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Creado por Juuzou Yamazaki Jue Jul 07, 2016 7:22 pm
— Hace aproximadamente 13 años —
El dolor en el estómago la obligó a despertarse, se quitó de encima la manta rota que hacía de cobija y se talló los ojos mientras bostezaba, se levantó lentamente y sin hacer ruido. El sol todavía no salía y eso era una buena señal para ella, porque significaba que el grupo de hombres y mujeres con los que vivía aún no estarían despiertos y por ende no podían obligarle a ir a robar algo para desayunar, sin embargo la peliazul sintió una vez más la punzada en el estómago, seguida por un sonido que se había vuelto parte del día a día; un estómago que exigía comida, comida que ella en pocas palabras no tenía. Se colocó su par de zapatillas rotas y salió al frío de la mañana encontrando un poco de escarcha sobre las hojas que aún no podía derretirse debido a que el sol apenas iba en camino a asomarse por encima del cuartel de la marina que dejaba en claro que personas como ella no tenían lugar ahí. Se arregló el pelo sucio y avanzó hasta la zona rural que consistía en un montón de árboles, con animales silvestres que se protegían de la civilización y donde ella siempre escapaba cada que era posible de aquél montón de seres despreciables que buscaban aprovecharse de ella y de su pinta de inocencia. Conforme el sol iba saliendo abriéndose paso en la oscuridad, Juuzou aprovechó para correr, correr tan lejos como le era posible para poder esconderse, porque sabía que en cuanto los rayos de sol se hicieran presentes irían a por ella y la llevarían de la oreja a trabajar, cosa que ella se rehusaba a hacer incluso cuando el dormir dentro de esa casa, si es que podía llamarse así estaba condicionado a ello. De un brinco y sin importarle la baja temperatura, entró en la pequeña laguna de agua cristalina la cual aprovechó para retirarse todo el rastro de suciedad posible tanto del cuerpo como de la ropa que traía puesta, una vez estuvo nadando lo suficiente salió de la pequeña laguna y avanzó hasta un montón de rocas que apenas al ser tocadas por los rayos de sol matutinos ya habían absorbido el calor y se encontraban algo cálidas logrando que cayeran de perlas para la pequeña criminal.
Juuzou Yamazaki
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Creado por Yuu Kanda Vie Jul 08, 2016 5:21 pm
Hace trece años atrás, en Shells Town.
El pequeño Yuu últimamente traía esa pesadilla siempre, veía la imagen de una pequeña criatura a la que en el sueño llamaba hermana. Era arrebatada de la nada, y solo observaba a la imagen de aquella alejarse, sin que él pudiese hacer nada. Eso fue lo que le despertó, entre un grito ahogado de; hermana. Estaba sudado, el sol aún no salía pero no podría seguir durmiendo. Tragó saliva, el pequeño se salió de su cama, la cual ya no era cómoda. Sus piernas temblaban y su rostro estaba apagado. Llegó al baño y apenas logrando llegar al lava mano se limpio el rostro, se veía apenas su pelo, largo y sedoso. El chico bufó, casi queriendo ahogar un llanto… Quería una hermana.
El pequeño se vistió de un traje algo chino, de color azul. No era muy calientito pero le daba igual. Sus padres no despertaban y eso era mejor, era el momento indicado para escapar. Bajó las escaleras con lentitud, sin que algún ruido saliese entre esas cosas de la vida pescó un montón de caramelos, de diversos sabores, sólo porque sí. Entre risillas salió por fin de su hogar, en dirección aleatoria. Iba caminando, mirando el suelo, pateaba las rocas que tenía enfrente. — Quiero una hermanita.— Amargado siguió abusando de la misma roca, cada patada le hacía avanzar más distancia hasta que se dio cuenta de que estaba entrando en una vegetación algo poco común. Dio unos pasos más escuchando un sonido, le llamó la atención por eso se abrió camino con lentitud para llegar al lugar.
Al momento en que llegó miró a una niña, pequeña, delicada. Con un cabello de una tonalidad semejante a la de él. Ladeó la cabeza un poco, al verle nadar pero cuando salió este desvió la mirada y decidió entrar en acción, ambos andaban solos y en esa soledad, lo mejor era.. quizás conocerse. — Te podrías enfermar, niña.— Dijo con un típico tono de niño de malhumor, en lo que se acercó más a ella. De su bolsillo sacó un par de caramelos y extendió su mano para dárselos. — Toma, ya comí demasiados.— Mentira no había comido ninguno pero de todas formas le entregó varios, casi todos los que portaba. Luego de eso se sentó en el suelo. Miró de reojo a la chica, no sabía porque su piel se erizaba ni porque, se sentía con el pecho tan pesado.
El pequeño se vistió de un traje algo chino, de color azul. No era muy calientito pero le daba igual. Sus padres no despertaban y eso era mejor, era el momento indicado para escapar. Bajó las escaleras con lentitud, sin que algún ruido saliese entre esas cosas de la vida pescó un montón de caramelos, de diversos sabores, sólo porque sí. Entre risillas salió por fin de su hogar, en dirección aleatoria. Iba caminando, mirando el suelo, pateaba las rocas que tenía enfrente. — Quiero una hermanita.— Amargado siguió abusando de la misma roca, cada patada le hacía avanzar más distancia hasta que se dio cuenta de que estaba entrando en una vegetación algo poco común. Dio unos pasos más escuchando un sonido, le llamó la atención por eso se abrió camino con lentitud para llegar al lugar.
Al momento en que llegó miró a una niña, pequeña, delicada. Con un cabello de una tonalidad semejante a la de él. Ladeó la cabeza un poco, al verle nadar pero cuando salió este desvió la mirada y decidió entrar en acción, ambos andaban solos y en esa soledad, lo mejor era.. quizás conocerse. — Te podrías enfermar, niña.— Dijo con un típico tono de niño de malhumor, en lo que se acercó más a ella. De su bolsillo sacó un par de caramelos y extendió su mano para dárselos. — Toma, ya comí demasiados.— Mentira no había comido ninguno pero de todas formas le entregó varios, casi todos los que portaba. Luego de eso se sentó en el suelo. Miró de reojo a la chica, no sabía porque su piel se erizaba ni porque, se sentía con el pecho tan pesado.
- Yuu pequeño(?):
Yuu Kanda
Hoja de personaje
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Creado por Juuzou Yamazaki Lun Jul 11, 2016 1:46 am
Su estómago rugió, obligándola a darse un par de palmadas en la barriga en un intento fallido de esconder dicho ruido que no hacía nada más que ponerla de mal humor. No había probado bocado desde la tarde del día anterior y eso que de desayuno no tuvo algo más que un pequeño pedazo de carne, uno que no pasaba del tamaño de la palma de su mano acompañado de un vaso con agua que muy probablemente habían recolectado de la lluvia. Sus ojos se posaron sobre las nubes buscándoles formas de animales, tenía que entretenerse con algo antes de volver a pensar en que tenía hambre, porque por más que deseara comida era más que difícil que alguien se la diera y ahora que había logrado escapar sería mucho más complejo convencer a ese montón de bestias para que le dieran un mísero pedazo de pan.
Pasos cercanos la alertaron obligándola a erguirse sobre la roca para tomar una posición defensiva en contra de aquella persona u animal que la estuviera acechando, su vista pasó por el perímetro y al no encontrar nada cerró los ojos deseando con fuerza que no se tratara de alguno de sus compañeros de hogar. Su sorpresa fue grande al encontrarse con una versión diminuta de un hombre, un niño que parecía tener un color similar de cabello, el pecho de Juu dolió, una sensación extraña que no sabía cómo explicar por lo que la interpretó como una alerta de peligro. Se colocó del otro lado de la roca alejándose y sin perder de vista al niño que vestía unas ropas extrañas — Yo no me enfermo, soy fuerte de corazón — aseguró mientras seguía con la vista posada sobre el niño — No quiero tu caridad — comentó en el tono más molesto que pudo usar, sin embargo, su estómago la traicionó y logró que un rugido mucho más fuerte que el anterior se escuchara rompiendo por completo el silencio que los había rodeado a ambos. Lo observó sentarse y tuvo que ponerse de puntillas apoyando su peso en la enorme roca para seguirlo viendo — ¿Quién eres y qué haces aquí? — preguntó pasando su vista a la mano en la que el niño aún mantenía los caramelos.
Pasos cercanos la alertaron obligándola a erguirse sobre la roca para tomar una posición defensiva en contra de aquella persona u animal que la estuviera acechando, su vista pasó por el perímetro y al no encontrar nada cerró los ojos deseando con fuerza que no se tratara de alguno de sus compañeros de hogar. Su sorpresa fue grande al encontrarse con una versión diminuta de un hombre, un niño que parecía tener un color similar de cabello, el pecho de Juu dolió, una sensación extraña que no sabía cómo explicar por lo que la interpretó como una alerta de peligro. Se colocó del otro lado de la roca alejándose y sin perder de vista al niño que vestía unas ropas extrañas — Yo no me enfermo, soy fuerte de corazón — aseguró mientras seguía con la vista posada sobre el niño — No quiero tu caridad — comentó en el tono más molesto que pudo usar, sin embargo, su estómago la traicionó y logró que un rugido mucho más fuerte que el anterior se escuchara rompiendo por completo el silencio que los había rodeado a ambos. Lo observó sentarse y tuvo que ponerse de puntillas apoyando su peso en la enorme roca para seguirlo viendo — ¿Quién eres y qué haces aquí? — preguntó pasando su vista a la mano en la que el niño aún mantenía los caramelos.
Juuzou Yamazaki
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Creado por Yuu Kanda Jue Jul 14, 2016 4:13 pm
El pequeño Yuu era demasiado simple de observar y adivinar, ese cabello largo, sedoso y tonalidad tan particular. La verdad es que siempre ha sido motivo de burla a pesar de que su madre le dice que lo cuide. No le agrada cortarse el cabello por eso lo trae así de largo. Pero ahora al ver a la chica, que al comienzo pensó y confundió con hombre, por el pelo tan corto, le hizo pensar en que la vida no siempre le regala pelo largo, tal vez no le agrada, a algunas niñas. Sonrió nada más pensando en eso, así andaba hoy con su humor. Ladeó la cabeza al verle, como si ella tuviese miedo de un pequeño niño que había salido de su casa tras despertar de un maldito sueño, uno asqueroso.. que le atormentaba hace tiempo.
Las facciones de la pequeña, tan descuidada y delgada le llamaron la atención, un presentimiento vino a su cabeza .. intentó espantarlo porque como es solo un niñito, no comprende todo. Movió la cabeza negando un par de veces. Se mordió el labio, otra vez pensó en esa hermana, esa criaturita tan pequeña que rondaba en sus sueños tan a menudo. Las palabras de la mini mujer le causaron gracia e inmediatamente comenzó a reír, era graciosa. — ¿Fuerte de corazón? Eso suena más a que no te darán penas de amor.— Se cruzó de brazos aún trayendo esos dulces en su mano ya que al parecer ella no estaba dispuesta a aceptarlos. ¿Tanto le costaba aceptarlos? Simplemente no los quería y se los hubiese dado a quien primero viese, como ella fue esa persona, se los dio.
Claro pero el sonido de su estómago le jugó una mala jugada, era demasiado obvio que traía hambre quizás no había desayunado ni nada por el estilo. El chico se acercó a pesar de que ella le lanzó unas preguntas, directas y al grano. Yuu no las respondió, intentó acercarse para de aquella manera tomar su mano con la diestra de él, poner los caramelos y cerrar su mano, en un acto tierno, hasta sonrió.. algo extraño en él.. No comprendía porque lo hizo.. — No mientas, no es caridad. Solo comparto.. perdí el apetito y comí algunos ya.— Bufó desviando la mirada, haciendo que su cabello largo se moviese en el mismo acto. De apoco retomó la mirada en ella.. era curioso, le agradaba verle.. muy raro. — Soy Yuu Kanda. Vine a caminar.. tuve pesadillas. ¿Tú? Aparte de ser la chica del corazón fuerte y el estómago que ruge.— Comenzó a reír despacito. — Deberías buscar manzanas.. Cerca hay un manzano. Seguro tu hermano mayor te anda buscando, deberías volver.— Le dijo, acercándose otro poco más, le miró de más cerca.. le causaba curiosidad, le llamaba la atención esas facciones, ese cabello.. ella.
Las facciones de la pequeña, tan descuidada y delgada le llamaron la atención, un presentimiento vino a su cabeza .. intentó espantarlo porque como es solo un niñito, no comprende todo. Movió la cabeza negando un par de veces. Se mordió el labio, otra vez pensó en esa hermana, esa criaturita tan pequeña que rondaba en sus sueños tan a menudo. Las palabras de la mini mujer le causaron gracia e inmediatamente comenzó a reír, era graciosa. — ¿Fuerte de corazón? Eso suena más a que no te darán penas de amor.— Se cruzó de brazos aún trayendo esos dulces en su mano ya que al parecer ella no estaba dispuesta a aceptarlos. ¿Tanto le costaba aceptarlos? Simplemente no los quería y se los hubiese dado a quien primero viese, como ella fue esa persona, se los dio.
Claro pero el sonido de su estómago le jugó una mala jugada, era demasiado obvio que traía hambre quizás no había desayunado ni nada por el estilo. El chico se acercó a pesar de que ella le lanzó unas preguntas, directas y al grano. Yuu no las respondió, intentó acercarse para de aquella manera tomar su mano con la diestra de él, poner los caramelos y cerrar su mano, en un acto tierno, hasta sonrió.. algo extraño en él.. No comprendía porque lo hizo.. — No mientas, no es caridad. Solo comparto.. perdí el apetito y comí algunos ya.— Bufó desviando la mirada, haciendo que su cabello largo se moviese en el mismo acto. De apoco retomó la mirada en ella.. era curioso, le agradaba verle.. muy raro. — Soy Yuu Kanda. Vine a caminar.. tuve pesadillas. ¿Tú? Aparte de ser la chica del corazón fuerte y el estómago que ruge.— Comenzó a reír despacito. — Deberías buscar manzanas.. Cerca hay un manzano. Seguro tu hermano mayor te anda buscando, deberías volver.— Le dijo, acercándose otro poco más, le miró de más cerca.. le causaba curiosidad, le llamaba la atención esas facciones, ese cabello.. ella.
Yuu Kanda
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Creado por Juuzou Yamazaki Miér Jul 20, 2016 9:28 pm
Sus ojos se posaron de manera agresiva sobre el niño que había comenzado a reírse después de escuchar las palabras de la niña que parecía haberse sincerado con él al mencionar que ella no podía enfermarse debido a que tenía un corazón fuerte, había malinterpretado sus palabras y ella no lograba entender del todo a lo que se refería por lo que simplemente aumentó la defensiva que tenía con el niño que al parecer sólo había llegado a aquél lugar a burlarse de ella ¿Es que no era suficiente con tener que aguantar a ese montón de hombres tontos con los que vivía? Le sacó la lengua en un intento por demostrarle su enojo, algo bastante rudo tratándose de una chiquilla que conocía un montón de groserías pero que aún no decía en voz alta a nadie — Las personas que son fuertes de corazón no se enferman, un hombre no puede vivir sin corazón y por ello es que aquellos que son de corazón débil se enferman y mueren — comentó en tono molesto en dirección al niño que parecía ser lo bastante persistente.
Quiso alejarse más conforme notaba que el niño se acercaba, pero su orgullo la obligó a quedarse justamente en el mismo sitio detrás de la roca que había sido su cama hacía unos cuantos minutos, su cabello aún estaba húmedo y su ropa también, pero al menos ya no escurrían tanto como cuando salió de la pequeña laguna de agua cristalina. En busca de un movimiento ágil intentó zafarse del agarre del niño, pero al notar sus intenciones simplemente se quedó tiesa observando detenidamente las acciones del contrario — ¿Y qué haces comiendo dulces tan temprano? ¿No se supone que los padres se enojan? — preguntó confundida ignorando aquella extraña sensación que le invadió el cuerpo al sentir el tacto de aquél completo desconocido. Una vez sus manos estuvieron libres tomó uno de los caramelos y se los llevó a la boca, escuchando como su estómago crujía una vez más, sintió el dulce sabor en sus papilas gustativas, sintiendo un leve escalofrío como si lo que acabase de comer no fuera sólo un caramelo sino un verdadero manjar, obviamente todo era culpa del hambre que se cargaba.
Escuchó el nombre del niño y los apodos que se había ganado tras la pequeña escena en la que ambos se habían conocido, enarcó una ceja aún con el caramelo en la boca y aunque no se le entendiera del todo ella intento hablar — Do dsoy dJuuzou — le dijo su nombre únicamente ya que no estaba segura de su apellido, ni siquiera estaba segura de que esa fuera precisamente su identidad, pero al haber sido llamada así desde que tienen memoria era básicamente algo de ella, no algo propio pero sí algo a lo que aferrarse. La idea de las manzanas despertó una vez más su apetito, esa era una buena idea y ella había pensado en esa posibilidad antes, pero obviamente la tentación de un baño para mantenerse limpia era algo que podía por sobre el hambre en una pequeña criminal como lo era ella. Sus ojos bajaron al suelo cuando mencionó lo del hermano mayor, ella no tenía familia — Yo no tengo familia — cerró los ojos en un intento por evitar las lágrimas que amenazaban a caer por sus mejillas, porque sí, eso era lo que ella más deseaba por sobre todas las cosas; una familia, saber que había alguien que pudiera salvarla de aquél infierno en el que se encontraba.
Quiso alejarse más conforme notaba que el niño se acercaba, pero su orgullo la obligó a quedarse justamente en el mismo sitio detrás de la roca que había sido su cama hacía unos cuantos minutos, su cabello aún estaba húmedo y su ropa también, pero al menos ya no escurrían tanto como cuando salió de la pequeña laguna de agua cristalina. En busca de un movimiento ágil intentó zafarse del agarre del niño, pero al notar sus intenciones simplemente se quedó tiesa observando detenidamente las acciones del contrario — ¿Y qué haces comiendo dulces tan temprano? ¿No se supone que los padres se enojan? — preguntó confundida ignorando aquella extraña sensación que le invadió el cuerpo al sentir el tacto de aquél completo desconocido. Una vez sus manos estuvieron libres tomó uno de los caramelos y se los llevó a la boca, escuchando como su estómago crujía una vez más, sintió el dulce sabor en sus papilas gustativas, sintiendo un leve escalofrío como si lo que acabase de comer no fuera sólo un caramelo sino un verdadero manjar, obviamente todo era culpa del hambre que se cargaba.
Escuchó el nombre del niño y los apodos que se había ganado tras la pequeña escena en la que ambos se habían conocido, enarcó una ceja aún con el caramelo en la boca y aunque no se le entendiera del todo ella intento hablar — Do dsoy dJuuzou — le dijo su nombre únicamente ya que no estaba segura de su apellido, ni siquiera estaba segura de que esa fuera precisamente su identidad, pero al haber sido llamada así desde que tienen memoria era básicamente algo de ella, no algo propio pero sí algo a lo que aferrarse. La idea de las manzanas despertó una vez más su apetito, esa era una buena idea y ella había pensado en esa posibilidad antes, pero obviamente la tentación de un baño para mantenerse limpia era algo que podía por sobre el hambre en una pequeña criminal como lo era ella. Sus ojos bajaron al suelo cuando mencionó lo del hermano mayor, ella no tenía familia — Yo no tengo familia — cerró los ojos en un intento por evitar las lágrimas que amenazaban a caer por sus mejillas, porque sí, eso era lo que ella más deseaba por sobre todas las cosas; una familia, saber que había alguien que pudiera salvarla de aquél infierno en el que se encontraba.
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