Dado que había iniciado el ataque, era el turno de la compañera del pacifista aproximarse hacia el solitario marine cerca del barco enemigo. Tenia un enfoque igual de atrevido que el de su homologo, pero a diferencia del enorme armatoste que la acompaño durante un largo rato, el tamaño de la mujer de cabellos castaños no era un impedimento y su habilidad para moverse manteniendo bajo perfil le permitió aproximarse con bastante cuidado. Habían cometido un pequeño error al dejar a una sola persona custodiando el barco, bueno, al menos una que aparentemente valía la pena. La revolucionaria aun envuelta en la capa había dejados inconscientes a un grupo de marines que la habían visto antes de que estos pudiesen dar la alarma, su método fue estrellarles la cabeza contra el suelo o estrangularlos, era el método mas sigiloso y a la vez no letal mas efectivo.

Pero un descuido le hizo perder todo el sigilo. Olvido mover a los inconscientes del suelo y fue descubierta por uno de los reclutas, este dio el aviso por el barco. De no ser por los inhibidores seguramente podrían haber llamado al resto del grupo de regreso – esta gente es tan aburrida – en su carrera por noquear personas para adentrarse mas en el barco y con suerte tomarlo, se encuentra con el mismo marine que vio desde la colina, aunque mas de cerca parecía una mujer bastante atractiva – pero que tenemos aquí – dice la revolucionaria, olvidando que con su carrera tuvo que quitarse la capa - ¿podrías ser tan amable de entregarme las llaves del barco? Así nos ahorramos tener que luchar tontamente – habían unas brasas cubriendo el cuerpo de la revolucionaria, que danzaban aparentemente al ritmo de su respiración

Sólo con una sonrisa bastó para despedir al joven espadachín que se le notaba algo preocupado y sin pensarlo mucho se fue camino a los demás… Era comprensible e incluso la sirena se llegó a sentir alagada sintiendo la confianza de él como para dejarla sola. Cerró sus párpados unos instantes antes de ponerse de pie y tomar con firmeza su guadaña pasa sacarla de entre la tierra y asó, blandirla para que se sacudiera poniéndola en su hombro comenzando a caminar hacia el barco. - Creo que tendré que buscar el den den mushi del barco. - Murmuró por lo bajo rascándose la nuca mientras entre cortos y tranquilos pasos se dirigía al navío.

No pasó mucho tiempo antes de que llegara y subiera entrando hacia su cuarto de navegación el cual compartía actualmente con el cazador, algunos soldados andaban en tierra haciendo un reconocimiento del lugar, sin embargo la intuición de la joven la incomodó… Todo comenzaba a tornarse bastante tranquilo y el ruido del marchar de algunos soldados había cesado a ratos. Frunciendo un poco el ceño tomó sus armas y salió camino a la cubierta sólo para constatar lo que había sospechado, un soldado se le acercó dando aviso de que alguien se acercaba y obviamente no era ningún aliado.

- ¡Comuníquense con los demás y asegúrense de que estén bien!- Ordenó siendo la única ahí que sabía de las órdenes de los demás grupos. - Fue como lo dijeron, su objetivo es el barco.. - Chasqueó la lengua terminando por llegar a la cubierta cuando el aliento se le fue por un instante, una mujer de corpulento cuerpo, bien marcado estaba a bastante distancia de ella pero frente a frente. Arqueó su ceja derecha en cuanto la escuchó hablar, manteniendo la calma acomodó uno de sus mechones de cabello tras la oreja izquierda.  - Bonjour. - Saludó con educación ladeando un poco su cabeza ante la petición. - Lo siento, no puedo entregarte el barco, mi superior me regañaría. - Respondió tranquila sonriéndole con suavidad. - Pareces muy fuerte. - Acotó en un dulce alago. - Mi nombre es Nathalia ¿Con quién tengo el gusto? -Cuestionó sujetando firme su guadaña con la mano derecha sin intención alguna de atacar. - Creo que pierdes el tiempo aquí ¿Por qué no aprovechar para hacer una balsa o algo para salir? - Meditó un poco y rascó suavemente su mejilla. - ¿Qué hacen aquí? No hay más que ruinas y huesos medio calcinados por ahí… - Comentó con cierta tristeza. - Esto es incómodo pero... ¿Podrías entregarte sin oponer resistencia? No tengo ganas de pelear, sinceramente y quizá podamos lograr un trato para que no los castiguen tan duro si se entregan por voluntad o nos dan información.. - Entrecerró su mirada afilándola un poco. - Aunque sea falsa. - ¿A caso Nathalia la estaba aconsejando? Quién sabe… Simplemente trataba de dialogar con ella, pese a las órdenes dadas y ser fiel a su propio alimento entre menos se desgastara peleando era mejor.. Sí.. Es una perezosa.

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La revolucionaria simplemente no pudo evitar reírse al escuchar las palabras de la marine – hacia tiempo que no escuchaba cosas tan graciosas – no era la primera vez que simplemente les pedían entregarse a cambio de cierta indulgencia, se notaba que esas personas nunca habían tratado con revolucionarios – lo siento señorita, pero debo declinar su oferta – simplemente no podía parar de reírse – pero que modales los míos – hace una pequeña reverencia estirando su mano hacia atrás agachando la cabeza, un poco similar a la aristocracia – debí informarle que su oferta ha sido rechazada, y que si no quiere darme el control de este trozo de metal por las buenas, será por las malas – dicho eso la revolucionaria comenzó a correr hacia la marine. Había un raro arremolinamiento de aire por su brazo izquierdo, el preludio de una ofensiva bastante atípica a menos que se tuviese atributos sobresalientes o el nivel de entrenamiento adecuado – descuide, procurare no lastimarle demasiado – se detiene a unos tres metros de la marine y extiende su brazo izquierdo hacia adelante proyectando un puñetazo.

Podría parecer una tontería, pero cuando el puño concluyo su trayectoria salió una fuerte onda de choque de sus manos. La onda avanzaba directamente hacia la sirena buscando impactarle directamente en el centro del pecho. Si ella antes se había enfrentado a personas capaces de producir ese tipo de ataques, se llevaría una grata sorpresa al darse cuenta que la onda no era normal, sino que venia cargada con un arte marcial bastante particular. Un arte marcial conocido como Hamon, y la marine iba a probarlo de primera mano.

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- Bien, lo intenté. -  Se encogió de hombros apenas si escuchó la negativa de la contraria la cual, al menos daba mérito a la elegancia y la tranquilidad con que le había respondido a la sirena. - Cierto, soy relativamente nueva en los mares siendo marine, así que no conozco mucho. - Respondió tomando con fuerza el mango de su guadaña por la mitad con su mano derecha, la hoja estaba hacia abajo mientras sus sai se encontraban en el cinturón que portaba junto con su uniforme.

Se puso en guardia abriendo un poco sus piernas al verla correr hacia la sirena, frunciendo el ceño inclinó un poco su cuerpo hacia la derecha  lista para saltar si es que aquella mujer le venía de frente, pues al no ver alguna arma cerca de ella o al menos lo suficientemente grande como para hacerse notar lo primero que se le vino a la cabeza era que peleaba como un luchador. Pero en su brazo pudo notar algo peculiar, que apenas si lo extendió Nathalia saltó buscando esquivar y con ello poder observar como aquella onda impactaba contra parte de la cubierta. - ¿Akuma? - Frunció más el ceño, no recordaba haber visto algo parecido en ningún momento, chasqueando la lengua parándose recta poniendo su guadaña frente a ella con el filo apuntando hacia el piso - ¿Por qué me tuvo que tocar a mi sola? - Reclamó comenzando a correr hacia la contraria blandiendo su arma de izquierda a derecha de manera orizontal con el filo hacia  el frente buscando hacer de tajo un golpe en el brazo de ella o bien obligarla a retroceder, que era más que obvio que podía luchar a distancia, pero también podría escapar o reaccionar a tiempo. - ¿Qué buscan en Ohara?- Cuestionó durante el ataque acusándole con la mirada manteniendo su pierna izquierda  un poco más hacia atrás que su cuerpo para retroceder si era necesario.

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La marine se movió del lugar impidiendo que la onda de choque le impactara en el pecho – no te mueves mal para ser una cara bonita – dice la revolucionaria retomando su postura de guardia – no te preocupes, si no conoces mucho de los mares, yo me encargare de proporcionarte esa información – no se trataba de charla, era un método que consistía básicamente meterle esas ideas en su cabeza como quien dice a madrazo limpio – que aburrida eres, usando juguetes baratos para combatir, se nota que los marines son simples enclenques – el arma que empleaba su rival era una guadaña de gran tamaño, un arma en sí de amplio margen de acción pero que si no se sabia usar correctamente tendría sus problemas. Fuese todo lo que planease la marine, parece que reclamaba por tener que luchar sola mientras cargaba con la enorme arma - ¿no puedes pelear sin un tus amiguitos al lado? – se coloca en guardia, de frente a la marine, con el pie derecho adelantado y el izquierdo un poco hacia atrás, ambos brazos puestos paralelos pero con los puños apuntando hacia arriba, similar a una guardia de boxeo.

Su plan no era bloquear el arma de lleno, sino que cuando el arma le venia encima, justo con el frente la revolucionaria inclino su torso hacia tras, que gracias al posicionamiento de sus pies se mantuvo firme. El filo de la guadaña había golpeado los guanteletes, pero de perfil, haciendo que el arma siguiese de largo pese al chirrido de los metales peleando, un guantelete no era solo un arma, sino también un escudo – te mostrare como luchan los guerreros de verdad – mueve rápidamente el torso hacia el frente, recuperando la postura y avanza con el pie izquierdo mientras baja el brazo izquierdo hasta la altura de su cadera. Avanza hasta entrar en el rango de acción de ataque, moviendo su cadera y posteriormente sus hombros para colocar el costado izquierdo hacia la marine, para luego proyectar un puñetazo con la mano izquierda directo a su abdomen.

El ataque era un movimiento clásico de gancho, que producía un efecto latigazo concentrando todo el peso del cuerpo en un solo golpe. Al igual que ocurría con el primer ataque lanzado, este no era un puñetazo normal, sino que venia cargado con la fuerza ondulante del Hamon. Una técnica básica pero bastante efectiva, sobre todo a esas distancias. Consciente de la forma del arma enemiga, la revolucionaria había dejado el costado derecho en un ángulo hacia atrás, por si tuviese que bloquear el arma en algún movimiento de retroceso.

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Seguía maldiciéndose entre sus adentros el haber quedado sola y el como sin alguna razón aparente quien fuese su compañero terminara yéndose con las demás, de igual manera no le preocupaba mucho la situación pues al ser un barco grande una sola persona no podría llevárselo, cosa que estaba por mucho a su favor. Como lo había supuesto, aquella mujer había rechazado su golpe que más que predecible era justo lo que Nath quería lograr, aumentando más la velocidad de aquel golpe para que aquella gran arma que blandía la mujer de celestes cabellos terminara aquel recorrido de metal chirriante giró su brazo en sentido de las manecillas del reloj al igual que su muñeca para así en cuanto aquella mujer recobró su postura era obvio que buscaría acertarle algún golpe tras acortar la cercanía entre ambos.

La guadaña se fue de largo, pero así como aquella luchadora había rechazado su ataque, Nathalia haría lo mismo, apoyando su cuerpo sobre la punta de su pie izquierdo y utilizando el vuelo que tenía con el poder del golpe que había buscado dar con su guadaña giró su cuerpo buscando evitar de lleno aquel golpe que venía hacia su abdomen, en aquel giro sacó con su mano izquierda una de las Sai que portaba en su cinturón empuñándola con fuerza tras tener cerca el costado izquierdo de la contraria extendió su mano como si buscara darle un puñetazo para así buscar clavárselo de manera certera entre las costillas pues, teniendo la contraria al tener el brazo izquierdo extendido le daba carta abierta descubriendo ese extremo.

Dejando su pie derecho tras ella, sólo con la punta de este flexionado para buscar estabilidad trajo de nuevo hacia ella su guadaña manteniéndola siempre en la mano derecha

La mujer había iniciado su ataque con bastante contundencia, sin embargo la marine había continuado el giro de su arma para que con ello evitar que el golpe le diera de lleno – te mueves bien - Efectivamente, lo consiguió, el puñetazo no le impacto directamente, sino que le dio de perfil, el daño del puñetazo era menor al de un golpe completo – para ser una soldadito de juguete – aun así cuando el golpe de la mujer termino de avanzar, ocurrió un fuerte estallido, una onda de choque producto de la palma de tormenta, que impacto de lleno en el cuerpo de la marine. Podría haber causado un efecto menor si hubiese decidido bloquear, pero ella aprendería que contra el Hamon, las tácticas normales, no siempre funcionaban. El impacto de la onda había desplazado un poco a la marine de su sitio, esa brecha de espacio fue lo que le había permitido desenfundar otra arma, intentando con ella apuñalar el costado de la revolucionaria.

Rei dio un paso con el pie derecho, quedando ahora de frente a la marine, moviendo a la par su brazo derecho, con ello usando la mano evito que el sai le apuñalara directamente en el costado desviándolo con un puñetazo a la mano de la marine. Ese golpe no había impedido que el arma la hiriese, pero era mejor recibir una cortada no muy larga que tener un trozo de metal atravesándole las tripas – se nota que no aprendes – posterior al puñetazo en la mano enemiga, Rei alza su diestra con una determinación y ferocidad bastante directas, buscando golpear con el reverso de su mano el rostro de su rival – las armas son para los débiles – no era la primera vez que la revolucionaria enfrentaba rivales armados. Contra ellos siempre había una táctica muy efectiva, sobre todo si empleaban armas de gran tamaño como esa guadaña, cerrar filas con ellos, impidiéndoles usar correctamente sus armas.

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Al menos lo había logrado, el que no le diera de lleno el golpe era bastante ganancia en ese momento pero nadie había dicho que estaba fuera del peligro. Aunque sintió aquella especie de golpe, una onda de choque que había recibido en su abdomen haciéndola retroceder un poco, pues parecía como si una onda de viento rodeara el puño de la contraria. Si aquello le hubiese dado en su estómago seguramente todo habría terminado, pese a aferrarse con todo lo que pudo al suelo gracias a su posición que mantenía su cuerpo firme aunque la hizo retroceder un poco tenía la distancia justa y el tiempo justo para desenfundar y atacar pero un rápido movimiento de la contraria de cierta manera logró desviar ataque pero al menos la había lastimado.

Nathalia sonrió apenas vio un poco de sangre correr por la herida de la contraria, pero gracias a que había mantenido firme su agarre en el arma aunque sintiese el golpe y chocase dolía pero en ningún momento la había soltado. Al tener su pierna izquierda más delante que la derecha la cual mantenía firme con la punta de su pie observó aquel puñetazo que venía hacia ella, más específicamente hacia su rostro, no tenía impulso para escapar y si volvía a esquivarlo aunque fuese a corta distancia de una u otra manera terminaría por golpearle, sin embargo no, esta vez no retrocedería, en vez de hacerse más hacia atrás utilizó su pierna izquierda como impulso hacia la contraria solo agachándose tratando de evitar el golpe y para que su cabeza diese de lleno contra el pecho de ella, soltando su Sai para así buscar abrazarla y enterrar sus uñas en la espalda ajena para evitar que se escapara. Utilizó toda su fuerza para que ambas salieran impulsadas fuera del barco hacia el mar, esto comenzaba a frustrarla.

El golpe que había ido directo al rostro de la marine fue esquivado bastante bien, y una sonrisa apareció en el rostro de Rei cuando vio porque había hecho eso. La marine se había agachado y soltando su arma buscaba hacerle un placaje – interesante – la revolucionaria como hábil luchadora, ahora que tenia el brazo a la altura de la cintura por el cambio de postura anterior dio rápidamente un paso hacia atrás con el pie derecho, bajando también la diestra a la misma altura de la cintura, para quedar con el costado izquierdo apuntando a la marine. Cuando ella le impacto con el abrazo, la revolucionaria hizo tres cosas, la primera fue inclinar su torso hacia atrás manteniendo la estabilidad con su pie derecho. Se notaba que la marine era bastante fuerte. Lo siguiente fue pasar su brazo izquierdo y el derecho por debajo de la marine, dándole también un abrazo sujetándola firmemente, uniendo sus manos en su espalda.

Quizás la marine nunca antes había combatido contra luchadores, pero ella misma por voluntad propia se había puesto en una posición favorable para su rival. Rei usando la postura que tenían ambas, hizo fuerza girando su tronco hacia la derecha, mientras, la postura de sus piernas le dio firmeza al movimiento. El movimiento fue una prolongación, para los entendidos de las artes marciales, seria algo similar a las empleadas en el judo o jujitsu. No tuvo que hacer mucha fuerza para jalar a su rival, ella había hecho todo de ante mano. Intercambiando las posturas de ambas contendientes con un giro que termino por estampar a la marine de espaldas contra el suelo del barco, y con la revolucionaria encima de ella. Ahora la lucha no era una pelea rápida de combate, sino que la propia marine había conducido ahora el combate al grapling.

Rei soltó sus manos, ahora para cambiarlas de posición, buscando con el ante brazo derecho presionar el cuello de su rival, para así cortarle el flujo de aire, mientras que con la mano izquierda buscaba sujetar el brazo de su rival para que no pudiese moverlo. Si todo salía en ese punto bien, la marine quedaría completamente inconsciente en poco lapso de tiempo, sino pues…se pondrían las cosas mas interesantes.

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Las cosas no salieron como la marine había planeado, pero bueno... Quizá algo de bueno tendría aquello. Tras ser tomada del cuello y del brazo derecho terminó por que su espalda fuera de lleno contra la gruesa madera de la cubierta de aquel imponente barco que los transportaba, pero al haber encajado sus uñas en la contraria, seguramente por aquel mocimiento su ropa y parte de su piel habían terminado rasgadas con aquel movimiento pues un trozo de tela yacía entre sus dedos. Ante tal golpe un sonoro gimoteo acompañado con dolor se dejó escuchar, ruborizándose al instante por aquello tomó con más fuerza el mango de su arma y con rapidez intentó incorporarse lo más rápido posible. Jadeante retrocedió algunos pasos hasta llegar a la orilla de la cubierta, recargando el mango de su arma en el piso recargó su cadera y con su mano izquierda se aferró al límite de la cubierta. - Bien.. Momento del plan b... - susurró sólo para ella  tras levantar su vista nuevamente para ver a la enemiga... Lo viera por donde lo viera estaba en desventaja y aunque acertara algún golpe sabía que el coraje le ganaría y terminaría matándola... algo más que según sus planes estaba a favor era que su compañero terminaría volviendo pero... ¿Y si también se habían encontrado a alguien más? Seguramente había más revolucionarios y si ésta había llegado exigiendo aquello los habían estado siguiendo desde un principio...

Arañó la hermosa madera que cubría el borde de la cubierta y terminando por reincorporarse y tomar con ambas manos el mango del arma observando atentamente a la contraria... Si conseguía un poco más de tiempo podría pensar en otra estrategia o en su defecto recibir apoyo de los demás que aunque estuviesen lejos seguramente ya estarían enterados por los reclutas que seguían bajo y sobre el barco aún conscientes. - Acabas de perder todo el encanto... - Murmuró ya fastidiada de la situación. volvió a abrir sus piernas flexionándolas nuevamente lista para atacar o escapar, estaba consciente de que volvería seguramente a intentar a atacarla con aquella cosa que salía del brazo, no la volvería a tomar de sorpresa estando a esos 4 o 5 metros de distancia, todos tienen una posición específica para atacar, creía tener ya la de la contraria en la mente para poder reaccionar a tiempo.