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Creado por Shimazu Toyohisa Mar Mayo 24, 2016 12:13 am
Recuerdo del primer mensaje :
Luego de pasar la tarde entrenando y encontrarse con la exmarine que había conocido, acabarían con la intención de ir de copas esa noche, haciendo una escala en el apartamento de Octarine, luego de darse una ducha y un poco más de conversación continuarían los acontecimientos.
Bonhart estaba radiante, tanto en actitud, menos tosca, como en apariencia, elegante y femenina, el de ojos color miel solo podía apreciarla mientras esta se negaba a responderle puntualmente sus respuestas pero le daba unas pinceladas sugerentes de las respuestas que él le solicitaba. Cuando ya estaba preparada empezaría a contarle de como es que ella vive la vida y a profundizar en el porque de sus acciones, la luz de las dos velas le daba cierto aire de tristeza a la respuesta lo dejaba satisfecho, a Octarine le hubiese gustado darle un abrazo pero no era buen momento, ella incitaba a seguir la joven noche. Rápidamente bajaron las escaleras y paramos despidiéndose de Virgilio que no pudo evitar soltar un comentario que me vendría en gracia enfatizando en una curiosa palabra -“Garañón” -el marine pensaba “que clase de palabra milenaria es esa, nunca la he escuchado” .
Al salir del lugar no podía dejar de apreciar la noche era bastante hermosa y acompañado de la veterana de guerra, realmente quedaba mal llamarla así con la forma de vestir de esa noche. El marine la guiaría, inicialmente el pensaba en llevarla a donde solía ir, pero ese bar le traía muy malos recuerdos de lo sucedido con su vecina. Por lo que optó por una segunda opción, más elegante pese a que él no lo iba tanto, el trayecto era más largo pero podría pasar por la tienda que quería visitar, quedaba justo al frente de ese local y cerraban tarde. Le diría un poco de mala manera su compañera -¿Vamos a pasar acá un momento? Hay un par de cosas que me urge comprar desde hace días y hasta ahora que paso tengo la oportunidad – mientras la miraba fríamente, dudaba un poco que tanto podría aguantar esta actitud ante su mirada y que tanto más ella sin el alcohol que le había prometido hacía ya un par de horas. El pelinegro esperaba cerciorarse una vez adentro si valía la pena regalarle uno de esos aparatos, podía ser que tuviese uno y su intención de sorprenderla resultara un caso perdido. Una vez adentro del local le preguntaría con un fingido tono de egocentrismo que le salia relativamente bien -Me voy a comprar el mejor Den Den Mushi de la tienda, su pongo que tu debes tener al menos uno de los baratos Bonhart- le salía bien gracias a su habilidad para mentir, discernir las delgadas lineas entre la verdad y la mentira es algo que los especialistas en el sigilo han entrenado, pese a que era un soldado nuevo, esto se le daba muy bien cuando se lo proponía.
Luego de pasar la tarde entrenando y encontrarse con la exmarine que había conocido, acabarían con la intención de ir de copas esa noche, haciendo una escala en el apartamento de Octarine, luego de darse una ducha y un poco más de conversación continuarían los acontecimientos.
Bonhart estaba radiante, tanto en actitud, menos tosca, como en apariencia, elegante y femenina, el de ojos color miel solo podía apreciarla mientras esta se negaba a responderle puntualmente sus respuestas pero le daba unas pinceladas sugerentes de las respuestas que él le solicitaba. Cuando ya estaba preparada empezaría a contarle de como es que ella vive la vida y a profundizar en el porque de sus acciones, la luz de las dos velas le daba cierto aire de tristeza a la respuesta lo dejaba satisfecho, a Octarine le hubiese gustado darle un abrazo pero no era buen momento, ella incitaba a seguir la joven noche. Rápidamente bajaron las escaleras y paramos despidiéndose de Virgilio que no pudo evitar soltar un comentario que me vendría en gracia enfatizando en una curiosa palabra -“Garañón” -el marine pensaba “que clase de palabra milenaria es esa, nunca la he escuchado” .
Al salir del lugar no podía dejar de apreciar la noche era bastante hermosa y acompañado de la veterana de guerra, realmente quedaba mal llamarla así con la forma de vestir de esa noche. El marine la guiaría, inicialmente el pensaba en llevarla a donde solía ir, pero ese bar le traía muy malos recuerdos de lo sucedido con su vecina. Por lo que optó por una segunda opción, más elegante pese a que él no lo iba tanto, el trayecto era más largo pero podría pasar por la tienda que quería visitar, quedaba justo al frente de ese local y cerraban tarde. Le diría un poco de mala manera su compañera -¿Vamos a pasar acá un momento? Hay un par de cosas que me urge comprar desde hace días y hasta ahora que paso tengo la oportunidad – mientras la miraba fríamente, dudaba un poco que tanto podría aguantar esta actitud ante su mirada y que tanto más ella sin el alcohol que le había prometido hacía ya un par de horas. El pelinegro esperaba cerciorarse una vez adentro si valía la pena regalarle uno de esos aparatos, podía ser que tuviese uno y su intención de sorprenderla resultara un caso perdido. Una vez adentro del local le preguntaría con un fingido tono de egocentrismo que le salia relativamente bien -Me voy a comprar el mejor Den Den Mushi de la tienda, su pongo que tu debes tener al menos uno de los baratos Bonhart- le salía bien gracias a su habilidad para mentir, discernir las delgadas lineas entre la verdad y la mentira es algo que los especialistas en el sigilo han entrenado, pese a que era un soldado nuevo, esto se le daba muy bien cuando se lo proponía.
Shimazu Toyohisa
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Shimazu Toyohisa Vie Mayo 27, 2016 1:56 am
- OST:
Tanto los ojos melosos como el ánimo del marine se derretían, no quería estar, simplemente quería desaparecer por ser tan tonto por pensar que dos piezas opuestas podían encajar, la gente avanza y supera este tipo de cosas pero él quería brincarse ese paso. Ni siquiera hubo una pagina que pasar, todo fue una ilusión que su propia mente creo.
Deambulaba sin rumbo, se acercó a un tipo por la calle y le pidió un mechero, le digo que se lo compraba y le dio a varios berries más de lo que puede valer uno. Luego encontró un vendedor deambulante y le compro algo, tenía hambre del entrenamiento y tampoco quería embriagarse con el alcohol. Subió al tejado de una tienda luego de acabar su bocadillo, abrió la botella y la cajetilla de cigarros, mientras veía la misma luna que la rubia observaba hacía unos cuantos minutos. Sentía el frío calor de la luna que lo cobijaba como a un gato maullador. Escuchó una serie de balazos pero le importaba bastante poco en ese momento, para poder ayudar a los demás necesitaba estar bien y de momento no estaba muy cerca de tranquilizar su espíritu. Recordaba las enseñanzas del querido Monje que lo educó y tenía años de no ver, solo quería de nuevo su equilibrio espiritual, daba caladas y pequeños tragos a la botella. Paso alrededor de una hora maullando o aullando peticiones mudas de humo a la nada y a la luna, en este punto ya no se sabía que animal era.
En ese momento pensó “Debo ir a dormir, no puedo pasar la noche como un pordiosero, al menos mañana es mi día libre y no debo ir al cuartel” bajo del tejado y lentamente empezaba a caminar con dirección a su hogar pensaba tomarse toda el whisky, todo la botella de vino que estaba en su escritorio y llenar su habitación de humo y cenizas, no pensaba claramente porque pero tenía que matar eso que ahora vivía dentro de él.
Al llegar al lugar Virgilio estaba medio dormido, era tarde pero lo esperaba y le decía seriamente -Dejaste la puerta abierta Octarine – el marine pensaba “enserio la deje abierta, que mal estoy si cometo tales despistes por mi propia femme fatale” igual le pidió las llaves diciendo que había dejado las suyas con la amiga que había venido más temprano. Virgilio pensó sonriendo que le esperaba una sorpresa a su amigo pese a las actitudes de ambos que para nada indicarían eso en lo más mínimo. El pelinegro tomó las llaves y subió de manera desganada acompañado del sonido liquido de la botella.
Falló el primer intento de abrir la puerta, no fue el alcohol, no había bebido mucho más de la botella que compró, realmente sus manos estaban agotadas del entrenamiento, su ánimo no le ayudaba mucho, abrió la puerta y no quiso prender las velas la única luz con que contaba por las noches, reconocía perfectamente todo hasta el olor que innudaba el lugar era el de ella, la causante de todo, Bonhart. Puso la cajetilla de cigarros con uno menos que llevaba en su mano junto a la botella de vino y las velas. Fue a la cocina, tomo un poco de agua, se sirvió el whisky en un vaso, prendió ese cigarro y coloco la botella junto al vino, prefería beber del vaso.
Abrió la ventana para ver la luna con el vaso y el blanco en una sola para iluminar su cuarto con el reflejo de la blanca redonda, dijo - ¡A su salud mi luna! - “una verdadera compañera” pensaba mientras liberaba una bocanada y se sentaba en la cama, donde se percataba de que su colchón no respondía como siempre, giraba su mirada y ahí estaba su invitada, a menos de medio metro, la miraba fijamente con el tabaco en la boca y sus melosos ojos completamente perplejos.
Shimazu Toyohisa
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
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