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Creado por Alexander Bjarnesen Lun Dic 07, 2015 11:25 pm
Recuerdo del primer mensaje :
En misión de reconocimiento me habían enviado hasta Toroa. ¿Qué es lo que podría esperarse en una isla como esa? De la que poco se conoce más allá de aquellas dos pequeñas aldeas separadas por casi un tramo enorme de amontañados tramos. El camino fue lo suficientemente corto como para que no se me hiciera un suplicio la espera, y los juegos de cartas con aquellos colegas con los que me encontraba hicieron más ameno el recorrido. Sonreía de vez en cuando hablando con ellos, comenzando a conocer a aquellos seres con los que compartiría prácticamente un mes entero dentro de esa isla que un poco más se piantaba allí en medio del mar lo más misteriosa posible. Estaba convencido de que sería un lugar seguro, pero uno nunca termina de saber exactamente con lo que puede encontrarse en un lugar que pocas personas habían llegado a investigar; por mi mente vagaban varios pensamientos, entre ellos la posibilidad de conocer un poco mejor la sociedad de esa isla y sus alrededores, la fauna y flora de la isla y también todos su secretos. Pero también había algo que me distraía y en demasía... Aquella carta de la supuesta Señorita N, la cual... a juzgar por su delicada caligrafía pero trazo tan marcado, sospechaba que se trataba de alguien intentando hacer otro tipo de escritura para esconder su verdadera identidad. Estaba claro que era un secreto para mi, pero las sospechas... me llevaban a una sola persona de momento. « Natalia... ¿qué habrá sido de ti? —me cuestionaba, encogido de hombros en la privacidad de mi camarote—. ¿Por qué razón enviarme una carta ahora, y no antes? ... »
Decidí dejar de distraerme, pronto llegaríamos a Toroa y no podía darme el lujo de perder el control en medio de aquella misión. Mucho menos pudiendo correr el riesgo de un peligro inminente; anunciaban nuestra llegada a gritos, por megáfono y por todos los Den Den Mushi que hubieran a bordo como si fuese un suceso maravilloso del que todos debíamos estar atentos. Por mi lado, solo procuré estar pronto, con mi uniforme impecable y ambas Katanas colocadas dentro de sus fundas y acomodadas en cada lado de mis caderas. El barco se iba aproximando a las orillas de la isla y por ende a su único puerto lo suficientemente grande como para recibir las embarcaciones en la que veníamos. Siendo aquella una simple misión de reconocimiento a ver si la isla estaba en paz y tranquilidad como era debido, tampoco es que fuéramos un grupo demasiado grande, con suerte y llegábamos a los diez muchachos, varios de estos inclusive menores que yo. Estaba en claro que mandaban a la carne de cañón para tareas en las cuales no se sabía el resultado final; la noche había caído en la isla, siendo que las estrellas y la luna habían tomado su merecido lugar apenas una hora atrás, siendo casi las nueve y media de la noche. Bajamos del barco tan pronto nuestro superior nos dejó a cargo de revisar la primera aldea que no quedaba a más de una media hora a pie desde la ubicación actual.
Mi caminar fue taciturno, y ni una sola palabra salió de mis labiales en todo el recorrido. Los demás parecían demasiado tranquilos, indiferentes a lo que podría ocurrir si bajaban la guardia. Mi mente estaba vagando dentro de todas aquellas posibilidades, como si no pudiera estar en paz ni un solo segundo sin estar pensando en algo. Suspiré pesadamente, a medida que nos acercábamos cada vez más a la aldea. Había bastante gente en los alrededores de esta, su periferia estaba rodeada de pequeñas cabañas más rupestres que las de la villa principal, pero sin embargo se notaba que a ninguno lle faltaba comida, ya que no se veían famélicos a juzgar por sus apariencias. Cuando llegamos a la entrada de la villa, fuimos recibidos educadamente, nadie parecía temer nuestra presencia ni tampoco tenerla en hostilidad, como si no nos quisieran allí.
Pudimos hacer nuestro trabajo adecuadamente, al menos por el rato que no debíamos enfrentarnos a algún borracho bueno para nada que si bien no implicaba problema alguno para nosotros, debíamos actuar con el honor suficiente como para mantener la paz y tranquilidad en dicho sitio; a mensaje de nuestro superior, a eso de las once de la noche, cuando comenzarían las rondas de vigilia en la aldea, algunos fueron 'liberados' con al menos media hora de descanso, en la cual podían distenderse, e inclusive... disfrutar de un buen trago en el bar del lugar. Entre esos estaba yo, que dirigiéndome a la taberna, senté mi retaguardia en la banca frente a la barra, y allí pedí una jarra de cerveza bien fría, y algo para comer... Y allí me quedé, perdido como siempre en mis pensamientos, esperando a que llegara mi hora para salir a pasear.
En misión de reconocimiento me habían enviado hasta Toroa. ¿Qué es lo que podría esperarse en una isla como esa? De la que poco se conoce más allá de aquellas dos pequeñas aldeas separadas por casi un tramo enorme de amontañados tramos. El camino fue lo suficientemente corto como para que no se me hiciera un suplicio la espera, y los juegos de cartas con aquellos colegas con los que me encontraba hicieron más ameno el recorrido. Sonreía de vez en cuando hablando con ellos, comenzando a conocer a aquellos seres con los que compartiría prácticamente un mes entero dentro de esa isla que un poco más se piantaba allí en medio del mar lo más misteriosa posible. Estaba convencido de que sería un lugar seguro, pero uno nunca termina de saber exactamente con lo que puede encontrarse en un lugar que pocas personas habían llegado a investigar; por mi mente vagaban varios pensamientos, entre ellos la posibilidad de conocer un poco mejor la sociedad de esa isla y sus alrededores, la fauna y flora de la isla y también todos su secretos. Pero también había algo que me distraía y en demasía... Aquella carta de la supuesta Señorita N, la cual... a juzgar por su delicada caligrafía pero trazo tan marcado, sospechaba que se trataba de alguien intentando hacer otro tipo de escritura para esconder su verdadera identidad. Estaba claro que era un secreto para mi, pero las sospechas... me llevaban a una sola persona de momento. « Natalia... ¿qué habrá sido de ti? —me cuestionaba, encogido de hombros en la privacidad de mi camarote—. ¿Por qué razón enviarme una carta ahora, y no antes? ... »
Decidí dejar de distraerme, pronto llegaríamos a Toroa y no podía darme el lujo de perder el control en medio de aquella misión. Mucho menos pudiendo correr el riesgo de un peligro inminente; anunciaban nuestra llegada a gritos, por megáfono y por todos los Den Den Mushi que hubieran a bordo como si fuese un suceso maravilloso del que todos debíamos estar atentos. Por mi lado, solo procuré estar pronto, con mi uniforme impecable y ambas Katanas colocadas dentro de sus fundas y acomodadas en cada lado de mis caderas. El barco se iba aproximando a las orillas de la isla y por ende a su único puerto lo suficientemente grande como para recibir las embarcaciones en la que veníamos. Siendo aquella una simple misión de reconocimiento a ver si la isla estaba en paz y tranquilidad como era debido, tampoco es que fuéramos un grupo demasiado grande, con suerte y llegábamos a los diez muchachos, varios de estos inclusive menores que yo. Estaba en claro que mandaban a la carne de cañón para tareas en las cuales no se sabía el resultado final; la noche había caído en la isla, siendo que las estrellas y la luna habían tomado su merecido lugar apenas una hora atrás, siendo casi las nueve y media de la noche. Bajamos del barco tan pronto nuestro superior nos dejó a cargo de revisar la primera aldea que no quedaba a más de una media hora a pie desde la ubicación actual.
Mi caminar fue taciturno, y ni una sola palabra salió de mis labiales en todo el recorrido. Los demás parecían demasiado tranquilos, indiferentes a lo que podría ocurrir si bajaban la guardia. Mi mente estaba vagando dentro de todas aquellas posibilidades, como si no pudiera estar en paz ni un solo segundo sin estar pensando en algo. Suspiré pesadamente, a medida que nos acercábamos cada vez más a la aldea. Había bastante gente en los alrededores de esta, su periferia estaba rodeada de pequeñas cabañas más rupestres que las de la villa principal, pero sin embargo se notaba que a ninguno lle faltaba comida, ya que no se veían famélicos a juzgar por sus apariencias. Cuando llegamos a la entrada de la villa, fuimos recibidos educadamente, nadie parecía temer nuestra presencia ni tampoco tenerla en hostilidad, como si no nos quisieran allí.
Pudimos hacer nuestro trabajo adecuadamente, al menos por el rato que no debíamos enfrentarnos a algún borracho bueno para nada que si bien no implicaba problema alguno para nosotros, debíamos actuar con el honor suficiente como para mantener la paz y tranquilidad en dicho sitio; a mensaje de nuestro superior, a eso de las once de la noche, cuando comenzarían las rondas de vigilia en la aldea, algunos fueron 'liberados' con al menos media hora de descanso, en la cual podían distenderse, e inclusive... disfrutar de un buen trago en el bar del lugar. Entre esos estaba yo, que dirigiéndome a la taberna, senté mi retaguardia en la banca frente a la barra, y allí pedí una jarra de cerveza bien fría, y algo para comer... Y allí me quedé, perdido como siempre en mis pensamientos, esperando a que llegara mi hora para salir a pasear.
Alexander Bjarnesen
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Alexander Bjarnesen Dom Dic 13, 2015 9:10 pm
Aquella cercanía me agarró por sorpresa, incomodado por ello y hasta sentía aquel rancio aliento lleno de alcohol embriagándome las fosas nasales. Arrugando el entrecejo demostraba lo disgustado que estaba por la actitud tan petulante que estaba mostrando la fémina. Inclusive malagradecida luego de que le trajo el dinero que había dado de más respondiendo con una ironía de bromista que me llegaba a molestar bastante. Le miraba con reproche fijamente a los ojos, y en vez de dejar mi rostro quieto cuanto más aproximaba sus labios a los míos, yo tiraba la cabeza hacia atrás pensando que me daría un beso u algo así cuando no quería que aquello sucediera en absoluto. Pero en vez de lo desagradable que habría sido que me besara, me dio un rodillazo en los testículos que sinceramente... si fuese posible sentir peor dolor que ese, preferiría estar muerto.
Un poco más y me los dejaba como nuez de Adán, porque así lo sentí. Poco le faltó la verdad para llegar a ese punto, en el que directamente me arrodillé en el suelo desplomándome del dolor. Llevé mis manos a mi entrepierna cubriendo esta con cierta firmeza. Me faltaba el aire, y hasta sentía un dolor estomacal que me hacía retorcer de dolor. Tosía como si estuviera teniendo un paro cardiorespiratorio u algo por el estilo, y mi mirada enrojecida de furia y confusión se fijó en la contraria.
— ¿Por qué mierda... tenías que hacer eso? ... —murmuraba intentando hallarle una razón lógica a ese ataque innecesario. Mi voz estaba entrecortada, las palabras con suerte salían con fluidez para que fuesen fáciles de entender. — No fui yo... quien te tocó el trasero, ni mucho menos... no me quedé con tu dinero... ¿Acaso... era necesario golpearme? —agregué, mordiéndome el labio inferior mientras mis ojos se enrojecían. No por llanto ni nada por el estilo, sino por el intenso dolor que estaba sufriendo era suficiente como para hacerme sentir como si mi cabeza fuese a estallar en cualquier momento; poco a poco fui recuperando la compostura, ya no me faltaba el aliento y aunque seguía de rodillas, ya no veía la necesidad de cubrirme la entrepierna por el dolor, este se había apaciguado bastante afortunadamente.
— Sí, muy bien estabas pasando... se nota. —dije apoyando ahora solamente una rodilla en el suelo mientras me iba levantando. Aún me dolía el golpe pero ya no era tanta la molestia. Como para hacerse insoportable, lo que no era soportable era el hecho de que ahora solo deseaba devolverle lo hecho a ella, pero no... debía mantener la compostura, demostrar que era mejor que ella en esas actitudes. — Te pido disculpas por no defenderte, pero al menos... yo no golpeé donde más duele, al menos la próxima... dame un puñetazo en vez de una bofetada.... —culminé, enderezándome por completo. Ya estaba listo para irme luego de decir eso, manteniendo cierta distancia con ella... prefería ser precavido ahora.
Un poco más y me los dejaba como nuez de Adán, porque así lo sentí. Poco le faltó la verdad para llegar a ese punto, en el que directamente me arrodillé en el suelo desplomándome del dolor. Llevé mis manos a mi entrepierna cubriendo esta con cierta firmeza. Me faltaba el aire, y hasta sentía un dolor estomacal que me hacía retorcer de dolor. Tosía como si estuviera teniendo un paro cardiorespiratorio u algo por el estilo, y mi mirada enrojecida de furia y confusión se fijó en la contraria.
— ¿Por qué mierda... tenías que hacer eso? ... —murmuraba intentando hallarle una razón lógica a ese ataque innecesario. Mi voz estaba entrecortada, las palabras con suerte salían con fluidez para que fuesen fáciles de entender. — No fui yo... quien te tocó el trasero, ni mucho menos... no me quedé con tu dinero... ¿Acaso... era necesario golpearme? —agregué, mordiéndome el labio inferior mientras mis ojos se enrojecían. No por llanto ni nada por el estilo, sino por el intenso dolor que estaba sufriendo era suficiente como para hacerme sentir como si mi cabeza fuese a estallar en cualquier momento; poco a poco fui recuperando la compostura, ya no me faltaba el aliento y aunque seguía de rodillas, ya no veía la necesidad de cubrirme la entrepierna por el dolor, este se había apaciguado bastante afortunadamente.
— Sí, muy bien estabas pasando... se nota. —dije apoyando ahora solamente una rodilla en el suelo mientras me iba levantando. Aún me dolía el golpe pero ya no era tanta la molestia. Como para hacerse insoportable, lo que no era soportable era el hecho de que ahora solo deseaba devolverle lo hecho a ella, pero no... debía mantener la compostura, demostrar que era mejor que ella en esas actitudes. — Te pido disculpas por no defenderte, pero al menos... yo no golpeé donde más duele, al menos la próxima... dame un puñetazo en vez de una bofetada.... —culminé, enderezándome por completo. Ya estaba listo para irme luego de decir eso, manteniendo cierta distancia con ella... prefería ser precavido ahora.
Alexander Bjarnesen
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Aeryn S. Skywrath Lun Dic 14, 2015 10:54 pm
Una dulce y malvada sonrisa se dibujó en los finos y rosados labios de la fémina de cabellos largos. Rió por lo bajo divertida por todas y cada una de las reacciones que el contrario mostraba para ella. - De hecho.. Eso es lo que hacen los hombres como tú, se deben arrodillar ante un adama. - Susurró bajo cruzando sus brazos bajo el busto retrocediendo un par de pasos. - Sí, era necesario.. Es divertido… Y más por que no fuiste lo suficientemente hombre para desempeñar tu cargo y auxiliar a una mujer. No soy imbécil, bien sabías y conocías las intenciones del anciano ¿Crees que no se de esto? Bien que lo disfrutaste, te mofaste frente a mi y le diste la libertad a él. ¿Qué importa si me traías el dinero o si me tocabas tú o no? Te mo-fas-te. - Musitó bastante enojara.. Y no era para más, eso era lo que más le había calado.
- Y que te quede bien claro, soldadito… Tú a mi no me vas a ordenar, si te quiero golpear donde yo quiera lo hago y ya. Si quiero abofetearte lo hago y ya… si quiero besarte lo hago y ya. - su sonrisa se volvió más marcada, burlona y sarcástica al grado de mostrar una mueca lo suficientemente altanera que cualquiera que la viera se sentiría incómodo por su mirada. Lo observó desde su altura bajando un poco su mirada, levantando su mentón y ladeando un poco su cadera a la derecha recargándose en su pierna. - No tientes tu suerte, da gracias a que he sido buena contigo… De lo contrario ya te habría llenado la cabeza de plomo. - Chasqueó la lengua y retrocedió un paso estirando sus dos brazos a los costados dejando salir un bostezo. - Me jodiste mi noche de descanso… Ojalá te pongas mal del estómago, se te rompa un testículo, te vuelvas infértil o tengas que apuntarte tu… cosita. Idiota. - Terminó de decir suspirando pesadamente y ladeando su rostro disponiéndose a irse pero no antes de escuchar lo que él tendría qué decirle.
- Y que te quede bien claro, soldadito… Tú a mi no me vas a ordenar, si te quiero golpear donde yo quiera lo hago y ya. Si quiero abofetearte lo hago y ya… si quiero besarte lo hago y ya. - su sonrisa se volvió más marcada, burlona y sarcástica al grado de mostrar una mueca lo suficientemente altanera que cualquiera que la viera se sentiría incómodo por su mirada. Lo observó desde su altura bajando un poco su mirada, levantando su mentón y ladeando un poco su cadera a la derecha recargándose en su pierna. - No tientes tu suerte, da gracias a que he sido buena contigo… De lo contrario ya te habría llenado la cabeza de plomo. - Chasqueó la lengua y retrocedió un paso estirando sus dos brazos a los costados dejando salir un bostezo. - Me jodiste mi noche de descanso… Ojalá te pongas mal del estómago, se te rompa un testículo, te vuelvas infértil o tengas que apuntarte tu… cosita. Idiota. - Terminó de decir suspirando pesadamente y ladeando su rostro disponiéndose a irse pero no antes de escuchar lo que él tendría qué decirle.
Aeryn S. Skywrath
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Alexander Bjarnesen Lun Dic 14, 2015 11:23 pm
Recuperándome gradualmente de la dolencia que me aquejaba en esos momentos, mantenía aquella expresión molesta en mi rostro. Se me notaba bastante ofendido porque aquella mujer me estaba insultando innecesariamente, sin justificación alguna más allá de lo que había hecho que fue no defenderla. Justamente cuando ella primero decía que me creía superior. Estaba seguro que efectivamente se trataba de una feminazi, aquellas mujeres hembristas que no buscan otra cosa que sentirse superiores a los hombres en toda medida aunque estos no les hayan hecho nada de malo, insultando y maltratando a todo ser del sexo masculino que tuviera la mala suerte de cruzarse en su camino; de todas maneras solamente renegué levemente con la cabeza, restándole importancia lo que me estaba diciendo ya que si bien podría ser un miembro de la Marina, también era un ser humano... debía mantener la cordura y no abusar de mis ventajas como un soldado de dicha organización. — Ignoraré lo que estás diciendo... porque a estas alturas creo que tiene menos importancia que tu enojo injustificado. —le dije sin sonreír ya, de tantas aberraciones que me había soltado desde su labia, ya era suficiente como para sacarme el poco humor que me quedaba.
— Prefiero ignorar que me has insultado, pasar por alto el golpe que me has dado y llegar a un acuerdo mutuo porque al parecer te has sentido ofendida de que no evité que aquel hombre te manoseara el trasero cuando ya tenías cuarto de dedo medito en tus carnes apenas pude y levantarme... Y a esas alturas difícilmente hubieras tomado de todos modos mi reacción como una ayuda. —musité girando los ojos en blanco. Ella tenía razón en parte, podría haber hecho algo más para evitar que el hombre le manoseara tanto, pero también ella tenía la culpa después de haberme jodido tanto con sus bromas pasadas de tono, y si bien no me justificaba por ello, tampoco tenía derecho a maltratarme de ese modo.
— Después de todo lo que me dijiste antes, comparándome con un homosexual por no sentirme atraído por tu cuerpo y jugueteos groseros, y después tildando mi actitud como superada, que te daba la sensación de que me sentía superior que tú... ¿Qué querías que hiciera, que corriera a tu rescate como si nada hubiera pasado? No me jodas. —decía demostrando que podía hablar y lo haría. Si tanto ella se quejaba entonces yo también tenía el mismo derecho a hacerlo le gustara o no. Inclusive por las dudas, se notó cómo la guardia de una de mis katanas se separaba de la funda, haciendo uso de mi dedo pulgar izquierdo para lograrlo. Acerqué mi diestra a la empuñadura del arma que se posaba cómodamente en mi cadera.
Pretendía no llegar a esos límites, pero si eso era lo necesario para mantenerla bajo control, lo haría sin duda alguna, todo para evitar que osara abusar físicamente de mi persona. Tal vez antes me había agarrado desprevenido, pero no tropezaba dos veces con la misma piedra. — No soy un perrito faldero para hacerte caso a ti, me tiene sin cuidado si puedes suplantar mi masa encefálica con balas... La noche de descanso te la has jodido solita ahogando tus penas en alcohol y queriendo echarle la culpa a los demás de tu carencia de autocontrol. Ahora, mejor que cada uno vaya por su lado... en paz y tranquilidad. —agregué. Sabía que las cosas se tornarían bastante hostiles de ahora en adelante, aunque esperaba que todo terminase rápido, sin más percances del que ya había pasado...
— Prefiero ignorar que me has insultado, pasar por alto el golpe que me has dado y llegar a un acuerdo mutuo porque al parecer te has sentido ofendida de que no evité que aquel hombre te manoseara el trasero cuando ya tenías cuarto de dedo medito en tus carnes apenas pude y levantarme... Y a esas alturas difícilmente hubieras tomado de todos modos mi reacción como una ayuda. —musité girando los ojos en blanco. Ella tenía razón en parte, podría haber hecho algo más para evitar que el hombre le manoseara tanto, pero también ella tenía la culpa después de haberme jodido tanto con sus bromas pasadas de tono, y si bien no me justificaba por ello, tampoco tenía derecho a maltratarme de ese modo.
— Después de todo lo que me dijiste antes, comparándome con un homosexual por no sentirme atraído por tu cuerpo y jugueteos groseros, y después tildando mi actitud como superada, que te daba la sensación de que me sentía superior que tú... ¿Qué querías que hiciera, que corriera a tu rescate como si nada hubiera pasado? No me jodas. —decía demostrando que podía hablar y lo haría. Si tanto ella se quejaba entonces yo también tenía el mismo derecho a hacerlo le gustara o no. Inclusive por las dudas, se notó cómo la guardia de una de mis katanas se separaba de la funda, haciendo uso de mi dedo pulgar izquierdo para lograrlo. Acerqué mi diestra a la empuñadura del arma que se posaba cómodamente en mi cadera.
Pretendía no llegar a esos límites, pero si eso era lo necesario para mantenerla bajo control, lo haría sin duda alguna, todo para evitar que osara abusar físicamente de mi persona. Tal vez antes me había agarrado desprevenido, pero no tropezaba dos veces con la misma piedra. — No soy un perrito faldero para hacerte caso a ti, me tiene sin cuidado si puedes suplantar mi masa encefálica con balas... La noche de descanso te la has jodido solita ahogando tus penas en alcohol y queriendo echarle la culpa a los demás de tu carencia de autocontrol. Ahora, mejor que cada uno vaya por su lado... en paz y tranquilidad. —agregué. Sabía que las cosas se tornarían bastante hostiles de ahora en adelante, aunque esperaba que todo terminase rápido, sin más percances del que ya había pasado...
Alexander Bjarnesen
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Aeryn S. Skywrath Mar Dic 15, 2015 8:31 pm
Una pícara pero juguetona sonrisa apareció en sus labios, frunciendo con suavidad su ceño llevó sus manos a los costados de sus caderas tomando con cada una de estas sus armas. - Cálmate niño… Sabes que entre tú y yo los CP tenemos mayor credibilidad y si te lleno de plomo yo saldré sin cargo alguno excepto tú, si llegas a herirme te acribillarán. - Dijo en respuesta al ver como el muchacho comenzaba a hacer sutiles movimientos que, a vista y comprensión de la joven él estaba preparándose para pelear o de menos soltar algún ataque. No permitiría que él le tomara por sorpresa, abriendo un poco sus piernas ladeó con cuidado su cadera al lado derecho y riendo bajo mordió su labio inferior por parte del lado de su lunar. - Y yo que creí que tú y yo podríamos salir algún día. Tomas las cosas demasiado literal ¿Conoces el sarcasmo?.. - Rió un poco más y ladeó su rostro al lado derecho mientras daba un par de pasos en dirección al muro junto a ella recargándose en este. - Parece que no lo conoces, de hecho, creo que es tan estúpida mi pregunta que me siento como una tonta. - Afiló su mirada volviéndose esta un tanto más felina, acechante y atenta a los movimientos ajenos.
Pegó su cadera y espalda a la pared arqueando un poco su cuerpo sacando una de sus armas sin apuntar al contrario, volviendo a verle ladeando su rostro levantó un poco su mentón apuntándole el camino tras él. - Lárgate ya, no quiero estar perdiendo mi tiempo con un inútil como tú. Primero creí que sería divertido platicar, bromear un poco e incluso tú seguiste el juego, no vengas a joderme con tus tonterías de que ahora y tengo la culpa y si no pretendes escuchar lo que tengo por decir para defenderme entonces no tienes nada que hacer aquí. - Acotó mostrando tranquilidad en sus palabras, sonriéndole con serenidad pero notándose la molestia, de verdad había pensado que aquello se volvería placentero y agradable pero estaba equivocada e incluso le molestaba que él se quisiera hacer ahora la víctima. - Imbécil. -
Pegó su cadera y espalda a la pared arqueando un poco su cuerpo sacando una de sus armas sin apuntar al contrario, volviendo a verle ladeando su rostro levantó un poco su mentón apuntándole el camino tras él. - Lárgate ya, no quiero estar perdiendo mi tiempo con un inútil como tú. Primero creí que sería divertido platicar, bromear un poco e incluso tú seguiste el juego, no vengas a joderme con tus tonterías de que ahora y tengo la culpa y si no pretendes escuchar lo que tengo por decir para defenderme entonces no tienes nada que hacer aquí. - Acotó mostrando tranquilidad en sus palabras, sonriéndole con serenidad pero notándose la molestia, de verdad había pensado que aquello se volvería placentero y agradable pero estaba equivocada e incluso le molestaba que él se quisiera hacer ahora la víctima. - Imbécil. -
Aeryn S. Skywrath
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
Creado por Alexander Bjarnesen Mar Dic 15, 2015 11:49 pm
— ¿Oh, eres una miembro del Cipher Pol? —me quedé en silencio unos momentos, cruzándome de brazos al dejar que la Katana volviera a enfundarse sola por su propio peso. Llegué a acariciar suavemente mi mentón desviando la mirada hasta que sonreí irónicamente y me di media vuelta. — Definitivamente sabes cuidarte por ti misma, ahí te ves. —culminé aquella charla de la forma más cortante posible, ¿qué iba a saber yo que aquella mujer que había conocido esa misma noche terminaría siendo alguien de esa organización que se creían la gran caca cuando no llegaban ni a flatulencia maloliente? Giré los ojos en blanco, o bueno... el único ojo mientras le daba la espalda, posicionando mis manos en mi nuca y emitiendo un largo suspiro de cansancio. Suficiente ya había pasado con esa fémina como para darme cuenta que ya no valía la pena perder el tiempo con esta. Me estaba claramente tomando el pelo para luego tener algún relato divertido que cotorrearle a sus colegas, o al menos así lo tomaba yo. — Que tengas buena noche, mujer del Cipher Pol. —agregué terminando la charla. ¿Por qué me iba tan de repente, así como si nada? Tal vez porque ya estaba cansado de no llegar a nada, ni por las buenas ni por las malas y al parecer el estado de ebriedad en el que estaba la muchacha ya era suficiente para dejarme en claro que a las buenas no llegaría nunca dicha oportunidad.
Me fui alejando de aquella escena en silencio, mirando de vez en cuando el cielo estrellado. Era bello, si no fuera porque la incomodidad en mi entrepierna seguía insistiendo en joderme el momento. Sin necesidad alguna no solo ella sola se había arruinado la noche, sino que tuvo que hacer lo mismo conmigo solo por aburrimiento, u alguna extraña razón que por el momento no conocía ni tampoco quería saber. Ahora me tocaba hacer las rondas nocturnas por la isla, y la verdad que no me daban las ganas... pero alguien debía hacer el trabajo sucio que otros no deseaban. También quería realmente justificar mi sueldo del mes, de alguna forma se tiene que llegar a fin de año, u eso creo. O al menos a fin de mes... con el estómago vacío uno no llega a funcionar bien; — Ya no lo pienses más, Alex... no vale la pena amargarse por una tontería así. Solo no vuelvas a cruzar más de dos palabras con una fémina así y todo saldrá bien. —me decía a mi mismo como si hubiera un ser dentro de mi cabeza que tiene mente propia lo suficientemente independiente como para actuar por su cuenta. — Está claro que tienes mala suerte con las juntas... Así que evita seguirles el juego la próxima ocasión. —agregué, soltando un largo suspiro decepcionado. Se me habían ido todas las ganas de trabajar... solo esperaba que no se pusiera a seguirme, sería la cereza encima de la torta realmente.
Me fui alejando de aquella escena en silencio, mirando de vez en cuando el cielo estrellado. Era bello, si no fuera porque la incomodidad en mi entrepierna seguía insistiendo en joderme el momento. Sin necesidad alguna no solo ella sola se había arruinado la noche, sino que tuvo que hacer lo mismo conmigo solo por aburrimiento, u alguna extraña razón que por el momento no conocía ni tampoco quería saber. Ahora me tocaba hacer las rondas nocturnas por la isla, y la verdad que no me daban las ganas... pero alguien debía hacer el trabajo sucio que otros no deseaban. También quería realmente justificar mi sueldo del mes, de alguna forma se tiene que llegar a fin de año, u eso creo. O al menos a fin de mes... con el estómago vacío uno no llega a funcionar bien; — Ya no lo pienses más, Alex... no vale la pena amargarse por una tontería así. Solo no vuelvas a cruzar más de dos palabras con una fémina así y todo saldrá bien. —me decía a mi mismo como si hubiera un ser dentro de mi cabeza que tiene mente propia lo suficientemente independiente como para actuar por su cuenta. — Está claro que tienes mala suerte con las juntas... Así que evita seguirles el juego la próxima ocasión. —agregué, soltando un largo suspiro decepcionado. Se me habían ido todas las ganas de trabajar... solo esperaba que no se pusiera a seguirme, sería la cereza encima de la torta realmente.
Alexander Bjarnesen
Hoja de personaje
Nivel:
(1/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel |
Creado por Aeryn S. Skywrath Miér Dic 16, 2015 5:34 pm
- ¿Hum..? -Osea que si ella no hubiera sido de la CP todo el mal trago que le había hecho pasar sería... ¿Qué? ¿Sólo eso? ahora con muchísimo más rabia mordió su labio inferior e unsluso llegó a sentir aquel sabor ferroso que comenzaba a inundar su boca, un poco de sangre quizá pero él había logrado sacarla por un instante de sus casillas. Chaqueó la lengua ante las acciones ajenas y las palabras del de cabellos negors, de verdad quería y deseaba que aquella “velada” se volviera algo que divirtiera a la joven mas todo se volvió un mero mal trago y pese a que aquel hombre le había parecido hasta cierto punto encantador le hirvió la sangre la mera despedida. - Jodido extraño. - Murmuró guardando su arma y le veía alejarse, sonrió con cierto rencor y se giró dándole igualmente la espalda para comenzar a caminar al lado contrario. - Y las cosas a penas iban por buen camino… - Murmuró con cierta ironía.
Metió su mano al bolsillo de su abrigo sacando una pequeña paleta de caramelo la cual tras quitarle la envoltura metió a su boca comenzando a degustar su dulce sabor.. Ahora solo quedaba salir del lugar y con suerte encontrar camino a su refugio.. La buena orientación no era un don para ella y con unos cuantos tragos encima.. bueno.. Sería algo difícil.
Metió su mano al bolsillo de su abrigo sacando una pequeña paleta de caramelo la cual tras quitarle la envoltura metió a su boca comenzando a degustar su dulce sabor.. Ahora solo quedaba salir del lugar y con suerte encontrar camino a su refugio.. La buena orientación no era un don para ella y con unos cuantos tragos encima.. bueno.. Sería algo difícil.
Aeryn S. Skywrath
Hoja de personaje
Nivel:
(32/100)
Haki:
Haki | Kenbun | Busou | Haou | Nivel | 2 |
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