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Creado por Jennyfer Jue Mayo 19, 2016 8:47 pm
Shell Town podía llegar a ser un lugar extremadamente aburrido para Cazadores de recompensas como la mujer llamada Jennyfer Bonhart, al haber allí una base de la marina que era eficiente dentro de lo posible, así que pocos maleantes llegaban a hacer estragos antes de que los capturasen y los que llegaban del exterior con grandes precios sobre sus cabezas eran rápidamente interceptados muchas veces antes de que el gremio pudiera ir a darles caza, la vida allí era sencilla pero difícil a su vez.
Para una mujer que todavía se encontraba en camino a recuperarse de lesiones y tratando de recuperar su condición física como era el cazo de la ex-marine, era un lugar suficientemente pacifico para vivir hasta estar lista para volver a la verdadera acción, aunque se aburría al punto de regularmente pensar en simplemente viajar para irse de aventura y hacer algo más productivo, allí no podía tampoco armar mucho alboroto ya que no había piratas que capturar para reducir su propio wanted si llegaba a convertirse en cazadora infame, por suerte hacia un par de días había conocido a un muchacho de la marina que tenía un carácter bastante agradable y recibía tanto los griteríos como las ordenes de la fémina de buena gana.
Ese mismo día tras el entrenamiento del día había vuelto a encontrarse con el muchacho llamado Octarine, tras un par de consejos y una plática pasivo-agresiva el joven la había invitado a irse de copas, para lo cual debían de pasar por la casa del muchacho para retirar el dinero, ambos se darían una ducha antes de salir y la fémina dejaría en la casa del masculino el rifle automático que podía llegar a intimidar bastante a los transeúntes con los que se cruzaban.
Ya llevaban un buen rato caminando, probablemente dentro de poco llegarían pero el joven no había podido mantener su boca cerrada y había dicho algo que la rubia no pudo dejar pasar -…no creo que a alguien como usted le apeteciese salir con un hombre maloliente- Aquel comentario hizo que la mujer mirara para abajo al muchacho, tal vez fuera más algunos centímetros más pequeña pero no por eso le miraría en igualdad de condiciones -Pues aceptaría salir con hombres malolientes, pero no con mocosos sucios, así que tendrás que darte un buen baño- Dijo en su habitual tono venenosamente burlón con una sonrisa de superioridad después de haber hecho énfasis más que evidente en la palabra “Hombre”.
Sin embargo una expresión de duda se dibujó en su rostro por un instante -¿Cuántos años tienes mocos? No sea cosa de que termine convicta por corrupción de menores o algo por el estilo.- comento medio en burla y medio en chiste inofensivo, tal vez porque ya se había metido suficiente con el pelinegro en muy pocos comentarios suaviso el tono de los últimos comentarios.
Para una mujer que todavía se encontraba en camino a recuperarse de lesiones y tratando de recuperar su condición física como era el cazo de la ex-marine, era un lugar suficientemente pacifico para vivir hasta estar lista para volver a la verdadera acción, aunque se aburría al punto de regularmente pensar en simplemente viajar para irse de aventura y hacer algo más productivo, allí no podía tampoco armar mucho alboroto ya que no había piratas que capturar para reducir su propio wanted si llegaba a convertirse en cazadora infame, por suerte hacia un par de días había conocido a un muchacho de la marina que tenía un carácter bastante agradable y recibía tanto los griteríos como las ordenes de la fémina de buena gana.
Ese mismo día tras el entrenamiento del día había vuelto a encontrarse con el muchacho llamado Octarine, tras un par de consejos y una plática pasivo-agresiva el joven la había invitado a irse de copas, para lo cual debían de pasar por la casa del muchacho para retirar el dinero, ambos se darían una ducha antes de salir y la fémina dejaría en la casa del masculino el rifle automático que podía llegar a intimidar bastante a los transeúntes con los que se cruzaban.
Ya llevaban un buen rato caminando, probablemente dentro de poco llegarían pero el joven no había podido mantener su boca cerrada y había dicho algo que la rubia no pudo dejar pasar -…no creo que a alguien como usted le apeteciese salir con un hombre maloliente- Aquel comentario hizo que la mujer mirara para abajo al muchacho, tal vez fuera más algunos centímetros más pequeña pero no por eso le miraría en igualdad de condiciones -Pues aceptaría salir con hombres malolientes, pero no con mocosos sucios, así que tendrás que darte un buen baño- Dijo en su habitual tono venenosamente burlón con una sonrisa de superioridad después de haber hecho énfasis más que evidente en la palabra “Hombre”.
Sin embargo una expresión de duda se dibujó en su rostro por un instante -¿Cuántos años tienes mocos? No sea cosa de que termine convicta por corrupción de menores o algo por el estilo.- comento medio en burla y medio en chiste inofensivo, tal vez porque ya se había metido suficiente con el pelinegro en muy pocos comentarios suaviso el tono de los últimos comentarios.
Última edición por Jennyfer el Dom Mayo 22, 2016 8:55 pm, editado 2 veces (Razón : Malditas etiquetas D:<)
Jennyfer
Hoja de personaje
Nivel:
(21/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Shimazu Toyohisa Vie Mayo 20, 2016 4:26 am
Poco a poco, paso a paso, desde la playa se veía venir una pareja, probablemente dejando atrás una linda tarde juntos con recuerdos que nunca olvidarían, donde se acariciaban y florecía el amor entre lo que parecía una voluptuosa rubia junto a un chico un poco más alto, parecía cargar la manta donde se posaron y una canasta donde llevaba la comida que habían compartido.
Eso es lo que alguien al ver la escena de los dos individuos de sexo opuesto y con la puesta de sol detrás, mientras se acercaran desde la playa a la ciudad imaginó. Cuanta equivocación podía existir en dicho espectador, era un ciudadano común y un romántico de Shells Town, el tipo que pensó eso probablemente debería leer más novelas sobre la guerra o historias de las grandes batallas del mundo.
Octarine seguía al lado de la veterana y explosiva rubia fría, caminando y cargando cada uno sus respectivas mochilas cuando ingresaron al pueblo, el marine vio a lo lejos un viejo que los miraba fijamente pero doblaron en la siguiente calle "¿Qué estaría viendo ese tipo?" se preguntaba en el silencio del transcurrir de sus pasos y minutos. Su fiera educadora en el arte del látigo preguntaba sobre el baño y esa conversación desembocaría en un comentario que ciertamente heriría mucho uno de los orgullos del marine. La cazadora aparentemente sin sentimientos se burlaba de él por llamarse hombre. Justo se preocupaba por pensar que le podía haber dejado implícito otro vieja y acabaría en una escena de encañonamiento en plenas calles, era mejor esa burla pero igual se encogería un poco de hombros, era como que le dijese que era un don nadie, no estaba orgullosa de su progreso, ni de nada lo que le había demostrado, posiblemente el trato opuesto que buscaba en esa mujer tan cerrada, aceptación. Tenía la intención de querer impresionarla sin ningún motivo, era un niño roto con una mujer rota.
Después de otro momento de silencio Jennyfer Bonart le cuestionaría la edad al joven marine su tono era más cercano pero, claramente sus comentarios eran ácidos para denotar que en parte no le importaba mucho la respuesta, o eso pensaba Octarine, seguía un poco mellado por la burla contra su virilidad, estaba muy orgulloso por todo lo que había hecho solo y adonde había llegado, pensaba "Probablemente diga lo que diga va decir que soy un enclenque, obvio jamás mentiría pero se va burlar más de mi, quizás agradecerle con esta invitación fue una mala idea" luego la volvería a ver y su mirada le estaba exigiendo la respuesta despúes del breve silencio -Tengo 23 años Bonhart, justo en un mes, el 20, cumplo los 24- respondería de una manera un tanto militarmente, debido a la distracción de sus pensamientos pensaría en preguntarle los suyos pero se detendría de inmediato "Quizás con las copas me diga esa información sin preguntar, solo así podría obtenerla. Ni loco se lo voy a preguntar" Mientras asentía con la cabeza.
Habían llegado al edificio de su hogar, observaba como la rubia observaba la fachada del lugar, esperaba dejar de mirarla y recibir algún puntazo en su nuca. Al entrar sonreiría de nuevo como un niño al saludaría al viejo Virgilio, su casero de unos 66 años si no recordaba mal su ultima conversación al respecto, que al verlo diría con unos ojos sorprendidos -¡Jo! ¡Saludos joven Octarine, mi mejor amigo marine!- hacia él que respondería alegremente -¡Hola Don Virgilio, espero haya tenido un buen día!- y con más efusividad de lo normal este respondería a la rubia -¡Vaya que sí! Señorita cuide bien a ese chico, vale su peso en oro. ¡Jo!- el inquilino tan bien hubiese querido abstenerlo de dirigirse a su acompañante pero era inevitable, era demasiado tarde, "otro temporizador para un explosivo" pensaba. Esperaba algo nervioso, le tenía suficiente aprecio a su casero y al lugar, la respuesta de la rubia solo para subir las gradas hacia su residencia exacta, solo le hacía falta ponerse su mano en la cara mientras aguardaba una insólita respuesta.
Eso es lo que alguien al ver la escena de los dos individuos de sexo opuesto y con la puesta de sol detrás, mientras se acercaran desde la playa a la ciudad imaginó. Cuanta equivocación podía existir en dicho espectador, era un ciudadano común y un romántico de Shells Town, el tipo que pensó eso probablemente debería leer más novelas sobre la guerra o historias de las grandes batallas del mundo.
Octarine seguía al lado de la veterana y explosiva rubia fría, caminando y cargando cada uno sus respectivas mochilas cuando ingresaron al pueblo, el marine vio a lo lejos un viejo que los miraba fijamente pero doblaron en la siguiente calle "¿Qué estaría viendo ese tipo?" se preguntaba en el silencio del transcurrir de sus pasos y minutos. Su fiera educadora en el arte del látigo preguntaba sobre el baño y esa conversación desembocaría en un comentario que ciertamente heriría mucho uno de los orgullos del marine. La cazadora aparentemente sin sentimientos se burlaba de él por llamarse hombre. Justo se preocupaba por pensar que le podía haber dejado implícito otro vieja y acabaría en una escena de encañonamiento en plenas calles, era mejor esa burla pero igual se encogería un poco de hombros, era como que le dijese que era un don nadie, no estaba orgullosa de su progreso, ni de nada lo que le había demostrado, posiblemente el trato opuesto que buscaba en esa mujer tan cerrada, aceptación. Tenía la intención de querer impresionarla sin ningún motivo, era un niño roto con una mujer rota.
Después de otro momento de silencio Jennyfer Bonart le cuestionaría la edad al joven marine su tono era más cercano pero, claramente sus comentarios eran ácidos para denotar que en parte no le importaba mucho la respuesta, o eso pensaba Octarine, seguía un poco mellado por la burla contra su virilidad, estaba muy orgulloso por todo lo que había hecho solo y adonde había llegado, pensaba "Probablemente diga lo que diga va decir que soy un enclenque, obvio jamás mentiría pero se va burlar más de mi, quizás agradecerle con esta invitación fue una mala idea" luego la volvería a ver y su mirada le estaba exigiendo la respuesta despúes del breve silencio -Tengo 23 años Bonhart, justo en un mes, el 20, cumplo los 24- respondería de una manera un tanto militarmente, debido a la distracción de sus pensamientos pensaría en preguntarle los suyos pero se detendría de inmediato "Quizás con las copas me diga esa información sin preguntar, solo así podría obtenerla. Ni loco se lo voy a preguntar" Mientras asentía con la cabeza.
Habían llegado al edificio de su hogar, observaba como la rubia observaba la fachada del lugar, esperaba dejar de mirarla y recibir algún puntazo en su nuca. Al entrar sonreiría de nuevo como un niño al saludaría al viejo Virgilio, su casero de unos 66 años si no recordaba mal su ultima conversación al respecto, que al verlo diría con unos ojos sorprendidos -¡Jo! ¡Saludos joven Octarine, mi mejor amigo marine!- hacia él que respondería alegremente -¡Hola Don Virgilio, espero haya tenido un buen día!- y con más efusividad de lo normal este respondería a la rubia -¡Vaya que sí! Señorita cuide bien a ese chico, vale su peso en oro. ¡Jo!- el inquilino tan bien hubiese querido abstenerlo de dirigirse a su acompañante pero era inevitable, era demasiado tarde, "otro temporizador para un explosivo" pensaba. Esperaba algo nervioso, le tenía suficiente aprecio a su casero y al lugar, la respuesta de la rubia solo para subir las gradas hacia su residencia exacta, solo le hacía falta ponerse su mano en la cara mientras aguardaba una insólita respuesta.
Shimazu Toyohisa
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Jennyfer Vie Mayo 20, 2016 6:52 am
La fémina de rubia cabellera se quedó mirando al frente mientras caminaban tras escuchar la edad del joven que la acompañaba, no había tanta diferencia como ella pensaba, solo 12 años de diferencia había entre ellos, sin darse cuenta dejo salir un comentario accidental -La edad que tendría Joffrye- dijo en un susurro, dejando de lado aquel accidente, ante los ojos de la veterana de cien combates aquel soldados parecía todavía no superar los 18, tal vez fuera por la jovialidad y alegría que desprendía, cosas que la mujer le atribuía solo a los niños y muchachos que aún no habían tenido que vivir la guerra, dirigió su mirada al cielo mientras caminaban pensando en aquello.
Cuando llegaron al lugar donde el joven estaba viviendo lo primero que les recibió fue un viejo casero, un hombre ya entrado en años, la oji-azul hasta se arriesgo a preguntarse si tuviera el doble de la edad propia, sin embargo se abstuvo de hacer comentarios al respecto, "dios los crea y ellos se juntan" pensó también por un momento al notar como aquel hombretón tenía una actitud tan positiva como la de Octarine, aunque sus comentarios parecían también los de algún familiar orgulloso de lo buen chico que el pelinegro.
-¿Su peso en oro? Por favor, buen señor, no sea tan amable con él, este chico parece estar hecho de plomo.- Dijo de manera que si bien era respetuosa para con el hombre mayor y pareciera tratarse de un comentario típico de mentor del muchacho para que no se le subieran los humos, también era evidente para este ultimo que no dejaba de ser en parte una burla para el menor.
Sin embargo tras un breve silencio la mujer miro al hombre mayor desviando la cara de la vista del muchacho antes de agregar algo más -Pero ambos tenemos razón, después de todo, dicen que el plomo se puede convertir en oro.- comento con una media sonrisa de complicidad para con el viejo, no hizo comentarios sobre ser llamada señorita a sabiendas de que desde el punto de vista de aquel hombre aquella fuera la mejor forma de referirse a la rubia siendo que no conocía su identidad ni edad concreta.
Ante la ausencia de una presentación por parte del más joven la mujer opto por presentarse ella misma -Bonhart, Puede llamarme Bonhart, y perdón por la intrusión señor Virgilio- Dijo brevemente a modo de presentación para con el hombre llamado Virgilio.
El glaciar mirar de Jennyfer se dirigió una vez más a Octarine cuando vio que este no estaba avanzando para guiarla al "lugar prometido" -Venga chico ¿A que esperamos aquí?, ni siquiera nos presentaste y ahora me tienes aquí parada cual decoración sin siquiera un tema de conversación, en marcha- Dijo en un tono menos fuerte al de su habitual voz de mando mientras que miraba al pelinegro con expresión de reprimenda.
La mujer se encontraba un poco impaciente por la idea de tomar un baño con agua caliente a diferencia de todos los del último mes en el cual las calderas del lugar donde estaba viviendo se habían arruinado sin nadie que pudiera hacerle mantenimiento hasta que el dueño del edificio se dignara en contratar a alguien con el dinero que se suponía que los inquilinos pagaban extra para aquella clase de tareas, aunque la mujer ya sabía que algo así podía pasar en el momento que vio lo poco que estaba pagando de dicha tarifa, era sorprendente de por si que no hubiera alimañas dentro del edificio, aunque tampoco era raro ver a Yennefer 2° comiendo algún rato el cual la mujer nunca intentaba averiguar si había cazado dentro de los límites del hogar o en el exterior.
Cuando llegaron al lugar donde el joven estaba viviendo lo primero que les recibió fue un viejo casero, un hombre ya entrado en años, la oji-azul hasta se arriesgo a preguntarse si tuviera el doble de la edad propia, sin embargo se abstuvo de hacer comentarios al respecto, "dios los crea y ellos se juntan" pensó también por un momento al notar como aquel hombretón tenía una actitud tan positiva como la de Octarine, aunque sus comentarios parecían también los de algún familiar orgulloso de lo buen chico que el pelinegro.
-¿Su peso en oro? Por favor, buen señor, no sea tan amable con él, este chico parece estar hecho de plomo.- Dijo de manera que si bien era respetuosa para con el hombre mayor y pareciera tratarse de un comentario típico de mentor del muchacho para que no se le subieran los humos, también era evidente para este ultimo que no dejaba de ser en parte una burla para el menor.
Sin embargo tras un breve silencio la mujer miro al hombre mayor desviando la cara de la vista del muchacho antes de agregar algo más -Pero ambos tenemos razón, después de todo, dicen que el plomo se puede convertir en oro.- comento con una media sonrisa de complicidad para con el viejo, no hizo comentarios sobre ser llamada señorita a sabiendas de que desde el punto de vista de aquel hombre aquella fuera la mejor forma de referirse a la rubia siendo que no conocía su identidad ni edad concreta.
Ante la ausencia de una presentación por parte del más joven la mujer opto por presentarse ella misma -Bonhart, Puede llamarme Bonhart, y perdón por la intrusión señor Virgilio- Dijo brevemente a modo de presentación para con el hombre llamado Virgilio.
El glaciar mirar de Jennyfer se dirigió una vez más a Octarine cuando vio que este no estaba avanzando para guiarla al "lugar prometido" -Venga chico ¿A que esperamos aquí?, ni siquiera nos presentaste y ahora me tienes aquí parada cual decoración sin siquiera un tema de conversación, en marcha- Dijo en un tono menos fuerte al de su habitual voz de mando mientras que miraba al pelinegro con expresión de reprimenda.
La mujer se encontraba un poco impaciente por la idea de tomar un baño con agua caliente a diferencia de todos los del último mes en el cual las calderas del lugar donde estaba viviendo se habían arruinado sin nadie que pudiera hacerle mantenimiento hasta que el dueño del edificio se dignara en contratar a alguien con el dinero que se suponía que los inquilinos pagaban extra para aquella clase de tareas, aunque la mujer ya sabía que algo así podía pasar en el momento que vio lo poco que estaba pagando de dicha tarifa, era sorprendente de por si que no hubiera alimañas dentro del edificio, aunque tampoco era raro ver a Yennefer 2° comiendo algún rato el cual la mujer nunca intentaba averiguar si había cazado dentro de los límites del hogar o en el exterior.
Jennyfer
Hoja de personaje
Nivel:
(21/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Shimazu Toyohisa Vie Mayo 20, 2016 2:48 pm
Mientras Octarine, venía un poco bajo, entró y saludo a Virgilio felizmente como siempre esperando lo peor cuando este se dirigió a la rubía pero igual se mofaría de el joven marine junto a se estimado casero "Probablemente esta haya sido de mis peores ideas de la semana, es como traer a mi capitán para que diga solo lo que no hago bien" para su sorpresa un instante después mientras estaba absorto en ese pensamiento la fiera veterana más comentaría, con la mayor complicidad desde que la había conocido, con el viejo lo que parecía ser una halago para el marine. Quedando algo extrañado el chico de cabellera negra, no esperaba algo así de ella "Pareciera que si siempre me tratara mal cuando estamos solos y cuando hay alguien más se toma el permiso de decirme algo positivo, fue igual con el gigante rojo. Eso no es sincero para mi gusto, debería cuestionarselo." pensaba seriamente y levemente pensaría "Pero mejor más tarde, no hay prisa" dándose una pequeña libertad para apreciar mejor a la rubia siendo buena persona.
Se presentó bastante atenta con el de pelo blanco, hasta le generó cierta envidia ese trato. Mientras la observaba atentamente con sus palabras y sus gestos la mirada asesina se posaría de nuevo sobre él. Le reclamaría por la ausencia de presentación y por no subir rápido a lo que el marine que ciertamente resentía el peso de los aparatos de entrenamiento en su mano diría sumisamente -Perdón Bonhart, no esperaba que entablaras tanta conversación con Virgilio. Venga vamos- y antes de empezar a subir al viejo le comentaría al viejo que siempre le ganaba en el juego de cartas que solían jugar mientras pasaban ratos hablando -Ya casi nos vemos viejo suertudo- con una sonrisa bastante amplia recordando esas entretenidas partidas. Mientras iba subiendo y la ex-militar venía ya detrás de el escucharía un fuerte -Jajajaja- que le transmitía felicidad como siempre - ¿Qué dices chico? El suertudo eres tu, bellaco - escuchaba cierto énfasis en la ultima palabra y la carcajada continuaba escuchándose "¿Bellaco? Pero eso es ser ruin, ¿Qué le pasa? Desde que camino junto a esta mujer varias cosas han sido extrañas" quizás no era consciente de que algunas personas los podían ver como pareja, era algo natural en la vida cotidiana de todos pero Octarine la veía como una hermosa y valiente mujer, que admiraba y respetaba hasta que abría la boca para insultarlo.
Al estar en la segunda planta antes de abrir su puerta observaría la puerta de su ex-vecina y se entristeció un poco. Mientras le abría miraba a la rubia y sonrientemente le decía - Pasa, si quieres te puedes bañar primero y perdón si no esta muy ordenado - Era una pequeña habitación pintada de blanco, con un techo de tablillas de madera, un catre pequeño que no tenía acomodada la cobija y la almohada estaba apunto de caerse, por el trajín de la mañana, una pequeña silla junto a su respectiva mesa de madera con un candelabro negro bastante sencillo de dos velas, una estaba a la mitad, un mechero, unos cuantos libros, uno abierto que decía "Las religiones del mundo" y una botella de vino cerrada en la esquina de más lejana de la mesa. Habían dos puertas, tras de un había una pequeña cocina pero con bastantes ingredientes, Octarine no era especialmente bueno pero solía improvisar en sus comidas y conseguía diversos resultados. La otra puerta daba al baño que no se encontraba especialmente bien, ni limpio ni sucio pero tenía agua caliente.
Se presentó bastante atenta con el de pelo blanco, hasta le generó cierta envidia ese trato. Mientras la observaba atentamente con sus palabras y sus gestos la mirada asesina se posaría de nuevo sobre él. Le reclamaría por la ausencia de presentación y por no subir rápido a lo que el marine que ciertamente resentía el peso de los aparatos de entrenamiento en su mano diría sumisamente -Perdón Bonhart, no esperaba que entablaras tanta conversación con Virgilio. Venga vamos- y antes de empezar a subir al viejo le comentaría al viejo que siempre le ganaba en el juego de cartas que solían jugar mientras pasaban ratos hablando -Ya casi nos vemos viejo suertudo- con una sonrisa bastante amplia recordando esas entretenidas partidas. Mientras iba subiendo y la ex-militar venía ya detrás de el escucharía un fuerte -Jajajaja- que le transmitía felicidad como siempre - ¿Qué dices chico? El suertudo eres tu, bellaco - escuchaba cierto énfasis en la ultima palabra y la carcajada continuaba escuchándose "¿Bellaco? Pero eso es ser ruin, ¿Qué le pasa? Desde que camino junto a esta mujer varias cosas han sido extrañas" quizás no era consciente de que algunas personas los podían ver como pareja, era algo natural en la vida cotidiana de todos pero Octarine la veía como una hermosa y valiente mujer, que admiraba y respetaba hasta que abría la boca para insultarlo.
Al estar en la segunda planta antes de abrir su puerta observaría la puerta de su ex-vecina y se entristeció un poco. Mientras le abría miraba a la rubia y sonrientemente le decía - Pasa, si quieres te puedes bañar primero y perdón si no esta muy ordenado - Era una pequeña habitación pintada de blanco, con un techo de tablillas de madera, un catre pequeño que no tenía acomodada la cobija y la almohada estaba apunto de caerse, por el trajín de la mañana, una pequeña silla junto a su respectiva mesa de madera con un candelabro negro bastante sencillo de dos velas, una estaba a la mitad, un mechero, unos cuantos libros, uno abierto que decía "Las religiones del mundo" y una botella de vino cerrada en la esquina de más lejana de la mesa. Habían dos puertas, tras de un había una pequeña cocina pero con bastantes ingredientes, Octarine no era especialmente bueno pero solía improvisar en sus comidas y conseguía diversos resultados. La otra puerta daba al baño que no se encontraba especialmente bien, ni limpio ni sucio pero tenía agua caliente.
Shimazu Toyohisa
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Jennyfer Vie Mayo 20, 2016 4:33 pm
Mientras subían las escaleras el marine y la cazadora se pudo escuchar un comentario para con el joven, comentario ante el cual la rubia giraría levemente la cabeza para intentar ver el rostro del muchacho, aunque sin esforzarse demasiado por lograrlo, mientras subían la mujer presto bastante atención a la forma de andar del joven, al movimiento de sus piernas y cuerpo, cuando le vio abriendo la puerta, casi como en un movimiento practicado, la rubia se quitó la mochila con las pistolas enchanchadas dejándolas dentro, al lado del marco de la puerta.
Se liberó del rifle y lo puso también junto a la mochila mientras escuchaba el amable ofrecimiento dado por el masculino Claro, con gusto- Dijo en voz calma mientras se adentraba a la habitación desabrochándose la chaqueta militar con la zurda mientras que desarmaba la coleta del cabello, en un mismo movimiento removió la chaqueta por completo y la arrojó al suelo junto a los pies de la cama del dueño de casa mientras se inclinaba sin doblar las rodillas para desatarse las botas de las cuales se liberó dejándolas allí mismo.
Desabrocho el cinturón mientras daba otro paso con tranquilidad, ahora que llevaba el cabello suelto y no traía chaqueta era visible que debajo tenía una playera negra, en ambos brazos era posible ver alguna que otra marca de quemadura mientras que en medio de su espalda los cabellos caían como una cascada dorada decorada por momento con breves líneas blancas que aunque pocas eran resaltaban bastante al contrastar con el color de la playera -Tengo cambio de ropa pero no he traído toalla esta vez ¿Me prestas una Octarine?-
En el mismo movimiento que tomo la hebilla del cinturón con la diestra empezó a tirar de la misma para arriba con el dedo meñique mientras que al levantar su mano a la altura de la cadera usaba el resto de dedos para levantarse la playera, para cuando el cinturón termino de salir la prenda ya estaba entre sus codos, nuevamente con un movimiento claramente rutinario y habitual para la fémina envolvió el cinturón en la playera y la arrojo exactamente sobre la chaqueta, con aquel mismo movimiento delato que llevaba un sujetador negro.
Sin aquellas prendas que la ocultaban ahora era visible que en la mitad izquierda de su espalda abundaban las cicatrices de lo que parecía ser una misma quemadura, parte de la mismas se extendían casi al lado derecho principalmente a la altura de la espalda baja, con un par de pasos más la mujer se desabrocho el pantalón y lo hizo descender en un único movimiento, como con las botas, no flexiono sus rodillas, como si estuviera realizando un ejercicio de estiramiento bajo sus manos a la altura del suelo en compañía de aquella prenda que dejaba al descubierto la parte inferior del cuerpo de la fémina.
Llevaba bragas de color negro también, resaltaba bastante sobre la piel blanca de la mujer cuyas torneadas piernas se veían, al igual que la parte superior de su cuerpo, manchadas por las marcas del fuego aunque en menor medida si se comparaba al torso de la veterana, solo en la pierna del lado derecho se volvían un poco más evidentes sin prestar atención -¿Me darás la toalla ahora o tengo que esperar a que me la alcances cuando termine?- Pregunto la mujer ya en el marco de la puerta del baño, se giró sobre sus talones allí mismos para ver de frente a su interlocutor, desvelando también las abundantes marcas del fuego que compartían lado con la espalda, sin embargo a la altura del abdomen tenía otra cicatriz, probablemente de una operación, y en las costillas del lado izquierdo era evidente que había recibido un disparo en el pasado, también en el brazo se podía ver los restos de la marca de lo que pudo ser la herida una lanza o un trozo de metal de tamaño similar.
Se liberó del rifle y lo puso también junto a la mochila mientras escuchaba el amable ofrecimiento dado por el masculino Claro, con gusto- Dijo en voz calma mientras se adentraba a la habitación desabrochándose la chaqueta militar con la zurda mientras que desarmaba la coleta del cabello, en un mismo movimiento removió la chaqueta por completo y la arrojó al suelo junto a los pies de la cama del dueño de casa mientras se inclinaba sin doblar las rodillas para desatarse las botas de las cuales se liberó dejándolas allí mismo.
Desabrocho el cinturón mientras daba otro paso con tranquilidad, ahora que llevaba el cabello suelto y no traía chaqueta era visible que debajo tenía una playera negra, en ambos brazos era posible ver alguna que otra marca de quemadura mientras que en medio de su espalda los cabellos caían como una cascada dorada decorada por momento con breves líneas blancas que aunque pocas eran resaltaban bastante al contrastar con el color de la playera -Tengo cambio de ropa pero no he traído toalla esta vez ¿Me prestas una Octarine?-
En el mismo movimiento que tomo la hebilla del cinturón con la diestra empezó a tirar de la misma para arriba con el dedo meñique mientras que al levantar su mano a la altura de la cadera usaba el resto de dedos para levantarse la playera, para cuando el cinturón termino de salir la prenda ya estaba entre sus codos, nuevamente con un movimiento claramente rutinario y habitual para la fémina envolvió el cinturón en la playera y la arrojo exactamente sobre la chaqueta, con aquel mismo movimiento delato que llevaba un sujetador negro.
Sin aquellas prendas que la ocultaban ahora era visible que en la mitad izquierda de su espalda abundaban las cicatrices de lo que parecía ser una misma quemadura, parte de la mismas se extendían casi al lado derecho principalmente a la altura de la espalda baja, con un par de pasos más la mujer se desabrocho el pantalón y lo hizo descender en un único movimiento, como con las botas, no flexiono sus rodillas, como si estuviera realizando un ejercicio de estiramiento bajo sus manos a la altura del suelo en compañía de aquella prenda que dejaba al descubierto la parte inferior del cuerpo de la fémina.
Llevaba bragas de color negro también, resaltaba bastante sobre la piel blanca de la mujer cuyas torneadas piernas se veían, al igual que la parte superior de su cuerpo, manchadas por las marcas del fuego aunque en menor medida si se comparaba al torso de la veterana, solo en la pierna del lado derecho se volvían un poco más evidentes sin prestar atención -¿Me darás la toalla ahora o tengo que esperar a que me la alcances cuando termine?- Pregunto la mujer ya en el marco de la puerta del baño, se giró sobre sus talones allí mismos para ver de frente a su interlocutor, desvelando también las abundantes marcas del fuego que compartían lado con la espalda, sin embargo a la altura del abdomen tenía otra cicatriz, probablemente de una operación, y en las costillas del lado izquierdo era evidente que había recibido un disparo en el pasado, también en el brazo se podía ver los restos de la marca de lo que pudo ser la herida una lanza o un trozo de metal de tamaño similar.
Jennyfer
Hoja de personaje
Nivel:
(21/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Shimazu Toyohisa Vie Mayo 20, 2016 9:48 pm
Mientras el marine sostenía la puerta pasaba y a su lado pasaba la rubia dejando una estela con su olor para entrar de manera segura y confiada. Empezaría a apropiarse del lugar como la naturalidad de la fiera que era, una loba rubia de un clima frío, colocaba su mochila y sus armas junto a la salida mientras las colocaba Octarine esperaba a su espalda que avanzara mientras la observaba desde atrás, ese empezaría siendo el primer movimiento ocular que se iba a columpiar sobre ella.
La rubia le daba paso mientras avanzaba, respondería gentilmente a la propuesta de tomar primero el baño, en ese preciso instante la mujer le parecía otra completamente con esa expresión, incluso parecía amabilidad. El marine ponía sus cosas junto a las de ella, las había colocado en el precios lugar donde el las ponía, no le molesto en absoluto por el contrario le hizo identificarse un poco con su selección. Habiendo colocado sus pertenencias dentro de su morada, se giraba a cerrar la puerta y al voltear vería como la veterana le daba libertad a su melena removiendo el elástico que lo aprisionaba, un momento después miraba como la chaqueta hacía una parábola para posarse cerca de su cama. Divisaba algunas cicatrices que curvaron un poco sus cejas con preocupación cuando la mujer se inclinó con el fin de darle la misma libertad a sus pies que su cabello dejando una impactante imagen de sus caderas en su dirección. La apreciaría un leve momento pero por su sentido del respeto dejaría de mirarle, en ese momento aún le era posible evitarlo.
Octarine cruzó su cuarto hasta sentarse en la silla, según el iba a seguir leyendo su libro mientras su acompañante se duchaba, en ese momento los separaba la puerta de la cocina dos metros más tomaba el libro en sus manos pero su invitada que vestía de negro genería una vibración de sus curvas al luego de desabrochar el cuero que sostenía su pantalón y de nuevo muy formalmente le comentaría sobre las toallas a lo que quien la miraba respondería -Claro Bonhart, yo te presto una- con la misma atención que le estaba tratando. Luego observaría como rápidamente lo que acababa de desabrochar y empezó a levantar su playera revelando mucha más piel y lanzaría ambas prendas a su espalda, probablemente en su cama generando un leve movimiento de su sujetador algo hipnótico. El pelinegro empezó a sentir calor y se quitó su chaqueta colocándola en el respaldar de su silla Podía apreciar mucha piel de su espectacular cuerpo que era cubierto por un baño de cicatrices. Pensaba “Por culpa de esas cicatrices será ase su carácter, no pensé que tuviese tantas”. Su mirada surcaba su figura aparentemente ella no lo estaba mirando ya que realizaba ese espectáculo como si no hubiese nadie a su alrededor. Pasaría a soltar su pantalón que desembocaba en otro rebote de sus curvas, los ojos color miel no podían dejar de seguir sus actos. Dejaría al descubierto la mayoría de su cuerpo solo cubierta por piezas de tela de color negro, el corazón de Octarine palpitaba muy rápido, sentía como su flujo sanguinio aumentaba por su cuerpo ansiosamente acelerando su respiración, claramente ya no vería a la mujer igual después de ese instante.
Los contraste de entre piel y tela, blanco y negro, fría y caliente le generaban un deseo de contacto con ese monumento que iluminaba su simple cuarto. Con un tono de reprimenda, en esta ocasión valido por la ineficiencia del comensal. Se posaba delicadamente en la puerta del baño, el chico se sentiría tonto en ese momento se levantaría y caminaría directo hacía ella cada vez más ruborizado y con más calor por todo su cuerpo. Estando justo al frente trataría de aclarar su voz y le dijo - Entra al baño - y avanzaría junto con ella, sumamente nervioso giraría frente a un pequeño mueble con un espejo, abriría la puerta y sacaría una toalla doblada. Podía sentir su respiración a su lado contenía su instinto animal por el sumo respeto que le tenía. Le entregaría la toalla diciendo - Acá tenes- esta vez sonó más frágil y la miraba directo a sus ojos. Saldría del reducido espacio y giraría para ver como dicho cuerpo desaparecía con el girar de las bisagras de su puerta.
Sus heridas eran tan variadas que lo dejaban tan absortó como lo había dejado esos actos juntaría todas todas las prendas de su invitada y mientras ordenaba su cama pensaba con cierto dramatismo “Me pareció que esa era la única toalla limpia” y colocaba las prendas de forma más ordenada en su cama y se ponía la mano en la frente levantando por completo sus cejas y respiraría profundamente la tensión del momento. No podía olvidar para nada lo que había visto.
La rubia le daba paso mientras avanzaba, respondería gentilmente a la propuesta de tomar primero el baño, en ese preciso instante la mujer le parecía otra completamente con esa expresión, incluso parecía amabilidad. El marine ponía sus cosas junto a las de ella, las había colocado en el precios lugar donde el las ponía, no le molesto en absoluto por el contrario le hizo identificarse un poco con su selección. Habiendo colocado sus pertenencias dentro de su morada, se giraba a cerrar la puerta y al voltear vería como la veterana le daba libertad a su melena removiendo el elástico que lo aprisionaba, un momento después miraba como la chaqueta hacía una parábola para posarse cerca de su cama. Divisaba algunas cicatrices que curvaron un poco sus cejas con preocupación cuando la mujer se inclinó con el fin de darle la misma libertad a sus pies que su cabello dejando una impactante imagen de sus caderas en su dirección. La apreciaría un leve momento pero por su sentido del respeto dejaría de mirarle, en ese momento aún le era posible evitarlo.
Octarine cruzó su cuarto hasta sentarse en la silla, según el iba a seguir leyendo su libro mientras su acompañante se duchaba, en ese momento los separaba la puerta de la cocina dos metros más tomaba el libro en sus manos pero su invitada que vestía de negro genería una vibración de sus curvas al luego de desabrochar el cuero que sostenía su pantalón y de nuevo muy formalmente le comentaría sobre las toallas a lo que quien la miraba respondería -Claro Bonhart, yo te presto una- con la misma atención que le estaba tratando. Luego observaría como rápidamente lo que acababa de desabrochar y empezó a levantar su playera revelando mucha más piel y lanzaría ambas prendas a su espalda, probablemente en su cama generando un leve movimiento de su sujetador algo hipnótico. El pelinegro empezó a sentir calor y se quitó su chaqueta colocándola en el respaldar de su silla Podía apreciar mucha piel de su espectacular cuerpo que era cubierto por un baño de cicatrices. Pensaba “Por culpa de esas cicatrices será ase su carácter, no pensé que tuviese tantas”. Su mirada surcaba su figura aparentemente ella no lo estaba mirando ya que realizaba ese espectáculo como si no hubiese nadie a su alrededor. Pasaría a soltar su pantalón que desembocaba en otro rebote de sus curvas, los ojos color miel no podían dejar de seguir sus actos. Dejaría al descubierto la mayoría de su cuerpo solo cubierta por piezas de tela de color negro, el corazón de Octarine palpitaba muy rápido, sentía como su flujo sanguinio aumentaba por su cuerpo ansiosamente acelerando su respiración, claramente ya no vería a la mujer igual después de ese instante.
Los contraste de entre piel y tela, blanco y negro, fría y caliente le generaban un deseo de contacto con ese monumento que iluminaba su simple cuarto. Con un tono de reprimenda, en esta ocasión valido por la ineficiencia del comensal. Se posaba delicadamente en la puerta del baño, el chico se sentiría tonto en ese momento se levantaría y caminaría directo hacía ella cada vez más ruborizado y con más calor por todo su cuerpo. Estando justo al frente trataría de aclarar su voz y le dijo - Entra al baño - y avanzaría junto con ella, sumamente nervioso giraría frente a un pequeño mueble con un espejo, abriría la puerta y sacaría una toalla doblada. Podía sentir su respiración a su lado contenía su instinto animal por el sumo respeto que le tenía. Le entregaría la toalla diciendo - Acá tenes- esta vez sonó más frágil y la miraba directo a sus ojos. Saldría del reducido espacio y giraría para ver como dicho cuerpo desaparecía con el girar de las bisagras de su puerta.
Sus heridas eran tan variadas que lo dejaban tan absortó como lo había dejado esos actos juntaría todas todas las prendas de su invitada y mientras ordenaba su cama pensaba con cierto dramatismo “Me pareció que esa era la única toalla limpia” y colocaba las prendas de forma más ordenada en su cama y se ponía la mano en la frente levantando por completo sus cejas y respiraría profundamente la tensión del momento. No podía olvidar para nada lo que había visto.
Shimazu Toyohisa
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Jennyfer Vie Mayo 20, 2016 11:11 pm
Tras la exigencia del objeto para secarse el masculino avanzo hasta el baño de forma un tanto extraña, casi como un autómata, sin embargo la rubia no le dio mayor importancia por el momento, sin embargo cuando el joven de cabellos negros le dio la toalla fue más que evidente que estaba afectado, solo la miraba a los ojos, tal vez se hubiera horrorizado al ver las marcas que abundaban sobre el lienzo que era la piel de aquella mujer Que se curta y aprenda a no temer a estas cosas, ya tendrás sus propias marcas de guerra Pensó a la ligera mientras removía las ultimas prendas que ocultaban su ser.
Abrió la puerta del baño de improvisto e hizo el gesto de lanzar algo, sin embargo se detuvo en medio del acto, busco por un momento con la mirada donde estaba su ropa, al verla sobre la cama dio un paso para tener un mejor ángulo y lanzo las últimas dos prendas que la acompañaron hasta el cuarto de baños, ambas cayeron juntas sobre la pila de ropa de la mujer, un tiro casi perfecto de no ser porque la "pelota" se había deshecho en el último momento antes de llegar a destino.
Realmente estaba disfrutando lo de poder tener un baño con agua caliente, lo había disfrutado casi tanto como tomarse una botella de wishkey, no, probablemente el wishkey la hubiera hecho sonreír más, pero el baño fue relajante, tan agradable que permitió a la fémina tomarse más tiempo del habitual, como militar con agua fría se había acostumbrado a duchas rápidas y eficientes en el menor tiempo posible, sin embargo no pudo evitar querer prolongar aquel relajante momento lo más posible, así que tras casi veinte minutos la mujer se secó y cubrió su cuerpo con la toalla antes de salir.
-Realmente Octarine, tienes que estar agradecido por tener la oportunidad de bañarte con agua caliente tanto tiempo como quieras.- Comento mientras se paseaba cubierta solamente con la toalla hasta llegar a la mochila y revisar el contenido de la misma, una bolsa cuadrada que parecía estar bastante exigida fue extraída y abierta, dentro tenía una camisa y un cambio de ropa interior que la mujer dejo apoyado en la cama antes de volver a revisar su mochila para sacar otro paquete de tamaño similar, en aquel se encontraban un bolso de color vino, una camisa blanca y una chaquetilla forma acompañada de una falda a juego con el resto, evidentemente también traía zapatos acordes.
-A decir verdad se suponía que tenía que tener granadas, cartuchos de rifle, pistola y cosas así, sin embargo por cuestiones de presupuesto termine usando la ropa formal como peso extra para el entrenamiento, ya decía yo que algún día serviría para algo más que solo ser peso.- Comento más para sí misma que para algún interlocutor mientras que a se disponía a sentarse en la cama para empezar a cambiarse como si aquel fuera el hogar donde hubiera habitado desde hace años.
Abrió la puerta del baño de improvisto e hizo el gesto de lanzar algo, sin embargo se detuvo en medio del acto, busco por un momento con la mirada donde estaba su ropa, al verla sobre la cama dio un paso para tener un mejor ángulo y lanzo las últimas dos prendas que la acompañaron hasta el cuarto de baños, ambas cayeron juntas sobre la pila de ropa de la mujer, un tiro casi perfecto de no ser porque la "pelota" se había deshecho en el último momento antes de llegar a destino.
Realmente estaba disfrutando lo de poder tener un baño con agua caliente, lo había disfrutado casi tanto como tomarse una botella de wishkey, no, probablemente el wishkey la hubiera hecho sonreír más, pero el baño fue relajante, tan agradable que permitió a la fémina tomarse más tiempo del habitual, como militar con agua fría se había acostumbrado a duchas rápidas y eficientes en el menor tiempo posible, sin embargo no pudo evitar querer prolongar aquel relajante momento lo más posible, así que tras casi veinte minutos la mujer se secó y cubrió su cuerpo con la toalla antes de salir.
-Realmente Octarine, tienes que estar agradecido por tener la oportunidad de bañarte con agua caliente tanto tiempo como quieras.- Comento mientras se paseaba cubierta solamente con la toalla hasta llegar a la mochila y revisar el contenido de la misma, una bolsa cuadrada que parecía estar bastante exigida fue extraída y abierta, dentro tenía una camisa y un cambio de ropa interior que la mujer dejo apoyado en la cama antes de volver a revisar su mochila para sacar otro paquete de tamaño similar, en aquel se encontraban un bolso de color vino, una camisa blanca y una chaquetilla forma acompañada de una falda a juego con el resto, evidentemente también traía zapatos acordes.
-A decir verdad se suponía que tenía que tener granadas, cartuchos de rifle, pistola y cosas así, sin embargo por cuestiones de presupuesto termine usando la ropa formal como peso extra para el entrenamiento, ya decía yo que algún día serviría para algo más que solo ser peso.- Comento más para sí misma que para algún interlocutor mientras que a se disponía a sentarse en la cama para empezar a cambiarse como si aquel fuera el hogar donde hubiera habitado desde hace años.
Jennyfer
Hoja de personaje
Nivel:
(21/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Shimazu Toyohisa Sáb Mayo 21, 2016 2:41 am
La respiración de Octarine estaba acelerada, no era para meno con lo que acababa de presenciar, se percató que su percepción sobre la ex-marine había cambiado. Desde él inicio sintió cierta afinidad hacia ella aunque era bella esa no fue la luz que le atrajo como una mosca sino fue como representaba una figura de admiración, poder, conocimiento y proezas en la marina, aunque ahora estuviese fuera de ella. Ahora algo era distinto, veía rodeada del octavo color a la hermosa mujer. No era como un hombre ve a cualquier fémina si no como a la que a su lado todo cambia, forzadamente ahora estaba envuelto en un dilema mental. El problema principal es que ella solo lo veía como un niño y se lo había dado a entender. No le quedaba más que aceptar la situación, obviamente no le iba a decir nada al respecto. Esta fue la conclusión a la que llegó.
Mientras este caos de pensamientos se resolvían, mientras estaba en la silla con el libro en sus manos pero no lo miraba, miraba hacia la puerta del baño con sus pies apuntando en esa dirección. En ese momento vio como la puerta se abría de nuevo y la delicada mano de la rubia lanzar algo en dirección hacia su cama. Siguió con sus ojos el tiro bastante acertado solo que el proyectil se dividió, la puerta del baño volvió a cerrarse. El marine fue a poner las prendas en su lugar cuando recordó las que eran, decidió mejor dejarlas y volver a donde estaba sentado.
Miró hacia arriba con su cabeza, pensaba demasiado, sus neuronas tenían un baile absurdo y un rosario al mismo tiempo, el baño de Bonhart le parecía eterno, incluso empezó a oscurecer tomo el mechero y prendió las velas. Se levantó de nuevo y se posó en su cama, al otro extremo las prendas cerca de su almohada, seguía mirando al techo con su cabeza.
Dejó de escuchar la ducha y momentos después Jennyfer salió cubierta solo por la toalla, el pelinegro se levantaba con sus codos y la miraba ella se dirigía a él por su nombre, le parecían contadas las veces que lo hacía. Parecía relajada, con un aire más fresco y tranquilo, danzaba como una pluma dirigida por el viento de sus pensamientos en su habitación. Sentía la necesidad de responderle algo a sus palabras calmadas, opuestas a la mayoría de frases beligerantes de su trato, a lo que dijo -Sí, la verdad es uno de los placeres de la vida moderna. - Meditaba y suponía en lo mal que debían ser las condiciones en que ella vivía, para tener tanta afición y preocupación por el agua caliente, no era algo tan difícil de raro en casas y apartamentos. Se preguntaba donde viviría ella y si estaba una situación así -La época que se averío la eché en falta pero los días calurosos también es un placer el agua fría – dijo para compensar, la veía escrutar su bolso y le pareció que susurraba sobre armas y ropa. Continuaba con su dialogo diciendo -Bonhart si algún día gustas otro baño igual y nos topamos estas invitada, te lo aseguró – soltaba esa frase que aunque carecía de sentido fue lo que le vino a la mente para parecer agradable, era el fin, estaba en ese punto de estupidez inducida.
Con unas prendas en sus manos y ninguna en su cuerpo se dirigía hacia el, a su parecer, se detuvo frente a su ropa dispuesta a cambiarse aparentemente. Octarine se levantó dándole espacio en su cama y se dirigió a la puerta de su baño, giraba de manera muy tiesa frente a ella y le decía – Jennyfer perdón por esto pero ocupo la toalla, es la única que hay- la miraba fijamente pero sonrojado hasta decir basta – Me giro y te prometo no volver a ver- con honestidad extendía la mano hacía ella y volteaba su rostro.
Su baño sería mucho más corto que el de su invitada tardaría solo ocho minutos como casi siempre.
Mientras este caos de pensamientos se resolvían, mientras estaba en la silla con el libro en sus manos pero no lo miraba, miraba hacia la puerta del baño con sus pies apuntando en esa dirección. En ese momento vio como la puerta se abría de nuevo y la delicada mano de la rubia lanzar algo en dirección hacia su cama. Siguió con sus ojos el tiro bastante acertado solo que el proyectil se dividió, la puerta del baño volvió a cerrarse. El marine fue a poner las prendas en su lugar cuando recordó las que eran, decidió mejor dejarlas y volver a donde estaba sentado.
Miró hacia arriba con su cabeza, pensaba demasiado, sus neuronas tenían un baile absurdo y un rosario al mismo tiempo, el baño de Bonhart le parecía eterno, incluso empezó a oscurecer tomo el mechero y prendió las velas. Se levantó de nuevo y se posó en su cama, al otro extremo las prendas cerca de su almohada, seguía mirando al techo con su cabeza.
Dejó de escuchar la ducha y momentos después Jennyfer salió cubierta solo por la toalla, el pelinegro se levantaba con sus codos y la miraba ella se dirigía a él por su nombre, le parecían contadas las veces que lo hacía. Parecía relajada, con un aire más fresco y tranquilo, danzaba como una pluma dirigida por el viento de sus pensamientos en su habitación. Sentía la necesidad de responderle algo a sus palabras calmadas, opuestas a la mayoría de frases beligerantes de su trato, a lo que dijo -Sí, la verdad es uno de los placeres de la vida moderna. - Meditaba y suponía en lo mal que debían ser las condiciones en que ella vivía, para tener tanta afición y preocupación por el agua caliente, no era algo tan difícil de raro en casas y apartamentos. Se preguntaba donde viviría ella y si estaba una situación así -La época que se averío la eché en falta pero los días calurosos también es un placer el agua fría – dijo para compensar, la veía escrutar su bolso y le pareció que susurraba sobre armas y ropa. Continuaba con su dialogo diciendo -Bonhart si algún día gustas otro baño igual y nos topamos estas invitada, te lo aseguró – soltaba esa frase que aunque carecía de sentido fue lo que le vino a la mente para parecer agradable, era el fin, estaba en ese punto de estupidez inducida.
Con unas prendas en sus manos y ninguna en su cuerpo se dirigía hacia el, a su parecer, se detuvo frente a su ropa dispuesta a cambiarse aparentemente. Octarine se levantó dándole espacio en su cama y se dirigió a la puerta de su baño, giraba de manera muy tiesa frente a ella y le decía – Jennyfer perdón por esto pero ocupo la toalla, es la única que hay- la miraba fijamente pero sonrojado hasta decir basta – Me giro y te prometo no volver a ver- con honestidad extendía la mano hacía ella y volteaba su rostro.
Su baño sería mucho más corto que el de su invitada tardaría solo ocho minutos como casi siempre.
Shimazu Toyohisa
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Jennyfer Sáb Mayo 21, 2016 5:59 am
La rubia estaba por comenzar a cambiarse cuando el joven marine volvió a hablarle con algo más que una afirmación insignificante, la fiera de ojos glaciares se había abstenido de hacer comentarios venenosos sobre aquellas frases simples y que tenían poco que críticas porque estaba demasiado relajada a causa del baño -Yo que tu no haría esas ofertas tan a la ligera o podría terminar viniendo prácticamente todos los días.- Dijo a modo de broma cuando el masculino realizo el ofrecimiento de prestar sus instalaciones cuando la mayor deseas utilizarlas.
La mujer pudo notar mientras que el muchacho se retiraba al baño por su cuenta mientras que ella dejaba la toalla sobre la cama y empezaba a ponerse las bragas cuando escuchó la afirmación del joven de que necesitaba la toalla por ser la única que tenía seguida de la promesa de dejar de mirarla -Oye, decirle a una mujer que no deseas siquiera mirarla es lo mismo que insultarla, sin importar las marcas que tenga eso permanecerá inmutable.- Dijo mientras lanzaba la toalla al masculino y procedía a vestirse rápidamente.
Una vez que termino de arreglarse con aquella ropa de salir dejo los zapatos junto a la cama y se acostó en la misma sin importarle que la ropa fuera a arrugarse o que no fuera su propia habitación, se tiró boca abajo en la cama con la cara contra la almohada por un momento antes de darse vuelta allí mismos sintiendo como su cabello se esparcía sobre la almohada, seguía húmedo pero a ella no le importaba particularmente suspiro.
-Esta cama apesta... por eso son una de cal y una de arena.- comento para sí misma sobre el departamento donde estaba el marine, tras cinco minutos de relajación en la cama, cuando sentía que se estaba relajando demasiado fue hasta la mochila y saco de ella un pequeño bolso de mano, puso dentro dos cargadores de pistola y una de las mismas, ya estando lista y cuando disponía a sentarse en la cama escucho la puerta del baño, se dejó caer en la cama mientras se giraba para tener línea de visión con el anfitrión y hablo sin desviar la mirada, en parte por curiosidad
-Muy buen ritmo ¿Te apresuraste o es el ritmo normal? siendo que en cualquier momento pueden llamarte cuando estas en las barracas bañarse en cinco minutos es lo ideal, estando en tu propio hogar puedes darte el lujo de tardar más, es una lección que me tomo bastante aprender.- Comentó de forma tranquila mientras sonreía viendo al masculino con curiosidad, le miraba fijamente con aquellos ojos azules, analizándolo de pies a cabeza, con intenciones de preparar su venenosa lengua para los próximos comentarios.
La mujer pudo notar mientras que el muchacho se retiraba al baño por su cuenta mientras que ella dejaba la toalla sobre la cama y empezaba a ponerse las bragas cuando escuchó la afirmación del joven de que necesitaba la toalla por ser la única que tenía seguida de la promesa de dejar de mirarla -Oye, decirle a una mujer que no deseas siquiera mirarla es lo mismo que insultarla, sin importar las marcas que tenga eso permanecerá inmutable.- Dijo mientras lanzaba la toalla al masculino y procedía a vestirse rápidamente.
Una vez que termino de arreglarse con aquella ropa de salir dejo los zapatos junto a la cama y se acostó en la misma sin importarle que la ropa fuera a arrugarse o que no fuera su propia habitación, se tiró boca abajo en la cama con la cara contra la almohada por un momento antes de darse vuelta allí mismos sintiendo como su cabello se esparcía sobre la almohada, seguía húmedo pero a ella no le importaba particularmente suspiro.
-Esta cama apesta... por eso son una de cal y una de arena.- comento para sí misma sobre el departamento donde estaba el marine, tras cinco minutos de relajación en la cama, cuando sentía que se estaba relajando demasiado fue hasta la mochila y saco de ella un pequeño bolso de mano, puso dentro dos cargadores de pistola y una de las mismas, ya estando lista y cuando disponía a sentarse en la cama escucho la puerta del baño, se dejó caer en la cama mientras se giraba para tener línea de visión con el anfitrión y hablo sin desviar la mirada, en parte por curiosidad
-Muy buen ritmo ¿Te apresuraste o es el ritmo normal? siendo que en cualquier momento pueden llamarte cuando estas en las barracas bañarse en cinco minutos es lo ideal, estando en tu propio hogar puedes darte el lujo de tardar más, es una lección que me tomo bastante aprender.- Comentó de forma tranquila mientras sonreía viendo al masculino con curiosidad, le miraba fijamente con aquellos ojos azules, analizándolo de pies a cabeza, con intenciones de preparar su venenosa lengua para los próximos comentarios.
Jennyfer
Hoja de personaje
Nivel:
(21/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Shimazu Toyohisa Dom Mayo 22, 2016 12:01 pm
Mientras el marine esperaba recibir la toalla en sus manos la recibiría entre su cabeza y su hombro junto a unas palabras sobre no querer verla por sus cicatrices por el gesto de tornar la vista por respeto. Entraría en el baño murmurando un poco enojado -Tonta, como si no quisiera poder apreciarte más tiempo- pero la sinceridad para sí mismo fue evocada a un tono perceptible dentro de toda su morada. Tomaba la toalla en sus manos y cerraba sin mirar atrás, algo avergonzado por decir lo dicho así de fuerte.
Una vez en el baño se desnudaría rápidamente, deseaba bañarse, remover la arena y el sudor que cubrían su cuerpo. Ingresaría al chorro de agua, con fuerza y metódicamente tallaría cada parte de su cuerpo obteniendo la versión más limpia posible de su instrumento de trabajo, probablemente con una eficiencia similar la veterana rubia limpiaba y le daba mantenimiento a sus armas. No duró en acabar ese proceso de limpieza por todo su cuerpo. Se tomo un minuto y poco más recibiendo el chorro de agua en la cara esperando que se enfriaran sus pensamientos sobre su helada acompañante. Cerraba la ducha y se secaba con ella, con su olor, ya todo era inevitable para el joven en ese momento. Debía buscar su ropa en la cómoda al borde de su cama, lo había olvidado por costumbre al actuar similar que su fiera invitada en su casa.
Al abrir la puerta del baño y salir sería recibido por una mirada vivaz que lo registraba, la dueña de esta cubría su cama con un atuendo bastante llamativo, dejando al descubierto tanto piernas como elegancia. Por otro lado a Octarine la toalla le cubría solo su parte inferior, dejando visible su ombligo. Ciertamente el cuerpo del marine era una arma entrenada, aún cuando tendía a la delgadez cada musculo se apreciaba a la perfección, no solo eran entrenamientos era una vida de ser un atleta. No había pizca de grasa corporal perceptible o una zona que no fuera óptima, desde sus ensanchados hombros, pasando por sus pectorales y desembocando en su abdomen. Sus piernas que estaban aún más desarrolladas se contraponían a la mitad superior, muslos gruesos que se ocultaban en parte por la toalla y pantorrillas impresionantes que superaban sus bíceps. Al ser uno de esos días de entrenamiento estaba en su punto más álgido, rondando la perfección posible de su joven y delgado cuerpo.
Mientras avanzaba hacía donde lo aguardaba su ropa interior recibía comentarios positivos sobre lo que tardo en la ducha, era tanto un cumplido como un consejo, la mirada de Bonhart lo seguía y sacó la ropa interior. Aún que debía colocarse esa prenda la fémina mirada presente le avergonzaba un poco dijo mientras soltaba la toalla descubriendo ambas piernas y ocultando la parte que las unía - Siempre he durado ese tiempo en el baño, supongo que ya es costumbre. Gracias por el cumplido y por el consejo – decía algo sonrojado mientras mordía una punta de la toalla y la usaba como cortina para sus partes intimas mientras había el movimiento necesario para colocar su prenda a rayas azules y blancas. Ya con eso colocado posaría la toalla en sus hombros y le daría la espalda igualmente definida para sacar un pantalón negro, su camisa más blanca y la otra chaqueta negra, igual a la que suele usar siempre pero en un estado más impoluto. Mientras se vestía normalmente a la luz de las velas y le decía seriamente – Eres bastante confiada con todo lo que haces, ¿Verdad? ¿Como haces para no pensar en la reacción o pensamientos de los demás? - mientras secaba su pelo y colocaba la toalla en una puerta de su armario, se acercaba hacía ella con los zapatos en su mano y se sentaba al lado de su rostro. Al colocarse la ultima prenda decía – Creo que me caes muy bien pero en ocasiones no te entiendo, quiero entender mejor como piensas y porque a veces me tratas mal y luego bien – esas eran sus palabras mirándola de frente, la miel contra el hielo, era el duelo de los reflejos de sus almas que podían significar un apocalipsis instantáneo en ese pequeño cuarto. Escucharía atentamente sus respuestas, si eran pronunciadas por la mujer o en todo caso de que se proliferarían improperios en su contra, en fin, ya se estaba acostumbrado un poco a ese trato de ella.
Una vez pasado ese momento respuesta sacaría un baúl debajo de su cama y tomaría el dinero para seguir la noche, una burla al respecto de esto era inminente pero el marine no podía hacer nada, así era él. Los colores seguirían a donde esta los llevara la noche, Octarine tenía una idea pero en cualquier momento todo podía cambiar. Mientras colocaba el dinero en el bolsillo de su chaqueta decía -¿Ya estas lista? Podemos irnos ya por el whiskey que te debo - sonreía de forma más sincera y amigable que podía, dejando de lado otros pensamientos que le carcomían el alma por no hablar con sinceridad, lo más importante para siempre era la verdad y en este momento se estaba quebrando por una mujer.
Una vez en el baño se desnudaría rápidamente, deseaba bañarse, remover la arena y el sudor que cubrían su cuerpo. Ingresaría al chorro de agua, con fuerza y metódicamente tallaría cada parte de su cuerpo obteniendo la versión más limpia posible de su instrumento de trabajo, probablemente con una eficiencia similar la veterana rubia limpiaba y le daba mantenimiento a sus armas. No duró en acabar ese proceso de limpieza por todo su cuerpo. Se tomo un minuto y poco más recibiendo el chorro de agua en la cara esperando que se enfriaran sus pensamientos sobre su helada acompañante. Cerraba la ducha y se secaba con ella, con su olor, ya todo era inevitable para el joven en ese momento. Debía buscar su ropa en la cómoda al borde de su cama, lo había olvidado por costumbre al actuar similar que su fiera invitada en su casa.
Al abrir la puerta del baño y salir sería recibido por una mirada vivaz que lo registraba, la dueña de esta cubría su cama con un atuendo bastante llamativo, dejando al descubierto tanto piernas como elegancia. Por otro lado a Octarine la toalla le cubría solo su parte inferior, dejando visible su ombligo. Ciertamente el cuerpo del marine era una arma entrenada, aún cuando tendía a la delgadez cada musculo se apreciaba a la perfección, no solo eran entrenamientos era una vida de ser un atleta. No había pizca de grasa corporal perceptible o una zona que no fuera óptima, desde sus ensanchados hombros, pasando por sus pectorales y desembocando en su abdomen. Sus piernas que estaban aún más desarrolladas se contraponían a la mitad superior, muslos gruesos que se ocultaban en parte por la toalla y pantorrillas impresionantes que superaban sus bíceps. Al ser uno de esos días de entrenamiento estaba en su punto más álgido, rondando la perfección posible de su joven y delgado cuerpo.
Mientras avanzaba hacía donde lo aguardaba su ropa interior recibía comentarios positivos sobre lo que tardo en la ducha, era tanto un cumplido como un consejo, la mirada de Bonhart lo seguía y sacó la ropa interior. Aún que debía colocarse esa prenda la fémina mirada presente le avergonzaba un poco dijo mientras soltaba la toalla descubriendo ambas piernas y ocultando la parte que las unía - Siempre he durado ese tiempo en el baño, supongo que ya es costumbre. Gracias por el cumplido y por el consejo – decía algo sonrojado mientras mordía una punta de la toalla y la usaba como cortina para sus partes intimas mientras había el movimiento necesario para colocar su prenda a rayas azules y blancas. Ya con eso colocado posaría la toalla en sus hombros y le daría la espalda igualmente definida para sacar un pantalón negro, su camisa más blanca y la otra chaqueta negra, igual a la que suele usar siempre pero en un estado más impoluto. Mientras se vestía normalmente a la luz de las velas y le decía seriamente – Eres bastante confiada con todo lo que haces, ¿Verdad? ¿Como haces para no pensar en la reacción o pensamientos de los demás? - mientras secaba su pelo y colocaba la toalla en una puerta de su armario, se acercaba hacía ella con los zapatos en su mano y se sentaba al lado de su rostro. Al colocarse la ultima prenda decía – Creo que me caes muy bien pero en ocasiones no te entiendo, quiero entender mejor como piensas y porque a veces me tratas mal y luego bien – esas eran sus palabras mirándola de frente, la miel contra el hielo, era el duelo de los reflejos de sus almas que podían significar un apocalipsis instantáneo en ese pequeño cuarto. Escucharía atentamente sus respuestas, si eran pronunciadas por la mujer o en todo caso de que se proliferarían improperios en su contra, en fin, ya se estaba acostumbrado un poco a ese trato de ella.
Una vez pasado ese momento respuesta sacaría un baúl debajo de su cama y tomaría el dinero para seguir la noche, una burla al respecto de esto era inminente pero el marine no podía hacer nada, así era él. Los colores seguirían a donde esta los llevara la noche, Octarine tenía una idea pero en cualquier momento todo podía cambiar. Mientras colocaba el dinero en el bolsillo de su chaqueta decía -¿Ya estas lista? Podemos irnos ya por el whiskey que te debo - sonreía de forma más sincera y amigable que podía, dejando de lado otros pensamientos que le carcomían el alma por no hablar con sinceridad, lo más importante para siempre era la verdad y en este momento se estaba quebrando por una mujer.
- OFF:
- No entendí para que lado estabas acostada y girada luego de ir por las armas, asumí que con las piernas en la dirección de la almohada xD
Shimazu Toyohisa
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
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