, seguido de la mesa caer al suelo.--Au... --Se quejo descubriéndose y viendo al reptil engullir el gran pedazo de carne. Se levanto jalando su arco e instintivamente llevando su mano hacia una de sus dagas en el estuche de sus piernas, simplemente poniéndose a la defensiva por si el animal decidía dejar la carne e irse contra ellos.
Odalyn Lawler
Hoja de personaje
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Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Roy Mustang Sáb Abr 02, 2016 12:15 pm
Pocos segundos de conversación llevaron a que el encargado del lugar terminara por alejarse del encapuchado, luego de amablemente permitirle ocupar una habitación por unas horas para descansar y sin cobrarlo lo normal de utilizarla por una noche entera. El bolsillo de Roy respiraba más tranquilo, pues no tendría que ser vaciado ese día.- Y menos mal... -la vida de un pirata nuevo no era precisamente la más cómoda, el dinero no sobraba y todo lo que se pudiera ahorra, lo ahorraría, pues no siempre podría viajar de polizonte o pagar trabajando por un viaje. Una embarcación propia, aunque fuera pequeña, era su prioridad.
Luego de que un bostezo se escapara de su garganta el joven acercó su diestra a la mesa, tomando los bastones envueltos en tela que allí había dejado al llegar. Bajo la gruesa tela que los envolvía había dos bastones bō de dos metros de largo, moldeados en una aleación metálica muy resistente y liviana, lo que los volvía ideales para el uso en batalla. Lamentablemente, pese a llevarlos con él, Roy nunca los había podido utilizar aún, no por no querer sino por el mero hecho de que no se sentía digno de sacarlos de su envoltura aún. Además de ser dos armas de calidad, esos bastones también tenían su peso en la historia de la familia del pirata, eran una reliquias que no a todos los Mustang se les permitía empuñar y él, al ser el último vivo, no tenía a nadie que le dijera que estaba a la altura de tales armas.
Un segundo bostezo le fue interrumpido por la repentina aparición de una serpiente en el local, la cual atacó con fiereza el trozo de carne que una pareja estaba por degustar, dejándolos sin nada en menos de un segundo. Los músculos del joven se tensaron al verse sumido en una situación delicada tan de repente, los reflejos le permitieron esquivar el coletazo que aquel animal acababa de soltar hacia su rostro por lo justo, dejándose caer a un lado de la silla para luego volver a erguirse de un pequeño salto. Una vez tomo buena posición, parado tras la silla que ocupaba segundos antes, la mirada del muchacho se paseó rápidamente por todos los presentes y luego enfoco a la serpiente. Un chasquido escapo de su boca, demostrando su molestia.- ¿Quién se olvidó de atar a su mascota? -preguntó a todos los presentes, manteniendo la mirada fija en el reptil y con su rostro ya a la vista al habérsele caído la capucha por el movimiento efectuado para esquivar el coletazo.
Luego de que un bostezo se escapara de su garganta el joven acercó su diestra a la mesa, tomando los bastones envueltos en tela que allí había dejado al llegar. Bajo la gruesa tela que los envolvía había dos bastones bō de dos metros de largo, moldeados en una aleación metálica muy resistente y liviana, lo que los volvía ideales para el uso en batalla. Lamentablemente, pese a llevarlos con él, Roy nunca los había podido utilizar aún, no por no querer sino por el mero hecho de que no se sentía digno de sacarlos de su envoltura aún. Además de ser dos armas de calidad, esos bastones también tenían su peso en la historia de la familia del pirata, eran una reliquias que no a todos los Mustang se les permitía empuñar y él, al ser el último vivo, no tenía a nadie que le dijera que estaba a la altura de tales armas.
Un segundo bostezo le fue interrumpido por la repentina aparición de una serpiente en el local, la cual atacó con fiereza el trozo de carne que una pareja estaba por degustar, dejándolos sin nada en menos de un segundo. Los músculos del joven se tensaron al verse sumido en una situación delicada tan de repente, los reflejos le permitieron esquivar el coletazo que aquel animal acababa de soltar hacia su rostro por lo justo, dejándose caer a un lado de la silla para luego volver a erguirse de un pequeño salto. Una vez tomo buena posición, parado tras la silla que ocupaba segundos antes, la mirada del muchacho se paseó rápidamente por todos los presentes y luego enfoco a la serpiente. Un chasquido escapo de su boca, demostrando su molestia.- ¿Quién se olvidó de atar a su mascota? -preguntó a todos los presentes, manteniendo la mirada fija en el reptil y con su rostro ya a la vista al habérsele caído la capucha por el movimiento efectuado para esquivar el coletazo.
Roy Mustang
Hoja de personaje
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(1/100)
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Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Aeryn S. Skywrath Mar Abr 05, 2016 12:40 am
- Se llama Moon y nadie olvidó atarla, simplemente tenía hambre. - Musitó una voz femenina que provenía de la barra donde un enorme plato de carne yacía esperando ansioso ser tragada por la serpiente. La joven agente lentamente se puso de pie y con cierta gracia se acercó a la de cabellos rojos con el plan de terminar extendiéndole su mano para ayudarla a ponerse de pie, pero está con una agilidad impresionante cual gran tiradora no dudó en prepararse para atacar al animal. - Una disculpa, mi pequeña mascota se me perdió un momento de la vista. - Masculló con cierto tono burlón mientras una sonrisa se dibujaba en aquellos finos labios adornados con aquel lunar. - Pero debo decir que quizá sea una coincidencia bastante grata. - Cualquiera podría tachar de que ella le estaba coqueteando a la de cabellos carmesí pues aquel tono sugerente y mirada penetrante daba mucho qué pensar en el momento.
Terminó parándose frente a la joven para evitar que tirase alguna flecha o bien, alguna daga de las que aún mantenía su manos sobre ellas, para seguido voltear hacia el pirata que, ya sin capucha acusaba a la enorme serpiente. Moon, por su parte dejó todo el escándalo de lado guiándose sola por entre las mesas llegando contenta a la barra comenzando a tragar sin remordimiento alguno. Rápidamente las miradas se centraron en aquel pequeño espectáculo, ladeando un poco su cabeza hacia su hombro derecho, Aeryn sonrió mostrando un poco su dentadura sin quitarle la mirada de encima a Roy. - Mira tú… Me pareces familiar. - acotó mordiéndose el labio inferior por el lado de su lunar. - ¿Será que nos habremos visto antes o que habré visto una foto tuya antes? - Rió por lo bajo antes de volver su vista a la pelirroja. - ¿Ustedes no son de aquí, cierto? Se les nota lo foráneo por todo el rostro. - murmuró agachando un poco su cabeza poniendo su mano derecha sobre si cintura.
Terminó parándose frente a la joven para evitar que tirase alguna flecha o bien, alguna daga de las que aún mantenía su manos sobre ellas, para seguido voltear hacia el pirata que, ya sin capucha acusaba a la enorme serpiente. Moon, por su parte dejó todo el escándalo de lado guiándose sola por entre las mesas llegando contenta a la barra comenzando a tragar sin remordimiento alguno. Rápidamente las miradas se centraron en aquel pequeño espectáculo, ladeando un poco su cabeza hacia su hombro derecho, Aeryn sonrió mostrando un poco su dentadura sin quitarle la mirada de encima a Roy. - Mira tú… Me pareces familiar. - acotó mordiéndose el labio inferior por el lado de su lunar. - ¿Será que nos habremos visto antes o que habré visto una foto tuya antes? - Rió por lo bajo antes de volver su vista a la pelirroja. - ¿Ustedes no son de aquí, cierto? Se les nota lo foráneo por todo el rostro. - murmuró agachando un poco su cabeza poniendo su mano derecha sobre si cintura.
Última edición por Aeryn S. Skywrath el Mar Abr 05, 2016 9:23 am, editado 1 vez
Aeryn S. Skywrath
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
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Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Soire Mar Abr 05, 2016 7:49 am
Odalyn siempre buscando la mejor opción entre los dulces que se le iban ocurriendo. Soire sonrió contemplando su indecisión. Hacía tiempo que había aprendido que nunca ningún dulce era lo suficientemente bueno; fuera lo que fuera lo que pidiera, al final siempre se le ocurría una cosa mejor que podría haber pedido. Esa era la forma que tenía él de verla. Estaba centrado en eso; no se había percatado de que la nueva persona que había entrado en la taberna los observaba, porque estaba a su espalda.
De repente, una enorme serpiente se alzó sobre Odalyn. Antes de darle tiempo a reaccionar se abalanzó sobre él. Empujó la mesa y cayó de espaldas en la silla, aprovechando la inercia del movimiento para completar la voltereta hacia atrás e incorporarse sobre la marcha poniéndose de pie. Se llevó la mano a la empuñadura de la espada y se preparó para desenfundar y cortar a aquella bestia en dos; no lo había atacado a él, había engullido la que iba a ser su comida. Su compañera también se había caído y se había puesto a la defensiva. El comentario del desconocido de la mesa contigua a Soire le parecía de lo más acertado, aunque no creía que a una serpiente se le pudiera atar mucho.
A Soire poco le importaba el nombre del animal y los motivos que lo habían empujado a comerse algo que no era suyo. La disculpa fue mal recibida por el espadachín después de que la mujer justificara a su mascota, como si la culpa la tuviera ella. A él también le gustaban los animales, pero las cosas había que hacerlas bien. Qué irresponsabilidad. –Eso depende de lo que entiendas como grata.–intervino el peliazul. –La comida no es gratis.–agregó, seco y cortante ante las melosas palabras de la mujer. No estaba dispuesto a pagar por un plato que no se había comido.
Relajó los músculos al comprobar que aquella serpiente se acercaba hasta la barra para seguir comiendo. Soire bufó por lo bajo antes de devolver la mirada a aquella mujer. Encima eso, le daban más comida de premio. La belleza no iba a eximirla de su responsabilidad con el reptil.
Ojeó al pelirrojo. Las palabras de la dueña de la serpiente hacían evidente alusión a algún cartel de recompensa, pero a él no le sonaba de nada. Guardó silencio en cuanto a su procedencia. No porque no tuviera nada que decir, sino porque su amiga se había convertido en el centro de atención de la desconocida.
[Off: Disculpad la tardanza. >.<]
De repente, una enorme serpiente se alzó sobre Odalyn. Antes de darle tiempo a reaccionar se abalanzó sobre él. Empujó la mesa y cayó de espaldas en la silla, aprovechando la inercia del movimiento para completar la voltereta hacia atrás e incorporarse sobre la marcha poniéndose de pie. Se llevó la mano a la empuñadura de la espada y se preparó para desenfundar y cortar a aquella bestia en dos; no lo había atacado a él, había engullido la que iba a ser su comida. Su compañera también se había caído y se había puesto a la defensiva. El comentario del desconocido de la mesa contigua a Soire le parecía de lo más acertado, aunque no creía que a una serpiente se le pudiera atar mucho.
A Soire poco le importaba el nombre del animal y los motivos que lo habían empujado a comerse algo que no era suyo. La disculpa fue mal recibida por el espadachín después de que la mujer justificara a su mascota, como si la culpa la tuviera ella. A él también le gustaban los animales, pero las cosas había que hacerlas bien. Qué irresponsabilidad. –Eso depende de lo que entiendas como grata.–intervino el peliazul. –La comida no es gratis.–agregó, seco y cortante ante las melosas palabras de la mujer. No estaba dispuesto a pagar por un plato que no se había comido.
Relajó los músculos al comprobar que aquella serpiente se acercaba hasta la barra para seguir comiendo. Soire bufó por lo bajo antes de devolver la mirada a aquella mujer. Encima eso, le daban más comida de premio. La belleza no iba a eximirla de su responsabilidad con el reptil.
Ojeó al pelirrojo. Las palabras de la dueña de la serpiente hacían evidente alusión a algún cartel de recompensa, pero a él no le sonaba de nada. Guardó silencio en cuanto a su procedencia. No porque no tuviera nada que decir, sino porque su amiga se había convertido en el centro de atención de la desconocida.
[Off: Disculpad la tardanza. >.<]
Soire
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Creado por Odalyn Lawler Dom Abr 10, 2016 2:45 am
No bajo la mirada en ningún momento, no estaba muy contenta con ello y mas por que era seguro que les traería problemas, al menos no pensaba que al tabernero le pareciera muy bien que una serpiente destruyera una de sus mesas por el simple antojo. Y claro, era la mesa en la que ellos estaban sentados, olvidando pero no por ello menos importante que no había podido si quiera ordenar su pastel... o lo que se le fuera a antojar después.
Entendió lo que intentaba evitar con su repentino acercamiento, quito la mano de su daga para demostrar que no iba a lastimar al animal que ahora se encontraba perfectamente feliz y campante comiendo por otro lado.--Tranquila, hagamos algo, tu nos das la carne que se comió y asunto arreglado, foráneos o no, que creo es lo que menos importa, la comida no es gratis --Cruzándose de brazos mientras le sostenía la mirada, sonrió amistosa antes de volver a hablar.--¿Que dices? ¿Todo en paz? --Pregunto analizando a fondo a la mujer que tenia enfrente. No podían darse el lujo de regalar o desperdiciar un solo berrie, no tenían trabajo y bueno, había que comer.
Respecto al chico de la capucha que ahora ya no cubría su rostro en lo absoluto, francamente no era su problema, ella solo quería un MALDITO PEDAZO DE PASTEL ¿Acaso era mucho pedir?
"Tendrán que ser dos para pasar el mal rato" Pensó mientras esperaba una respuesta por parte de la dueña del reptil que cambiando un poco el tema era un animal bastante bonito.
Entendió lo que intentaba evitar con su repentino acercamiento, quito la mano de su daga para demostrar que no iba a lastimar al animal que ahora se encontraba perfectamente feliz y campante comiendo por otro lado.--Tranquila, hagamos algo, tu nos das la carne que se comió y asunto arreglado, foráneos o no, que creo es lo que menos importa, la comida no es gratis --Cruzándose de brazos mientras le sostenía la mirada, sonrió amistosa antes de volver a hablar.--¿Que dices? ¿Todo en paz? --Pregunto analizando a fondo a la mujer que tenia enfrente. No podían darse el lujo de regalar o desperdiciar un solo berrie, no tenían trabajo y bueno, había que comer.
Respecto al chico de la capucha que ahora ya no cubría su rostro en lo absoluto, francamente no era su problema, ella solo quería un MALDITO PEDAZO DE PASTEL ¿Acaso era mucho pedir?
"Tendrán que ser dos para pasar el mal rato" Pensó mientras esperaba una respuesta por parte de la dueña del reptil que cambiando un poco el tema era un animal bastante bonito.
Odalyn Lawler
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Creado por Roy Mustang Vie Abr 15, 2016 7:22 pm
Un animal de tales dimensiones como lo era aquella serpiente no solía verse muy a menudo, mucho menos en aquella isla. Según había leído días antes de arribar en Loguetown, de un libro acerca de la geografía, flora y fauna de las islas más populares de los cuatro Blues, esta no contaba con animales de tal tamaño debido a que la gran mayoría de su territorio estaba cubierto por las edificaciones que componían la ciudad, por lo cual era imposible que fuera una serpiente originaria de la isla, sino que había sido traída de fuera. Obviando el hecho de que el animal en cuestión tenía dueño, el pelinegro preguntó directamente por la razón de que este no tuviera controlada a su mascota, recibiendo la inmediata respuesta de una mujer que se hallaba sentada frente a la barra donde el dueño del local atendía. No fue la mejor respuesta la que escapó de sus labios, pero Roy tampoco esperaba algún tipo de amabilidad. Era de su saber que personas amables en el mar se contaban con los dedos de una mano, y sobraban dedos cuando ya las tenías todas.
La actitud que tomó la dueña de la serpiente respecto a la situación le crisparía los nervios a cualquiera, pero en el caso de aquel joven pirata no sería tan fácil hacerlo rabiar, menos cuando ya estaba algo relajado. De haber llegado unos minutos antes las cosas hubieran acontecido de diferente manera, y en cierta forma agradecía que no ocurriera así.- Primero que nada, señorita... -comenzó, volviendo a colocar los bastones en su espalda, enganchados a la capa.- Debería contener a su mascota, ya que, por mucha hambre que tenga, no puede dejar que engulla la comida de personas que pagaron por ella -la tenue sonrisa que se dibujó en sus labios dejaba clara su tranquilidad ante la situación.- A menos claro, que vaya a pagar luego por otro plato igual o mejor -en cierta forma buscaba hacer de mediador, aunque sabía de sobra que no estaba en la mejor situación, esas últimas palabras dirigidas a él se lo dejaban claro.- ¿En verdad? De seguro se esté confundiendo, ya que no me suena haberla visto antes -aclaró sin más, buscando zanjar el tema allí antes de que las cosas se salieran de control. Esa mujer sabía de él, de la recompensar que había por apresarlo, y no podía permitirse ser llevado, al menos, no tan pronto.
Muy en el fondo, algo le decía al pelinegro que solo tenía dos opciones para salir de esa situación: O huir y esperar ser más rápido que aquella mujer y su mascota, o luchar y encontrar la forma de noquearla, aunque dudaba ser capaz de esto último. No por nada en particular, solo no le gustaba luchar con mujeres -asuntos de caballerosidad que un pirata no debería tener en cuenta-, pero si se veía obligado a ello sentía no ser capaz de luchar con todo. La sospecha ya estaba implantada en los presentes, pues podía sentir las miradas posándose sobre él, porque claro, él era mucho peor que la mujer que dejaba a su mascota engullir comida ajena por el simple hecho de tener una recompensa sobre su cabeza- Nada bueno saldrá de esto... -y permaneció inmóvil, analizando la situación y sin perder de vista a ninguno de los presentes, ni siquiera a la serpiente. Tenía que estar atento, encontrar el modo de escapar de ser necesario.
La actitud que tomó la dueña de la serpiente respecto a la situación le crisparía los nervios a cualquiera, pero en el caso de aquel joven pirata no sería tan fácil hacerlo rabiar, menos cuando ya estaba algo relajado. De haber llegado unos minutos antes las cosas hubieran acontecido de diferente manera, y en cierta forma agradecía que no ocurriera así.- Primero que nada, señorita... -comenzó, volviendo a colocar los bastones en su espalda, enganchados a la capa.- Debería contener a su mascota, ya que, por mucha hambre que tenga, no puede dejar que engulla la comida de personas que pagaron por ella -la tenue sonrisa que se dibujó en sus labios dejaba clara su tranquilidad ante la situación.- A menos claro, que vaya a pagar luego por otro plato igual o mejor -en cierta forma buscaba hacer de mediador, aunque sabía de sobra que no estaba en la mejor situación, esas últimas palabras dirigidas a él se lo dejaban claro.- ¿En verdad? De seguro se esté confundiendo, ya que no me suena haberla visto antes -aclaró sin más, buscando zanjar el tema allí antes de que las cosas se salieran de control. Esa mujer sabía de él, de la recompensar que había por apresarlo, y no podía permitirse ser llevado, al menos, no tan pronto.
Muy en el fondo, algo le decía al pelinegro que solo tenía dos opciones para salir de esa situación: O huir y esperar ser más rápido que aquella mujer y su mascota, o luchar y encontrar la forma de noquearla, aunque dudaba ser capaz de esto último. No por nada en particular, solo no le gustaba luchar con mujeres -asuntos de caballerosidad que un pirata no debería tener en cuenta-, pero si se veía obligado a ello sentía no ser capaz de luchar con todo. La sospecha ya estaba implantada en los presentes, pues podía sentir las miradas posándose sobre él, porque claro, él era mucho peor que la mujer que dejaba a su mascota engullir comida ajena por el simple hecho de tener una recompensa sobre su cabeza- Nada bueno saldrá de esto... -y permaneció inmóvil, analizando la situación y sin perder de vista a ninguno de los presentes, ni siquiera a la serpiente. Tenía que estar atento, encontrar el modo de escapar de ser necesario.
Roy Mustang
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Creado por Aeryn S. Skywrath Sáb Abr 16, 2016 1:50 am
Bien.. Grandioso… Ahora se suponía que tenía que pagar la comida de los delincuentes que eran inocentes hasta demostrar lo contrario y empalmado a eso el par de piratas que estaban en el lugar, uno de ellos recién visto por la de cabellos azabache que tras la pregunta éste simplemente lo negó… Obvio, nadie en su sano juicio se delataría a sí mismo. Una suave risa apareció en los labios de la agente que, a su espalda la víbora seguía comiendo sin pena y gloria.
- Creo que no comprenden la situación. - Llevó su mano izquierda a su rostro empujando con su índice el centro de sus anteojos acomodándolos. - Ustedes dos son sospechosos y ese par de piratas vendrán conmigo. - Con su mano izquierda tomó rápidamente una de sus pistolas la cual apuntó al pirata que apenas si había escuchado aquello corrió para saltar por la ventana y escapar… Acción que fue rápidamente evitada por una bala que le había atravesado el pecho dándole de lleno el corazón haciendo que el cuerpo se quedara tirado en el piso. Los gritos de los comensales se hicieron resonar, aterrados se pusieron de pie y salieron del lugar, para evitar que entre la confusión los otros tres escaparan sacó rápidamente su otra pistola las cuales apuntó la derecha a la pelirroja y la izquierda al pirata. - Bueno… Los dos sospechosos y EL pirata. -Haciendo énfasis levantó un poco el mentón sonriéndoles con cierta satisfacción y algo sensual propio de la de cabellos negros.
- Aquí la que hará las preguntas y reclamos seré yo ¿Entendido? Si hacen algún movimiento en falso no aseguro que salgan con vida de esta. - Se mordió con suavidad el propio labio inferior por el lado de su lunar. - Tu nombre pirata ¿De cuanto es tu recompensa? - Cuestionó para seguido voltear a ver a los extranjeros. - ¿De dónde son? ¿Cuál es su nombre y qué hacen aquí? - Su mirada se volvió más fría y penetrante, sus facciones más afiladas dando paso a la seriedad de la agente. - No me gusta usar la violencia, bajaré las armas sólo si me prometen que se sentarán tranquilamente en la mesa que está frente a mi para platicar. ¿Entendido? - Firme, recia y sin dudas ahora una mirada y sonrisa amable había adornado su rostro, era una mujer de palabra, sólo esperaría la respuesta de los tres para enfundar o tirar del gatillo.
- Creo que no comprenden la situación. - Llevó su mano izquierda a su rostro empujando con su índice el centro de sus anteojos acomodándolos. - Ustedes dos son sospechosos y ese par de piratas vendrán conmigo. - Con su mano izquierda tomó rápidamente una de sus pistolas la cual apuntó al pirata que apenas si había escuchado aquello corrió para saltar por la ventana y escapar… Acción que fue rápidamente evitada por una bala que le había atravesado el pecho dándole de lleno el corazón haciendo que el cuerpo se quedara tirado en el piso. Los gritos de los comensales se hicieron resonar, aterrados se pusieron de pie y salieron del lugar, para evitar que entre la confusión los otros tres escaparan sacó rápidamente su otra pistola las cuales apuntó la derecha a la pelirroja y la izquierda al pirata. - Bueno… Los dos sospechosos y EL pirata. -Haciendo énfasis levantó un poco el mentón sonriéndoles con cierta satisfacción y algo sensual propio de la de cabellos negros.
- Aquí la que hará las preguntas y reclamos seré yo ¿Entendido? Si hacen algún movimiento en falso no aseguro que salgan con vida de esta. - Se mordió con suavidad el propio labio inferior por el lado de su lunar. - Tu nombre pirata ¿De cuanto es tu recompensa? - Cuestionó para seguido voltear a ver a los extranjeros. - ¿De dónde son? ¿Cuál es su nombre y qué hacen aquí? - Su mirada se volvió más fría y penetrante, sus facciones más afiladas dando paso a la seriedad de la agente. - No me gusta usar la violencia, bajaré las armas sólo si me prometen que se sentarán tranquilamente en la mesa que está frente a mi para platicar. ¿Entendido? - Firme, recia y sin dudas ahora una mirada y sonrisa amable había adornado su rostro, era una mujer de palabra, sólo esperaría la respuesta de los tres para enfundar o tirar del gatillo.
Aeryn S. Skywrath
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Creado por Soire Dom Abr 17, 2016 4:56 am
La respuesta de Odalyn había sido mejor que la que él hubiera podido brindar. Ella solía ser más conciliadora que él, con un toque de ingenuidad que solía ablandar a las personas. Pero en la estadística siempre hay unos cuantos datos que se salen fuera de la regla, como era el caso de la mujer que tenían ante ellos.
Era cierto; Soire al menos no entendía la situación. ¿Sospechosos de qué? Hasta donde él sabía, ir armados tampoco era un delito. En un instante, la pelinegra desenfundó y disparó a un hombre que quedó desplomado en el suelo. Para cuando él reaccionó, ya era el siguiente objetivo del cañón del arma. Abrió los ojos más de la cuenta ante la sorpresa y se detuvo antes de desenfundar su espada. El caos se propagó por la sala como el fuego entre la pólvora y rápidamente la sala se vació de comensales. “¿Pero qué mierda…?”–pensó.
La sonrisa de autosuficiencia de aquella mujer le hizo apretar los dientes y fruncir levemente el ceño. Era evidente que había cometido dos fallos colosales. El primero, confiarse. El segundo, ser más débil. En aquella tesitura, las condiciones que comenzaron a imponerle le sentaron como una patada en el estómago. El espíritu de Soire le empujaba a revelarse. A no someterse. En su serenidad trataba de digerir aquella decepción.
Clavó la profundidad de su mirada en los orbes de aquella mujer. Vio en ella mirada intensa y cargada de frío, pero no se arredró. Sin embargo, sí entendió que él no iba a ser más especial que el hombre que había caído desplomado después de ser alcanzado por una bala en el pecho. –Eso suena muy creíble después de haber matado a un hombre delante de nosotros.–espetó con neutralidad. No estaba seguro de si estaba muerto, pero de no estarlo lo iba a estar pronto por una herida de ese calibre.
Tenía sus reticencias a revelar su identidad incluso a alguien que estaba apuntándole con un arma, así que dejó que aquellas cuestiones discurrieran en el mar de preguntas y peticiones que había formulado en tan poco tiempo la desconocida. Miraba a su compañera de soslayo; si ella decidía sentarse él se sentaría también. Porque si fuera por él, se metería de lleno en una pelea dispareja, desventajosa y letal.
Era cierto; Soire al menos no entendía la situación. ¿Sospechosos de qué? Hasta donde él sabía, ir armados tampoco era un delito. En un instante, la pelinegra desenfundó y disparó a un hombre que quedó desplomado en el suelo. Para cuando él reaccionó, ya era el siguiente objetivo del cañón del arma. Abrió los ojos más de la cuenta ante la sorpresa y se detuvo antes de desenfundar su espada. El caos se propagó por la sala como el fuego entre la pólvora y rápidamente la sala se vació de comensales. “¿Pero qué mierda…?”–pensó.
La sonrisa de autosuficiencia de aquella mujer le hizo apretar los dientes y fruncir levemente el ceño. Era evidente que había cometido dos fallos colosales. El primero, confiarse. El segundo, ser más débil. En aquella tesitura, las condiciones que comenzaron a imponerle le sentaron como una patada en el estómago. El espíritu de Soire le empujaba a revelarse. A no someterse. En su serenidad trataba de digerir aquella decepción.
Clavó la profundidad de su mirada en los orbes de aquella mujer. Vio en ella mirada intensa y cargada de frío, pero no se arredró. Sin embargo, sí entendió que él no iba a ser más especial que el hombre que había caído desplomado después de ser alcanzado por una bala en el pecho. –Eso suena muy creíble después de haber matado a un hombre delante de nosotros.–espetó con neutralidad. No estaba seguro de si estaba muerto, pero de no estarlo lo iba a estar pronto por una herida de ese calibre.
Tenía sus reticencias a revelar su identidad incluso a alguien que estaba apuntándole con un arma, así que dejó que aquellas cuestiones discurrieran en el mar de preguntas y peticiones que había formulado en tan poco tiempo la desconocida. Miraba a su compañera de soslayo; si ella decidía sentarse él se sentaría también. Porque si fuera por él, se metería de lleno en una pelea dispareja, desventajosa y letal.
Soire
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Creado por Odalyn Lawler Dom Abr 17, 2016 7:43 pm
Odalyn no estaba nada contenta, mas que eso, a cada segundo su ceño se fruncía mas y era claro que estaba molesta, ademas tenia hambre. ¿Sospechosos de que?... No le dio tiempo de contestar a su propia pregunta pues siguió con la mirada el arma, el disparo, y luego al regresar al frente el cañón ya apuntaba hacia ella. Como acto de inercia llevo su mano hacia su daga, pero no, no podía ponerse agresiva, en primer lugar no había hecho absolutamente nada.
El tono de voz de la mujer solo empeoraba su humor, odiaba le hablaran de esa manera, aunque al principio le pareció poco importante bueno, con una arma apuntándote cualquiera cambia de parecer. Soire ya había hablado, pero la petición derramo su paciencia, y dado que tampoco pretendía contestar a las anteriores preguntas no pudo hacer mas que reír, soltó una carcajada que salio completamente de contexto.--Ups --Dijo suspirando para intentar dejar de reír. Su mano ya no estaba ni por asomo cerca de la daga, amabas sostenían su estomago.--¿Me vez cara de perro faldero? ¿Por que habría de sentarme? Si no quieres usar la violencia entonces baja el arma y cómprame un pastel ¿Vez a alguien aquí que te este apuntando? --.
Su preocupación no era tanto el arma, eran las consecuencias en el lugar, ya habían pagado la habitación y después de eso dudaba mucho que el tabernero, cuando esto acabara, los dejara permanecer ahí. Así que 50 berries perdidos "Fantástico..." Pensó poniendo las manos en la cintura y mirando fijamente a aquella mujer.--¿Y sospechosos de que? No puedes llevarme si ni siquiera se lo que hice --Argumento sacandole la lengua.--Ademas, ¿No has escuchado que es de mala educación preguntar el nombre de alguien sin presentarte primero? --.
El tono de voz de la mujer solo empeoraba su humor, odiaba le hablaran de esa manera, aunque al principio le pareció poco importante bueno, con una arma apuntándote cualquiera cambia de parecer. Soire ya había hablado, pero la petición derramo su paciencia, y dado que tampoco pretendía contestar a las anteriores preguntas no pudo hacer mas que reír, soltó una carcajada que salio completamente de contexto.--Ups --Dijo suspirando para intentar dejar de reír. Su mano ya no estaba ni por asomo cerca de la daga, amabas sostenían su estomago.--¿Me vez cara de perro faldero? ¿Por que habría de sentarme? Si no quieres usar la violencia entonces baja el arma y cómprame un pastel ¿Vez a alguien aquí que te este apuntando? --.
Su preocupación no era tanto el arma, eran las consecuencias en el lugar, ya habían pagado la habitación y después de eso dudaba mucho que el tabernero, cuando esto acabara, los dejara permanecer ahí. Así que 50 berries perdidos "Fantástico..." Pensó poniendo las manos en la cintura y mirando fijamente a aquella mujer.--¿Y sospechosos de que? No puedes llevarme si ni siquiera se lo que hice --Argumento sacandole la lengua.--Ademas, ¿No has escuchado que es de mala educación preguntar el nombre de alguien sin presentarte primero? --.
Odalyn Lawler
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
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Creado por Aeryn S. Skywrath Dom Abr 24, 2016 8:29 pm
¿Divertido? En cierta parte lo era, era común que los ciudadanos normales pasaran por alto cualquier tipo de imposición si estos se creían superiores o bien veían a los demás a su igual, de haber sido meros piratas quizá la agresión hubiera sido parte de la manera en que ellos se defenderían más no era así, parecían ser ciudadanos comunes y corrientes y tras la negativa aún sospechando de ellos les dio el beneficio de la duda. - Hum… - Pensativa veía cómo ambos se respaldaban, algo propio de los compañeros ¿No?. Su serpiente poco a poco se iba enroscando a espalda de la agente, terminando por volverse un cómodo asiento el cual tomó mientras guardaba una de las armas manteniendo la de la mano izquierda, la que apuntaba al pirata, dejándolo de segundo plano se centró en los ciudadanos acariciando lentamente a su adorada mascota con la derecha les observaba con una sonrisa en los labios. - No, no te veo cara de perro faldero, pero todos sabemos aquí que cualquiera es culpable hasta que se demuestre lo contrario.- Claro que no.. Era “inocente” pero vamos, a la ley no le importa eso, sólo quiere quedar bien ante la sociedad, ¿No?.
- Mi nombre es Aeryn, un agente del gobierno. - Acotó tras aquel desplante algo grosero de la contraria al negarse a responderle, pero vamos, tenía un punto a su favor, y Aeryn aunque parecía una mujer arrogante y egoísta no lo era… No tanto… No siempre… Bueno… Quizá tenía un poco de eso, pero no es para tanto. - Hoy por la mañana llegaron dos personas, una pelirroja y un pelinegro que atacaron a unos comerciantes, y como ustedes son los forasteros que se asemejan a esa descripción, bueno; - Se encogió de hombros. - Es obvio ¿No? Son mis sospechosos. Da gracias a que no soy la Marina o ya estarían esposados. - Chasqueó la lengua entrecerrando su mirada para verles. - Y si no se quieren sentar no importa, si se quedan parados se cansarán más rápido ~- Musitó algo burlona. - ¿Quiénes son y qué vienen a hacer a la isla? - Volvió a cuestionar, tajante no dejaría de imponer la autoridad que era obvio poseía
- Mi nombre es Aeryn, un agente del gobierno. - Acotó tras aquel desplante algo grosero de la contraria al negarse a responderle, pero vamos, tenía un punto a su favor, y Aeryn aunque parecía una mujer arrogante y egoísta no lo era… No tanto… No siempre… Bueno… Quizá tenía un poco de eso, pero no es para tanto. - Hoy por la mañana llegaron dos personas, una pelirroja y un pelinegro que atacaron a unos comerciantes, y como ustedes son los forasteros que se asemejan a esa descripción, bueno; - Se encogió de hombros. - Es obvio ¿No? Son mis sospechosos. Da gracias a que no soy la Marina o ya estarían esposados. - Chasqueó la lengua entrecerrando su mirada para verles. - Y si no se quieren sentar no importa, si se quedan parados se cansarán más rápido ~- Musitó algo burlona. - ¿Quiénes son y qué vienen a hacer a la isla? - Volvió a cuestionar, tajante no dejaría de imponer la autoridad que era obvio poseía
- Off:
- Le saltaré el turno a Roy, se ocupó bastante y yo lo estuve esperando pero ya me avisó que no podría postear. u.u Igual perdonen por tardar tanto con sus post cerramos el tema y lo seguimos a parte, Roy verá si podrá entrar en el próximo, si no, lo seguimos nosotros sin problema.
Aeryn S. Skywrath
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
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