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Creado por Shimazu Toyohisa Lun Mayo 30, 2016 6:57 pm
El inicio de lo que pudo ser una de sus peores noches acabo siendo en la mejor de su vida hasta ese momento. Amanecían desnudos y abrazados, estaba con su mejor compañía la fiera Bonhart que había sido impresionante esa noche y madrugada a la luz de la luna. Octarine se despertó aún en brazas y fogoso pero probablemente había sido suficiente para su compañera que probablemente notaba como despertaba. Le acariciaba la cabeza mientras la rubia dormía, se veía un poco angelical con una expresión de tranquilidad pese a haber sido una diablesa durante unas horas y sudoración previa, probablemente se despertaria maldiciendo que hiciera eso pero el marine a fin de cuantas le encantaba verla así, ya sabía que en el fondo de ese veneno había una parte que en cierto sentido lo quería, de uno u otra forma.
La dejó dormir y sigilosamente se iba a dar una ducha rápida de ocho minutos, pero antes tomo su Visión Dial y capturó otra bella imagen de su musa cubierta por unas sabanas, sin duda era una imagen que quería recordar en su vida. En cualquier momento ella podía desaparecer y no volverlo a ver pese a que podría comunicarse, sabía que era una gata libre, incluso sintió algo de preocupación mientras se dio la ducha de que al salir ya no estuviera y se hubiese ido sin despedirse. Por suerte al salir más fresco y feliz que en muchos años. Preparó rápidamente un par de tostadas, huevos y un café. Lo puso en su escritorio y le puso un cigarrillo junto al mechero. Se sentaba junto a esa bella y marcada durmiente -¿Aún estas cansada Jenny ? Te prepare un par de cosas- mientras le acariciaba su espalda desnuda y esperaba el despertar de la bestia. Le enseñaba el detalle como si se tratara de un merecido premio, en realidad se merecía eso y más, según pensaba el joven.
Octarine sabía que en unos días tendría que irse en una misión, no tenía idea de adonde era ni de quien lo acompañaría por lo que quería disfrutar esos ultimos momentos con la ladrona de su tranquilidad, que se la había arrancado y la tenía en sus manos, mientras el de mirada melosa tenía alguna a cambio la necesidad carnal y de compañía que la rubia de fría y ardiente mirada le había expresado.
La dejó dormir y sigilosamente se iba a dar una ducha rápida de ocho minutos, pero antes tomo su Visión Dial y capturó otra bella imagen de su musa cubierta por unas sabanas, sin duda era una imagen que quería recordar en su vida. En cualquier momento ella podía desaparecer y no volverlo a ver pese a que podría comunicarse, sabía que era una gata libre, incluso sintió algo de preocupación mientras se dio la ducha de que al salir ya no estuviera y se hubiese ido sin despedirse. Por suerte al salir más fresco y feliz que en muchos años. Preparó rápidamente un par de tostadas, huevos y un café. Lo puso en su escritorio y le puso un cigarrillo junto al mechero. Se sentaba junto a esa bella y marcada durmiente -¿Aún estas cansada Jenny ? Te prepare un par de cosas- mientras le acariciaba su espalda desnuda y esperaba el despertar de la bestia. Le enseñaba el detalle como si se tratara de un merecido premio, en realidad se merecía eso y más, según pensaba el joven.
Octarine sabía que en unos días tendría que irse en una misión, no tenía idea de adonde era ni de quien lo acompañaría por lo que quería disfrutar esos ultimos momentos con la ladrona de su tranquilidad, que se la había arrancado y la tenía en sus manos, mientras el de mirada melosa tenía alguna a cambio la necesidad carnal y de compañía que la rubia de fría y ardiente mirada le había expresado.
Shimazu Toyohisa
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Jennyfer Mar Mayo 31, 2016 10:05 am
Tras una noche bastante ajetreada cierta cazadora de recompensas se despertó en una cama que no era la propia, miró la pared un momento y escucho el sonido de la ducha, recordó lo que había hecho durante toda la noche y se acostó boca abajo, con su cara contra la amochada del marine con quien había disfrutado tanto, no había estado mal, seguramente hubiera sido más entretenido y divertido si no hubieran estado entrenándose por la tarde y se hubieran cansado antes de tiempo, también si no fuera porque en cierta forma había sido una "noche de reconciliación".
Volvió a girar para quedar mirando la pared medio envuelta en las sabanas medio destapada, después sintió ruidos en la cocina que no estaba muy lejos de nada en ese departamento, tras lo cual llego un ruido de la mesa del escritorio antes de que la cama se moviera por el peso de alguien que se estaba en ella, sintió la caricia del masculino en su espalda, podía sentir como o aquellos dedos pasaban por sobre una de sus múltiples cicatrices de guerra.
La mujer tomo la sabana y la lanzo a un lado mientras levantaba por lo alto una de sus piernas antes de girar un poco y tomar impulso para levantarse de la cama en dos movimientos eludiendo al marine, una vez de pie dirigió su mirada a lo que había para comer e hizo un gesto -Venga ¿No podías intentar algo un poco más cursi?- Decía mientras emprendía el camino al baño, sin embargo tras un par de pasos se giro en el lugar para voltear a darle un beso a su amantes para luego dirigirse al baño sin decir ni una palabras más.
Todas sus acciones las había realizado sin siquiera una prenda cubriendo su cuerpo -Después dame la Toalla- Dijo en voz alta con la puerta entreabierta, ni siquiera se molesto en cerrarla antes de empezar a ducharse, igual que el día anterior, la dama de ojos zafiro se tomo su tiempo para disfrutar del placer que representaba un baño con agua caliente, pues sabía bien que una vez de regreso en su hogar no podría darse aquel lujo a causa de las malas condiciones de su caldera -¿Tu que tienes que hacer hoy? ¿Tienes idea de cuándo partes en alguna misión?.- pregunto en su habitual tono de mando mientras sentía las gotas de agua golpear su cuerpo.
Volvió a girar para quedar mirando la pared medio envuelta en las sabanas medio destapada, después sintió ruidos en la cocina que no estaba muy lejos de nada en ese departamento, tras lo cual llego un ruido de la mesa del escritorio antes de que la cama se moviera por el peso de alguien que se estaba en ella, sintió la caricia del masculino en su espalda, podía sentir como o aquellos dedos pasaban por sobre una de sus múltiples cicatrices de guerra.
La mujer tomo la sabana y la lanzo a un lado mientras levantaba por lo alto una de sus piernas antes de girar un poco y tomar impulso para levantarse de la cama en dos movimientos eludiendo al marine, una vez de pie dirigió su mirada a lo que había para comer e hizo un gesto -Venga ¿No podías intentar algo un poco más cursi?- Decía mientras emprendía el camino al baño, sin embargo tras un par de pasos se giro en el lugar para voltear a darle un beso a su amantes para luego dirigirse al baño sin decir ni una palabras más.
Todas sus acciones las había realizado sin siquiera una prenda cubriendo su cuerpo -Después dame la Toalla- Dijo en voz alta con la puerta entreabierta, ni siquiera se molesto en cerrarla antes de empezar a ducharse, igual que el día anterior, la dama de ojos zafiro se tomo su tiempo para disfrutar del placer que representaba un baño con agua caliente, pues sabía bien que una vez de regreso en su hogar no podría darse aquel lujo a causa de las malas condiciones de su caldera -¿Tu que tienes que hacer hoy? ¿Tienes idea de cuándo partes en alguna misión?.- pregunto en su habitual tono de mando mientras sentía las gotas de agua golpear su cuerpo.
Jennyfer
Hoja de personaje
Nivel:
(21/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Shimazu Toyohisa Miér Jun 01, 2016 1:17 am
La rubia se despertó de la manera que más sonaba a ella, carácter fuerte, movimientos rápidos, palabras malagradecidas pero un leve beso que para Octarine borraba todo eso aunado al espectáculo de ver bailar su figura desnuda frente a él pintada como un lienzo con cicatrices que a la luz de la mañana sin duda la tranformaban en una tigresa, sin lugar a duda sentía que era una de las mejores cosas que le había pasado en la vida, lo cambiaba y para bien. El marine quería ser más fuerte siempre por él, por su orgullo y por sus sueños pero ahora quería serlo para alcanzarla, estar al nivel de Bonhart y en caso de que pudiese protegerla, sin lugar a dudas pensaba que era capaz de dar su vida por ella, pese a que considerara que la vida que tenía era una especie de vida reciclada, en serio se necesitaban ambos, sus heridas mentales les hacía mal a largo plazo pero juntos podían tener más porque vivir.
Las palabras que le dijo sobre su cursilería fueron respondidas así -Sí, soy tan cursi como puedo voy a matarte de dulzura como me pediste- le decía riendo porque ya esas palabras no le afectaban, al menos no mientras le mostrara el amor de cacao que le daba, podía ser muy agrio pero luego del tratamiento adecuado ser una dulzura perfecta y de sabor exquisito como lo que acaban de pasar juntos. También Jenny le pido la toalla, de nuevo era la misma del día anterior, era la única medianamente limpia y tampoco es como que hubiese sacado el tiempo pero tampoco hacía falta decírselo, se daría cuenta cuando se la diera que él de melosos ojos ya la había usado, el ciclo se repetía pero al revés. Respecto a las otras preguntas carentes de cualquier indicio de cercanía entre ambos respondió -Hoy es mi día libre, probablemente deba ir un momento en busca de mis asignaciones para la próxima semana, que van a empezar mañana, si gustas puedes acompañarme y ver si hay alguna misión, quizás podríamos ir juntos a cazar algún pirata a una isla exótica - le decía con cierto afán de cariño y como si el trabajo fuese unas vacaciones, sin lugar a duda Octarine pensaba que en compañía de su fiera lo sería, pese a todo lo que podía salir mal de camino.
Escuchaba la ducha y fue a tomar la toalla, esperaba a que se la pidiese recostado en la cama, empezaba a tararear una canción bastante alegre y movida, probablemente no la había escuchado nunca pero si tuviese una música de fondo esa sería la de ese momento. Una vez dejo de escuchar el agua hizo un silencio en seco de "tap tap dubiri can tap" y se levantó de un brinco y dio los cuatro pasos necesarios para dársela mientras esperaba una reacción inesperada.
Una vez la rubia tomase el desayuno y estuviese lista iban a salir a la calle, habían cosas por hacer en un día de descanso previo a lo que probablemente sería una misión lejos de casa.
Las palabras que le dijo sobre su cursilería fueron respondidas así -Sí, soy tan cursi como puedo voy a matarte de dulzura como me pediste- le decía riendo porque ya esas palabras no le afectaban, al menos no mientras le mostrara el amor de cacao que le daba, podía ser muy agrio pero luego del tratamiento adecuado ser una dulzura perfecta y de sabor exquisito como lo que acaban de pasar juntos. También Jenny le pido la toalla, de nuevo era la misma del día anterior, era la única medianamente limpia y tampoco es como que hubiese sacado el tiempo pero tampoco hacía falta decírselo, se daría cuenta cuando se la diera que él de melosos ojos ya la había usado, el ciclo se repetía pero al revés. Respecto a las otras preguntas carentes de cualquier indicio de cercanía entre ambos respondió -Hoy es mi día libre, probablemente deba ir un momento en busca de mis asignaciones para la próxima semana, que van a empezar mañana, si gustas puedes acompañarme y ver si hay alguna misión, quizás podríamos ir juntos a cazar algún pirata a una isla exótica - le decía con cierto afán de cariño y como si el trabajo fuese unas vacaciones, sin lugar a duda Octarine pensaba que en compañía de su fiera lo sería, pese a todo lo que podía salir mal de camino.
Escuchaba la ducha y fue a tomar la toalla, esperaba a que se la pidiese recostado en la cama, empezaba a tararear una canción bastante alegre y movida, probablemente no la había escuchado nunca pero si tuviese una música de fondo esa sería la de ese momento. Una vez dejo de escuchar el agua hizo un silencio en seco de "tap tap dubiri can tap" y se levantó de un brinco y dio los cuatro pasos necesarios para dársela mientras esperaba una reacción inesperada.
Una vez la rubia tomase el desayuno y estuviese lista iban a salir a la calle, habían cosas por hacer en un día de descanso previo a lo que probablemente sería una misión lejos de casa.
Shimazu Toyohisa
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Jennyfer Miér Jun 01, 2016 7:01 pm
Una vez que hubo terminado de bañarse la fémina de cabellera dorada salió del baño extendiendo su mano en gusto que solicitaba de forma evidente algo que pronto llego a ella en compañía de un muchacho que había tarareado una extraña melodía, ella tomó la toalla y se secó un poco el rostro y se envolvió para no gotear demasiado antes de darle otro beso al muchacho para seguir secándose -Así que hoy tenías el día libre, con razón la invitación para ir de copas ayer.- comento de forma neutra mientras secaba sus piernas en medio de un arrogante espectáculo.
Una vez seca la mujer de fría mirada empezó a cambiarse -En fin, tienes razón de que quizás haya algun trabajo que pueda hacer en conjunto a la marina, aunque tendríamos que ver de pasar por mi casa antes, al lado tengo una señora a la que le pago por lavar la ropa así que tengo que llevarle las cosas que estuve usando desde ayer, también podría cambiarme esto.- comento mientras empezaba a acomodarse el cabello antes de sentarse a desayunar tranquilamente.
No era una gran comida, pero era mejor, tampoco era particularmente malo, era algo simple y que no tenía muchas chances de arruinarse así que tampoco tenía muchas formas de mejorarse -El almuerzo lo prepararé yo, total tienes donde cocinar así que de regreso de ver si hay algún buen trabajo podríamos pasar a comprar algunos ingredientes para que prepare un buen almuerzo, entre todas estas vueltas deberíamos de abarcar fácilmente toda la mañana sin importar mucho el orden en que lo hagamos, aunque lo mejor será ir a comprar al final.
¿Qué quieres hacer después chico venenoso?- Pregunto sin cambiar su tono de voz, ella también podía ser dulce, pero desde que había empezado a comer no se molestó en intentar serlo con su voz, aunque el plan de prepararle algo de comer al masculino podría interpretarse como un gesto de buena voluntad por su parte, lo cual era cierto ya que quería hacerle probar su comida antes de separarse por tiempo indefinido y de paso presumir un poco al respecto de sus habilidades culinarias, que eran de las pocas cosas que habían mejorado notablemente desde que había quedado postrada por las heridas de guerra.
Una vez seca la mujer de fría mirada empezó a cambiarse -En fin, tienes razón de que quizás haya algun trabajo que pueda hacer en conjunto a la marina, aunque tendríamos que ver de pasar por mi casa antes, al lado tengo una señora a la que le pago por lavar la ropa así que tengo que llevarle las cosas que estuve usando desde ayer, también podría cambiarme esto.- comento mientras empezaba a acomodarse el cabello antes de sentarse a desayunar tranquilamente.
No era una gran comida, pero era mejor, tampoco era particularmente malo, era algo simple y que no tenía muchas chances de arruinarse así que tampoco tenía muchas formas de mejorarse -El almuerzo lo prepararé yo, total tienes donde cocinar así que de regreso de ver si hay algún buen trabajo podríamos pasar a comprar algunos ingredientes para que prepare un buen almuerzo, entre todas estas vueltas deberíamos de abarcar fácilmente toda la mañana sin importar mucho el orden en que lo hagamos, aunque lo mejor será ir a comprar al final.
¿Qué quieres hacer después chico venenoso?- Pregunto sin cambiar su tono de voz, ella también podía ser dulce, pero desde que había empezado a comer no se molestó en intentar serlo con su voz, aunque el plan de prepararle algo de comer al masculino podría interpretarse como un gesto de buena voluntad por su parte, lo cual era cierto ya que quería hacerle probar su comida antes de separarse por tiempo indefinido y de paso presumir un poco al respecto de sus habilidades culinarias, que eran de las pocas cosas que habían mejorado notablemente desde que había quedado postrada por las heridas de guerra.
Jennyfer
Hoja de personaje
Nivel:
(21/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Shimazu Toyohisa Mar Jun 07, 2016 5:22 pm
La vista desde buena mañana estaba muy alejada del cero absoluto del aburrimiento, todo pintaba bien, Octarine veía con más luz todo lo que la noche anterior había degustado. Se contenía de caer víctima de ese espectáculo del que había sido parte y ahora era un espectador -En realidad mi invitación fue por gusto pero termino cayendo de perlas en mi vida- dejaba de ver su cuerpo y le miraba el rostro mientras le decía esto, esperando un desliz de algunas de sus ellas, la ácida y fría o la dulce y fogosa, cualquiera estaba bien para el marine.
Con lo que decía la veterana rubia parecía invitarlo a su casa. Planeaba ir por ropa y aparentemente esperaba cocinarle al espectador de su espectáculo, a quien solo le faltaba aplaudir cuando ya toda la ropa estaba puesta. La observaba comer desde la arreglada cama. Ante lo dicho respecto del almuerzo dijo el marine -Suena perfecto para mi, si puedo pasar el día normal a tu lado y sobrevivir entonces podre acompañarte cuanto sea necesario- le decía sonriendo aunque no parecía que esta fuese a voltear la cabeza para verlo, estaba con el desayuno.
Pensaba un momento mirando al techo -En fin, vayamos al cuartel buscamos los trabajos posibles, de preferencia para hacer juntos y a la vuelta hacemos las compras de la comida- sin duda iba a ser un largo trecho pero no iba a ser tan largo en buena compañía -Solo se que quiero carne, yo la compro si es necesario- decía con cierta emoción ya que realmente le emocionaba hacer ese tipo de actividades en compañía, especialmente cuando era alguien como Bonhart que ya tenía un espacio en su vida el cual nunca podría olvidar, era su dueña - Sería bueno comprar algo dulce para preparar para luego de la comida- le decía seriamente, por algún motivo pensaba que la comida iba a ser de un sabor regular, áspero, prejuzgaba sin saber lo que le esperaría.
Una vez listos la curiosa pareja salieron del lugar, el marine vestía con parte de su uniforme, probablemente eran el tipo de cosas que a la rubia no le gustaban de ser marine, al menos para el soldado era una de las cosas que odiaba. Virgilio parecía que no se había levantado por lo que no hubo despedida pero Octarine le dejo una nota que escribió rapidamente -Viejo, eres un tonto por no avisarme lo que me esperaba- no era más que una broma porque estaba realmente feliz con la compañía que tenía ahora.
La mañana era limpia y fresca, se respiraba un bonito ambiente y al salir Jennyfer de primero la volvería a ver con ese rostro serio pero estando completamente a sus pies con su mirada -¿Quieres acompañarme con un cigarro?- sacaba dos y el mechero para caminar juntos por el amplio Shell Town.
Shimazu Toyohisa
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Jennyfer Dom Jun 12, 2016 11:21 am
Aparentemente el masculino estaba completamente de acuerdo con lo planteado por la rubia, nada raro dentro de lo que había demostrado hasta el momento, sin embargo hizo un comentario qué, seguramente hubiera sido mejor para con cualquiera que apenas se conociera (como era el caso con la rubia), sin embargo la de mirada fría no desperdició la oportunidad de hablar -No te hagas el importante diciendo cosas como "yo la compro si es necesario" cuando estamos hablando de algo tan simple como un pedazo de carne, el cual dudo que sepas identificar apropiadamente de todas formas.- Dijo mientras menospreciaba las capacidades culinarias del ojimarron con cierta arrogancia -Por lo del postre... OK, no tengo problemas en preparar algo.-
Cuando ya estuvieron listos ambos, bajaron y salieron del edificio, aunque el masculino tardó un poco más no fue nada a lo que la rubia le dedicara alguna atención en particular, el pelinegro saco un cigarro en el momento que la rubia pensaba en hacer lo mismo y ante aquel ofrecimiento se sonrió tomando el tabaco entre sus manos para ponerlo con un gesto acostumbrado y natural entre sus labios antes de acercar su rostro al para que el masculino pudiera encender aquel veneno que en cierto sentido era similar a su compañero, malo a la larga pero placentero para la mujer marcada que había respondido con acciones aquello que tal vez esperaba alguna palabra que ella consideraba innecesaria.
El andar por Shell Town era tranquilo, la mañana era una de esas que se propiciaban bastante para caminar, el viento limpiaba de humo, vapores u olores la calle, brisa que ocasionalmente hacia ondear los mechones de doradas hebras que se encontraban sueltas a los lados del rostro de la mujer como los bordes y grabados de alguna de esas tazas finas de porcelana blanca con adornos de oro.
La mujer caminaba y fumaba con un aire de superioridad propio de ella mientras guiaba el paso, quería desechar la carga innecesaria, guiaba el camino como si lo hubiera hecho mil veces por más de que fuera la primera vez que hacia ese recorrido, en sus paso estaba la seguridad de que llegaría a destino, dicho y hecho, se detuvo en un edificio donde en la puerta entrego a una señora la ropa que traía dentro de su mochila, señora que respondió con un mal gesto y un vaso de algo alcohólico en su mano antes de entrar con un "mlack" un extraño sonido hecho con los labios de alguna forma.
Con aquella parada hecha la rubia ni siquiera cambio a donde mirar y siguió su camino al cuartel de la marina -Realmente quería dejar eso, a veces agradezco que esa vieja sea muda… ahora vamos al cuartel como dijiste y luego de compras.- explico la rubia mientras andaba evitando mirar hacia su propio edificio, solamente por dejar a su compañero con la intriga de averiguar cuál de los edificios cercanos sería.
Cuando ya estuvieron listos ambos, bajaron y salieron del edificio, aunque el masculino tardó un poco más no fue nada a lo que la rubia le dedicara alguna atención en particular, el pelinegro saco un cigarro en el momento que la rubia pensaba en hacer lo mismo y ante aquel ofrecimiento se sonrió tomando el tabaco entre sus manos para ponerlo con un gesto acostumbrado y natural entre sus labios antes de acercar su rostro al para que el masculino pudiera encender aquel veneno que en cierto sentido era similar a su compañero, malo a la larga pero placentero para la mujer marcada que había respondido con acciones aquello que tal vez esperaba alguna palabra que ella consideraba innecesaria.
El andar por Shell Town era tranquilo, la mañana era una de esas que se propiciaban bastante para caminar, el viento limpiaba de humo, vapores u olores la calle, brisa que ocasionalmente hacia ondear los mechones de doradas hebras que se encontraban sueltas a los lados del rostro de la mujer como los bordes y grabados de alguna de esas tazas finas de porcelana blanca con adornos de oro.
La mujer caminaba y fumaba con un aire de superioridad propio de ella mientras guiaba el paso, quería desechar la carga innecesaria, guiaba el camino como si lo hubiera hecho mil veces por más de que fuera la primera vez que hacia ese recorrido, en sus paso estaba la seguridad de que llegaría a destino, dicho y hecho, se detuvo en un edificio donde en la puerta entrego a una señora la ropa que traía dentro de su mochila, señora que respondió con un mal gesto y un vaso de algo alcohólico en su mano antes de entrar con un "mlack" un extraño sonido hecho con los labios de alguna forma.
Con aquella parada hecha la rubia ni siquiera cambio a donde mirar y siguió su camino al cuartel de la marina -Realmente quería dejar eso, a veces agradezco que esa vieja sea muda… ahora vamos al cuartel como dijiste y luego de compras.- explico la rubia mientras andaba evitando mirar hacia su propio edificio, solamente por dejar a su compañero con la intriga de averiguar cuál de los edificios cercanos sería.
Jennyfer
Hoja de personaje
Nivel:
(21/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Shimazu Toyohisa Mar Jun 14, 2016 12:23 am
El transcurrir de la mañana pintaba bastante bien y Bonhart había sido una fiera pasiva durante el recorrido hasta su morada, el silencio los acompañaba o el trato justo para el caminar. Octarine se sentía bien con eso, se sentiría bien con lo que ella le ese a fin de cuentas era el perro de la relación y ella la gata, el que busca cariño y caricias ante la que las pide cuando quiere, ronronea o aruña cuando siente ganas. El simple hecho de ir a su lado fumando le bastaba "los vicios matan y ella lo hace a su manera" pensaba.
El edificio de la aparente casera o vecina de la exmarine de dorada y libre melena era ciertamente humilde, se sintió mal al pensar que su lugar era pequeño pero era algo irrelevante. La señora que estaba adentro resulto bastante discreta y de una curiosa expresión hasta que su amante le dijo que era muda -Curioso una muda, no había conocido a nadie así. Sigamos- le decía mientras seguían avanzando alejándose de ese edificio rumbo al cuartel. Hordas de pensamientos le invadían "Quizás este ambiente la ha endurecido tanto ¿Donde se habrá recuperado de sus heridas? Algunas eran bastante graves ¿Quien la acompaño en esos momentos? Si fue sola pudo ser todo un martirio, yo no hubiese podido. No le voy a preguntar nada, ya imagino sus respuestas. ;e gustaría solo darle un reconfortante abrazo que dure para siempre, en retrospectiva todo lo que dijo y cada paso que profundizó creo que la conozco mejor" nada de esto era pena, era solo los melosos ojos tratando de entender mejor la dramática obra que componía a su musa.
El recorrido seguía tranquilo y en la base marina no se encontró con nadie conocido, era su días libre y sus conocidos. Llegaron hasta la oficina de información. Ruth la vieja secretaría les atendió y ante la solicitud del joven. Un trabajo sencillo para un o dos marines, tenía una buena remuneración y era simple, era un trabajo en el estero de Shell Town, junto al puerto y constaba de resolver algo a unos aparentes robos. Probablemente era algo tan simple como la tentación de prohibido. Firmo a su nombre y en el espacio de colaboradores externos le tocaría firmar a la de fría mirada y marcar la casilla de cazarecompensas. Una vez tramitado y con el periodo de varios días podía difrutar de una pequeñas vacaciones trabajando en buena compañía, el plazo era una semana. Más que suficiente para el trabajo y disfrutar de la buena compañía, quizás lo podrían hacer en mucho menos tiempo.
Seguirían su camino al mercado buscando los ingredientes que fuesen necesarios, regateando los mejores productos al precio más cómodo y buscando los artículos indispensables. Para el almuerzo y el postre. Solo le sonreía y le respondía lo justo a la rubia con precisión militar, la que ella exigía. No se mantenía al margen simplemente quería que el rato fuese lo más tranquilo y ameno posible. Probablemente ella estaría satisfecha con el silencio o tal vez se iba a enojar con su silencio, era el impredecible volcán con el que jugaba Octarine, podía ser una tranquila montaña o erupcionar en el momento más inesperado.
El edificio de la aparente casera o vecina de la exmarine de dorada y libre melena era ciertamente humilde, se sintió mal al pensar que su lugar era pequeño pero era algo irrelevante. La señora que estaba adentro resulto bastante discreta y de una curiosa expresión hasta que su amante le dijo que era muda -Curioso una muda, no había conocido a nadie así. Sigamos- le decía mientras seguían avanzando alejándose de ese edificio rumbo al cuartel. Hordas de pensamientos le invadían "Quizás este ambiente la ha endurecido tanto ¿Donde se habrá recuperado de sus heridas? Algunas eran bastante graves ¿Quien la acompaño en esos momentos? Si fue sola pudo ser todo un martirio, yo no hubiese podido. No le voy a preguntar nada, ya imagino sus respuestas. ;e gustaría solo darle un reconfortante abrazo que dure para siempre, en retrospectiva todo lo que dijo y cada paso que profundizó creo que la conozco mejor" nada de esto era pena, era solo los melosos ojos tratando de entender mejor la dramática obra que componía a su musa.
El recorrido seguía tranquilo y en la base marina no se encontró con nadie conocido, era su días libre y sus conocidos. Llegaron hasta la oficina de información. Ruth la vieja secretaría les atendió y ante la solicitud del joven. Un trabajo sencillo para un o dos marines, tenía una buena remuneración y era simple, era un trabajo en el estero de Shell Town, junto al puerto y constaba de resolver algo a unos aparentes robos. Probablemente era algo tan simple como la tentación de prohibido. Firmo a su nombre y en el espacio de colaboradores externos le tocaría firmar a la de fría mirada y marcar la casilla de cazarecompensas. Una vez tramitado y con el periodo de varios días podía difrutar de una pequeñas vacaciones trabajando en buena compañía, el plazo era una semana. Más que suficiente para el trabajo y disfrutar de la buena compañía, quizás lo podrían hacer en mucho menos tiempo.
Seguirían su camino al mercado buscando los ingredientes que fuesen necesarios, regateando los mejores productos al precio más cómodo y buscando los artículos indispensables. Para el almuerzo y el postre. Solo le sonreía y le respondía lo justo a la rubia con precisión militar, la que ella exigía. No se mantenía al margen simplemente quería que el rato fuese lo más tranquilo y ameno posible. Probablemente ella estaría satisfecha con el silencio o tal vez se iba a enojar con su silencio, era el impredecible volcán con el que jugaba Octarine, podía ser una tranquila montaña o erupcionar en el momento más inesperado.
Shimazu Toyohisa
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Jennyfer Lun Jun 20, 2016 12:55 pm
Aparentemente al joven pelinegro la vieja (Cuyo nombre no le importaba a Jennyfer) le llamaba la atención, solo por comentar algo la rubia decidió dedicar unas palabras para dar algo más de platica al marine -Además de muda es una amargada, pero sabe lavar ropa y no cobra caro, así que por mí, que sea todo lo que quiera- comento de forma ligeramente desinteresada, ciertamente no tenía ganas de hablar de una persona con la cual apenas y tenía algún contacto cuando tenía que llevarle las cosas para lavar.
Tras dejar de lado aquello siguió con el recorrido rumbo a la base de la marina en la búsqueda de aquel potencial trabajo para realizar junto a Octarine, una vez en el cuartel se hizo el papeleo correspondiente para seleccionar una misión tan obscenamente sencilla (desde la perspectiva de la veterana de múltiples tareas similares en el pasado) que incluso generaba cierta sospecha sobre si no habría alguna trampa en aquello, luego recordó que estaba pidiendo aquel encargo con un soldado y acepto que era una misión apropiada como para que un soldado normal tuviera que esforzarse.
Con el papeleo realizado, ambos se dirigieron al mercado para comprar ingredientes, en aquella ocasión parecía ser que Octarine estaba más callado que en otros momentos, pero eso más que disgustar a la rubia le hacía sentir que era algo más confortable, salvo cuando había que regatear los precios, también respondía de forma rápida y concisa a las interrogantes o comentarios de la cazador, cosa que era también satisfactoria desde su punto de vista.
Una vez que estuvo comprado lo necesario, que a pesar del regateo no fue muy barato y que la cazadora a pesar de no encontrarse todo lo bien que podría económicamente, estaba dispuesta a pagar ella misma muchos de los ingredientes ya que seguramente sobrarían y se los quedaría ella, podría decirse que era algo similar, solo similar a cortesía para con su marine, finalmente de regreso al departamento de la rubia.
Aquel lugar era apenas y un poco más pequeño que el de Octarine, al entrar era solo un ambiente con una sola división donde estaba la puerta que era el baño, en aquella gran habitación tenía una mesada para lavar los platos y preparar las comidas y un horno con hornallas sobre el cual se podía ver colgado en la pared un trasto de madera lleno de pequeños cajones de madera y frascos de vidrio colgando con el nombre de distintas especias.
A una cajonera donde tenía su ropa que a su vez estaba acomodado para servir como mesa de trabajo, estando llena de papeles, debajo de la cama era perfectamente visible que estaba completa y absolutamente lleno de libros, en la cómoda había otros, sobre el mueble de los condimentos otro libro, había una silla de ruedas junto a la cama, debajo y arriba de la misma había libros también, había tres botellas de alcohol, dos Whiskey en la habitación, una junto a la cama, otra sobre la “mesa de trabajo” y una de vino junto a la cocina, todo el lugar tenía un olor a tabaco y pólvora que podía fácilmente irritar a cualquiera.
La rubia de fría mirada fue hasta la ventana para abrirla y dejar fluir el aire adecuadamente mientras hablaba -Bienvenido a mi hogar, siéntete como en tu casa.- dijo antes de ir a prender la cocina y comenzar a poner los ingredientes comprados sobre la mesada de la misma, abriendo una puerta debajo que revelaba ser un pequeño refrigerador personal que estaba bastante vacío salvo por un par de latas de cerveza.
Tras dejar de lado aquello siguió con el recorrido rumbo a la base de la marina en la búsqueda de aquel potencial trabajo para realizar junto a Octarine, una vez en el cuartel se hizo el papeleo correspondiente para seleccionar una misión tan obscenamente sencilla (desde la perspectiva de la veterana de múltiples tareas similares en el pasado) que incluso generaba cierta sospecha sobre si no habría alguna trampa en aquello, luego recordó que estaba pidiendo aquel encargo con un soldado y acepto que era una misión apropiada como para que un soldado normal tuviera que esforzarse.
Con el papeleo realizado, ambos se dirigieron al mercado para comprar ingredientes, en aquella ocasión parecía ser que Octarine estaba más callado que en otros momentos, pero eso más que disgustar a la rubia le hacía sentir que era algo más confortable, salvo cuando había que regatear los precios, también respondía de forma rápida y concisa a las interrogantes o comentarios de la cazador, cosa que era también satisfactoria desde su punto de vista.
Una vez que estuvo comprado lo necesario, que a pesar del regateo no fue muy barato y que la cazadora a pesar de no encontrarse todo lo bien que podría económicamente, estaba dispuesta a pagar ella misma muchos de los ingredientes ya que seguramente sobrarían y se los quedaría ella, podría decirse que era algo similar, solo similar a cortesía para con su marine, finalmente de regreso al departamento de la rubia.
Aquel lugar era apenas y un poco más pequeño que el de Octarine, al entrar era solo un ambiente con una sola división donde estaba la puerta que era el baño, en aquella gran habitación tenía una mesada para lavar los platos y preparar las comidas y un horno con hornallas sobre el cual se podía ver colgado en la pared un trasto de madera lleno de pequeños cajones de madera y frascos de vidrio colgando con el nombre de distintas especias.
A una cajonera donde tenía su ropa que a su vez estaba acomodado para servir como mesa de trabajo, estando llena de papeles, debajo de la cama era perfectamente visible que estaba completa y absolutamente lleno de libros, en la cómoda había otros, sobre el mueble de los condimentos otro libro, había una silla de ruedas junto a la cama, debajo y arriba de la misma había libros también, había tres botellas de alcohol, dos Whiskey en la habitación, una junto a la cama, otra sobre la “mesa de trabajo” y una de vino junto a la cocina, todo el lugar tenía un olor a tabaco y pólvora que podía fácilmente irritar a cualquiera.
La rubia de fría mirada fue hasta la ventana para abrirla y dejar fluir el aire adecuadamente mientras hablaba -Bienvenido a mi hogar, siéntete como en tu casa.- dijo antes de ir a prender la cocina y comenzar a poner los ingredientes comprados sobre la mesada de la misma, abriendo una puerta debajo que revelaba ser un pequeño refrigerador personal que estaba bastante vacío salvo por un par de latas de cerveza.
Jennyfer
Hoja de personaje
Nivel:
(21/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Shimazu Toyohisa Miér Jun 22, 2016 6:02 pm
Las compras habían sido divertido, era mucho mejor que hacerlas solo como casi siempre, aunque no hablaran mucho la miraba y aprendía más de su comportamiento común. La había conocido relativamente hace poco y el trato había sido formal antes de la noche anterior, ahora el marine solo quería entenderla mejor. Quería saber bien le gustaba y que no, pequeños detalles que podían ser irrelevantes pero por el interés que tenía en ella eran lo más importante de esa mañana soleada.
Al terminar cargaban las bolsas con las compras bajo el sol, este irradiaba de manera plena, urticaba el cuello de Octarine con su intensidad pero era algo insignificante. Caminaba al lado de la Bonhart y avanzaba perdido en su pelo dorado, brillaba aún más que en las tardes de entrenamiento. El silencio estaba bien para quien solo pretendía disfrutar del momento.
Al llegar al lugar era similar en tamaño a su habitación y estaba un poco más desordenada. Le resultaba normal, el había topado con suerte de que Jennyfer le visitara justa cuando todo estaba en su lugar -Gracias Jenny. Se parece un poco a mi habitación, supongo que la mayoría de cuartos de solteros son así- decía rascándose la barbilla mientras empezaba a sentir como el viento fluía. Lo que más le llamaba la atención era la cantidad de libros y papeles que tenía. El joven le preguntaría sobre algunos y señalaba otros cuantos, solo un par de los que había visto los había leído -Me recomiendas o prestas alguno, ahora estoy leyendo sobre religiones pero no creo siga profundizando en ese tema por ahora, no es lo mio- recordaba cuando la rubia interrumpia su lectura antes de entrar al baño con el espectáculo de la remoción de prendas.
El olor era el mismo que la fiera de la mirada fría portaba, no le incomodaba en absoluto, solo le hacía parecer que la conocía cada vez más. Qué su habitad tuviese el mismo aroma solo le daba a entender que tanto fumaba y cuantas veces podía comprar municiones o desarmar sus armas. Las armas de fuego no eran de especial interés de el pelinegro hasta ese momento. Entender las armas de la chica eran parte importante de entenderla a ella, las armas que portaba estaba muy brillantes y bien cuidada, denotaba el esmero que ponía en ellas.
Tomaría las cervezas, una en cada mano, cuando la rubia abría la pequeña nevera. Se le acercaba por detrás y la giraba para mirarla bien. La rodeaba con sus brazos antes de que empezara a cocinar y alejaba el cuchillo con su mano y una sonrisa, le daba un beso en la frente -Me gustaría ayudar en lo que digas, ya viste que soy regular en la cocina pero quiero prepararla comida contigo, puedo aprender alguno que otro secreto culinario - le decía mientras le ofrecía la cerveza que no era de su propiedad para aminorar el calor -en mi casa te invitaría a una- le decía con su sonrisa enamorada.
Al terminar cargaban las bolsas con las compras bajo el sol, este irradiaba de manera plena, urticaba el cuello de Octarine con su intensidad pero era algo insignificante. Caminaba al lado de la Bonhart y avanzaba perdido en su pelo dorado, brillaba aún más que en las tardes de entrenamiento. El silencio estaba bien para quien solo pretendía disfrutar del momento.
Al llegar al lugar era similar en tamaño a su habitación y estaba un poco más desordenada. Le resultaba normal, el había topado con suerte de que Jennyfer le visitara justa cuando todo estaba en su lugar -Gracias Jenny. Se parece un poco a mi habitación, supongo que la mayoría de cuartos de solteros son así- decía rascándose la barbilla mientras empezaba a sentir como el viento fluía. Lo que más le llamaba la atención era la cantidad de libros y papeles que tenía. El joven le preguntaría sobre algunos y señalaba otros cuantos, solo un par de los que había visto los había leído -Me recomiendas o prestas alguno, ahora estoy leyendo sobre religiones pero no creo siga profundizando en ese tema por ahora, no es lo mio- recordaba cuando la rubia interrumpia su lectura antes de entrar al baño con el espectáculo de la remoción de prendas.
El olor era el mismo que la fiera de la mirada fría portaba, no le incomodaba en absoluto, solo le hacía parecer que la conocía cada vez más. Qué su habitad tuviese el mismo aroma solo le daba a entender que tanto fumaba y cuantas veces podía comprar municiones o desarmar sus armas. Las armas de fuego no eran de especial interés de el pelinegro hasta ese momento. Entender las armas de la chica eran parte importante de entenderla a ella, las armas que portaba estaba muy brillantes y bien cuidada, denotaba el esmero que ponía en ellas.
Tomaría las cervezas, una en cada mano, cuando la rubia abría la pequeña nevera. Se le acercaba por detrás y la giraba para mirarla bien. La rodeaba con sus brazos antes de que empezara a cocinar y alejaba el cuchillo con su mano y una sonrisa, le daba un beso en la frente -Me gustaría ayudar en lo que digas, ya viste que soy regular en la cocina pero quiero prepararla comida contigo, puedo aprender alguno que otro secreto culinario - le decía mientras le ofrecía la cerveza que no era de su propiedad para aminorar el calor -en mi casa te invitaría a una- le decía con su sonrisa enamorada.
Shimazu Toyohisa
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Jennyfer Mar Jun 28, 2016 8:52 am
Mientras la dama de dorada cabellera se arremangaba y lavaba sus manos para comenzar a ordenar los ingredientes antes de cocinar escucho la petición de material literario de parte del masculino -¿Quieres que te recomiende libros?- Pregunto con ironía antes de reírse mientras organizaba los ingredientes -Ha, que era en serio- dijo en su habitual humor mordaz -Tengo algunos que quizás te sirvan, "El arte de la Guerra", "Manual para no volarte la sesera" que aunque el nombre sea tonto es uno de los mejores para manejar y combatir contra armas de fuego y el que está debajo de mi almohada llévatelo y léelo en privado a ver si aprendes algún truco divertido.- comento con picardía mientras movía sus manos de un lado a otro organizando utensilios e ingredientes.
La fémina de ojos zafiro se sonrió para si misma al notar como aquel muchacho se serbia como en su propia casa estando en la de ella, era una justa retribución a la cual no tenía nada que criticarle tras la actitud que ella misma había tomado en el hogar del de mirada color miel, lo que no termino de gustarle, o mejor dicho de hacerla sentir cómoda era la forma en que aquel muchacho la tomaba interrumpiendo su actividad para hacer algo tan inocente y sencillo como un beso en la frente mientras le rodeaba con sus brazos, era algo a lo que la fémina de amarga actitud no estaba acostumbrada, sin embargo se decidió a sonreír ante aquella acción, después de todo, ella había aceptado ser suya y que el sería de ella, no podía ser tan descarada de no permitir un pequeño detalle como ese después de tales afirmaciones.
Sin embargo la fémina había decidido ya -Solo me ayudarás dándome lo que te pida ¿Entendido? y nada de meter mano a la cocinera mientras trabaja si no quieres terminar con picante en dentro de tu ropa interior o un cuchillo en tu mano ¿Entendido?- tras aquella amenaza e ignorar el comentario de las cervezas la rubia se puso a cocinar, para agasajar a su invitado con una carne realmente exquisita, no tanto por la calidad de la carne sino por el sazonado, el tiempo de preparación y la sugestión inducida mediante el hambre y sentir constantemente el aroma de aquel platillo, no era del nivel de un restaurante pero aún así era un plato claramente por sobre la media, después de todo, se había dedicado a cocinar largo y tendido cuando estaba en rehabilitación, aquello volvía natural que sus habilidades culinarias fueran altas.
Tras un almuerzo más que placentero y una tarde un tanto romántica, los amantes volvieron a dejarse llevar una vez más hasta el anochecer, disfrutaron enormemente ese encuentro previo, un día y una noche realmente agradables para ambos en muchos sentidos y aspectos, durante aquella velada la rubia se abriría un poco más con el marine contándole de su origen y su periodo en la marina, de cuan sola había estado y cuanto disfrutaba la compañía del pelinegro por más de que constantemente no lo hiciera notar.
Una velada maravillosa que se suponía sería la primera de tantas pero que realmente acabaría siendo la ultima, ya que cierto marine jamás regresaría a casa y sería incapaz de contestar nunca más aquel den den mushi que se suponía los mantendría cercanos incluso a través de la distancia pero que trágicamente se convertiría en simplemente un recuerdo de una persona más que partía para siempre de la vida de la rubia.
La fémina de ojos zafiro se sonrió para si misma al notar como aquel muchacho se serbia como en su propia casa estando en la de ella, era una justa retribución a la cual no tenía nada que criticarle tras la actitud que ella misma había tomado en el hogar del de mirada color miel, lo que no termino de gustarle, o mejor dicho de hacerla sentir cómoda era la forma en que aquel muchacho la tomaba interrumpiendo su actividad para hacer algo tan inocente y sencillo como un beso en la frente mientras le rodeaba con sus brazos, era algo a lo que la fémina de amarga actitud no estaba acostumbrada, sin embargo se decidió a sonreír ante aquella acción, después de todo, ella había aceptado ser suya y que el sería de ella, no podía ser tan descarada de no permitir un pequeño detalle como ese después de tales afirmaciones.
Sin embargo la fémina había decidido ya -Solo me ayudarás dándome lo que te pida ¿Entendido? y nada de meter mano a la cocinera mientras trabaja si no quieres terminar con picante en dentro de tu ropa interior o un cuchillo en tu mano ¿Entendido?- tras aquella amenaza e ignorar el comentario de las cervezas la rubia se puso a cocinar, para agasajar a su invitado con una carne realmente exquisita, no tanto por la calidad de la carne sino por el sazonado, el tiempo de preparación y la sugestión inducida mediante el hambre y sentir constantemente el aroma de aquel platillo, no era del nivel de un restaurante pero aún así era un plato claramente por sobre la media, después de todo, se había dedicado a cocinar largo y tendido cuando estaba en rehabilitación, aquello volvía natural que sus habilidades culinarias fueran altas.
Tras un almuerzo más que placentero y una tarde un tanto romántica, los amantes volvieron a dejarse llevar una vez más hasta el anochecer, disfrutaron enormemente ese encuentro previo, un día y una noche realmente agradables para ambos en muchos sentidos y aspectos, durante aquella velada la rubia se abriría un poco más con el marine contándole de su origen y su periodo en la marina, de cuan sola había estado y cuanto disfrutaba la compañía del pelinegro por más de que constantemente no lo hiciera notar.
Una velada maravillosa que se suponía sería la primera de tantas pero que realmente acabaría siendo la ultima, ya que cierto marine jamás regresaría a casa y sería incapaz de contestar nunca más aquel den den mushi que se suponía los mantendría cercanos incluso a través de la distancia pero que trágicamente se convertiría en simplemente un recuerdo de una persona más que partía para siempre de la vida de la rubia.
Jennyfer
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